El correo bíblico LA MEDIOCRIDAD II, Jonás 1:8 « ¿Qué oficio tienes y de dónde vienes? » Por José Rubén Arango ABREBOCAS: UN FLASH DE LA PARTE I
E
n la primera parte hicimos un acercamiento a la mediocridad a partir dela expresión metafórica que registra el Apocalipsis, cuando el Señor habló a la iglesia en Laodicea “a los tibios los vomitará Dios de su boca”. Expusimos unos pensamientos sobre el hombre mediocre y, en particular, referido al creyente. Entonces, afirmamos que el mediocre vive con la ley del menor esfuerzo, la ley del facilismo y lo más cómodo para su vida, los principios de la tolerancia complaciente y permisiva. También dijimos que el cristiano mediocre vive lleno de justificaciones perfectas y válidas para todas las acciones de su vida. Y explicamos las realidades del mediocre que señala el apóstol en la carta. Finalmente reflexionamos acerca de la mediocridad en algunos aspectos de su andar cristiano. INTRODUCCIÓN: ¿QUÉ ES SER MEDIOCRE? ¿QUÉ ES UN CRISTIANO MEDIOCRE? Definición
Etimología (Corroborada Gabriel Zaid, poeta mexicano)
joaro
Sinónimos:
Antónimos
Expresiones que definen la palabra
“De calidad o calificación media. De poco mérito tirando a malo” DRAE “se aplica a la persona que no es inteligente o que no tiene suficiente capacidad para la actividad que realiza” Diccionario Vox Tiene su origen en el latín mediocris, formado de medius, media (en medio, central, a mitad de) y ocris (montaña o peñasco escarpado): lo que está a mitad de la montaña o peñasco, el que se queda a media altura; “que se queda a medio camino; que se conforma con vivir lo normal; que tiene una visión horizontal cerrada. Aquel que no diferencia lo bueno de lo mejor, ni lo sobresaliente de lo excelente; lo útil de lo importante; lo prioritario de lo necesario; lo fundamental de lo vital. Aquel que tiene por filosofía el facilismo y por religión lo básico; por ciencia el menor esfuerzo y por norma: cumplir es lo importante”. Anodino, gris, común, regular, vulgar, insustancial, ordinario, corriente, insignificante, fútil, trivial, nimio; gregario, dócil, servil; aburrido, apagado, monótono, insulso, insípido, soso; mediano, intermedio; imperfecto, inferior → “lo bueno” Brillante, superior, extraordinario, excelente, destacado, genial → “lo mejor de lo mejor” Que ejerce la mediocridad en algún orden de su vida. Volverse parte de un rebaño al que sigue sin cuestionar nada. Su vida se transforma en algo acomodaticio. Se torna conformista, vive en el confort, sin riesgo mayor de ninguna naturaleza. No acepta ideas que no sean las tradicionales, las que ha recibido desde siempre. Aquel que no tiene el coraje para luchar por sus ideales o sus convicciones, que tiene tanto miedo de no lograr las cosas, del rechazo, del qué dirán, del compromiso, de la renuncia, de sacrificios… que antes que recibir un no por respuesta o un fracaso, prefiere ni siquiera intentarlo. Es quien siempre está satisfecho haciendo las cosas a medias.
Expresiones que definen la palabra
Frases de José Ingenieros
Característica s básicas
Es poder poco, mentirse a sí mismo, optar por el temor aun cuando cabe el avance, el crecimiento. Refugiarse en lo convencional que repite formas y costumbres, tradiciones y prácticas que conlleven el menor esfuerzo posible y exijan lo mínimo, lo básico, lo normal; nada de mayor responsabilidad o compromiso. Mediocre es no creer en la autenticidad como una posibilidad y un valor de vida. Aquello que no alcanza su máxima expresión, perfección o excelencia en lo que hace, se propone o tiene como tarea. «Mediocre es no ser excelente». Es, pues, lo normal, lo medio, lo popular, lo cotidiano. “La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta”. Gilbert Keith Chesterton «La mediocridad es lo excelente para los mediocres» Joseph Joubert "El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; pero, en cambio, custodia celosamente la armazón de automatismos y prejuicios y dogmas acumulados durante siglos, defendiendo ese capital común contra la asechanza de los inadaptables." “es un ser adaptado a la sociedad, a la que no cuestiona, sino que sigue las tradiciones culturales impuestas, sin pensar que existe algo más allá de ellas, o que lo que se le ha inculcado puede tener vicios o defectos; es aquel que no se diferencia de la masa popular, que dócilmente acata lo que políticos, religiosos o cualquier otra autoridad le impone como cierto. Es el sujeto ideal para la dominación, que no transforma el orden social, sino que tiende a su conservación”. Conformarse con lo normal Consentir con lo que es bueno solamente Contentarse con subir hasta la mitad de la montaña, porque no está dispuesto a pagar el precio de seguir avanzando.
