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Turdus merula

Turdus merula

El mirlo común (Turdus merula) es una especie de ave perteneciente a la familia Turdidae del orden Passeriformes, nativa en toda Europa, noroeste de África y algunas zonas de Asia.

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El macho es fácilmente reconocible por su plumaje uniformemente negro que contrasta con un pico y anillo ocular anaranjados. La hembra es de tonos marrones, con un ligero moteado en el pecho y pico amarillento o parduzco.

Se trata de una especie con una gran amplitud de hábitat y que se ha adaptado con mucha facilidad a zonas urbanas como parques y jardines. Esta expansión por los pueblos y ciudades comenzó en Europa central y Gran Bretaña a mediados del siglo XIX, aunque en España no se observó este fenómeno hasta el siglo posterior. Las poblaciones urbanas presentan algunas diferencias que podrían ser de origen genético como una mayor capacidad de adaptación y aprendizaje, mayor duración del periodo reproductor o una mayor densidad de población, seguido de un aumento de interacciones agresivas. Pero lo que más concierne a esta investigación: una variación del ritmo circadiano natural (Aparicio, 2008).

Cantan los machos desde lo alto de un posadero desde enero hasta fin de julio. Aunque todos siguen la misma estructura, cada mirlo tiene variaciones individuales en su canto, siendo casi imposible encontrar dos cantos iguales. Generalmente siguen una estructura con dos partes: la melodía, más simple y de una frecuencia más baja, y el gorjeo: variable, complejo y más agudo que la melodía.

Figura 5. Ilustración de elaboración propia del plumaje típico del mirlo macho (izquierda) y hembra (derecha).

Figura 6. Espectrograma del canto de un mirlo. En el eje de abscisas se representa el tiempo en segundos, frente a la frecuencia (Hz) del eje de ordenadas (elaboración propia).

― Hipótesis inicial

Madrid encabeza la lista de ciudades españolas que más potencia lumínica emite hacia el cielo y tampoco se queda atrás en cuanto a la contaminación acústica ya que ocupa la cuarta posición de las ciudades más ruidosas de Europa. Evidentemente esto tiene sus consecuencias sobre el medio ambiente y en concreto sobre los mirlos de este estudio. El modo en que los patrones de canto de esta especie previsiblemente se alterarán nos hace enunciar las siguientes hipótesis de partida:

1. Ya sea para evitar los ruidos del día o porque su percepción de la duración de este está alterada por la iluminación artificial, el momento de inicio de canto con respecto a la salida del sol y de finalización del canto respecto a la puesta de sol será distinto entre las dos poblaciones:

o Las aves de las zonas contaminadas iniciarán su coro del amanecer más

temprano que aquellos en zonas no contaminadas.

o Las aves de las zonas contaminadas finalizarán su coro del atardecer más

tarde que aquellos en zonas no contaminadas.

2. Se observará un desfase fenológico3 entre los patrones de canto de ambas poblaciones. A causa de la iluminación artificial los patrones de cantoestacionales típicos de la especie se observarán de manera anormalmente adelantada en mirlos de zonas contaminadas.

3. Se espera que las aves del medio urbano canten más horas durante la noche que las aves del medio natural y que este tiempo de canto nocturno incremente con la llegada de la primavera.

3 La fenología es el estudio de fenómenos biológicos que se presentan periódicamente acomodados a ritmos estacionales y cómo estos se ven influenciados por las variaciones interanuales del clima, factores del hábitat y otros parámetros ambientales.

― Lugares de estudio y material

Para llevar a cabo este estudio se instalaron dos grabadoras AudioMoth Dev v1.0.0 al oeste de Madrid4 . Una se colocó en un medio natural: el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno, en un bosque de ribera. Se situó alejada como mínimo un kilómetro de todo núcleo urbano o carretera, con la excepción del EDAR Guadarrama Medio que se encuentra a 600 metros del lugar de grabación y una ganadería de toros que dista de 200 metros. La ubicación se seleccionó a principios de febrero gracias a que se observó una mayor densidad de mirlos allí que en otras zonas del bosque y una visita nocturna confirmó que la contaminación lumínica del lugar era despreciable. Se estima que a la grabadora alcanzan las voces de entre cuatro y cinco mirlos cuyos territorios están esparcidos por el bosque.5

Figura 7. Grabadora número 1 en el lugar de estudio natural (elaboración propia). Figura 8. Grabadora número 2 en el lugar de estudio urbano (elaboración propia).

