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PÁGINA ABIERTA

Daniel Rojas

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La voz que batalla por dentro

OR AHÍ LEÍ QUE LA MENTE ES UN CAMPO DE BATALLA, que el corazón es un centro de mando y que el hígado es aquel lugar en donde se realizan varios de los más oscuros procesos biológicos de nuestro organismo. No sé qué tan cierto sea eso, lo que puedo asegurar es que no hace mucho, escuché a mi corazón dar un discurso muy elegante que prometo transcribir a continuación:

«Caballeros, agradezco con pronunciado brío su asistencia a esta sesión. El día de hoy, el Honorable Consejo de Asuntos Íntimos, ha tenido a bien informarles que estamos a la puerta de aquello que algún día llamamos Valle Decisivo; nos alegra declarar que aunque no teníamos previsto que se adelantara demasiado, ya habíamos considerado prudente redoblar nuestras tropas, limpiar las botas y, como detalle adicional, llenar las bodegas.

Emplearemos suficiente valor y caudales de Fe. Los ministros de Amor se encargarán de distribuir la visión, los agentes de Sabiduría se ocuparán de la vigilancia. El objetivo sobre el cual trabajaremos en los próximos días, estará en manos la Comisión de Esperanza. El Departamento de Misericordia tomará el control administrativo del asunto. Quiero al Escuadrón Proezas al frente.

Les recuerdo, es previsible la crítica, pero nuestro trabajo no consiste en agradar a las masas, tenemos solamente una vida para hacer lo que tenemos que hacer. No podemos perder el enfoque, mis estimados, la determinación es indispensable. Ya titubeamos en el pasado, y tuvimos miedo de lo que la mayoría apuntaba, ya cedimos una vez a la voz de la mayoría, es tiempo de restaurar el objetivo; la gracia del Rey nos ha concedido una oportunidad más, hay que tocar con maestría esta vez. Tenemos a favor el código que trazamos, las normas que nos rigen, los sueños que no se sueltan y las promesas de doble amén.

Por tanto, creemos. Se nos ha enseñado a ver cosas que no son como si fuesen. Por lo pronto, no habrá más señales; tendremos que mojarnos los pies si queremos que el Mar Rojo se abra. Puede que el Rey venga a apoyarnos pronto, quizá se acuerde que trabajamos para Él. Caballeros, no pido perfección, de ustedes solo demando ser arriesgados; por favor, sean fríos y cuerdos al tomar decisiones (es posible ser arriesgados y cuerdos al mismo tiempo), usen la cabeza para amar y el corazón para pensar, luego inviertan el proceso y así hasta que las fibras del corazón y las neuronas del cerebro estén plenamente conciliadas con nuestro único propósito existencial.

Tengan iniciativa, propongan, no hay límites esta vez; hemos esperado tanto para esto, no desperdiciemos el aire que ahora nos ha tocado respirar. Tenemos prohibido los retardos, las entregas tendrán que hacerse en tiempo y forma, las horas corren y los minutos no saben esperar. Se acabaron los preliminares, la historia no se escribe desde el escritorio, la historia se hace en valles, o montañas, o mares, o bosques frondosos. ¡Sean artistas! ¡Sean músicos! Pinten melodías y decoren canciones.

Podrán impedirnos ser independientes, pero no podrán apagar, una vez disparado, el fuego de nuestras armas. Amados compatriotas, aprovechen la ventaja de ser anónimos, amigos míos, entes invisibles; por mi parte, daré la cara por ustedes y prometo apoyarlos desde mi posición de hombre de polvo. Ahora vayan, como si el universo estuviera en nuestras manos.»

Por lo que entendí, el discurso tiene tintes bélicos y da la impresión de que se trata de un líder muy fiel y valiente. Me consta, se trata de un líder interno. Descubrí en una de esas cavilaciones que suelo tener: Un gran líder es más grande por dentro que por fuera.

A propósito, ¿quién no daría su vida por alguien fiel? Alguien que cumple lo que promete, que ama más allá de la luna, que permanece y que a pesar de las circunstancias sigue ahí. Es ese tipo de persona que en una triste noche corres, despides y le dices que ya nunca vuelva pero que al día siguiente la encuentras nuevamente, parada frente a tu puerta, con su sonrisa de siempre, como si nunca la hubieras lastimado, como si nunca la hubieras traicionado, como si estar ahí fuera su única razón de existir.

Daniel Rojas es lector de Líder Juvenil. Tiene 23 años y disfruta escribir en sus tiempos libres. Líder de adolescentes y niños en Monterrey, México. Estudió Actuaría y Matemáticas, y trabaja como analista en un Call Center.

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