El paisaje en el arte,
artes plásticas
entrevista a Jan Hendrix literaturaAntonio Ortuño, La fila india
William, todo un personaje de
artes escénicas
William Shakespeare Alcibíades Zaldívar
Parteaguas
ARTE
Jan Hendrix
Jesús Gómez
Serrano
Antonio Ortuño
Sabina Berman
Un talento universal
danza
entrevista a Rebeca Almendra Navarro
DOSSIER
Un repaso a la
Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes Jesús Antonio de la Torre
En el centenario de la
Convención de Aguascalientes 1914-2014 Jesús Gómez Serrano
Aguascalientes en los días de la Convención Carlos Reyes Sahagún
Autoconciencia, la herencia de la Convención Enrique Cerón Anaya
La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta
Andrés Reyes Rodríguez
La Convención de Aguascalientes, 1914-2014 María del Carmen Collado THEMA
Bla, bla, bla, bla...
Conferencia magistral
Sabina Berman
Argentina: la utopía después del infierno
7 5 020 10 404 838
Salvador Camacho Sandoval
SUPLEMENTO ENCUENTRO DE POETAS DEL MUNDO LATINO
Galería
JAN HENDRIX
Fotografías de Javier Navarro
Fotografía de Ricardo Vega
1
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
2
1 Faro Truper, S.A. de C.V. Parque industrial, Jilotepec, Estado de México Cilindro helicoidal en aluminio pulido, 2013 2 Runas Librería Rosario Castellanos México, d.f. Plafón de cristal con pintura epóxica, 2006
Concierto en homenaje a José Revueltas miércoles 19 de noviembre de 2014 Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli
3 Lotus Malinalco, Estado de México Recorte y ensamble de mármol negro y ónix blanco para alberca, 2012
Director musical: Román Revueltas Narrador: Eduardo Lizalde Fotografía de Ricardo Vega
Estreno de "Los días terrenales", obra compuesta por Román Revueltas para orquesta en 18 episodios basada en el cuento Dios en la Tierra, de José Revueltas. “En un momento, pensé en escribir una obra sinfónica meramente descriptiva de una literatura que, desde siempre, me ha resultado dolorosa y tremenda. Luego me vino la idea de integrar, de manera aleatoria, fragmentos de las novelas y cuentos de José Revueltas. Finalmente –y tras haber recorrido páginas enteras de su obra en un redescubrimiento que significó para mí toda una aventura emocional– decidí seguir los pasos de un relato muy siniestro, de los que figuran en el volumen de Dios en la Tierra”.
3
4
5
4 Hoja árbol / bosque Museo Maya de Cancún Cilindro y prismas cuadrangular y triangular instalados en la plaza de acceso, 2012 5 Refugio / Kiosko Zócalo Puebla de los Ángeles Cilindro en aluminio recortado y horneado con pintura cerámica blanca, 2009 6 Hoja, proa, brújula / Hoja de tabaco Biblioteca de México Centro Histórico, México, d.f. 25 placas paralelas de aluminio recortado con esmalte cerámico, 2012
Fotografía de Beto Gtz
6
7
7 Lamento Museo Memoria y Tolerancia, Centro Histórico, México, d.f. Paralelepípedo en corian, vidrio y acero, 2010
Presentación DIRECTORIO Ing. Carlos Lozano de la Torre Gobernador Constitucional del Estado de Aguascalientes
Lic. Dulce María Rivas Godoy
Directora General del Instituto Cultural de Aguascalientes REVISTA PARTEAGUAS Dirección
Patricia Guajardo Coordinación editorial
Araceli Suárez Diseño gráf ico
Patricia Espínola Araceli Suárez Corrección de estilo
Mariana Torres Patricia Guajardo Emmanuel Ruiz C. Revisión de pruebas
Rocío Reyna Captura
Gabriela Gómez Serrano Distribución y ventas
Sonia Melgarejo Consejo editorial
Mariana Torres Ruiz José Luis Justes Nueva época, núm. 33 LA SOBERANA CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES DE 1914 Precio $40.00 Publicación cuatrimestral del Instituto Cultural de Aguascalientes Dirección Editorial, Allende 238, Centro Histórico Aguascalientes, 20000, México Tel. (449) 9183669 y 9158819 Impresa en México Certif icado de Reserva Núm. 04-2009-051916365700-102 Toda correspondencia, incluyendo colaboraciones, deberá dirigirse a icaeditorial@gmail.com Parteaguas es una publicación sin f ines de lucro. La opinión expresada en los artículos es de los autores y no necesariamente compartida por el Instituto Cultural de Aguascalientes.
En tiempos de la Revolución Mexicana cuando nadie
parecía ceder terreno en la búsqueda de un nuevo proyecto de nación, Aguascalientes fue la sede principal de una convención de todos los jefes militares que abría las puertas a la posibilidad de llegar a un gran acuerdo que pudiera definir un nuevo proyecto político y social para México. Del 10 de octubre al 9 de noviembre de 1914, Aguascalientes pacificó momentáneamente al país y se convirtió en el punto de encuentro de carrancistas, villistas y zapatistas, en un intento de buscar caminos para “transitar de las armas a las normas”. La tranquilidad de este rincón de la provincia mexicana, que hasta ese entonces había permanecido al margen de los acontecimientos de la Revolución, fue interrumpida por los ferrocarriles que transportaban a los miles de hombres armados que fungirían como delegados y representantes de las distintas facciones, para discutir cuál sería el destino de la nación. El histórico Teatro Morelos fue elegido como el escenario que sirvió de tribuna para que hombres como Francisco Villa, Álvaro Obregón, Felipe Ángeles, Otilio Montaño, Antonio Díaz Soto y Gama y muchos más pronunciaran sus diferencias y coincidencias sobre los cambios que era necesario impulsar en un país herido por la guerra, pero principalmente por las profundas laceraciones de históricas injusticias sociales y desigualdades económicas. Cuando un pueblo reflexiona sobre su historia no solamente adquiere una visión renovada de su pasado, sino que también establece las bases de lo que será su futuro. A 100 años de su realización, el dossier de este número vuelve la mirada a la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes con la intención de reflexionar y recuperar el ánimo conciliador de aquella valiente generación de mexicanos que, con un gran ardor patriótico defendió sus convicciones más profundas y demostró una voluntad mayor a sus diferencias para generar los acuerdos que permitieran construir un México nuevo. Aguascalientes pronto contará con un nuevo espacio para conmemorar este suceso histórico pero, sobre todo, para experimentar un espíritu de paz y conciliación, de encuentro. Los habitantes de esta ciudad disfrutaremos de una pieza artística que se elevará a un costado del histórico Teatro Morelos diseñada por un creador que ha intervenido espacios públicos en la Ciudad de México, Madrid y Londres: Jan Hendrix, invitado especial de esta edición.
Índice ARTE Artes plásticas
14 El paisaje en el arte,
entrevista a Jan Hendrix
Literatura 20 Antonio Ortuño, La fila india
Artes escénicas
26 William, todo un personaje
de William Shakespeare Alcíbiades Zaldívar
COLUMNAS 84 Hombres (y mujeres) que no tuvieron monumento José Luis Justes Amador 85 La sombra de Peter Pan Sandra Reyes Carrillo 85 Nueve millones de días lluviosos Cinthya García Leyva 86 ((paréntessis)) Jonatan Frías 87 pasapáginas Agustín Delgado
Danza entrevista a Rebeca Almendra Navarro
DOSSIER: LA SOBERANA CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES DE 1914 41 Un repaso a la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes Jesús Antonio de la Torre 48 En el centenario de la Convención de Aguascalientes 1914-2014 Jesús Gómez Serrano 57 Aguascalientes en los días de la Convención Carlos Reyes Sahagún 63 Autoconciencia, una herencia de la Convención Enrique Cerón Anaya 68 La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta Andrés Reyes Rodríguez 70 La Convención de Aguascalientes, 1914-2014 María del Carmen Collado
GALERÍA
THEMA
89 Bla, bla, bla, bla... Sabina Berman 96 Argentina: La útopia después del infierno Salvador Camacho Sandoval NARRATIVA 103 Lanzallamas Héctor Iván González ÚLTIMO TEMA 106 Tres testimonios sobre Aguascalientes POESÍA
107 Suplemento
del Encuentro de Poetas del Mundo Latino xvi
Fotografía de Javier Navarro
34 Un talento universal,
En portada: Jan Hendrix, Faro, Truper, Parque industrial, Jilotepec, Estado de México, cilindro helicoidal en aluminio pulido, 2013.
DE JULIO A OCTUBRE Fotografías de Gustavo Sifuentes Valadez
El mes de julio es un periodo fecundo para la promoción de las artes. En el año 2014 se han consolidado de manera importante los festivales de verano: la décima edición del Festival de Música de Cámara, la cuarta del Festival de Canto Operístico y, en agosto, la sexta edición del Festival de Jazz. Se sumaron un total de 27 días de actividades, la realización de 19 conciertos con la participación de 26 grupos y artistas; más de 700 horas clase, 120 alumnos, 19 maestros y una asistencia de 8000 personas. Se contó con la participación de músicos internacionales, referencias en cada uno de los géneros: El Cuarteto de Cuerdas de Leipzig, Jorge Federico Osorio, Oziel Garza-Ornelas, Alex Mercado, John Medeski, A Love Electric, Jakob Bro, Javier Nandayapa, Ricky Rodríguez, Francisco Lelo de Larrea, Charles Saenz, David Bixler, Mark Aanderud, Gustavo Nandayapa, Isabelle Schenbrenner y Sergio Vázquez. Por primera ocasión se realizó un concierto del Festival de Música de Cámara con el cuarteto de Cuerdas de Leipzig, en el Teatro Aguascalientes, mismo que recibió una respuesta extraordinaria por parte del público, con una asistencia de 771 personas. Este cuarteto es una de las referencias más importantes de la música de cámara en Alemania; con una tradición de 150 años, se trata de uno de los grupos con más reconocimiento en su género, en Europa. Con estos festivales de música se fortalece la academia, se consolida acciones para la profesionalización de los artistas, y se refuerza la promoción de los diferentes géneros musicales. El 4 de julio se llevó a cabo un concierto de la cantante española Bebe, con una asistencia de 317 personas, en el Teatro Víctor Sandoval, un encuentro de “tú a tú” con la cantante española.
Re-Born
Máximo González e Iván Buenader
También se inauguró varias exposiciones importantes en los museos y galerías de Aguascalientes, como Re-Born de Allain Grisell Díaz Hernández y Sandra Catalina Sánchez, en el Antiguo Almacén de Carga del Museo Ferrocarrilero; una interesante propuesta en que elementos rescatados de los mismos talleres ferrocarrileros fueron los componentes de sorprendentes instalaciones. Continuando con el tópico de las instalaciones, en el maco 8 se exhiben las de Máximo González e Iván Buenader. La última semana de julio, la Universidad de las Artes realizó la semana Pedagógica de la Licenciatura en Docencia de la Danza Folclórica Mexicana, para la cual se organizó páneles, conferencias y talleres con ponentes destacados en su área.
Entre julio y agosto se llevó a cabo varias actividades de carácter didáctico en todos los museos y galerías con motivo del periodo estival, así como la promoción nacional de verano, que año con año se realiza en todos los espacios museísticos del país. Aunado a esto se realizó talleres y cursos de verano en todos los centros culturales, bibliotecas y casas de cultura de los once municipios. Los estudiantes de teatro, danza y música de la Universidad de las Artes realizaron sus puestas en escena correspondientes al cierre de ciclos escolares; así, por ejemplo, los alumnos de teatro presentaron una temporada de la obra Nuestra señora de las nubes, una puesta de Salvador Lemis. El Centro de Estudios Teatrales también llevó a cabo una exitosa temporada de Como casarse en siete días, de Alfonso Paso, bajo la dirección del Maestro Jesús Velasco. A finales del mes de agosto dio inicio el nuevo ciclo escolar en todos los centros culturales del estado y en la Universidad de las Artes, con una oferta cultural muy vasta en todas las disciplinas artísticas: danza, teatro, música, artes visuales y literatura. Como ya es costumbre desde hace 46 años Aguascalientes tiene libros al alcance de todos en la Feria de Libro. Ésta se realizó entre los últimos días de septiembre y los primeros de octubre, con un programa literario y cultural para chicos y grandes. Se contó con la participación de 43 expositores, 5 talleres de fomento a la lectura, 17 grupos de las disciplinas de teatro, música, circo y narración oral que participaron en 30 presentaciones artísticas; 66 autores y 40 actividades del programa editorial. Autores como Sabina Berman, Luz María Chapela, Javier Acosta, Orlando Ortiz, Hernán Bravo Varela y Andrés Acosta, hicieron la delicia de sus lectores. El Programa Nacional de Salas de Lectura en Aguascalientes estuvo presente con tres de los eventos más entrañables: el Seminario Aguascalientes por la lectura, el Encuentro de niños escritores y la Jornada de jóvenes escritores. 37 000 visitantes disfrutaron de este magno acontecimiento. El Museo de Aguascalientes se convirtió a partir del mes de agosto en marco de una im-
portante exposición: Leonora Carrington y el Dibbuk. En torno a ésta se realizó una gran cantidad de actividades como visitas guiadas, conferencias y puestas en escena. Una buena oportunidad de conocer a profundidad el trabajo de esta gran pintora y escultora. En los primeros días de septiembre se realizó el 5° Concurso Interno de Trabajos Creativos Guillermina Bravo, Dibujar con el cuerpo bosquejos lineales que parten de la intuición para trastocar la emotividad, convocado por la Licenciatura en Danza Contemporánea. A continuación, del 10 al 12 de septiembre, se sucedieron las Jornadas Académicas de la Universidad de las Artes, con el tema Arte y Expresión Cultural en Soberana Convención Revolucionaria. Importantes conferencias y mesas de análisis se realizaron, con la participación de destacados investigadores, discutiéndose temas como: la fotografía durante la Revolución, el quehacer fotoperiodístico, las perspectivas pictóricas del siglo xx en México, la Soberana Convención Revolucionaria, regionalismo dancístico en la postrevolución, arte, cultura y sociedad en la postrevolución, etc. Todos temas vinculados con el arte, la cultura, la Revolución Mexicana y el centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de 1914. Durante los meses de julio, agosto y septiembre vieron la luz varias publicaciones editadas por el Instituto Cultural de Aguascalientes, como la historieta juvenil La Convención de Aguascalientes de 1914, una historia ilustrada, con textos de Gustavo Vázquez Lozano y con ilustraciones a todo color de Rocko. Los libros: La provincia imaginada, de varios autores; Contorno del aire, antología de ensayos, libro de 23 autores nacidos en Aguascalientes. Asimismo la edición del número 32 de la revista Parteaguas, con el tema “Espacio humano”. Se celebró el décimo aniversario del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes, ciela “Fraguas”, lo cual es motivo de festejo para la comunidad literaria y artística de Aguascalientes. Este centro ha promovido, difundido y acercado la literatura a diversos públicos mediante talleres, encuentros, premios, tertulias, conferencias, servicio
46 Feria del Libro
Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes ciela “Fraguas”.
Jornadas académicas Arte y Expresión Cultural en Soberana Convención Revolucionaria.
de biblioteca, galería literaria y presentaciones editoriales. Diez años provocando el encuentro con las letras. Entre agosto y septiembre se llevó a cabo la tercera temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, con importantes directores invitados y solistas, destacándose la participación, en la apertura, del maestro Enrique Bátiz, y como solistas Bruno Hernández, en el oboe, y Magdalena Hernández, en el violín. Durante la temporada se presentó obras muy diversas, de las que podemos destacar el concierto número dos, donde se contó con la participación del Coro de Ópera, y el concierto número cinco, donde se presentó el tradicional programa de música mexicana con dos fechas: el 12 de septiembre a las 21 horas, y el 14 de septiembre a las 12:30 horas. En Octubre, después de concluir la tercera temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, en el Teatro de Aguascalientes, se llevó a cabo la segunda temporada de Conciertos Didácticos 2014, en esta ocasión
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
la orquesta se presentó en algunos municipios del interior del estado como Tepezalá, Jesús María, Calvillo San José de Gracia y Pabellón de Arteaga, extendiéndose así a un público más amplio el goce de estos conciertos. Con una importante reunión de autoridades políticas y militares se realizó, el 10 de octubre, el acto solemne de conmemoración de la Soberana Convención de Aguascalientes de 1914, hecho histórico que sentó las bases para definir el rumbo de las leyes que finalmente quedaron plasmadas en la Constitución Política de 1917. El evento concluyó con un concierto de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y la presentación del proyecto de la Pieza Arquitectónica Conmemorativa de la Soberana Convención Revolucionaria Militar de 1914, creada por Jan Hendrix e impulsada por el Gobierno del Estado de Aguascalientes en los terrenos que quedaron al descubierto a un costado del Teatro Morelos, en la Plaza de la Patria. En el mes de octubre dio inicio el programa escénica. Su objetivo es establecerse como
una marca en la promoción de las artes escénicas no convencionales. Servir como plataforma para proyectos artísticos de la escena local, nacional e internacional que, pese a no poderse encuadrar en propuestas comerciales, son obras artísticas de alta calidad, alternativas, y que están fuera de los circuitos de difusión artística convencionales. Dentro de este programa, en octubre, el público de Aguascalientes pudo vivir y enfrentarse al reto de 3 espectáculos: Beisbol, una obra de David Gaitán dirigida por él mismo y con la compañía titular de teatro de la Universidad Veracruzana; una gran experiencia para los amantes del arte dramático, obra seleccionada para participar en la Muestra Nacional de Teatro, en 2013. El Flamenco en Cuatro Estaciones, con la compañía española Flamenco Vive. Un espectáculo donde la diversión y educación van de la mano y cuyo objetivo se cumplió con creces; los espectadores grandes y pequeños vivieron el poder arrebatador de la música, de sus ritmos y, con ellos, de la danza, en un evento didáctico y participativo para la difusión del flamenco. What the body does not remember / Lo que el cuerpo no recuerda, de la compañía belga Última vez, del connotado coreógrado Wim Vandekeybus. Una propuesta de danza contemporánea muy arriesgada y sorprendente, en la que el espectador se adentra a lo duro, brutal, juguetón, irónico y fantástico de esta pieza innovadora y emblemática de la danza de nuestro tiempo. Durante la última semana del mes de octubre Aguascalientes se convirtió en la casa de la poesía durante el Encuentro de Poetas del Mundo Latino, que en su décima sexta edición recibió poetas procedentes de Italia, Francia, Honduras, Uruguay, Chile, España, Argentina, Rumania, Portugal, Costa Rica, Venezuela, Ecuador y México, quienes compartieron su obra de viva voz con el público aguascalentense. En el marco del Encuentro, se entregó una edición más del Premio de Poesía “Víctor Sandoval” a los poetas Francisco Hernández, de México, y Nuno Júdice de Portugal.
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
El Flamenco en Cuatro Estaciones
xvi
Encuento de Poetas del Mundo Latino
colaboran en este número Juan Carlos Abril Jaén, España, 1974. Es Doctor en Literatura Española por la Universidad de Granada donde trabaja como profesor. Ha residido durante varios años en Inglaterra, Francia e Italia. Ha recibido numerosos premios literarios y ha publicado los libros de poemas Un intruso nos somete (1997), El laberinto azul (2001), y Crisis (2007), reunida en 2013 en la editorial El Tucán de Virginia, de México, y titulada Poesía (1997-2007). Jotamario Arbeláez Cali, Colombia, 1940. Poeta, representante y cofundador del movimiento nadaísta colombiano. Algunos de sus libros de poesía son El profeta en su casa (1966), La casa de la memoria (1985), El espíritu erótico (1990), realizada junto al pintor Fernando Guinard; y El cuerpo de ella (1999). Algunos de los reconocimientos que ha recibido son Premio Nacional de Poesía “La oveja negra”, Premio Nacional de Poesía “Golpe de Dados”, Premio Nacional de Poesía en 1985 por La Casa de la memoria y el Premio internacional de poesía “Valera Mora”, Caracas, 2008. Sabina Berman México, d.f., 1955. Escritora, dramaturga, narradora, ensayista, directora de teatro y directora de cine mexicana. Ha sido ganadora cuatro veces del Premio Nacional de Dramaturgia en México y el Premio Juan Ruiz de Alarcón. Estudió psicología y letras mexicanas en la Universidad Iberoamericana. Se formó como persona de teatro en los escenarios. En 1995 fue codirectora de la película Entre Pancho Villa y una mujer desnuda, con Isabelle Tardan. También escribió y coprodujo la película de Backyard, la cual representó a México en los Oscares del 2010. Sus obras de teatro se montan en el continente americano y su novela La mujer que buceó en el corazón del mundo (Moi en francés y Me en inglés) ha sido traducida a 11 idiomas y publicada en 33 países. Zelene Bueno Jalisco, 1961. Poeta y bailarina. Cursó el Diplomado de Literatura en la sogem. Es Licenciada en Filosofía por la Universidad de Guadalajara, estudió la maestría en Letras de Jalisco y realizó estudios técnicos en danza. Ha participado en diversos encuentros literarios como el Internacional de Poesía “Bajo el asedio de los signos”, el Internacional de Poesía de Zamora, el de La ciudad de las nubes, Jornadas en torno al poeta Ramón López Velarde. Poemas suyos fueron recogidos en una decena de antologías y sus textos se han publicado en diversos periódicos y revistas del país.
Salvador Camacho Sandoval Aguascalientes, 1959. Es profesor-investigador de la uaa, fue investigador invitado en la Universidad de Barcelona en 2005 y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago, y autor de Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México, entre otros. También es articulista sobre temas de educación, historia, cultura y política. Martha Canfield Montevideo, Uruguay, 1940. Poeta. Catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Florencia, donde reside desde 1977. Ha publicado monografías sobre López Velarde, Rodó, Ramos Sucre, Quiroga, Borges, Cortázar, Mutis, García Márquez. Ha editado en italiano a Idea Vilariño, Mario Benedetti, Carlos Germán Belli, Jorge Eduardo Eielson, Mario Vargas Llosa, Eugenio Montejo, Márgara Russotto, Carmen Boullosa, Juana Rosa Pita. Es autora de cuatro poemarios en italiano y seis en español. En 2006 fundó en Florencia el Centro Studi Jorge Eielson, dedicado a la difusión de la cultura latinoamericana, del cual es presidente, y Vargas Llosa director del comité científico. Víctor Manuel Cárdenas Colima, 1952. Estudió historia en la unam. En 1981 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven de México. Su poesía reunida 1979-2003 se publicó bajo el título Fiel a la tierra en la Colección Poemas y Ensayos de la unam (2005). De 2001 a 2007 fue director de la revista “Tierra Adentro” y en la actualidad es coordinador de talleres literarios en la Secretaría de Cultura de Colima. Susana Cella Buenos Aires, Argentina. Poeta y traductora. Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Ha tenido un importante desempeño en el ámbito académico como catedrática y promotora cultural. Ha publicado poemas, relatos y artículos en revistas y capítulos de libros en Argentina, Chile, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, México, Perú y Uruguay. Dirigió el tomo x de la Historia crítica de la literatura argentina, los volúmenes Bicentenarios. Literatura y Escenario móvil, cuestiones de representación, entre otros. Enrique Cerón Anaya México, d.f., 1974. Es sexólogo y psicoterapeuta. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de México y tiene un diplomado de la Escuela Dinámica de Escritores. Durante su trayectoria se ha asomado a distintos campos del conocimiento y sus reflexiones giran en torno a la desprestigiada libertad. Actualmente publica el blog Sexciudadanía para la revista Este país. María del Carmen Collado Historiadora y Politóloga. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Sus primeros estudios examinaron las relaciones entre los empresarios y el Estado durante el Porifiriato y la Posrevolución, posteriormente se ha especializado en el siglo xx, específicamente se ha dedicado a analizar la historia de la ciudad de México, la
historia empresarial de México y la historia de las Relaciones entre México y Estados Unidos. Es Maestra Emérita por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, México y obtuvo el Premio Salvador Azuela a la investigación concedida por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. Jesús Antonio de la Torre Rangel Aguscalientes, 1952. Es abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho, maestro en Derecho por la Universidad Iberoamericana (México) y Doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y de posgrado de las Universidades Autónoma de San Luis Potosí e Iberoamericana, campus León. Investigador Nacional del Sistema Nacional de Investigadores nivel ii. Agustín Delgado México d.f., 1982. Traductor y fotógrafo aficionado. Beneficiario del pecda 2014 por el proyecto de traducción Stag’s Leap de Sharon Olds. Colaborador ocasional en HermanoCerdo, “Literatura y Artes Marciales”. Ricardo Esquer Sonora, 1957. Poeta y ensayista. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Joven “Salvador Gallardo Dávalos” en 1985 por el poemario Ir es nunca llegar. Becario del feca de Aguascalientes en 1997-1998 y en 2011-2012. Ha publicado varios títulos de poesía. Imparte un taller de ensayo en el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes. Yamilet Fajardo Zacatecas, 1988. Estudió educación en la Normal Ávila Camacho y Letras por la uaz. Participó en el taller del Instituto de Cultura “Ramón López Velarde” coordinado por el poeta Javier Acosta. Asimismo fue participante del taller de ensayo y crítica literaria de la misma institución, coordinado por el ensayista y filósofo Sigifredo Esquivel Marín. Sus poemas se han divulgado en revistas y periódicos locales y nacionales como la Jornada y el sol de zacatecas, la revista Reitia, pensamiento y creación, la revista electrónica Círculo de poesía, La Otra Revista, entre otros. Jorge Fernández Granados Ciudad de México, 1965. Poeta, ensayista y narrador. Ha publicado, entre otros, los libros Resurrección (Aldus, 1995), el cual recibió el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines; El cristal (Era, 2000), Los hábitos de la ceniza (Joaquín Mortiz, 2000), con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes; Principio de incertidumbre (Era, 2007), distinguido con el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer y Si en otro mundo todavía. Antología Personal (1990-2010), que es publicado por Editorial Almadía y Conaculta. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y desde 2001 pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Enrique Fierro Montevideo, Uruguay, 1942. Poeta. Se desempeñó como ex Director de la Biblioteca Nacional de Uru-
guay y ha ejercido la docencia en el ámbito de la teoría literaria y ejerce la docencia en teoría literaria. Residió en México entre los años 1974 y 1984, donde participó activamente de la vida cultural, publicando poesía y enseñando en la unam. Entre sus libros se encuentran De la invención, Entonces jueves, Mutaciones I 1963-1966, Impedimenta: 1966-1968, Capítulo aparte: 1966-1968, Breve Suma: 1966-1969. Jonatan Frías Aguascalientes, 1980. Cursó estudios de Filosofía. La literatura, historia, el rock y el jazz conforman parte importante de sus hábitos. Fue conductor de radio y ha publicado en varias revistas. También publica regularmente en www. parentessis.blogspot.com. Ángela García Medellín, Colombia, 1957. Poeta, traductora, periodista cultural. Cofundadora del Festival Internacional de Poesía en Medellín. Directora del documental “Tres preguntas y un poema” sobre poesía sueca. Dirige actualmente “El día mundial de la poesía” en Malmö. Es miembro del Centro de Escritores del sur de Suecia. Algunos de sus libros publicados son: De la fugacidad/ Om flyktigheten, sueco-español, (Aura Latina Ed., Malmö (Sverige) 2005); Todo lo que amo nace continuamente, (Univ. eafit, Medellín, Colombia, 2010); Retablos del movimiento, (Aura Latina, Malmö, 2013). Cinthya García Leyva México, d.f., 1985. Estudió guitarra en la Escuela Nacional de Música, y Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Ha colaborado para medios como Cultura unam, Periódico de poesía, Frente y Afterpop.tv; en revistas como Pauta. Cuadernos de teoría y crítica musical, y en proyectos de distribución alternativa como Ediciones Transversales. Es miembro fundador del Laboratorio de literaturas extendidas y otras materialidades. Actualmente realiza una Maestría en Literatura Comparada. Jesús Gómez Serrano Aguascalientes, 1958. Doctor en Historia, miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel ii y profesor del departamento de Historia de la uaa. Ha publicado varios libros sobre temas de historia regional, entre otros Aguascalientes en la historia, 1786-1920 (Instituto Mora, 1988), La creación del estado de Aguascalientes (Conaculta, 1994), Haciendas y ranchos de Aguascalientes (uaa, 2000) y Un mayorazgo sin fundación. (ica-uaa, 2006). Su libro más reciente es La crítica del latifundismo en México. Una aproximación regional (Universidad de Cantabria, 2013). Héctor Iván González México, d.f., 1980. Estudió en la unam Lengua y Literatura francesas. Es escritor y traductor. Ha colaborado en medios como la Revista de la Universidad de México, Nexos, Este País, Tierra Adentro, suplemento “Laberinto” y otros. Coordinó y prologó La escritura poliédrica. Ensayos sobre Daniel Sada (feta, 2012) y prepara una antología sobre la prosa no narrativa de Daniel Sada. Fue becario del programa Jóvenes Creadores del fonca 2012-2013.
Jan Hendrix Maasbree, Holanda, 1949. Estudia en el Ateliers 63, Haarlem y la Jan Van Eyck Akademie en Maastricht, Holanda. Vive y trabaja en México desde 1978. En 2012, el Gobierno Mexicano le otorgó la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca en grado de insignia. Estancias en Francia, Portugal, Noruega, Islandia y México de 1971 a 1976. Kenia (1990), Egipto (1991), China (1996), Australia (1996, 2001, 2003, 2009 y 2011), Turquía (1998), Irlanda (1999), Serbia (2001) Islas Canarias (2006). Profesor Huésped en la Akademie voor Kunst en Industrie en Enschede, Holanda (1977), en el Centro de Investigación y Experimentación Plástica en México, Ciudad de México (1981), en la Jan Van Eyck Akademie en Maastricht, Holanda (1983 y 1986), en el Centro de las Artes de San Agustín, Oaxaca (2010-2013). Francisco Hernández Veracruz, 1946. Poeta. Ha colaborado en publicaciones como La Capital, La Palabra y el Hombre, Revista de la Universidad de México, Latitudes, Sitios, Revista de Bellas Artes, Poema Convidado (Brasil), Rendija (Venezuela), El Caimán Barbudo (Cuba), Poetry No (Estados Unidos), Sábado y Excelsior. Ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; ingresó al Sistema de Creadores Artísticos en 1994. En 1982 obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes por su libro Mar de fondo, y en 1993 el Premio de Poesía Carlos Pellicer, para obra publicada, por Habla Scardanelli. Carlos Hernández Marmolejo Aguascalientes, 1975. Artista visual. Maestro en Artes Visuales por la unam. Docente de la Licenciatura en Artes Visuales y Coordinador de la Maestría en Arte Contemporáneo de la Universidad de las Artes; Técnico en procesos creativos de la pintura, por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ganador del xxv Encuentro Nacional de Arte Joven. Ha participado en exhibiciones colectivas, en Cuba, España y ee.uu. Vive y trabaja en Aguascalientes. Nuno Júdice El Algarbe, Portugal, 1949. Escritor y diplomático. Estudió Filología Románica en la Universidad Clásica de Lisboa y el doctorado en Literaturas Románicas Comparadas en la Universidad Nova de Lisboa, donde es catedrático. De 1997 a 2004 fue agregado cultural de Portugal en París y director del Instituto Camões en dicha ciudad. Poeta, narrador, traductor y crítico literario, su obra poética, que cuenta al día de hoy con más de treinta títulos fue reunida en Obra poética (1972-1985) (1991) y Poesía reunida. 1997-2000 (2001), y ha sido traducida a varios idiomas. José Luis Justes Amador España, 1969. Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Zaragoza con un posgrado en Poesía Inglesa Contemporánea por la Universidad de Cambridge. Ganador en dos ocasiones del Premio Nacional de Literatura Joven “Salvador Gallardo Dávalos”, en 1999 por el libro de cuentos Historias que pudieron ocurrir, en narrativa; en 2000 por el libro de poesía Panorama de la isla, ambos
editados por el ica. Su obra ha sido publicada en revistas locales y nacionales. Raquel Lanseros Jerez de la Frontera, España, 1973. Poeta y traductora. Es Licenciada en Filología Inglesa. Ha publicado los libros de poemas Leyendas del Promontorio, Diario de un destello, Los ojos de la niebla, Croniria y Las pequeñas espinas son pequeñas. Croniria ha sido además traducido al inglés, mientras que Diario de un destello ha sido traducido al francés. Entre los galardones que ha recibido por su obra poética destacan el Premio Unicaja de Poesía, un Accésit del Premio Adonáis, el Premio de Poesía del Tren, el Premio Antonio Machado en Baeza y el Premio Jaén de Poesía. Arlette Luévano Díaz Aguascalientes, 1976. Poeta y Maestra en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Iberoamericana. Ha publicado los poemarios Casi verde, Apostillas negras, Casa en Ruinas, por el cual recibió el Premio “Efraín Huerta” en 2006, y No basta con nombrar al llanto llanto. Sus cuentos han sido publicados en los sitios Químicamente impuro, Breves no tan breves, El callejón de la carne y forma parte de la antología Las historias. El poema Durante la noche… pertenece al libro Casa en ruinas. Francisco Martínez Farfán Aguascalientes, 1955. Poeta. Ha colaborado como profesor tallerista de proea, actualmente proarte, en diversas primarias públicas del Estado. Ha coordinado talleres de Creación literaria, tanto en ciela “Fraguas”, como la Biblioteca Central del Estado “Centenario-Bicentenario”. Se ha desempeñado como tutor de los becarios del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Aguascalientes. Entre sus libros se encuentran: La memoria verdadera (ica, 2009) y Acto fósil (ica-pacmyc, 2010). Sergio Mondragón Morelos, 1935. Poeta y ensayista. Estudió periodismo en la Escuela Carlos Septién García. Ha sido profesor de literatura en las universidades Iberoamericana, de México; de Illinois, Indiana y Ohio, en los e.u.a.; coordinador de las oficinas de actividades literarias y de publicaciones del issste; cofundador y codirector de la revista de poesía El Corno Emplumado; corresponsal en Japón del periódico Excélsior; fundador de Bandera; editor de Memoranda y Revista Latinoamericana de Estudios Budistas. Robin Myers Nueva York, eua, 1987. Poeta y traductora. Reside desde el 2011 en la Ciudad de México, donde trabaja como traductora independiente y escribe poesía. Varios poemas suyos han sido publicados en las revistas Letras Libres, Tierra Adentro, Laberinto (suplemento cultural del diario Milenio), Revista Metrópolis, Transtierros y Ventizca. También tiene poemas publicados en varias revistas estadounidenses. Ha traducido a diversos escritores de español a inglés, tanto poetas como narradores; entre ellos se encuentran Antonio Gamoneda, Juan Gelman, Tedi López Mills, Eduardo Espina, Israel Centeno y Alejandro Crotto.
Rebeca Almendra Navarro Mendéndez Aguascalientes, 1995. Realizó sus primeros estudios de Ballet en la Escuela de Danza Georges Berard, en Aguascalientes entre los años 2002 y 2010. En 2009 ganó el concurso Attitude, en la Ciudad de México, donde recibe una beca para estudiar en Francia. A partir de 2011, estudia en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de Lyon. Ha sido finalista en el concurso Youth American Grand Prix, en la ciudad de Nueva York (2009); medallista de oro en el Concurso internacional de Montpellier, entre otros premios. Actualmente baila con el Joven Ballet de Lyon. Iván Oñate Ambato, Ecuador, 1948. Poeta y profesor de Semiótica y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Central del Ecuador. Profesor invitado, entre otras instituciones, por Westminster University y el Kings College de Londres. A&M Texas University, por las universidades de Lieja, de Lille, de Lovaina, de Austin – Texas, de Guanajuato, Autónoma de Nuevo León, y Autónoma de México. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, francés, inglés, portugués, griego, rumano e italiano. Patricia Ortiz Lozano Aguascalientes, 1972. Poeta y Licenciada en Derecho y Maestra en Arte Contemporáneo. Fue becaria de los Fondos para la Cultura y las Artes de Aguascalientes y del Estado de México. En 2013 realizó una residencia artística en Argentina con apoyo del fonca. Recibió Mención honorífica en el Premio Nacional de Literatura “Salvador Gallardo Dávalos” en 1996, y en el Premio de Literatura “Alejandro Céssar Rendón” en 2007, convocado por la sogem. El poema Manifiesto forma parte del libro Memoria de la Huida. Antonio Ortuño Jalisco, 1976. Escritor mexicano, autor de las novelas El buscador de cabezas (Joaquín Mortiz, 2006) y Recursos humanos (finalista del Premio Herralde de novela, Anagrama, 2007), así como de los libros de cuentos El jardín japonés (Páginas de Espuma, 2007) y La Señora Rojo (Páginas de Espuma, 2010). El periódico Reforma eligió su primera novela como mejor debut en la literatura mexicana de 2006. Sus libros se han traducido al francés, al rumano y al italiano. La crítica ha elogiado su humor negro, la agilidad y precisión de su prosa y su capacidad para explorar las contradicciones de sus personajes. Rigoberto Paredes Tegucigalpa, Honduras, 1948. Poeta, editor y gestor cultural. Ha sido profesor de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de su país. Ha residido en Colombia, España y México. Es Premio Nacional de Literatura de su país. Es premio It-zamná de Literatura, otorgado en 1983 por la escuela Nacional de Bellas Artes. Finalista en los Certámenes internacionales de poesía de Casa de Las Américas, educa y Plural. Ha sido fundador de los proyectos editoriales: Editorial Guaymuras, Editores Unidos y Ediciones Librería Paradiso, así como de las revistas Alcaraván e Imaginaria.