La otra grabadora se colocó en un medio urbano: una zona residencial de Boadilla del Monte. Más específicamente, en una urbanización con abundantes espacios verdes que favorecen la presencia de mirlos, como setos y extensiones de césped. La urbanización cuenta con 40 farolas además de la iluminación de las calles de alrededor y del parque lindante. La contaminación acústica proviene de ruidos puntuales de máquinas como sopladoras y cortacésped, que suelen ser utilizados por la mañana y pueden llegar a superar los 80 db, y por la tarde son habituales los gritos de niños jugando en el parque.

4 Véase en el anexo: Figura 5 5 Las estimaciones del tamaño de población en ambos lugares de estudio se llevaron a cabo durante la escucha de las grabaciones del 23 de marzo. Se diferenciaron los mirlos entre sí principalmente por las variaciones de canto particulares de cada uno y por su distancia con respecto a la grabadora. Al ser especies territoriales, se da por hecho que estos individuos contados el 23 de marzo son los mismos que los escuchados en otras fechas.

Pero además de estos ruidos fuertes, se aprecia un ruido ambiental constante, generalmente de baja frecuencia, durante las horas de actividad humana6 . Se estima que a la grabadora alcanzan las voces de entre cinco y seis mirlos cuyos territorios están esparcidos por la urbanización y otras zonas residenciales cercanas.

Figura 9. Comparación del ruido ambiental entre el medio urbano (espectrograma de arriba) y medio natural (espectrograma de abajo). En el eje de abscisas se representa el tiempo en minutos, frente a la frecuencia (Hz) del eje de ordenadas (elaboración propia).

― Procedimiento

Las dos grabadoras se programaron para crear ficheros de audio todos los martes y miércoles desde el 15 de febrero de 2022 hasta el 18 de mayo del mismo año. Las grabaciones abarcaban el día entero, por lo que cada semana se grabaron 48 horas de audio en cada lugar. En total se recogieron datos de 52 días enteros, cuatro menos de lo previsto por problemas con una de las grabadoras.

Esto supondría que analizar todas las grabaciones serían 1248 horas de escucha, algo completamente inviable. Por eso se decidió fragmentar las grabaciones en periodos de 10 minutos, de cada cual se escuchó un minuto. En cada minuto escuchado se apuntaba un “2” si había algún mirlo cantando y un “0” si no se identificaba ninguno. No se tuvo en cuenta el número de mirlos en los casos en los que había más de uno cantando a la vez. Este procedimiento se llevó a cabo únicamente con 24 horassemanales, descartando entre los dos días el que presentaba unas condiciones meteorológicas desfavorables o que podrían dificultar la tarea de identificación. En caso de que el ruido ambiental, viento, lluvia u otras especies impidiesen la escucha de alguno de los minutos asignados, en su lugar se escuchaba otro minuto lo más próximo a este. En los casos en los que esto no se pudiera llevar a cabo, se anularon los datos de esa franja. En total se tuvieron que anular datos de 33 minutos, todos pertenecientes a grabaciones del medio urbano.

6 Véase en el anexo: Figura 7

A través de este procedimiento se elaboraron tablas que reflejan los hábitos de canto del mirlo durante 24 horas, desde febrero hasta mayo7. Con estos datos se pudo obtener una estimación del tiempo de canto que se convirtió en un porcentaje dividiendo el número de intervalos de 10 minutos en los que se identificó un mirlo cantando entre el número total de estos intervalos8 .

Cabe resaltar que los datos obtenidos no reflejan de manera exacta el tiempo que los mirlos estuvieron cantando, sino que son una mera estimación de este. Luego, estos porcentajes no se deben tomar de manera aislada, sino en comparación con otras fechas, para observar tendencias generales en los patrones de canto.

Figura 10. Fragmento de una versión ampliada de la Tabla 16 del anexo con anotaciones que aclaran algunos aspectos de esta (elaboración propia).

Por otro lado, se anotó la hora exacta del inicio y final de canto de cada uno de los días de grabación9. Esto se hizo buscando visualmente el primer y último canto en el espectrograma. En una tabla se recogieron estos datos en minutos relativos a la salida o puesta del sol de ese mismo día. Es decir, que si el primer mirlo empezara a cantar a las 6:10 UTC el 8 de marzo, dado que ese día el sol sale a las 6:49 UTC, se anotaron los -39 minutos de diferencia. Esto permitió comparar más fácilmente la variable a lo largo de los meses.

