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¿QUÉ MIRAN LOS PRES?

Y aunque muchas de estas series de Netflix no son adecuadas para su edad, son las más populares entre los preadolescentes.

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LOS SUPRATECNOLÓGICOS

EL DESAFÍO DE LA IGLESIA

ADRIAN INTRIERI

Adrián Intrieri @adrian_intrieri

Es Licenciado en psicología y se especializa en la problemática adolescente, recorre el continente dando conferencias y talleres sobre adolescencia, autoestima, identidad y cómo establecer buenas relaciones entre padres e hijos, en universidades, colegios, ministerios, radios, canales de televisión e iglesias. La tecnología no es solo una herramienta para facilitarnos o entretenernos la vida, sino que también se ha convertido hoy en día en un organizador social. Me refiero al hecho de que, por medio de la tecnología, se impone un estilo de vida. Cuando una joven saca una foto de su plato de comida y lo sube a las redes sociales para captar adherentes que sumen sus «Me gusta», no es la foto en sí ni la red social sino la necesidad que se formó de que los demás sepan qué estamos comiendo.

Se impuso por medio de la tecnología una cultura que supera a la tecnología. Conceptos como virtual, viral y otros son un claro ejemplo de que hemos construido una nueva manera de comprender las relaciones, la influencia, lo vital y lo exitoso por medio de lo que nos permite la tecnología. No son los megapíxeles de tu smartphone o de tu foto de tu plato de comida sino la necesidad de ser mirado por un otro.

La temporalidad del tiempo

Estos tiempos han sido tiempos difíciles de analizar debido al ímpetu con que se desarrollan los cambios sociales; hoy los vivimos de manera más compulsiva. Cuando acabamos de acostumbrarnos a algo, esto cambia rotundamente. A esto llamaremos temporalidad, a aquella sensación vívida del tiempo. La temporalidad es cómo sentimos el paso del tiempo. En la provincia argentina de La Rioja, pegada a la cordillera de los Andes, mis bisabuelos de orígenes español y libanés fabricaban su propio vino llamado patero, un vino muy dulce tipo licorado. Su nombre venía justamente porque se hacía pisando las uvas literalmente con los pies (diríamos «con las patas»). Esta forma de hacerlo era milenaria. Podían cambiar algunas cosas, pero lo que habían aprendido de sus padres y estos de sus padres, era lo que hacían y así había llegado la tradición hasta esos días. De ahí la frase ¡Así deben hacerse las cosas!, justamente porque ¡siempre se hicieron así! La palabra más usada era así. Así debía hacerse, así tenías que hacerlo. La temporalidad era vivenciada muy lentamente, debido a que no había cambios sustanciales en cómo hacíamos las cosas.

La tecnología en sí no es buena o mala, sino que es bueno o malo lo que produjo en nosotros, y en ese punto las aguas se dividen, con algunos que agradecen su aparición así como otros la maldicen.

En la cima de la cultura tecnológica

Por esto es que propongo hacer un análisis de la cultura a partir de las conductas vivenciales que la tecnología ha producido. Y así, propongo separar los diferentes grupos culturales en los siguientes nombres y sus características: ‘ Atecnológicos ‘ Pretecnológicos ‘ Intratecnológicos ‘ Supratecnológicos

La cultura es la gente

La cultura es la gente, y es importante aclararlo. No es solo algo que se impone sino que se construye entre nosotros. La cultura nos cruza y nos forma así como nosotros la

cruzamos y la formamos. En conclusión, la cultura somos nosotros y nos hace a nosotros. Hoy estamos en tiempos donde conviven varios tipos culturales que van desde los a a los pre, a los intra y a los supra, pero en la cima de esta multicultura encontraremos a un grupo extraordinario que es nuestro objeto de análisis en este artículo: los supratecnológicos. Para poder comprenderlos debemos hacernos algunos replanteos de la forma de entender nuestra propia cultura, debe llevarnos a una búsqueda constante de la renovación de lo establecido, de por qué hacemos lo que hacemos y en la forma en que lo hacemos.

