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Estudio Bíblico
Pandemia y Evangelio
Pensé, el otro día mientras pasaba frente a la cárcel, en un amigo que está cumpliendo su condena y que solía visitarlo los sábados por la tarde. Hace seis meses que no recibe visitas de sus hermanos y amigos. La cuarentena le acarreó un plus a la condena que ya purga. Así, mirando en micro, vemos como las particularidades de cada persona, en su propia situación, encuentran alivio o sólo acrecientan el dolor y el padecimiento.
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En este tiempo de cuarentena, a consecuencia de la pandemia mundial, son incontables las invocaciones a Dios, a Jesús y a diferentes Vírgenes y Santos, pidiendo por el fin de la pandemia, por la protección de la familia y de sí mismo. No creo que esta situación, que nos incumbe a todos, mueva a más fe, justicia y amor entre las personas. Vamos al almacén por alimentos, a la farmacia por medicamentos y a Dios cuando no hay otra posibilidad de salir del aprieto.
Están los dolidos, los que perdieron sus trabajos, sus capitales, y alguno de sus familiares, los que trabajaban en salud y murieron contagiados. Aquellos que no pueden visitar a sus seres queridos; especialmente los abuelos que esperan de sus nietos…
Por otro lado, están los optimistas que apuestan al aprendizaje en la crisis. Vamos a salir mejores, solidarios, cuidadosos; venceremos al virus, aprenderemos mucho del cuidado de la salud y avanzará el progreso de la ciencia médica y la tecnología. En fin, los que salgamos vivos seremos, definitivamente, más fuertes y mejores.
Un grupo minoritario, está convencido de que esto es un castigo de Dios por los pecados de la humanidad, así como Sodoma y Gomorra (Génesis 18,16; 19,29), sólo queda encerrarse, tener la Biblia como señal de la sangre en el dintel de las casas de los israelitas en Egipto (ëxodo 12,21-23).
Por último, están los que buscan rédito político, echando culpas, colocando demonios, emitiendo juicios divinos o humanos, sin cambiar ni mejorar nada. Exorcizando al virus por medio de la culpa y la condena a los que se consideran responsables de contagios nos hunde más y más. Veamos algo de la Biblia que quizá nos oriente.
Jesús, la multitud y los individuos
El evangelista Mateo claramente coloca, relaciona, a Jesús y la multitud “y viendo Jesús la multitud” (36 veces en Mateo) desencadena acciones, juicios, enseñanzas. La palabra multitud puede ser sinónimo de pueblo, muchedumbre. Es bueno leer lo que sigue con el evangelio de Mateo en la mano.
1. En Mateo 5,1ss Jesús ve la multitud y enseña a los discípulos, el conocido Sermón de Monte. Todo lo que expone a los discípulos los incluye y también incluye a muchos de la multitud: bienaventurados por su condición de vida, por su actitud de corazón, por el padecimiento, por el compromiso con y por otros. A continuación, al descender de la montaña cura a un leproso, el sirviente del centurión y la suegra de Pedro. La multitud se desgrana y cada uno tiene sus necesidades, su sufrimiento, aquello que no puede modificar por sí mismo. Jesús ve a la multitud y, al mismo tiempo, a las particularidades de cada uno: la lepra, parálisis, fiebre. Él se involucra, se “contagia” (se hace impuro), toca al leproso y a la suegra de Pedro.
2. En Mateo 9,35ss Jesús ve con misericordia a la multitud y se apiada, porque están como ovejas que no tienen pastor. Abatidos, agotados, enfermos, pobres de todo ha visto en su recorrida. Allí convoca a seguirlo en la misión y convoca a los discípulos a expulsar espíritus y curar; tal como él viene haciéndolo.
3. En Mateo 14,15ss Él da comida a la multitud, no enseña a pescar, la urgencia hace que la comida no pueda postergarse; el hambre es ahora. Él había curado a los enfermos que había en la multitud y ahora hay que darles de comer. Jesús enseña a compartir.
4. En Mateo 15,10ss Jesús enseña a la multitud, hace tener conciencia sobre la vida, las costumbres, la tradición religiosa, enseña para liberarlos de los juicios y prejuicios que los oprimen. Escuchen y comprendan, hoy decimos desásnense, abran los ojos, hay costumbres que hay que cambiar.
5. En Mateo 23,1ss Jesús hace un discurso a la multitud y a sus discípulos denunciando la religión dominante. Los religiosos tienen la ley y mandan cumplirla, pero ellos no la cumplen. Tiene un modelo de privilegio y arrogancia. El sistema dominante no ayuda a la multitud ni crea y practica valores que realmente hagan justicia y bien. Esto desencadenará la decisión de matarlo, por parte de los sumos sacerdotes, escribas y demás enemigos de Jesús.
6. En Mateo 27,20 “Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.” El piadoso, misericordioso, sanador, dador de vida, el que quiso romper las cadenas mentales que los oprimían es al final abandonado por la multitud.
Después de esta breve recorrida por el evangelio de Mateo, podemos preguntarnos: Dónde estarían Jesús y sus discípulos, hoy en día en la pandemia que sigue presente. Hay mucho dolor, luto, agotamiento, tristeza, hay situaciones que nos recuerdan a los leprosos, como son tratados médicos y enfermeros que son rechazados por sus vecinos: Ellos son impuros, están contaminados.
En el mismo evangelio de Mateo 5: “Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.” Dios hace salir el sol o llover sobre todos; y esta pandemia, que no es castigo de Dios, nos toca absolutamente a todos, negros, amarillos o blancos, jóvenes y viejos, creyentes o ateos. Los cristianos debemos, consecuentes con Jesús, amar a todos, esa es la diferencia que suma en el reino de Dios. Pensemos en nuestro medio dónde anda Jesús, dónde lo vemos, y vayamos tras él.
Pastor Atilio Hunzicker