Letra núm. 565, 22 de abril de 2018

Page 1

A A RÓ N S Á EN Z GA RZA : E L PROTESTANTE QUE PUDO SER PRESIDENTE DE MÉXICO COMENZAREMOS CON UNA AFIRMACIÓN abiertamente polémica: buena parte (sino es que la mayoría) de las iglesias evangélicas mexicanas de la actualidad desconoce la manera en que se ha relacionado su presencia con los acontecimientos históricos del pasado ya no tan reciente. Ahora que, en tiempos electorales, se discute apasionadamente a qué confesión se adscribe el candidato que lleva la delantera en las preferencias, al parecer ha quedado en el olvido el episodio de Aarón Sáenz Garza (18911983), abogado, militar y diplomático de formación presbiteriana, quien en 1929 pudo haber sido el primer candidato presidencial por el naciente Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Luego de sus años iniciales, en 1911 “continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en 1913, inmediatamente después de los asesinatos de Madero y Pino Suárez, salió de México en busca de Carranza, ya convertido en el jefe de la Revolución Constitucionalista, quien lo envió a incorporarse a las fuerzas revolucionarias de Sonora, que pronto habrían de constituir el pie veterano del Cuerpo de Ejército del Noroeste”. Con una larga carrera política posterior (embajador en Brasil, regente de la capital, ministro de Educación, Industria y Comercio, y de Relaciones Exteriores), siempre fiel a los principios emanados de la Revolución Mexicana, y en estrecha cercanía con los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (con quien incluso emparentó), fue derrotado en la histórica convención

llevada a cabo en Querétaro entre febrero y marzo 1929, por Pascual Ortiz Rubio, quien finalmente sería presidente (1930-1932), aunque sin terminar su periodo. Así resume Raymundo Riva Palacio lo acontecido en aquella ocasión, trazando puentes con la situación presente: “La fortaleza de López Obrador en las preferencias electorales desafía la historia política de México. Desde 1929 no se había tenido un aspirante protestante a la presidencia, cuando el general Aarón Sáenz desafió a Pascual Ortiz Rubio —el “delfín” de Plutarco Elías Calles, quien ordenó la Guerra Cristera—, pero fue relegado por el propio Partido Nacional Revolucionario, precursor del PRI, por su inclinación religiosa”. Y es que, efectivamente, una de las causas por las que Sáenz Garza no resultó electo candidato a la presidencia fue precisamente su adscripción religiosa: “Mientras estaba reunido el cónclave saencista, Gonzalo N. Santos [operador político de Plutarco Elías Calles] pronunció un atronador discurso en el que, quitándose por fin la careta, acusó a Sáenz de reaccionario y de ser obispo protestante”. Otra reconstrucción de lo sucedido, que coincide en lo esencial, puede leerse en el libro El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México (1928-1945), de Luis Javier Garrido (México, Siglo XXI, 1982). Miguel Ángel Granados Chapa se refiere a la enorme animadversión que le causaba esta filiación a José Vasconcelos (candidato católico de la oposición en 1929), quien lo calificaba despectivamente como “pocho”, “pastor” o “agringado”. (LC-O)

LOS HOMBRES DEL MAESTRO (IX) TOMÁS Luis Arnaldich SU NOMBRE FIGURA POR VEZ PRIMERA EN LA LISTA QUE DAN LOS evangelios sinópticos de los doce apóstoles. Pero en el orden de su colocación se percibe una variante dictada por la modestia y humildad que caracterizan a San Mateo. Mientras Marcos y Lucas (Mc. 3.18; Lc. 6.15) hablan de Mateo y Tomás, el primer evangelista invierte los términos, escribiendo: Tomás y Mateo, y para que el recuerdo de su pasada profesión le sirviera de ocasión para humillarse, añade a su nombre el epíteto del publicano (Mt. 10.3). El hecho de que un hombre se llamara Tomás debía extrañar a los lectores griegos del Evangelio, y de ahí que San Juan Evangelista, al mencionarle, añade: Llamado Dídimo, como si dijera: nombre que en griego corresponde a la palabra "Dídimo" (Io. 11,16; 21,2). Antes de los escritos del Nuevo Testamento no encontramos ningún individuo que lleve el nombre de Tomás, mientras que la palabra "Dídimo" como nombre propio figura en algunos papiros del siglo lll a. de Cristo originarios de Egipto. Se sabe que el término "Tomás" proviene de una raíz hebraica que significa duplicar, cuyo sentido aparece en el libro del Cantar de los Cantares (4.2; 6.6), en donde se habla de "crías mellizas o duplicadas". Esta aclaración hecha por el evangelista dio pie a que se formularan multitud de hipótesis encaminadas a identificar el otro mellizo. Antiguas crónicas le asignan un hermano gemelo, llamado Eleazar o Eliezer; una hermana, con el nombre de Lydia o Lypsia. En las Actas apócrifas que llevan su nombre y en la Doctrina Apostolorum los mellizos son llamados Judas y Tomás, nombres que se repiten juntos en la historia del rey Abgaro, de Edesa (Eusebio, H. Eccl. 16). Debía encontrarse Tomás atareado en su trabajo junto a las redes cuando oyó la invitación de Cristo, que le inducía a que le siguiera para transformarle en pescador de almas. Es de creer que, al oír la llamada de Jesús, lo abandonara todo y le siguiera, porque es muy probable que perteneciera él a aquel numeroso grupo de auténticos israelitas que sentían llamear en su corazón los ideales religiosos y mesiánicos, avivados por la esperanza de la llegada inminente del Mesías, que debía restablecer el reino de Israel. Por lo que nos deja adivinar el evangelio de San Juan, en las contadas ocasiones en que señala algún hecho o refiere algún diálogo en que interviene Santo Tomás,


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Letra núm. 565, 22 de abril de 2018 by Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday - Issuu