El momento supra

Déjame explicar algo de lo que sostengo es el momento supratecnológico. Todo comienza con los atecnológicos hasta llegar a los supratecnológicos; en el medio encontraremos a los pretecnológicos y luego a los intratecnológicos. Veamos a qué me refiero:

ATECNOLOGÍA

- la vida era vivida sin tecnología - son personas de 60/90 años y más…

PRETECNOLOGÍA

- la vida comienza a ser invadida por la aparición de la tecnología - personas de 40/50 años

INTRATECNOLOGÍA

- la vida entendida por la tecnología - personas de 20/30 años

SUPRATECNOLOGÍA

- la tecnología es la vida - personas de 5 años en adelante. La línea de la cultura tecnológica

En la época de mis abuelos, ellos vivían en un tiempo atecnológico. La vida se entendía sin la necesidad de la tecnología: existía muy poca y no era relevante. Se la veía más como un lujo o una excentricidad que como una necesidad concreta. De ahí, el termino que te comparto de la época, donde a es el prefijo sin. La iglesia como hoy la entendemos, conocemos y vivimos es bajo la cultura atecnológica. A esta no le ha sido fácil repensarse para estar a la altura de los cambios culturales. Todavía sostiene un formato antiguo y que cada vez más se aleja de la realidad de la gente. ¡Algo debemos hacer! Los pretecnológicos, los grandes descubridores

Pero esto fue cambiando paulatinamente hacia la etapa de mi propia generación, la de los años 80, lo que yo llamo la generación pretecnológica. Es una etapa, ya no «época», porque verás que a medida que pasan las generaciones hasta la que nos toca vivir hoy, los tiempos se vuelven más cortos y los cambios más bruscos con una duración cada vez más efímera.

Luego vinieron los famosos millennials, donde noviaron, se casaron y tuvieron hijos con la cultura tecnológica: a estos llamo los intratecnológicos, la generación que se jacta de haber puesto a la tecnología en lugares altos y deseados. Son los que no pueden vivir sin ella, son los evangelistas del mundo virtual, hacen un esfuerzo por dejar bien el claro que no aceptarán la vida sin tecnología, pero todavía no llegan a ser una generación puramente tecnológica; desearían serlo pero no les alcanza. Son aquellos que rondan entre los 20 a 30 años, con actitudes infantiles e adolescentes.

Pero falta que lleguen las nuevas generaciones: los supratecnológicos. Estos no saben lo que es vivir sin tecnología; la tecnología no es solo una forma de vida como sucede con los intratecnológicos, sino que no conocieron a nadie que haya vivido sin tecnología. Déjame decirte que los supratecnológicos serán un dolor de cabeza para las estrategias evangelistas y mucho más para las del discipulado tradicional. Algo deberemos hacer al respecto.

Déjame decirte que los supratecnológicos serán un dolor de cabeza para las estrategias evangelistas y mucho más para las del discipulado tradicional.

Los supratecnológicos vinieron para quedarse

Veamos algunas características de la cultura y el pensamiento supratecnológico. Son excluyentemente vivenciales. ¿Qué significa esto? Que no aceptan conceptos que no sientan que les sirven para algo o que pueden vivirlos. Rechazan los discursos y las ponencias y sobre todo aquellos que presentan más de un concepto. Los supratecnológicos serán exigentes, omnipotentes en sus respuestas y generosos frente a quienes los satisfagan. Rechazarán fervientemente si se ignoran sus pedidos, pero se entregarán de manera incondicional a aquellos que los amen y los comprendan. Esquivarán todo aquello que les suene a institucionalidad y defenderán la vida práctica y dogmática. Abandonarán rápidamente todo aquello que no les interese o vean como obsoleto, y a la inversa, dedicarán tiempo hasta el cansancio a aquello que capte su atención. Serán reyes de la tecnología y esclavos de sus pasiones, y buscarán la manera de poner en práctica las verdades de la Biblia lejos de la institución llamada iglesia.

Pensemos por un momento lo que hoy llamamos iglesia

La conformación y legitimidad de lo que hoy llamamos iglesia vienen del resultado de la cultura atecnológica, por consiguiente inefectiva para captar el corazón de los supratecnológicos. Una cultura basada en el concepto abstracto, la rutina, la estructura y la autoridad desmedida será obviamente obsoleta frente a una generación del pragmatismo, lo vivencial, lo reductivo, lo dinámico y la horizontalidad de la autoridad. Es decir que: ‘ Vamos a decirles que guarden silencio porque comienza el culto a una generación que desea opinar abiertamente sobre todo. ‘ Vamos a decirles que se dirija obligatoriamente como

«apóstol» o «pastor» o «profeta» a una generación a la que no le interesan los títulos sino la relación.

