EL DIARIO
DE TINTÍN IES San Andrés
Mi nombre es Tintín, soy reportero y desde hace varios años, escribo este diario para que, en el futuro, se conozcan mis aventuras. Siempre llevo conmigo un pequeño cuaderno o mi móvil (en la mochila, en un bolsillo de mi gabardina o de mis pantalones) y en ellos voy anotando todas mis peripecias. Verás que siempre me acompaña mi fiel amigo Milú. En algunas ocasiones el capitán Haddock también viene con nosotros. He dado la vuelta al mundo, recorriendo todos los continentes e incluso he viajado ¡a la Luna! He conocido países y culturas diferentes; su geografía, su clima, su política, su religión, su forma de vestir y sus gentes. Mi vuelta al mundo empezó en Europa, pasamos a África y de ahí hasta América del Norte. Después visité América del Sur, Asia y Oceanía. Finalmente, un cohete me llevó a la Luna Espero que disfrutes de la lectura de mi diario y que sientas que tú también has viajado conmigo a estos lugares.
EUROPA LA ISLA NEGRA
DÍA 1: hoy he salido a pasear con Milú y he visto aterrizar un avión averiado. Al acercarme, vi que no tenía matrícula y que dos hombres trataban de repararlo. Cuando me vieron, me dispararon. DÍA 2: despierto en un hospital y dos policías, Hernández y Fernández, me interrogan. Pero tienen que salir para Eastdown, Sussex, en Inglaterra porque les avisan de que allí se ha estrellado un avión sin matrícula. Rápidamente me visto y salgo del hospital hacia la estación de tren. Escapo de dos hombres raros que me persiguen y de la policía. Un camión me lleva al puerto, cojo el vapor-correo a Dover y un tren hasta Littlegate; luego un taxi hasta Eastdown. A mitad de camino el taxista se para porque un coche averiado nos bloquea el paso. Son los dos hombre del tren, que quieren tirarme por un acantilado. Milú consigue que una cabra enfadada ataque a los hombres, y escapamos. Me dirijo a Eastdown para ver los restos del avión estrellado y Milú encuentra una chaqueta con un papel en el bolsillo. No comprendo el mensaje: “Eastdown. Sussex. Müller. 24-1h” y un triángulo. En el camino de vuelta encuentro la casa de un tal Doctor Müller y entro a investigar. Al huir del perro de la casa, quedo atrapado en un cepo. El Doctor Müller me informa de que estamos en su manicomio, donde vuelven loca a gente sana. Cuando intento huir, se produce un incendio y caigo desmayado. Los bomberos intentan apagar el fuego y el Doctor Müller corta la manguera para impedirlo. DÍA 3: otra vez despierto en un hospital y me dicen que el Doctor Müller ha huido. Decido ir a investigar al manicomio. En el jardín encuentro un cable eléctrico y descubro que une 3 focos rojos colocados en forma de triángulo. ¡Era la señal para el avión, lo que decía el mensaje de la chaqueta! Cambio de lugar los focos. Me escondo y espero. Pronto aparece un avión y lanza 3 sacos de dinero falso. El Doctor Müller está allí. Lo atrapo pero consigue huir con un saco de dinero. Coge un avión y yo lo sigo en otro. Por culpa de la niebla, chocamos con una cerca. Estamos en Escocia. Allí un señor nos da alojamiento y me presta ropa escocesa. DÍA 4: me dirijo a Kiltoch caminando. He escuchado en la radio que el avión que perseguía se estrelló allí y sus ocupantes murieron. Pero no me lo creo. Ya en Kiltoch, paso la noche en una pensión, donde un anciano me habla del monstruo de la isla Negra y de su castillo. Todo el que va allí, desaparece misteriosamente. DÍA 5: tengo que ir a la isla Negra. Le pido a un pescador que me lleve, pero me toma por loco. Le pido a otro que me alquile la suya, pero se niega. Por fin decido comprarle la canoa y voy a la isla. En el castillo de la isla encuentro un gorila. Intento escapar y me refugio en una cueva, que con la marea se llena de agua. Estoy atrapado, pero Milú encuentra un corredor que nos lleva hasta el castillo. Allí los falsificadores de dinero tienen su escondite. Entre Milú y yo los atrapamos. Aviso a la policía por radio. Los detienen y el gorila es enviado al zoo de Londres. DÍA 6: voy al aeropuerto y cojo un avión rumbo a casa. ¡África me espera!
ÁFRICA EL CONGO
DÍA 1: Milú y yo vamos en tren al puerto para coger un barco que nos lleve a África. Estoy harto de la vida tan monótona y mediocre. Milú pelea con un loro que le muerde la cola. Mañana lo llevaré al médico. DÍA 2: el médico le hace una cura a Milú. Pero al salir, se trilla la cola con la puerta. Vuelve a encontrarse con el loro. Cuando intenta huir, descubre a un polizón que lo tira al agua. Le lanzo un cable metálico y sufro una descarga que me deja inconsciente. Me recupero y me tiro al agua para salvar a mi perro. ¡Casi me come un tiburón! Los marineros nos rescatan. DÍA 3: ya han pasado varios días. Por fin divisamos la costa africana. Allí somos famosos. ¡Menudo recibimiento nos dan! Llegamos al hotel y vamos a dormir. DÍA 4: Milú ha pasado mala noche por culpa de los mosquitos. Cuando iba a curarle las picaduras, tocan a la puerta. Son representantes de importantes periódicos que quieren la exclusiva de mis aventuras en África y me ofrecen ¡hasta cinco mil dólares! Pero rechazo las ofertas porque ya estoy comprometido con otro periódico. Paso el resto del día intentando encontrar un coche y un “boy”. DÍA 5: nuestro “boy” se llama Coco. Salimos a cazar y dejo a Coco vigilando el coche. Milú se fue a dar un baño y se puso en una roca. Pero resulta que esa roca era un cocodrilo y cuando el cocodrilo se lo fue a comer, yo le disparo. Milú y yo volvimos al coche, pero había desaparecido. Solo encontramos a Coco escondido y llorando. Dijo que un hombre blanco le pegó y robó el coche. ¡Era el polizón del barco! Lo encontramos a poca distancia porque el coche se había averiado. Como yo no estaba armado, le tiré un coco, y unos monos empezaron a imitarme. Así lo atrapamos. Le dije a Coco que hiciera fuego y montara la tienda. Me fui a cazar algo para cenar. Por error, en vez de a un solo antílope, maté a cerca de veinte. Un mono cogió a Milú. Para rescatarlo me disfracé con una piel de mono y conseguí que me cambiara a mi perro por mi sombrero. Pero luego quería mi fusil también. Le di una patada. DÍA 6: Coco me dice que el prisionero se ha escapado. Seguimos el viaje en nuestro coche y las ruedas quedan atrapadas en las vías de tren, justo cuando iba a pasar la locomotora. Choca con nosotros y vuelca. Ayudé a levantarla y la remolqué hasta la estación. Allí la tribu babaorom, agradecidos por mi ayuda, no me deja marchar. Me presentan a su rey, que me invita a cazar un león. DÍA 7: me voy de caza. Un león me ataca, pero Miú le corta la cola y le vencemos. El hechicero de la tribu se enfada y hace un trato con el polizón del barco. DÍA 8: el hechicero me acusa de haberle robado su fetiche sagrado, que encuentran en mi cabaña. Me atan y me encierran. Por la noche, Coco me libera. Paso por la cabaña del hechicero y le escucho hablar con el polizón. Grabo la conversación con mi cámara y un fonógrafo. El hechicero dice que espera tener a su pueblo bajo su dominio durante mucho tiempo.
