Autoridad impuesta Un tema polémico en países de América Latina es la ola de “profetas” y “apóstoles” que recorre el continente. Al respecto, Enrique Montenegro afirma que cree en la existencia actual de los cinco ministerios, “pero, lamentablemente, ni todo el que dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, como tampoco todo el que se llama (o se hace llamar) Apóstol lo es”. Montenegro reconoce “el desparpajo de muchos en tratar de tener el titulo sin el oficio”, lo cual conlleva “tratar de imponer una autoridad que nadie les ha dado y pretender hacerlo sobre quienes no han engendrado”. Señala también que “muchos desvirtúan el oficio ofreciendo su supuesta ‘cobertura’ sobre obreros y congregaciones que ellos no han levantado ni han engendrado. Consecuentemente esta manera de actuar trae un gran perjuicio para la iglesia local por causa de las divisiones que se originan con estas actitudes poco éticas y para nada bíblicas”. Como contrapartida, dice que “muchos obreros locales oportunistas, ven una ocasión para ‘ponerse bajo una cobertura’ de alguno de estos ministerios que ejercen a 10.000 Km de distancia, a fin de poder hacer lo que quieren sin rendir cuentas a nadie localmente”. Señala también que “lamentablemente esta corriente, ya ha llegado también a España”. Guerra espiritual territorial En cuanto a los profetas, el pastor afirma que cree en la profecía y añade que el papel de la misma es totalmente claro en las escrituras para con la Iglesia: “Es para edificación, consolación y exhortación. No para dirección”.
Reconoce Montenegro que “algunos/as pretenden tener una palabra gobernante para la iglesia sin querer admitir ningún análisis o cuestionamientos sobre sus dichos, siendo que la Biblia manda examinarlo todo y retener lo bueno, lo que implica que no siempre todo lo que se dice es lo correcto”. El misionero señala como “tema preocupante” la ya famosa guerra espiritual territorial, que ha tomado el lugar de la evangelización. “Es más fácil decir que ‘batallo sobre los aires de un país para que sea salvo’, que ir y predicar la palabra a los que viven bajo ese territorio. Hemos suplantado la predicación por la oración. Mientras que la Biblia declara que la gente creerá por escuchar la Palabra”. Grandes ministerios En cuanto a los llamados “grandes ministerios” que se han levantado en América Latina, Enrique Montenegro opina que “los hay de todo tipo” y que “sin duda alguna Dios está haciendo algo nuevo en el continente”. Afirma tener el privilegio de conocer y tener amistad con muchos de los que hoy pastorean inmensas congregaciones y reconoce que humildemente valora muchísimo el trabajo de muchos de ellos. “El lado negativo es que el progreso de muchos que han trabajado honestamente, ha desatado una cierta competencia en otros muchos ministerios por tratar de demostrar quién tiene la iglesia más grande. Paralelamente, mientras algunos parecen competir, otros tratan de imitar el modelo sin valorar ni el costo, ni el llamado peculiar, ni mucho menos la manera de conseguir los resultados”, explica Montenegro. […]
EL SALMO 119 Walter Brueggemann El salmo 119 no sólo es el más extenso de los cantos de la Toráh sino el más largo de todos los salmos. Si no se reconoce su intento estructural puede llamar la atención por su monotonía y aburrida redundancia. Pero su creación es, de hecho, una realización intelectual masiva. Es un salmo acróstico maravillosamente labrado. (El mismo mecanismo del salmo 45, donde se usa sucesivamente una letra al inicio de cada línea hasta recorrer todo el alfabeto. En aquel salmo la estructura pretendía capacitar para una plena alabanza, aquí, para ofrecer plena obediencia.) La característica notable aquí es que cada letra del alfabeto contiene ocho versos sucesivos antes de que el poema pase a la siguiente letra. En términos artísticos, es como si tuviéramos aquí ocho poemas acrósticos simultáneos. Eso hace al salmo tan largo y tan estilizado. Es una lástima que tal logro se pierda inevitablemente en la traducción. Para apreciar el salmo, nos debemos preguntar por qué habría alguien de trabajar tan intensa y rigurosamente este tema. Se nos ocurren tres razones posibles: primera, el salmo es deliberadamente didáctico. Refleja el trabajo de un maestro de clase. Su objetivo no es casual. Pretende instruir al joven en el abc de la obediencia a la Toráh. Segunda, el salmo quiere hacer una afirmación comprensiva de la adecuación de una vida orientada por la Toráh. Afirma que la Toráh cubrirá todas las facetas de la existencia humana, de la A a la Z. No hay crisis humana o tema en el que necesitemos salir fuera del campo de la obediencia de la Toráh para vivir plenamente. Tercero, el intento dramático es encontrar una forma proporcional al mensaje. El mensaje es que la vida es segura y plenamente simétrica cuando se respeta la Toráh. Así, el salmo proporciona una experiencia literaria pedagógica de seguridad y plena simetría. Una vida ordenada por la Toráh es segura, previsible y completa como la dinámica del salmo. Cuando somos conscientes de la forma, no necesitamos decir mucho más sobre la sustancia. Pero podemos hacer dos observaciones. Primera, la Torán no es una letra muerta (II Cor 3.2-6), sino un agente activo vivificador. Esto es, la Toráh no es sólo una serie de reglas sino un modo de presencia del Dios que da la vida (Cf. Dt 4.7-8). La obediencia a la Toráh es fuente de luz, de vida, de alegría, de satisfacción, de deleite. Ciertamente, “deleite” (shaíaí) es una repetida respuesta a la Toráh (vv. 16, 24, 47, 70, 77, 92, 143, 174). La Toráh no es una carga sino un modo de existencia gozosa. El poder