‘ Vamos a querer que se queden sentados, que se paren y que se vuelvan a sentar los que son de una generación inquieta y enérgica. ‘ Vamos a predicarle por horas a una generación que quiere escucharte en solo 15 minutos. ‘ Vamos a ponerle miles de obstáculos a aquellos que quieren las cosas sencillas. En síntesis: los perderemos. Estarán en nuestros cultos, pero no alcanzaremos sus corazones. Vendrán a nuestros congresos, pero sus vidas no reflejarán todo lo que les enseñamos. Desearán con todas sus fuerzas conocer a Jesús, pero no a nuestras denominaciones y discusiones teológicas. Repito: si seguimos así, los perderemos. Salvo que nos repensemos.

Ir a la iglesia o iglesiar

A los supratecnológicos no les importa el espacio, porque para su concepción los espacios institucionales se volvieron virtuales. Un grupo de amigos puede ser tranquilamente virtual, un noviazgo también, y la vida puede ser explicada con una imagen. No dejarán que nadie así porque sí los forme, porque la formación y el liderazgo es vivido y pensado como un gran privilegio. Para ser formadores de los supratecnológicos deberemos esforzarnos hasta el cansancio para estar en ese lugar. Volviendo al tema del espacio, si para los supra el espacio real y concreto no les interesa y perdió importancia, ¿por qué seguimos diciéndoles que vengan a la iglesia como si fuese un espacio físico? Es aquí donde deberemos volver al concepto tradicional de iglesia.

La iglesia como comunidad donde vamos a iglesiar

El término iglesia viene de un concepto en griego y no del hebreo, ya que al judío le costaba comprender bien lo que debía ser una iglesia, porque no tenían en su cultura hebrea la concepción griega. Ellos se reunían en casas de amigos a compartir

A veces nuestro corazón esta en nosotros mismos, y queremos impactar a las nuevas generaciones como fuimos nosotros impactados, y este es un gravísimo error, porque las cosas hoy son contundentemente distintas

la comida y el vino, los recuerdos acerca de Jesús y las noticias acerca de otros cristianos. Era bastante sencillo para ellos hacerlo así, y el concepto que ellos tenían de «hacer iglesia» estaba realmente muy lejos de lo que hacemos hoy. Desde el griego, el término «iglesia» es el de ekklesia, que significa asamblea. Pero también en este caso, no se refiere al lugar donde la asamblea se desarrolla, sino al tipo de vinculo e interés que tienen los individuos al conformarse en asamblea, es decir que no es un espacio físico sino uno relacional. Por eso, la Biblia lo asemeja a un cuerpo vivo, interrelacionado, con distintos dones y funciones; no se refiere al espacio donde el cuerpo está parado sino al cuerpo en sí, en su funcionamiento. Lo que entendemos como iglesia hoy en día tiene cerca de 500 años, cuando el tipo de entendimiento de que la iglesia se hace entre amigos tiene cerca de 2000 años. Increíble, ¿no? Por eso no vamos a la iglesia sino que hacemos iglesia cuando dos o tres se reúnen en el nombre de Jesús.

Entonces, ¡iglesiemos!

Cuando una persona se va enojada de nuestras comunidades o iglesias, no se va enojada con Dios: se va enojada con nosotros que somos y hacemos iglesia, es decir, que se va enojada no por la teología acerca de Dios sino por nuestras conductas. Si para nosotros es mas importante cómo hacemos las cosas que las cosas en sí, estamos errando. Los supra no se comprometerán al ir a la iglesia sino cuando sean la iglesia. Si a los supratecnológicos no les interesan los espacios porque para ellos los espacios son virtuales y sí les interesan fuertemente las relaciones y la vivencia de esas relaciones, comprender que no fuimos llamados a construir fábricas de sal sino a salar, que no fuimos llamados a vender lámparas sino a ser luz, se vuelve imprescindible para que ofrezcamos iglesiar. Los supratecnológicos están gritando desaforadamente que no quieren ir a la iglesia sino que quieren que los dejemos iglesiar. En dónde está puesto nuestro corazón