DÍA 9: el hechicero descubre que me he escapado. Yo le enseño mi grabación a la tribu. Se enfadan y lo echan de la tribu. El pueblo me nombra su jefe. DÍA 10: paseo por el poblado. Dos hombres se pelean por un sombrero. Lo soluciono cortándolo en dos partes y dándole una mitad a cada uno. Después una mujer me cuenta que su marido se muere porque tiene malos espíritus dentro. Solo tenía fiebre. Le doy una pastilla y mejora. DÍA 11: el hechicero y el polizón le mandan un anónimo al jefe de la tribu matuvo, enemiga de los babaorom, declarándole la guerra. Me enfrento a ellos, pero sus flechas y sus lanzas no me tocan porque yo había escondido un electroimán detrás de un árbol. Milú y yo nos vamos a cazar un leopardo por la noche. El hechicero, disfrazado de leopardo, me sigue, pero es atacado por una serpiente. Cuando oigo sus gritos, le disparo a la serpiente y le salvo la vda. El hechicero, agradecido, me pide que le perdone. Voy en busca del polizón del barco pero él me atrapa. Me ata a un árbol para que me coman los cocodrilos. ¡Creí que era mi final! Pero llegó un misionero y me salvé. Corrí a ayudar a Milú. Una boa se lo había tragado, así que con mi cuchillo lo saco de su interior. El misionero me lleva a la misión y puedo ver el gran trabajo que han hecho allí: el hospital, la granja - escuela y la capilla. Nos dicen que el profesor de cálculo está enfermo y me ofrezco a dar la clase. En la escuela entra un leopardo. Le lanzo una esponja y le hago beber agua; luego lo saco a patadas. Al poco tiempo entra el dueño del leopardo, quejándose de que yo había molestado a su leopardo amaestrado. Le di el remedio para curarlo y se va. Al terminar la clase, el misionero me invita a cazar elefantes al día siguiente. DÍA 12: comienza la caza del elefante. Al primero que veo, le rebota la bala que le disparo y tengo que huir. Me persigue, subo a un árbol, no tengo fusil, pero sí una lupa. Con ella y el sol quemo la cabeza del elefante, que sale corriendo. Milú y yo nos quedamos dormidos. Un mono nos roba el fusil, le dispara al elefante y…¡lo mata! Le quito los colmillos y vuelvo a la misión. Me recibe otro misionero y se ofrece a llevarme el fusil. De pronto veo que me apunta con el arma. ¡Es el polizón del barco! Le doy un puñetazo y descubro que lleva una carta con instrucciones para acabar conmigo. ¿Por qué? El polizón vuelve en sí, me tira una piedra, me ata y me mete en una canoa que va río abajo. Milú busca ayuda y acude el misionero que me había salvado la vida antes. Me lanzo sobre el polizón y los dos caemos al río desde un precipicio. Reboto sobre un hipopótamo y me salvo. Cuando voy en busca de Milú, veo a unos pigmeos que me llevan a su tribu, que ha nombrado rey a Milú. Mi fiel amigo tenía la carta del polizón. Eran instrucciones para matarme y si todo salía bien, él debía acudir a una cita. En su lugar, voy yo. Me deshago del tipo que le esperaba y le hago confesar: su jefe es un mafioso de Chicago que quería controlar la producción de diamantes del Congo. Lo llevé a la policía, que me ayudó a atrapar a sus hombres. DÍA 20: (8 días más tarde) llevo ocho días alojado en el hotel Palace, leyendo en el periódico noticias sobre cómo conseguí desenmascarar a una banda de gangsters. Decido partir al día siguiente. DÍA 21: salgo del hotel con varios porteadores. A mitad de camino, salen huyendo porque ven un leopardo. El animal huye al verse reflejado en un espejo que le pongo delante. Por el camino vemos muchos animales. Filmo a unas jirafas, mato a un rinoceronte y también a un búfalo utilizando dos árboles y su savia como tirachinas. Cuando estoy fotografiando a Milú, llega toda una manada de búfalos y salimos corriendo. Por suerte nos rescata un aeroplano, que había venido al Congo para encontrarnos y llevarnos a Europa, donde me espera una invitación para ir a Chicago, ¡América nos espera!
