RIESGO, AMENAZAS Y EXILIO: JESÚS RECORRIÓ EL CAMINO DE SU PUEBLO
Mateo 2.13-23 13 Después de que los sabios regresaron a su país, un ángel de Dios se le apareció a José en un sueño y le dijo: «Levántate. Escapa a Egipto con el niño y con su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» 14 Esa noche, José escapó a Egipto con María y con el niño, 15 y se quedó allí hasta que Herodes murió. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios lo habían engañado, se puso muy furioso y mandó matar a todos los niños menores de dos años, que vivieran en Belén y sus alrededores. 17 Así se cumplió lo que Dios dijo por medio del profeta Jeremías: 18 «Grandes llantos y lamentos oyó la gente de Ramá. Era Raquel, que lloraba por la muerte de sus hijos, y no quería ser consolada.»
Traducción en Leguaje Actual 19 Herodes murió cuando José todavía estaba en Egipto. Entonces un ángel de Dios se le apareció a José en un sueño 20 y le dijo: «Regresa ahora mismo a Israel, junto con el niño y la madre, porque ya murieron los que querían matar al niño.» 21 José, María y el niño regresaron a Israel. 22 Pero José tuvo miedo de ir a la región de Judea porque supo que Arquelao, el hijo de Herodes, era el nuevo rey allí. Entonces el ángel de Dios le dijo a José que siguiera hasta la región de Galilea. 23Cuando llegaron allá, se fueron a vivir a un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio de los profetas: «El Mesías será llamado nazareno».
AÑO XXVI, NÚM. 52, DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DE 2020
Oración en conjunto Preside: HNA. FEBE ABIGAIL NÚÑEZ CASTRO
Introito Nuestros corazones rebosan de alegría por la venida del Hijo de Dios al mundo. Nuestra fe se nutre con las acciones del Dios Salvador.
Preludio
HNO. JACOBO NÚÑEZ CABRERA
La Luz que se impone sobre la oscuridad Y ahora, Dios le dice a su pueblo: «No recuerden ni piensen más en las cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca. Los chacales y los avestruces, y todos los animales salvajes entonarán cantos en mi honor. Haré brotar agua en el desierto y le daré de beber a mi pueblo elegido. Isaías 43.19-20
Pero yo pongo mi confianza en el Señor, espero en Dios, mi salvador, seguro de que mi Dios me escuchará.
Oración de intercesión
Miqueas 7.7
A.I Ricardo Ruiz
La Palabra divina renueva nuestra esperanza Lectura del Antiguo Testamento Lectura del Nuevo Testamento
OSEAS 11 MATEO 2.13-23 TLA
JESÚS RECORRIÓ EL CAMINO DE SU PUEBLO
La redención llega desde lo Alto Himno “Tierra de Palestina” (149)
Oración de ofrecimiento Himno: “Gloria a Dios en las Alturas” (120)
El perdón divino nos restaura siempre Ministro: El Espíritu de Dios acompaña nuestra conciencia y la hace despertar cuando nuestras acciones se apartan de la novedad de vida a la que hemos sido llamados. En Él confiamos para obtener el perdón. Momento de oración personal. / Oración audible. Unidos/as: Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que, si dejan de portarse mal y se apartan de sus maldades, no sufrirán las consecuencias de sus pecados. Arrojen a la basura todas las maldades que cometieron contra mí. EZEQUIEL 18.30b-31a Himno “Refugio tú del pecador” (97)
El pueblo de Dios se une en la distancia Saludo de la familia Ruiz Salgado Himno: “Saludo del cristiano” (429)
Gratitud transfigurada en ofrenda Que nuestra ofrenda sincera exprese suficientemente el grado de entrega que hacemos a nuestro Dios: vida, trabajo, talentos, dones. Todo lo traemos ante ti, Señor. Oración por las ofrendas Himno “Lo nuestro tuyo es” (442)
Dios nos acompaña y sostiene Que el gozo producido por la venida del Reino de Dios al mundo en Jesucristo inunde nuestros corazones y nos permita crecer continuamente en la fe y el testimonio del Evangelio. Amén.
Bendición congregacional Himno “El Señor es mi fuerza” (146) Postludio Intereses de la comunidad
Espero en el Señor; en El espera mi alma Pastor Ignacio Simal Camps
Espero en el Señor; en El espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza. Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana. Oh Israel, espera en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en El hay abundante redención; El redimirá a Israel de todas sus iniquidades. (Salmos 130:5-8 LBLA) A mi memoria acude mi biografía. Recuerdo tiempos de alegría, y tiempos de dolor. La vida se conforma de ambas cosas, de dolor y de alegría. Pues bien, poniendo el foco en esos momentos en los que el dolor y la incertidumbre se habían introducido en las habitaciones de mi alma, debo confesar a agua pasada, que la Palabra de Dios hecha carne me acompañó, me dio fuerzas y, finalmente, me libró del desierto del dolor y la incertidumbre. Por ello, con el salmista, puedo seguir confesando que “en su Palabra tengo mi esperanza”. Sigo confiando en esa palabra creadora que separó la luz de las tinieblas en el “primer día” de la creación genesiaca. Cuando la esperanza de liberación del dolor y la incertidumbre se realiza, experimento el desahogo y la alegría que un día todo experimentaremos en la consumación del reinado de Dios. Ahora bien, en medio del sufrimiento global que estamos experimentando pareciera un tanto egoísta estar pensando en una historia particular. De ahí que suspire por el mundo nuevo que tantas veces menciono, y vuelva mi mirada a él. No pongo mi esperanza para la resolución de los problemas que estamos atravesando a escala global en los gobiernos, en los Estados, en las organizaciones supranacionales… Pongo mi esperanza en la Palabra del Dios del éxodo. Esa Palabra-Espíritu que revolotea sobre las aguas de los pueblos, y los anima -al igual que al antiguo Israel en Egipto- en el proceso de liberación del Imperio. Somos como centinelas que esperan ansiosos la mañana. Una mañana que no cabe duda que llegará, aunque la noche se haga larga y pesada. La mañana despuntará porque en nuestro “Señor hay misericordia, y abundante redención”. La mañana romperá la noche, y con ella el Resucitado, de nuevo, nos saldrá al encuentro para abolir toda injusticia y acabar definitivamente con el Imperio de la Muerte. En ese día experimentaremos la liberación final tanto de los sufrimientos particulares como de los aguijonean a nuestra aldea global. “El redimirá a nuestro mundo de todas sus iniquidades”, ya que en el Cristo agónico, Dios estaba reconciliando consigo mismo al mundo. De ahí que vuelva a confesar, “espero en el Señor; en El espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza”. Sólo Deo Gloria
Por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. APOCALIPSIS 1.9 MATAGALPA 1081, SAN PEDRO ZACATENCO, GUSTAVO A. MADERO, 07360, Ciudad de México Tel.: 5586 6986, www.igl-ammishadday.blogspot.com, Secretario del Consistorio: A.I. Lauro B. Adame, Tel. 5781 6736 Pastor titular: Pbro. Leopoldo Cervantes-Ortiz (555180 5146)