Boletin Iglesia de Moron

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ACTIVIDADES

Boletín mensual de la PRIMERA IGLESIA METODISTA DE MORÓN

Nro. 23 – Julio de 2011

DOMINGOS – 10:00 hs. ESCUELA DOMINICAL – 10:30 hs. CULTO DE ADORACIÓN Y PROCLAMACIÓN SÁBADOS – 16:00 hs. GRUPO JUVENIL Primer y tercer sábados del mes – 16:00 hs. PROGRAMA INFANTIL Segundo y cuarto sábado del mes – 15:00 hs. PASTORAL A LA MUJER Domingo 10 – ALMUERZO FRATERNAL

CUMPLEAÑOS DEL MES En Julio, cumplen un año más caminando con el Señor: 7 – Daniela Castro 12 – Rosa de Fantini 13 – Marisa Quesada 15 – Patricia Arteta 16 – Osvaldo Yegros 20 – Francisca Rosales Les dedicamos: “En cuanto a ustedes, el Señor los tomó… y los hizo lo que ahora son: el pueblo de su propiedad.” Deuteronomio 4.20 V.P.

(Si su cumpleaños fue omitido, por favor notifíquelo para su rectificación.)

PRIMERA IGLESIA METODISTA DE MORÓN Barbosa 249 – (1708) Morón Correo-e: iglesiametodistamoron@yahoo.com.ar www.iglesiametodistamoron.blogspot.com

CARTA PASTORAL


Un solo canto, una alabanza, un solo Dios

Cuatro días de comunión y compromiso

Durante estas semanas pude compartir distintas expresiones de alabanza y gratitud a nuestro Señor. Me venía a la mente el poema del salmista: “Alaben a Dios en su santuario, con arpas y salterio, danzando al son de panderos, con platillos sonoros…” (Salmo 150). Recordaba que nuestra Iglesia Metodista es un pueblo que canta. Que puede unirse en el “Mil voces para celebrar” de Carlos Wesley, en el “Firmes y adelante” o en “Iglesia de Cristo tu santa misión”. Pero que no sólo eleva sus voces sino también sus manos y su espíritu también a través de otros ritmos y aportes que han ido acercándose a la vida cultual y de alabanza en nuestras comunidades: desde la música ciudadana, desde el chamamé, las chamarritas, como las zambas. Sumados a ritmos mas lejanos como los brasileros y caribeños. Todos ellos, nos permiten expresar en libertad nuestra alabanza, nuestra adoración, nuestra fe, en un solo Señor.

Del 17 al 20 de junio se celebró la XXII Asamblea General de la IEMA, coincidiendo con la celebración por los 175 años de la Iglesia Metodista en Argentina.

Él es el Señor de la Creación. Por ello, nos faltarían instrumentos para alabarle, no existe un solo y único instrumento, no existe una sola manera para hacerlo. Lo que existe es la profundidad y sentido con que nos acercamos a nuestro Señor. Y esto debe ser énfasis en nuestra adoración. Le cantamos cuando andamos en problemas y dificultades, diciendo: “¡Oh qué amigo nos es Cristo…”, nos consolamos en él cuando cantamos: “¿Cómo podré estar triste..?” Y disfrutamos en comunidad, aunándonos en: “Que alegría y que gozo es estar juntos como hermanos”. Una comunidad puede cantar y alabar al Señor con instrumentos o sin ellos. Lo que no debe cejar es dejar de hacerlo. Porque agradecemos diariamente del amor de nuestro Señor y del sacrificio de su Hijo en la Cruz. Hoy se unen los instrumentos musicales, las voces, la danza, la poesía, para poder decir al Director de la Gran Sinfonía: “Dios, tan solo Dios, él es Dios”. Que así sea.

Marco Ochoa Jara Pastor

En el blog www.iglesiametodistamoron.blogspot.com pueden verse fotografías y comentarios del Festival de Música y Canto Cristiano realizado el pasado 11 de junio con participaciones locales y de congregaciones vecinas.