AMÉRICA DEL NORTE TINTÍN EN AMÉRICA
DÍA 1: hoy he llegado a Chicago, América, para luchar contra los gánsters. Al bajar del tren, cogí un taxi para ir al hotel Osborne. Pero no era un taxi normal; se cerraron las persianas que eran de acero y quedé encerrado. Usé una sierra para poder salir mientras el taxista cambiaba una rueda. Paré a una moto de policía y corrimos a detener al taxista. Cuando confesaba que le habían pagado para hacerlo, un desconocido le tiró un boomerang y huyó. Lo perseguimos en el taxi, pero chocamos y lo perdimos de vista. DÍA 3 y 4: he pasado unos días en el hospital. DÍA 5: he salido del hospital. Esperando para cruzar una calle, se abrió una alcantarilla debajo de mí. Unos hombres me dieron una paliza y me llevaron ante Al Capone, jefe de los gánsters. Con ayuda de Milú escapo y busco un policía. En vez de detener a los bandidos que atrapé, no me creyó y me golpeó. Voy corriendo al hotel y encontré una carta de Al Capone. Dice que mañana a las 11.55 tengo que coger un taxi a Nueva York, y desde allí un barco a Europa. Si no lo hago, moriré. DÍA 6: a las 11.55 sonó el teléfono, pero no contestó nadie. Veo a un hombre armado en mi habitación, le detengo; llamé a la policía y me pidieron que fuese con ellos a la comisaría. Pero ¡era una trampa! Me encerraron y soltaron un gas. Desperté en el lago Michigan. Se equivocaron de gas, este solo me atontó durante un rato. DÍA 7: junto a la ventana de mi habitación del hotel coloqué un maniquí leyendo el periódico (por cierto, todos hablan de mí). A los pocos minutos, el maniquí parecía un colador. Dispararon desde el edificio de enfrente. DÍA 8: hoy he ayudado a la policía a detener a varios gánsters que querían robar un cargamento de whisky. Pero el jefe de la banda, Bobby Smiles, se nos escapó. DÍA 9: he recibido notificaciones de que hay un bandido en Redskincity, cerca de las reservas de los indios. Me dirijo allí en tren. Compro ropa de cowboy y un caballo. Milú me guía hasta la guarida de los bandidos, pero allí no había nadie. Por la ventana veo a un hombre huir a caballo. Le persigo y trato de cogerlo echándole el lazo. Pero me sale mal y caigo del caballo enredado en mi cuerda. ¡Tardé horas en desatarme! DÍA 10: me he levantado temprano para detener a ese bandido. Veo un grupo de indios enfadados que se acerca. Me apresan. ¿Por qué están tan enfadados conmigo? Me atan a un poste de madera que tenía resina. La utilizo para hacer bolas y tirárselas a varios de ellos. Se culpan unos a otros y aprovecho para desatarme. Cuando huía, oigo disparos y empiezo a entender: el bandido había puesto a estos indios en mi contra. Sigo corriendo. Milú y yo caemos por un cañón, un profundo precipicio. Por suerte, una rama nos lanza a una plataforma. Allí Milú encuentra el paso a una galería, que nos conduce a una caverna decorada con dibujos indios. Seguimos avanzando. Encontramos una salida, pero hay que empujar una gran piedra. Y ¿quién estaba sentado en esa piedra? ¡el bandido! Cree que soy un fantasma y llama a los indios. Ellos ponen una piedra mayor para que no podamos salir. Comienzo a excavar, buscando otra salida y…¡encuentro petróleo!
DÍA 11: desde que encontré ayer petróleo, todo ha sido una locura. Me han hecho ofertas para comprar el pozo. Les dije a todos que los terrenos eran de los indios Pies Negros. Intentaron comprárselo a ellos, pero se negaron. Entonces vinieron los soldados y expulsaron a los indios de la reserva. Empezaron a explotar el pozo y a construir por todas partes. DÍA 12: vuelvo a la ciudad. Milú y yo vemos pasar los trenes en la estación y en uno de ellos distingo al bandido. Robo una locomotora, pero desvían la locomotora y lo pierdo otra vez. Milú y yo nos echamos a descansar. Cuando despierto veo que me han cambiado mis zapatos por unas botas con espuelas. ¡Qué raro! Llega la policía y me detiene. Dicen que por las huellas de mis botas saben que soy el ladrón del Banco del Oeste. Me detienen y me llevan a la ciudad. Allí quieren lincharme colgándome de un árbol. Les sale mal, se pelean entre ellos y aprovecho para escapar. Robo un caballo y me alejo de allí. Estoy muy cansado y voy a acampar para dormir. DÍA 13: a Milú y a mí nos despertó el ruido de animales que huían. La pradera estaba ardiendo. Nos salvamos porque nos lanzamos a un río. Buscamos las vías del tren para llegar a una estación. Por el camino encontramos un tronco atravesado en las vías. Alguien quería que el tren descarrilara. Aparece el bandido que he estado persiguiendo. Me atrapa y me cuenta que quiere hacer descarrilar el expreso porque lleva mucho dinero. A Milú le da una patada y a mí me coloca en las vías del tren. Afortunadamente el tren se detiene y me liberan. DÍA 14: siguiendo la pista de ese bandido, Milú y yo encontramos una cabaña en lo alto de una montaña. Escalamos, pero el bandido nos vio e hizo volar una peña con dinamita. Pero lo detenemos. DÍAS 17: (ya han pasado 3 días) calculo que hoy debe haber llegado a la policía de Chicago la caja que les envié por correo, con Bobby Smiles e su interior. DÍA 18: decido ir hoy a la policía. Cuando voy a salir, encuentro un montón de gente en mi puerta. Me ofrecen grandes cantidades de dinero: para actuar en un music-hall, por hablar en una emisora de radio, por hacer una película de aventuras, por poner la silueta de Milú en cajas de comida para perros, etc… Tengo un mal presentimiento y voy a buscar a Milú, pero…¡había desaparecido! En su lugar encuentro una nota: tengo que pagar un rescate para recuperarlo. Viene a mi habitación el detective el hotel, pero no descubre nada. Así que acepto pagar el rescate. Sigo a unos sospechosos para ver si me conducen hasta Milú, pero golpeo a un policía por error y me meten en la cárcel. Me ponen en libertad y sigo buscando a Milú. Llego hasta un castillo y descubro que es la sede de una organización que se dedica a raptar y pedir rescates. Me pongo una armadura y acabo con los raptores. Pero dan la voz de alarma y vienen muchos más. Los despisto y los llevo a los calabozos. Pero su jefe consigue escapar. DÍA 19: hoy he recibido una invitación para visitar las nuevas instalaciones de la industria conservera Slift. Allí me explican que para combatir la crisis hacen canjes: chatarra de coches por latas y viceversa. Me muestran cómo transforman un buey en corned-beef, salchichas, … De pronto, la barandilla en la me apoyaba se suelta. Milú y yo caemos en la trituradora de carne. Menos mal que la máquina estaba parada. ¡Fue todo muy extraño! Volví a la fábrica y escuché una conversación telefónico: era una trampa; querían matarme, pero gracias a una huelga de los trabajadores, la máquina no estaba funcionando. Además descubro que la fábrica utiliza carne de perros, gatos y ratones para sus conservas. Me disfrazo de botones y cito al jefe y al empleado de la fábrica. El jefe se enfada y golpea al otro. Lo detengo tirándole una lámpara encima. Los llevo a la policía. DÍA 20: hoy me han invitado a un banquete en mi honor, para agradecerme que esté acabando con los gánsters de América. Pero en medio de mi discurso, se apagaron las luces y me raptaron. Me atan a unas pesas y me tiran al río Michigan. Pero las pesas eran de madera y flotaron (eran las pesas falsas de un forzudo que estafaba a la gente). Pasó un barco de la policía (¡qué casualidad!) y me subieron a bordo. Pero no eran policías, eran bandidos. Me enfrento a ellos y los llevo a la comisaría. Conduzco a la policía hasta la guarida de los bandidos de Chicago. Detienen a 355 y encuentran documentos que implican a otros. DÍA 21: hoy la policía me ha paseado por las calles de la ciudad en un coche descapotable. Había gente por todas parte. Nos vitoreaban, a Milú y a mí. DÍAS 22 Y 23: he pasado estos días asistiendo a fiestas y recepciones en mi honor. ¡Estoy agotado! DÍA 24: ahora que me estoy aclimatando, llega la hora de dejar América. ¿O tal vez no?
