EMPIEZA LA CONFERENCIA MISIONERA EN TANZANIA CON UN PROFUNDO ESPÍRITU DE INTERCAMBIO LA TAN ESPERADA CONFERENCIA SOBRE MISIÓN Mundial y Evangelización se inauguró el 8 de marzo en Arusha (Tanzania), al ritmo de percusiones africanas, con casi mil participantes, narración de cuentos y un espíritu de intercambio que prepararon el terreno para el resto de la semana. La conferencia, organizada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) con el tema “Avanzar en el Espíritu: llamados a un discipulado transformado y transformador”, ha reunido a representantes de iglesias protestantes, ortodoxas, católicas romanas, evangélicas, pentecostales e iglesias instituidas en África. La Dra. Agnes Abuom, de la Iglesia Anglicana de Kenya, la primera mujer y la primera africana de la historia en ser moderadora del Consejo Mundial de Iglesias, dio la bienvenida a todos en el servicio inaugural. “La Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización, con el tema “Avanzar en el Espíritu: llamados a un discipulado transformado y transformador”, se enmarca en la celebración más general y universal por parte de la comunidad ecuménica de iglesias del 70º aniversario del Consejo Mundial de Iglesias”. La Dra. Abuom añadió: “Por lo tanto, abordaremos el tema de esta conferencia con la celebración, la conmemoración y la lamentación como telón de fondo”. La moderadora destacó: “Miramos atrás con agradecimiento al Dios Todopoderoso por la visión de nuestros predecesores ecuménicos; por su compromiso, su coraje y su determinación para seguir el llamado a la unidad de la iglesia y la unidad de la humanidad en un momento de la historia en que el mundo estaba dividido y devastado por la guerra, habitado por comunidades fracturadas y relaciones rotas”. En su discurso inaugural, el secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit,
calificó esta conferencia como un hito en la historia moderna de la iglesia. “Creo que en nuestros días, Dios nos está recordando especialmente cuál es la fuerza que impulsa la misión de la iglesia”. “Es el amor de Dios, manifestado en el amor de Jesucristo a través de su vida, su crucifixión y su resurrección, que trajo la salvación y la reconciliación al mundo”, añadió. Deberíamos llevar marcadas las palabras del apóstol San Pablo: “El amor de Cristo nos impulsa” (2 Corintios 5:14)”. […] La Rev. Dra. Mutale Mulenga-Kaunda, investigadora de la Universidad de KwaZuluNatal, que pronunció uno de los discursos principales, dijo que era para ella un honor participar en la reunión ecuménica, y más porque esta se iniciaba en el Día Internacional de la Mujer. Después de compartir su historia personal de lucha, conversión y esperanza, MulengaKaunda habló sobre la particular perspectiva africana que compartirían los asistentes a la conferencia. “Luché con oraciones que parecían quedar sin respuesta. Luché por comprender cómo el Espíritu vivificador de Dios guiaría mi camino hacia un futuro desconocido”, dijo. […] Las respuestas a la intervención de la Dra. Mulenga-Kaunda, ofrecieron una reflexión sobre la manera en que la historia de la oradora daba una dimensión más profunda al tema de la conferencia y sentaba las bases para entablar un diálogo más profundo. […] El profesor emérito Néstor O. Míguez, teólogo argentino, dijo que las ideas de Mulenga-Kaunda nos permitían ver cómo la vida nos prepara para la misión. “La sabiduría que se puede extraer de estas historias, junto con la sabiduría desarrollada por el pensamiento crítico guiado por el Espíritu de Dios, son la fuerza indispensable del discipulado transformado y transformador”, dijo Míguez.
LOS HOMBRES D EL MA ESTRO (VI) JUAN Serafín de Ausejo 3. LA SEGUNDA ETAPA DE SU VIDA COINCIDE CON EL ÚLTIMO decenio del primer siglo de nuestra era poco más o menos. Juan es ahora el oráculo de los cristianos de la provincia romana de Asia, es decir, del litoral egeo y parte de tierra adentro de la actual Turquía. El centro de su actividad apostólica es siempre Éfeso. Él mismo nos dice en el Apocalipsis que estuvo desterrado en Palmos por haber dado testimonio de Jesús. Esto debió de acontecer durante la persecución de Domiciano (años 81-96 d. C.). Su sucesor, el benigno y ya casi anciano Nerva (a. 96-98), concedió una amnistía general, en virtud de la cual pudo Juan volver a Éfeso. Allí nos lo sitúa la tradición cristiana de primerísima hora, cuya solvencia histórica es irrecusable. El Apocalipsis y las tres cartas de Juan atestiguan igualmente que su autor vive en Asia y que goza allí de extraordinaria autoridad. Y no es para menos. En ninguna otra parte del mundo civilizado, ni siquiera en Roma, quedaban ya apóstoles supervivientes. Y sería de ver la veneración que sentirían los cristianos de fines del primer siglo por aquel anciano que había oído hablar al Señor Jesús, y le había visto con sus propios ojos, y le había tocado con sus manos, y le había contemplado en su vida terrena y ya resucitado, y había presenciado su ascensión a los cielos. Por eso el valor de sus enseñanzas y el peso de sus afirmaciones por fuerza había de ser excepcional y único. Y en este anciano, que al parecer jamás iba a morir—eso anhelaban y, en parte, creían los buenos hijos espirituales del apóstol viendo su longevidad—, encontraban aquellas comunidades cristianas un manantial inagotable de vida en Cristo. De él dependen, en su doctrina, en su espiritualidad y en la suave unción cristocéntrica de sus escritos, los Santos Padres de aquella primera generación posapostólica que le trataron personalmente o se formaron en la fe cristiana con los que habian vivido con él, como San Papias de Hierápolis, San`Policarpo de Esmirna, San Ignacio de Antioquía y San Ireneo de Lyón. Y son éstos precisamente las fuentes de donde dimanan las mejores noticias que la tradición nos transmitió acerca de esta última etapa de la vida del apóstol. […]