SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS AL MENOS UNA VEZ AL AÑO, SE INVITA A LOS cristianos a evocar la oración de Jesús para sus discípulos: “para que todos sean uno; [...]; para que el mundo crea [...]” (véase Juan 17.21). Los corazones se conmueven y los cristianos se reúnen para orar por su unidad. Las congregaciones y parroquias de todo el mundo organizan intercambios de predicadores o celebraciones y cultos ecuménicos especiales. El evento en el que tiene su origen esta experiencia única es la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Esta semana de oración se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero, entre las festividades de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo. En el hemisferio sur, en el que el mes de enero es un mes de vacaciones, las iglesias encuentran en muchas ocasiones otros momentos para celebrarla, por ejemplo, en torno a Pentecostés, que también es una fecha simbólica para la unidad. Las Iglesias del Caribe fueron elegidas para redactar el borrador de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. El Caribe actual está profundamente marcado por el proyecto deshumanizante de la explotación colonial. Muy lamentablemente, a lo largo de 500 años de colonialismo y de esclavitud, la actividad misionera cristiana en la región, exceptuando algunos casos notables, estaba muy ligada a este sistema deshumanizante y en muchas ocasiones lo
LA LIBERTAD CRISTIANA (1520) Martín Lutero justificaba y reforzaba. Mientras que los que trajeron la Biblia a la región usaban las Escrituras para justificar la subyugación de un pueblo esclavo, en la mano de los esclavizados se volvía una inspiración, una garantía de que Dios estaba de su parte y de que les llevaría a la libertad. Hoy en día los cristianos del Caribe pertenecientes a distintas tradiciones ven el actuar de la diestra de Dios en el fin de la esclavitud. Esta es una experiencia unificadora de la acción salvífica de Dios que dona libertad. Por este motivo se consideró muy apropiada la elección del canto de Moisés y María (Ex 15, 1-21) como tema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Es un canto de victoria sobre la opresión. Este tema ha sido recogido en un canto, “La diestra de Dios”, escrito en un taller de una reunión de la Conferencia de las Iglesias del Caribe celebrada en agosto de 1981, que se ha vuelto un himno del movimiento ecuménico de la región y que ha sido traducido a distintas lenguas. El material de trabajo se puede descargar en el sitio: www.oikoumene.org/es/resources/docume nts/commissions/faith-and-order/xi-weekof-prayer-for-christian-unity/2018
9. UNA VEZ QUE EL HOMBRE HAYA VISTO Y RECONOCIDO POR LOS mandamientos su propia insuficiencia, lo acometerá el temor y pensará en cómo satisfacer las exigencias de la ley; ya que es menester cumplirla so pena de condenación; y se sentirá verdaderamente humillado y aniquilado, sin hallar en su interior nada con que llegar a ser bueno. Entonces es cuando la otra palabra se allega, la promesa y la afirmación divina, y dice: ¿deseas cumplir los mandamientos y verte libre de la codicia malsana y del pecado como exigen los mandamientos? ¡Mira! ¡Cree en Cristo! En él te prometo gracia, justificación, paz y libertad plenas. Si crees, ya posees, mas si no crees, nada tienes. Porque todo aquello que jamás conseguirás con las obras de los mandamientos —que son muchas, sin que ninguna valga— te será dado pronto y fácilmente por medio de la fe: que en la fe he puesto directamente todas las cosas, de manera que quien tiene fe, todo lo tiene y será salvo; sin embargo, el que no tiene fe, nada poseerá. Son pues, las promesas de Dios las que cumplen lo que los mandamientos ordenan y dan lo que ellos exigen: esto sucede así para que todo sea de Dios; el mandamiento y el cumplimiento. Sólo Dios ordena y sólo Dios cumple. Esta es la razón por la cual las promesas de Dios son la Palabra del Nuevo Testamento y están comprendidas en el mismo. 10. Estas palabras y todas las demás de Dios son santas, verídicas, justas, pacíficas, libres y plenas de bondad. Por tanto, el alma de aquel que con fe verdadera se atiene a la palabra divina, se unirá a la misma de tal modo que también el alma se adueñará de todas las virtudes de la Palabra. Es decir, por la fe, la Palabra de Dios hará al alma santa, justa, sincera, pacífica, libre y plena de bondad; será en fin un verdadero hijo de Dios, como dice Juan: “A los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1.12). Esto aclara por qué la fe es tan potente y asimismo cómo existen buenas obras que puedan igualarse a ella.