JONÁS: UN LÍDER MEDIOCRE El Profeta Jonás hijo de Amitai, recibió una tarea de parte de Dios, una misión simple y cargada de toda la misericordia de Dios. Tenía que comunicar a los ninivitas que en 40 días sería destruida su ciudad. Era una buena nueva de juicio y de bondad. La alegre noticia, el evangelio de gracia, el basar tob para un pueblo gentil, porque el Señor deseaba que esta nación al recibir tal pregón se arrepintiera y volviera sus ojos al único Dios redentor y perdonador para el mundo (Ez 18:23,32). Con este propósito llamó a Jonás: «Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí» (1:2) Solamente debía salir de su cómoda y tranquila vida; ir hasta Nínive, luego de caminar un poco más de 90 kilómetros de distancia (3: 3), dar el mensaje a más de 120 mil personas y volver a casa. Pero, en el profeta brotó una poderosa disculpa, una sólida excusa (4:2), y determinó huir a Tarsis en la primera nave que partiera. Tuvo miedo de pregonar, quizá, por el prejuicio teológico de que la salvación era exclusiva para los judíos. En su reflexión, contempló la posibilidad de que fueran alcanzados por la misericordia de Dios, y eso no era correcto desde su enfoque judío. O tal vez, miró sus escrúpulos judíos y consideró lo indigno que sería para él divulgar la buena nueva en una ciudad idólatra e incircuncisa. ¿Qué dirían sus coterráneos? ¿Cómo sería señalado por haber ido a suelo gentil a llevar un mensaje “exclusivo” para Israel?... No hubo una evaluación positiva ni un asomo de piedad, en el corazón de Jonás, a favor de Nínive. Era una mediocridad pensar que lo normal era ser profeta solo para los judíos. Era una mediocridad desobedecer a Dios y creer que nada pasaría si se escondía un tiempo en Tarsis. Era una mediocridad esa teología barata y legalista que tenía. Era una mediocridad ser siervo de Dios y albergar sentimientos egoístas y mezquinos, así como un corazón frívolo e impío.
Luego de sus meditaciones acerca del llamado misionero, determinó huir, pasar secretamente en una nave a Tarsis y quedarse allí un tiempo. Lo que no midió fue las consecuencias de su irresponsabilidad, de su empeño mediocre de desobedecer al Señor. ¿Era mejor escapar y mantener el criterio de esperar que Dios enviara al que realmente debía hacerlo como ocurrió con Moisés, cuando se excusó varias veces para tratar de evadir el llamamiento? (Éxodo 3) ¿o actuar con objeciones como intentó hacerlo el profeta Jeremías? (Jeremías 1:4-10). Pero en todos estos casos, Dios mostró la imperiosa necesidad de llevar las buenas nuevas a los pecadores, para que recibieran una palabra de misericordia y de esperanza. Dios es ante todo un Dios de amor y llama al hombre al arrepentimiento. «Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová» (1:3) En la nave, recordemos que le formularon cuatro preguntas importantes, y de gran envergadura para un siervo de Dios, máxime cuando tales cuestionamientos vienen de parte de personas incrédulas. SITUACIÓN PROBLEMA un gran viento en el mar, tempestad severa
el mar embravecía más y más el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos el mar se aquietó de su furor
ACCIONES Internas y externas - los marineros tuvieron miedo - clamaban a su dios - echaron al mar los enseres - Venid y echemos suertes (cayó sobre Jonás)
- temieron sobremanera - trabajaron para hacer volver la nave a tierra; - mas no pudieron
PREGUNTAS A JONÁS ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios… Mediocridad en su comunión con Dios ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? Mediocridad en su responsabilidad ministerial ¿Por qué has hecho esto? [respuesta a medias] Mediocridad en sus compromisos ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Mediocridad en sus actos
- tomaron a Jonás, y lo echaron al mar - clamaron y temieron a Jehová - ofrecieron sacrificio al Dios de Israel
