Letra núm. 555, 28 de enero de 2018

Page 1

UNA IGLESIA ENFERMA La Jornada, 26 de enero de 2018

ES LA TRASNACIONAL ECONÓMICA, RELIGIOSA, social y política más antigua. Ha sorteado con éxito divisiones ideológicas y crisis severas. Como la que hace 500 años le causó el movimiento que encabezó Martín Lutero. Tiene en América Latina su base de creyentes más importante, fruto de la conquista española, que tuvo como apoyo la espada y la cruz. Pero esa fidelidad decrece año tras año. Y hay motivos suficientes para ello. La mejor muestra de la enfermedad que corroe a la Iglesia católica acabamos de verla en Chile, durante la visita de Francisco. Fue un fiasco que él y quienes planean sus viajes en el Vaticano pudieron evitar y no quisieron. Sabían que dicha Iglesia ha perdido allí fieles a velocidad impresionante: en poco más de 20 años pasaron de 75 por ciento a 45 por ciento. Y no por irse a otras religiones, como en varios países del continente, sino porque no desean tener ninguna. Esa reducción tan rápida y enorme se origina en el alejamiento de la jerarquía eclesiástica de los fieles y entregarse sin recato a la pequeña pero poderosa clase político-empresarial que maneja al país andino. Apoyó incondicionalmente al dictador Pinochet. Posee una enorme fortuna material y goza de incontables prebendas del Estado. Y para completar el panorama negativo, han quedado sin sancionar ejemplarmente los más de 80 casos de pederastia en que se han visto envueltas

congregaciones e influyentes prelados. El más destacado: Fernando Karadima, guía espiritual de la clase pudiente y de los principales políticos de la derecha. A diferencia de Marcial Maciel, el depredador por excelencia, Karadima no tuvo reparo en abusar de los hijos de algunos de quienes veían en él casi a un santo. Aunque el Vaticano lo declaró en 2011 finalmente culpable de abusos sexuales contra menores, nunca pisó la cárcel y el grupo de clérigos cercanos sigue en activo y en altos cargos. Como Juan Barros, obispo de Osorno, a quien las víctimas de Karadima señalan de ocultar sus delitos. Pese al rechazo que hubo hacia él estuvo presente en toda la gira papal. Además, el guía espiritual de la alta sociedad chilena influyó para que el Vaticano nombrara obispos a otros sacerdotes de su confianza: Andrés Arteaga en Santiago, Horacio Valenzuela en Talca y Tomislav Klojatic en Linares. Al hacer el recuento de daños de su visita, Francisco pidió perdón por exigir pruebas a las víctimas de la pederastia clerical. Pero insistió en la inocencia del obispo Barros, porque “no hay evidencias de su culpabilidad y, al parecer, no se van a encontrar”. La protesta contra dicho prelado y otros depredadores sexuales proviene de los católicos chilenos y de otros países. Si la Iglesia desea conservarlos, debe entregar a la justicia civil a los clérigos abusadores. Sin excepción.

EVANGELIZA R: UNA INVITA CIÓN A VIV IR EN EL AMO R Y LA D IFEREN CIA Nicolás Panotto Lupa Protestante, 17 d e mayo de 2012 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor; pero el mayor de ellos es el amor. I CORINTIOS 13.13

LA EVANGELIZACIÓN ES UN TEMA COMPLEJO QUE DESPIERTA MUCHAS SUSCEPTIBILIDADES. Y no es para menos. Por diversas razones se la ha definido como imposición, proselitismo, como un tipo de discurso que debe aceptarse sin cuestionamientos, como la adhesión a una iglesia o religión, entre otras cosas. Sí, siempre se dice: “el evangelio es una forma de vivir, no una religión”. Pero del dicho al hecho, hay un abismal trecho. Los dogmas, las formas religiosas, las moralinas, pregonan por sobre la simpleza del sentido común y la vivencia cotidiana de la fe. La historia muestra muchos ejemplos que respaldan estas comprensiones, y la distorsión y daño que han traído en muchos sentidos. Nada de buenas nuevas; pura muerte y malas noticias. Pero a veces esos cuestionamientos, aunque totalmente veraces, nos pueden llevar a ser reacios con el tema, sin profundizar en sus riquezas y valores. Hay muchas resignificaciones que son necesarias hacer, ya que el término “evangelizar” está viciado y cargado de sentido por su bagaje histórico, tal como recién mencionamos. Es interesante notar que en el NT encontramos 52 menciones de “dar o compartir las buenas nuevas”, mientras que “evangelista” –un término que refiere más a una función institucionalizada- aparece solo 3 veces. Como todo en la vida, parece que ciertos elementos se tornan resistentes cuando se sedimentan y pierden la frescura del proceso o la no definición estricta que conlleva el simple “compartir”, sin una forma única. Defino compartir el evangelio como una invitación a vivir en el amor fraterno. Esta enunciación trae consigo algunos replanteamientos. Principalmente, el hecho de que el evangelio no es un cúmulo de credos sino un nuevo estilo de vida. No implica la aceptación de una religión sino una nueva manera de comprender la rea-


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Letra núm. 555, 28 de enero de 2018 by Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday - Issuu