Anthony Phelps Puerto Príncipe, Haití, 1928. Poeta. Ha realizado estudios de química, cerámica y fotografía. Desde 1953 se ha dedicado por completo a la literatura. En 1960, junto con los poetas Davertige, Legagneur, Morisseay y Philoctệte, funda el grupo “Haiti-Littéraire” y la revista Semences. Ha sido traducido al alemán, inglés, español, italiano, japonés, ruso y ucraniano. Acaba de recibir el Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe que ortorga la ciudad de Quebec y México. Silvia Piranesi San José, Costa Rica, 1979. Escritora, bibliotecóloga y bailarina de danza contemporánea. Ha publicado un único poemario: No importa existe el viento (2009 con Ediciones Perro Azul, y 2013 con Editorial Germinal). Textos suyos aparecen en diversas revistas y antologías. Desde el 2011 empezó a incursionar en la poesía visual, la creación de collages y libros-arte. Claudia Posadas Ciudad de México, 1970. Ha sido becaria del Fonca-Conaculta en el Programa de Intercambio de Residencias Artísticas para Chile (2008), en Jóvenes Creadores en poesía (2000 y 2005), y en el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales con una investigación sobre literatura iberoamericana contemporánea (2002). Ha publicado La memoria blanca de los muros (poesía, 1997) y Liber Scivias (2010), Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009. En 1997 obtuvo el primer lugar en poesía en el xxix Concurso de la revista Punto de Partida, unam. Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte 2011. El poema Visión forma parte del libro Liber Scivias, 2010, Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009. Blanca Luz Pulido Estado de México, 1956. Poeta, ensayista y traductora. Ha publicado, entre otros, los siguientes títulos de poesía: Raíz de sombras (1988); Reino del sueño (1996); Cambiar de cielo (1997); Pájaros (2005); Materia habitada (2007); La tentación del mar (2012) y Cerca, lejos (2013). Como ensayista, ha publicado Una familia de árboles. Reflexiones sobre los libros y la lectura (2011) y Cartas lusitanas. Notas sobre poetas y narradores portugueses (2012). Actualmente es becaria del Sistema Nacional de Creadores del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México. Juan Carlos Quiroz Aguascalientes, 1970. Estudió la Licenciatura en Letras Hispánicas en la uaa. Ha publicado en diversas revistas y suplementos; entre los poemarios que ha publicado se encuentran: Crónica de navegación (los demonios), con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Joven “Salvador Gallardo Dávalos” en 1994 (ica, 1995), Versos para morir despacio (Tierra Adentro, cnca, 1998), Tótem en coautoría con Juan Gelman, Víctor Sandoval y Gustavo Monroy (uam/ fonca/ Von Gunten Taller de Grabado, 2004), Adán y Eva (Fernández Editores/ Los Amigos de la Caja Chica, 2007). Sandra Reyes Carrillo Aguascalientes, 1987. Es licenciada en Letras Hispánicas con mención honorífica por la Universi-
dad Autónoma de Aguascalientes (uaa, 2005-2009). En el año 2010 comenzó a trabajar como correctora de textos para diversas instituciones, oficio que no ha dejado de ejercer. Desde el año 2013 estudia en el Centro de Estudios Psicoanalíticos Mexicano (cepsimac), donde actualmente cursa los seminarios “Formaciones del inconsciente (interpretación de los sueños)” y “Lacan: el personaje y su obra”. Sus principales intereses son la literatura y el psicoanálisis.
latinas al sueco. Entre todos estos títulos se destacan los de Federico García Lorca, Jorge Luis Borges y Octavio Paz. Su antología bilingüe de poesía chilena, desde Nicanor Parra hasta Raúl Zurita, fue premiada en la Feria del libro de Santiago de Chile, en el 2003. Durante veinte años lideró el Festival Internacional de Poesía en Malmö. Dirigió la editorial Aura Latina donde se han publicado sus traducciones de Gonzalo Rojas y varios poetas catalanes y portugueses.
Andrés Reyes Rodríguez Aguascalientes, 1957. Es investigador de asuntos políticos y urbanos. Estudió Sociología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, cursó la maestría en el Instituto José María Luis Mora y doctorado en el ciesas de Occidente. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I, y actualmente es Jefe del Departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Valeriu Stancu Iaşi, Rumania, 1950. Poeta, narrador, ensayista, traductor, periodista y profesor. Graduado en la Universidad Alexandru Ioan Cuza, se especializó en Literatura en la Facultad de Artes. Es miembro de la Unión de Escritores y Traductores, y de la Sociedad de Periodistas, en Rumania. Desde 1997 es director de la editorial Crónica y editor de la revista literaria del mismo nombre. Su obra ha sido traducida a veinte idiomas y ha obtenido numerosos e importantes premios.
Carlos Reyes Sahagún Aguascalientes, 1956. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Autónoma Metropolitana, se desempeña como profesor e investigador de tiempo completo en los departamentos de Historia y Ciencias Políticas y Administración Pública del Centro de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Ha sido guionista del Ferial de Aguascalientes y autor de diversos libros. Entre las distinciones que ha recibido destacan el Premio Estatal de Periodismo y el Premio Aguascalientes al Desarrollo de las Humanidades. Actualmente es Cronista del Municipio de Aguascalientes. Juan Manuel Roca Medellín, Colombia, 1946. Poeta, crítico de arte y periodista que ha desarrollado múltiples actividades culturales. Algunas de sus obras son Memoria del agua (1973), Luna de ciegos (Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, 1976), Los ladrones nocturnos (1977), Cartas desde el sueño (1978), Fabulario real (1980), Ciudadanos de la noche (1989), Pavana con el diablo (1990), Monólogos (1994), Memoria de encuentros y La farmacia del ángel (1995). Su obra en prosa se reunió en 1994 bajo el título Prosa reunida. Carlos Santibañez Ciudad de México, 1954. Estudió Letras Hispánicas y Derecho. Cofundador del grupo editorial Liberta Sumaria y Nautilium. Ha publicado,entre otros: Con Luz en persona (1999), Ofrezca un libro de piel (2005). Antologado en: Asamblea de Poetas por Gabriel Zaid , Palabra Nueva por Sandro Cohen, 500 años de poesía en el valle de México, Poesía Erótica Mexicana por Enrique Jaramillo Levi. Actualmente se desempeña como Maestro de Poesía en el Diplomado en Creación Literaria del Instituto Nacional de Bellas Artes. Lasse Söderberg Estocolmo, Suecia, 1931. Poeta, ensayista, traductor. Ha publicado unos quince libros de poemas, cinco libros de ensayos y alrededor de 70 libros traducidos de diversas lenguas, especialmente del español y otras lenguas
Stefano Strazzabosco Thiene, Italia, 1964. Poeta y editor. Ha publicado libros de los libros de poesía Racconto, 1995; Dìmmene tante, 2003; Blister, 2009; 66, 2013; P. Planh por Pier Paolo Pasolini, 2014); de ensayos (sobre Güido Piovene, Goffredo Parise, Giacomo Leopardi, Giordano Bruno, Cesare Pavese, etc.). Ha traducido al italiano a Octavio Paz, Fabio Morábito, Tonino Güerra, Carlos Montemayor, Aurelio Arturo, Juan Gelman. Vive en Vicenza, Italia, en donde ha creado y dirigido el festival poético internacional “dire poesia” Stefaan van den Bremt Aalst, Bélgica, 1941. Poeta, traductor y ensayista. Ha publicado unos veinte libros de poesía. El primero salió en 1968 y ganó el premio al mejor debut literario en Flandes. Es reconocido como traductor de Verhaeren, Maeterlinck, Brecht y Kafka, y como un gran divulgador de la literatura hispanoamericana. Ha vertido al neerlandés a poetas como Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Octavio Paz, Jaime Sabines, Ramón López Velarde, Marco Antonio Campos y Juan Gelman. Ida Vitale Montevideo, Uruguay, 1923. Poeta. Ejerció como profesora de literatura hasta 1973. Fue colaboradora del semanario Marcha; entre 1962 y 1964 dirigió la página literaria del diario Época. Fue codirectora de la revista Clinamen, integró la dirección de la revista Maldoror. Tuvo que exiliarse en 1974 a causa de la sangrienta dictadura en Uruguay, allí entró en contacto con Octavio Paz y fue parte del comité asesor de la revista Vuelta, además de participar en la fundación del semanario Uno más Uno. Es considerada integrante de la Generación del 45 con otros escritores como Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi o Idea Vilariño. Alcibíades Zaldívar Álvarez Escribidor y comediante. Nació de casualidad en Cuba y de causalidad se exilió en México. Gracias al teatro y la literatura sobrevive buscando libertades. Afiliado a la contraconducta por vocación. Amante de gatos, perros y amistades peligrosas.
Jan Hendrix Lotus Malinalco, Estado de México Recorte y ensamble de mármol negro y ónix blanco para alberca, 2012 Arquitecto: Mateo Holmes Fotografía de Javier Navarro
El paisaje en el arte, entrevista a Jan Hendrix
Para conmemorar un acontecimiento importante, no hay nada más significativo que la creación de una obra artística para que los habitantes del lugar se la apropien como un elemento más de pertenencia. Jan Hendrix, quien ha intervenido espacios públicos en ciudades como Londres, Madrid y Distrito Federal, es el creador que construirá una pieza que será instalada a un costado del histórico Teatro Morelos, sede de la Soberana Convención Revolucionaria, a propósito de su centenario. Parteaguas presenta esta conversación en la que Hendrix comenta sobre su relación con el paisaje urbano en combinación con el potencial estético de la naturaleza y las plantas, motivaciones que son el punto de partida de la obra que realizará en Aguascalientes.
Fotografía: Ariel Ojeda/Universal
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¿Q
ué es el arte y cuál es su importancia en el mundo?
JH Para saber qué es el arte la mejor prueba sería quitarlo y entonces darnos cuenta cómo lo necesitamos; imagínense un mes sin teatro, cine, danza, música, cuadros, artes visuales, arquitectura; quitar las artes por un mes, a lo mejor por más tiempo, creo que sería lo más efectivo para darnos cuenta cuánto lo necesitamos. Yo estoy convencido de que es un alimento más, que es muy importante. ¿Por qué trabajar con plantas? JH El asunto de las plantas viene de una observación del paisaje desde tiempo atrás digo, 30, 40 años de estar trabajando con el tema del paisaje. Obviamente si uno va trabajando con el paisaje como lo consideramos todos, como la vista panorámica de las montañas, las nubes, el campo, si uno va indagando poco a poco, se va acercando a lo que está dentro de este paisaje y lo que está dentro es todo este mundo botánico, vegetal, la flora y la fauna; aunque por el momento no es tanto el asunto de la fauna sino la flora lo que me tiene muy ocupado, y cada vez se vuelve más una necesidad de entender o querer entender el rompecabezas de todo este gran conjunto que llamamos paisaje. ¿Cuál es su relación con México? JH Pues vivir 40 años en México significa que mi vida profesional sucede aquí, empezó aquí y, aunque mis estudios fueron en Holanda, muy pronto empecé a trabajar aquí en México y por lo mismo soy parte de la vida mexicana al cien por ciento..., también de alguna manera sigo siendo este holandés perdido en México, pero soy muy parte de la vida cotidiana, cultural, la vida con mis compañeros, con las instituciones, con los museos, con todo lo que es el mundo cultural, soy muy parte de esto y de la vida mexicana en general. ¿Qué es lo que más le gusta de la cultura mexicana? JH Son demasiadas cosas: el clima, la luz, la comida, el ambiente creativo; hay un montón de cosas como el paisaje obviamente, que fue uno de los motivos, por el cual fue fácil quedarme..., un conjunto de cosas. ¿Cuál es su vínculo y relación con el arte público? JH El reto de incorporar una pieza, no diría yo escultura, porque en primer lugar no soy escultor y en segundo no quisiera que mi trabajo fuera denominado como escultura, sí más bien una obra que pueda tener una función, un espacio público que pueda tener
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Kiosco, zócalo Puebla de los Ángeles
una función de cierta utilidad, como una obra que se hizo en Puebla que más bien parece un kiosko, es un lugar de encuentro de la gente, un lugar donde los niños quieren jugar, el encontrar dentro de mi trabajo la aplicación de las imágenes que he dibujado toda mi vida y cómo éstas se vuelven como el tejido de un espacio que es completamente útil. ¿Cuál es la importancia del arte y su intersección con la arquitectura? JH De alguna manera la arquitectura en México se divorció de los artistas más que en otros lugares después de una relación muy intensa entre ambas durante la primera parte del siglo xix, a causa del muralismo, y lo que se ha dado es que se están reencontrando o reconciliando de alguna manera la arquitectura, y las artes visuales, después de un lapso de silencio entre ambas disciplinas. Creo que hay un reto nuevo con arquitectos jóvenes pero también con arquitectos ya consagrados para poder encontrar esta fusión entre la forma recta y la curva, diría entre lo estricto y algo que tiene una connotación a lo mejor más juguetona, más ligera o que aligera ciertos aspectos de la arquitectura monolítica que estamos muy acostumbrados a ver aquí en México. ¿De qué manera se incorpora la naturaleza en su obra? JH Durante los años, con una especie de zoom que he hecho en el paisaje, las plantas se han vuelto el
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vehículo cotidiano al estar trabajando mi obra; son como el lenguaje, el alfabeto, mis letras, aquello con lo cual el escritor escribe, o las notas con las que el compositor escribe su partitura; son los elementos con los cuales yo puedo crear mi alfabeto y con ese alfabeto decir algo, platicar del paisaje pero también de su impacto en nuestra vida, su desaparición por cuestiones políticas, ecológicas y de destrucción. Hay una connotación de belleza también, por otro lado, hay también una connotación de forma, es toda una serie de factores que en su conjunto me crean un mundo dentro del cual yo quiero estar, básicamente una pared que me protege; es como vivir en una caja llena de libros, de material del cual me puedo nutrir; es como la comida también, porque, como hemos dicho antes, el arte es similar a la alimentación. ¿Cuál es su visión sobre la incorporación del paisaje al ámbito urbano? JH Para empezar lo urbano es un paisaje también; no hay que decir “el campo es un paisaje, la ciudad no lo es”, porque la ciudad es otro paisaje, pero la incorporación de la naturaleza dentro de este paisaje urbano trata justamente de amabilizar el ambiente. Un árbol hace exactamente lo mismo que yo intento hacer, aunque yo creo que el árbol lo hace mejor: crear un espacio donde la gente se quiere sentar. Yo no conozco plazas donde la gente se quiera sentar al sol de mediodía sin que haya una sombra cerca para que se puedan sentar a gusto y donde puedan estar
Presentación del proyecto de Jan Hendrix para la Plaza de la Convención a un costado del Teatro Morelos. Aguascalientes
tranquilos y se sientan protegidos; no se van a sentar en una plaza donde hay pura piedra, donde no hay sombra ni nada; entonces, en ese sentido, si yo puedo crear una especie de gran paraguas o de gran sombra dentro de una plaza en un contexto urbano, histórico y colonial, ese es un reto que me gustaría afrontar. ¿Por qué su predilección hacia las jacarandas? JH Pues hay una serie de plantas que me gustan más que otras y la jacaranda es un árbol que cuando florea es absolutamente un espectáculo, es algo fuera de lo común por el color y la forma, una forma muy sinuosa, muy moviéndose como si estuviera bailando; hay una serie de árboles que me atrae muchísimo pero uno de ellos es la jacaranda y me gustaría que hubiera muchas más; incluso había ideas de un arquitecto, Teodoro González de León, cuya gran propuesta, para mí como arquitecto, fue decir que se tendría que plantar miles, más bien millones de árboles de jacarandas en la Ciudad de México. ¿Cómo se relacionan las jacarandas con su diseño para la Plaza de la Convención? JH Es justamente lo que se está diseñando ahora; en este momento estamos en la fase de ver qué densidad requiere el techo de doble tejido y estamos viendo qué cantidad de luz vamos a dejar pasar, cuál es la sombra que queremos lograr, entonces los dibujos están en una fase de redibujar; es un proceso necesario
antes de poder cortar todo en metal. Estamos viendo todos los pormenores de este dibujo que nos funciona como imagen ornamental, imagen de formas y, a la vez , crea la sombra que creemos que puede ayudar para que la gente quiera estar ahí; mi idea es que este sea realmente un lugar donde la gente quiera estar, sentarse, comerse un helado, ver una obra de teatro a lo mejor, en la noche. Me estoy imaginando cine, me estoy imaginando una orquesta tocando ahí, me estoy imaginando reuniones, a lo mejor pequeñas ferias del libro, actividades culturales que seguramente habrá dentro de este espacio para que sea un espacio completamente vivo, como si fuera La Convención de nuevo, en el sentido de que la gente tenga su lugar dentro de la plaza donde se sienten en la sombra, tanto de la jacaranda real, como de la dibujada por mí. ¿Cómo puede colaborar el arte para que un espacio sea útil? JH Hay que crear espacios que tengan justamente este punto medio entre arquitectura, espacio útil, arte, y buscar esta relación balanceada como si fuera un buen jugo de frutas; algo muy balaceado para que realmente adquiera una función obvia, que no haya duda de que este espacio está hecho para un uso intensivo de la gente. Las plazas en México el fin de semana, los domingos, están llenas de globos, de niños, de gente caminando, de familias, entonces hay que buscar esta relación dentro de la arquitectura; el uso rudo, incluso, del espacio, de los elementos, del
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Hotel Habita, Polanco, Ciudad de México. Ten arquitectos. Fotografías: Luis Gordoa, Undine Pröhl y Jean Luc Laloux
tejido del techo que se va crear ahí, que deje pasar la luz, y que todo esto se vuelva realmente un espacio funcional, útil, y lo que es muy importante para mí, obviamente que sea bello, porque yo al final de cuentas me tengo que encargar de la belleza; ese es uno de mis trabajos. ¿De qué manera interviene la luz en una obra de arte público? JH A final de cuentas el elemento que es esencial es justamente el elemento que no existe; es como algo extra que nos da el sol cuando pasa por un techo abierto y tira una cantidad de sombras en el piso, lo cual hace mucho más atractiva la obra. Yo creo que si uno trabaja con la luz le llega gratis por lo menos la mitad de la sensación y de la emoción de la obra. ¿Como artista, con qué arquitectos ha colaborado? JH Pues he tenido la suerte de trabajar con muy buenos arquitectos empezando por Bernardo Gómez Pimienta, Enrique Norten, Teodoro González de León, Ricardo Legorreta; bastantes arquitectos en España; ahorita estoy trabajando con arquitectos de Estados Unidos, pues quiso la suerte que al empezar con un proyecto muy pequeño, el hotel Habita, aquí en Polanco, en el d.f., empezó a surgir una serie de peticiones de otros arquitectos para poder colaborar. Y
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como ha crecido la cantidad de trabajos que hemos hecho, cada vez hay más interés y cada vez también hay más complicaciones. La escala también empieza a cambiar; hay proyectos a futuro con los mismos arquitectos; con Enrique Noten hay otro, con Teodoro González de León estamos platicando de otro; esas colaboraciones cada vez se vuelven más intensas y más interesantes, por el destacado nivel de los arquitectos. ¿Podría hablar sobre el equipo de arquitectos e ingenieros con los que ha trabajado en Aguascalientes? JH Fue muy interesante la colaboración fluida; Nos entendimos muy bien en la fase de diseño, pero también para encontrar la solución después de que ya se habían planteado muchos cambios, antes de yo entrara al equipo. Creo que cuando ya nos empezamos a entender estuvimos a mucha presión por falta de tiempo; empezamos a tomar decisiones que, ahora viendo el resultado final, me parecen acertadas. Ahora viene la fase de la construcción, que es una colaboración más con ingeniería, más con la constructora; espero sea igual de fluido como fue el trabajo con los arquitectos.
Equipo de trabajo de Jan Hendrix, L. William Zahner y Paul Martin
¿Podría hablar sobre el equipo de profesionales con quienes trabaja para la materialización de su obra?
y la colaboración entre mi equipo y el equipo de ellos es una relación que yo necesito prácticamente todos los días.
JH Lo que tenemos aquí es un equipo de gente que son artistas, arquitectos, diseñadores; un equipo muy multidisciplinario que resuelve cada cosa desde una mirada distinta; nosotros estamos trabajando en un mismo proyecto, pero cada quien tiene una visión diferente, desde su punto de vista y desde su propia disciplina, y todo esto se conjunta en lo que estamos haciendo aquí en relación a este proyecto, en el diálogo con la sicom. Además hay una fábrica de producción que es la productora de la obra, con la cual yo ya llevo trabajando casi diez años, desde el 2006. Cada vez me es más claro que con ellos puedo lograr una serie de trabajos que no encuentro en otra parte a nivel mundial; estamos en una colaboración tan estrecha que muchas cosas se tienen que definir por visita, por correo electrónico, pero también por teléfono o por muchas vías distintas. Son expertos en todo lo que es la piel de un edificio, las pieles de un edificio; es una fábrica que tiene ya cuatro generaciones de estar trabajando con metales; su experiencia es vasta y con ellos puedes desarrollar una ingeniería específica para que esto se pueda hacer dentro de un costo razonable, dentro de un tiempo razonable, dentro de una estructura, construcción e ingeniería razonables y que se pueda tener a tiempo, perfectamente bien hecho, durable, de tal manera que nos pueda ser útil muchos años; todos esos factores son esenciales
¿De qué manera se relaciona su pieza con la conmemoración de la Convención de Aguascalientes? JH La Convención fue, si lo comprendo bien, un primer paso para entenderse y crear una nueva constitución en México durante La Revolución. Creo que siempre tenemos que tener un lugar de encuentro, hacer una convención es algo que tiene que seguir sucediendo en todos los temas que nos conciernen, que nos importan dentro de una sociedad viva y cambiante, como la que tenemos; entonces, yo creo que la mejor manera de conmemorar un momento tan importante, que pasó hace cien años, es crear ese nuevo espacio basándose en el parámetro de una casona vieja que estaba ahí, una casona colonial, utilizar ese mismo espacio para crear un lugar donde la gente se pueda encontrar y pueda hacer esta convención algo de todos los días; estar juntos, discutir; estoy hablando también de un espacio que pueda tener un uso para discusiones hasta políticas, que pueda tener un uso de creación y de recreación; puede ser usado, ya lo mencioné, para música, cine; me estoy imaginando actividades y encuentros donde la gente siempre recordará aquel momento que fue La Convención y por medio de unos elementos alusivos, que espero sean muy pocos, se podría tener un espacio que la gente siempre identifique como un lugar de encuentro; para mí eso es lo más importante.
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Antonio Ortuño
la fila india “Yo decidí escribir La fila india a través de varios momentos distintos; uno de ellos fue el día en que abrí un periódico y encontré en la página diecisiete la noticia de las fosas comunes que están descubriendo en Tamaulipas con decenas y decenas de cuerpos de centroamericanos”, contó Antonio Ortuño en la presentación de su libro en el ciela “Fraguas”, en junio pasado. Más allá de ser otra novela sobre violencia en México, este libro es un hiriente relato sobre los protagonistas que, circunstancialmente, han sido víctimas de la misma, para provocar la perturbación de sus lectores. Aquí se reproduce la charla en la que el autor compartió las vivencias propias y ajenas que de alguna forma quedaron plasmadas en su novela.
© Lisbeth Salas
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a fila india no es un reportaje. Sí: leí reportajes, vi documentales, pero no se trata de eso: esencialmente es un libro que, desde México, voltea a ver a los mexicanos y, sin minimizar las circunstancias de los migrantes, trata de averiguar qué demonios nos pasa en la cabeza, por qué las sociedades que somos México nos instalamos en un discurso victimista que cobra un sentido verdaderamente terrorífico en el momento en el que está en los labios de alguien que es un asesino, un explotador de migrantes; porque, como sociedad, eso somos y es absolutamente indudable. En uno más de los incidentes de nuestra horrible relación con Estados Unidos, hace unos días se reveló que hay una especie de fosa común en Texas, un cementerio de migrantes, tanto mexicanos como centroamericanos; cuerpos que quedan ahí, en las morgues, y no saben muy bien qué hacer con ellos, entonces, la funeraria termina echándolos en la fosa común. La nota fue tibia, en parte porque está el Mundial, (y es cierto que no sólo nos roban el petróleo sino que aparecen fosas muy llenas de mexicanos pero seguimos hablando de Andrés Guardado), también fue tibia porque nos damos cuenta, en el fondo, de lo absurdo que es levantar la voz como víctimas, como si fuéramos la primera soprano de la ópera internacional, para reclamar un trato que nosotros propinamos, pero de forma mucho más radical, a los migrantes que atraviesan por el territorio mexicano. Los migrantes, desgraciadamente, ocupan el último lugar de la cadena alimenticia del clasismo y el racismo mexicano, que ahí está, invicto desde la conquista. Decía Ibargüengoitia que en México siempre habían existido estas divisiones sociales; primero se llamaron conquistadores y conquistados, luego se llamaron gente decente y peladaje, actualmente se llaman emprendedores y trabajadores, y abajo están los migrantes. Suponemos que vienen del sur y aunque muchos de ellos tienen preparación académica simplemente no nos importa; si a los propios mexicanos los discriminamos, cuando son extranjeros estamos dispuestos a utilizarlos como ganado. Decidí escribir La fila india a través de varios momentos distintos; uno de ellos fue el día en que abrí un periódico y encontré en la página diecisiete la noticia de las fosas comunes que están descubriendo en Tamaulipas con decenas y decenas de cuerpos de centroamericanos; a los dos días ya estaba en las primeras planas, llegó a ser incluso la noticia del día y durante la noche estaba en la televisión, pero a los dos o tres días ya había vuelto a la página diecisiete del periódico, de donde nunca más salió. También decidí escribir una novela porque vivo a unas calles de la estación del ferrocarril, en Guadalajara, y ese es el lugar de paso de muchos migrantes que se detienen en la ciudad a cambiar de tren, en estos famosos trenes que llaman “La bestia”; no es un solo tren que arranque en San Salvador y llegue a Oakland sino un sistema y los migrantes van saltando de unos a otros trenes, colándose entre las estaciones, bájandose un poco antes de llegar y vol-
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Presentación del libro La fila india de Antonio Ortuño en el Centro de Investigación y Estudios Literarios ciela “Fraguas”
viéndose a subir cuando ya arrancó el tren para lograr hacer toda la ruta. Por otro lado, si los migrantes han tomado la ruta del Pacífico es esencialmente porque en la ruta del Golfo de México tienen la certeza casi absoluta de que los van a matar o los van a secuestrar o van desaparecer. No hay cálculos de estas desapariciones porque el Gobierno mexicano no se toma en absoluto la molestia de levantarlos, ni siquiera considera necesario levantar una especie de censo o acercarse a ver las dimensiones del problema de la migración; pero cuando uno se pone a ver lo que dicen las ong, los cálculos para la zona son de miles de migrantes centroamericanos que desaparecieron, junto con muchos mexicanos, y que nunca llegaron a Estados Unidos. Desde luego no quiero decir que todas esas personas estén muertas, pero un porcentaje elevado de esas personas lo están. Cada vez que abren una fosa común en México a todos se nos sube el corazón a la boca; en términos generales lo que estamos pensando es que son desaparecidos mexicanos, pero con mucha más frecuencia esas fosas están llenas de migrantes a los que nadie busca en México, que no están en redes sociales y nadie reporta y nadie sale a buscar. De ninguna manera quiero minimizar la situación de los desaparecidos en México, pero insisto: los migrantes están al final de la cadena alimenticia.
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Todos estos son impulsos para escribir; ver a los migrantes en la calle, hablar con ellos; algunos me han contado anécdotas tristes, espantosas, al menos para mí. Una vez me crucé en la calle con uno que no tuvo dinero para pagar la extorsión y le habían cortado las orejas; tenía todavía los parches de las curaciones. Yo estaba paseando a mi perrita, que es una sabuesa de esas que se destacan precisamente por tener sus orejas enormes, que les arrastran, y el migrante me detuvo, no me pidió dinero ni nada, sólo me dijo: “Mire, a su perrita le sobran y a mí me faltan”. Claro, uno es incapaz de reír y cuando recuerdo la anécdota más bien me amargo. Y como ese varios episodios similares. Uno puede escribir por esas motivaciones. Desde luego, por ser temas muy complicados la migración, la entidad de los migrantes, la entidad mexicana, los mecanismos de la discriminación, el lenguaje del poder y todas estas cosas, me pareció que la decisión lógica era que la novela no tuviera una estructura sencilla y lineal. Por eso tiene tres narradores diferentes. Por un lado, la historia está narrada por el personaje que podríamos considerar central, a quien apodan La Negra, que es una funcionaria de medio pelo que vive al suroeste del poblado que se llama Santa Rita, donde acaban de achicharrar a unos migrantes en un albergue oficial.
Migrantes centroamericanos en Veracruz. © Felyx Márquez
Ella llega ahí sin saber exactamente con qué se va a encontrar; va cargando a su niña porque no tiene con quién dejarla. Ella es uno de los narradores y la línea de Santa Rita es la principal y el corazón del libro. Y hay otra línea, del padre de la niña; no es exmarido de la funcionaria porque no estuvieron casados, pero tuvieron una hija y están separados. El hombre en realidad no sirve para mucho; da clases en preparatoria, no completa la manutención y lo único que hace por su hija es que durante algún tiempo ahorra y le compra un viaje a Disneylandia, el cual tienen que cancelar porque mandan a la madre a Santa Rita. Él está en una especie de estado entre la negación y el shock porque su hija no está en Disneylandia sino a dos cuadras de donde acaban de achicharrar a unos centroamericanos. A partir de la hostilidad que comienza a sentir sobre el tema empieza, a reflexionar al respecto de los migrantes que les tocan la puerta, a los que hacen barrer la calle, que les piden dinero, y pasa de la pasividad a la agresión directa. Esta línea narrativa es un estudio de cómo nuestros prejuicios no son propios de los asesinos de migrantes o de los traficantes de personas sino de funcionarios y ciudadanos de a pie a los que parece que los migrantes son nada más que unas sombras que están en los semáforos pidiendo dinero, personas
que se cuelgan del timbre de la casa y no les permiten concentrarse. Además hay un tercer registro que es más o menos neutral, una especie de narrador omnisciente que cuenta lo que los otros personajes no pueden ver directamente, y que a veces juega con un registro paródico de la nota roja; en ocasiones hace algunas acotaciones sobre el escenario de los hechos, sobre Santa Rita, que es un lugar donde el centro de la ciudad está permanentemente en obras o cuando terminan de hacer las obras se les olvida poner el cableado y entonces vuelven a levantar las obras y cuando terminan de ponerlas se les olvida poner alguna otra cosa, entonces vuelven a abrir el mosaico, etcétera..., es decir, como cualquier ciudad mexicana. También dentro de ese registro aparece una serie de boletines que emite la Comisión Nacional de Migración. Desde luego la Comisión Nacional de Migración tiene la virtud de no existir, lo que existe es el Instituto Nacional de Migración, que incluso es más inútil que mi Comisión Nacional de Migración; ésta al menos emite boletines, lo que nunca ha hecho el Instituto Nacional de Migración. Y son como el boletín arquetípico con el que sueña todo funcionario: no dicen absolutamente nada, están construidos con palabras grandilocuentes que tampoco significan nada; además, el boletín prototípico de la conami, que es el que inventa este presunto genio de la comunicación que es Vidal, es un boletín tan perfecto que lo único que hace falta es cambiarle el número de muertos y la fecha para que se pueda seguir utilizando una y otra vez. Las cuatro o cinco veces que aparece es básicamente el mismo, sólo se cambia la fecha y el número de muertos. Es decir que la respuesta literaria, para mí, ante la complejidad del problema, fue buscar diferentes voces que abordan facetas distintas de lo que se está narrando, desde registros también diferentes. La historia de La Negra, por ejemplo, es la de un personaje un poco neutral, un poco cobarde, que va desarrollando una empatía con una migrante específica; no con toda la causa, no con toda Centro América; no se pone la playera de la selección de Costa Rica, sencillamente le ayuda a uno de los migrantes. Pero incluso me parecía que eso podía resultar en una novela más o menos débil; por eso quise balancearlo con los monólogos, mucho más cortos pero mucho más agresivos, casi delirantes, del padre y de su hija que se va volviendo un monstruo en el tiempo real de la novela.
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Migrantes en el camino
A la historia de La negra la han comparado con la novela policial, pero a mí me parece un poco más como de novela gótica, como en esas historias de la chica inocente que llega a un pueblo y se ve rodeada de monstruos pero que va construyendo esa tensión creciente para hacer las transiciones hacia la otra voz que es mucho más agresiva, mucho más radical en cuanto a las frases que utiliza, en cuanto a las acciones que toma. Desde luego una cosa es decir “voy a hacer eso” y otra cosa es sentarse y escribirlo y que funcione, es decir, que la narración progrese, que el lector no se empiece a aburrir y termine botando el libro, que cada una de las historias vaya ayudando a que quieran enterarse de la otras a través de una tensión creciente desde los tres focos de atención. Por otra parte tenía una limitación con respecto al narrador, y es que jamás había narrado, más que unas poquitas páginas de otra novela que se llama Ánima y quizá un par de cuentos, desde un personaje femenino. Al final fue una falsa preocupación porque siempre escribir ficción es escribir mediante artificios; incluso si se trata de tu diario nadie puede comprobar que haya una perfecta traslación de tus pensamientos, de tus sentimientos; desde el momento que escribes eres otro, desde el momento que estás contando algo lo cuentas para alguien, aunque sea
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para ti mismo, entonces, claro, era un falso problema, pero de cualquier manera me torturaba la posibilidad de que alguien pudiera decir “este es el clásico narrador masculino con una peluca y faldas”. Para eso practiqué una metodología que consistía en martirizar a mi esposa y mis amigas dándoles a leer fragmentos de lo que iba escribiendo y que me dijeran su parecer, y discutir y pelear con ellas. Tampoco era de mucha ayuda porque, por ejemplo, una me decía “una mujer jamás haría eso” y la otra me decía “eso es exactamente lo que haría una mujer”. Lo que me ayudó a sacar al buey de la barranca, hasta donde lo pude sacar, fue algo completamente azaroso. La Feria Internacional del libro de Guadalajara me invitó a ser jurado del Premio Sor Juana de literatura escrita por mujeres, en lengua española. El haber sido jurado en esos dos años me obligó a leer más de cien libros escritos por narradoras contemporáneas de lengua española, básicamente de todos los países de habla hispana, e incluso mujeres que escriben en español en Estados Unidos. Y al encontrarme con esa enorme cantidad de libros (desde luego no todos eran buenos, ni siquiera la mayoría, pero había unos extraordinarios), me quedó clarísimo que probablemente no habían pasado para escribir por las dudas paralizantes que yo pasaba. Había una novela que estaba narrada por un capitán de carabineros, que tenía los bigotes hasta acá, y cuya autora, una señora de unos cincuenta, podía escribir convincentemente desde el punto de vista de un capitán de carabineros. Me di cuenta de que se trataba incluso de un pánico escénico y seguí trabajando de manera racional, concentrándome en que el personaje de La Negra fuera sólido por sí mismo. Desde luego un escritor tiene un elenco limitado de preocupaciones, de intereses y lecturas y modelos narrativos y cree que maneja bien un registro, pero me pareció que era un buen momento para probar algo radicalmente distinto, porque la historia era diferente, porque la motivación para escribir esta historia fue diferente a de los anteriores libros que había escrito, especialmente del resto de las novelas, y entonces decidí que se trataba de buscar otro tono. ¿Cuál iba a ser ese tono?, bueno en este caso específico me parecía que el humor negro no era la mejor decisión, ni éticamente ni estéticamente, para narrar la situación de los migrantes, para narrar la manera en la que nos comportamos y nos entendemos, o mejor dicho, no nos entendemos. Sí hay algunos pasajes en el libro que son satíricos, algunos pasajes que podrían ser de humor negro, aunque que me
Jonatan Frías, Antonio Ortuño y Edilberto Aldán en el ciela
parece que reflejan situaciones tan amargas que deja de ser humor. Tampoco quería ni me interesaba hacer una especie de melodrama, algo que nada más hiciera que la gente llorara como si fuera una telenovela, ni predicar a la gente, decir “yo creo que esto está muy mal”; todo eso viene del ámbito de Víctor Hugo y a Hugo le encantaba hacer eso; si no se piensan chutar las seiscientas páginas de Los miserables vean la película, el musical de Los miserables, que es como un largo capítulo de Lo que callamos las mujeres. En este caso me pareció que era indispensable no apostarle en la ruleta al humor negro, así que traté de encontrar una especie de tono mestizo que dejara en el aire las últimas consecuencias éticas y morales de las cosas terribles. No hay una especie de moraleja, no hay una especie de epílogo en el que las cosas caen en su sitio y nos expliquen qué era lo que estaba pasando, lo mismo que en nuestra realidad. Lo vemos todos los días: esta violencia sin fin, esta creciente miseria, esta creciente sujeción de la gente a distintas formas de la hegemonía; esto no se está resolviendo de ninguna forma, está empeorando. No es cierto que la literatura cambia la realidad, no lo puede hacer, es absolutamente imposible que la cambie. Construye una cosa que es diferente a la realidad; la refleja como los espejos de feria y es otra cosa que sirve para reflexionar sobre la realidad pero,
en sí misma, solamente es un espejo deformador de la realidad. Me siento mucho más cómodo hablando de cuáles son mis estrategias literarias y mis dudas; creo que no estoy en condiciones de escribir un libro, no sé si lo esté en algún momento, en el que les ofrezca respuestas. Por eso estoy seguro de que no se trata de respuestas sino de explorar desde la narrativa mis dudas; gran parte de mi trabajo, una vez que pude superar el falso problema de que la narradora principal fuera un personaje femenino, estuvo concentrado en que fuera un libro dinámico, que jugara con las estrategias narrativas para lograr tensión, que tuviera un nudo dramático que resolviera el libro sin que esto, insisto, significara dar recetas sobre cómo resolver la migración, o cómo comportarse. Afortunada o desafortunadamente no puedo dar recetas morales, este libro ésta escrito sobre la duda, sobre una serie de dudas e inquietudes, espero que quien lo lea pueda tener esa suspensión voluntaria de su incredulidad y que el libro resulte interesante, apasionante, esa, creo, es la única victoria que puede tener un narrador al final de cuentas: que el lector termine con tantas dudas como tiene él sobre los temas que aborda pero no haya dejado el libro hasta la última página.
