Mes de Noviembre de 2019 LA FE Y EL SERVIDOR. SERMÓN SOBRE LUCAS 17:5-10 SOBRE LA BASE DE LA PREDICACIÓN DEL PASTOR ATILIO HUNZICKER Dos temas nos presenta Lucas hoy: la fe y el servidor. La frase de Jesús fue a menudo interpretada desde una perspectiva milagrera, tomando la expresión en un sentido burdamente literal; como si la fe fuese un recurso extremo ante ciertas circunstancias dramáticas, de tal modo que los problemas pudieran resolverse casi por arte de magia con sólo abrir los labios y poner a Dios a nuestro servicio. La fe en Cristo no es un recetario de fórmulas mágicas ni un libro de horóscopos más o menos halagüeños. Es, en cambio, una manera de afrontar la vida, de mirarla de frente para asumir sus dificultades y para encontrar respuesta a sus interrogantes. El tema de la fe está presente de diversas maneras en los evangelios: Jesús señala la poca fe, ¿débil, de mala calidad? de los discípulos: ”Hombres de poca fe”, en el episodio de la tempestad. «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» le dice Jesús a Pedro cuando andaba sobre el agua. Por otro lado señala la calidad de la fe en otras personas: “Tu fe te ha salvado, vete en paz” palabras dirigidas a la mujer que lava los pies de Jesús con sus lágrimas. “Tu fe te ha salvado” dicho al ciego del camino a Jericó. Casos estos en los que la fe fue suficiente. En síntesis: hay casos de poca fe y casos de fe suficiente; fe que no alcanza y fe que consigue su meta. La demanda de los discípulos por una cuota mayor de fe se emparenta con la demanda de “enséñanos a orar”. Sin embargo, el pedido por más fe apunta más a un don y no a una formación sistemática. La respuesta de Jesús reconoce la carencia en dos direcciones: cantidad y calidad. El potencial de vida de la pequeña semilla de mostaza habla de calidad y no refiere al tamaño. La calidad de la fe no está en el tamaño sino en el potencial de vida que esa fe contiene. Jesús responde que no es cuestión de mayor o menor fe, sino de una fe activa y viva. Pero la fe no es sólo una actividad de la mente (que es necesaria), sino también la decisión de vivir de una determinada manera. Pone como ejemplo la semilla de mostaza, una de las de menor tamaño, pero que lleva dentro de sí la vitalidad para hacer crecer un arbusto. No se trata de disponer de montones de fe que pueda mostrar orgulloso o atesorar satisfecho. Una fe tan pequeña como la semilla, si es viva, es capaz de cambiar lo que parece inamovible. La reflexión que nos piden estas palabras es muy personal; es hora de «hacerle la revisión» a nuestra fe. No nos preocupemos por su tamaño, Lo que Jesús quiere es que sea viva y activa. Hay mucha gente que se preocupa por tener «dudas de fe»; y a veces éstas dudas son signo de una fe que se hace preguntas, que quiere conocer, que desea aprender más. El que no tiene fe de ningún tipo, tampoco tiene dudas; el que duda, al menos le da importancia a pensar en ello, y se interroga y se cuestiona.