Ecolampadio no fue el creador de la Reforma en Basilea. A su llegada, las bases fundamentales del antiguo orden ya habían sido sacudidas. Pero su mérito especial fue que mediante sus poderosos e impresionantes sermones, su moderación y consideración y especialmente por su transparencia espiritual y determinación, el movimiento reformador en Basilea, que en ese momento estaba mezclado fuertemente con motivaciones políticas, fue transformado en un movimiento de carácter religioso. Cuando Basilea se unió a la federación suiza (1501), el ejemplo de las democracias suizas indujo a los ciudadanos a cambiar sus condiciones políticas. Hasta entonces, la ciudad había sido gobernada exclusivamente por la nobleza. En noviembre de 1525 celebró la primera Santa Cena evangélica y un año después publicó el ordenamiento del culto evangélico para la ciudad. Participó en la Disputa de Baden, en la de Berna junto con Zwinglio (1528) y en el Coloquio de Marburgo. En 1529 logró que la ciudad estableciera la Reforma, no sin largas vacilaciones y después de enfrentamientos que terminaron en desórdenes iconoclastas. Para el discutido tema de la disciplina eclesiástica, creó el cargo especial de los presbíteros (1530). Además del problema de la disciplina, su vida estuvo marcada también por la lucha contra los anabautistas, por visitas eclesiásticas y por el reordenamiento del sistema educativo. En su último viaje apoyó, junto con Bucero y Ambrosius Blarer, los cambios en Ulm, Memmingen y Biberach. Murió sólo seis semanas después que Zwinglio. Su viuda, Wibrandis Rosenblatt, se casó después con Capitón y Bucero. _______________________________________ ISABEL, MADRE TARDÍA (I)
Margot Kässmann TENER HIJOS NO ES ALGO QUE OCURRA SIN MÁS, POR mucho que algunas parejas lo deseen. La Biblia nos recuerda el sufrimiento de algunas mujeres por no tener hijos: Isabel en el Nuevo
Testamento, y Sara y Ana en el Antiguo Testamento. Igual que hoy, también antiguamente el tema: “Hijos, ¿sí o no?”, preocupaba a la gente a lo largo de sus vidas. Al menos en el sentido de la libertad de elección. Isabel y su esposo Zacarías son descritos como personas piadosas, intachables y de “edad avanzada”; en el caso de Isabel, se añade que es “estéril”. Tal y como suena en la Biblia, parece que nos encontramos ante una pareja anciana encantadora que ya se ha hecho a la idea de no tener niños. Seguro que la “edad avanzada” tenía un significado muy distinto en los tiempos en que la esperanza de vida era limitada; tal vez tuvieran entre cuarenta y cincuenta años. Zacarías es sacerdote y un día se le aparece un ángel en el templo. Éste le dice que sus plegarias han sido escuchadas; su mujer tendrá un hijo, al que él debe poner el nombre de Juan. Zacarías no puede creerlo. El ángel se lo repite; Zacarías se quedará mudo hasta que tenga lugar el nacimiento del hijo. Isabel queda encinta. ¿Qué clase de experiencia fue un embarazo en esas condiciones? ¿Tal vez su marido le contó, por gestos o por escrito, algo de la experiencia que había tenido? ¿Tal vez se le había interrumpido el periodo y pensó que se trataba del principio de la menopausia, lo que hacía que el embarazo no entrase ya en sus expectativas? ¿O tal vez había descartado ya sencillamente de su vida esa perspectiva? El asombro ante tal milagro terminará abriéndose paso en su interior. La historia cuenta que Isabel “se oculta” durante cinco meses. Es bien comprensible. ¿Durante cuánto tiempo se estuvo preguntando —en tiempos en que no era posible acudir a la ecografía— si realmente debía creer que estaba embarazada? Nunca lo había estado antes, de modo que no sabía lo que se sentía. Y seguro que desconfiaba de todas señales que le emitía su cuerpo. Probablemente más tarde fue consciente de los peligros que amenazaban a un embarazo en sus primeros pasos: Isabel temía que el embarazo acabara en un aborto involuntario prematuro.
RETOMANDO LA AGENDA INCONCLUSA DE LA REFORMA Libro de Trabajo, XXVI Asamblea General de la CMIR INSPIRADA POR LOS MOVIMIENTOS DE LA REFORMA EN FRANCIA, Italia y la República Checa, en Alemania, Suiza y muchos otros países, la Asamblea General de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas se reúne en Europa y reflexiona sobre lo que significa ser una iglesia de la Reforma. El tema “Dios de Vida, renuévanos y transfórmanos” retoma el llamado de los reformadores a renovar la Iglesia y a transformar el mundo y aplicarlo a los retos del presente. La Reforma se entendía a sí misma como un ejercicio de empoderamiento teológico. Todos los cristianos y cristianas deben ser capaces de leer la Biblia y discernir la voluntad de Dios para el mundo. Los catecismos y las confesiones dieron claridad y dirección y prepararon a cada miembro de la congregación para contribuir a las discusiones teológicas. La plenaria de teología en la Asamblea General quiere reconectarse con este espíritu y anima a todos los y las participantes a comprometerse con la forma en que la CMIR está haciendo teología. En la tradición reformada, los conceptos e ideas teológicas no reclaman validez eterna, sino que están siendo probados continuamente a la luz de los desafíos que el mundo está planteando a nuestras iglesias. El primer capítulo de este documento conceptual presenta algunas preguntas que los miembros de nuestra Comunión están planteando en respuesta a estos desafíos: ¿Cómo podemos vivir más plenamente el legado poderoso que hemos recibido de nuestros antepasados en la fe? ¿Cómo pueden las ideas que nos han sido transmitidas ayudar a discernir la voluntad de Dios en medio de los problemas de nuestro tiempo? La propuesta resume estas sugerencias e ideas a la luz de las confesiones de Barmen, Belhar y Accra. La decisión de la Asamblea General dará claridad teológica y dirección a los programas de la CMIR. Preguntas a ser consideradas 1. La CMIR debería desarrollar nuevas ideas sobre la Reforma, que de acuerdo con el entendimiento reformado es la continua necesidad de que la iglesia sea renovada y transformada: ¿Cuál es el “asunto inconcluso” de la Reforma? ¿Cuáles son los temas y las ideas de la Reforma que no hemos "hecho bien"? a) ¿Hemos realizado plenamente "el sacerdocio de todos y todas los creyentes" en nuestras iglesias y viviendo nuestra vocación cristiana en el mundo más amplio? b) Los Reformadores nunca desearon una división de la iglesia. Calvino incluso habló de esto como un "desmembramiento" del cuerpo de Cristo. El restablecimiento de la unidad es tal vez un "asunto inconcluso". c) ¿Cómo pensamos hoy en la Sola Scriptura en nuestros contextos religiosamente pluralistas donde existen múltiples "escrituras"?