7 Véase en el anexo: Tablas 6-19 8 Véase en el anexo: Tablas 4 y 5 9 Véase en el anexo: Tablas 2 y 3

― Datos y Resultados

Mediante los procedimientos anteriormente descritos se extrajeron los datos que se reúnen en dos tipos de tablas que están recogidas en el anexo: las que abarcan el día entero en intervalos de 10 minutos y las que recogen el inicio y finalización de los cantos en minutos relativos a la salida o puesta del sol. A continuación, se presentan las gráficas con las que se puede visualizar la información obtenida, en relación con las hipótesis de partida:

1.1 Inicio del canto

En este apartado se tratará de demostrar la primera hipótesis de partida, concretamente el subapartado en el que se postulaba que “las aves de las zonas contaminadas iniciarán su coro del amanecer más temprano que aquellos en zonas no contaminadas”.

Figura 11. Gráfico de elaboración propia en el que se muestra el inicio del coro del amanecer de los mirlos del medio urbano (puntos naranjas) y del medio natural (puntos azules).

En el gráfico se muestra el inicio del canto de los mirlos, tanto en el medio urbano, representado con naranja, como en el medio natural, representado con azul. Cada punto simboliza el minuto exacto en el que empiezan a cantar, siempre referido a la salida del sol que variará según la fecha. Se puede observar cómo en el medio natural inician sus cantos una media de 39 minutos antes, coincidiendo grosso modo con el inicio del

crepúsculo civil10 . En el medio urbano la media de inicio es de 199 minutos previos a la salida del sol, aunque varía mucho dependiendo de la fecha. En el medio urbano, por tanto, empiezan a cantar antes con respecto a la salida del sol que en el medio natural. Adelanto que varía desde los 290min del 2 de marzo hasta únicamente 83min el 4 de

mayo.

Además, se aprecia una clara tendencia descendente: con el paso de los meses los mirlos del medio urbano empiezan sus cantos más tarde con respecto a la salida del sol. Tendencia que está completamente ausente en las aves del medio natural.

Véase el anexo Figura 12 para un diagrama de bigotes representando los mismos datos.

1.2 Finalización del canto

En este apartado se tratará de demostrar el segundo subapartado de la primera hipótesis de partida en el que se postulaba que “las aves de las zonas contaminadas finalizarán su coro del atardecer más tarde que aquellos en zonas no contaminadas”.

Figura 12. Gráfico de elaboración propia en el que se muestra la finalización del coro del atardecer de los mirlos del medio urbano (puntos naranjas) y del medio natural (puntos azules).

Siguiendo el mismo esquema que en el gráfico anterior, se muestra la finalización del

10 El crepúsculo civil es el periodo de tiempo antes de la salida del sol y después de la puesta del sol cuando el sol está a menos de 6 grados por debajo del horizonte. En Madrid dura en torno a media hora.

canto de los mirlos. Cada punto simboliza el minuto exacto en el que dejan de cantar, siempre referido a la puesta del sol que variará según la fecha.

En el atardecer, las aves del medio urbano y las del natural finalizan sus cantos a horas parecidas: una media de 20 minutos después de la puesta del sol en el medio urbano y 18 minutos después en el medio natural.

2. Desfase fenológico

En este apartado se tratará de validar la segunda hipótesis: “a causa de la iluminación artificial los patrones de canto estacionales típicos de la especie se observarán de manera anormalmente adelantada en mirlos de zonas contaminadas”.

Figura 13. Gráfico de elaboración propia en el que se muestra el porcentaje de las horas de luz solar que los mirlos del medio urbano (barras naranjas) y medio natural (barras azules) invirtieron en el canto. Las x simbolizan que no hay datos en la fecha respectiva.

En la gráfica se muestra la transformación a lo largo de los meses de los hábitos de canto diurno tanto en el medio natural (en azul) como en el urbano (naranja). Cada barra refleja el porcentaje del día durante el cual los mirlos estuvieron cantando, que no el tiempo total de canto. No es lo mismo que tres mirlos canten a la vez durante diez minutos que cada uno cante diez minutos en momentos diferentes. Aunque el tiempo de canto sea el mismo, el porcentaje del día durante el cual los mirlos estuvieron cantando es mayor en el segundo escenario. Canto diurno se refiere al canto que es efectuado desde el inicio del crepúsculo

civil del amanecer (aproximadamente media hora antes de la salida del sol) hasta el final del crepúsculo civil del anochecer. De esta manera se pretende abarcar todas las horas de luz, incluyendo el tiempo de luz de antes de la salida del sol y el de después de la puesta del sol.

