Boletín de la Congregación Unida El Buen Pastor

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Mes de noviembre de 2018

UN LLAMADO AL MINISTERIO Cuando elegí seguir el camino del Señor mi vida tomó un rumbo de continuo movimiento y transformación. Cada paso en el ministerio fueron de muchas decisiones que no fueron nada sencillas. Tuve decisiones de tal envergadura que definieron el rumbo total de mi vida en la fe y, porque no, de la vida de los otros. Toda decisión que elegí me puso en constantes movimientos geográficos, personales, espirituales y de fe. En cada movimiento guiado por el Espíritu del Señor he encontrado una transformación para mi vida de fe y para la comunidad. Hace años atrás escuche y seguí el llamado de Dios y ese camino fue de muchos cambios y crecimiento personal, intelectual y especialmente de fe. Mi llamado no fue por el mismo rumbo de otros hermanos/as que también decidieron seguir el ministerio. Este aspecto me hizo reflexionar que cada llamado de Dios es único y personal. Dios nos llama por nuestro nombre respetando nuestra singularidad, historias, tiempos y todos los factores que intervienen en nuestras decisiones convocándonos a un nuevo encuentro con Él para la transformación de nuestra vida y obras. La vocación del ministerio cristiano, en cualquiera de sus formas, necesita del llamado de Dios. Este llamado se da de distintas maneras, pero siempre provoca un diálogo de nuestra vida y obras con el Espíritu del Señor. La obra del Espíritu Santo moviliza nuestra voluntad, disposición intelectual para aprender e incorporar nuevas aptitudes y actitudes que lleven mejores frutos para el Reino de Dios. Por eso la vocación al ministerio cristiano siempre exige una disposición a aprender y dejarse transformar. La posibilidad de aprender y dejarme transformar por Espíritu del Señor los encontré en diferentes experiencias de estudio y trabajo y específicamente en el encuentro con Dios y el prójimo. Dos de los muchos otros lugares que me brindaron la formación y la capacitación fueron los espacios de ISEDET y la comunidad de fe del “Buen Pastor” (Congregación Unida de los Discípulos de Cristo y Metodista ). La comunidad de fe y la formación teológica fueron importantes en la decisión de seguir el llamado al ministerio pastoral. Pero ellas no agotan en el tiempo, sino que continúan actualizándose para mostrarnos distintas formas de experiencias de fe. Ser pastor de una comunidad de fe implica hacerse la pregunta de ¿Qué tareas debería hacer el pastor y cuáles no? Y creo que la respuesta será dándose en diálogo con el Espíritu y la comunidad. Pero una señal es clara que debe ser el anuncio de la Palabra de Dios, de las buenas nuevas en el servicio y testimonio de fe. El servicio es una base fundamental del ministerio pastoral porque en él nos encontramos con Dios por medio de la fe y al prójimo por medio del amor. La fe nos moviliza a salir de nosotros mismos y acercarnos a Dios, y el amor dado por la gracia de Dios nos anima a encontrarnos con el prójimo. Pastor Bladimir Coro


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