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AMIGOS MÍOS, ¡tengan lástima de mí! 22 Dios se ha vuelto mi enemigo, no hagan ustedes lo mismo. 23 ¡Cómo quisiera que mis palabras quedaran grabadas para siempre 24 en una placa de hierro! 25 Yo sé que mi Dios vive, sé que triunfará sobre la muerte, y me declarará inocente. 26 Y aunque mi piel esté deshecha, veré a Dios en mi carne. [RVR1960] 27 Estoy seguro de que lo veré, ¡con ansias espero el momento! 28 Ustedes sólo piensan en perseguirme, pues creen que soy culpable; 29 pero tengan mucho cuidado. Dios es el juez de todos nosotros; cuando él los juzgue, los castigará con la muerte.
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