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William
todo un personaje de Shakespeare ALCIBÍADES ZALDÍVAR
El interés por conocer y desentrañar a los grandes artistas de la historia, a quienes han transformado la manera en que nos miramos y nos entendemos, es una constante que ha estado presente ya como interés académico o como curiosidad personal. Dialogar con William Shakespeare en pleno siglo xxi, es un privilegio que todos los admiradores y lectores del bardo inglés seguramente han anhelado a lo largo de varios siglos. Alcibíades Zaldívar realiza esta entrevista mediante un interesante ejercicio de creación, a través de un diálogo imaginario con este personaje mítico para volverlo más humano y familiar, más cercano. Grabado en cobre de Shekespeare de Martin Droeshout
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– ué decir si todo está dicho. Se ha dicho tanto que como resultado está la imagen legendaria, mítica, mágica, romántica y, por qué no, mal intencionada. Todo lo que diga es complemento. La diferencia viene desde el reposo que da el tiempo, el verse desde fuera, ni como víctima ni como victimario, como fui, como soy, al cabo estoy en la eternidad de los hombres.
Me dijo Shakespeare –El 26 de abril de 1564, en el sexto año del reinado de Isabel i de Inglaterra, fui bautizado William; a mi padre no se le ocurrió otro nombre. Como sabrás William es tan común como decir whisky. Viene a mí la imagen de un niño leyendo las hazañas de El León, William i y Rey de Escocia: el que apresó a Enrique ii de Inglaterra en 1174, el que recuperó la independencia de Escocia en 1189 bajo el reinado de Ricardo i de Inglaterra en 1189, derrotado por Juan Sin Tierra en 1209. Ese niño soy yo, y durante mucho tiempo me hice creer que mi padre había tenido a bien ponerle a su hijo William, por William i, El León. –Stratford-upon-Avon fue el lugar donde todos conocen que nací; lo que no saben es que a pesar de ser pequeño, dos mil habitantes, fue un gran mercado donde había mucho comercio y buena vida. Ahora todo es marca, se marca, y mi pequeño pueblo hoy es una ciudad turística que arrastra a tres millones de viajeros culturales anuales; para que tengas una idea, siete trenes directos desde la estación de Londres Marylebone salen diariamente. Mis vecinos los odian y me odian; de ser un tierno espacio del comercio y sabrosa existencia, alejado del bullicio, se convirtió en una taberna gigante donde de paso se ven mis obras, bien hechas, por cierto. La Royal Shakespeare Company actúa en dos teatros, el remodelado Elizabethan y el Black Bok Theatre; mi casa natal, la de mi hija y la que compré al retirarme de Londres y el teatro, son museos; la iglesia visitadísima, donde ocurrieron los rituales de bautizo y entierro. Los anónimos lugares de mi felicidad cotidiana, rincones que nadie conoce, testigos de formidables peleas por una idea, por un deseo, por ir en contra de lo que debe ser, esos permanecen en mi secreto. Hay sitios que pasan a la memoria colectiva por lo que significan según los historiadores; hay sitios valiosos que jamás son considerados: un árbol, una esquina, una ventana. Nacer allí fue una bendición, me enseñó a ver y valorar el querer ser hasta que partí a Londres donde tuve lo que quise, como quise; conocí la fama, el dinero, el amor, gracias al teatro que decía lo que no se podía decir: a los católicos, a los protestantes, a la corte, a la historia misma. Llega un momento en la vida cuando estás harto de fingir en el escenario y en la vida cultural, que decides abandonar ese camino, eso hice, y regresé a Stratford-upon-Avon, espacio de mis últimos dominios.
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por el conocimiento. Yo, William Shakespeare, autodidacta. Aprendí que tenía que escuchar a la intuición, saber quién eres en las buenas haciendo daño y en las malas haciendo cosas buenas. Reconozco mi egoísmo, mi ambición, como mi nobleza y osadía. Desde niño jugué cuanto pude y ya ves, soy eterno. La ignorancia se convierte en deseo por conocerlo todo y buscas aquí o allá, solo o acompañado y si con amigos, mejor.
Alcibíades Zaldívar Álvarez, actor
Le serví más whisky y se quedó absorto en el paisaje defeño, gris, intoxicado, ruidoso. Mirándome a los ojos y sin pestañar continuó. –Mi padre fue todo un personaje. Se casó con una mujer bella, de abolengo pueblerino y aumentó así su fortuna ganada desde que mi abuelo recibió buenas tierras, gracias a Enrique vii, en pago a su belicosa vida. Con el río a sus pies montó un negocio textil con muy buena fortuna, se hizo amigo de políticos y religiosos; subió como la espuma hasta que cayó en ruina; mucha copa, mucho juego, mucho negocio sucio se paga caro. –Mi madre, un ángel con sus ocho hijos: Joan la generosa, Margaret la santa, Gilbert el correcto, June la cómica, Anne la trágica, Richard el próspero, Edmund el serio, y yo, El Bardo. Desde muy joven que andaba de parranda en parranda, leyendo como fiera y escribiendo más para romper que para guardar, salió lo de “Bardo saca apuros”; muchas cartas, poemas, epitafios, loas y lo que representara dinero hice para los amigos, los que después fueron enemigos, y a desconocidas personas en busca de buena pluma y buena trama. –En Stratford Grammar School estudié oficialmente. Allí el maestro John Cotton fue muy paciente conmigo, además del latín, me acercó a los clásicos griegos, mucha filosofía, teatro, astrología y curiosidades del exótico Oriente. El librero Patrick fue lo mejor; puso en mis manos libros de historia, religión, poesía erótica y otras rarezas que alimentaron mi pasión
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–Acusaron a mi padre de traficar lana y todos traficaban hasta las esposas. Pero jamás apostaban en contra del poder; mi padre lo hizo y, de la manera más ingenua, negó ser cómplice de negocios turbios cuando los encargados eran precisamente protegidos del poder. Deprimido, jugó hasta lo que no tenía y perdió todo; yo perdí mi escuela oficial y una carnicería fue el nuevo espacio de enseñanza. Mientras cortaba costillas y reunía hígados los árboles de Arden y las riveras del Avon fueron testigos de mis primeros versos, gracias al estímulo sagrado del vino y las mejores siestas. –Anne Hathaway trajo belleza, pasión y dinero. Ocho años mayor que yo, justo lo que necesitaba. Mujer sabia para el enloquecido bardo tabernero hacedor de versos. Una noche, escapada de sus padres, fue al cuartucho donde la esperaba una botella de vino, unos poemas y yo. Habló poco porque su belleza dijo más. Allí fue creada nuestra primogénita Susanna, par de amantes que por casualidad mezclaron sus jugos y a continuación vino la boda. –Vivía en la paz relativa del pueblo. Nunca faltaron los cómicos que llegaban, actuaban y se iban; traían historias en carretas, podían hablar mal de la reina, del sacerdote, del príncipe lejano, de cualquiera. Me encantaba verlos, imitarlos, invitarlos a beber y que escucharan mis versos, oh Londres… Bebió largamente, degustando malta y recuerdos. Los ojos no engañan, estaban en otra parte, quizá un lugar placentero. Acarició el arete y susurrando dijo: –El teatro vino a mi vida cuando la compañía Lord Chamberlain´s Men pasó por Stratford como tornado y se llevó mi figura de esposo con hijos; el teatro me develó lo que ya intuía, lo quería todo: quería actuar, escribir, dirigir, quería a mi familia cerca, quería
© Iqbal Aalam, The Royal Shakespeare Theatre en Stratford-upon-Avon
hacer dinero en Londres, quería salir del pueblo, ver el mundo, y me fui. –Vivíamos en un país que sabía gobernar en la riqueza y esta sale del comercio y el comercio está en el mundo. España, mala vecina, buscaba cortarle las alas a Isabel y que reinara María Estuardo. Francis Drake, el corsario, dolió tanto como el fracaso de la Armada Invencible a España. Los tiempos renacentistas donde florecieron arte, religión y comercio arrastraban violenta sangre. Bajo Isabel i el desarrollo de las actividades artesanales y manufacturas fueron prioridad dentro y fuera del país, los prófugos políticos y religiosos venidos de los Países Bajos y Francia aportaron muchísimo a este florecimiento; la cerrazón y oscuridad española fue luz y prosperidad. De este modo se crearon las bases para una industria nacional del vidrio, la cerámica, la seda, y pudieron potenciarse las exportaciones de las manufacturas de lana. Nuestra reina sabía hacer bien las cosas, subordinar el poder religioso al monárquico; echando atrás el catolicismo español con el Acta de supremacía, consolidó la iglesia anglicana. Buscó un compromiso religioso que tendiera sobre todo a reforzar la autoridad del estado y que al tiempo frenase la insubordinación social y política. En 1570 Isabel
fue excomulgada por el papa Pío v. Tan lejos del dios ibérico y tan cerca del desarrollo cultural y con él, las artes, y entre ellas, el teatro. Aquí William se iluminó, su vejez prematura cambió al niño que jugaba a las batallas de El León de Escocia, al que inventaba historias entre sábanas y almohadas. Bebió recuerdos y silencio. –El teatro por muy bueno que sea nunca será rentable. Compra una casa, ten un negocio de lana o porcelana y sabrás lo que es ganar plata; el teatro lo pagan los mecenas desde que el mundo es mundo. The Lord Chamberlain’s Men, Los hombres del Lord Chamberlain, fue la compañía de teatro para la que trabajé como actor y dramaturgo durante casi la mitad de mi carrera. En 1603 se convirtió en una de las dos empresas imperantes de la ciudad. Modelo de organización y disciplina, ni siquiera con la muerte de la reina acabó su apoyo; Jacobo i, el nuevo dios en la tierra, fue su protector, para suerte del teatro inglés y todos nosotros. Las compañías teatrales sirven para complacer los gustos del monarca y hasta los disgustos –por decir y hacer cosas atrevidas– son
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a mí y que convertí en oro versado en blanco. Ojalá no sea demasiada información y peque de aburrido amigo mío, quisiera brevemente comentar algo sobre mi obra. –La primera etapa, que va desde 1590 a 1594, está integrada por piezas históricas que tienen como trasfondo los enfrentamientos civiles en la Inglaterra del siglo xv. Enrique vi, primera, segunda y tercera parte, y Ricardo iii. Además la encantadora Comedia de las equivocaciones, divertida farsa que, imitando el estilo de la comedia clásica latina, basa su interés en los errores de identidad; La fierecilla domada, una comedia de caracteres; Los dos hidalgos de Verona, que basó su atractivo en el uso del amor idílico; y los Trabajos de amor perdidos, donde satirizo los amores de sus personajes masculinos, así como su entrega a los estudios con el fin de no caer en las redes del amor. Me reía de mí mismo, de mi vida insatisfecha y miserable, en eso no voy a profundizar, pero imagínatelo. –La segunda etapa, hasta más o menos 1600, en plena efervescencia creadora, logré concebir algunas obras maestras como Sueño de una noche de verano, El mercader de Venecia, Mucho ruido y pocas nueces y Las alegres comadres de Windsor. De este periodo es Romeo y Julieta, una de mis obras más conocidas y populares. Pippa Nixon como Ofelia en Hamlet, Royal Shekeaspeare Theatre
perdonados. Es el momento de gloria del llamado teatro isabelino, fusión de la mejor tradición popular y la alta cultura en espectáculos de masas. Los pobres pagan como pobres y los ricos como lo que son; nosotros hacemos teatro en edificios destinados exclusivamente a la representación. Todo comenzaba en las primeras horas de la tarde y se extendía hasta el anochecer. Las compañías de actores estaban integradas por hombres, es un decir, ya sabes, muchos mercaderes, políticos y religiosos importantes gustaban de nuestra obras y de las bocas, sexo y alma de todos nosotros. La ley prohibía a la mujer trabajar como actriz mientras los promulgadores nos buscaban entre gruesos vestidos, pelucas y maquillaje. –Naturalmente que el material que usé para mis obras proviene de todos y de todo: cuentos, narraciones, leyendas, crónicas, las obras mal pensadas que llegaron
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–En la tercera etapa que culmina en 1608 aparecen las tragedias y obras más complejas, como Julio César; Hamlet, que refleja la incapacidad de actuar ante el dilema moral entre venganza y perdón; Otelo, qué hacer ante los celos; Macbeth, la tentación del poder; El rey Lear y Antonio y Cleopatra. Sin embargo, mis comedias de madurez Como gustéis y Noche de Reyes se caracterizaron por su lirismo, A buen fin no hay mal principio y Medida por medida, cerraron este periodo. –A partir de 1608, entré en la tragicomedia de lleno, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de reconciliación, como sucede en Pericles, Coriolano y Timón de Atenas. En Cimbelino y Cuento de invierno, escritas en 1610, los personajes soportan también grandes sufrimientos, aunque al final consiguen la felicidad. Pero la vida es otra cosa..., cuando la muerte llega a la familia cambia todo, ves la realidad sin la neblina del éxito y el acomodo de la soberbia.
© Guy Thornton, Stratford-upon-Avon
Se detuvo El Bardo, partió hacia los recuerdos, ese territorio libre donde nadie penetra, salvo la decisión de confesarse. –Ese año de 1610 murieron dos seres adorados: mi hermano menor y mi madre. Regresé a Stratford definitivamente, con cierta fortuna y a comprarme una mansión. Escribí La tempestad un año después, y a los dos, el drama histórico Enrique viii. Lo demás es historia. Al retirarme a mi pueblo en 1611, me vi metido en diversos pleitos, por ejemplo, un litigio respecto al cercado de tierras comunales que, si por un lado fomentaba la existencia de pasto para la cría de ovejas, por otro condenaba a los pobres arrebatándoles su única fuente de subsistencia. Como tenía cierto interés económico en tales propiedades, para disgusto de algunos, tomé una posición neutral que sólo aseguraba mi propio beneficio. Ese soy yo también.Parecía recordar no al genio del teatro sino al hombre de su tiempo. –Hasta mi muerte estuve casado con Anne. Me sobrevivieron mis dos hijas, Susannah y Judith, sus hijos no tuvieron descendencia. El cáncer me mató.
Cuando me miró a los ojos descubrí que la sabiduría de este hombre venía ahora desde sus labios, esos que actuaron en El Globo años atrás. Tenía mirada de andar sin rodeos, como hacen con su obra regularmente en escena, y esto fue lo que me dijo, si la memoria no traiciona. –Todo lo que escribí tiene un final abierto. Si miras las obras de dramaturgos menores te das cuenta de que ponen acotaciones sobre cómo decir un texto y dan indicaciones para el decorado. En mi teatro puedes cambiar el orden de las frases. Puedes poner la primera escena al final. Puedes suprimir frases. Mi material es dinámico, muy concentrado, no genera un producto acabado. Nada de mi obra existe hasta que se interpreta. Toda esa especulación de los estudiosos de Shakespeare sobre “contemporáneo y no contemporáneo” no existe realmente, porque mis obras –escúchalo bien– mis obras son tan anticuadas o tan contemporáneas como hacer el amor o comerse una manzana. Porque el jugo o la esperma, como quieras llamarlo, surge donde y cuando el acto tiene lugar. Es más, te doy un mejor ejemplo de cómo ver mi obra: es como una baraja de cartas. La realidad no es la
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Laurence Olivier en la producción de Peter Brook de Titus Andronicus en París en 1958. Fotografía: Pierre Vauthey / Corbis Sygma
realidad de nadie más, es la nuestra mientras jugamos a lo que sea. Si eres actor y quieres intentar interpretarme debes empezar por tener una forma física excelente, de acuerdo a la edad por supuesto, trucos de circo, improvisaciones cómicas y trágicas, para fomentar la inventiva y saborear el jugo, el juego por el gusto de jugar. El teatro se convierte en una industria moribunda si un intérprete no está ahí para jugar. La actuación debe verse como un deporte alegre, como mi obra, que vive en el agua de la imaginación y la fantasía, aquí y ahora, de quien quiera interpretarla y quien la produce, donde está el dinero. Llegué como actor y hacedor de historias a la compañía, gané reputación como buen actor y como inventor de grandes pasiones, el mecenas, el rey y el público me respetaban; llegué a tener la mitad de la ganancias como copropietario hasta que me retiré de todo. Ahora es otra cosa; hay que aprender la norma harto más agradable de pedir en las fundaciones, puedes encontrar una forma seria y correcta de patrocinio artístico. Siempre aparecerá la miseria humana, hay que sopesarla con voluntad creadora pero generar una obra depende del respaldo económico que logres conseguir a través de tu propio arte. ¿Dudas de mi obra? Imposible, por eso estaba bien pagada.
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Rio por primera vez y mojó sus labios con un poco del whisky que quedaba. –No es casualidad que los estudiosos que se han desvivido por encontrar rasgos autobiográficos en mi obra hayan tenido tan poco éxito en su intento. En realidad, no importa quién escribió las piezas ni los rasgos autobiográficos que en ellas pudiera haber. El hecho es que hay una presencia escasa de mi punto de vista como autor. Si consideras mis treinta y siete obras con todas las líneas que irradian de los diferentes puntos de vista de los diversos personajes obtendremos un territorio de densidad y complejidad increíble porque no se trata del punto de vista de Shakespeare respecto del mundo, sino de algo que, en verdad, parece lo real. Cada palabra, cada línea de diálogo, cada personaje, cada evento, tiene no solamente una amplísima gama de interpretaciones posibles, sino que la cantidad de interpretaciones posibles es sencillamente infinita, característica esencial de lo real. Lo que escribí no es la interpretación sino la cosa en sí misma. El que busque montar mis obras tiene que verlas, no como una sucesión de mensajes que es lo que habitualmente generan “autores” con su “autoría”, sino como una serie de impulsos que pueden dar pie a la más variada gama de interpretaciones. Monten mis obras no desde lo solemne y
Timbres postales conmemorando los 50 años de la rsc
el respeto del deber, háganlo desde la perspectiva de que es un hecho, algo real, puramente instintivo y afectivo. Pero ojo, ese amor y ese entusiasmo debe atemperarse por la certeza de que cualquier visión personal de la obra nunca podrá ser más importante que la obra misma. –Siempre utilicé la misma unidad de tiempo: unas horas, apretando segundo a segundo suficiente material dramático, para posibilitar la presentación simultánea de una infinita variedad de niveles con el empleo de la prosa y el verso, numerosos cambios de escenas excitantes, divertidas, perturbadoras. Como autor tuve algunos objetivos precisos, humanos y sociales, el motivo de mi búsqueda temática, el motivo de mi investigación sobre los medios de expresión, el motivo de escribir teatro. Hoy, el dramaturgo está maniatado por las presiones de la anécdota, consistencia y estilo, condicionado por las reliquias de los valores victorianos que le hacen creer que ambición y pretensión son palabras sucias. Sin embargo, cuánto las necesita..., no lo conseguirá mientras sea un avestruz..., ha de enfrentarse a la crisis de descubrir qué debe ser el teatro a su entender. El miedo, la moral, la religión, la culpa, deben ser los demonios a vencer y desde la libertad de las prisiones sacar esa cabeza de avestruz y escribir, escribir y escribir teatro.
Ante mí un William Shakespeare menos enmascarado por nuestro mito. Platicador, simpático bebedor, provocador, seductor y, lo maravilloso, un poeta que vivió cincuenta y dos años intensamente para la eternidad. Unos creen en dioses, en vírgenes, en fantasmas, en seres superiores. Otros no creen en esas cosas, su fe está en otra parte. Unos no creen que William Shakespeare existió, eruditos muestran evidencias de que El Bardo se la pasó firmando textos de otros, de preferencia aristócratas que no daban la cara, o dramaturgos estudiados en las universidades de la época. No creen que William tenía conocimientos profundos de ciencia, matemáticas, música, historia, filosofía, entre otras materias. Otros sí creen que Shakespeare existió, entre ellos Peter Brook,1 el director de teatro vivo más grande hasta la fecha en cuanto a montajes de su coterráneo. Otros creen que sí, que de acuerdo a su carácter y temperamento, a partir de los sucesos acontecidos en su vida, es lógico que él es él. Yo también lo creo. 1
Brook, Peter. La Enciclopedia Británica. Croyden, Margaret. El espacio vacío, Más allá del espacio vacío, Hilos del tiempo y Conversaciones con Peter Brook. Miller, Alice. El cuerpo nunca miente
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Un talento
universal ENTREVISTA A
REBECA ALMENDRA NAVARRO
Es la primera mexicana admitida en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de Lyon y, a sus 19 años, ha ganado ya varios concursos importantes en Europa. En entrevista para Parteaguas Rebeca Almendra, que comenzó sus estudios de danza en la escuela de danza Georges Berard del Instituto Cultural de Aguascalientes, relata cómo fue que llegó a estudiar a Francia y cómo ha cambiado su vida y ha crecido su carrera en los cuatro años de vida en el extranjero.
Rebeca Almendra Navarro
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arteaguas Dinos tu nombre completo.
Rebeca Almendra Navarro Menéndez Rebeca Almendra Navarro Menéndez. P ¿Cuántos años tienes? RA Diecinueve años. P Me contaron que te fuiste a París y que estás bailando allá. RA No exactamente a París. Me fui a Francia, a la ciudad de Lyon, que está en distancia como de aquí a la Ciudad de México. Yo estuve estudiando desde chiquita en el Instituto Cultural de Aguascalientes, en la Escuela de Danza George Berard, y cuando cumplí quince años participé en el Concurso Attitude de la Ciudad de México al que tenía yo costumbre de ir cada año, y ese año, que fue el 2010, me gané la beca que otorga este concurso para irse un año a estudiar a la ciudad de Lyon, en Francia. P ¿Y cuánto tienes en Lyon? RA Cumplí cuatro años. Durante el primer año me enteré de algunas escuelas de gran prestigio en Francia, como la Ópera de París; pero para los que no pudieron empezar en La Ópera desde chiquitos están los Conservatorios Nacionales Superiores; solamente hay dos: uno en París y el otro en Lyon. Yo quise presentarme a la audición para ver qué pasaba, si me aceptaban o no, y resulta que pasé y me aceptaron en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de la ciudad de Lyon; éramos ochenta mujeres y quedamos únicamente nueve. P Entonces tú a los quince años te ganas una beca y esa beca es por un año, tú tienes 15 años y eres menor de edad; ¿cómo es ese proceso para irte a vivir a otro país? RA La verdad sí fue difícil; simplemente para tomar la decisión de irme o no irme me tardé como un mes. Todos los días soñaba con eso y decía “sí me voy”, “pero voy a dejar todo aquí”, “¿y si no me gusta?”, “¿y si me pierdo de algo por no irme?”. Me acuerdo mucho que una maestra del ica que me ayudó a decidirme, se llama Marlén Reyna. Luego, ya estando allá tuve que viajar sola porque mi familia no podía pagar un boleto para mi mamá o algo así. La persona que ofrece esta beca se llama Marie-Cristine Favre; es quien te ofrece quedarte en su casa llegando allá, y ella y su esposo se volvieron mi familia allá. Después de la audición me dijeron: “eres la primera mexicana que logra entrar a esa escuela; nosotros te apoyamos hasta el término de tus estudios”. P ¿Entonces estas personas son independientes? ¿Qué ganan ellos o por qué lo hacen? ¿Cómo es? RA Ella tiene una escuela de danza, una academia, algo chiquito, y cada año ofrece a una muchacha mexicana esta oportunidad de irse a Francia, descubrir otro país, otra cultura, otro idioma.
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Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de Lyon, Francia
Su escuela no tiene un gran nivel pero sí te da muchas otras oportunidades. También cuando te vas ya tienes un cierto nivel y sabes qué tienes que trabajar y qué no, entonces depende mucho de ti. P Ella te becó por un año y ya llevas cuatro allá, ¿sigues viviendo ahí? RA Sí, porque al entrar yo al conservatorio ella me ofreció apoyarme hasta el término de mis estudios. P ¿Cuánto tiempo más te piensas quedar en Francia? RA En junio tuve mi examen de certificado de estudios superiores, en el que terminé con la mejor calificación de toda la generación Clásico y Contemporáneo; entre los jurados estuvo una exprimera bailarina de la Ópera de París; era un jurado internacional, europeo; me aceptaron y tuve el pase directo para formar parte del Joven Ballet de la ciudad de Lyon. Como ellos trabajan en asociación con el conservatorio, no te pagan, pero te dan tu servicio y tus prácticas profesionales; entonces es una oportunidad de ir conociendo el medio profesional al mismo tiempo que buscar audiciones para entrar ahora sí oficialmente a compañías. P ¿Y eso significa que te piensas quedar allá? RA Pues al menos sí me gustaría intentar entrar a alguna compañía europea y ver lo que es realmente el medio profesional en Europa antes de regresar a México.
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P ¿Cómo es tu vida diaria?, ¿estás estudiando de lleno el ballet? RA En este conservatorio se trata realmente de dedicarse a la danza el cien por ciento y todos los estudiantes del conservatorio tienen que continuar sus estudios académicos; los franceses lo hacen por Internet y yo estoy en una escuela en Puebla. P ¿Y cómo vas con el idioma? RA Muy bien. Desde el primer año estás obligada a aprenderlo para poder comunicarte. En cuanto a mi rutina diaria, como no vivo en la ciudad sino en los alrededores, me levanto a las seis de la mañana, salgo de la casa a las siete, llego a la escuela a las ocho, de ocho a nueve hay un trabajo personal para despertar tu cuerpo, para que a las nueve que la clase empieza ya estés lista para poder trabajar. En general tengo clase de nueve a doce, una hora para comer, y después de doce a cuatro, cuando los días no son tan pesados. P Como joven, ¿sientes que te has perdido de algo? RA No realmente; a lo mejor cuando escucho hablar a mis amigos que van a fiestas y todo. Yo no voy a todo eso, pero no siento que me haga falta, de hecho a veces, cuando voy a fiestas, digo “qué hago aquí”. P En el tiempo que has estado allá, ¿qué ha sido lo más emocionante?
Mejor calificación de toda su generación en Clásico y Contemporáneo
RA El día de la audición al conservatorio estaba muy emocionada, estresada, no sabía ni qué sensación era porque sólo de una decisión dependía si me quedaba en Francia el año siguiente. De cualquier modo, aunque me regresara, me iba a ir a la ciudad de Monterrey o a la Ciudad de México para continuar la danza, entonces no sabía realmente qué seguiría; estaba como en el vacío, esperando la respuesta; pero este año tuve la oportunidad de participar en la Gala Internacional de homenaje a Marika Besobrasova que se organiza en la ciudad de Florencia, Italia; Marika Besobrasova hizo su técnica tomando de la técnica francesa y la rusa. Y cada año pasan los exámenes y todos hacen los mismos ejercicios y vienen de muchas escuelas. En esos fines de semana se presentan los exámenes y al final del examen hay una gala donde cada jurado trae a sus bailarines estrellas. Entonces, esa vez, estaban los solistas de la compañía de Mauricio Bellart, estaban los solistas de la Ópera de Bordeaux, del Gran Teatro de Genève, y mi maestro estaba en el jurado. Normalmente deberían haber enviado a integrantes del Joven Ballet, pero el director de la escuela dijo que fuéramos nosotros, yo y mi compañero que participó en el Prix de Lausanne, que es uno de los concursos más importantes en el mundo, y quedó en quinto lugar. Realmente es lo mejor que me ha pasado hasta ahora; estar en el vestidor con la bailarina, solista, viéndola todo el tiempo, ni me podía concentrar. A la hora de bailar sí había mucha presión porque estás con bailarines profesionales que
hacen galas en todo el mundo, y nosotros que apenas acabamos nuestros estudios..., además nosotros empezábamos la gala, entonces era todavía más presión; y el teatro tenía cinco por ciento de inclinación. P Hace un momento me hablabas de una técnica, ¿en qué consiste esa técnica? RA Técnicas realmente hay muchas diferentes; están los pasos bases, que vas a encontrar en cada técnica, lo que hace diferente a cada técnica es la forma de aprendizaje que cada técnica te da. Las técnicas más grandes y reconocidas en el mundo son la técnica cubana, la técnica rusa, la técnica francesa e inglesa; realmente toda la técnica viene del origen del Ballet, que fue en Francia, pero poco a poco fue migrando a otros lados y cada quien quiso aportar una forma diferente de hacerla para darle su propia personalidad, y de ahí se fueron creando las técnicas; por ejemplo, en algo básico que son los brazos y que nosotros llamamos preparatoria, primera, segunda, tercera, esa es la técnica rusa; en la técnica cubana son prepa, primera, quinta y segunda; en la técnica cubana los brazos van a estar mucho más arriba que en la técnica inglesa, donde van a estar mucho más abajo; esas son formas diferentes de hacer las mismas cosas. P ¿Tienes muchas presentaciones?, ¿has viajado a otros países? RA Sí, en este año tuvimos bastantes presentaciones, tuvimos dos en octubre, en diciembre creo que no y
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Rebeca Almendra participa en el Joven Ballet de la ciudad de Lyon
luego en enero dos..., sí, yo creo que como diez presentaciones También he tenido la oportunidad de viajar, no necesariamente por la danza. He participado en concursos, uno en Berlín y otro en Bélgica; varios en Francia. Y de visita he ido a Londres, Venecia, Florencia, Pisa, y muchos lugares de Francia P ¿Has recibido algún un reconocimiento allá, aparte de las audiciones en donde te has presentado? RA Acabo de recibir mi certificado; es lo único que he recibido, y todos los diplomas de los concursos. P Cuando te ganaste la beca para irte a Lyon ¿ya habías terminado todo tu ciclo de estudios aquí en el Instituto Cultural de Aguascalientes? RA No, me tuve que ir como a la mitad. P ¿Y se revalidan materias, así como en los estudios académicos o tienes que volver a empezar? RA Yo pienso que debería haber una revalidación únicamente por el nivel de danza, por ejemplo, creo que tendría nivel para obtener mi diploma aquí, pero como están con el sistema de la licenciatura hay muchas materias aparte de las danzas teóricas que no cubrí aquí en Aguascalientes, por lo cual no me pueden otorgar mi revalidación. P Y en Lyon, ¿te van a dar otro título? RA Sí, allá es otro título porque yo empecé desde el principio allá. Son conservatorios superiores, lo que
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quiere decir que cuando entras ahí ya tienes cierto nivel de danza; la edad mínima para entrar es de catorce años y la edad máxima son diecisiete y tienes que cumplir dieciocho en el ciclo escolar. Cuando entras allá tienen todo el plan para el ciclo escolar, para los tres años y tienen también las materias teóricas, pero menos que aquí; digamos que allá te dan realmente lo indispensable porque también consideran que ya hiciste danzas de carácter, danzas históricas, música o cosas así; nosotros además de la danza tenemos clases de anatomía, historia de la danza, kinesiología y música. P Y ahora que tienes la referencia de estar estudiando allá y recuerdas lo que estudiaste aquí, ¿como ves la escuela de danza aquí en Aguascalientes?, ¿puede mejorar? RA Pienso que en la escuela tienen mucho potencial, tienen muy buenos maestros, niñas que realmente quieren dedicarse a esto, pero, no sé, tal vez si actualizaran un poco la metodología, yo pienso que eso podría ayudar. P A lo mejor también tener más de presentaciones. RA Las presentaciones y las oportunidades que tiene el Instituto Cultural de Aguascalientes, aunque no son muchas, yo creo que valen más la pena que tener varias pequeñas presentaciones porque, por ejemplo, allá no tenemos la oportunidad de bailar todo el tiempo con la Orquesta Sinfónica, y esa es una gran
oportunidad que te ayuda mucho a aprender que tienes que seguir a la orquesta y la orquesta te tiene que seguir; en el Teatro Aguascalientes tienes la oportunidad de tener tus vestidores, ir a calentar al salón que está arriba y cosas así, entonces el hecho de tener más presentaciones yo creo que no es tan necesario, pero sí actualizar más la metodología. P ¿Hay algo que tú nos quisieras contar de lo que hay detrás del ballet, tal vez algo que la gente no sepa y que a lo mejor para ti sea muy importante?
RA Detrás del ballet hay mucho esfuerzo de todos, empezando por los papás, porque si ellos no te llevan a clases de ballet, si ellos no te compran las zapatillas, pues simplemente no puedes bailar. Después está el maestro, que todos los días está detrás de ti, diciéndote cómo hacer las cosas. Y al final todo recae sobre ti, porque dependiendo de cómo tú absorbas todo lo que la gente te da es el resultado que vas a ofrecer. P Muchas gracias y suerte.