El tema central del libro de Jonás es el alcance y extensión de la gracia de Dios en acción dinámica, en el marco de un equilibrio soberano entre su justicia y su misericordia, revelando la perfectísima santidad de su ser y de su quehacer. Es el evangelio para Nínive, el evangelio de la misericordia y de la paz, de la reconciliación de Dios con el mundo, el evangelio bendito de la superabundancia de su amor activo y de su ternura infinita. Y en ese libro, nos descubre una verdad que no admite excusas ni objeciones de ningún tipo: «de gracia recibisteis dad de gracia». Es, como un predicador sabiamente definió el evangelio, el mensaje de un necesitado notificándole a otro necesitado dónde hay pan. Jonás era un necesitado del amor de Dios que debía pregonar a los 120 mil necesitados de Nínive que el Pan de vida y el Agua eterna de la misericordia estaban en Dios, y que para ello únicamente debían arrepentirse. ¡Es ser mediocre no evangelizar! Muchos cristianos ven tan normal no predicar las buenas nuevas que ni siquiera se cuestionan si cumplen esa tarea y cuántas veces lo hicieron al año. Esperan que a los líderes se les ocurra una estrategia evangelística para invitar a alguien a la iglesia… Si es que antes no se le ocurre al hermano la genial idea “que tiene algo por hacer o una visita inesperada” para no estar en el programa evangelístico… Son “Jonás huyendo a Tarsis” para evitar evangelizar. Otros, se escudan en su timidez o falta de seguridad, en su poco conocimiento de la Biblia, y etc., etc., para no anunciar el evangelio del Reino. Hasta la falta de tiempo y el cansancio son argumentos nobles para disculparse por no predicar el evangelio. Y creo que la lista se haría tediosa de los tantos de imaginarios que encontramos para no obedecer al llamamiento. Sí, porque fuimos todos los creyentes apartados para el evangelio (Romanos1:2), es parte de nuestra armadura espiritual (Efesios 6:15), es un privilegio y un deber para con las almas. Nuestra excelencia también está en ser disciplinados con nuestra mayordomía evangelista. Dios quiere mostrar su compasión a través de nosotros y desatar libertar a los cautivos. Dejemos de ser mediocres conformistas y pensar como Jonás que Dios no se dará cuenta que somos
egoístas, indolentes, inmisericordes, insensibles con un mundo que tiene hambre y sed de oír la Palabra de Dios. Dios, a lo largo de su Palabra, nos enseña la gravedad de esta irresponsable tarea de no llevar el evangelio al mundo, así como también destaca que «el que gana almas es sabio» (Proverbios 11:30). Somos embajadores de Cristo, heraldos del evangelio, el cual debemos anunciar con todo denuedo y con abundancia de gracia. No con la actitud que asumiría luego Jonás, cuando recibió un segundo llamado para ir a Nínive, que se enojó y se molestó por la reacción al mensaje pregonado. En vez de ser un motivo de gozo y bienaventuranza por el arrepentimiento de todo un pueblo, se enfadó (cap. 4). Este tipo de actitudes, ¡también señalan un corazón mediocre y mezquino! Leamos con un corazón abierto y dispuesto, unos pocos textos: «Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad (con excelencia), recompensa tendré; pero si de mala voluntad (con mediocridad), la comisión me ha sido encomendada […] Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. » (1 Corintios 9:16-27) «Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano» (Ezequiel 3:17-19) «Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15)
«Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8)
«Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo» (2 Corintios 2:14-17) «Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos» (Lucas 10:2-3) «El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían». (Lucas 19:40) Finalmente, en la historia de los cuatro leprosos que se acercaron al campamento sirio, lo que hicieron y dijeron, encontramos el corazón de la verdadera actitud frente al evangelio: «Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la
ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron. Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto» (2 Reyes 7:-10)
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