AMÉRICA DEL SUR EL TEMPLO DEL SOL
DÍA 1: estamos en América del Sur porque el profesor Tornasol ha sido raptado y sabemos que llegará al puerto de El Callao a bordo del carguero Pachacamac. Esta mañana el capitán Haddock y yo fuimos a la policía a informarles. A la salida, vi a un indio espiándonos por la ventana. Paseamos por la calle de camino al hotel. Siento que nos vigilan. DÍA 2: recibimos una llamada del inspector superior para decirnos que el Pachacamac iba a llegar al muelle nº 24. Allí encontramos a los policías Hernández y Fernández, que han venido a ayudarnos. Se acerca el barco y vemos que tiene una bandera amarilla con un triángulo azul: ¡enfermedad contagiosa a bordo! Se trata de la peste bubónica y el médico ordena 3 semanas de cuarentena. Me extraña que el médico sea indio y decido subir al barco al anochecer. Allí encuentro al profesor Tornasol drogado en un camarote. Lleva puesta la pulsera de la momia de Rascar Capac, la pulsera sagrada del Inca. Entra Chiquito en el camarote y me apunta con una pistola. Han acusado al profesor de sacrilegio por robar la pulsera sagrada y lo han condenado a muerte. Huyo del barco. Envío al capitán a por refuerzos mientras yo vigilo al barco desde la playa. Veo que lanzan un bote al agua; el profesor va dentro. Desembarcan. Sé que el capitán vendrá con ayuda, pero no puedo esperar y sigo al profesor y a sus acompañantes. Me disfrazo con un poncho y un gorro para pasar desapercibido. Oí que compraban un billete de tren para Jauja. Tengo que esperar al capitán. DÍA 3: como el tren para Jauja sale cada 2 días, tenemos que esperar para tomar el próximo. DÍA 4: hoy por fin cogemos el tren para Jauja. Tenemos asientos para el último vagón. Es extraño, el tren está lleno, pero en nuestro vagón solo viajamos nosotros. Siento que el tren se detiene, ¡han desenganchado nuestro vagón! Obligo al capitán a saltar, pero no veo a Milú, así que regreso para buscarlo. Pasamos por un viaducto sobre un río y saltamos. DÍA 5: me reúno con el capitán y paramos el tren que nos lleva a Jauja. Allí damos parte a la policía. El comisario dice primero que vio a un hombre cuya descripción coincide con la del profesor Tornasol, pero luego parece asustado y cambia de opinión. Dice que el hombre que vio no era él. Creo que teme a los indios. Preguntamos a varias personas en la calle si han visto al profesor, pero la respuesta fue siempre la misma “No sé”. Decido preguntarle a un niño que vende naranjas en la calle. Veo que 2 hombres blancos le tiran las naranjas y cuando el niño se agacha a recogerlas, le pisan la mano. Decido intervenir y defender al niño. Me atacan, pero entre MIlú y yo acabamos con ellos. Paso junto a un muro y oigo una voz que me habla desde el otro lado. Me dice que sabe dónde está el profesor y que me llevará allí. Quedamos al día siguiente en el Puente del Inca. ¿Será una trampa? Me encuentro a otro indio que me advierte del peligro de acudir a la cita y me da una medalla para que me proteja. DÍA 6: el capitán y yo acudimos a la cita. Se trataba del niño de las naranjas, Zorrino, que nos esperaba con 2 llamas y provisiones. Nos cuenta que todos saben dónde está el profesor Tornasol, pero temen la venganza del Inca. Pasamos la noche cerca de una chulpa, una tumba inca.
