T e m a an u a l
LA
ESPERANZA CRISTIANA, LUZ PARA EL CAMINO
P r im e r s em e s t r e
EL
LENGUAJE DE LA ESPERANZA Y LA ESPIRITUALIDAD DE HOY
Enero: JESÚS, ESPERANZA DEL CRISTIANO
ROMANOS 5.1-8, RVR 1960 / TLA 1
JUSTIFICADOS, PUES, POR LA FE, TENEMOS PAZ PARA con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y NO SÓLO ESTO, SINO
QUE
TAMBIÉN
TRIBULACIONES,
4
ESPERANZA;
AVERGÜENZA;
GLORIAMOS
SABIENDO
PRODUCE PACIENCIA; PRUEBA,
NOS
QUE
LA
EN
LAS
TRIBULACIÓN
Y LA PACIENCIA, PRUEBA; Y LA 5
Y
LA
ESPERANZA
NO
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
DIOS NOS HA ACEPTADO PORQUE CONFIAMOS EN ÉL. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios. 2 Nos alegra saber que, por confiar en Jesucristo, ahora podemos disfrutar del amor de Dios, y que un día compartiremos con él toda su grandeza. 3 PERO TAMBIÉN NOS ALEGRA TENER QUE SUFRIR, PORQUE SABEMOS QUE ASÍ APRENDEREMOS A SOPORTAR EL SUFRIMIENTO. 4 Y SI APRENDEMOS A SOPORTARLO, SEREMOS APROBADOS POR DIOS. Y si él nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación. 5 De eso estamos seguros: Dios cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. 6 Cuando nosotros los pecadores no podíamos salvarnos, Cristo murió por nosotros. Murió en el momento elegido por Dios. 7 En realidad, no es fácil que alguien esté dispuesto a dar su vida por otra persona, aunque sea buena y honrada. Tal vez podríamos encontrar a alguien que diera su vida por alguna persona realmente buena. 8 Pero Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía éramos pecadores. 1