Durante los meses de invierno (datos del 15 de febrero al 15 de marzo) se observa un gradual incremento en el porcentaje de canto en ambos lugares de estudio, pero de manera desfasada. Los mirlos del medio urbano ya habían empezado a cantar desde la primera sesión de grabación mientras que los del medio natural comienzan dos semanas más tarde.

Durante los meses de primavera (datos del 23 de marzo al 17 de mayo excluyendo el 5 de abril y el 12 de abril por problemas con la grabadora del medio natural) las líneas de tendencia se nivelan. En ambos lugares se puede escuchar a las poblaciones de mirlos cantar durante alrededor del 75% de las horas de luz.

3. Canto nocturno

Para analizar la validez de la tercera hipótesis, en la que se enunciaba que “se espera que las aves del medio urbano canten más horas durante la noche que las aves del medio natural y que este tiempo de canto nocturno incremente con la llegada de la primavera”, se tomará la siguiente gráfica:

Figura 14. Gráfico de elaboración propia en el que se muestra el porcentaje de la noche que los mirlos del medio urbano (barras naranjas) y medio natural (barras azules) invirtieron en el canto.

En la gráfica se muestra la transformación a lo largo de los meses de los hábitos de canto nocturno tanto en el medio natural (en azul) como en el urbano (naranja). Al igual que en el anterior diagrama, cada barra refleja el porcentaje de la noche durante el cual los mirlos estuvieron cantando.

Dado que cada día civil comienza a medianoche, los datos de una misma noche se encuentran fragmentados en dos días. Por lo tanto, cada barra refleja la información recogida entre las 00:00 UTC y el inicio del crepúsculo civil del amanecer, además de las horas comprendidas entre el final del crepúsculo civil del anochecer y las 24:00 UTC del mismo día.

La población de mirlos del medio urbano invierte una media del 25% de la noche en cantar. Durante los primeros meses de grabación, por lo general el porcentaje supera el 25%, situándose cerca del 30%. Mientras que durante los meses de primavera este se reduce y se vuelve algo más imprevisible.

En el medio natural el canto nocturno es algo puntual y su duración es despreciable.

― Conclusiones

Valoración de los resultados

En base a la información reflejada en las gráficas se pueden obtener diversas conclusiones que se ordenarán en función de la hipótesis de partida que llevan asociada.

La más llamativa es el adelanto del coro del amanecer de la población de mirlos urbanos. Los mirlos bajo los efectos de la contaminación iniciaron sus cantos una media de 3 horas y 19 minutos antes de la salida del sol, 2h 40min de media antes que los que se encontraban en condiciones naturales. Cabe mencionar que este efecto solo se observó en el amanecer y que al anochecer no se encontraron apenas diferencias entre la finalización de canto de las dos poblaciones. Teniendo esto en cuenta se puede decir que se confirma el primer subapartado de la primera hipótesis: las aves de las zonas contaminadas inician su coro del amanecer más temprano que aquellos en zonas no contaminadas; y se demuestra incorrecto el segundo subapartado: las aves de las zonas contaminadas finalizan su coro del atardecer más tarde que aquellos en zonas no contaminadas, ya que se ha comprobado que sus cantos finalizan en momentos similares. Estos resultados

coinciden con algunos de los reflejados en estudios anteriores sobre la contaminación lumínica. Los de la contaminación acústica en cambio, muestran un desfase más pequeño entre el inicio de los cantos de ambas poblaciones, que no suele superar la media hora. Pero dado que en este proyecto ambos factores aparecían de manera conjunta en el medio urbano no se puede hacer una distinción del efecto concreto de cada uno.

En segundo lugar, se puede señalar que el tiempo de canto en ambas poblaciones aumentó de manera gradual con la llegada de la primavera. Sin embargo, los mirlos del medio urbano comenzaron a cantar notablemente antes en el año que los del medio natural. Desde la primera grabación del 15 de febrero ya empleaban en torno a un 16% de las horas de luz en cantar. En el medio natural, por el contrario, no se escucha ningún mirlo hasta el 11 de marzo, día en el que invirtieron un 14% de las horas de luz en cantar frente al 45% del medio urbano. A pesar de este desfase inicial de unas dos semanas durante el invierno, es llamativo cómo a partir del 23 de marzo, primera grabación de la primavera, los patrones de canto llegan a ser muy parecidos en ambos lugares. Se verifica por tanto la segunda hipótesis: se observa un desfase fenológico entre los patrones de canto de

ambas poblaciones. A causa de la iluminación artificial los patrones de canto estacionales típicos de la especie se observan de manera anormalmente adelantada

en mirlos de zonas contaminadas. Específicamente, este adelanto solo se da en los primeros cantos, pero no en los patrones típicos de la primavera, que sí que ocurren de manera simultánea.