DÍA 7: anoche tuve una pesadilla horrible: el capitán. el profesor, el Inca, …pero ¿dónde están Zorrino y el capitán? Encuentro al capitán atado y le quito un lagarto del cuello. Me cuenta que no podía dormir y se levantó a pasear. Vio una sombra que le golpeó en la cabeza. No recordaba nada más. Salimos en busca de Zorrino, Milú nos guía hasta un grupo de indios armados. Me lanzo contra uno de ellos y le quito el arma. Rescatamos a Zorrino. Un cóndor agarra a Milú y lo lleva a su nido. Voy a rescatarlo escalando una montaña. Cuando bajaba con él, llega otro cóndor y me agarro a sus patas. Así bajamos. DÍA 8 y 9: hemos pasado varios días caminando entre montañas escarpadas, hasta llegar a otras nevadas. El capitán estornudó y provocó un alud. Se sintió culpable y corrió en busca de nuestras llamas. Vio que se acercaban los indios que habían atrapado a Zorrino. Los intenta ahuyentar y salen todos rodando como bolas de nieve. Las llamas han huido con nuestras provisiones. Seguimos caminando y un oso casi ataca al capitán. Pasaremos la noche en una caverna. Según Zorrino, mañana llegaremos a la selva. DÍA 10: Llegamos a la selva. Allí unos monos aulladores atacan al capitán y una enorme serpiente casi se come a Zorrino. DÍA 11: un oso hormiguero ha despertado hoy al capitán a lengüetazos. Nos ha dicho Zorrino que nos quedan varios días de camino hasta llegar al río. DÍAS 12 y 13: seguimos caminando por la selva. Ni rastro del río. DÍA 14: por fin llegamos al río. Tuvimos que atravesarlo en piragua. Los cocodrilos nos rodearon toda la travesía. Uno de ellos atacó al capitán y tuve que matarlo. DÍA 15: hoy hemos salido de la selva. Pasamos la noche cerca de una montaña. Zorrino asegura que detrás de la montaña está el Templo del Sol. DÍA 16: hoy despertamos y vimos que Zorrino había hecho unas lianas. Intentamos llegar al templo, pero fue imposible atravesar el río. El templo está muy bien defendido. Mañana seguiremos buscando. DÍAS 17 Y 18: hemos pasado 2 días intentando encontrar un vado para llegar al templo. Hoy decidimos lanzar una liana para pasar sobre una cascada. Zorrino y el capitán cruzaron, pero al llegar mi turno, la cuerda se rompió y caí al agua. Por suerte Milú y yo caímos en la entrada de una cueva que estaba oculta detrás de la cascada. Le pido al capitán y a Zorrino que vengan. Entramos en la cueva. Sus paredes estaban cubiertas por un material fosforescente que daba algo de luz. Milú nos guió por el camino. Encontramos una tumba inca y una flauta de muertos. Empujamos una losa y de pronto…nos encontramos de una enorme sala, llena de indios con lujosas ropas. Había un trono donde estaba sentado el Inca. A su lado estaba Chiquito, el del barco Pachacamac. El Inca nos dice que nos va a matar por haber entrado en el templo del Sol. Zorrino se salva porque yo le di la medalla que aquel indio me había regalado. A nosotros nos encierran en una mazmorra. Allí leo una hoja de periódico que el capitán llevaba en su bolsillo. Dentro de 18 días va a tener lugar un eclipse de sol…¡se me ocurre un plan! DÍA 19: hoy nos han llevado ante el Inca. Nos preguntó cuándo queríamos morir. Siguiendo mi plan le dije que dentro de 18 días, a las 11 de la mañana. Nos llevaron a la sala del palacio. DÍAS 20-38: hemos pasado estos 17 días encerrados en la sala del palacio. Espero que mi plan funcione mañana. No le he contado nada al capitán. DÍA 39: hoy se cumplen los 18 días. Nos ponen unas túnicas naranjas y nos atan a unos postes de madera, para quemarnos con una gran lupa. Cuando se acercaba la hora del eclipse, fingí darle órdenes al sol para que dejara de brillar y se escondiera. El Inca, asustado, me rogó que hiciera salir al sol de nuevo, que me daría lo que yo pidiese. Así lo hice; terminó el eclipse y volvimos a ver el sol. DÍA 40: después de una noche tranquila, nos presentamos ante el Inca. Le pido que alivie el mal de 7 sabios europeos que sufren por su culpa. El Inca nos lleva hasta un altar donde hay 7 figurillas de cera que representan a esos sabios y unas bolas de cristal con coca (una droga que hace dormir). El Inca tiró todo al fuego. Más tarde me entero de que los 7 sabios han despertado. DÍA 41: por la mañana Zorrino nos dice que se queda en el templo. El Inca nos hace jurar que no revelaremos dónde está el templo. Nos da unos guías y unas llamas cargadas de provisiones, oro y piedras preciosas. Emprendemos el camino a Jauja. DÍAS 43: después de varios días caminando, hoy por fin llegamos a Jauja. Los guías nos llevaron hasta el tren. Tengo ganas de estar en casa.
ASIA TINTÍN EN EL TÍBET
DÍA 1: hoy me he ido de caminata con Milú. Cuando llegué al hotel, me encontré al capitán Haddock. Me comenta una noticia que ha leído en el periódico: un accidente de avión en el Nepal. Fuimos a cenar y luego jugamos al ajedrez, pero me quedé dormido. Tuve una pesadilla sobre mi amigo Tchang: había tenido un accidente y estaba enterrado en la nieve, pidiendo ayuda. Me desperté chillando y asusté a todo el mundo. Le dije al capitán que me iba a dormir. DÍA 2: por la mañana, fui a desayunar con el capitán y me entregó una carta. Venía de Hong-Kong y era de mi amigo Tchang. Me decía que venía a visitarme y que iba a coger el avión en ¡Katmandú! Allí se había estrellado el avión. Leo las noticias sobre el accidente en el periódico: ¡no había supervivientes! Rompí a llorar. Pero estaba convencido de que Tchang estaba vivo aunque el capitán lo daba por muerto. Me fui a mi habitación para hacer la maleta. Quería ir al Nepal y encontrar a Tchang. DÍA 5: (3 días después) aunque el capitán dijo que no vendría, al final cambió de opinión. Viajamos a Nueva Delhi. En el aeropuerto, la azafata nos dice que nos quedan 3 horas para coger el vuelo al Nepal en otro aeropuerto, así que podemos visitar la ciudad. No lo vimos todo porque se nos hizo tarde. Cuando íbamos a coger un taxi, una vaca sagrada nos bloqueó el paso. El capitán se subió encima de la vaca para ahuyentarla, pero salió corriendo y lanzó al capitán dentro de un taxi. Al capitán se le metió algo dentro del ojo y no veía bien. Cuando iba a subir al avión, se cayó de la escalera. DÍA 6: esta mañana hemos llegado a Katmandú. Hemos ido a hablar con el jefe del aeropuerto para que nos ayude a llegar al lugar del accidente. Nos dice que es una locura. Él y el capitán insisten en que Tchang está muerto, pero hablará con los sherpas para ver si alguno quiere acompañarme. Buscamos a los parientes de Tchang. Por el camino, el capitán tropieza con varias personas, también prueba una guindilla que se secaba al sol en la calle… tuvo que beber agua rápidamente. Por fin encontramos al pariente de Tchang; nos dice que Tchang está con él, pero era otra persona con el mismo nombre. Nos recomiendan un sherpa llamado Tharkey, pero no quiere ir a la montaña. Nadie quiere ir conmigo; voy a ir solo. DÍA 7: hoy me he levantado temprano, he preparado mi mochila y cuando fui a despedirme del capitán, lo veo con su mochila preparada. Va a ir conmigo y ha convencido al sherpa Tharkey para que nos acompañe. Iniciamos el camino hacia la montaña. El capitán empezó con ganas y cantando, pero pronto se cansó, así que se bebió una botella de whisky para coger energías. Ya nos sacaba mucha distancia, pero tropezó con un árbol. Por la noche, los coolies pusieron la radio muy alta y el capitán fue a echarles la bronca. DÍA 8: hoy seguimos nuestro camino a la montaña. El capitán iba delante y se equivocó de puente al cruzar el río. Más tarde Milú bebió agua de un charco, pero no era agua sino whisky, y se emborrachó. Continuamos caminando y nos encontramos con varios tsorteng, donde se guardan las cenizas de los Grandes Lamas. Nos dicen que los demonios se enfadan si se pasa por el lado derecho del tsorteng. El capitán lo hizo, por eso resbaló montaña abajo y chocó contra un tsorteng. DÍA 9: esta mañana entramos en un bosque. Caminamos por él durante todo el día. Caían de los árboles una especie de fruta podrida.