ASAMBLEA GENERAL

Patricia Arteta y yo disfrutamos la experiencia de asistir como delegadas a este evento que fue sumamente enriquecedor. Pudimos interiorizarnos más acerca de la estructura de nuestra Iglesia y su trabajo misionero en el país y otros puntos del continente. Asimismo, nos brindó el momento propicio para estar en comunión con otros hermanos y hermanas y compartir lo que se está realizando en cada comunidad. Precisamente, para fortalecer lo local es necesario confraternizar con otros y sus vivencias. Entre las temáticas abordadas, menciono a modo personal lo referente al trabajo respecto de los derechos humanos (en esto destaco la voz clara de nuestro obispo, pastor Frank de Nully Brown), el énfasis en la inclusividad, en fortalecer los lazos con el ISEDET descubriendo y acompañando a jóvenes con vocación ministerial, y todo lo que contribuye a fomentar la búsqueda del Señor para llegar a un avivamiento real y fructífero. Se consideraron formas para que en cada región se anime y reafirme el trabajo distrital y circuital, resaltando especialmente el lugar y la participación de la juventud, generando espacios y propuestas en las congregaciones para propiciar que los jóvenes se involucren y comprometan. También se profundizaron los conceptos de conexionalidad y mayordomía, y se insistió en la incorporación y mejora de dinámicas e instrumentos de comunicación en la vida y misión de la iglesia. Los informes de cada área de ministerio fueron muy alentadores. También rescato la visión de lo ecuménico como constitutivo de la identidad metodista, y el rescate de la teología wesleyana que nos desafía a ver al mundo entero como nuestra parroquia, reafirmando nuestra vocación ecuménica al servicio de la justicia, la paz y la integridad de la creación. Una mención especial merece el culto del sábado en la tarde en que se brindó acción de gracias a Dios por el camino recorrido a lo largo de 175 años de presencia metodista en nuestro país, haciendo puentes con la realidad actual: lucha de los pueblos originarios y otros grupos por el reconocimiento de sus derechos. ¡En esa ocasión, la mesa del Señor compartida con varios centenares de hermanos y hermanas fue maravillosa! También destacamos la participación activa de los jóvenes de nuestra congregación como ujieres durante esos cuatro días intensos y bendecidos. Rosa M. López Presidenta Junta Directiva Local

IEMA


El metodismo en Argentina: sus 175 años El movimiento metodista nació en Inglaterra a mediados del siglo 18, en plena crisis producida por la revolución industrial y sus consecuencias sociales. La agenda de la iglesia Anglicana (Iglesia Oficial de Inglaterra) no contemplaba la realidad de millones de campesinos y pequeños productores que, debido al cambio de paradigma productivo, llegaban a las ciudades en busca de nuevos empleos y pasaban a formar parte de las grandes masas hacinadas de migrantes pobres. La realidad de los mineros, mano de obra casi esclava para la incipiente industria de máquinas a vapor basada en el carbón de coque, tampoco era tema significativo para la iglesia oficial. Fue así que un grupo de pastores anglicanos, entre ellos Juan Wesley, comenzaron un movimiento de renovación y concientización hacia esta nueva realidad, tomando como centro de su misión a esas masas de marginados e invisibilizados por la sociedad inglesa. Así nació el metodismo, como movimiento renovador dentro del anglicanismo, pero sin romper lazos institucionales con la iglesia madre. Hacia fines del siglo 18 y principios del 19, llegó a los EE UU y allí se estableció como Iglesia Metodista Episcopal, rompiendo definitivamente lazos institucionales con la Iglesia Anglicana y llegando a ser durante ese siglo una de las iglesias protestantes más numerosas, con más de 25 millones de miembros. En 1836, la Iglesia Metodista Episcopal llegó a Buenos Aires y estableció un pequeño trabajo misionero entre ciudadanos norteamericanos; la tarea siguió en estos términos hasta 1857, cuando se comenzó a percibir la necesidad de abrir la tarea a la población local. En 1867 se produjo la primera predicación en castellano y es entonces cuando la misión comenzó a expandirse territorialmente. Se establecieron tres ciudades cabeceras: Buenos Aires, Rosario y Montevideo. En Buenos Aires, en 1874 se inauguró el primer templo que aún puede visitarse en Av. Corrientes y Maipú. Hacia fines de siglo 19 y comienzos del veinte el metodismo desarrolló una gran obra en el ámbito educativo, acompañando las iniciativas de los gobiernos liberales de la época y, en particular, la obra de Sarmiento, con quien el metodismo argentino había estrechado lazos de camaradería y vinculación a través de las logias masónicas a las que pertenecían él y los principales referentes metodistas. Es así que las primeras maestras que Sarmiento trajo de los EEUU para iniciar las escuelas normales fueron en su mayoría metodistas, dado que el contacto se logró a través de la esposa del educador americano Horace Mann y del metodismo americano, vinculados también a través de la masonería. Los tres grandes colegios que posee el metodismo en el Río de la Plata fueron creados en esa época: el Colegio Americano (hoy Latinoamericano) en Rosario, el Crandon en Montevideo y el Colegio Ward en Buenos Aires (inicialmente en Flores y luego en Villa Sarmiento, Morón). Además de los grandes colegios, el metodismo desarrolló también una profusa tarea educativa en barrios carenciados como lo eran La Boca y Palermo en aquel tiempo, a través de la obra de William Morris. El metodismo adquirió una participación muy activa durante la lucha por las leyes laicas en 1880, tales como la ley de matrimonio civil, de divorcio vincular, de educación laica, la creación del Registro Civil

