Presencia evangélica edición especial 2020

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Estudio Bíblico

Pandemia y Evangelio

P

ensé, el otro día mientras pasaba frente a la cárcel, en un amigo que está cumpliendo su condena y que solía visitarlo los sábados por la tarde. Hace seis meses que no recibe visitas de sus hermanos y amigos. La cuarentena le acarreó un plus a la condena que ya purga. Así, mirando en micro, vemos como las particularidades de cada persona, en su propia situación, encuentran alivio o sólo acrecientan el dolor y el padecimiento. En este tiempo de cuarentena, a consecuencia de la pandemia mundial, son incontables las invocaciones a Dios, a Jesús y a diferentes Vírgenes y Santos, pidiendo por el fin de la pandemia, por la protección de la familia y de sí mismo. No creo que esta situación, que nos incumbe a todos, mueva a más fe, justicia y amor entre las personas. Vamos al almacén por alimentos, a la farmacia por medicamentos y a Dios cuando no hay otra posibilidad de salir del aprieto. Están los dolidos, los que perdieron sus trabajos, sus capitales, y alguno de sus familiares, los que trabajaban en salud y murieron contagiados. Aquellos que no pueden visitar a sus seres queridos; especialmente los abuelos que esperan de sus nietos… Por otro lado, están los optimistas que apuestan al aprendizaje en la crisis. Vamos a salir mejores, solidarios, cuidadosos; venceremos al virus, aprenderemos mucho del cuidado de la salud y avanzará el progreso de la ciencia médica y la tecnología. En fin, los que salgamos vivos seremos, definitivamente, más fuertes y mejores.

Un grupo minoritario, está convencido de que esto es un castigo de Dios por los pecados de la humanidad, así como Sodoma y Gomorra (Génesis 18,16; 19,29), sólo queda encerrarse, tener la Biblia como señal de la sangre en el dintel de las casas de los israelitas en Egipto (ëxodo 12,21-23). Por último, están los que buscan rédito político, echando culpas, colocando demonios, emitiendo juicios divinos o humanos, sin cambiar ni mejorar nada. Exorcizando al virus por medio de la culpa y la condena a los que se consideran responsables de contagios nos hunde más y más. Veamos algo de la Biblia que quizá nos oriente.

Jesús, la multitud y los individuos El evangelista Mateo claramente coloca, relaciona, a Jesús y la multitud “y viendo Jesús la multitud” (36 veces en Mateo) desencadena acciones, juicios, enseñanzas. La palabra multitud puede ser sinónimo de pueblo, muchedumbre. Es bueno leer lo que sigue con el evangelio de Mateo en la mano. 1. En Mateo 5,1ss Jesús ve la multitud y enseña a los discípulos, el conocido Sermón de Monte. Todo lo que expone a los discípulos los incluye y también incluye a muchos de la multitud: bienaventurados por su condición de vida, por su actitud de corazón, por el padecimiento, por el compromiso con y por otros. A continuación, al descender de la montaña cura a un leproso, el sirviente del centurión y la suegra de Pedro. La multitud se desgrana y cada uno tiene sus necesidades, su sufrimiento, aquello que no puede modificar por sí mismo. Jesús ve a la presencia evangélica 5


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