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Jan Hendrix Refugio / Kiosko Zテウcalo Puebla de los テ]geles Cilindro en aluminio recortado y horneado con pintura cerテ。mica blanca, 2009 Fotografテュa de Javier Navarro
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UN REPASO
A LA SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA DE AGUASCALIENTES * JESÚS ANTONIO DE LA TORRE RANGEL
Plaza principal . Fototeca Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, ahea
Jesús Antonio de la Torre realiza un puntual y detallado repaso al desarrollo que tuvo la Soberana Convención de 1914, una necesaria relatoría de este acontecimiento histórico que, si bien, no es tan conocido, tuvo relevancia fundamental en cuanto que sentó las bases para la Constitución de 1917. Desde la derrota del usurpador Victoriano Huerta, hasta los días de la Convención y las consecuencias que ésta tuvo para la ciudad, el recorrido que realiza es una interesante aproximación a uno de los momentos claves de esa etapa tan compleja denominada Revolución mexicana. *
Publicado originalmente en Contorno del Aire, antología de ensayos. Instituto Cultural de Aguascalientes, 2014
En octubre de 1914 se celebró, en la ciudad de Aguascalientes, la Soberana Convención Revolucionaria. Este evento constituye una etapa importantísima de nuestro movimiento revolucionario, ya que, una vez derrotado el usurpador Victoriano Huerta, era necesario dejar las armas, nombrar un gobierno provisional y emprender las reformas sociales que con urgencia reclamaba el país, propósitos de dicha convención. Los deseos de los convencionistas eran los lógicos y naturales, pero, por diversas circunstancias, la lucha de facciones continuaría y los defensores de la bandera convencionista vinieron a convertirse en una más de ellas. Nuestro Teatro Morelos fue el local que albergó a las diversas delegaciones convencionistas y testigo mudo de sus acalorados debates. Ese recinto destinado a la promoción cultural, cuya construcción inició durante la gestión administrativa del gobernador don Rafael Arellano y que fue inaugurado el 25 de noviembre de 1885, ya siendo encargado del Ejecutivo don Francisco Hornedo, se convirtió, así, en un lugar histórico. A la caída de Huerta, México tiene dos problemas fundamentales que resolver: el político-militar y el de las reformas sociales. El primero, lo constituye la lucha por la hegemonía entre los distintos grupos que habían peleado en contra de Huerta y que quedaban en pie de guerra una vez derrotado el traidor. El país enfrentaba, además, una riqueza muy mal repartida producto del liberalismo individualista que imperó en el siglo xix y que se acentuó durante la administración del General Porfirio Díaz, un problema que pedía con apremio un marco jurídico adecuado para llevar a cabo las urgentes reformas sociales. Por las anteriores razones, Venustiano Carranza convocó el cinco de septiembre de 1914 a una convención revolucionaria que se celebraría
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en la Ciudad de México, con asistencia de generales y gobernadores, para acordar un programa de gobierno y la forma y época en que se restablecería el orden constitucional. La asamblea se reunió el primero de octubre, con la asistencia sólo de carrancistas, villistas, zapatistas y maytorenistas; otros grupos muy fuertes no concurrieron. En dicha convención de México se dejó ver la pugna entre militares y civiles, siendo sus voceros Álvaro Obregón y Luis Cabrera respectivamente. Lo más sobresaliente de las sesiones celebradas en México fue que Venustiano Carranza, después de leer un informe, exclamó que el mando del ejército y el poder ejecutivo no podían ser entregados por él sin mengua de su honor a solicitud de un grupo de jefes descarriados –pues Villa entre otros se lo había pedido–, y sólo lo entregaba a los jefes ahí reunidos. Pero, gracias a las hábiles maniobras del licenciado Luis Cabrera, la asamblea rechazó la renuncia1 por aclamación. Los convencionistas de México acordaron trasladarse a Aguascalientes, considerada ciudad neutral. Azorada vivía entonces Aguascalientes por los desmanes –a menudo fabulosos– de las tropas revolucionarias. Allí eran sinónimos revolución y La Revolución, y por eso, quizá, ciertos nombres de la epopeya constitucionalista sembraban pánico con el mero sonido de las sílabas. Se decía Bañuelos, se decía Domínguez, y la gente corría a refugiarse en los sitios más recónditos, sobre todo cuando en la familia había vírgenes hermosas y otros tesoros vivos de igual precio.
Así pinta Martín Luis Guzmán2 la situación de la ciudad de Aguascalientes y el estado anímico de sus habitantes en la época de la Convención. Precisamente en ese año de 1914, al ser tomada la ciudad de Zacatecas, el 23 de junio, por las fuerzas revolucionarias, se tenían aquí noticias de los excesos de las tropas, muchas familias, en su mayoría acomodadas, abandonaron la ciudad. Un general de apellido Domínguez tenía Cfr. Taracena, Alfonso. La verdadera Revolución Mexicana. Tercera Etapa (1914 a 1915), Jus, México, 1972, pp. 44-45. 2 Guzmán, Martín Luis. El águila y la serpiente, Porrúa, México, 1984, p. 319. 1
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Teatro Morelos. Fototeca ahea
a la ciudad aterrorizada por sus abusos y arbitrariedades.3 La Convención de Aguascalientes abre sus sesiones el diez de octubre. Ese día se elige mesa directiva resultando presidente Antonio I. Villareal y vicepresidentes los generales José Isabel Robles y Pánfilo Natera. Ese mismo día se acuerda enviar telegramas a Carranza, Villa y Maytorena exhortándolos para que pongan en 3
Cfr. Bernal Sánchez, Jesús. Breves apuntes históricos, geográficos y estadísticos del Estado de Aguascalientes, Alberto E. Pedroza, Aguascalientes, 1928, pp. 68-69.
Los convencionistas de México acordaron trasladarse a Aguascalientes, considerada ciudad neutral
vención, era la disolución de las distintas facciones, formándose, en su lugar, un grupo representado por un gobierno provisional que tenía como misión convocar a elecciones para que el país volviera al cauce de la legalidad. Carranza no sólo no asiste a la Convención, sino que, además, la tacha de ilegítima y desconoce los acuerdos que de ella emanan. La idea de algunos carrancistas que asistieron a la Convención era que ésta le quitara a Carranza la jefatura del Ejército Constitucionalista y el cargo de primer magistrado como una táctica para evitar el derramamiento de sangre; pero una vez que el gobierno interino convocara a elecciones, éstas, según la idea de los carrancistas, debería ganarlas don Venustiano. El día 17 de octubre, el general Francisco Villa asiste por primera vez al Teatro Morelos. Una vez que ha jurado y firmado la bandera exclama: Ustedes van a oír, de un hombre enteramente inculto, palabras sinceras que le dicta su corazón […] Debo decir a ustedes que Francisco Villa no será vergüenza para todos los hombres conscientes porque será el primero en no pedir nada para él. Únicamente me concreto a decirles que quiero mirar claro en los destinos del país.4
Pánfilo Natera, Antonio I.Villareal y José Isabel Robles en el Teatro Morelos. Fototeca ahea
libertad a todos los presos políticos. El día 14, después de que los días anteriores se emplearon en revisar las credenciales de los delegados, se declara instalada la Soberana Convención. Se elige nueva mesa directiva y vuelve a resultar presidente Villarreal. Acto seguido, una bandera mexicana que llevaba el general Álvaro Obregón es firmada por todos los delegados que, a su vez, prestan juramento. Fueron, desde luego invitados los jefes de los grupos más fuertes: Venustiano Carranza, Francisco Villa y Emiliano Zapata. Precisamente, uno de los objetivos fundamentales de la Con-
Emiliano Zapata no asiste personalmente pero manda delegados. Entre ellos sobresalen el licenciado don Antonio Díaz Soto y Gama y el periodista Paulino Martínez. El primero destacó mucho por sus grandes facultades como orador. En la sesión del 27 de octubre ocurrió algo que, si bien hoy se ve como anecdótico, pudo manchar el Teatro Morelos con la sangre del delegado sureño pues el licenciado Soto y Gama, en un discurso acaloradísimo, tocando en forma despectiva a la bandera mexicana, exclamó: “Creo que vale más la palabra de honor que la firma estampada en este estandarte, este estandarte que a final de cuentas no es más que un triunfo de la reacción clerical encabezada por Iturbide. Yo, señores, jamás firmaré sobre esa bandera”. En ese momento empezaron a callarlo y sacaron la mayoría de los asambleístas su pistola; a pesar de las amenazas él se mantuvo en la tribuna y,
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Taracena, p. 55.
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Villarreal le encomienda a José Vasconcelos un estudio jurídico para justificar la legitimidad soberana de la asamblea. El documento propuesto por Vasconcelos – transcrito por él mismo en la segunda parte de su autobiografía: La tormenta
Jóse Vasconcelos. http://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/Im/Bio-Vasconcelos_2.jpg
una vez calmada la asamblea, continuó su discurso, que terminó con grandes aplausos.5 Ante el cuestionamiento de Carranza acerca de las facultades que tenía la Convención para declararse soberana, Villarreal le encomienda a José Vasconcelos un estudio jurídico para justificar la legitimidad soberana de la asamblea. El documento propuesto por Vasconcelos –transcrito por él mismo en la segunda parte de su autobiografía: La tormenta–6 sirvió de base para que en el Manifiesto a la nación de la Convención de Aguascalientes, del seis de noviembre de 1914, se diga: “Esta Convención es Soberana porque en ella están sintetizados la fuerza y el pensamiento de la Revolución”.7 Cfr. Documentos históricos de la Revolución Mexicana Tomo xxiii, La Convención, Tomo ii. Fundadores Isidro Fabela y Josefina E. de Fabela, Jus, México, 1971, pp. 180-187. 6 Vasconcelos, José. La tormenta, Botas, México, 1937, pp. 168-185. 7 Documentos históricos…, pp. 468-473. 5
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Vasconcelos comienza diciendo que por soberanía se entiende la facultad del pueblo de gobernarse a sí mismo, según su propia voluntad. A continuación distingue el ejercicio de la soberanía en “tiempos normales” y en “tiempos anormales”; en el primer caso “la soberanía del pueblo se ejercita mediante el gobierno elegido popularmente”, y en el segundo, “en periodos de revolución, es también aceptado que son soberanas las asambleas revolucionarias debidamente integradas”. Existen, pues, “dos maneras de constituir poderes soberanos”. Después pasa Vasconcelos a desarrollar dos argumentos con los que trata de fundar la legitimidad y soberanía de la Convención de Aguascalientes: en el primero la afirma “como heredera y sucesora de la legalidad”; en el segundo como “Asamblea Revolucionaria”. Con relación al primer argumento, pienso que la Convención, en cuanto que Soberana, no es heredera de ninguna legalidad, sino fuente de nueva legalidad, creadora de otro derecho. El segundo argumento
de Vasconcelos tiene mucha más fuerza, a pesar de no estar basado en el derecho positivo. El ilustre “Maestro de América” afirma que la Convención “es soberana como Asamblea Revolucionaria”. Aquí Vasconcelos ya no apela a derecho positivo alguno, ya no fundamenta su argumento en ninguna ley, sino en un principio de derecho natural reconocido desde antiguo, que atraviesa toda la tradición iusfilosófica naturalista y que es el llamado “derecho de resistencia” o de “revolución” que tienen los pueblos para liberarse de gobiernos o sistemas sociales y jurídicos opresivos e injustos. Este Derecho de revolución hace radicar la soberanía “en las asambleas revolucionarias debidamente integradas”. Vasconcelos define la revolución como “la transformación violenta de un orden de cosas opresivo e injusto”, agregando que “casi todas las revoluciones pueden dividirse en dos finalidades esenciales: la política y la económica”. La finalidad política que Vasconcelos destaca considera que se encuentra plasmada en la Constitución de 1857 y es la salvaguarda de las “garantías individuales y derechos políticos” porque “ampara nuestras libertades”. Está convencido de las reformas sociales que la Revolución debe establecer, pero advierte: “No olvide la revolución si quiere cumplir sus fines, el respeto que debe a la personalidad humana, única entidad que suele estar por encima aun de las revoluciones”.8 Lo que significa que para Vasconcelos, la dignidad humana es el valor político fundamental. Por otra parte, para Vasconcelos también es muy clara la finalidad económica de la Revolución y que la Convención debe encarar. Analiza: “Unos cuantos son los dueños de la tierra. Los grandes terratenientes ni siquiera explotan debidamente sus propiedades […] De esta manera privan a la mayoría de los mexicanos, no sólo de la propiedad de la tierra, sino de la oportunidad de trabajar esa tierra como arrendatarios o como labriegos”.9 Esto no lo puede resolver la Constitución –dice Vasconcelos–, no se soluciona aplicando la legalidad establecida; este problema es competencia “de una asamblea revolucionaria”. Considera que “la asamblea revolucionaria no
imparte la justicia que está en los textos, sino la justicia que está en los corazones”;10 en otras palabras, se podría decir que los textos legales establecidos no le sirven a la Revolución para hacer justicia; el titular actual del Derecho de revolución, la “asamblea revolucionaria”, debe buscar la justicia que siente el corazón ante la realidad de miseria de la mayoría. Vasconcelos considera que la Convención debe establecer e imponer las normas que lleven a la reforma agraria y, en general, a resolver el problema de la injusticia. Advierte que se debe obrar con prudencia, no con medidas radicales en extremo que pueden provocar “reacciones que dejen sin efecto los progresos conquistados con sacrificios”; deben ser “reformas acomodadas a las verdaderas necesidades sociales”, pues estas reformas “son siempre definitivas y producen efectos benéficos inmediatos”.11 Vasconcelos termina diciendo: “La Convención de Aguascalientes, obrará y hablará para bien de todos los mexicanos, y llevará adelante sus resoluciones, soberanamente, por los dos derechos: el de la ley y el de la Revolución, el de la razón y el de la fuerza”.12 El 29 de octubre se da lectura en la Convención de Aguascalientes a la respuesta de don Venustiano Carranza respecto de la invitación que le hace la Convención. Decía que estaba dispuesto a dejar el poder si Villa y Zapata se retiraban también a la vida privada y que se estableciera un gobierno preconstitucional, encargado de realizar las reformas políticas y sociales que necesitaba el país. Terminaba diciendo: Mientras la Junta de Aguascalientes encuentre la posibilidad de solucionar patrióticamente las dificultades existentes, marcharé de acuerdo con ella; pero si llegare el momento en que dicha Junta no pudiere seguir adelante porque en otros no hay el mismo espíritu de abnegación y patriotismo que en mí, entonces, si la salvación del país y el triunfo de la Revolución así lo exigen en mi carácter de Jefe llamaré a mi lado al Ejército Constitucionalista que me reconoce como tal, para luchar contra los enemigos del pueblo mexicano.13 Idem, pp. 183-184. Idem, p. 184. 12 Idem, p. 185. 13 Cfr. Documentos históricos…, pp. 374-386. 10 11
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Vasconcelos, La tormenta, p. 181. Idem, p. 183.
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El 30 de octubre la Convención toma sus acuerdos políticos más importantes. En una larga sesión de veinticuatro horas, por 112 votos contra 21, se aprueba el dictamen formulado por los generales Álvaro Obregón, Eugenio Aguirre Benavides, Eulalio Gutiérrez, Felipe Ángeles, Manuel Chao, Martín Espinosa, Guillermo García Aragón, Miguel M. Peralta y Raúl Madero, cuyos puntos principales son: se cesa a Venustiano Carranza como primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del poder ejecutivo; queda cesado como jefe de la División del Norte el general Francisco Villa; y se ordena y se nombra presidente provisional por veinte días mientras se traslada la Soberana Convención a México. El día primero de noviembre de 1914 la asamblea revolucionaria reunida en Aguascalientes eligió como presidente provisional de la República mexicana al general Eulalio Gutiérrez. Al saber el resultado de la votación, el general Gutiérrez exclamó: “Decía que es sorprendente para mí, acto tan solemne y tan trascendental como el que acabamos de ver; yo realmente soy un humilde, no estoy acostumbrado a cosas tan grandiosas como estas; así pues, a reserva de hacerlo probablemente en México, protesto aquí en esta Asamblea cumplir y hacer cumplir todas las decisiones que emanen de esta H. Asamblea”.14 A continuación Paulino Martínez dijo: “La República se ha salvado, los buenos hijos de México acaban de dar un buen ejemplo de civismo y una muestra de concordia y buena voluntad para salvar los principios revolucionarios. Dentro de poco tiempo el pueblo pobre tendrá pan, tendrá escuelas y llegará el bienestar a todos los ámbitos de la República”.15 Después, una vez terminada la sesión, los convencionistas abandonan el Teatro Morelos y recorren las calles de Aguascalientes organizándose una gran manifestación. Las campanas de los templos se echaron a vuelo y combinaron sus sonidos con el de los silbatos de las fábricas y locomotoras. En resumen: una gran fiesta.16 El día cinco de noviembre la asamblea convencionista, aprueba su “Manifiesto a la nación de la Convención de Aguascalientes”, que constituye un documento político importantísimo y Idem, pp. 454-455. Idem, p. 455. 16 Taracena, p. 69. 14 15
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que tiene el mérito de resumir los propósitos que animaron la celebración de la Convención. Dicho manifiesto empieza hablando del principal fin político que buscaban los convencionistas: unificar el criterio revolucionario. Además, sostiene que la Convención es soberana para hacer efectivas y obligatorias sus resoluciones, pues carecería de objeto su celebración si el cumplimiento de éstas iba a quedar a la voluntad caprichosa de los jefes revolucionarios. Más adelante este importante documento manifiesta que la república ha cifrado todas sus esperanzas de mejoramiento social y político en la Convención. Aquí hace hincapié en el otro gran problema que afrontaba el país: el injusto reparto de la riqueza. Una vez unificados los criterios de los revolucionarios, había que emprender la tarea de reconstrucción del país pero con criterios nuevos, con criterios de justicia. El manifiesto termina diciendo: “Mexicanos: La primera Asamblea Preconstituyente emanada del movimiento revolucionario que derrocó a las dictaduras que acaban de pasar, os demanda vuestra colaboración unánime en la cual están vinculados a los destinos nacionales, y debéis estar ciertos de que al proceder así, habéis merecido el bien de la Patria”.17 Estos buenos propósitos, sin embargo, en eso quedaron: los esfuerzos por unificar a los revolucionarios y emprender las reformas sociales, por lo pronto, quedaron frustrados. Las traiciones a la Convención no se hicieron esperar. La lucha, pues, no había terminado. Las facciones seguirían en pugna sangrienta. Carranza, que no había reconocido los acuerdos de la Convención, representaba al grupo más fuerte y, al final de cuentas, fue el que se impuso. Él llevaría a cabo las iniciativas para reformas sociales que urgían en nuestra patria; reformas que estaban no sólo en su mente sino en la de muchos hombres de nuestra revolución. Termino con unas reflexiones de Néstor Duch, que rescatan el enorme valor político de la Convención de Aguascalientes:18 17 18
Documentos históricos…, pp. 468-469. Duch-Gary, Néstor, La Soberana Convención Revolucionaria de 1914. Una interpretación en términos de la lógica de la comunicación humana, Ayuntamiento de Aguascalientes, Aguascalientes, 2013, pp. 6061.
El general Eulalio Gutiérrez exclamó: “Decía que es sorprendente para mí, acto tan solemne y tan trascendental como el que acabamos de ver; yo realmente soy un humilde, no estoy acostumbrado a cosas tan grandiosas como estas; así pues, a reserva de hacerlo probablemente en México, protesto aquí en esta Asamblea cumplir y hacer cumplir todas las decisiones que emanen de esta H. Asamblea”
General Eulalio Gutiérrez con traje de civil junto a la bandera. Fototeca ahea
Los mexicanos se esforzaban por autoconstruirse en una sociedad libre y equitativa, emancipada de las formas totalitarias de gobierno que habían originado, entre otros factores, la revolución de 1910. El consenso en torno a la soberanía de la convención en Aguascalientes puede entenderse como la aceptación de que una patria justa e igualitaria, libre de autoritarismo unilateral, se alcanza por el entendimiento. Por ello se debe conseguir que todos quienes participaron del triunfo sobre el usurpador lleguen a un acuerdo no coaccionado, que nazca de aceptar el argumento que se impone tan sólo por su poder convincente. Todas estas consideraciones parecen desprenderse del acto de declarar soberana a la Convención. Declarar soberana a la Convención fue, acaso, un atisbo de esas posibilidades de una patria justa e igualitaria. Se afirma que fracasó; que fue infructuosa y no consiguió lo que se había propuesto. Aceptemos que así fue. Pero los revolucionarios mexicanos, al declarar soberana a la Convención, nos legaron un principio de sabiduría política. Sin embargo, ni ellos mismos
entonces, ni nosotros ahora, hemos sabido apreciar, en todo lo que vale, su relevancia para la vida en sociedad.
En la Convención de Aguascalientes, como asamblea preconstituyente,19 se establecieron varios presupuestos de la constitución mexicana de 1917, la primera Carta Magna que reconoce derechos sociales, derechos de obreros y campesinos y pionera del nuevo constitucionalismo latinoamericano; constitución ubicada no en la tradición hegemónica de derechos humanos, sino en aquella que hunde sus raíces en los derechos de los pobres.
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Documentos históricos…, p. 469.
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EN EL CENTENARIO DE LA CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES 1914-2014 * JESÚS GÓMEZ SERRANO La historia, ¿la maestra de la vida?
La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes en la Plaza de la Convención.
Muchas veces el pueblo mexicano ha sido puesto en duda al respecto de su capacidad para aprender las lecciones de su propia historia, dada la desmemoria que suele atribuírsele a su gente. Con motivo del evento histórico más importante del siglo xx acontecido en Aguascalientes, Jesús Gómez Serrano elabora una lúcida e interesante disertación acerca de la necesidad de conocer, recordar y saber interpretar los hechos históricos para extraer de ellos las enseñanzas que, a futuro, propicien una sociedad mucho más libre y eficaz. *
Publicado originalmente en Contorno del Aire, antología de ensayos. Instituto Cultural de Aguascalientes, 2014.
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Con mucha frecuencia se cita esta sentencia inmortal de Cicerón para demostrar que el magisterio de la ciencia de la historia es inapelable. Y se agrega: “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”, para subrayar la necesidad que tienen los hombres de acción de abrevar en las aguas de la historia. Aguas que se supone cristalinas, en las que cualquier persona puede beber con la mayor confianza, y lecciones que se quieren evidentes y pueden ser asimiladas por cualquiera que las estudie. Sin embargo, aunque nadie pone en duda la verdad de estas sentencias, todos los días nos damos cuenta de que aprendemos poco de las lecciones del pasado. Nos tropezamos con la misma piedra, volvemos a cometer los mismos errores. Y esto es válido para casi cualquier persona, pero sobre todo para nuestros hombres públicos, cuyos errores reiterados exhiben no sólo su ignorancia, sino, lo que es más grave, su absoluta indiferencia ante las grandes lecciones de la historia. ¿Qué debemos concluir? ¿Que la historia no sirve para nada y que los grandes historiadores de la antigüedad nos han engañado? De hecho, un gran escritor, desencantado ante los torrentes de estulticia que los grandes líderes de Occidente dejaron correr a lo largo de todo el siglo xx, concluyó lo siguiente: “Quizá la mayor lección de la historia es que nadie aprende las lecciones de la historia”. Creo que Aldous Huxley, autor de esta frase, tenía razón, o por lo menos que la formuló en un momento legítimo de desesperación, cuando Chamberlain regresó a Londres de su entrevista con Hitler en Munich, en el otoño de 1938, anunciando eufóricamente a todos los
“Quizá la mayor lección de la historia es que nadie aprende las lecciones de la historia”
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El problema con las lecciones de la historia no es que sean inútiles, que en sí mismas carezcan de interés o pertinencia, sino que no nos interesan, no tenemos la paciencia y la humildad necesarias para atenderlas
carezcan de interés o pertinencia, sino que no nos interesan, no tenemos la paciencia y la humildad necesarias para atenderlas. En este sentido, todas las páginas de nuestra historia nacional, empezando por la Convención de Aguascalientes, están dotadas de una indudable actualidad. Ahí están, llenas de lecciones vivas para nuestro presente. Lo único que hace falta es que nos acerquemos a ellas, que nos pongamos a estudiar y a investigar, que tratemos de leer nuestro presente a la luz de esas lecciones.
El presente y el pasado
Emiliano Zapata
ingleses que se había ganado la paz, aunque para aplacar a su adversario había tenido que entregarle la región de los Sudetes. Pero también pienso que Cicerón tenía razón, aunque para comprender bien su sentencia deberíamos introducir un matiz: la historia privada de cualquier persona, lo mismo que la de un pequeño pueblo o una gran nación, está llena de lecciones, pero para entender y aplicar esas lecciones es necesario asumir delante de la historia una actitud de humildad. “Yo sólo sé que no sé nada”, dijo Sócrates, el más sabio de los griegos de la época clásica. ¿Realmente no sabía nada? Pienso que Sócrates quería decirnos dos cosas: la primera, que lo que sabía era poco en comparación con lo que ignoraba –o sea, que el pozo insondable de su ignorancia y sus dudas era mucho más grande que el castillo de naipes de sus certezas y conocimientos positivos–; la segunda, que la humildad filosófica, la conciencia de la propia ignorancia, es condición necesaria del verdadero conocimiento. Esta reflexión nos regresa a nuestro punto de partida: la historia es una gran maestra que regala sus lecciones a cualquiera. Eso sí, a cualquiera que tenga la paciencia, la humildad y el simple deseo de atenderla. Es decir, el problema con las lecciones de la historia no es que sean inútiles, que en sí mismas
Hablamos de convertir la historia, la historia de nuestro país, desde la época prehispánica, llena de grandes realizaciones que siguen asombrando al mundo y particularmente a los arqueólogos; el periodo colonial, al que le debemos nuestro mestizaje cultural; nuestro dramático siglo xix, que fue el crisol en el que se forjó la patria que tenemos; la revolución de 1910, que fue una gran convulsión que reorientó el desarrollo del país, etc., en un mirador desde el que podamos contemplar, con más amplitud y generosidad, sin miopías ni odios absurdos, nuestro presente. Finalmente, este México parido a inicios del tercer milenio no es otra cosa que el resultado de lo que hemos sido en el curso de los diez siglos anteriores. Un México diverso, rico y complejo; un país lleno de luces y de sombras, de contradicciones; un paisaje poblado por “las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros”, como escribió Ramón López Velarde. Para dar un ejemplo de la actualidad del pasado, que no es una fuerza muerta ni sólo un recuerdo, sino algo vivo y actuante, podemos pensar en la revolución que iniciaron los campesinos de Morelos, bajo el liderazgo de Emiliano Zapata. Murieron muchos y Zapata mismo fue arteramente asesinado en una emboscada (1919), seguramente por instrucciones del presidente Carranza, pero el paisaje agrario de este país se modeló a lo largo de todo el siglo xx con el ejemplo de la revolución campesina de Zapata. Y advirtamos que no estamos hablando del estado de Morelos, que es muy pequeño, sino de todo el territorio nacional al cual fue “exportado” (por decirlo así) el modelo zapatista. Lo que
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Venustiano Carranza, foto inah
fue sólo un sueño, una posibilidad o una semilla en la época del caudillo del sur, se convirtió en una realidad tangible a lo largo y ancho de todo el país durante el siglo xx. Con esta óptica, el pasado se nos revela como condición de realización del presente y la historia asume su papel de clave explicativa. Sin embargo, aunque de entrada parezca una idea extraña, también es posible pensar las cosas al revés y advertir que el presente nos proporciona claves de entendimiento del pasado. El hoy nos ayuda a entender el ayer. Muchos historiadores, como Croce y Collingwood, han insistido en este punto. Para ellos “toda historia es contemporánea”, lo que quiere decir que el pasado no se comprende más que situados en la plataforma que proporciona el presente. Cada generación tiene su propia manera de aproximarse a la historia y la escribe a su modo. Aún más: los mismos hechos o personajes históricos, e incluso las mismas épocas, contemplados desde diferentes perspectivas, muestran un rostro nuevo. Un buen ejemplo de esta forma tan cambiante de ver un pasado que se supone el mismo es la idea que a lo largo de los últimos cuatro siglos hemos tenido en México de nuestro pasado prehispánico. En la época de la Colonia, bajo el dominio español y de la triunfante religión cristiana, fue vituperado y no se consideró digno de ninguna forma de rescate organizado. Durante el siglo xix, los estudiosos se dividieron en dos bandos: los que veían en ese remoto pasado
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una fuente legítima de la nacionalidad y los que sostenían que México como nación había sido una fundación de Hernán Cortés y los españoles. Después de la Revolución, gracias entre otras cosas a la labor de los grandes muralistas como Diego Rivera y José Clemente Orozco, ese pasado se canonizó hasta adquirir caracteres gloriosos. Y, bien vistas las cosas, tenemos que aceptar que se trata de los mismos hechos, sólo que estudiados desde perspectivas diametralmente diferentes. Por eso es importante la actitud con la que nos acercamos al pasado, con la que lo interrogamos en busca de respuestas a los grandes desafíos y problemas que enfrentamos. El pasado no es algo muerto, al que volteamos sólo por apetito intelectual o gula, sino algo presente y actuante, que no nos conviene ignorar, porque eso es tanto como negarnos a entender lo que somos. Como decía William Faulkner: “El pasado no ha muerto, es más, ni siquiera ha pasado”. Ahora tal vez comprendemos mejor la sentencia de Cicerón: “Historia magister vitae”, la historia es la maestra de la vida. Pero claro, para que la Historia pueda ejercer su magisterio necesita alumnos pacientes, humildes y atentos.
La Convención de 1914 interrogada desde el 2014 De acuerdo con este método, acerquémonos a la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, que comenzó a sesionar en esta ciudad el diez de octubre de 1914, en busca de luces o pequeñas lecciones que nos ayuden a entender mejor lo que está sucediendo hoy en día en el país. Al México monolítico y de partido único, de apariencia ideológica homogénea, con elecciones en las que no había árbitros imparciales e incluso elecciones en las que los resultados llegaban a ser dudosos, en suma, a ese México que a costa de tantos esfuerzos hemos ido dejando atrás, la Convención tal vez no le decía nada. Al contrario, recordar y llenar de actualidad ese episodio podía resultar incómodo para el establishment. Sin embargo, al México plural, que experimenta elecciones competidas, reguladas por un árbitro imparcial cuya autoridad es aceptada por todos los contendientes, es decir, al México que
Al México plural, que experimenta elecciones competidas, reguladas por un árbitro imparcial cuya autoridad es aceptada por todos los contendientes, es decir, al México que está haciendo su ingreso en el nuevo milenio, la Convención puede enseñarle mucho
Vicente Fox, candidato del Partido Acción Nacional que triunfó en las elecciones para presidente en el 2000.
está haciendo su ingreso en el nuevo milenio, la Convención puede enseñarle mucho. Pensemos en todo lo que ha cambiado nuestro país durante los últimos 15 años, los que tiene de vida el ife, ahora ine. Hace algunos años, en un artículo periodístico José Woldenberg insistía en la necesidad de reconocer los grandes cambios que ha experimentado recientemente el país y, sobre todo, el hecho de que las contiendas políticas se han encauzado por la vía de la normalidad democrática. En 1988, recordaba, en todo el país quedó la sensación de que el aparato electoral no había hecho bien su papel y nadie quedó contento, salvo el partido y el candidato ganadores. En 2000, apenas doce años después, el país contaba con una institución capaz de encauzar una elección muy disputada y de anunciar un resultado que no favorecía al partido hasta entonces victorioso. A veces, frente al espectáculo bochornoso que se empeñan en regalarnos todos los días diversos personajes de la vida pública, cuando se tiene noticia de los abusos y contubernios, del
enfrentamiento estéril entre los diversos poderes, de la falta de altura e inteligencia de muchos de nuestros gobernantes, nos sentimos tentados a concluir, en forma catastrofista (e injusta), que México no está experimentando una verdadera transición a la democracia, sino tal vez una involución. O bien, que los ancestrales problemas del país no tienen remedio. Todos los partidos, todos los gobernantes, son iguales, nos decimos. Antes criticábamos al pri y creíamos que ese partido era dueño exclusivo de los abusos, los desaciertos y las trampas, y que era el culpable de que México no pudiera convertirse en una nación moderna, rica y democrática. Pero ahora, después de que muchos estados y municipios han experimentado, por periodos dilatados, gobiernos de oposición, y sobre todo, después del dos de julio de 2000, cuando por primera vez en la historia reciente de México un candidato de oposición a la presidencia triunfó y su triunfo fue reconocido, no podemos seguir pensando ingenuamente que el pri es el culpable de todas nuestras desgracias. Ahora entendemos mejor las cosas y advertimos que muchos vicios de nuestra vida pública están profundamente enraizados en nuestra cultura política y en nuestra manera de ser, eso que los estudiosos llaman idiosincrasia, y que el pri era, en cierta forma, una encarnación o representación muy genuina del alma nacional, si se me permite la expresión. O tal vez sería más correcto hablar de nuestra falta de cultura política y de la forma en la que, como sociedad, nos negamos a asumir la modernidad. No hace mucho (Crónica, 12 de octubre de 2005), Otto Granados criticaba la idea exagerada que se ha construido de eso que llamamos “sociedad civil”, a la que con optimismo o ingenuidad desbordantes se dota de todas las virtudes. En realidad, sostiene, la sociedad civil mexicana no está tan organizada como quisiéramos, ni está tan bien informada como sería de desearse, ni es tan participativa como lo exige la actual coyuntura. Y añadía que muchas organizaciones que se presentan como voceras de la sociedad civil en realidad representan intereses particulares o facciosos que hallan conveniente cubrirse con ese elástico manto. Ahora bien, ¿debemos concluir que el país está perdido sin remedio? ¿Que los mexicanos no tenemos derecho a vivir en un país decente
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y civilizado, en el que las contiendas se diriman por medios pacíficos, en el que el interés general prime sobre las mezquindades de los partidos y las camarillas? De ninguna manera. Lo que pasa es que tenemos delante un reto inmenso. En realidad, se trata de un reto muy fácil de enunciar pero muy difícil de enfrentar exitosamente: convertir a México en una nación moderna, civilizada, democrática, en la que las grandes desigualdades económicas, sociales y culturales que nos han flagelado a lo largo de varios siglos, se vean atemperadas en forma sustantiva.
¿Es posible lograr eso? Cuando miramos de frente el tamaño descomunal del reto, nos vemos tentados a decir que no. Sin embargo, al voltear a otros lados en busca de ejemplos encontramos los casos de muchos países que han logrado verdaderos milagros en lapsos relativamente cortos. Entonces entendemos que es factible hacer las cosas. Podemos invocar el ejemplo de Alemania o de Japón, países que terminaron la Segunda Guerra Mundial completamente destruidos y sin andamiaje institucional que son ahora grandes potencias y, además, países plenamente democráticos. Y hay que insistir en el alto grado de destrucción, no sólo material, sino también del tejido social y de las instituciones, provocado por los efectos corrosivos del régimen nazi en Alemania, así como en los efectos igualmente perniciosos que tuvo en Japón la política expansiva y militarista. A los que me objeten que los alemanes y los japoneses constituyen razas o pueblos superiores (aceptando sin conceder que ese prejuicio contenga siquiera una pequeña dosis de razón), les puedo citar el ejemplo de Singapur, Corea del Sur o Taiwán, y en general el caso de los llamados “tigres asiáticos”, países que durante los últimos treinta o cuarenta años, gracias a un programa muy ambicioso de reformas, están abandonando las filas del subdesarrollo para incorporarse a las de los países prósperos. Y todavía más cerca de nosotros, tanto en el sentido de la distancia física como en el cultural y el histórico, está el caso de Chile, que hace apenas treinta años vivía bajo un régimen dictatorial pero que hoy está convertido en el mejor ejemplo latinoa-
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Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo, Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solis
mericano de las bondades de la democracia y el desarrollo económico sostenido.
La Convención de 1914 como posibilidad latente Normalmente asumimos que la historia es el recuento de lo que realmente sucedió. Lo que no sucedió, pensamos, pertenece al reino de lo improbable, lo hipotético, lo absurdo o lo que en todo caso arrasó la corriente impetuosa de los hechos realmente acaecidos. Para una mente positivista, como la de cualquiera de nosotros, que acepta que dos más dos son siempre cuatro, esta es una verdad que no admite contradicción. Las cosas son como son y la historia sucedió como ha sucedido. No hay vuelta de hoja. Podemos aspirar a explicarla y a entenderla pero de ninguna manera a modificarla. Es posible incluso lamentar que hayan sucedido algunas cosas o que no hayan sucedido otras, pero eso no altera en nada el curso real de la historia. Para decirlo en términos más campechanos: “Si mi abuelita tuviera ruedas”. Esta frase nos recuerda que los abuelos son viejos, que caminan despacio y que hay muchas cosas que por
En la segunda fila del lado izquierdo Eulalio Gutiérrez; segunda fila del lado derecho Francisco Villa; tercera fila, segundo asiento Eduardo Hay; cuarta fila, primer asiento Álvaro Obregón. Teatro Morelos. Fototeca del ahea.