Por último, como consecuencia de haberse verificado la primera hipótesis, es decir que los mirlos urbanos efectivamente inician su coro del amanecer antes, necesariamente invierten más horas de la noche cantando que los mirlos en ambientes naturales. Como se muestra en la figura 13, la población del medio urbano invierte en torno al 25% de la noche en cantar frente al prácticamente 0% del medio natural. Sin embargo, como se ha descrito anteriormente, tanto en la figura 13 como en la figura 10 se observa una progresiva reducción de la duración del canto nocturno únicamente de los mirlos de la zona contaminada. Comienzan más tarde su coro del amanecer con respecto a fechas anteriores y por lo tanto su duración es menor. Esta tendencia es la contraria observada en los patrones de canto diurno, cuya duración aumenta en primavera con respecto a los meses de invierno. Así pues, se verifica que las aves del medio urbano cantan más horas durante la noche que las aves del medio natural, pero se desmiente que este

tiempo de canto nocturno incrementa con la llegada de la primavera.

Dificultades encontradas

Entre las dificultades que se han podido observar durante la elaboración del proyecto, destacan principalmente dos. En primer lugar, los contratiempos producidos por la grabadora. La grabadora que se necesitaba (AudioMoth) estaba fuera de stock cuando se empezó con el proyecto y no se planeaba su producción hasta febrero de 2022. En su lugar se tuvo que adquirir el AudioMoth Dev, el equivalente diseñado como una placa de desarrollo. Este no venía con portapilas y no cabía en la cápsula impermeable que debía proteger la grabadora. Tras casi dos meses de intentos fallidos, finalmente se optó por encajar la grabadora en el protector dejándolo medio abierto y envolver el conjunto en cinta americana11. Estos inconvenientes elevaron los gastos y retrasaron la fase experimental del proyecto que no pudo empezar a realizarse hasta mediados de febrero, cuando los mirlos del medio urbano ya habían comenzado sus cantos. Además, en el mes de abril se acabaron las pilas de la grabadora del medio natural antes de lo previsto, dejando a medias los ficheros del 5, 6, 12 y 13 de abril.

En segundo lugar, se tuvieron que hacer cambios en la elección de las especies del estudio a mitad de proyecto. Inicialmente se pretendían analizar los hábitos de canto tanto del mirlo común (Turdus merula) como del petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Sin embargo, a la hora de elegir las zonas de grabación, no se tuvo suficientemente en cuenta los movimientos migratorios del petirrojo europeo. A pesar de tratarse de una especie sedentaria en la península, en invierno España alberga poblaciones migradoras procedentes de toda Europa. Este incremento de petirrojos en invierno hace que sea una especie común en una gran variedad de ambientes y en especial los urbanos. Aunque al principio se identificaron petirrojos en ambos lugares de estudio (natural y urbano) con la llegada de la primavera abandonaron la zona de estudio urbano, por lo que esa parte del proyecto se tuvo que suspender y pasó a centrarse únicamente en el mirlo común.

Futuras líneas de investigación

Las grabaciones de este proyecto se podrían utilizar como material para estudiar el impacto de la contaminación lumínica y acústica en otras especies urbanas. En especial el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), carbonero común (Parus major) y carbonero

11 Véase en el anexo: Figura 3 y Figura 4

garrapinos (Periparus ater) que en más de una ocasión se identificaron cantando en plena noche en las grabaciones del medio urbano de este trabajo12 . Las grabaciones también podrían servir de utilidad para estudiar los cambios en las propias características intrínsecas del canto de los mirlos afectados por la contaminación acústica. Como se ha descrito anteriormente, a causa del ruido antropogénico de las ciudades se ha encontrado que las aves modifican la duración, frecuencia de sonido, amplitud y estructura de sus cantos. Estas alteraciones se podrían apreciar en las grabaciones del medio urbano con respecto a las del medio natural de este proyecto.

Como tercera posible línea de investigación se propone repetir el proyecto de manera similar, pero colocando más grabadoras en ambos tipos de zona de estudio (natural y urbano) para poder comparar así al menos seis o siete poblaciones de mirlos en vez de las dos que se analizaron en este trabajo. Aumentar el tamaño muestral de esta manera proporcionaría datos más representativos.

12 Véase en el anexo: Figura 8

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