Generalidades del término evangelio

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Por José Rubén Arango R. GENERALIDADES DEL TÉRMINO EVANGELIO La palaba evangelio (sustantivo adjetivado) es una transliteración del griego euaggelion → de eu = bien, buen, bueno(a), dichoso, feliz, favorable y aggelion = ángel, mensajero, nuncio, nueva, noticia, anuncio, mensaje. Literalmente traduce buen mensaje, buena noticia, buena nueva. De esta raíz derivan las palabras evangelio (76 veces en el Nuevo Testamento), evangelista1 (Hechos 21:8; Efesios 4:11 y 2 Timoteo 4:5 = 3 veces) y evangelizar 2 (griego = euangelizomai y hebreo = basser o mebasser; 54 veces en el Nuevo Testamento; cf. Isaías 40:9; Salmos 40:10, 68:12 y 96:2). Equivale a la expresión hebrea basar con idéntico sentido más una carga adicional de glorioso o alegre que lo aporta la palabra tob como superlativo de bueno (Isaías 40:9, 41:27, 52:7-10, 61:1-2; Nahum 1:15; 2 Reyes 7:9). Para los judíos, estas palabras estaban cargadas de poder, henchidas de vida, comunicaban y transmitían esperanza; se utilizaban tras la victoria del rey cuando el heraldo llegaba con la buena nueva, entonces el pueblo experimentaba la liberación de sus opresores y expresaba su sentimiento con regocijo, danza, cánticos y gritos de júbilo. Había una fiesta de triunfo, se sentía como volviendo a la vida. Además, era utilizada en situaciones de liberación, retorno de los exiliados y otras victorias. Para el pueblo de Israel expresaba la esperanza por la venida del Mesías que traería paz y liberación, y la instauración del reino de Dios. Aparece unas 26 veces en el Antiguo Testamento. Esa era la imagen contextual que connotaba la voz hebrea basar o basar tob, y es el mismo imaginario que va a heredar la palabra griega que emplearon los de la Septuaginta. El vocablo griego se utilizaba con el propósito de anunciar una victoria militar, una liberación, una curación o cualquier evento que se asociaba con una feliz ocasión de alegría en sus destinatarios o receptores. También significaba la recompensa, la propina o dádiva otorgada al portador de la buena noticia3 [con ese sentido, y en plural, aparece en 2 Samuel 18:20-27]. Ya aparecía en los inicios de la literatura de esa cultura, en textos de Homero, Plutarco y otros escritores, con el significado de buenas nuevas. Se usó para manifestar una experiencia transformadora. En plural, euaggelia (evangelia; hebreo, besorah), designaba el sacrificio de acción de gracias a los dioses por las buenas noticias Así, por ejemplo, la arqueología registra que en una lápida del año 9 a.C., encontrada en la ciudad de Prienne, en Asia Menor (Turquía), aparece una inscripción alusiva al nacimiento del emperador Augusto, señalando que el día de su natalicio fue para el mundo romano el comienzo de una buena nueva.

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Evangelista = persona que predica el evangelio; es el mensajero, atalaya, heraldo o portador de las buenas nuevas. Evangelizar = anunciar, pregonar o dar una buena noticia; predicar el mensaje de la cruz; llevar el evangelio a otros; cristianizar. 3 En español tenemos albricias (de origen árabe) para expresar la alegría o júbilo que se experimenta por la buena nueva recibida 2


«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Romanos 1:16-17) De otro modo, la excelente noticia que trae libertad, liberación, santidad y salvación integral, y que causa regocijo pleno y verdadero es el mismo Señor Jesucristo, en cuanto objeto y epicentro del mensaje (1 Corintios 15:1-4). El evangelio es la proclama al mundo (en griego, kerigma) del cumplimiento de toda profecía acerca de la venida del Mesías, el Hijo de David, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios, de su padecimiento, su muerte ignominiosa y cruenta en la cruz, la sepultura y la resurrección. El mensaje de la ominosa cruz y de la gloriosa resurrección. Un mensaje liberador que abarca toda la Escritura, porque el evangelio es las Escrituras, la Palabra de Dios, en su sentido más amplio y más complejo (Hechos 13:32-33; Romanos 1:1-6; ). Es, pues, válido que al definir evangelio traigamos diversas relaciones a la memoria, tales como: 1. Evangelios (en plural, acotado por Justino, siglo II), alude a los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan (Marcos 1:1), que fueron redactados entre el año 65 y el 100 d.C., haciendo referencia a un género literario que contiene la vida, ministerio, enseñanzas, milagros, pasión, muerte y resurrección de su protagonista, Jesús de Nazaret, contada desde la óptica de la fe, por los testigos o discípulos de estos, inspirados por el Espíritu Santo. Existen muchos otros escritos dentro de este género, pero son conocidos como evangelios apócrifos, correspondientes a la literatura gnóstica o judía temprana. El propósito de estas cuatro maneras de trazar una mirada de Jesucristo, se puede encontrar en los mismos textos evangelísticos (Lucas 1:4; Juan 20:30-31, 21:25). 2. hace referencia a la existencia, milagros y enseñanzas de Jesús. 3. el mensaje de vida, las buenas noticias del reino, que predicó el Señor durante tres años, acompañado de prodigios, señales, sanidades, liberaciones y su benévola misericordia, con autoridad y poder (Marcos1:15; Hechos 10:36). 4. el mensaje apostólico contenido en Hechos y las epístolas, que muestra el cumplimiento de la gran comisión de Mateo 28:19-20. 5. el mensaje revelado y único de salvación que anuncian los creyentes a los perdidos o el anuncio de vida eterna para los pecadores (1 Tesalonicenses 1:5; Gálatas 1:6-12) Pero, como venimos analizando, al mirar el término desde su esfera etimológica y desde la perspectiva histórica, es mucho más que cualquiera de estas definiciones, las cuales finalmente son aspectos del evangelio o escenarios donde podemos comprender su contenido y su realidad. Por todo lo anterior, es claro que el significado de la expresión evangelio (basar, euaggelion) no hace referencia a una noticia cualquiera, intrascendental, corriente, pasiva y en un contexto de informar algo, de anunciar un mensaje particular, sino que certifica una excelentísima y gloriosa noticia dotada de una dinámica trascendental, saturada de la fuerza, la vida y el poder suficientes para transformar plenamente la existencia de quien la escucha y la recibe, así como de quien la comunica. Ese es el poder explosivo, detonante, contundente y vital del evangelio que Dios proclamó a través de sus mensajeros y que continúa anunciando hoy por medio de su Iglesia, de los hijos de Dios. Es el mensaje del reino de Dios, del Dios vivo y perdonador,


de su Hijo amado que murió por nuestros pecados para librarnos de la condenación y de la muerte eterna, de la paz y de la victoria sobre Satanás y sobre todo poder de destrucción, de vida eterna… la proclamación de la buenas nuevas de vida y para vida que expresa el evangelio eterno de Dios. Es un poderoso mensaje transformador y vivificador. Finalmente, el evangelio, como casi todas las palabras, tiene un sentido positivo y otro negativo. El positivo es su alcance, su acción y su importancia en el plan eterno del amor infinito y la superabundancia de la gracia de Dios. Esa dinamita poderosa que al ser escuchada y recibida cambia al hombre para salvación o para condenación (Marcos 16:15; Juan 3:16-19; Romanos 10:16-17). Pero su sentido negativo estriba en las consecuencias del evangelio de la cruz, las obligaciones y compromisos colaterales y el llamado a dar de lo que recibimos al mundo (Marcos 8:35-38, 10:29-31; Romanos 1:1; 1 Corintios 9:12-27).


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