De todos modos, como ya he apuntado antes, también es un problema el hecho de que en nuestra sociedad las familias numerosas sean tan negativamente valoradas, hasta el punto de que si tienes muchos hijos pasas fácilmente por “asocial”. Sin embargo, los niños que crecen rodeados de una multitud de hermanos y hermanas se vuelven más independientes y fuertes socialmente. Aprenden, desde edades muy tempranas, a responsabilizarse de otras personas y a cuidar de sí mismos. Quien crece con varios hermanos se acostumbra a compartir, a atender a los demás y a respetarlos. Si se me permite hablar así, estos niños reciben ya desde su cuna una buena educación sentimental y social. En este sentido, la familia numerosa sigue siendo una bendición incluso en nuestro tiempo y en la sociedad del siglo XXI, aunque haya factores económicos y de otro tipo que hablen en su contra. Muchos aspectos de la educación y del cuidado de los hijos se confían hoy a los servicios públicos; en una familia numerosa, las personas cuidan unas de otras, se preocupan unas de otras. Este es un hecho que resulta atractivo. Es frecuente que las madres de familia numerosa se acostumbren a ver cómo a los amigos y amigas de sus hijos les gusta venir a casa, porque se sienten cómodos en un entorno familiar variado y que transmite una sensación de protección. En efecto, donde comen cuatro comen cinco. Y donde cinco se ocupan unos de otros, no molesta la presencia de una sexta persona. En la Biblia, Lea no fue la primera elección de su marido Jacob, que estaba enamorado de Raquel, hermana de Lea. El padre de ambas, Labán, le había prometido a Jacob que, si trabajaba siete
años para él, podría casarse con la mujer que amaba; pero el día de la boda, Jacob descubre con sorpresa que es con Lea con quien ha pasado la noche de bodas. Para entender esta narración de carácter popular, con el canje de novias incluido, debemos tener en cuenta las tradiciones nupciales de entonces, según las cuales el novio no veía ni reconocía a la mujer hasta la noche de bodas; antes, durante el día, la novia iba cubierta por un velo. ¡Qué frustración y rabia tuvo que sentir Jacob! ¡Y menuda humillación para Lía! ¡Su padre la había entregado a un hombre que quería casarse con su hermana pequeña! ¡Se vería a sí misma como una cabeza de ganado que cambia de propietario! Una criatura a la que nadie quiere. Una infeliz. Cuando Jacob se queja del engaño, Labán le entrega también a Raquel como esposa. “Jacob quiso más a Raquel que a Lea”, dice la Biblia simplemente (Génesis 29.30). ¿Qué significa eso para la hermana mayor? Ella es la que molesta, el accidente por así decirlo, la que debe ser soportada para que los amantes puedan encontrarse... Eso tuvo que herirla para toda la vida. Fue entregada a su marido. Día tras día viven bajo vigilancia: todos pueden ver lo que sucede. Los parientes, las criadas, los esclavos, los vecinos, todos están al corriente. Aun así, Lía, la menos querida, triunfó en un aspecto importante por encima de su hermana: ¡dio a luz a seis hijos y a una hija! Cuenta la Biblia: “Viendo el Señor que Lía no era correspondida, la hizo fecunda” (Génesis 29.31).
LAS MUJERES OLVIDADAS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA: KATHERINE SCHÜTZ ZELL (II) Lisandro Orlov ALC Noticias, 26 de febrero de 2015 El ministerio principal de Katherine fue el acoger a los refugiados protestantes y ministros itinerantes. Según el historiador de la iglesia Philip Shaff en su Historia de la Iglesia Cristiana, los ministros de la Reforma informaron que “ella dialogó con ellos sobre la teología de manera inteligente que la clasifican por encima de muchos doctores.” Para los opositores que insistían en que ella debía guardar silencio, ella dijo: “Me recuerdas que el apóstol Pablo le dijo a las mujeres el permanecer en silencio en la iglesia Pero les recuerdo la palabra de este mismo Apóstol que afirmó que en Cristo ya no hay varón ni mujer, y la profecía de Joel: “Yo derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán” Ella añadió, con un toque de sarcasmo: “No pretendo ser Juan el Bautista reprendiendo a los fariseos. No pretendo ser Nathan recriminando a David. Aspiro sólo a ser el trasero de Balaam, castigando a su amo”. Katherine también estaba profundamente involucrada en el ministerio con los pobres, y escribió muchos himnos, que se publicaron en forma de folleto específicamente para la gente común de Alemania. Pero quizás su contribución más sorprendente era su bondad y la inclusión hacia los cristianos que diferían de su propio grupo en doctrinas consideradas no esenciales– una posición que no era sólo de vanguardia en su tiempo, sino que recibió rechazo tanto de los protestantes y de los católicos por igual. Para su mayor crítico, el ministro luterano Ludwig Rabus, escribió: Considere a los pobres anabaptistas, que son tan furiosa y ferozmente perseguidos. ¿Deben las autoridades de todo el mundo ser incitada en contra de ellos, como el cazador conduce a su perro en contra los animales salvajes? ¿Contra aquellos que reconocen a Cristo como el Señor, en gran medida de la misma manera que lo hacemos nosotros y junto a quienes rompimos con el papado? El hecho de que no pueden estar de acuerdo con nosotros en temas menores, ¿es esta una razón para perseguirles y en ellos a Cristo, en quien fervientemente creen y que a menudo le han confesado ya sea en la miseria, en la cárcel, y bajo los tormentos del fuego y el agua?
Los gobiernos pueden castigar a los criminales, pero no deberían obligar o gobernar en relación con las creencias que es una cuestión del corazón y de la conciencia y que no tiene nada que ver con las autoridades temporales”. Katherine también declaró enfáticamente que: “Cualquier persona que reconoce a Cristo como el verdadero Hijo de Dios y el único Salvador de la humanidad es bienvenido en mi mesa.” Al final de su vida Katherine mostró su compromiso con esta posición mediante la realización de un funeral en secreto para una mujer que era discípula de la secta “radical” de los seguidores de Kaspar Scwenkenfeld, a pesar de que ella ya era anciana y estaba