DÍA 10: hoy llegamos a las montañas nevadas. Está anocheciendo y el sherpa decide acampar. Seguiremos mañana. Cuando estábamos comiendo, escuchamos un grito. Dijeron que era el yeti, el Abominable Hombre de las Nieves. No le dejaron beber whisky al capitán, porque al yeti le gusta el alcohol; podría olerlo y venir. El capitán se enfada, se va adormir y se trilla la barba con el saco de dormir. DÍA 11: nos hemos levantado al alba. El capitán estaba enfadado porque no sabía donde estaba su botella de whisky; quizá la robó el yeti. Empezamos a caminar; los coolies quieren abandonar por miedo al yeti. Milú encontró huellas del yeti y seguimos su rastro. Por el camino, el capitán encontró su botella de whisky vacía, se enfadó y se puso a gritar. Provocó un alud y quedó enterrado bajo la nieve. Fuimos a sacarlo y los coolies aprovecharon para huir. Tharkey, el sherpa, también quería abandonar, pero lo convencí y seguimos caminando. DÍA 12: esta mañana llegamos al lugar donde se encontraban los restos del avión. No había nadie vivo. Encontré un oso de peluche, Milú encontró un pollo pero estaba congelado. Al anochecer acampamos allí. Milú y yo nos fuimos a explorar los alrededores. Encontramos una gruta donde había una roca con algo escrito… ¡Tchang! Cuando salimos de la gruta, había mucha nieve y no se veía nada. Ví una sombra y grité; me caí por un agujero. Milú empezó a aullar y aparecieron el capitán y Tharkey, que me salvaron. Si la sombra que vi no eran ellos, ¿sería el yeti? DÍA 13: esta mañana llevé al capitán y a Tharkey a la gruta donde estaba escrito el nombre de mi amigo Tchang. No la encontramos porque había mucha nieve. Por suerte,el capitán se sentó y cayó en la gruta. Tharkey piensa que ha sido devorado por el yeti, pero yo estoy convencido de que sigue vivo. Ya no sabemos dónde buscar a Tchang. DÍA 14: hoy estoy triste; vamos a volver a casa sin encontrar a mi amigo. De pronto, veo una bufanda amarilla en la pared de una montaña. Tharkey no quiere seguir y se va. El capitán cree haber visto al yeti. Con dificultad escalamos la montaña. Casi perdemos al capitán; gracias a que Tharkey decidió volver con nosotros. Apareció a tiempo y consiguió salvarlo. Por la noche montamos la tienda, pero el viento se la llevó y cayó sobre el yeti. Decidimos continuar bajando,demasiado frío para pasar la noche allí. DÍA 17: (3 días después) llevamos ya tres días caminando y hoy el capitán está agotado. Nuestro sherpa ha divisado un monasterio de lamas, pero el capitán no puede moverse. Todo son desgracias: un alud, caigo desmayado y me rompo el tobillo, un yac se quiere comer mi bufanda y casi me ahoga. Envié a Milú al monasterio con una carta de auxilio. Por el camino se encuentra un hueso y pierde la carta. Aún así, debió llegar al monasterio porque, pasadas unas horas, llegaron a rescatarme. DÍA 19: (2 días después) despertamos en el monasterio. Tharkey y yo fuimos fuimos a hablar con el Gran Lama. De repente aparece el capitán. Le contamos al Gran Lama el motivo de nuestra expedición y nos dice que no cree que Tchang siga vivo. Nos aconseja que abandonemos la idea de seguir buscando y que acompañemos a una caravana que parte mañana para el Nepal. DÍA 20: hoy es un día triste porque regresamos a casa sin Tchang. Se me cae la bufanda de Tchang y un monje, que solía tener visiones, la recoge. Se eleva por el aire y comienza a contarme que Tchang está enfermo en la gruta del Migou o yeti. Vamos a hablar con el Gran Lama, nos dice dónde puede estar mi amigo: una montaña llamada “El hocico del yac”, en la gruta del yeti. Según él, si Tchang está en poder del yeti, no lo devolverá jamás. El capitán no quiere que vaya, así que iré solo. DÍA 23: (3 días después) esta mañana preparo las cosas para ir en busca de Tchang. Voy al pueblo de Charahbang. Veo al capitán subido a un caballo; me va a acompañar. Un niño nos guía parte del camino, luego se despide de nosotros. DÍA 24: Milú sigue el rastro del yeti. Vemos la montaña. DÍA 27: (3 días después) llevamos ya 3 días esperando a que el yeti salga de su escondite para rescatar a Tchang. ¡Por fin sale! El capitán se queda vigilando mientras Milú y yo entramos en la gruta. ¡Allí estaba mi amigo! No puede caminar porque está muy enfermo. Cuando intento levantarlo, aparece el yeti. Le saco una foto para que la luz del flash lo deslumbre. Salimos de la cueva. Por el camino Tchang nos contó lo ocurrido: durante el vuelo de Patna a Katmandú hubo una tempestad y el avión se estrelló. El yeti lo encontró, lo llevó a su cueva y cuidó de él todo este tiempo. Dejó la bufanda en la montaña esperando que alguien la encontrara. DÍA 29: (2 días después) llegamos al pueblo y pedimos porteadores para llevar a Tchang hasta el monasterio.