Los individuos somos, hasta cierto punto y bajo determinadas condicionantes, responsables de nuestra propia historia y los pueblos de la suya
razón de su edad y la merma de sus facultades ya no pueden hacer. En definitiva, que las abuelas no tienen ruedas, sino que caminan y además despacio. Ese adagio popular es sinónimo de invocar lo imposible pero subrayando el carácter inútil de esa invocación. De la misma manera podríamos decir: “si Victoriano Huerta no hubiera traicionado y asesinado al presidente Madero”; “si el presidente Fox no se hubiera asustado con los macheteros de Chalco y hubiera construido un nuevo aeropuerto”; “si Mario Aburto no hubiera asesinado a Colosio”; “si el presidente Carranza hubiera aceptado el llamado de la Convención a renunciar a su cargo de Primer Jefe”; “si en la batalla de Celaya, en lugar de perder un brazo, Obregón hubiera perdido la vida”, etc. En realidad, todos los etcéteras que quieran y se les ocurran. Todo esto parece un ejercicio ocioso y sin sentido. Sin embargo, detengámonos un momento a pensar lo siguiente: Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994, pero no estaba escrito en el libro de la historia que necesariamente así debía haber sucedido. De último momento se pudo haber cancelado ese mitin, o bien los guaruras del candidato pudieron haber detenido al potencial magnicida, o
a Aburto le pudo haber fallado la pistola, entre otras cosas. El ejercicio parece ocioso, insisto, y lo es, en el sentido de que todas estas elucubraciones no van a lograr que el tiempo retroceda y que la historia se escriba de nuevo. Sin embargo, nos ayudan a entender que las cosas que han sucedido realmente se han dado en el contexto de un sinfín de posibilidades que se quedaron en estado germinal, que no se desarrollaron. El libro de la historia, al que nos referimos hace un momento, en realidad no existe. La historia se escribe cada día, bajo circunstancias muchas veces imprevistas, con resultados insospechados. Los individuos somos, hasta cierto punto y bajo determinadas condicionantes, responsables de nuestra propia historia y los pueblos de la suya. Por eso es tan fascinante seguir el curso de los acontecimientos, vivir la historia, porque no conocemos el desenlace, y porque, tratándose de la historia del día de hoy, hasta cierto punto está en nuestras manos el escribirla de un modo o de otro. Por ejemplo, hacer de los próximos años un periodo que definitivamente ponga al país, sin posible vuelta atrás, en el camino del desarrollo democrático, o bien convertirlo en el escenario de enfrentamientos violentos a los que las instituciones no puedan dar cauce. Lo que quiero refutar, sobre todo, es ese concepto de la historia como necesidad, o sea, la idea de que no hay más historia que la realmente acontecida. Muchas cosas hermosas han dejado de suceder por la falta de generosidad, grandeza y visión de los pueblos o de sus gobernantes. Cuando ponemos la vista en el ayer más inmediato nos da tristeza y coraje ver las grandes oportunidades que hemos desperdiciado y la forma tan miserable en la que hemos perdido el tiempo. Mientras nosotros estamos peleando y nos mostramos incapaces de lograr consensos mínimos que aseguren el desarrollo económico del país y la viabilidad de nuestra frágil y naciente democracia, otros países avanzan a pasos agigantados y se alejan cada vez más de la pobreza y las tentaciones autoritarias. Los que conocieron España antes de la muerte de Franco, en 1975, recuerdan que era un país al que México, en muchos sentidos, veía por encima del hombro. Hoy, apenas transcurridos cuarenta años, España es un país plenamente integrado al concierto europeo, dotado de instituciones políticas eficientes y modernas, al que
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vemos con añoranza o con envidia. No es un país en el que no haya convulsiones ni problemas. Ahí están, para recordárnoslo, los conflictos en los enclaves marroquíes de Ceuta y Melilla, el terrorismo de la eta, el gran reto que representan los inmigrantes africanos y sudamericanos y, en otra escala, los desafíos planteados por las comunidades autonómicas, que son extremadamente beligerantes en la defensa de lo que consideran suyo. ¿Por qué España sí se desarrolló y nosotros no? ¿Estaban ellos predestinados, “por Dios o el vago azar”, como dice Borges en su Poema de los dones, a abandonar la pobreza y nosotros a permanecer en ella? ¿Es que realmente no tenemos remedio?
El camino del diálogo y los acuerdos Todas estas cuestiones son muy complejas y yo estoy simplificándolas deliberadamente. Me doy cuenta. En cualquier caso, lo que parece claro es que el diálogo, la conciliación, la capacidad de negociación o, para decirlo en una sola palabra, la política, han jugado un papel fundamental. Política. Palabra desprestigiada como pocas. Si hiciéramos una encuesta, o tal vez ya se hizo, encontraríamos que para la mayor parte de nuestros jóvenes es sinónimo de triquiñuela, de corrupción, de ventaja personal, de mezquindad. En una entrevista reciente, Enrique Florescano, uno de los más importantes historiadores mexicanos, declaró: Pocas veces en la historia contemporánea del país se había advertido mayor desencanto ciudadano respecto de sus representantes políticos. La república, la nación, la patria, son entidades y conceptos intangibles para estos representantes de la ciudadanía, pues no son percibidos como parte sustantiva de un proyecto político que nació en el pasado, y que si no se renueva en el presente dejará de existir o será sustituido por nuevas opciones.
Es una pena que hayamos llegado a este punto, porque en Occidente, desde la época de Platón, e incluso un poco antes, la política es el arte de vivir en comunidad y de administrar y negociar las cosas que pertenecen al ámbito de lo público. Algunos dicen que “la política es un asunto
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demasiado serio para dejarla en manos de los políticos”. Puede aceptarse que es un buen chiste, pero admitamos también que es un chiste muy peligroso, porque atrás de los políticos están siempre los dictadores, aquellos que, garrote en mano, tratan de “poner orden” mediante el terror. No confundamos nuestro hartazgo, muchas veces justificado, con la inviabilidad de la democracia y de la política. Octavio Paz y muchos otros pensadores han reconocido que la democracia es un sistema de gobierno lleno de inconvenientes, problemas e imperfecciones, pero que no conocemos ni se ha inventado otro mejor. En este sentido, cuando se critica la democracia y sus instituciones hay que tener mucho cuidado para no “tirar la criatura junto con el agua sucia”. La apuesta debe ser en el sentido de sanear nuestra vida pública, de regenerar a nuestros partidos, de consolidar las instituciones que aseguran nuestra vida democrática, de vigorizar la sociedad civil. Hablando de la política, no se trata de erradicarla, porque eso es imposible, sino de dignificarla.
El ejemplo luminoso de la Convención Aquí es donde aparece, con toda su fuerza, el ejemplo de la Convención. ¿Qué significó la Convención de 1914 en el contexto de la Revolución mexicana? Para decirlo con pocas palabras, un rayo de esperanza (aunque esta expresión está un poco desgastada últimamente), una pausa en medio del fragor de los cañones, la oportunidad que se dieron los revolucionarios para reflexionar y llegar a acuerdos, antes de tomar de nuevo las armas. La Convención fracasó y el gobierno que de ella emanó no tuvo nunca el poder real en sus manos, pero nos queda el ejemplo de esos días transcurridos entre el 10 de octubre y el 9 de noviembre de 1914, durante los cuales las facciones que contribuyeron al derrocamiento del régimen dictatorial de Victoriano Huerta y que vengaron a Madero, depusieron las armas y tomaron su lugar en el lunetario del Teatro Morelos, para dialogar, para imaginar un país nuevo y mejor, para soñar leyes que liberaran a los campesinos de la pobreza y que dignificaran el trabajo de los obreros. No podemos decir, parodiando
La Convención fracasó y el gobierno que de ella emanó no tuvo nunca el poder real en sus manos, pero nos queda el ejemplo de esos días transcurridos entre el 10 de octubre y el 9 de noviembre de 1914, durante los cuales las facciones que contribuyeron al derrocamiento del régimen dictatorial de Victoriano Huerta y que vengaron a Madero, depusieron las armas y tomaron su lugar en el lunetario del Teatro Morelos
Francisco Villa, Revolución mexicana. ©Sabino Osuna, Universidad de California, Riverside
al periodista norteamericano John Reed, “tres semanas que conmovieron al mundo”, pero sí podemos hablar, con más modestia, de unas jornadas llenas de intensos debates que por un momento quisieron iluminar el futuro de México. La Convención fracasó, pero los sueños de libertad y progreso social que ahí se urdieron permanecen vivos. Es urgente recuperar y actualizar ese legado. La Convención de Aguascalientes, en cuanto experimento fracasado o abortado, parece formar uno de esos capítulos de la historia que pudo haber sucedido pero que a la postre fue arrasado por la corriente impetuosa de otras fuerzas más poderosas: el constitucionalismo de
Carranza y sobre todo eso que Héctor Aguilar Camín llamó la frontera nómada, o sea, la revolución triunfante de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Adolfo de la Huerta y compañía. Sin embargo, a mí me parece que pese a su derrota política el ideario de la Convención mantiene su vigencia y actualidad. Ese ejemplo de tolerancia y de unidad en la diversidad es más necesario que nunca. Tal vez le toque a nuestra generación sacar adelante, con un retraso de cien años, el programa democrático y civilista que fue pergeñado bajo el cielo claro de Aguascalientes. El 14 de octubre de 1914, en esta ciudad, los delegados de las diferentes facciones decidieron
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constituirse en asamblea soberana. El general Antonio Villarreal, presidente de la Convención, habló de ella como de un poder inapelable ante el que los jefes y caudillos tenían que someterse. “Que las hostilidades se suspendan, que no se derrame más sangre humana”, clamó, “pues la Revolución no se hizo para que determinados hombres ocuparan la presidencia, sino para acabar con el hambre en la república”. Yo les pregunto: ¿ya terminamos con el hambre en la república? Si recordamos que hay cuarenta o más millones de mexicanos pobres, muchos de los cuales viven debajo del umbral de la miseria, advertiremos que la exhortación de los convencionistas está más viva que nunca.
La necesidad de acuerdos En un país tan necesitado de acuerdos como el nuestro, el ejemplo de la Convención de 1914 sigue siendo válido. Hay que recordar, porque las etimologías son más útiles de lo que normalmente pensamos, el origen de la palabra. Una convención es un acuerdo y un acuerdo es el resultado de una negociación; no la imposición unilateral de un punto de vista, sino algo que surge de la discusión entre las partes. Nuestros revolucionarios tenían a la mano el ejemplo de la Convención nacida en el contexto de la gran Revolución francesa, que estalló en julio de 1789. Aquella Convención fue la representación suprema de la nación, de la que dimanaron leyes y acuerdos. En ella estaban representadas todas las fuerzas políticas y hasta el día de hoy seguimos empleando términos como “izquierda” y “derecha” para designar los campos políticos porque en la Convención francesa los representantes más aguerridos, los sans culottes, ocupaban el graderío de la izquierda. Los revolucionarios mexicanos reunidos en Aguascalientes quisieron imitar el ejemplo francés y llamaron Convención a su asamblea. En un principio había 155 delegados de diversas fuerzas, sobre todo villistas, obregonistas y carrancistas. Francisco Villa y Álvaro Obregón estuvieron en Aguascalientes, junto con José Vasconcelos, Felipe Ángeles, Martín Luis Guzmán y otros muchos personajes. Después se incorporaron a los
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debates los zapatistas, cuya delegación estaba encabezada por Antonio Díaz Soto y Gama, quien, al estrujar la bandera y decir que no representaba, al final de cuentas, “más que el triunfo de la reacción clerical encabezada por Iturbide”, estuvo a punto de provocar una balacera en el Teatro Morelos. Al margen del calificativo que nos merezcan sus resultados, la Convención representa el intento de las diversas facciones de lograr un acuerdo que evitara el reinicio de las hostilidades y que abriera para el país el camino de la pacificación y la prosperidad. En su seno se discutieron los grandes problemas nacionales y se propusieron soluciones y alternativas que después serían retomadas por los constituyentes de Querétaro. No puede hablarse, entonces, de un fracaso de las deliberaciones, pues anticiparon e iluminaron el gran debate que tendría lugar un poco después. El país libraba una costosa y sangrienta contienda, se enfrentaba a sí mismo, buscaba con desesperación la razón de su ser. La ciudad de Aguascalientes, durante unas breves pero muy intensas jornadas, fue el teatro escogido por la nación para proseguir con esa trascendental búsqueda. Es indudable que la Convención, más allá del hecho cierto de que no logró anular las enormes diferencias que dividían a los revolucionarios, constituyó un episodio de la mayor importancia en el marco de ese vasto y multiforme movimiento social que conocemos como Revolución mexicana. La Convención nos enseñó cuán profundas eran las diferencias que dividían a los mexicanos, pero a la vez nos mostró que el pueblo era capaz de discutir pacíficamente esas diferencias y de darse un programa de regeneración cuyos beneficios alcanzaran a todos. Esta gran lección de unidad en la diversidad y de conciliación de lo en apariencia opuesto es la que queremos recordar hoy. Son muchas las metas ya alcanzadas, pero son todavía más los retos que el presente y el futuro inmediato nos plantean. La Convención de Aguascalientes, sin duda uno de los más bellos y nobles momentos políticos de la magna gesta revolucionaria iniciada por Madero, nos recuerda que, unidos en lo esencial y atados por propósitos superiores, podremos afrontar exitosamente esos retos.
Es indudable que la Convención, más allá del hecho cierto de que no logró anular las enormes diferencias que dividían a los revolucionarios, constituyó un episodio de la mayor importancia en el marco de ese vasto y multiforme movimiento social que conocemos como Revolución mexicana
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EN LOS DÍAS DE LA CONVENCIÓN * CARLOS REYES SAHAGÚN
Interior del Hotel Washington, fotografía de A.B. Culver Jr
Contrario a lo que se podría pensar, la ciudad que recibió a la Convención de 1914 era moderna para su tiempo, incluso cosmopolita; una ciudad llena de vida y de actividad. Si los convencionistas la eligieron como sede fue precisamente por su neutralidad y la tranquilidad provinciana que guardaba porque aún no se encontraba bajo la trifulca de las tropas revolucionarias. Sin embargo, su presencia en aquel octubre de 1914, significó para Aguascalientes un cambio abrupto en el ritmo del acontecer diario, en el paisaje y sus costumbres. En este ensayo, Carlos Reyes Sahagún invita a conocer, un poco más de cerca, la vida cotidiana en aquellos días de tormenta. * Ponencia presentada en las Jornadas Académicas 2014 de la Universidad de las Artes del Instituto Cultural de Aguascalientes.
En 1914 Aguascalientes era una ciudad moderna, de acuerdo con los cánones establecidos durante el Porfiriato (1877-1911), para satisfacción y orgullo de las élites locales que veían en esta caracterización un rasgo de civilización digno de mérito, y que aprovecharon cuanta fiesta cívica se celebraba para proclamar las glorias de este estado de cosas. En apoyo de esta afirmación es preciso recordar que la ciudad contaba con una serie de establecimientos industriales que eran el orgullo de las autoridades, un sistema de transporte integrado por tranvías eléctricos, alumbrado público, por lo menos en el centro de la capital, y un hotel, el Washington, que estaba en lo que hoy es la Plaza Fundadores, y que en su fachada anunciaba lo siguiente: English, French and German spoken, seguramente en referencia a industriales y mineros venidos de las naciones en donde se hablaban estos idiomas. ¿Habrase visto mayor evidencia de cosmopolitismo; de modernidad? –Pese a ello no deja de llamar la atención que en la fotografía que da constancia de lo anterior, aparecen también un par de burros que llevan en el lomo cántaros, seguramente para repartir agua para uso doméstico–. Además, la ciudad contaba con algunos teléfonos que comunicaban no sólo algunas residencias de la ciudad, sino también con las haciendas más cercanas, y tenía avenidas como la Calzada Arellano –nuestros y la actual Avenida de la Fundición, arterias amplias y arboladas, sembradas con higiénicos eucaliptos que sin duda contribuían a preservar la salud pública de la zona. Hay en Aguascalientes un antes y un después de la llegada del ferrocarril. En efecto, el tendido de la línea férrea entre México y Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, por parte de la empresa estadunidense del Ferrocarril Central Mexicano,
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trajo consigo, en septiembre de 1883, la promesa de progreso que la gran industria significaba. El primer convoy recorrió la ruta completa a principios de 1884. Esta vía de comunicación con los Estados Unidos impulsaría el establecimiento, en 1895, de la Gran Fundición Central Mexicana, empresa de la American Smelting & Refining Company (asarco), una negociación de la acaudalada familia neoyorkina Guggenheim. De hecho el periódico, en su edición del 11 de octubre de 1914, el día siguiente de la apertura de sesiones de la Convención de Aguascalientes, al informar a sus lectores sobre el inicio de trabajos, publicó una fotografía de las instalaciones de la fundición, algo en verdad impresionante, además de otras de los Baños de los Arquitos y del Templo de San Antonio. Luego, en 1897, la empresa del ferrocarril decidió establecer en esta ciudad su Taller de Construcción y Reparación de Material Rodante. Desde luego los trabajos de edificación de instalaciones se iniciaron, de tal manera que en la aurora del siglo xx el establecimiento fabril estaba en marcha, y en proceso de convertirse en la principal fuente de empleo y riqueza de la región. Es importante destacar que cada una de estas factorías significó un importante impulso para el desarrollo urbano de la capital del estado. En todos los casos, las instalaciones fueron levantadas en la orilla de la ciudad, lo cual desde luego ofrece hoy en día una evidencia de cuáles eran los límites de la urbe a fines del siglo xix y principios del xx. Si se decidió que la vía férrea se tendiera al oriente de la capital, resultó lógico que fuera en esa zona en donde se construyera el taller, aprovechando una fracción de terreno perteneciente a la Hacienda de Ojocaliente. Entonces inició el surgimiento, al oriente del flamante taller, lo que con el paso del tiempo se convirtió en las colonias del Trabajo, Héroes, y la llamada Colonia Americana, que hoy ostenta el nombre de Ferronales, sin duda la primera urbanización pensada como un todo integrado, sus calles, sus terrenos, sus casas y, desde luego, sus eucaliptos: la primera colonia de Aguascalientes. Al poniente de la vía, debidamente conectado con ésta, se construyó el Molino de trigo de
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John Douglas, que luego se convertiría en Productos de Maíz La Perla. Esta empresa estimuló el trazo y construcción de la actual avenida Buenavista, hoy Alejandro Vázquez del Mercado, para comunicar al establecimiento industrial con la casa de su propietario, es decir, el chalet Douglas, muy cerca del templo de San Antonio. También gracias al ferrocarril, y en particular al taller, fue desarrollándose la zona urbana al poniente de la vía, la actual Colonia Gremial, que en sus orígenes llevó el nombre de Gremial Ferrocarrilera. Estos eran, en términos generales, los límites de Aguascalientes hacia el oriente. Como ocurrió prácticamente hasta fines de los años setenta, lo último que veía el viajero que se dirigía hacia San Luis Potosí era el Hotel Escobedo y los Baños de Ojocaliente. En el sur de la ciudad había un par de límites naturales, que impedían el crecimiento de la urbe. En primer lugar estaba el Arroyo de los Adoberos, que a principios de los años sesenta se convirtió en la actual Avenida Adolfo López Mateos. Considerando el declive de la ciudad, más alta en el oriente, este arroyo arrastraba las aguas procedentes del este, y además del sur y del norte, y ya en los tiempos previos al trazo y construcción de la avenida, inicialmente llamada Oriente Poniente, se convirtió lamentablemente en un foco de pública infección, con las descargas de aguas negras y los criaderos de insectos amparados en la vegetación. Este arroyo separaba al barrio del Encino del centro de la ciudad, cuyo límite sureño estaba dado por otro arroyo, el del Cedazo, que corría paralelo al de los Adoberos, y que hoy es el cauce de la Avenida Ayuntamiento. En el límite noroeste, se encontraba la Gran Fundición Central Mexicana, que se unía a la urbe a través de esa gran avenida que nace en la actual calle de la Mora y que culmina en el borde sur del llamado Cerro de la grasa, el desperdicio de las labores de beneficio de minerales, donde hoy se levanta un complejo de salas de proyección cinematográfica. Al poniente lo más alejado de la urbe era el barrio de San Marcos, con su templo y su jardín. También en el ámbito del desarrollo urbano es preciso señalar la apertura de la actual Avenida Madero, entre agosto y septiembre de 1914,
El Taller de Construcción y Reparación de Material Rodante en 1897 estaba en marcha, y en proceso de convertirse en la principal fuente de empleo y riqueza de la región
Tranvías en la estación del ferrocarril, Fototeca ahea
La antigua calzada de Ojocaliente, rebautizada en 1910 con el nombre de Centenario, la actual Juan de Montoro, que originalmente comunicaba a la Plaza de Armas con la estación del ferrocarril
por disposición del gobernador constitucional del estado, el coronel Alberto Fuentes Dávila, que al triunfo de la Revolución había regresado para hacerse cargo de la gubernatura, luego de verse obligado a dejarla en febrero de 1913, con motivo del golpe de Estado del general Victoriano Huerta. De hecho prácticamente lo único que se recuerda de esta segunda y efímera gestión –debió abandonar el cargo cuando la División del Norte tomó posesión de la ciudad, a principios de noviembre de 1914– fue, precisamente, la apertura de esta avenida, que persiguió el objetivo de comunicar la Estación del Ferrocarril con la Plaza de Armas. Muy posiblemente cuando los trenes militares de los asistentes a la convención comenzaron a llenar los patios de la estación todavía existieran restos de escombro en la nueva arteria, que por la reunión revolucionaria recibió inicialmente el nombre de Avenida de la Convención. Aunque también hay que considerar que quizá no fueran muchos los escombros resultantes
de estas obras. Una fotografía de fines de los años veinte, o principios de los treinta, tomada desde la torre norte de catedral, entonces la única, hacia el oriente, muestra todavía importantes zonas oscuras, carentes de construcciones; zonas que se extendían al oriente de la calle del Olivo, hoy Zaragoza, y prácticamente hasta el ferrocarril, y que estaban ocupadas por huertas, de tal manera que las edificaciones que debieron derrumbarse para abrir la nueva avenida fueron las menos. Desde luego tampoco hay que olvidar la antigua calzada de Ojocaliente, rebautizada en 1910 con el nombre de Centenario, la actual Juan de Montoro, que originalmente comunicaba a la Plaza de Armas con la estación del ferrocarril. Llamada a ser una gran avenida, como lo es al oriente de la vía del ferrocarril, lamentablemente fue estrechada a la altura de la actual calle de Cosío y hasta la plaza. En términos generales esta fue la ciudad que recibió a los principales jefes de la Revolución en octubre de 1914, a fin de buscar una alternativa a la violencia que cundía. Lástima que no
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Mesones en la calle Guadalupe. Fototeca ahea
conste en la historia, por lo menos en la escrita hasta ahora, si alguien, cuando se planteó la posibilidad de trasladar a Aguascalientes esta reunión, preguntó si la ciudad ferrocarrilera era capaz de albergar tan relevante asamblea, es decir, si existiría un espacio idóneo para llevar a cabo las deliberaciones, si habría el alojamiento necesario para todos y cada uno de los visitantes, y si se contaría con los alimentos suficientes para esta población flotante que iba más allá de los delegados y abarcaba a sus escoltas y estados mayores, tanto más grandes cuanta mayor importancia tuviera el representante. Por ejemplo, la escolta de Villarreal, presidente de la Convención, estaba integrada por 150 hombres. Desde luego que había hoteles. Estaban el ya mencionado Washington; el Iturbide, en la calle de Tacuba, hoy 5 de mayo; el Bellina, en la esquina que forman las calles de Allende y Victoria, y que albergó a la directiva de la asamblea; el Siglo xx; el París, construido por Refugio Reyes Rivas en el lado norte de la Plaza de Armas
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y terminado en esos días; el Hotel de La Plaza, el Robbins, el Alameda, etcétera. También hay que tener en cuenta los mesones, que estaban en la calle de Guadalupe y que eran utilizados por los arrieros que comerciaban entre esta ciudad y la zona de los cañones zacatecanos, Calvillo, Jalpa, y que recibieron a la tropa, como también fue el caso de los campamentos improvisados en las lomas del oriente, muy cerca de la estación del ferrocarril. Vito Alessio relata en su libro que cuando llegaron a Aguascalientes él y otros delegados buscaron alojamiento inútilmente en hoteles y casas de asistencia. Ante el fracaso de sus gestiones, se dirigieron al Palacio de Gobierno, para solicitar el auxilio del gobernador Alberto Fuentes Dávila, quien solucionó algunos de esos problemas. Alessio Robles declaró que su paisano, el coronel Fuentes, le consiguió hospedaje en la casa del administrador del timbre, señor Félix Chabollo. Por cierto que con anterioridad al inicio de los trabajos de la convención, Alessio Robles
Los mesones, que estaban en la calle de Guadalupe y que eran utilizados por los arrieros que comerciaban entre esta ciudad y la zona de los cañones zacatecanos, Calvillo, Jalpa, recibieron a la tropa
Con esta opinión concuerda el “enviado especial” del periódico El Liberal a la Convención, quien apuntó que la ciudad, de ordinario triste y solitaria, con sus calles estrechas y largas y accidentadas, mírase hoy discurrida por gente de todas cataduras. Ya gallardos grupos militares, que en alegre charla recuerdan sucesos de la campaña; ora asombrados moradores de la ciudad, que con ojos muy abiertos contemplan a muchos de esos guerreros, de quienes oyeron relatar prodigiosas aventuras; ya hermosas mujeres, que con paso ligero se dirigen a los cuatro templos, únicos que abiertos al culto han quedado al servicio de los católicos.
Este último dato es importante, y da cuenta del carácter anticlerical del gobierno de Fuentes Dávila, que alguno de esos días de agosto o septiembre de 1914, intentó convertir el templo de San Antonio, en recinto del Poder Legislativo, hecho que fue evitado por un grupo de mujeres encabezadas por la señora Adela Douglas de Ortega. De estos acontecimientos surgió la siguiente cuarteta: Gobernador constitucional del estado, el coronel Alberto Fuentes Dávila. Fototeca ahea.
dedicó su atención a recorrer la ciudad que le daba cobijo, habiendo llamado su atención la arquitectura barroca, expresada en los templos de San Diego y San Marcos, la columna de la plaza, etc. De esos días Alessio Robles recuerda que circulaban por las empedradas calles, centenares de automóviles, casi todos con los capacetes echados hacia atrás y en ellos militares tocados con sombreros texanos. Las plazas y las rúas llenas de soldados con cananas cruzadas en el pecho, repletas de brillantes cartuchos. La estación ferroviaria congestionada de convoyes militares, pues cada jefe de alguna importancia consideró conveniente llevar su casa habitación en la forma de un carro dormitorio, y escoltas para su personal seguridad, amén de sus imprescindibles y numerosos Estados Mayores. Los hoteles repletos de huéspedes. La alegría imperaba en todas partes. A todas horas se escuchaban en las afueras y en los patios de los hoteles las notas destempladas de murgas que tocaban, y, coreadas con alaridos de entusiasmo.
Entre Fuentes Dávila y Berlanga, quisieron tomar San Antonio. Pero se les hizo fiebre, a los hijos de un demonio. El enviado del diario capitalino apuntó también que en la plaza se sucedían las serenatas a cargo de la banda del estado, cuyo repertorio se integraba con tonadas populares y selecciones provenientes de la ópera. “Las audiciones musicales, repetimos, es decir, las serenatas por lo visto, son de especial predilección para las bellas mujeres de Aguascalientes. Y así, por las noches, de ocho a once, salen a pasear parvadas de pollitas graciosas”. El 14 de octubre la Convención se declaró soberana, pero al mismo tiempo decidió no discutir ningún asunto de relevancia nacional hasta que no estuviera presente el representativo del Ejército Libertador del Sur, cosa que ocurrió hasta el 28 de octubre. Entre los asuntos a discusión en esos días de espera estuvo el tema de la neutralidad de la ciudad, cuestionada por la ingente presencia de tropa. Mientras, en el clima general, la venta
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Calle de la ciudad de Aguascalientes. Fototeca ahea
indiscriminada de alcohol daba pie a hechos bochornosos como la práctica del tiro al blanco con el alumbrado público, o a que delegados fueran detenidos en plena calle por soldados ebrios, y obligados a gritar vivas, etcétera. Evidentemente uno de los lugares estratégicos de la ciudad en los días de la Convención fue la estación del ferrocarril. En caso de extrema necesidad la forma más segura y rápida de abandonar la ciudad, ya fuera rumbo al norte o rumbo al sur, sería el ferrocarril. De seguro la chiquillería se volcó sobre la estación, tal y como dejó constancia Mauricio Magdaleno en su conmovedor cuento, para ver los trenes militares, la caballada, la artillería a bordo de los carros, los automóviles y, desde luego, a los famosos, tal y como gustaba definirse el general Alvaro Obregón.
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La llegada de la División del Norte a Aguascalientes, el día de muertos de ese año, rompió de manera definitiva con el precario equilibrio de neutralidad que se estableció en esos días, a fin de llevar a cabo las sesiones de los revolucionarios que se ensayaban en el delicado arte del diálogo. Entonces los carrancistas pusieron tierra de por medio y salieron rumbo a México, para luego dirigirse a Veracruz, en donde el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista se había refugiado. Días después también la División del Norte abandonaría la ciudad, y Aguascalientes volvió a ser la ciudad “de ordinario triste y solitaria” que vio el enviado especial del periódico capitalino; la ciudad “triste pero querendona” que vivió Eduardo J. Correa.
La llegada de la División del Norte a Aguascalientes, el día de muertos de ese año, rompió de manera definitiva con el precario equilibrio de neutralidad
AUTOCONCIENCIA,
UNA HERENCIA DE LA CONVENCIÓN * ENRIQUE CERÓN ANAYA
Manifestación en las calles de Aguascalientes por la invación norteamericana a Veracruz, Fototeca ahea.
En este texto, Enrique Cerón reflexiona sobre el contexto político que convulsionaba a México a principios del siglo pasado, así como los fallos que devinieron en el fracaso de la Convención celebrada en Aguascalientes como un intento más por organizar al país fragmentado producto de la Revolución. No fueron suficientes las buenas intenciones de algunos de los actores más importantes de este movimiento, pues finalmente todo volvió al terreno de las armas. La Convención, sin embargo, no fue inútil, afirma Cerón, pues dejó a la sociedad mexicana un legado de autoconciencia. *
Ponencia presentada en las Jornadas Académicas 2014 de la Universidad de las Artes del Instituto Cultural de Aguascalientes.
La Revolución mexicana cimbró las estructuras sociales al comienzo del siglo xx, y si bien sus alcances y resultados son motivo de cuestionamientos, las tragedias que causan y emanan de la guerra civil obligaron a creadores e intelectuales a tener puntos de vista más críticos. En contacto con su entorno, el brutal golpe de la realidad operó en el espíritu un cambio hacia la autoconciencia. Tras la Independencia la sociedad mexicana no logró sacudirse muchas de las estructuras coloniales económicas, políticas e ideológicas. El siglo xix vio desfilar distintas guerras para defender la soberanía y establecer órdenes sociales y políticos que cristalizaran las demandas de justicia y libertad, entre ellas la guerra contra Estados Unidos (1846 y 1848), la de Reforma para limitar la voracidad de la iglesia, que poseía tres cuartas partes del territorio (1857-1861),1 y para expulsar a los invasores franceses (18621867). La modernización del país que se llevó a cabo durante el porfiriato estuvo al servicio de las élites económicas y los intereses extranjeros. El mundo de la cultura y el arte impulsado en las ciudades, sobre todo en la capital, no sólo alcanzaba apenas a una pequeña parte de la población sino que su interés se centraba las expresiones provenientes de Europa, sus modas y modelos; la vasta producción cultural del México rural e indígena permanecía casi por completo ignorada o desprestigiada, más allá de sus ámbitos locales o regionales. 1
Bazant, Jan. Los bienes de la Iglesia en México, 1856-1875. Aspectos económicos y sociales de la revolución liberal, El Colegio de México, México, 1977.
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Moda porfiriana, colección privada de Rodrigo Flores
Revista Azul de 1894-1896
En los teatros se presentaban obras de zarzuela, género de escenificación cantada, en ocasiones con diálogos hablados de carácter costumbrista, cuyas situaciones eran meramente españolas, como lo eran también los actores, las actrices y los empresarios. Sus personajes eran los típicos del Costumbrismo español: el golfo, el chulo, la Manola, el gitano, etc. Tal era la hispanización que la actriz española Soledad Álvarez interpretó, con ceceo, a una campesina de Sonora, protagonista de La sargenta (1903), obra del mexicano Aurelio Gómez Carrasco. La Revolución abrió la puerta a otro género teatral antes impensable durante la censura porfiriana; el teatro de revista, formado por pequeños cuadros en los que se tocaba los temas de la actualidad local y se hacía sátira política, en medio de bailes que atraían al público por su sensualidad y un humor picaresco. La primera revista mexicana de contenido político fue México Nuevo (1909), que era también el título de un periódico pro Madero que empleaba al dramaturgo Carlos M. Ortega y al compositor Carlos Fernández Benedicto. La obra trataba el tema antireeleccionista. En ésta se representó, con nombre y apellido, a Madero, a Félix Díaz y a otros personajes de la política de
aquel momento. Los autores fueron encarcelados, acusados de ofender a las fuerzas armadas. Con el tiempo el teatro de revista mexicano fue tomando un color local y los personajes del Costumbrismo español fueron sustituidos poco a poco por el pelado, el roto o la china poblana, que se expresaban en un lenguaje supuestamente popular, si bien la estructura dramática y los moldes seguirían siendo los del teatro español y esto no cambiaría hasta bien entrado el siglo xx. El panorama de las letras mexicanas a finales del siglo xix y principios del xx estuvo marcado por el Modernismo. Las revistas Azul (1894 a 1896), Moderna (1898-1903) y Moderna de México (1903-1911) aglutinaron a figuras mexicanas como Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina, Amado Nervo, Manuel José Othón, Salvador Díaz Mirón o José Juan Tablada, y a otras hispanoamericanas como Rubén Darío y José Martí. Las revistas tradujeron y dieron difusión y preponderancia a los autores franceses. Tal era el afrancesamiento que Gutiérrez Nájera usaba el seudónimo de “El Duque Job”; Díaz Dufoo, el secretario de la revista Azul, “Petit Bleu”, y Urbina el de “Daniel Eyssette”. Aunque todo movimiento artístico es dinámico y cuenta con las variantes que van de au-
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En los teatros se presentaban obras de zarzuela, género de escenificación cantada, en ocasiones con diálogos hablados de carácter costumbrista, cuyas situaciones eran meramente españolas, como lo eran también los actores, las actrices y los empresarios
la duquesa job
Manuel Gutiérrez Najera (fragmento) En dulce charla de sobremesa, mientras devoro fresa tras fresa, y abajo ronca tu perro Bob, te haré el retrato de la duquesa que adora a veces al duque Job. No es la condesa de Villasana caricatura, ni la poblana de enagua roja, que Prieto amó; no es la criadita de pies nudosos, ni la que sueña con los gomosos y con los gallos de Micoló. Mi duquesita, la que me adora, no tiene humos de gran señora: es la griseta de Paul de Kock. No baila Boston, y desconoce de las carreras el alto goce y los placeres del five o’clock. Pero ni el sueño de algún poeta, ni los querubes que vio Jacob, fueron tan bellos cual la coqueta de ojitos verdes, rubia griseta, que adora a veces el duque Job. Si pisa alfombras, no es en su casa; si por Plateros alegre pasa y la saluda madam Marnat, no es, sin disputa, porque la vista, sí porque a casa de otra modista desde temprano rápida va.
tor en autor, el Modernismo presentó como lo sustancial de la perspectiva del arte una mirada idealizada acerca de los propios artistas. Estos y su temperamento serían en buena buena medida su foco de atención. Los artistas serían retratados, como lo venían siendo en Europa con el simbolismo, como una real aristocracia por su libertad personal y sexual, su sensualidad, su sensibilidad, su capacidad de vivir y generar impresiones emocionales profundas en el lector, y también por su vida licenciosa y bohemia. Eran mentes y espíritus de avanzada; modernos que reclamaban inclusión y reconocimiento de las
naciones hispanoamericanas, de tú a tú en la cultura universal, es decir europea, según su perspectiva. El Modernismo buscó ser un contrapunto de la moral burguesa mecanizada, reprimida, hipócrita, corrupta, sometida, servil y materialista. Algunos de ellos se opusieron al régimen porfirista, y otros simplemente lo aplaudieron. Tras la convulsión social que supuso la Revolución el panorama literario cambiaría radicalmente; aparecerían la novela de la Revolución y el espíritu nacionalista. Este género lo inauguró Los de abajo de Mariano Azuela. Los protagonistas de la literatura dejarían de ser el artista, su sensibilidad y el espíritu moderno, todo en función de otros países, para ser el pueblo, la masa, los marginados, el proceso social entero de una nación. Se visibilizarían el México rural, la injusticia, el caos producto de una sociedad que ha tocado fondo y la desesperanza ante los resultados de la lucha. La visión del género sobre el proceso revolucionario es descantada y pesimista. Cambiaron las clases dirigentes pero los explotados y los desposeídos seguían siendo los mismos. Se reacomodaron los que mandan pero el alma humana no pudo renovarse. Se mantuvieron los fundamentos de una sociedad explotadora, egoísta y parásita. La sangre y la barbarie habían sido demasiadas; uno de cada diez mexicanos había muerto tras la Revolución y el país estaba dividido en bandos que luchaban entre sí. El lenguaje de estos relatos es el de los campesinos y las soldaderas. Las situaciones de la lucha armada a lo largo del territorio, la carencia, la injusticia, la venganza y la rapiña. Se escribieron obras como El águila y la serpiente (1928) o La sombra del caudillo (1929) de Martín Luis Guzmán; Tropa Vieja (1937) y Viva Madero (1954) de Francisco Luis Urquizo; ¡Vámonos con Pancho Villa! (1931), Si me han de matar mañana... (1934), y Se llevaron el cañón para Bachimba (1941) de Rafael F. Muñoz, y Cartucho (1931) de Nellie Campobello. Tras la Revolución el nacionalismo permeó muchos de los ámbitos del arte y la cultura incluyendo la danza. Previo a esto era sólo valorada en los círculos culturales citadinos y obedecía a la presentación de compañías europeas o, en los salones de baile, a las capas adineradas de
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Los de abajo Mariano Azuela (fragmento) VII Adormilado aún, Demetrio paseó la mano sobre los crespos mechones que cubrían su frente húmeda, apartados hacia una oreja, y abrió los ojos. Distinta oyó la voz femenina y melodiosa que en sueños había escuchado ya, y se volvió a la puerta. Era de día: los rayos del sol dardeaban entre los popotes del jacal. La misma moza que la víspera le había ofrecido un apastito de agua deliciosamente fría (sus sueños de toda la noche), ahora, igual de dulce y cariñosa, entraba con una olla de leche desparramándose de espuma. –Es de cabra, pero está regüena... Ándele, nomás aprébela... Agradecido, sonrió Demetrio, se incorporó y, tomando la vasija de barro, comenzó a dar pequeños sorbos, sin quitar los ojos de la muchacha. Ella, inquieta, bajó los suyos. –¿Cómo te llamas? –Camila. –Me cuadra el nombre, pero más la tonadita... Camila se cubrió de rubor, y como él intentara asirla por un puño, asustada, tomó la vasija vacía y se escapó más que de prisa. –No, compadre Demetrio –observó gravemente Anastasio Montañés–; hay que amansarlas primero... ¡Hui’, pa las lepras que me han dejado en el cuerpo las mujeres!... Yo tengo mucha experencia en eso... –Me siento bien, compadre –dijo Demetrio haciéndose el sordo–; parece que me dieron fríos; sudé mucho y amanecí muy refrescado. Lo que me está fregando todavía es la maldita herida. Llame a Venancio para que me cure. –¿Y qué hacemos, pues, con el curro que agarré anoche? –preguntó Pancracio. –¡Cabal, hombre!... ¡No me había vuelto a acordar!... Demetrio, como siempre, pensó y vaciló mucho antes de tomar una decisión. –A ver, Codorniz, ven acá. Mira, pregunta por una capilla que hay como a tres leguas de aquí. Anda y róbale la sotana al cura. –Pero ¿qué va a hacer, compadre? –preguntó Anastasio pasmado. –Si este curro viene a asesinarme, es muy fácil sacarle la verdad. Yo le digo que lo voy a fusilar. La Codorniz se viste de padre y lo confiesa. Si tiene pecado, lo trueno: si no, lo dejo libre.