Cuando el profeta Malaquías termina su libro y culmina el Antiguo Testamento, lo hace con un versículo muy extraño: El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el de los hijos hacia los padres… (Malaquías 4:6a). Este tipo de restauración que se dará entre padres e hijos también es un formato posible para pastores e iglesia, docentes y alumnos o gobernantes y el pueblo. Creo que este tipo de restauración debería ser en todos los tipos de vínculos de autoridad existentes. Que Dios sane las relaciones de aquellos que estamos en un lugar de formación y entre los que tenemos que formar. Si pensamos en esto, coincidiremos en que si queremos llegar a los supra de manera efectiva, deberá Dios volver nuestros corazones hacia ellos. Y lo primero que me pregunto es: ¿dónde estará nuestro corazón de líderes, para que Dios deba hacerlo volver hacia los supratecnológicos? A veces nuestro corazón esta en nosotros mismos, y queremos impactar a las nuevas generaciones como fuimos nosotros impactados, y este es un gravísimo error, porque las cosas hoy son contundentemente distintas. A veces también nuestro corazón está fiel a nuestras costumbres y lejos de realidad; si es así, que Dios haga volver nuestros corazones hacia los de los supratecnológicos.

DOCE COSAS QUE HAY QUE SABER SOBRE EL CEREBRO DE LOS PREADOLESCENTES

LAURA PERALTA

Fuente: www.abc.es/familia/padres-hijos/

Durante la infancia, los padres son los principales «entrenadores para la vida» de sus hijos. Sin embargo, cuando su pequeño entra en la preadolescencia les resulta complejo encontrar un nuevo equilibrio entre la necesidad de protegerle y el deseo de que salte al mundo, conozca gente nueva y viva nuevas experiencias. Para entender un poco mejor lo que pasa por el cerebro en esta etapa vital de la vida, explican que hay doce descubrimientos de la neurociencia que los padres deben siempre tener presentes para comprender la forma de pensar de sus hijos. 1. EL CEREBRO NO DEJA DE MADURAR. Durante la preadolescencia y la adolescencia, la parte del cerebro que sufre los cambios más evidentes es la materia gris que forma la corteza, es decir, el revestimiento exterior de todo el sistema nervioso central. Es aquí donde tienen lugar los procesos cognitivos y de memorización.

2. LOS CAMBIOS DE VOLUMEN QUE SE PRODUCEN

EN LA MATERIA GRIS. La experiencia es la que modela el cerebro del individuo, por eso es crucial que un preadolescente reciba estímulos diferenciados que afecten a neuronas de diferentes áreas. Hiperespecializarse en algo nunca es beneficioso en esta fase de la vida. Es mejor practicar varias actividades con el fin de mantener vivas varias redes cerebrales y limitar la poda sináptica. 3. LA «PSEUDOESTUPIDEZ» de los preadolescentes es cuestión de neuronas. Se ve representada con los límites de autorregulación emocional, coordinación motora y resistencia a las frustraciones, típicos de la preadolescencia. David Elkind, gran estudioso de esta etapa de la vida, también la ha definido como una edad que se distingue por la pseudoestupidez, es decir, por la dificultad que encuentra el individuo para utilizar al máximo sus potencialidades cognitivas. Como educadores y padres, por un lado, tenemos que ser pacientes, sabiendo que se trata de un fenómeno específico de esta fase y que evolucionará a mejor; por otro, es importante ser conscientes de que nuestras propuestas educativas, las conversaciones con nuestros hijos, los libros y las películas que les proponemos, son instrumentos que facilitan la maduración de las funciones corticales. 4. LA MIELINIZACIÓN aún parcial hace más lenta las funciones cognitivas. Si a veces los chicos nos parecen lentos a la hora de captar las cosas, establecer conexiones y respetar los compromisos asumidos, es porque el proceso de maduración aún no sostiene estas capacidades, que hay que ejercitar y estimular a través de la relación educativa con el adulto. 5. ¿NO HACE LO QUE DEBERÍA? Es culpa de la mielina. El proceso de mielinización (aún en proceso) conlleva que a menudo un preadolescente no sepa identificar (y por consiguiente hacer) lo que es más apropiado. Este camino se estabiliza en torno a los 20 años; por esto, hay que ser pacientes y constantes en el trabajo de apoyo y acompañamiento del crecimiento.

6. SU CEREBRO PRIMERO SIENTE Y LUEGO PIEN-

SA... QUIZÁS. En la preadolescencia, el cerebro cognitivo es mucho más inmaduro que el emocional, por eso las acciones de los chicos están marcadamente orientadas a la búsqueda de emociones fuertes e intensas.