DÍA 31: (2 días después) llegamos al monasterio y los monjes salen a nuestro encuentro, hasta el Gran Lama. Me regalan una bufanda de seda, por mi audacia y amistad. Me llaman “Corazón Puro”. DÍA 38: (una semana más tarde) los monjes nos han preparado una caravana. Estamos llegando al Nepal y desde allí iremos a Europa (nos han invitado a un Congreso de Astronáutica en Sidney). Le pregunto a Tchang cómo está. Contesta que muy bien y que espera que nunca capturen al yeti.
OCEANÍA VUELO 714 PARA SIDNEY
DÍA 1: vuelo con el capitán Haddok y el profesor Tornasol desde Londres hasta Sidney, donde asistiremos a un Congreso de Astronáutica. La última escala es en Jakarta, en la isla de Java. En el aeropuerto, el capitán Haddok le da una limosna a un mendigo que estaba resfriado. Luego nos encontramos con el comandante PST, que ahora trabaja como piloto del avión privado del señor Carreidas, un millonario constructor de aviones que siempre está resfriado y que nunca se ríe. Se dirigen también al congreso en Sidney. Cuando nos presenta a su millonario patrón, ¡resulta ser el mendigo!. Con él está su secretario, que no me cayó muy bien. El señor Carreidas se ríe mucho con el profesor Tornasol, así que nos invita a volar con él hasta Sidney. DÍA 2: partimos con destino a Sidney. Es curioso que dos tripulantes del avión hayan tenido que ser sustituidos a última hora. En medio del vuelo, el secretario del señor Carreidas y los dos tripulantes sustitutos se hacen con el avión a punta de pistola. Aterrizan el avión en la isla de Pulau-pulau Bompa y allí encontramos a Rastapopoulos. Quiere los más de dos millones de dólares que el señor Carreidas tienen en su cuenta de un banco suizo. Tiene el nombre del banco y la firma falsificada, pero le falta el número. Un doctor le inyecta un suero de la verdad experimental para descubrirlo. Mientras a nosotros nos encierran en un viejo bunker japonés y nos dicen que más tarde nos meterán en el avión secuestrado y lo hundirán en el mar. Milú aparece de repente por la ventana. Nos desata y sale justo cuando los malos entran. Les doy dos puñetazos a los vigilantes y escapamos. Vemos que el suero de la verdad no funciona porque el señor Carreidas les está contando su vida, pero no confiesa el número de la cuenta. Por accidente el médico pincha a Rastapopoulos con el suero de la verdad y este le dice sus planes: matarlos a todos cuando tenga lo que quiere. El médico abre la puerta, lo atamos y entramos a liberar al señor Carreidas. Por el camino Rastapopoulos se escapa y sus hombre le ayudan. Siento una voz en mi cabeza que me guía hasta un refugio; después hasta una estatua. Luego me hace pulsar el ojo derecho de la estatua y así se abre el paso a un pasadizo que nos lleva a la salida. Allí encontramos al doctor Tornasol junto a Mik Ezdanitoff, de la revista “Cometa”. Nos cuenta que es él quien nos ha guiado con un transmisor de pensamiento por medio de la hipnosis. Dice que la comunicación telepática es algo común entre los extraterrestres. Ël tiene contacto con ellos, y vienen a ese lugar cada cierto tiempo desde hace milenios. En ese momento se produce un seísmo y una explosión provocada por Rastapopoulos que pretende entrar en el pasadizo. El seísmo y la explosión hacen que el volcán se despierte y la gruta donde estamos se llena de lava. Mik Ezdanitoff nos lleva hasta el cráter donde aterrizará el platillo volante. Me doy cuenta de que el profesor Tornasol no está con nosotros y vuelvo a entrar para rescatarlo. Luego Milú se mete en un lago y un remolino casi se lo lleva; también lo rescato. Justo cuando el volcán entra en erupción, llega el platillo. Mik Ezdanitoff nos hipnotiza para que subamos y olvidemos todo lo que ha pasado. (¡Menos mal que escribo este diario que siempre llevo en mi bolsillo! Si no no podría contarlo). Solo recordaremos que el el avión a Sidney tuvimos problemas y subimos a un bote neumático. Los malos también son rescatados; les hacen creer que suben a un helicóptero.
DÍA 3: un avión patrulla nos localiza cuando el viento nos estaba empujando hacia el volcán en erupción. DÍA 7: (¿ya han pasado 4 días?) despertamos en un hospital de Jakarta. Nos cuentan que fuimos encontrados dentro de un bote neumático y en estado de shock. No recordamos nada de los últimos días, es como despertar de un sueño. Vienen de la televisión para entrevistarnos. El profesor Tornasol saca de su bolsillo un pequeño péndulo hecho de cobalto puro, un metal que no existe en la Tierra. Por lo tanto, es de origen extraterrestre. Con todas esas dudas, cogemos el avión hacia Sidney para asistir a la apertura del Congreso de Astronáutica. Espero que hablen de viajes a la Luna.