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La marcha revolucionaria de José Clemente Orozco, mural del Antiguo Colegio de San Idelfonso, Ciudad de México.
la sociedad que bailaban los ritmos de moda en Europa, como el vals o la polka. La danza popular tenía un carácter meramente local o regional. Pero esta disciplina tomó un gran impulso con el régimen postrevolucionario. José Vasconcelos, como secretario de educación, impulsó las misiones culturales que tenían por objetivo incorporar a la población campesina e indígena “a la nación civilizada”. Vasconcelos buscó que se llevara la alfabetización y la cultura universal a las zonas rurales y a las poblaciones indígenas, pero también realizar un compendio de las artes, la cultura y costumbres ahí existentes para presentarlas en las ciudades. Estas acciones permitieron la visibilidad y valoración de la riqueza musical y dancística nacional y su posterior incorporación a la enseñanza en la educación básica. El final del siglo xix y el principio del siglo xx supuso la búsqueda y el lento tránsito discontinuo de artistas e intelectuales por la autoconciencia de lo nacional. Búsqueda que sería detonada por el violento golpe al orden social que fue la Revolución.
José Vasconcelos, como secretario de educación, impulsó las misiones culturales que tenían por objetivo incorporar a la población campesina e indígena “a la nación civilizada”
La trinchera de José Clemente Orozco, mural del Antiguo Colegio de San Idelfonso, Ciudad de México
Al respecto escriben Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer en su libro A la sombra de la revolución mexicana: En el seno de una vida cultural e intelectual afrancesada del México capitalino, sacudida por sus audacias modernistas y por las altas rebeliones metafísicas que alternaban el decadentismo bohemio con la historia positiva, el naturalismo de viejos novelistas con la consagración del helenismo clásico en las nuevas generaciones, la aparición del México áspero y crudo de la Revolución tuvo los efectos de una catarsis de afirmación y descubrimiento nacional. López Velarde cantó a la suave patria, Mariano Azuela publicó Los de abajo, José Clemente Orozco pintó carteles rabiosos y caricaturas anticlericales, como él dice, pero también magistrales apuntes a lápiz de hospitales revolucionarios, batallas, fusiles, catrines puestos a bailar a balazos, zapatistas, carrancistas, el pueblo en armas, usándolas y padeciéndolas.2
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Manuel Gómez Morín, intelectual y testigo de la Revolución, escribió en 1926: Con optimismo estupor nos dimos cuenta de insospechadas verdades. Existía México. México como país con capacidades, con aspiración, con vida, con problemas propios. No sólo era esto una fortuita acumulación humana venida de fuera a explotar ciertas riquezas o a mirar ciertas curiosidades para volverse luego. No era nada más una transitoria o permanente radicación geográfica del cuerpo estando el espíritu domiciliado en el exterior. Existían México y los mexicanos. La política colonial del porfirismo nos había hecho olvidar esta verdad fundamental.
Con el paso de los años y las generaciones los artistas mexicanos volverían de nuevo a estar abiertos al mundo, pero el golpe violento de la historia había dejado un legado de autoconciencia; no volverían a querer ser lo que no son y no serían.
Aguilar Camín, Héctor y Meyer, Lorenzo. A la sombra de la revolución mexicana, cal y arena, México, 2009.
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LA SOBERANA
CONVENCIÓN DE AGUASC ALIENTES UN TEATRO PARA LA TORMENTA ANDRÉS REYES RODRÍGUEZ
El Instituto Cultural de Aguascalientes, en el marco de las conmemoraciones por el centenario de este evento histórico, publicó el libro La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta, en el que un grupo de especialistas, encabezado por Gerardo Delgado Martínez, reflexiona sobre la trascendencia de este intento convencionista por re-estructurar al país. Reyes comparte sus impresiones sobre la edición, cuyo objetivo es situar a la Convención como un punto de inflexión para la Revolución y para los destinos del país. 68
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Cuando leo un libro siempre me detengo en el título. Es una obsesión. La primera impresión que tuve fue que sin duda el encabezado del texto es sugerente y atractivo. No se quedó con la frase obligada que nos remite a la Convención. Los autores lo subtitulan con una metáfora que recurre a la imagen teatral y que nos recuerda la idea de espectáculo, no sólo en el Teatro Morelos, sino del espectáculo en el que coinciden soldados, periodistas, políticos y la ciudadanía teniendo como escenario La ciudad. La otra palabra clave es La tormenta, una expresión que habla de dinamismo, movilidad, conflicto y algo de anarquía; imágenes de un temporal violento que no permite calcular con exactitud sus consecuencias. Una palabra que habla de conciencias humanas, enfrentamientos verbales, cuerpo a cuerpo, y a balazos. Me gusta el título porque antes de abrir el libro nos advierte sobre algo vivo, candente e incierto. Me gusta porque atiende un problema de mercado muy de nuestro presente inmediato. Un teatro para la tormenta invita a leer considerando que vivimos una época en que, para divulgarse, la historia debe contemplar la pertinencia temática y las herramientas para cautivar al público, más allá de los historiadores. No es una frase definitiva, es algo que invita a escudriñar y que alienta la curiosidad. Esto es un buen ingrediente para cualquier celebración centenaria. El libro tiene varias voces y estilos que abordan el tema de la Convención. Incluye diez artículos o ensayos sobre diferentes tópicos, además de documentos y testimonios. Es un libro que está muy bien diseñado, que tiene contenidos relevantes y un espléndido trabajo fotográfico que me recordó la imperiosa necesidad de que la foto, además del placer que produce a la
La tormenta, una expresión que habla de dinamismo, movilidad, conflicto y algo de anarquía; imágenes de un temporal violento que no permite calcular con exactitud sus consecuencias. Una palabra que habla de conciencias humanas, enfrentamientos verbales, cuerpo a cuerpo, y a balazos
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vista, se convierta en argumento y no sólo esté presente para cumplir un rol escenográfico. La mayoría de los escritores que intervienen en el texto se cuestionan qué fue La Convención, cuáles fueron sus propósitos y quiénes sus principales actores; sobre el legado que nos heredó y sobre la mejor forma de recordar un acontecimiento como éste. De todas las interrogantes me cautivó de forma sobresaliente la que se pregunta sobre la naturaleza y el sentido de la Convención. Gracias a textos como los que nos entrega el ica, conocemos nuevas verdades que se agregan al análisis de un momento olvidado por la historia oficial mexicana. Gracias a esta obra
de divulgación ahora sabemos que la derrota de Huerta no fue el final de la Revolución y sí apenas el principio de una historia larga y variada que nunca se redujo a los enfrentamientos militares ni a las discusiones en el interior del teatro. La lectura de La soberana Convención de Aguascalientes. Un teatro para la tormenta, es un buen ejercicio de historia porque, además de la descripción y análisis de los principales acontecimientos ocurridos en ese entonces, el libro ofrece muchos datos nuevos y reveladores. Agradezco ese detalle, sin embargo, en mi calidad de lector, antes que incrementar el saber, prefiero el deleite y el gusto por comprender. Este libro, afortunadamente, ofrece ambas opciones.
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LA CONVENCIÓN
DE AGUASCALIENTES, 1914-2014 MARÍA DEL CARMEN COLLADO
Al centro Francisco Villa y Emiliano Zapata, diciembre 1914
María del Carmen Collado hace un interesante estudio sobre los textos del libro La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta (ica, 2014) y comenta las imágenes sobre los personajes que desfilaron en ella, así como las reproducciones de periódicos de la época o del propio órgano de la Convención. Es una invitación para leer esta edición que redescubre todo el acontecer convencionista.
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Este libro, La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta, forma parte de la conmemoración del centenario de la Soberana Convención Revolucionaria. Es decir, trae a la memoria la vida de este organismo que fue derrotado militarmente, y que justo a partir de su derrota dio a conocer el Programa de Reformas Políticas y Sociales, uno de los proyectos de reforma más radicales elaborados a partir de la Revolución mexicana. La Convención, luego de que los constitucionalistas y los obregonistas la abandonaran, cuando optaron por la lucha armada para finiquitar sus diferencias, representó las reformas anheladas por los grupos populares y campesinos que secundaron las filas de Francisco Villa y Emiliano Zapata. Se trata de un organismo que encarnó los ideales de los dos movimientos populares regionales más importantes de la Revolución, que fueron derrotados por los constitucionalistas, gracias al talento militar de Álvaro Obregón y al político de Venustiano Carranza. Pese a que Villa y Zapata fueron vencidos militarmente sus ideas, plasmadas en los programas de la Convención, fueron retomadas en las discusiones del congreso constituyente de 1916-1917. El pasado 10 de octubre se cumplieron los cien años de que la Convención sesionara en el Teatro Morelos de Aguascalientes, donde cobijados por su neutralidad, comenzaron los trabajos de este órgano que deseaba fungir como el espacio en el que se discutieran los diferentes programas de los grupos revolucionarios y se adoptara uno aceptable para todos. Deseaban llegar a un acuerdo derivado de sus discusiones, que terminase con la imposición de programas como resultado de la guerra. Pese a esta intención loable se impuso la lógica militar, derrotar
La Convención, luego de que los constitucionalistas y los obregonistas la abandonaran, cuando optaron por la lucha armada para finiquitar sus diferencias, representó las reformas anheladas por los grupos populares y campesinos que secundaron las filas de Francisco Villa y Emiliano Zapata
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Páginas interiores del libro La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta
al enemigo en el campo de batalla para luego establecer las reformas que cada cual consideraba apropiadas. A partir de esta realidad se inició uno de los periodos más sangrientos de la Revolución mexicana, un lapso de dos años aproximadamente donde cientos de miles de personas perdieron la vida por la violencia derivada de la guerra, pero sobre todo por las epidemias y el hambre que se enseñorearon en muchas de las ciudades y regiones de la república. A la par se intensificó la huida de decenas de miles de mexicanos que se exiliaron en Estados Unidos para ponerse a salvo de la violencia revolucionaria y de las carencias que atenazaban a buena parte de la población. Y es que la confrontación arrancaba de las diferentes visiones e intereses que cada grupo tenía. Villistas, zapatistas y constitucionalistas no coincidían en sus programas. El libro La soberana Convención de Aguascalientes. Un teatro para la tormenta, fue coordinado por Gerardo Martínez Delgado, con el trabajo editorial de Claudia Patricia Guajardo Garza. Contiene diferentes miradas a la Convención de Aguascalientes, nombre con el cual se conoce a la Soberana Convención Revolucio-
naria, aunque en realidad deambuló en varias ciudades (Aguascalientes, Ciudad de México, Cuernavaca, Toluca y Jojutla) hasta disolverse. Además de los textos, la mayoría de ellos inéditos, contiene imágenes sobre los personajes que desfilaron en ella, reproducciones de periódicos de la época o del propio órgano de la Convención y de los monumentos que se han erigido para rememorar este fragmento de la historia de México. Así, presenta dos discursos que se entretejen para mostrar el rostro de la Convención, uno narrativo y el otro visual. Asimismo, recupera testimonios muy coloridos de los acontecimientos que se vivieron durante la instalación y primeras sesiones de este cuerpo deliberante, presenta una selección de los documentos más importantes relacionados con ella y una cronología. La primera parte contiene dos artículos que refieren la importancia histórica de la Convención, uno escrito por Felipe Arturo Ávila Espinosa y otro por Luciano Ramírez Hurtado. En el primero se da cuenta de los acontecimientos que marcaron a este experimento parlamentario que tuvo una vida breve y agitada y fue
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Portada y solapa del libro. Segunda fila del lado izquierdo Eulalio Gutiérrez, tomando las sillas Álvaro Obregón, delante de él Roque González Garza.
presidido por Eulalio Gutiérrez, Roque González Garza y Francisco Lagos Cházaro. Desmenuza y analiza los proyectos de reforma de este grupo y su significado. Querían un Estado benefactor de las clases más pobres, dar tierra a todos los campesinos, el respeto a las tradiciones, un Estado paternalista que velara por los derechos de los trabajadores, la libertad del municipio y un sistema de gobierno parlamentario. El segundo artículo, de Ramírez Hurtado, analiza de qué manera se impuso la impronta campesina y popular en el programa de Reformas Políticas y Sociales y cómo este constituyó el semillero de ideas que luego fueron retomadas por los constituyentes de 1917 y realiza una advertencia: pese a que casi todos los autores reconocen la impronta de las reformas convencionistas en la Constitución de 1917 no existe un trabajo que compare puntualmente los dos proyectos. La segunda parte del libro, titulada atinadamente “Un teatro para la tormenta”, se aboca al estudio puntual de lo que sucedió en Aguascalientes como consecuencia de la Convención. El primer trabajo de Gerardo Martínez Delgado se
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refiere a las dificultades que confrontó Aguascalientes como resultado del trasegar de tropas y trenes, de la carencia de alimentos y las epidemias, de la basura, los robos y la suciedad que trajo a la urbe la llegada de estas gentes rústicas que constituían la tropa de Villa y Obregón, así como del azoro frente a la llegada de la delegación zapatista. Del paso de los generales y los intelectuales, del trastocamiento de la vida cotidiana, que transitó del caminar ordenado y con pausa de sus habitantes a las riñas y borracheras de los soldados, los campamentos instalados en las afueras y una multitud de mujeres cocinando a sus juanes por las calles. La subversión del orden del antiguo régimen y la llegada de rostros nuevos, de personajes nunca vistos, del temor a que estos campesinos en armas saquearan la ciudad y robaran a sus mujeres. Adolfo López Ferreira nos habla de las confiscaciones de las haciendas de la élite porfiriana local, del resentimiento que asaltó las propiedades de estos hombres privilegiados, cuya producción agrícola y ganadera fue expropiada por las diferentes facciones en pugna para sostener a los ejércitos revolucionarios.
Aguascalientes confrontó el trasegar de tropas y trenes, la carencia de alimentos y las epidemias, la basura, los robos y la suciedad que trajo a la urbe la llegada de estas gentes rústicas que constituían la tropa de Villa y Obregón
El gobierno propiamente implantado por Villa fue más moderado que el de su predecesor Alberto Fuentes Dávila, quien introdujo medidas anticlericales, la abolición de deudas por peonaje, el establecimiento del salario mínimo y la jornada de nueve horas, ante la mirada atónita de las clases acomodadas
Francisco Javier Delgado Aguilar analiza la impronta del villismo en el estado de Aguascalientes. El Centauro del Norte mantuvo un gobierno con cierto orden, fincado en una alianza multiclasista que lo diferenció de la primera parte de la administración villista en Chihuahua. No obstante el estado enfrentaba el hambre, la inflación, el cierre de empresas, la circulación de billetes sin valor de las diferentes facciones, el acantonamiento de cerca de 26 000 soldados y la paralización de las actividades del campo. El gobierno propiamente implantado por Villa fue más moderado que el de su predecesor Alberto Fuentes Dávila, quien introdujo medidas anticlericales como la quema de confesionarios, la expulsión de sacerdotes, la abolición de deudas por peonaje, el establecimiento del salario mínimo y la jornada de nueve horas, ante la mirada atónita de las clases acomodadas. La tercera parte del libro contiene tres artículos sobre las ideas y las dificultades de la Convención. Álvaro Matute nos habla del origen educativo y cultural de dos personajes que participaron, aunque marginalmente, en la Convención. Dos miembros del Ateneo que se distinguieron por sus contribuciones literarias y políticas. José Vasconcelos, educador y narrador que elaboró un ensayo sobre la soberanía en tiempos revolucionarios que, de alguna manera, fue la justificación jurídica de la proclamación de que la Convención era soberana y Martín Luis Guzmán, quien fungió como secretario privado de Eulalio Gutiérrez. Arturo Ochoa Ortiz narra los conflictos que tuvieron que enfrentar las presidencias sucesivas de Eulalio Gutiérrez y Roque González Garza tanto para mantener el orden en la Convención como para lograr que fueran aprobadas sus diferentes propuestas de reforma. Las confrontaciones entre los militares y los intelectuales que se dieron cita y el abandono que esta asamblea sufrió en determinado momento por parte de Villa y luego de Zapata. Concluye este segmento José de Jesús Medellín Muñoz con una presentación de la influencia de las ideas agrarias zapatistas en la Convención y en la forma como la reforma agraria propuesta por el artículo 27 de la Constitución de 1917 las retoma. En la cuarta parte de este libro el artículo de Francisco Méndez Lara se dedica al análisis del
órgano de prensa de la Convención, que estuvo dirigido por uno de los periodistas más comprometidos con las causas populares Heriberto Frías. Por su parte, Luciano Ramírez Hurtado analiza las apropiaciones que de la Convención de Aguascalientes hizo en dos momentos para resignificarla con ciertos intereses políticos: en la conmemoración de los 50 años y en la de los 75 años. En este trabajo, cuya principal materia prima la constituyen una placa grabada en bronce y los discursos pronunciados, es posible espigar los intereses presentistas que buscaron darle un significado afín a los intereses políticos de la clase política del momento, aprovechando las celebraciones. En suma, este libro es una rememoración de la Convención de Aguascalientes, de ese gran esfuerzo de los grupos populares que participaron en la Revolución por poner en marcha las reformas que creían podrían solucionar los problemas de los campesinos y los trabajadores. Representa el anhelo de estos sectores por construir un Estado que defendiera los intereses de los más pobres. Villistas y zapatistas fueron derrotados militarmente, pero parte de sus ideas y reformas fueron retomadas por la Constitución de 1917. Los artículos de este texto también nos muestran los costos que pagó la población durante la lucha armada que luego de mucha destrucción y violencia consiguió destruir el Estado oligárquico porfiriano y sentar las bases para un nuevo Estado, un Estado fincado en una alianza multiclasista que dio prioridad a la solución de los problemas de atraso, pobreza y explotación que padecían los campesinos y obreros durante las décadas de 1920, pero sobre todo entre 1934 y 1940, durante el cardenismo, para luego abandonarlas a partir de 1940. La mayoría de los artículos que componen este libro constituyen visiones recientes sobre la Convención de Aguascalientes sustentadas en archivos y una amplia bibliografía, de manera que se trata de investigaciones originales. También se reproduce imágenes que no se conocían, pertenecientes al Fondo Casasola del Sistema Nacional de Fototecas del inah. Se trata de un libro de historia cuyo pretexto es la conmemoración.
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Jan Hendrix Hoja, árbol, bosque Cancun, Quintana Roo, México Cilindro y prismas cuadrangular y triangular instalados en la plaza de acceso, 2012 Arquitecto: Alberto García Lascuráin Fotografía de Javier Navarro
AGUASCALIENTES, EN LOS DÍAS DE LA SOBERANA CONVENCIÓN
El ferrocarril cambió el rostro de Aguascalientes. Varias colonias se instalaron alrededor de las vías. Posteriormente fue una pieza clave en la Revolución mexicana que trasladó a la tropa y a los trenes militares. En la imagen, mujeres esperando la llegada del general Francisco Villa. Archivo privado Salas López
AGUASCALIENTES, EN LOS DÍAS DE LA SOBERANA CONVENCIÓN
Plaza principal de Aguascalientes. La ciudad contaba con establecimientos industriales, con tranvías eléctricos y alumbrado en el centro de la capital. Es el espacio público de mayor sociabilidad, pero también de conflicto; un espacio de diversión, fiestas religiosas, cívicas y movimientos políticos. Fototeca de la Biblioteca Pública Central Centenario Bicentenario
Imprenta de la ciudad. Atrás el costado del Teatro Morelos, sede de la Convención. Fototeca del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes
AGUASCALIENTES, EN LOS DÍAS DE LA SOBERANA CONVENCIÓN
Desde su inauguración, en 1885, se convirtió en el máximo símbolo de progreso, civilización y modernidad de la ciudad. También fue el primer lugar donde se exhibió una función de cinematógrafo. Entre el 10 de octubre y el 9 de noviembre de 1914 albergó a todas las delegaciones de la Convención. Fototeca del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes
Monumento a Benito Juárez en el lado poniente de la Plaza principal. Fue el primer monumento conmemorativo que se construyó en la ciudad durante el Porfiriato. La intención del estado era crear un espacio público en el que se fomentaran los valores cívicos para así contribuir a la formación de una identidad nacional. Fototeca del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes
AGUASCALIENTES, EN LOS DÍAS DE LA SOBERANA CONVENCIÓN
El Hotel Washington, en el centro de la ciudad. Fue uno de los primeros hoteles de Aguascalientes. Fundado en 1879, para 1899 tenía un primer patio, zaguán, dos salas, 12 cuartos, dos comedores, una cocina y un patio anexo. En 1914 hospedó a algunos de los delegados convencionistas que sesionaron en el Teatro Morelos. Fototeca del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes
Vista interior del sal贸n Dos Banderas del Hotel Washigton Fototeca del Archivo Hist贸rico del Estado de Aguascalientes
AGUASCALIENTES, EN LOS DÍAS DE LA SOBERANA CONVENCIÓN
Interior del Salón Dos Banderas del Hotel Washigton Fototeca del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes
Jan Hendrix Hoja, proa, brújula / Hoja de tabaco Biblioteca de México Centro Histórico, México, d.f. 25 placas paralelas de aluminio recortado con esmalte cerámico, 2012 Arquitectos: Taller 6A (Bernardo Gómez Pimienta + Alejandro Sánchez) Fotografía de Javier Navarro
COLUMNAS
Hombres (y mujeres) que no tuvieron monumento JOSÉ LUIS JUSTES AMADOR
George Herbert Leigh Mallory La lista de estudiantes brillantes, premios Nobel, descubridores e inventores del Magdalene College, uno de los constituyentes de la Universidad de Cambridge, es inmensa. Tanto que podría dedicar cada una de sus habitaciones a sus grandes hombres y aún le faltarían. Y es a uno de los más olvidados a quien, sin embargo, le dedicó uno de sus patios, el Mallory Court. Sir Edmund Hillary respondió con toda claridad a la pregunta de si estaba convencido de que él había sido realmente el primer hombre en ascender el Everest. “Si escalas una montaña por primera vez y mueres en el descenso, ¿es realmente el primer ascenso completo a la montaña? (…) La escalada completa de una montaña supone llegar a la cima y volver abajo sano y salvo”. Esa respuesta estaba dedicada a George Mallory del que algunos pocos creen, creemos, que fue el primer hombre en coronar la cima más alta del mundo. “Porque está ahí” había sido la sucinta respuesta que Mallory le había dado a un periodista cuando le preguntó la razón para querer coronar el Everest. A ello hay que sumar,
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en la década de los veinte, el fracaso británico de la conquista de los dos polos a los que otros países habían llegado antes. El tercer polo, el pico más alto del mundo, todavía estaba ahí, explorado pero inconquistado. La expedición británica de 1924, tras la exploratoria de 1921, el intento fallido de 1922 y la falta de fondos de una prevista para 1923, se había convertido en un asunto nacional. Tanto que George Ingle Finch, el hombre que tenía el record de altura en ascensión, no pudo participar por ser australiano. Mallory, ante semejante contradicción montañera, se negó a formar parte de la expedición, negativa que mantuvo hasta que recibió una petición personal de la familia real. Otro de los elegidos, Richard B. Graham, fue rechazado por el líder, el general Charles G. Bruce, porque su educación cuáquera le había hecho rechazar las armas en la Primera Guerra Mundial y los otros expedicionarios no que querían subir con quien había demostrado tan poco patriotismo. En total fueron doce hombres y más de ciento cincuenta sherpas los que tras la bendición del lama en el monasterio de Rongbuk se lanzaron a la conquista del tercer polo. Ascendieron rápidamente del campamento i al campamento iv. De ahí a la cima ya sólo quedaban unos mil ochocientos metros, los más difíciles. Primero lo intentaron Mallory y Bruce que lograron instalar el campamento v a 7700 metros pero no el vi, previsto a 8170 metros, dada la negativa de los sherpas a continuar. Norton y Somerwell, en el segundo intento, lograron preparar el campamento vi y Norton, que había continuado solo ante la imposibilidad
de hacerlo de su compañero, a 280 metros de la cima, dudando de sus fuerzas, decide regresar. Para el tercer y último intento Mallory eligió como compañero a Irvine, el menos experimentado en montañismo de altura de los expedicionarios, por ser “fuerte como un toro” y experto, por su profesión de ingeniero, en botellas de oxígeno. Noel Odell fue la última persona en ver a ambos con vida mientras ascendían el segundo escalón; dos puntos negros en lo blanco de la nieve. Al día siguiente, Odell mismo subió a buscarlos y, no encontrando nada, extendió dos sacos de dormir en forma de cruz sobre la nieve, lo que significaba: “No encontramos rastros. Nos rendimos. Esperamos ordenes”. Las órdenes fueron retirarse y regresar a casa. ¿Por qué creer que Mallory fue el primero y murió en el descenso? Porque, a pesar de las pruebas en contra, entre las que están la dificultad de la ruta, lo poco adecuado de la ropa y la dificilísima segunda pendiente, hay dos fuerzas que por sí solas, y combinadas más aún, pueden superar todas las dificultades: la voluntad y el amor. Porque Mallory quería, por él y por su país, triunfar o morir en el intento. Porque Mallory le había prometido a su esposa Ruth que lo primero que haría al alcanzar el techo del mundo sería dejar una fotografía suya, la que siempre llevaba en su cartera, en la cima. Y porque cuando en 1999 encontraron el cadáver de Mallory a 8159 metros, en la cartera que llevaba en su chaleco no estaba la fotografía. ¿Hacen falta más razones para creer? justecillos@hotmail.com
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La sombra de Peter Pan SANDRA REYES CARRILLO
Felicidad en estado puro Era lo mejor del mundo […], mejor que la libertad, mejor que la vida... Jeux d’enfants.
“Soy un hombre en éxtasis de felicidad”, dice el narrador de Seymour: una introducción. “Nunca lo había sido”. Pensar en éxtasis de felicidad, en “felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico”, como en Jeux d’enfants, me hace pensar en mi primer viaje a España. Pienso que todas las personas deberían sentirse en éxtasis de felicidad al menos una vez en la vida, y que ese estado debería mantenerse, mínimo, cuatro meses. He pensado en la época de mi vida en que más felicidad he tenido, como si ésta pudiera contarse en kilogramos, y siempre he llegado a donde mismo: España 2009. En mi fórmula perfecta para la felicidad se llega en coche a Portugal, desde Almería. Primera parada en Lisboa, luego Sintra, Fátima y Porto. Hay niebla y suena “Hey Joe”, de Jimi Hendrix. Me acompañan cuatro mexicanas y una irlandesa. Bebemos, comemos, cantamos, mal dormimos. Somos felices. En mi fórmula infalible para la felicidad estudio Filología Hispánica en la Universidad de Almería, mi profesora de Literatura se llama Isabel; mi compañera de clase es de Hong Kong, habla cinco idiomas y se llama Anita Chan, y mi salón se
encuentra a cien metros del mar Mediterráneo. En mi fórmula para la felicidad vuelo sola a Londres, cambio euros por libras, tomo un autobús de Stansted a Victoria Station, me bajo dos paradas antes. Me equivoco pero no hay problema. Viajo en autobús de dos pisos. Hay cabinas de teléfono rojas. Recorro Kensington Gardens con Diana y Mariana. Y hay más viajes: Italia y Francia. Hay nuevos amigos. Hay romances. Fiestas en la playa. Hostales. Salgo de mi cápsula. Para llegar al éxtasis abordo a la una de la mañana el metro de París. Me duermo en la habitación más baja de un edificio del siglo xix, que amablemente me ofrece Amira, la parisina. Estoy en el tejado, asomo la cabeza por la buhardilla para ver la luna. Y luego el vino y la noche. Vuelvo a España y están los regalices y las tostadas de atún con queso. Y el olor inconfundible de la península. Están el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía. Tan nuevos. No sé cocinar pero soy inmsensamente feliz. Llueve en el desierto. Vivo en Almería. “Nunca volvamos aquí otra vez, porque nunca volverá a ser tan divertido”, le dice Charlotte a Bob en Perdidos en Tokio. Pienso en la frase, luego la ignoro: regreso a España en el año 2012. Es 12 de octubre y es la víspera de mi cumpleaños número veinticinco, la edad que tiene Zooey Glass en Franny & Zooey. Es otoño. Camino por el Parque del Retiro. Me acompaña mi primo y yo lo acompaño a él. Y vuelvo a Almería, visito la casa que habitaba hacía unos años, me planto afuera. Camino a una librería Picasso, la misma
donde hace tres años compré Afterpop, y compro Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett. Abro el libro y encuentro la siguientre frase: “Hoy es un espléndido día para correr / Para arrancar el coche con el amanecer / Y echar al maletero mantas y sábanas sucias / Un puñado de polvo y una escoba para barrer”. Me vuelve a parecer lo mejor del mundo estar ahí, y comienzo a sentirme intolerablemente feliz, y pienso que siempre quiero volver. Que todos deberíamos ser felices. Y después volver. sareca@hotmail.com
Nueve millones de días lluviosos CINTHYA GARCÍA LEYVA
Demandar presencias Llevo meses involucrada en un trabajo de investigación sobre la noción de borradura en ciertas poéticas literarias de la segunda mitad del siglo xx. Dando vueltas y vueltas sobre el término he reunido un buen número de nociones asociadas, diversas maneras de explicar el acto de borrar en distintas construcciones discursivas. Desde diccionarios, investigaciones especializadas sobre esta práctica literaria, hasta en
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frases que encuentro en foros de la red. Los conceptos con los que convive esta noción se dispersan, crecen: destruir, remover, censurar, tachar, rayar, olvidar, ilegibilizar, saturar, repetir, vaciar. Uno más, complejísimo porque va más allá de la relación material de lo borrado en lo borrado, hace eco constantemente en cualquiera de estas poéticas, objetos de análisis, y las rebasa, desborda cualquier delimitación estética: silenciar. Silenciar sugiere no solamente callar una voz, ausentarla. (En la ausencia hay siempre modos de presencia). No: silenciar es impedir forzosamente la escucha de esa voz; anularla, esconderla, enterrarla. Silenciar no evoca un acto neutral. Silenciar una voz implica una violencia extrema sobre su portador y sobre los testigos del silenciamiento, voz extendida de su comunidad. Sí, es claro: cuando escribo esto pienso en el silenciamiento del que son víctimas los desaparecidos en México sobre quienes pensamos dolorosamente cada día, cuya voz no queremos olvidar, no queremos que sea borrada, no queremos que deje de sonar. Hay un elemento en las borraduras que no deja de hacerse presente cuando se habla de ellas, aun en el sentido más cruel del término: la resistencia. Las marcas que quedan de lo borrado, lo que se revela cuando parece que todo está en blanco, la memoria misma: resistencias. Contra los silenciamentos atroces de los que somos testigos, parece imperativo resistir, y luego ir más allá de la resistencia. Invertir la borradura, apropiarnos del espacio que permi-
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te escribir una historia con distinto comienzo, aferrarnos a la memoria, hacer visible desde nuestros medios lo que no puede de ninguna manera continuar. Gritar que todavía tenemos voz. No permitir que nos la quiten. Hacer ruido del silencio. madaenmarruecos@gmail.com
((paréntessis)) JONATAN FRÍAS
AJEDREZ Un juego de ajedrez nunca es sólo “un juego de ajedrez”, es también ceremonia, sinfonía, encuentro. Es también erotismo. Ritual. Durante el instante eterno en que se desarrolla una partida se establece una relación de confidencias, no sólo están en juego las inteligencias y las capacidades, las causas y los azares: uno se desnuda ante el tablero. Se entrega. En cuanto se mueven las piezas se mueven con ellas las emociones. Se pone a prueba el instinto y el valor. No se puede permanecer indiferente. El juego obliga: reta. Podría decirse sin ninguna afectación que entre el silencio de los jugadores existe una comunicación más transparente que la que hay entre dos amantes; también hay fidelidad cuando se encuentra un rival digno. Hay también confesión y con ella, complicidad. Cuando nos situamos frente al tablero tomamos posesión de nues-
tro lugar en la historia; se juega con y contra la historia. Nos asumimos como parte de una tradición milenaria. El Ajedrez es, en este sentido: tiempo. Tiempo volcado y desbocado mas inmóvil. Tiempo irrefrenable y continuo mas fugaz. Inasible Insospechado Inexorable El ajedrez no es la madera modelada por la precisión del artesano, es una sucesión de instantes, un vasto surtidor de posibilidades, es una metáfora; ¿quién podría asegurar que al caer aquella torre no cae con ella un imperio? Cuando los jugadores se hayan ido, / cuando el tiempo los haya consumido, / ciertamente no habrá cesado el rito. Cíclicamente volverán a caer las piezas, serán otros los actores, pero el juego es infinito. Sus arcanos: evocación de astronomías. De entre las ruinas se levantarán los muertos. La blanca torre se erguirá como el faro de Alejandría; se escucharán solemnes los encabalgamientos tumultuosos de sus caballos y se batirán las espadas fieles de sus fáusticos alfiles: ingobernables reyes se despeñarán en un vértigo sostenido. No saben que la mano señalada / del jugador gobierna su destino, / no saben que un rigor adamantino / sujeta su albedrío y su jornada. Se desconoce el origen, pero se intuye que por un brío incierto la obediencia se tornó en voluntad primera y un peón sosegado soñó libremente con una remota orilla, con el tañer de una campana y con
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un destino glorioso. Son muchas las memorias pero una sola la victoria. Nunca he sido un buen jugador, son otras mis virtudes. Soy, por decir lo menos, un entusiasta, un rival leal, que no es poco, y un buen perdedor. Aprecio la destreza de las aperturas, la agudeza de los cierres y la belleza del mate. También soy un buen observador. Del mismo modo, tengo mis debilidades: Donde quiera que haya un duelo, estaré de parte del que cae. Ya se trate de héroes o rufianes. También estaré con el olvido, el mejor de los maestros, que nos posibilita una nueva derrota. Estaré, devotamente, con las debilidades del hombre. ¿Alguien quiere apostar? jonatan_frias@hotmail.com
pasapáginas AGUSTÍN DELGADO
DAVID MITCHELL I David Mitchell es tartamudo. Un tartamudo lidia con su tartamudez a través de un proceso mental de sustituciones y repeticiones. Su familia: blanca, ortodoxa y de clase media. Artistas. Es el niño solitario que dibuja mapas imaginarios y crea aventuras a lo Conrad, a lo Mellville (no a lo Tolkien). Escribe en Moleski-
ne (porque se quedan abiertas) y le atraen los ciclos. A los veinticuatro años se enamora de una chica japonesa. La siguea Hiroshima. El segundo piso de su casa tiene un estudio que da al mar. Una granja de Cork. No siempre fue así. Se sienta tres horas en busca de nuevos mundos y otras cuatro a revisar lo escrito. Todos los días, cada día. Ser escritor o buen padre, dilema. Explora la condición humana a través de la trama, personajes cortados a láser. “Cloud Atlas” es una pieza musical del compositor japonés Toshi Ichiyanagi, ex de Yoko. “number9dream”, como la canción de su más famoso esposo. Duplicar el patrón de la historia indefinidamente. “The cloud atlas turns its pages over”. Repeticiones.