Cuando los chicos nos dicen: «No sé por qué lo he hecho», no necesariamente están mintiendo. Han seguido a su cerebro emocional sin detenerse a pensar ni por un instante en las implicaciones que tenía el acto que estaban a punto de cometer. 7. LA MENTE ES MUY ACTIVA y, por ello, propensa a las distracciones. A partir de la preadolescencia, el cerebro tiene las mismas potencialidades de aprendizaje (si no mejores) que el de un adulto. En ninguna otra fase de la vida se tienen

fotografía: istock.com

mayores potencialidades que entre los 11 y los 18 años. Sin embargo, la investigación ha demostrado que a esa edad se utilizan áreas de la corteza cerebral distintas respecto a los adultos. Frente a actividades de cálculo, concentración y control de los impulsos, el cerebro de un preadolescente tiene que hacer un esfuerzo mucho mayor, debido a las frecuentes interferencias de la parte emocional, que tiende a distraerle continuamente, haciendo que le resulten insoportables el esfuerzo y la frustración vinculados al estudio.

8. EL CEREBRO NECESITA DORMIR, AUNQUE

NUNCA TENGA SUEÑO. Los estudios han demostrado que a partir de los 12 años la necesidad de descanso del cerebro cambia sensiblemente. Los chicos tienden a acostarse cada vez más tarde, pero no pueden recuperar las horas de sueño perdidas porque al día siguiente tienen que despertarse para ir al colegio. El cansancio en la adolescencia aumenta la frecuencia de la irritabilidad y la depresión e incrementa la impulsividad y la tendencia a llevar a cabo acciones arriesgadas. Hacer que un adolescente duerma todo el tiempo necesario para que el cerebro recupere las energías emocionales y cognitivas es de fundamental importancia para su bienestar psicológico. 9. ES MÁS FÁCIL DESARROLLAR ADICCIONES. A esta edad, las experiencias emocionantes provocan una liberación de dopamina mucho más elevada que en todas las demás fases de la vida. Por eso, los preadolescentes y los adolescentes son más vulnerables y propensos a desarrollar adicción a todo aquello que es inmediatamente agradable y excitante, en particular a las sustancias psicotrópicas, que producen sensaciones por las que se sienten fuertemente atraídos.

10. SI TU HIJO ESTÁ ENFADADO, LO QUE DICE NO

VALE. Cuando un preadolescente se enfada, su cerebro emocional está a merced de la ira. Lo que diga en esos momentos («Eres el/el peor padre/madre del mundo», «Te odio», «¡Cómo me gustaría no haber nacido en esta familia!») viene de su parte emocional, no de la cognitiva. Es probable que, si una hora antes te odiaba, una hora más tarde se acercará pidiendo un mimo o una taza de chocolate.

11. SI ESTÁ ENFADADO, EL ADULTO ES QUIEN DEBE

MANTENER LA CALMA. Un chico preso de la rabia no razona y, por ello, necesita a un adulto con autoridad que le demuestre lo que significa permanecer presente, mantener la situación bajo control, aunque uno sea presa de una emoción muy fuerte. Si ante su ira el padre pierde el equilibrio más que él, grita, le pega, le tira el móvil al suelo, le amenaza, le dice cosas que nunca hubiera querido decirle, no hará más que acentuar su estado de activación emocional. El objetivo de la actuación educativa es exactamente el opuesto: restablecer el contacto entre el cerebro que siente y el cerebro que piensa, y elaborar una estrategia consciente para superar el momento difícil.

12. LA PREADOLESCENCIA ES UN PERÍODO PER-

FECTO PARA CULTIVAR LA VIDA ESPIRITUAL. Las actividades lentas, orientadas a la meditación y la reflexión, son muy útiles en la preadolescencia y la adolescencia con finalidades protectoras, porque le permiten al chico ralentizar ante algo que, impulsivamente, haría sin pensarlo dos veces. Hay algunos ejercicios que están especialmente enfocados en esta etapa de la vida y desempeñan un papel importante de protección, así como todas las actividades que requieren una intensa labor de concentración y esfuerzo cognitivo. Ajedrez, juegos de mesa, juegos de cartas, lecturas, juegos de concentración y memorización y actividades ideales que acostumbran a la mente a interrumpir la acción y la tecnología y reflexionar durante largo tiempo, participar de grupos pequeños en la iglesia y de estudios bíblicos pensados para su edad y actividades afines a cultivar una espiritualidad sana, pueden constituir un recurso extraordinario para ayudar a las áreas del cerebro a formarse e integrarse de forma adecuada.

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