LA LUNA ATERRIZAJE EN LA LUNA
DÍA 1: por fin ha llegado el día. Desde el Centro de Investigaciones Atómicas de Sbrodj, en Syldavia, despego en un cohete con destino a la Luna. Van conmigo Milú, el capitán Heddock, el profesor Tornasol y el ingeniero Wolff. Durante el despegue, recuerdo tener una sensación de aplastamiento; después perdí el conocimiento. Me despertó Milú y el sonido de la radio desde la Tierra. Les contesto que estamos todos bien. Descubrimos que los policías Hernández y Fernández se encuentran también con nosotros a bordo. ¡Esto reduce las reservas de oxígeno! Hernández toca una palanca y el efecto gravedad desaparece. Parece que volamos. Desde la base en la Tierra nos obligan a ponernos los zapatos magnéticos. Voy a llevárselos al capitán y…¡ha salido del cohete! Me pongo la escafandra y salgo en su busca. Tras una arriesgada maniobra, rescato al capitán. A los policías les ha crecido el pelo por todo el cuerpo, les cambia de color continuamente y echan burbujas por la boca. El profesor Tornasol sabe lo que es y les da una medicina. Un meteorito se dirige hacia nosotros, pero conseguimos esquivarlo. Después iniciamos la “maniobra de cambio de posición” para aterrizar en la Luna. Ponemos el piloto automático y nos acostamos en nuestras colchonetas. El cohete tiembla y parece que se va a desarmar. Siento un peso que me aplasta contra la colchoneta. Cualquier movimiento es un gran esfuerzo. Me zumban los oídos y me cuesta respirar. Siento que se me salen los ojos y que la cabeza me va a estallar. Me desmayo. DÍA 2: ¡ya estamos en la Luna! Dijo el profesor Tornasol que la primera persona en pisar la Luna tenía que ser el más joven, es decir, yo. Me pongo mi escafandra y se abre la puerta del cohete. ¡Cómo describir lo que vi! Un paisaje desolador, lleno de silencio y oscuridad, sin rastro de vida. Hasta las estrellas parecían no tener vida. Empezamos a descargar el material. Misteriosamente, desaparece la escalera, se cierra la puerta y cuando se vuelve a abrir, cae una de las cajas. Solo Wolff estaba dentro. ¡Qué raro! Dice el profesor Tornasol que quería estar un día lunar completo, es decir, 14 días terrestres, pero debido a la escasez de oxígeno, tendremos que estar solo 10. DÍA 3: hemos terminado de descargar el material. El profesor Tornasol y Wolff empiezan a montar el observatorio; el capitán y yo, el tanque. DÍA 4: hoy continuamos con el trabajo. Fijamos el telescopio a su base de hormigón. Las cámaras ya están en su sitio. Ponemos todo en funcionamiento. El profesor Tornasol y Wolff estudian los rayos cósmicos y observan los planetas más próximos. El capitán y yo terminamos de montar el tanque. DÍA 5: el capitán y yo vamos a probar el tanque, yo de conductor y él de vigía. El transmisor no funcionaba y ¡casi nos caemos por un precipicio!
DÍA 6: dice el profesor Tornasol que hoy ha sido un día importante para la historia de la humanidad porque ha podido medir directamente las radiaciones solares y porque ha fijado con precisión los límites del espectro solar en el ultravioleta. Salgo en un viaje de exploración al circo de Ptolomeo. Me acompañan Wolff, el capitán y Milú. Encontramos unas cuevas con estalactitas y estalagmitas. Milú cae por un precipito y bajo a rescatarlo. En el fondo hay ¡hielo! Salimos de allí con dificultad porque me resbalaba y respiraba con dificultad. DÍAS 7 y 8: el profesor Tornasol, el capitán y los dos policías salen en el tanque a explorar las cuevas que encontramos ayer, porque dice el profesor que debe haber yacimientos de uranio o de radio. Estarán explorando durante dos días. Wolff, Milú y yo nos quedamos a descansar en el cohete. Empiezo a reparar la radio de mi escafandra con Milú. Wolff va a buscar algo de comer a la bodega. Se le olvida la leche condensada y yo me ofrezco a ir a buscarla. Cuando llego a la bodega, un hombre me da un golpe en la cabeza y me deja inconsciente. Despierto, me desato y cojo una pistola. Oigo hablar a Wolff y a ese hombre, que resulta ser el coronel Boris, un traidor que había conspirado contra el rey de Syldavia. Pretenden dejar a los demás en la Luna y volver a la Tierra. Yo corto unos cables para que el cohete no pueda despegar. Oigo al capitán Haddock hablar por la radio: el tanque está averiado y vuelven al cohete, pero no entienden porqué hemos retirado la escalera y la puerta está cerrada. El coronel Boris amenaza a Wolff: si no despega, lo mata. Le tiro una llave inglesa y le abro la puerta a mis amigos. Milú se ha roto una pata. Wolff confiesa: hace 3 años, trabajando en América, tuvo problemas con el juego y debía mucho dinero. Un hombre le dijo que pagaría sus deudas a cambio de datos sobre información nuclear. Así se convirtió en espía. Pero sabía que estaba mal, así que huyó a Europa. Pero le encontraron y le obligaron a pasarles información sobre el cohete que iba a viajar a la Luna. Si no lo hacía, darían a conocer su pasado. Luego le dijeron que escondiera a un periodista en una de las cajas que iban en el cohete a la Luna. Pero no era un periodista, era el coronel Boris, que debía aterrizar el cohete en su país. DÍA 9: Wolff y el coronel Boris siguen atados en la bodega. Los demás empezamos a reparar el cohete. Según el profesor, tardaremos 4 días y no cree que haya suficiente oxígeno para tanto tiempo. Pero yo intento animarlos. Dejamos parte del material en la Luna. El profesor Tornasol termina de reparar el cohete y dice que partiremos a las 16 horas 52 minutos. Pero desde la Tierra ven que algo no va bien: el cohete se estaba alejando de su ruta. De repente aparece el coronel Boris, iba armado, y Wolff se enfrenta a él. La pistola se dispara y muere Boris. Abandonamos su cuerpo en el espacio. DÍA 10: en el cohete empieza a faltar oxígeno. Respiramos con dificultad. Sé que no debo dormir, pero me faltan fuerzas. Todos nos quedamos dormidos. No sé el tiempo que ha pasado. Nos despierta la radio. Nos indican que preparemos el aterrizaje. Pero ¿dónde está Wolff? Bajamos a la bodega y vemos unos cables cortados y una nota. Es de Wolff. Dice que cortó los cables para abrir la puerta sin que sonara la alarma y que se lanzó al espacio para que tuviéramos más oxígeno. ¡Pobre Wolff! Ya casi no queda oxígeno. Pierdo el conocimiento y me despierta la radio. Desde la Tierra dicen que debemos conectar el piloto automático. Intento despertar al profesor Tornasol, pero no lo consigo. ¡Tengo que hacerlo yo! Casi no me quedan fuerzas. Por fin lo conseguí y me desmayé. No recuerdo nada más. Debimos aterrizar y abrieron la puerta con una sierra eléctrica. Nos sacaron del cohete y nos pusieron oxígeno. Celebramos con whisky “la más prodigiosa epopeya de todos los tiempos”.