II The Bone Clocks comienza con un breve pasaje en twitter. Guerra cósmica. Canibalismo. (El preadolescente que ve la cacería de un felino en clase, primer contacto con la ética relativista, cazar o morir). Depredación, inmortalidad, reencarnación como Leitmotiv. En y con su narración los grandes maestros, Chejov, Salinger, Nabokov junto con otros menores. Holly, la heroína, un homenaje quizá a sus antecesoras. Su primo que vive en Black Swan Green, más repeticiones, pequeños eslabones a lo largo de su obra. Todo en la novela es música. Holly
y la chamarra de Led Zepellin, el único disco que se lleva al huir de casa: Fear of Music, Quadrophenia sonando en casa de su primer novio. The Magic Bus, la tienda de discos en la que se conocieron. Top of de pops en los ochentas, apenas reconocido. Otro capítulo, fiesta de año nuevo en Suiza a principios de los noventas, cocaína y lo que toca el dj es klf, Phuture, Norfolklorists, inigualable acid house y high energy italiano. El mejor Miles Davis después de la ventisca. Justo en el momento más tierno, cuando Hugo Lamb le dice su inaudible “te amo” al oído: “In a Landscape” de Cage (las mismas notas, los mismos tres acordes, variaciones cíclicas, infinitas). Siguiente capítulo, en un futuro cercanísimo. El escritor frustrado que furibundo se venga del crítico mandándolo a una cárcel en Colombia, como cuando Mitchell arroja al otro crítico del último piso del edificio en Cloud Atlas. Bravo. En su celebración suena “In a Minefield” de Sinking Ship. Y así, otro capítulo: el periodista (war junkie), esposo de Holly, muerto en Bagdad, música arábica. En los capítulos finales hay laberintos concéntricos, poderes psíquicos, reencarnaciones. Esta vez sin música. Después Cork. Presciencia en el último párrafo. El apocalipsis energético, ébola, ratflu. Variaciones de un mismo tema: nosotros somos The Bone Clocks. agustindelgado4@gmail.com
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Jan Hendrix Lamento Museo Memoria y Tolerancia, Centro Histórico, México, d.f. Paralelepípedo en corian, vidrio y acero, 2010 Arquitectos: Arditti + rdt arquitectos Fotografía de Javier Navarro
T H E M A
¿Cómo es que llegamos a hablar los monos parlantes? En esta conferencia magistral, impartida en la 46 Feria del Libro de Aguascalientes, Sabina Berman compartió sus ideas sobre el origen y el misterio del habla. Con un estilo apasionante y erudito, y de la mano de Charles Darwin, Berman nos acerca a ese extraordinario acontecimiento cuando una mutación de la laringe proveyó a ciertos monos con capacidad de rememorar el pasado y planear el futuro, lo que representó una ventaja evolutiva decisiva para la especie: hablar.
CONFERENCIA MAGISTRAL DE
BLA, BLA, BLA, BLA... SABINA BERMAN
Bla, bla, bla, bla, bla...
Siempre he querido empezar una conferencia con esas palabras, me da mucho gusto poderlo hacer en esta conferencia magistral que cierra la Feria del Libro de Aguascalientes: bla, bla, bla, bla, bla. Estas son las onomatopeyas que refieren al habla en general, el habla escuchada desde afuera del lenguaje, desde afuera del sentido de las palabras, el habla escuchada como un mero murmullo: bla, bla, bla, bla, bla, bla. Me presento, soy una profesional del bla, bla, bla; soy escritora, soy directora de teatro y soy entrevistadora. He dedicado mis días, durante toda una vida, al habla, y eso en buena medida porque nunca he podido recuperarme del momento en que el habla empezó a ejercerse en mi garganta. Ese prodigio: decir gato y que todos en la sala familiar volvieran la vista para ver al gato; decir gato tendida en la cama y bajo los párpados cerrados ver al gato deslizándose dentro del umbral morado de un sueño; estar buceando veinte metros bajo el ras del agua y de pronto pensar gato y ver el gato en la retina y aterrarme por la distracción –cuando uno bucea no debe distraerse en gatos, un tiburón podría acercarse, uno no verlo y no vivir para contarlo–. El habla, el habla bla, bla, bla, bla, ha sido en mi vida la pasión más gozosa; el habla y sus derivados: pensar, que no es sino hablar por dentro para uno
Sabina Berman
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Sabina Berman y Dulce María Rivas Godoy en la 46 Feria del Libro. Fotografías de Gustavo Sifuentes Valadez
mismo; escribir, que no es sino hablar apuntando lo que uno habla para sí mismo; leer, que no es sino hablar por dentro lo que otro ha hablado por dentro y apuntado por fuera. Pero el habla también ha sido mi mayor tormento. Desde los quince años yo no podía dejar de hablar por dentro o por fuera; se lo dije así al neurólogo que visité: “es como si tuviera en el cráneo un radio prendido a todas horas”; el neurólogo me contestó: “te tengo una noticia, los otros parlantes, entre los que vivimos tú y yo, tampoco pueden parar el habla por fuera y por dentro”. Es verdad, nueve de cada diez monos parlantes están hablando, no pueden dejar de hablar por fuera o por dentro. En la mañana leen el periódico, saludan a su familia, y luego en el trabajo hablan de viva voz o por dentro o por teléfono, por escrito; en el descanso del trabajo, alrededor de la cafetera, hablan; llegan a sus casas y, para descansar de tanto bla, bla, bla, hablan con sus seres cercanos otra vez lo que han vivido durante el día, y para intentar otra vez de verdad descansar prenden la televisión para que otros monos hablen por ellos; y para por fin en serio descansar tal vez leen un libro, una revista. Y dormidos, ¿qué hacen los monos parlantes?, ¿qué hacen, ustedes, los
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monos parlantes?, ¿qué hacemos nosotros los monos parlantes?, ¿qué hacemos cuando estamos dormidos? Soñamos, soñamos sueños que no son otra cosa que un íntimo bla, bla, bla transformándose en imágenes. Se preguntarán ustedes, si esto hace nueve de cada diez monos parlantes a cualquier hora del día, ¿quién es ese mono que no habla compulsivamente? Casi seguro, un mono muerto. Pero acaso un mono parlante iluminado, un mono liberado del lenguaje. Un momento me decidió, a los diesiciete años, a ser escritora, una frase de George Steiner, el eminente experto en literatura, que leí con azoro: “Nunca he oído al viento”. Retrocedo un paso al contexto de la frase; Steiner relata que de pie en el centro de un parque, se había dicho “alerta George, ahí está sonando el viento; mira las evidencias: las frondas sacudidas, los súbitos remolinos de hojas secas..., qué lástima que no puedas escuchar al viento, que sólo puedas escuchar los resquicios entre las palabras, que sólo puedas escuchar el viento diez segundos, quince segundos, veinte segundos, no más”. Yo he conseguido escuchar el viento por más de diez segundos; en ocasiones durante dos o tres minutos seguidos. Tenía un cochecito descapotable; solía viajar a una ciudad próxima del d.f., y a 120 kiló-
T metros por hora, con la cabeza contra el viento en mi contra, gozaba escuchando en las orejas su ulular. Decidí no dejarme arrastrar dentro de la burbuja del habla, y no dejar que me separara completamente de la realidad, y pensé que para lograrlo debía entender el habla; si sabía qué provocaba el habla, sabría cómo controlarla sin que el habla me controlara a mí, así que hice de ello mi profesión, dicho de otra forma, pensé que me liberaría del habla si entendía por qué hablamos los primates habladores; por qué hablar y sus derivados: pensar, decir, leer, soñar, es nuestro mayor deleite pero también nuestro mayor tormento, nuestra cárcel, nuestra separación de la realidad, nuestra ventaja evolutiva, decisiva, lo que nos separa del viento, del mar, más grave, de nuestro propio cuerpo, del relato sin palabras, si no de materia viva, que es la naturaleza. Y bueno, ¿por qué hablamos los primates habladores? Como posiblemente ustedes, yo he escuchado los bla, bla, bla más diversos explicándolo, y entre todo ese bla, bla, bla, el más convincente y útil, el más probable pero el más comprobable también, me ha resultado la explicación de Charles Darwin. Darwin lo dice así: hablamos por un accidente, hablamos por un azar, hablamos por una mutación que pudo suceder o no y que sucedió en nuestra laringe hace millones de años. Dos pliegues surgieron en el inicio de nuestra laringe, dos pliegues como dos labios inferiores que ahí, en la oscuridad rojiza de nuestra garganta, permanecieron durante varias generaciones sin ninguna utilidad; dos utilidades como los dos pezones en el macho humano, o como nuestro apéndice que sólo existe para enriquecer a los cirujanos, o como las suaves excrecencias que surgieron hace millones de años en las extremidades delanteras de ciertos reptiles, esas plumas en las patas delanteras que les permitieron algo asombroso: saltar del piso y, batiendo sus extremidades superiores, volar por el aire. Así, azarosamente, tras generaciones de estar inútiles en la laringe, esos dos labios secretos de pronto, en una tribu de nuestros antecesores, se volvieron habla, lenguaje. Pudo ser así: un día un primate corría tras un mono de nalgas rojas con la noble pretensión de matarlo y cenárselo, cuando tras él apareció un mamut con la misma y noble pretensión de cazarlo y cenárselo, y al sentir las pisadas tremendas tras de él, el primate giró la cabeza para ver al colosal mamut y, aterrado, bufó; bufó como el mamut, no como un primate. Bufó ante el mamut como un mamut, y trepó a un árbol donde se escondió en la fronda verde. Esa noche, en la cueva de la tribu, el primate, en un rincón oscuro, seguía
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Sabina Berman en su conferencia magistral
boquiabierto por la sorpresa; había bufado. Lo reintentó, evocó al mamut y bufó, y los otros primates en la cueva se voltearon aterrados y, luego, se admiraron. Había algo en la laringe de aquel primate que le permitía imitar al mamut. Eran sus labios interiores, que le permitían modular el aire que expelía, las mal llamadas cuerdas vocales –mal llamadas porque no se asemejan en nada a las cuerdas–, que son esos labios inferiores de la laringe. La historia pudo seguir sucediendo así: el primate que bufó, percibió el mecanismo de cómo bufaba; entonces intentó imitar al mono de nalgas rojas, chilló, y los otros primates de la tribu reconocieron de inmediato esas dos primeras palabras: bufar, que les provocaba en los ojos la momentánea imagen del mamut, y chillar, que les provocaba la exaltada imagen de un mono mediano de nalgas rojas. Las primeras palabras fueron seguramente onomatopeyas; lo escribe Charles Darwin en El origen del hombre, su segundo y último libro relativo a la evolución. Sigamos imaginando, de la mano de Darwin. Dos noches después, o dos generaciones después, o dos siglos después, los primates son onomatopéyicos; representan en la cueva, junto a la hoguera, el día de caza. Un primate chilla y salta en cuclillas: es
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un mono; otro camina en cuatro patas y gruñe: es un puma; otro grazna con los brazos abiertos: es un águila; otro está parado golpeándose el pecho: es un primate hablador; otro dice glu, glu, glu: es el río; otro se está quieto, con los brazos en alto, y pía, pía: es un árbol lleno de pájaros. Los primeros relatos, escribe Darwin, seguramente fueron representaciones teatrales. Detengámonos en ese teatro elemental, esa primera comunicación elemental. Los primates representan, a la luz temblorosa de la hoguera, lo sucedido esa mañana al aire libre, en la vastedad peligrosa y luminosa de la selva, y otros primates, sentados en el polvo en la oscuridad de la cueva, observan. La tribu ha descubierto cómo manejar dos maravillas. Una, el pasado, lo que ocurrió esa mañana en la luz de la selva; y dos, el presente, lo que ocurre en ese momento ante el público. Pero una noche, la tribu descubre la maravilla mayor del lenguaje: el futuro, el tiempo de lo que no ha sucedido, de lo que podría suceder pero no ha sucedido, el tiempo imaginario. Pudo ser así: los primates onomatopéyicos representan la cacería de esa mañana, el momento atroz cuando el mamut, cercado por cinco primates, agarra con la trompa a uno de ellos, lo azota contra una roca y luego se lo come a bocados, mientras el público
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grita aterrado y se tira al piso. Entonces, en el espacio iluminado del teatro, el primate muerto hace algo muy improbable: se levanta y corre. El mamut lo sigue asombrado. El primate salta sobre un agujero, y el mamut cae al agujero. Los gritos de terror de la tribu se vuelven gritos de victoria, y luego sobreviene una gran perplejidad. Así pudo haber sucedido. La tribu recapacita, representa una vez más la escena imaginaria y cae en la cuenta que el fin del asunto es construir un agujero y atraer hacia el agujero al mamut; ¿qué tal si el agujero se disimula con hojas de palma?; se reintenta la escena con un agujero disimulado bajo hojas de palma. Al siguiente día la tribu espera al mamut, y cuando el mamut cae en la trampa los gritos de victoria se alzan hasta el cielo. Es de verdad un triunfo fabuloso: la invención del futuro, el tiempo inventado, y por inventar. La invención del futuro es una ventaja impresionante para la especie humana, el futuro es un campo para probar estrategias de defensa y de ataque, para corregirlas y afinarlas y para acordar detalladamente un plan que al día siguiente la tribu ejecutará cooperando en armonía. Darwin escribe, en El origen del hombre, “la ventaja que el lenguaje dio a los primates es incalculable”, y más adelante, no sin ironía, Darwin lo dice así: “la ventaja del lenguaje sólo es comparable al surgimiento de las antenas en los insectos”. Yo completo la idea; si las antenas aumentaron el dominio de los insectos sobre el espacio, haciéndolos capaces de presentir lo que se encuentra metros adelante de ellos, el lenguaje aumentó el dominio de nosotros los primates sobre el tiempo, haciéndonos capaces de acumular las enseñanzas del pasado y de prever y planear el futuro. Prever lo todavía no visto, imaginar lo aún no sucedido le permitió a la tribu unirse para vencer al colosal mamut, y luego, unirse para vencer a la lluvia y al frío; le permitió narrarse a sí misma cómo construir cuevas portátiles, las primeras casas, y traer el río al centro de un caserío escavando un pozo, y distribuir el fuego de cada hoguera. El habla en futuro le permitió a la tribu cooperar para vencer cada peligro natural y después cada incomodidad; gracias al habla, el futuro la tribu fue construyendo, sobre el mundo natural, otro mundo de cosas humanas. Saltemos trescientas generaciones adelante, leamos los diálogos de Sócrates escritos por Platón, imaginemos al sabio Sócrates dialogando con otros ciudadanos de Atenas para llegar a la verdad en los temas claves de esa sociedad y notemos esto: en todos los diálogos de Sócrates no existe una sola mención de un animal, ni un perro, ni un asno, ni una
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Bla, bla, bla, bla..., en la 46 Feria del Libro de Aguascalientes
tortuga, ni un águila; la lluvia o el viento llueven o soplan ya muy lejos del pensamiento socrático, llueven o soplan como sombras por afuera de su relato de lo real. Si acaso, lo natural sirve de metáfora para lo humano; si acaso, el mar se menciona como un medio de transporte para los primates. Esto es lo que ha sucedido: el mono parlante ha domado, gracias al lenguaje, la naturaleza: qué gloria. Pero el lenguaje lo ha separado, lo ha enajenado de la naturaleza: qué desastre. Un proceso que cada bebé de la especie vuelve a experimentar, si ha nacido en sociedad humana. Aprende a llamar lo que necesita, “mamá, mamá”, y así lo conquista: la mamá viene al bebé. “Agua, agua”, y el agua llega a la bebé. Luego ese crío humano aprende a narrar, aprende a planear el futuro, aprende, por el lenguaje, el pasado de la especie. A los cinco años está perfectamente enajenado de la naturaleza, y todavía le falta un amaestramiento casi militar de otros tantos años antes de que en lugar de vivir en la naturaleza en directo, la viva sólo a través del lenguaje. Les he venido leyendo los primeros puntos de un texto que escribo sobre el habla. Son notas que he tomado durante años, que derivan de mi mayor pasión que es el habla y que es también mi mayor tormento; y caminan paso a paso, tomadas de la mano de Charles Darwin, para volverse a menudo hacia textos
canónicos: los Diálogos de Sócrates, la Biblia, el Corán y el Capital de Marx, por ejemplo. Se detienen a menudo en la observación de un mono que tengo cautivo en mi laboratorio portátil: se llama yo; o en la observación de una tribu de monos que frecuentemente tengo enfrente: se llama ustedes, monos en nada distintos fisiológicamente a los monos de hace 6000 años. Son notas que quieren derivar en dos instructivos, un instructivo para el uso del bla, bla, bla, con un mínimo de fricción con la naturaleza, y un segundo instructivo para no hablar, para saber estar fuera de la burbuja del habla, para saber estar en la realidad no sólo minutos enteros sino horas enteras a voluntad. Les daré ahora sólo una muestra de ambos instructivos. Empiezo con el instructivo para hablar con mínima fricción con la naturaleza. No buscarás una causa única a todo, ni siquiera a una cosa cualquiera. Esa tendencia de buscar una causa única a cada cosa es una nostalgia del habla de las religiones. Las religiones, esos relatos de la realidad demasiado cargados de errores, de pensamiento; demasiados cargados de metáforas. No buscarás decir todo de todo; sólo tramos reunidos de algo preciso. No dividirás cada tema en dos. Buscar duplas es nuestra nostalgia del bien y del mal religioso. Entre
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el blanco y el negro están todos los colores de la naturaleza; entre el macho y la hembra, en la naturaleza, hay homosexuales, hermafroditas, bisexuales, transgéneros y travestis, cuando menos. Y estoy hablando de los animales, no sólo de la especie humana. 4. Desconfiarás de la palabra o. La palabra o nos indica una necesidad de elegir entre esto o aquello. No elijas; cada que encuentres la palabra o, cámbiala por y, generalmente el resultado es un panorama más amplio, más verdadero y más útil. No hay naturaleza o cultura, las cosas culturales están dentro de la naturaleza. No hay individuo o sociedad, hay individuo dentro de la sociedad. Entre yo o tú prefiero a nosotros; entre nosotros o ellos la solución suele estar en nosotros todos. No hay competencia o cooperación, la cooperación es la estrategia más genial para triunfar en algo. Ser o no ser no es la cuestión, la cuestión y también la respuesta es ser y no ser. 7. Usarás un mínimo de metáforas para no alejarte de tu tema, y avanzarás por tu tema muy gradualmente y, de usar una metáfora, será sencilla, breve y humilde, es decir, tu habla será como un caracol de tierra lento y siempre adherido a la interminable hoja verde de la naturaleza. 10. No existe en la naturaleza la predilección por los decálogos. 11. Tomarás agua a sorbos y a menudo, porque contrario a las supersticiones, escribes con tu garganta, mientras tus dedos sólo la obedecen.
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12. Para el habla escrita, pensada, hablada o soñada, tu garganta estará despejada como el hueco de una flauta. 13. No escribirás o hablarás con el corazón oprimido. La dicha de lo bien dicho ocurre con el corazón latiendo al tiempo de la serenidad y esto no es una metáfora, es una descripción fisiológica. 13. No te afanes en la búsqueda de la perfección, la perfección no existe. Las formas vivas son todas imperfectas; dicho desde otro ángulo, la perfección sólo existe como una idea abstracta, no como entidad viva, las formas naturales son sólo lo suficientemente perfectas para existir un rato, asomarse a la luz del planeta y luego morir. Así los textos. 18. Sobre mi instructivo para no hablar, les diré, es un instructivo de varias hojas pero todas sus indicaciones señalan a una meta muy breve. Separarás los labios inferiores de tu laringe, eso es todo. Para dejar de hablar, de pensar por dentro, basta separar los labios inferiores de la laringe. Por favor, les pido a ustedes que lo hagan. Cuando cuente hasta tres por favor separen los labios inferiores de sus laringes. Uno, dos, tres. Si lo han logrado no están entendiendo estás palabras, están sólo oyéndolas por fuera como un bla, bla, bla. Hoy en la tarde, cuando alguien les pregunte cómo estuvo la conferencia, por favor díganle que la Berman habló durante una hora sobre la maravillosa experiencia de no hablar.
Jan Hendrix Runas Librería Rosario Castellanos México, d.f. Plafón de cristal con pintura epóxica, 2006 Arquitecto: Teodoro González de León Fotografía de Javier Navarro
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ARGENTINA
LA UTOPÍA DESPUÉS DEL INFIERNO SALVADOR CAMACHO SANDOVAL
Hacer un repaso a las atrocidades del pasado para ser capaces de pensar la utopía. En su viaje a Argentina, Salvador Camacho Sandoval visita los lugares más sórdidos de la dictadura que ese país vivió entre 1976 y 1983; centros de detención clandestinos donde más de cinco mil personas fueron torturadas y asesinadas por la Junta Militar. La experiencia, sobrecogedora, sirve para comprender la necesidad de que tales actos nunca se repitan. La memoria y la historia colaboran así para atisbar hacia un futuro diferente.
Ni el infierno... Ni el fuego y el dolor son eternos León Felipe Una sociedad no vive sin utopías, es decir, sin un sueño de dignidad, de respeto a la vida y de convivencia pacífica entre las personas y pueblos Leonardo Boff
Atrocidades cometidas
Desaparecidos de la dictadura militar argentina de Emmanuele Frezzotti.
Hacía mucho frío, todos lo sentíamos y lo dijimos al entrar al viejo edificio de lo que fuera parte de una prestigiada escuela técnica en Buenos Aires, Argentina. Era julio y pisábamos las últimas hojas amarillas que seguían cayendo de viejos árboles cuyo nombre desconozco. Nos protegíamos con lo poco que traíamos, pero ya adentro sentimos algo más que una baja temperatura. Después de un breve recorrido por otros espacios y una explicación detallada de lo allí ocurrido, llegamos al lugar. Yo tenía expectativas y sensaciones encontradas al saber que estábamos justo allí, donde fueron detenidas y torturadas más de cinco mil personas durante una de las dictaduras más atroces del Cono Sur, entre 1976 y 1983. Bajamos, luego, hacia el sótano, el lugar donde los militares obligaban a los detenidos a hablar
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Espacio Memoria y Derechos Humanos (exesma), excentro clandestino de detención y exterminio en Buenos Aires. © detrás del espejo
mediante técnicas aprendidas de otras experiencias en el mundo. El grupo, conformado por una decena de argentinos y tres mexicanos, guardó silencio y el temor se apoderó de algunos de nosotros. Miré sus caras: una señora temblaba, otro respiraba agitado. Era escalofriante estar en ese lugar donde los militares torturaron a personas, generalmente jóvenes, por ser “subversivas” y por “conspirar contra el gobierno militar instaurado”. “Pero los supuestos rebeldes podían ser cualquier gente –nos dijo el guía– porque el propósito también era sembrar el miedo entre la población”. Cualquiera podía ser desaparecido con el pretexto de considerárselo peligroso para el proyecto gubernamental. Ahora se sabe que en esa escuela militar y centro de detención sólo sobrevivieron menos de 200 personas y que muchos fueron sedados, subidos a un avión y tirados vivos al mar. De las atrocidades allí cometidas, Sofía, mi hija, quien junto con su hermano Adán también formaba parte del grupo, escribió: “Mientras caminábamos con un nudo en la garganta por los pasillos donde dormían los presos me preguntaba ¿es posible encontrar lógica en lo absurdo? La racionalidad de la planeación militar, el orden de las columnas, de los horarios y la jerarquía de los perpetradores contrastaban con sus mentes retorcidas, con los cuerpos torturados y las vidas rotas”.
La desaparición de ciudadanos argentinos ocurrió hace ya más de 30 años pero aún está presente en la memoria de muchas personas y, hoy por hoy, continúan los procesos legales en contra de los responsables de esta barbarie. Durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), la política fue de olvido y reconciliación, por lo que se dio pie a la impunidad. A partir de las exigencias y movilización de grupos sociales y partidos políticos de izquierda, de la presión ejercida por personalidades y organizaciones internacionales y, de manera especial, de los reclamos de las madres de los desaparecidos, varios legisladores, gobernantes y ministros de justicia han retomado los casos para hacer justicia. Ahora, con mayor compromiso, se investigan los crímenes, el genocidio, el terrorismo de Estado, las torturas y los delitos de lesa humanidad en este país. Por la naturaleza de este proceso, el destacado abogado español Baltazar Garzón ha dicho que en Argentina se están dando los juicios de mayor relevancia después de Nuremberg por crímenes de lesa humanidad y que por ello es un ejemplo para el mundo, por liderar un gran movimiento en pro de los Derechos Humanos. Junto a los juicios a los militares de la dictadura, el gobierno y grupos de la sociedad realizan actos a favor de la democracia y la paz y organizan programas para que niños y jóvenes dentro
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y fuera de sus escuelas conozcan con mayor detenimiento lo ocurrido durante aquellos años. Las famosas Madres de Plaza de Mayo, que desde la dictadura reclamaron la aparición inmediata de sus hijos, continúan siendo un símbolo de valentía y algunas ahora buscan a sus nietos, que fueron separados de sus madres cuando ellas estaban embarazadas y parieron en cautiverio. Esto ocurrió con la abuela Rosa Roisinblit, quien aprovechó la apertura de la Corte Suprema de Justicia y pudo encontrar a su nieto, que había sido regalado a una pareja vinculada con el gobierno de la dictadura. Recientemente, Estela de Carlotto, dirigente de esta organización, encontró al nieto 114: era el suyo. “¿Cómo se puede querer tanto a alguien sin conocerlo?”, dijo emocionada cuando le dieron la noticia. Leo con interés en la revista Harvard Review of Latin America un número dedicado a este proceso social y político en Argentina y en otros países de América Latina: Memory. In search of history and democracy, y me llama mucho la atención porque las denuncias circulan también entre el mundo académico y la literatura: “Ruins of an ancient city, a sign on a street or a poem can keep the past in the present”.
¡Nunca más!
Otra manera de “visibilizar” la memoria ha sido recuperar edificios que tuvieron que ver con los hechos de desaparición, encarcelamiento y tortura. Con esta idea abrieron al público la escuela que visitamos, centros de detención de la policía local y el centro penitenciario para mujeres que días después conoci-
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mos en la ciudad de Córdoba. Lo que fuera una cárcel de mujeres, hoy es un edificio mitad centro cultural, mitad centro comercial, en el que aparecen imágenes y leyendas de las mujeres detenidas. Cito un fragmento: “Queremos rendir un homenaje a todas aquellas mujeres que sufrieron aquí cárcel injusta de las dictaduras y padecieron el horror de la tortura y la prisión”. Sol, una joven inteligente y especialmente afable, fue nuestra anfitriona en Córdoba y nos llevó al centro de la ciudad. Allí, exactamente al lado izquierdo de la catedral, caminamos por un callejón con una historia triste y desgarradora: desde mediados del siglo xviii se castigó y ejecutó a esclavos negros, indígenas y opositores al gobierno colonial. Al iniciar el siglo xx tres grandes casonas pegadas al Cabildo fueron cedidas para uso de la Policía de la provincia de Córdoba. Por aquellos años la División de Orden Social y Político persiguió a ciudadanos anarquistas y comunistas, y en los años setenta el gobierno trasformó las casonas coloniales en un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio. A partir de 2006 el edificio se expropió, y ahora está dedicado a respaldar el proyecto de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Entre carteles que anuncian y celebran los 400 años de la Universidad de Córdoba, una de las más importantes de América Latina, y de los 30 años del inicio de la democracia en el país, nos topamos con lo que fuera una oficina de policía, usada como espacio de detención y tortura. Hoy en día, en la fachada del edificio, están pintadas unas huellas digitales gigantes cuyas líneas han sido dibujadas con los nombres de personas que allí estuvieron. En una placa podemos leer: “Inscribir en el espacio público sus nombres implica transformar el lugar, volver a señalar que la memoria de sus vidas debe quedar grabada como una de las formas de decir Nunca Más”. En Córdoba, como en otras ciudades argentinas, cada año se realiza actos académicos y artísticos, y se hace eventos políticos y marchas para recordar y denunciar. Leo en un cartel que se refiere a la última manifestación callejera: “Treinta mil flores rojas renacen en cada luchador de una patria que soñamos”.
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Buenos Aires, Argentina
La literatura, en este caso, se compromete política y socialmente y se pone al servicio de la justicia, la dignidad y la utopía. Al mismo tiempo están los grupos beligerantes que, al igual que en Chile, Uruguay, Brasil y otros países latinoamericanos, buscan afanosamente a los responsables directos de la represión, la tortura y la muerte para que se los castigue de acuerdo con las nuevas leyes y el derecho internacional.
Democracia sin justicia
Buenos Aires es una ciudad europea que se resiste a perder su orgullo y espíritu de lucha por recuperar la bonanza que una vez tuvo. Caminamos por Palermo, San Telmo, Recoleta, La Boca, y en pleno centro entramos a un callejón de gente muy pobre que llegó del campo argentino y de Ecuador o Bolivia. En cada lugar procuro conversar y encuentro gente muy amable, evito el tema del futbol y atiendo, mejor, a los temas de la música y la ciudad. Hablar de política es inevitable y los recuerdos de lo ocurrido en la dictadura están muy vivos entre los adultos. Los argentinos quieren mucho a su país, lo dicen a gritos, lo cantan, lo escriben;en este contexto leo poemas de Jorge Luis Borges. Uno dice: “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire”. Pero los argentinos también lamentan lo que ocurre en la actualidad, pues hay pobreza, y la prosperidad que prometía el fin de la dictadura aún no ha llegado. Bien lo dijo Norberto Bobbio al referirse a la democracia real: en
Catedral de Córdoba, Argentina
muchos países del mundo continúa la supremacía de los grupos sobre la voluntad de los individuos, y existe una consolidación “institucional” de las prácticas oligárquicas sobre los intereses de la nación. Por esto se ha visto con cierta preocupación que continúen los privilegios de los grandes grupos de poder: empresarios y políticos. Como en México y otros países de América Latina, en Argentina falta transparencia en el ejercicio del poder y no existe una cultura democrática extendida, aunque a mí me sigue pareciendo que los argentinos han asumido una politización y madurez ciudadana que México aún no tiene. En Argentina, por ejemplo, no ha sido suficiente votar por partidos políticos de izquierda que han dado muestras de haber luchado en contra de las dictaduras y de haberse pronunciado a favor de los derechos humanos y la justicia. Tampoco ha sido suficiente en Brasil, donde “las calles hablaron” y miles de inconformes siguen protestando y criticando a una presidenta de la república a quien no le ha valido el haber sido parte de un movimiento guerrillero a favor de los pobres. En Chile ocurre algo semejante: no ha sido suficiente la presencia de otra mujer de izquierda en el poder. En suma, lo que está ocurriendo en algunos países de Sudamérica ha dejado ver las grandes limitaciones de la democracia, aún con gobiernos progresistas que expresan su compromiso con la equidad y la justicia social. Bien lo decía el gran Nelson Mandela: “Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay
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ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”. Hoy, Buenos Aires es una ciudad que deja ver sus contrastes sociales. Ya es algo “natural” toparse con gente que entra a lugares de gran lujo, indiferente al transeúnte empobrecido que trabaja con un muy bajo salario e indiferente a los indigentes que se ven en la calle pidiendo limosna. De estos últimos, en un recorrido largo por la ciudad, me llamó la atención un trío de hombres maduros que vimos sentados en una esquina aminorando el frío entre bolsas de basura y vino tinto en tetrapack. Al pasar cerca, escuché a uno que cantaba bien entonado, pero con voz arrastrada, el tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo, escrito en 1935: Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también; que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente ya no hay quien lo niegue, vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, pretencioso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! Y pasamos de lado, escuchando, bajando la banqueta, queriendo no perturbar al cantante ni la convivencia de estos hombres dueños de la calle. Han pasado muchos días de este hecho y ese viaje, pero esta imagen la recuerdo con singular fijación.
De esperanzas y utopías
En Altagracia, un pueblo en el centro de Argentina, habitado por grupos de migrantes italianos, caminamos hacia un montecillo donde, dicen, apareció en una cueva la Virgen de Lourdes. La religiosidad popular que se percibe en ese lugar contrasta con la poca presencia de la imagen del papa jesuita Francisco, Jorge Mario Bergoglio. Ni en Buenos Aires, ni en Córdoba, ni en ningún pueblo que visitamos hay íconos de entusiasmo y orgullo por tener un papa argentino. ¿Qué pasaría en México si hubiéramos tenido un papa mexicano?, me pregunto. Desde años atrás, Bergoglio, como obispo de la
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iglesia argentina, había mantenido un distanciamiento con la élite política de su país, y ahora en muchos lugares del mundo ha sorprendido por declarar: “Jamás he sido de derechas” y, desde allí, exhortar a la jerarquía eclesiástica y sacerdotes para que sean pastores y dejen ese catolicismo anquilosado, así como la conveniencia y el confort que se percibe en muchas partes del mundo. Pero la fe de quienes asisten a la cueva de la Virgen en el pueblito de Altagracia no sabe de burocracia eclesiástica ni política, y se expresa en cientos de retablos que agradecen y piden ayuda a la Virgen. Allí percibo la esperanza religiosa de un mejor futuro. Luego visitamos lo que fuera una hacienda agrícola, construida por la Compañía de Jesús en la época colonial. Al recorrer el edificio, viajamos por un pasado de esclavitud y desventuras que contrastó con la extraordinaria organización de esta orden religiosa extendida por casi toda América Latina. Como en México, en Argentina también fuimos testigos de la capacidad que tuvo para crear ínsulas económicas y comunitarias sorprendentes y ejemplares. Sumergidos durante horas en la exhacienda, Sofía recordó con cierto orgullo su paso por una universidad Jesuita en México, que lleva el lema Spiritus autem vivificat (El espíritu vivifica) y que es heredera del proyecto que tiene su origen en la Contrarreforma que Ignacio de Loyola inició en 1539. Un poco cansados pero todavía con interés, seguimos caminando por las calles de Altagracia para llegar a un santuario laico, incluso ateo y revolucionario, pero igualmente cargado de valores humanos como la solidaridad, el trabajo edificador y la esperanza por lograr un futuro generoso para todos, en especial para los pobres y desarrapados del mundo. Se trata de la casa donde vivió una etapa de su infancia Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che Guevara. Convertida en museo, la casa recuerda la historia de las aventuras del niño enfermizo y generoso, del entusiasta trotamundos que en moto y balsa improvisada viajó por América Latina y conoció la miseria de su gente. El museo también tiene imágenes y referencias a este revolucionario que luchó en Cuba, Angola y fue asesinado en Bolivia. Sabemos ahora que el Che es un ícono que se hace presente tanto en movimientos reivindicatorios de izquierda en algún país europeo o asiático como en artículos de vestir en tiendas de moda en la Quinta Avenida de Nueva York. Salimos de noche y me llevo por un rato la imagen de ese hombre controvertido que dijo alguna vez: “Todos los días la gente se arregla el pelo, ¿por
T H E M A qué no el corazón?”; y también: “Que no se pierda la ternura jamás”. O las frases que pronunció como luchador libertario: “Prefiero morir de pie que vivir arrodillado” y “Podrán morir las personas pero jamás sus ideas”. Pero sobre todo me quedo con la frase: “Seamos realistas y hagamos lo imposible”. Ese día, en Altagracia, lejos de la boruca de la ciudad porteña, respiramos aire de campo y de pueblo chico, nos dimos cuenta de las esperanzas enraizadas en la política y la historia, y nos asomamos a mundos de espiritualidad y utopía. Recuerdo la definición de utopía de Eduardo Galeano cuando nos dice que ella está en el horizonte, y que cuando nos acercamos se aleja dos pasos más, y que si caminamos diez se recorre diez más allá; así que por mucho que queramos nos será prácticamente imposible alcanzarla, porque para lo que nos sirve la utopía –dice este escritor uruguayo– es para seguir caminando siempre, para continuar insistentes en la búsqueda de más y mejores metas y horizontes.