y la prosecución de la separación total entre la Iglesia y el Estado. Aunque aún la misión en el Río de la Plata era parte de la Iglesia Metodista Episcopal de los EEUU, en 1932 fue ordenado el primer obispo argentino, el Pastor Juan E. Gattinoni. Durante la década de los 60 el metodismo argentino comenzó a considerar la necesidad de dejar de ser parte de la Iglesia Metodista de los Estados Unidos para ser una iglesia nacional. Es así que, en 1969, se declaró autónoma y se creó la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA). El primer obispo de la IEMA fue el Pastor Carlos T. Gattinoni. Durante los obispados de Carlos Gattinoni (1969-1977), Federico Pagura (19771989) y Aldo Etchegoyen (1989-2001), la Iglesia Metodista desarrolló una tarea muy comprometida en relación a la denuncia nacional e internacional de las violaciones a los Derechos Humanos ejercidas por la dictadura cívico-militar instaurada en 1976, así como la atención pastoral a las víctimas y sus familiares. Los tres obispos, junto a muchos pastores metodistas estuvieron en los comienzos de las distintas organizaciones de defensa de los derechos humanos, tales como la Asamblea Permanente y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. También los templos metodistas en esa época estuvieron abiertos para las reuniones que los incipientes grupos de familiares de desaparecidos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se pudieran reunir y organizar. Por su parte el Obispo Gattinoni, ya emérito, formó parte de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas. La Iglesia Metodista Argentina fue la primera iglesia en Sudamérica en elegir una mujer como obispo. La Pastora Nelly Ritchie fue ordenada como tal en el año 2001 y ejerció sus funciones hasta 2009. De esta manera la Iglesia Metodista destaca la tarea de testimonio y servicio que las mujeres han desarrollado en la iglesia durante toda su historia y corona, de alguna manera, las luchas por la reivindicación de sus derechos. Actualmente, y bajo el obispado del Pastor Frank de Nully Brown, la Iglesia Metodista ha querido acompañar la atmósfera de participación popular y esfuerzos por ampliación de los derechos individuales y sociales que se están logrando en este período. Se ha pronunciado a favor de la ley de matrimonio igualitario, de despenalización del aborto y viene trabajando desde hace varios años por la supresión de la actual ley de cultos, bregando por un tratamiento igualitario por parte de la ley a todas las religiones presentes en el país,

evitando así privilegios de ningún tipo.


DESPEDIDA

20 DE JULIO: DÍA DEL AMIGO

Carta de Matthias Queridos hermanos: En primer lugar, quiero agradecer a nuestro Señor, Dios Creador del universo, creador de todo lo que tenemos, y de quien quiero resaltar que también es creador de las bendiciones y las oportunidades que tenemos. Porque resulta que es una bendición estar aquí, compartiendo las alabanzas con ustedes, hermanos; pero también es una oportunidad que nos brinda el Señor todos los domingos de que cada uno en nuestro interior nos acerquemos a él, sintamos su presencia obrar dentro nuestro, sentir la fuerza de su Espíritu Santo llenándonos de alegría, de esperanza, y continuar esta lucha constante en mantener ardiente esa llama que alimenta nuestro crecimiento espiritual. Él nos ayuda a ser mejores personas, a mejorar nuestro trato con los hermanos, a mejorar nuestro trato en la familia, que es la base de nuestras vidas. Por eso, venir a la iglesia, cada domingo, nos hace crecer espiritualmente como familia. Porque eso es lo que somos: una familia. Una familia que me abrió su corazón, que me aceptó como si me conociera de toda la vida, que me ayudó a crecer y, por eso, quiere agradecer inmensamente la oportunidad que tuve de ser parte de ella. Una familia que hoy dejo, pero que quedará en mi memoria y en mi corazón para siempre. Para despedirme, quiero dejarles los versículos de Salmo 28.6-9: “Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre.” Lo que me resta decirles es: ¡Gracias, gracias y, nuevamente, gracias! Que Dios esté con cada uno de ustedes. Amén.

Matthias Figuerón (Carta redactada y leída por Matthias en su último domingo compartido en nuestra comunidad, previo a su regreso a Paraguay, el 12 de junio, domingo de Pentecostés.)

Alfa y Omega

por K-LU


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