Aferrados a un mundo nuevo
La democracia es un valioso instrumento que favorece el desarrollo de los pueblos. En el mundo modernizado, dice Giovani Sartori, quien gobierna hoy sin democracia juega sin legitimidad. En todo el mundo “despertado” y afectado por la modernidad se hace cada vez más cierto que el único poder legítimo –el único poder al que se le debe obediencia– es el poder con investidura popular, elegido desde abajo. Es así que, según Sartori, la democracia se ha convertido en una puerta para el “progreso” porque, además, se la ha vinculado con los movimientos a favor de los derechos civiles, la independencia, la autodeterminación y la soberanía de los pueblos. Por eso se ha dicho que la democracia permite la convivencia entre la igualdad de la sociedad con la libertad de los individuos, al fundarse en el pluralismo de opiniones y valores y al hacer hincapié en la tolerancia, la libertad y la responsabilidad social. Los años de dictaduras quedaron en el pasado, y la democracia aparece como un fantasma que recorre toda América Latina; pero esa democracia y la modernidad de la cual se nutre, ciertamente no han traído consigo mejores niveles de bienestar en la población. Queda aún el dolor de aquella época infame y, al mismo tiempo, permanece la pobreza como rasgo distintivo en la mayoría de la población. Por eso, la búsqueda sigue, insistente y luchona, quizás porque, como dijo Gabriel García Márquez, América Latina es esa “patria inmensa de hombres alucinados y mu-
La casa del Che, Altagracia, Argentina
jeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda”. En Argentina, como en México y otros países del continente, mucha gente vive un pasado que duele, indigna y enoja; pero al mismo tiempo busca y mantiene la confianza de que otro mundo es posible, porque como dijera el italoargentino José Ingenieros, hace ya casi un siglo: “En la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades”. Al pensar en todo esto recordé la sensación que me provocó el libro País que fue será, escrito por Juan Gelman, el poeta y activista argentino que luchó contra la dictadura. Al ir leyendo cada uno de los poemas de tristeza y oscuridad de ese libro, me fui quedando con una imagen de infelicidad y dolor, y quise dejar de leer. Pero me sorprendió gratamente el último texto porque en él se presenta una gran puerta abierta hacia el nuevo día, una extraordinaria oportunidad para una vida personal y colectiva digna y feliz. El día que el corazón aprenda a leer y a escribir se verán cosas grandes: a Dios barriendo la vereda, lágrimas arrojadas al espacio que nunca volverán, los que sufren pasarán sonriendo y las intenciones de la atención harán que florezcan jazmines y otras ilusiones de la naturaleza. Será un gran día, encontrarán la palabra que se perdió hace millones de dolores, Véase lo que pasa: el día que vino se fue será un gran día.
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Jan Hendrix Faro Truper, S. A. de C.V. Parque industrial, Jilotepec, Estado de México Cilindro helicoidal en aluminio pulido, 2013 Arquitectos: Ambiente arquitectos Fotografía de Javier Navarro
N A R R AT I VA
Lanzallamas
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HÉCTOR IVÁN GONZÁLEZ
N
osotros vivimos en las sombras. No molestamos a nadie, nuestra subsistencia es un acto inofensivo. Vivimos en una comunidad cada vez más reducida, aún no llega la nueva generación, por el momento sólo somos Madre, mi tío, mis seis hermanos y yo. Hay otras familias hacinadas en la misma comunidad, a veces nos encontramos con ellas cuando vamos a buscar comida. Creo que ellas han perdido más parientes que nosotros. Por eso hay que ser cuidadosos. Buscar comida es algo de lo que se encarga mi tío y algunos de mis hermanos mayores. Yo aún soy joven, dicen, inexperto, aunque ya tengo olfato para saber qué vale la pena y qué no. Mi tío jura que él se seguirá encargando de nosotros, que mientras él esté no nos faltará nada. Después de que Padre murió mi tío se ha encargado de nosotros. Madre quedó encinta y aún le falta tiempo para que llegue la nueva generación. Por eso quiero apurarme y traerle comida. Es difícil que se sacie con lo que le trae mi tío, pues, aunque él hace lo mejor que puede, no es suficiente. Anoche salieron mi tío y dos de mis hermanos a buscar comida. Mi tío iba concentrado, llevaba esa mirada brillante que pone cuando se ha preparado a conciencia, sus bigotes y barba, encrespada como serpentina, lo hacían ver más viejo de lo que es en realidad. Parecía un antiguo bucanero. Mis hermanos ya estaban listos, eran hábiles y fuertes. Uno de ellos siempre que pasaba me tiraba sin el menor reparo, y así me estaba hasta que lograba levantarme y ponerme en pie. A veces me tardaba en reincorporarme, otras ocasiones lo hacía de inmediato. Mi otro hermano había crecido bastante rápido, éramos de la misma generación, pero ellos habían tenido una fuerza superior a la mía. Mi cuerpo parece que no quiere crecer, además no como 1
“Lanzallamas” forma parte del libro de cuentos El libro de Shanna, inédito.
mucho porque mi tío aún no me deja ir con él. Esa vez le dije que me llevara y contestó que no. Yo sentí algo en su mirada, como si tuviera la intuición de que pasaría algo malo. Cuando la noche empezó a enfriar las superficies del túnel que nos llevaría al exterior, en el momento exacto en que el sol se ocultaba, esfumándose del horizonte, sentí la punzada. Ahora entendía que pasaría algo. Mi tío y mis dos hermanos salieron, uno de ellos no pudo evitar arrojarme, ufano, una mueca de burla, pero no me molesté; por dentro sabía que no iría ni aunque esa vez me hubieran querido llevar. Salieron y, rápidamente, se dispersaron por el lugar. Dicen los que han ido a buscar comida que hay días que huele tanto la comida que, en ocasiones, no te puedes concentrar; que es un aroma como si tuvieras la comida enfrente de ti y que sólo te puedes contener cuando la has probado. En el aire está la señal hacia dónde dirigirse. Nunca lo he probado, pero deber ser estremecedor.
Ilustración de Carlos Hernández Marmolejo
Al poco rato sucedió lo que había temido, el sol se había iluminado repentinamente y mis hermanos y mi tío fueron castigados. Entraron por el túnel como centellas. Sus rostros estaban pálidos, transpiraban frío. Fue en ese momento que le pregunté qué había sucedido. Los habían sorprendido; habían podido escapar
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N A R R AT I VA
Ilustración de Carlos Hernández Marmolejo
porque otro grupo había llegado antes y a ése fue al que castigaron. No quedó ni uno solo vivo. No me dijeron en qué consistía el castigo, pero no insistí en querer saber. Habían alcanzado a tomar muy poco, casi nada, así que debían intentarlo más tarde. Mamá los recibió angustiada, había estado en una súplica constante, pero no sabía que habían estado tan cerca de la muerte. Mi tío le dio lo poco que traía, ella lo engulló rápidamente, pensando más que en ella, en la próxima generación. Insistí en que yo debía participar, pero Madre hacía lo que mi tío mandaba y él me dijo que debía esperar. Estaba frustrado, tan sólo me acercaba al túnel sin ninguna intención de salir, me daba coraje conmigo mismo. Pero no es de nosotros desobedecer. Era de noche cuando lo iban a volver a intentar. Ahora no había una mirada deslumbrante en mí tío, si acaso, lo habitaba un temor contenido. Mis hermanos también se veían compungidos Yo me limité a desearles suerte. Admito que eran rápidos y yo no estaba a su nivel. El resto de la noche no salió el sol y al poco rato volvieron con muchas cosas: carne, fruta y un poco de manteca. Después de que Madre comió, lo hicimos los demás. El cuerpo de Madre estaba inflamado al punto que parecía estar por explotar. Parecía abotargada, ahíta, que apenas se podía mover. Conciliamos el sueño rápido.
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Al día siguiente me preparé para salir. Mis miembros habían crecido, me sentí más ágil y más fuerte al mismo tiempo. Mis hermanos me veían en igualdad de condiciones. Mi Madre me veía con orgullo y mi tío no pudo evitar regalarme una sonrisa al ver mis barbas invadirme hasta debajo de los ojos. Él también estaba más grande, no tanto como alguien de edad plena, ni como Madre, de lo contrario le sería difícil salir por el túnel, pero lo mismo, mi tío imponía respeto. Ya casi estaba a medio tamaño que mi Madre. Mis hermanos esta vez no habían cambiado mucho, pero cuando lo hacían sus progresos eran igual de sorprendentes. Al asomarme, aunque no estaba muy fuerte, pude sentir el olor a comida. Mi tío me dijo que eso no era buen signo, que habría pocos lugares donde ocultarnos. Él pensaba en nosotros, lo podía notar. Los bordes del túnel eran resbaladizos, no había luz pero podía guiarme por el olfato y por una sensación que me avisaba al estar cerca de algún objeto. Mi tío no me dio más indicación, sólo dijo que tratara de ser cauto. Avanzaba como si las piernas no fueran mías, era rápido y certero. El primer contacto con la comida me estremeció realmente. Quedé absorto y, por un momento, lo único que hacía era succionar y lamer la delicia con la que me había encontrado. Era
Ilustración de Carlos Hernández Marmolejo
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Ilustración de Carlos Hernández Marmolejo
algo que me deleitaba, por más que engullía siempre había más y más. Me sentía embriagado, casi me desmayo de tanto placer. Pero, de pronto, se escuchó un sonido fuerte y la luz del sol me encandiló, no supe hacia dónde dirigirme. Por unos segundos no veía nada más que un destello picante en los ojos. Después hubo calor en el ambiente y empezó a oler a carne quemada. Pensé lo peor y corrí para atrincherarme debajo de un objeto de color blanco. Me relamía los bigotes cuando sentí que alguien me observaba, me seguía, buscaba castigarme; pensé que no lo haría si lograba que, por encima de mí, siempre hubiera un objeto. Más que velocidad, ahora lo que necesitaba era astucia. Corría tratando de no ser descubierto ni siquiera por la luz del sol. Mis piernas eran fuertes y me llevaban de un extremo a otro de la superficie. Alcancé el túnel sin siquie-
ra reparar bien en ello. Después entró mi tío y uno de mis hermanos. El otro no había podido huir. No había podido moverse después de ser sorprendido. Mostraban renuencia para decirme dónde estaba. Fue hasta que salimos a buscarlo que lo vi, yerto, calcinado, a un costado de donde yo había estado comiendo. Probablemente iba a buscarme mientras yo me estaba solazando en la comida. Mi tío me dijo que le diera lo que traía a Madre, casi todo me lo había comido yo, así que era muy poco. Ella tomó lo que le di y me dijo que seguramente me iría mejor en la siguiente ocasión. Cuando supo de mi hermano caído lloró un poco, levemente. Yo le pregunté si no le dolía, me contestó: “Concebí a un mortal…” Esa era la frase más emblemática de mi madre, la que la caracterizaba después de haber perdido cientos de hijos.
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Ú LT I M O T E M A
Tres testimonios sobre Aguascalientes en los días de la Convención Obregón y sus amigos en los campamentos de Villa y de Carranza orga-
nizaron otra convención en Aguascalientes. […] Villa llevó allí sus tropas […]; La cuidad miraba boquiabierta al hombre poderoso de fuerte mandíbula y ojos chispeantes que hacía bailar a su caballo de arriba hacia abajo entre las filas a las que pasaba revista. Anita Brenner El viento que barrió a México
En nuestro estado se hacían cargo del gobierno, a nombre de los consti-
tucionalistas, los coahuilenses Fuentes y Berlanga, quienes se dedicaron a perseguir a los “militantes, cientificistas y clericalistas”. El 24 de agosto [de 1914] en el periódico La Evolución se da cuenta de que por el rumbo de los cañones se había “levantado en armas[,] con 400 imbéciles, un funesto cura de Jalpa, que pretendía restaurar el dominio del clero sobre nuestra Constitución”. Asimismo, se realizaron una serie de actos en contra de la Iglesia Católica, como la quema de confesionarios e imágenes de santos. Jesús Gómez Serrano, citado por T. Hernández López en Monografía del municipio de Calvillo
Con la entrada de los primeros revolucionarios, los mesones se convir-
tieron en cuarteles […]. La pequeña cuidad respiraba, presa del terror. El destino se resolvía en la calle de Guadalupe. Allí se bebían sus coñacs los tremendos cabecillas, se balaceaban, se robaban el primer adefesio con faldas que pasaba por las cercanías. Mi padre […] pasó muy serios apuros. Yo lo vi echarse la pistola en la bolsa y brincar el mostrador y salir a entrevistarse con un jefe militar, al que generalmente le arrancaban de las manos un arriero o una secuestrada... Mauricio Magdaleno La calle de Guadalupe
del 27 al 30 de octubre 2014
Aguascalientes, la ciudad de la poesĂa
Francisco Hernández (México) premio víctor sandoval enuentro de poetas del mundo latino
Día Púrpura El Día Púrpura empieza como cualquier otro. Los rayos del sol son los acostumbrados y las nubes permanecen fieles a las variaciones de sus tonos. Con los seres humanos pasa algo similar. El mundo transcurre para ellos sin grandes cambios: se vive o se muere apegándose a los ritos tradicionales. No obstante, hay personas, miles, que se desconectan de la realidad debido a diminutos aguijones que con suma delicadeza se clavan en las células del cerebro. Por un minuto o dos viven en un planeta mejor que éste, escuchando las voces más queridas o la multiplicidad sonora que brota de las guitarras de Pat Metheny, donde se dan cita pianos, vibráfonos o botellas de vidrio. El Día Púrpura es el día mundial de la epilepsia. Se le añade dicho color al arcoíris cuando convulsiona en semicírculos con una cuchara de madera entre sus dientes luminosos.
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La demora I El traje más vistoso, ya de regreso de la tintorería. La camisa blanca, impecable, y la elegante corbata de las bodas. El maquillaje para una piel rosada, la depilación de las cejas, el acomodo de la dentadura, la cabellera con su tinte. Afeitada la barba. Los zapatos convertidos en espejos. Los calcetines que no aprietan. Los tirantes recién comprados. II En el sótano, el carruaje con el cochero, el ataúd y los caballos impacientes. Sin embargo la muerte no aparece. Mandó ya su misiva disculpándose. Pide serenidad. El exceso de trabajo ha cambiado sus planes. El cadáver relaja las arrugas de la frente. No tiene prisa. Tampoco sabe que yo podría viajar en su lugar.
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Granizada no tengo a dónde ir está lloviendo humedad de las grietas más altas ¿he tenido alguna vez a dónde ir? caballos caen del cielo y sus cascos parecen una potente granizada aún no se va la luz pongo un compact de leonard cohen las alcantarillas se tapan por la avalancha de caballos de hielo cuando el agua negra comience a brotar de lavabos y retretes me quitaré el miedo el asco y el frío colgándome de una viga al menos esa es una forma de salir en busca de algo ¿aceptará la muerte que la llame algo? ¿aceptará si en voz baja le digo I’m your man?
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Nuno Júdice (Portugal) premio víctor sandoval enuentro de poetas del mundo latino
Una cuestión de tiempo* Al otro lado de la casa los niños juegan con el tiempo que corre para que ellos no jueguen con él. En la casa de al lado, un perro mira el tiempo pasar y para que huya como un ladrón le ladra. En la calle, el mendigo pide a todo el mundo la limosna de un tiempo, y todo el mundo le dice que no tiene tiempo para entregarle. En la cafetería, pido una taza de tiempo, corto y bien fuerte porque no tengo tiempo para dormir, aunque a mi lado hay quien pide una taza bien llena de tiempo para que el tiempo no se demore bebiendo. Hay quien corre por falta de tiempo, y el tiempo va tras él para alcanzarlo. En el metro, la chica cruza el andén, despacio, como si ella tuviese más tiempo que todos los que cuentan el tiempo para que no les descuenten el tiempo. Y cuando me preguntan si yo tengo tiempo, miro el reloj, como si él estuviese lleno de tiempo, y pido que saquen de dentro de él todo el tiempo, y que vacíen hasta el último segundo, para que me quede tiempo para ver cuánto tiempo ya pasó.
* Poema del libro El fruto de la gramática, 2014. Traducción de José Ángel García Caballero
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Mnemosine* Parte, en la más oscura de las noches, y busca en los confines de la tierra ese destino de quien perdió el sentido del viento, la primera luz de la primavera, o la imagen del rostro que el tiempo para siempre apagó. No regreses sin la hoja seca del árbol que abrigó tu deseo, ni vayas a llamar a la puerta de aquel que te curó de la melancolía, sin traer contigo un ramillete de palabras tomadas del vientre de una diosa muda. Y verás como todas las puertas a tu frente se cierran, salvo la de la mujer que sentada en el umbral desgastado por los inviernos te esperó; aunque cuando le digas tu nombre fingirá que no te oye, para que ni tú mismo sepas quién eres.
* Poema del libro El fruto de la gramática, 2014. Traducción de José Ángel García Caballero
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Remordimiento blanco* Tal vez si hubiese dicho que te amaba, al despedirme de ti, la vida hubiese sido otra, como si el curso de los ríos se pudiese alterar cuando el agua sobrepasó los márgenes que ahora se quedaron secos. El amor, te podría decir, sería como el aluvión que arrasa todo a su paso, devastando por siempre el paisaje. Pero me ciño a ver que nada cambió, y verifico que son las mismas plantas las que allí estaban cuando atravesé contigo el puente de madera, aunque sean distintas las hojas y las flores, como será distinto tu rostro, tantos años pasados sin verte. Y la imagen que de súbito me surgió, en la fotografía vieja en blanco y negro en la que eres apenas una sombra, hizo como si yo te hubiese dicho, en la soledad de esta sala, que te amaba – como si pudieses salir de dentro del álbum, y esa vida que nunca vivimos pudiera recomenzar, en este instante en que tiré a la basura la fotografía de donde no quisiste salir.
* Poema del libro El fruto de la gramática, 2014. Traducción de José Ángel García Caballero
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Juan Carlos Abril (España)
Omnia Aquello fue verdad, su búsqueda — no un ávido alargar la mano ni la tela, sutil, de araña que se adhiere rompiéndose en el rostro al atraparte, así, sino dulces segmentos de una naranja: son tus cosas — es la felicidad que te protege. ¿Se olvidarán? ¿Serán inútiles — contradictorias, sin embargo, mueven los pies rítmicamente — acumulándose? ¿Se dejarán tocar por la luz clara? Tú me preguntas por qué escribo y a ti todas las cosas te protegen.
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Jotamario Arbeláez (Colombia)
La Pitonisa Cuando nací, la Pitonisa, prevalida de no se sabe qué dotes, pidió a mi madre que escogiera entre estos dos privilegios: que al yo cumplir los 25 años recibiera un millón de dólares o fuera el mejor poeta del mundo. Y la bruta escogió que fuera el mejor poeta del mundo.
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Zelene Bueno (México)
Casi una casa Tu mirada tiene algo de casa de lámpara encendida en la ventana que restaura los espacios de la noche Yo miro desde afuera tu casa como un poema límpido de verdor de palabra que nace de algún rio cercano Sí pudiera quedarme sí tuviera el valor de pedirte posada plantaría un naranjo en tu pecho Y que pronto los colibríes vendrían abrevar de nuestra agua.
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Martha Canfield (Uruguay-Italia)
Amor y mar Estupendo Amor AmAr el mAr J. E. Eielson El mar que no regresa es el amor que nos conduce, ilusiones quebradas y una vieja nostalgia. El mar no recomienza y tal vez no te amo. La barca sigue la ruta contraria a la mirada. Sentir sobre los labios la arena de la playa del puerto de salida así como la ruina del mástil redentor es el sueño secreto que renueva el ardor de nuestro abrazo.
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Víctor Manuel Cárdenas (México)
Telegrama urgente Condenado hasta el incendio (coma) aceptada la llama y el cobalto (coma) por ti la órbita se gana o pierde (punto) No concilio la mesa de la tarde (coma) si tú cuelgas mi corazón entre uno más de tus zapatos (punto) Tus pies me dejan ciego cuando te evaporas (coma) cuando violenta arrasas las nubes a tu paso (punto) Sin ti no soy (coma) divago en sombras (punto) ¿Dónde el erizo del crin que nos conduce al paraíso? (punto) Invéntame por favor (coma) saca una costilla de tu barro (coma) abraza el fuego (punto)
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Susana Cella (Argentina)
Mapas It is not drawn in any map true places never are Melville La desorientación nos asista y el rodeo sirva para dar con la diferencia que separa una línea, un color, un dibujo y una seña de la piedra viva encallada en un suelo nunca entrevisto y menos asentido por el prolijo cartógrafo tentando cifrar en sus rectas y oblicuas, en sus ángulos y curvas la embrollada ruta y los escondites donde acopia lo que vale la pena buscar.
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Ricardo Esquer (Aguascalientes-México)
Rompecabezas Un pez que piensa en ti habita un hueco en el océano la intensidad de su búsqueda aunque esté ciego enciende una luz algo en ti se acomoda como la pieza faltante y el conjunto se anima pero sin pez
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Yamilet Fajardo (México)
Entre seis y siete de la mañana Sobreviene una tormenta bajo el sofá la corriente se lleva mis tacones fluye entre preservativos y latas de gaseosa. Una taza de café rema hacia la habitación luzco piernas ajustadas mi falda se refleja esbelta en el agua. Los muros penden sobre cabello acerco mi tono rubio cada vez que la humedad los decolora. A mi paso el suelo tambalea rompe cristales hasta encontrar la salida aguardo a que alguien aparezca entre las olas y me revele qué hay detrás.
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Jorge Fernández Granados (México)
Zonacero* presenciar no tanto la grandeza como el hueco que deja la grandeza cuando desaparece la lluvia lavaba la gran lápida y el viento un viento de borrasca que rompía los paraguas azotaba el no planeado monumento al habitante desconocido incinerado en las desaparecidas torres mudamente todos formaban un círculo en torno a un espacio vacío un oficial de cabello gris rezaba o maldecía en silencio bajo un paraguas negro otros disparaban su cámara como quien le toma en la morgue una foto a la víctima de un accidente una reja cubierta de banderas empapadas pequeños objetos personales y letreros en todas las lenguas de la tierra una improvisada ofrenda de muertos pero la pérdida era como la lluvia sólo una tonalidad una atmósfera que lo cubría todo de mudez y viento y agua fría una forma colectiva de callar y bajaron como la temperatura en ese momento sólo las palabras de un testigo una enferme ra afroamericana cuando le preguntaron lo que había visto: alcé los ojos y del cielo bajaron esos aviones como grandes cuchillos que cortaron de un lado a otro las torres eso fue todo tal vez eso fue un gran cuchillo que bajó del cielo * Poema del libro Principio de incertidumbre, 2007
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Enrique Fierro (Uruguay)
Juntarse, volverse Del tronco la patria ĂŠpica de penas. La roca resiste las faltas de alguien. Los siete demonios bajemos los ojos. Dispersa y esparce mantis religiosa. En el extranjero lĂĄmina y adeudo. Da gusto y de moda juntarse, volverse.
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Ángela García (Colombia)
Cancioncilla En mis manos frías la lumbre de tus manos eres peso de lo vivo paso entero como la visión de los higos a la vera del camino miel en mis ojos que tú libas * En mis manos frías la lumbre de tus manos peso entre lo vivo peso entero paso en la vida que tú libas que tú libas lumbre en mis manos que tú das
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Raquel Lanseros (España)
Invocación Que no crezca jamás en mis entrañas esa calma aparente llamada escepticismo. Huya yo del resabio, del cinismo, de la imparcialidad de hombros encogidos. Crea yo siempre en la vida crea yo siempre en las mil infinitas posibilidades. Engáñenme los cantos de sirenas, tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua. Que nunca se parezca mi epidermis a la piel de un paquidermo inconmovible, helado. Llore yo todavía por sueños imposibles por amores prohibidos por fantasías de niña hechas añicos. Huya yo del realismo encorsetado. Consérvense en mis labios las canciones, muchas y muy ruidosas y con muchos acordes. Por si vinieran tiempos de silencio.
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Arlette Luévano (Aguascalientes, México)
Durante la noche* cerradas todas las ventanas de la casa pude ver que el mar era verde y ardía lejos la ciudad no permitió ser adivinada
* Poema del libro Casaruinas
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Francisco Martínez Farfán (Aguascalientes-México)
Sólo por no dejar sólo por estar incluido para estar en la marca y sobre todo caer desperderse a armar la letra destituir y continuar como el rabo en la rama moviéndose a pesar formando redes en el aire semoviente respirando en forma gratuita manando en forma ingrata mirando contra toda señal y todo ritmo a pesar de todo
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Sergio Mondragón (México)
Una llovizna fina e incesante enfría la tarde. El día ha perdido su brillo. La gente se refugia en sí misma. En los cafés se reúne y parlotea añorando atardeceres más benignos. Habrá que subirse el cuello del gabán y apurar el paso camino a casa.
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Robin Myers (Estados Unidos-México)
Union Square Station Después de tanto ardor –tanto tratar de encontrar las palabras y de tocar la carne, la tibieza de ambas, o tan sólo una manera de lidiar con sus efectos–, después de tanto espacio que nos queda cuando lo buscamos, sin importar si lo encontramos o no, pienso, parada en la estación desierta de metro, mientras un cellista solitario munido de su arco hace que los armónicos graves retumben por la cueva, que debe ser deseo esto también: dirigirse no al músico (y sin nada de fuego), sino al tren: Sé lento, sé lejano. Déjame que me quede este zumbido visceral en los pulmones. Oblígame a esperar. No vengas nunca.
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Iván Oñate (Ecuador)
Ironía Yo que arremetí contra el futuro que del mundo hice un paisaje reseco y adverso último momento tornarme ecologista y todo porque habían talado un árbol e1 único árbol que yo elegí para colgarme.
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Patricia Ortiz Lozano (Aguascalientes, México)
Manifiesto* A los cobardes que no tienen ojos a los que esperan una vida para sentir un cuerpo a los que nunca han probado la savia del amor y su región oculta. A los que tienen la sangre erosionada y sobre lechos apagados escupen su manifiesto último. A esos que no han visto por mis córneas y que tal vez no saben de la sed y de los ríos que me colman cuando mi silueta oculta los destinos de aquellos que levitan y que lloran en el delirio primero de su origen.
* Poema del libro Memoria de la huída
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Rigoberto Paredes (Honduras)
Vuelva Hölderlin A los dioses, sosiego. Vuelva Hölderlin, porque sin él la tierra es otra, no la casta, la de linaje limpio. Tierra de Hölderlin, donde en antigua lengua himnos bajo el lascivo sol entonaba diotima. De la razón perdida, de todo mal víctima propicia, se alzaba aquel bramido de sangrada bestia, y dable era sólo a hiperión, titán vidente, apurar la fuga de los dioses despeñadero abajo. ¿cuándo la flor de primavera volverá a ser la misma? ¿Cuándo dejará de callar ese pájaro apolíneo?
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Anthony Phelps (Haití-Quebec)
Mujer América (pasaje) Mujer de jubilación soy tu cómplice de la infancia de tu raíz arable hasta tu rebelde espiga. Murmuras a mi oído el espacio de la ternura y flotas tu deriva al ritmo de los pulmones del océano navegando tu destino sobre este triple mar en el que balan olas infinitas. Desierto estará el mundo si no me recuesto sobre ti oh, mujer mía : ¡América!
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Silvia Piranesi (Costa Rica)
El mejor amigo del hombre y si quitamos el sillón? o le damos vuelta. o nos deshacemos de las fotografías en el sillón. ese sillón nunca fue mío. tenía mucho sol. pobre sillón desteñido. pobre mujer acostada roja y en despacito. leímos a los grandes en ese sillón. bailamos como grandes. café del palomar. ventanal luciérnago. no cabíamos todos en el sillón. sólo uno por uno. muchos besos de frente, de costado, de mentiras. las pruebas de cartier-bresson y los tantos tangos. oiga la letra. oiga eso que dice. suave, ya lo va a repetir. como en la danza, si un movimiento le gustó lo va a volver a ver. volverlo a ver. volverla a ver. al movimiento. cuando me acerco. cuando me caigo. cuando me río. oiga lo que dicen las escaleras. se viene cena, pero vengan de verdad. o seamos egoístas y no invitemos a los amigos. el sillón se pasó de casa. sigue siendo el mismo, sólo que más callado. cabizbajo tiene gato nuevo. mesa nueva. niña nueva. no tiene pasillo ni puerta. herencia sombra pálida. cortinas altas. escribimos como grandes en ese sillón. nos aplaudimos toda vida dispuesta al tropiezo y a la belleza. toda circunstancia puesta en evidencia. toda duda siempre se fue por la borda. tiene razón tu lámpara, que también bizca se pasó de casa y provocaba siluetas disparatadas. y si escondemos el sillón? y si lo metemos en nuestro cuarto y lo salvamos? y si escuchamos su voz los domingos? y si lo dejamos solo? si lo salvamos de los otros? y si no nos salvamos? y si nos salvamos brutos del sillón automático? sillón tuve rojo de nosotros. bello sillón, juntos todo va mejor.
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Claudia Posadas (México)
Visión* Un hervir de tierra y viento girando sobre el agua, la Ciudad invisible: su reflejo es la muralla que perturba el interior del lago. En la superficie, rueda la espesura; en lo profundo, esplende el crisol en que arderá la ofrenda. La voluntad lejana de una estrella detiene la órbita del polvo y libera al vórtice terrestre copos de su luz: en el centro de la gravitación esplende el astro, Phosphorus de todo principio, una rosa corona el Alminar inverso. En la vorágine rotando sobre el agua, las torres se fortifican; en el fondo, la quietud invade el temblor de la Alcazaba hasta forjarse el tallo que sostiene a la Ciudad de Oro. El silencio vibra en la ondulación del agua. El agua. Quema un deseo de beberla, pero al tocar sus dones, la Ciudad desaparece en el desamparo de la noche.
* Poema del libro Liber Scivias, 2010. Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009
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Blanca Luz Pulido (México)
Manos Las manos anuncian lo que somos. La puerta del mundo no existe sin manos que abran sus hojas, sin ágiles dedos despiertos al silencio de las cosas. A veces mis manos quisieran hundirse en la tierra o en el agua: sembrar muros, alzar torres, domesticar la más ruda superficie. Tener certezas, júbilo, materia. Pero mis horas cambiantes, azarosas, no albergan nada que ellas pudieran transformar. Mis manos avanzan en ráfagas de sombra solamente.
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Juan Carlos Quiroz (Aguascalientes-México)
Ley natural
para Sissy
No es que mi corazón se encuentre vacío. Es por leyes de la naturaleza y la física. Es por la geometría común del universo. Espor el resplandor del núcleo de un átomo y por los cuatro elementos. Es por esto y todo esto que siempre termino escribiendo tu nombre.
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Juan Manuel Roca (Colombia)
Poema del tiempo Un ni単o se zafa de la mano de su padre. Entra por la puerta giratoria de un hotel Y tras el giro, al volver a la calle, es un anciano.
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Carlos Santibáñez (México)
Privada de almas No volveré a pasar por la privada de almas. Dejo todo a su nombre. Uno hace su cuento entrañable de la historia. Por ejemplo a mí me cargó el loco. Cuando llegamos era un lote baldío. Poco a poco se puso como la gran manzana. Ahora son oficinas. Entre todas la Iglesia: oficina de Dios. Por coincidencia con la calle de Artes donde nací me lastimé con una navaja que estaba ahí. Rostro en que vine a leer desde antes de Internet un libro como de cuero o piel, no volveré. Lo contemplo sujeto a un pasamanos. Rostro de arrugas que no va a repetirse. ¡Rostro de Judas! Debería arrepentirse.
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Lasse SĂśderberg (Suecia)
Dos poemas cortos En el momento preciso de salir me detuvo la palabra Salida. Me volvĂ. siempre dispuesto dentro de mi propio laberinto. En el momento preciso de entrar me detuvo la palabra Entrada. * (Cicatriz) Otro secreto guardado para el mundo. Otro signo trazado en la frente nocturna. La cicatriz: pĂĄrpado cosido por la luz.
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Valeriu Stancu (Rumania)
en la púrpura de la sombra sólo un grito me ha quedado encarcelado en espinas sólo un paso, la herida de un único paso hasta el abismo de mi propio ser sólo un reflejo envuelto en la púrpura de la sombra sólo un alma para el sufrimiento sólo la carga de un vuelo para los minuteros del ala sólo un verso que aún no he escrito sólo una muerte una única muerte...
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Stefano Strazzabosco (Italia)
Esfera Estábamos parados, recorriendo sombras, sonidos, sueñasueños y sensaciones similares. Sólo quedaba un minúsculo trecho entre el decir y el hecho y la mañana se veía cubierta del polvo amarillento de la miel (como una esfera dócil que moviese hacia el espacio abierto: un claro, los rápidos reflejos de algún río, un cuerpo enorme y hueco inflando los pulmones, y alrededor la tierra sembrada de caminos); entonces empezamos a escarbar en el tapete de la sala y el tiempo tuvo otro rumbo y el oído se mojó de luz y el ritmo se detuvo en su panal de gala como una abeja azul.
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Stefaan van den Bremt (Bélgica)
Mujer bonita de Tlatilco (México, Altiplano Central, 1200-600 a. C.) De torso esbelto, casi blanco, de piel curtida bajo el ombligo, con sus caderas frondosas y entre fuertes muslos, abierta, la grieta de un tiempo bisiesto, nos mira fijamente y pide a Tláloc lluvias tupidas y un hijo de maíz; aún hoy la mujer bonita de Tlatilco desearía tener hombre.
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Ida Vitale (Uruguay)
Gatos Como tras los mullidos ves tres gatos a su trisagio erótico ceñidos, saltar por los tejados, aguerridos como otros d‘Artagnan, Porthos y Athos, pasas a depender, no de insensatos pensamientos ajenos repetidos ni de tu larga deuda de descuidos sino del paso de estos gatos gratos. El primero te quita de lo humano sin llevarte por eso a lo divino; el segundo te anima la sonrisa; con el tercero, piensas, de la mano, más cabal, de la cola del felino: ¿a qué, no siendo humanos, tanta prisa?
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JAN HENDRIX
Fotografías de Javier Navarro
Fotografía de Ricardo Vega
1
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
2
1 Faro Truper, S.A. de C.V. Parque industrial, Jilotepec, Estado de México Cilindro helicoidal en aluminio pulido, 2013 2 Runas Librería Rosario Castellanos México, d.f. Plafón de cristal con pintura epóxica, 2006
Concierto en homenaje a José Revueltas miércoles 19 de noviembre de 2014 Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli
3 Lotus Malinalco, Estado de México Recorte y ensamble de mármol negro y ónix blanco para alberca, 2012
Director musical: Román Revueltas Narrador: Eduardo Lizalde Fotografía de Ricardo Vega
Estreno de "Los días terrenales", obra compuesta por Román Revueltas para orquesta en 18 episodios basada en el cuento Dios en la Tierra, de José Revueltas. “En un momento, pensé en escribir una obra sinfónica meramente descriptiva de una literatura que, desde siempre, me ha resultado dolorosa y tremenda. Luego me vino la idea de integrar, de manera aleatoria, fragmentos de las novelas y cuentos de José Revueltas. Finalmente –y tras haber recorrido páginas enteras de su obra en un redescubrimiento que significó para mí toda una aventura emocional– decidí seguir los pasos de un relato muy siniestro, de los que figuran en el volumen de Dios en la Tierra”.
3
4
5
4 Hoja árbol / bosque Museo Maya de Cancún Cilindro y prismas cuadrangular y triangular instalados en la plaza de acceso, 2012 5 Refugio / Kiosko Zócalo Puebla de los Ángeles Cilindro en aluminio recortado y horneado con pintura cerámica blanca, 2009 6 Hoja, proa, brújula / Hoja de tabaco Biblioteca de México Centro Histórico, México, d.f. 25 placas paralelas de aluminio recortado con esmalte cerámico, 2012
Fotografía de Beto Gtz
6
7
7 Lamento Museo Memoria y Tolerancia, Centro Histórico, México, d.f. Paralelepípedo en corian, vidrio y acero, 2010
El paisaje en el arte,
artes plásticas
entrevista a Jan Hendrix literaturaAntonio Ortuño, La fila india
William, todo un personaje de
artes escénicas
William Shakespeare Alcibíades Zaldívar
Parteaguas
ARTE
Jan Hendrix
Jesús Gómez
Serrano
Antonio Ortuño
Sabina Berman
Un talento universal
danza
entrevista a Rebeca Almendra Navarro
DOSSIER
Un repaso a la
Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes Jesús Antonio de la Torre
En el centenario de la
Convención de Aguascalientes 1914-2014 Jesús Gómez Serrano
Aguascalientes en los días de la Convención Carlos Reyes Sahagún
Autoconciencia, la herencia de la Convención Enrique Cerón Anaya
La Soberana Convención de Aguascalientes, un teatro para la tormenta
Andrés Reyes Rodríguez
La Convención de Aguascalientes, 1914-2014 María del Carmen Collado THEMA
Bla, bla, bla, bla...
Conferencia magistral
Sabina Berman
Argentina: la utopía después del infierno
7 5 020 10 404 838
Salvador Camacho Sandoval
SUPLEMENTO ENCUENTRO DE POETAS DEL MUNDO LATINO
Galería