EL GA LI MA T ÍA S AC T UAL DE LA LA IC IDAD EN MÉXICO ( II)
É
sas y otras acciones, como a la que alude el artículo en cuestión, cuando en una ceremonia convocada por el gobierno en la frontera norte el sábado 8 de junio, dos religiosos (Farela y el sacerdote católico Alejandro Solalinde) tomaron la palabra para apoyar las negociaciones con Estados Unidos (Cf. Luis Hernández Navarro, “Con Dios de nuestro lado”, en La Jornada, 11 de junio de 2019,), marcadas por el enorme triunfalismo con que algunos sectores evangélicos han recibido esta impensable presencia en el ámbito político del país, están produciendo gran irritación entre los analistas y algunos legisladores que no han dejado pasar la oportunidad de señalar todo ello como una serie de exabruptos presidenciales (véase: “Que las iglesias prediquen la cartilla moral de la 4T es un atentado al Estado laico: PRD”, en La Otra Opinión, 27 de junio de 2019). Riva Palacio cita los argumentos de Farela que explican su entusiasmo colaboracionista: “La Confraternidad cuenta con feligreses en siete mil congregaciones. Según Farela, la totalidad de cristianos evangélicos es de alrededor de 35 millones, y en Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Estado de México, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz, ‘tenemos más del 50 por ciento de la población total’. Farela habla el mismo lenguaje de López Obrador”. La iglesia católica, por su parte, se deslindó abiertamente de la posibilidad de participar en la promoción de la Cartilla Moral (escrita por Alfonso Reyes hace 75 años) anunciada por el presidente y que el presidente de Confraternice confirmó con notorio entusiasmo, que ha compartido en cuanta ocasión se le presenta. Así lo dejó claro el vicario general de la diócesis de
Querétaro, Martín Lara Becerril: “La Iglesia Católica es respetuosa de las decisiones de otras religiones en torno a la difusión de mensajes políticos, pero tiene claro que su misión es la predicación del evangelio y la doctrina cristiana. […] No haría falta integrar un nuevo código moral dentro de la iglesia católica cuando está suficientemente explícita y amplia como abarcar todo un proyecto moral con la sociedad” (Alejandro Payán Vázquez, “Católicos no tomarán carta moral de AMLO”, en Diario de Querétaro, 28 de junio de 2019). A su vez, Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dijo desconocer el acuerdo del gobierno con algunas iglesias para difundir el documento (David Casas, “CEM desconoce acuerdo del Gobierno para difundir la cartilla moral”, El Sol de México, 1 de julio de 2019). Precisamente El Sol de México fue el medio que dio mayor cobertura al anuncio de la colaboración de las iglesias evangélicas mediante un encabezado que buscó la mayor espectacularidad: “Evangelistas predicarán cartilla moral de AMLO” (Gabriela Jiménez, 27 de junio de 2019) y una fotografía de la reunión de AMLO con integrantes de Confraternice en febrero pasado. En un amplio repaso histórico, las especialistas Ana Razo y Catherine Andrews observan atentamente la relación estratégica, consciente o no, de la insistencia lopezobradorista en la educación o formación ética con los recientes impulsos católicos y evangélicos en contra de los derechos humanos, de lo cual han dado sobradas pruebas en los últimos meses: La pregunta obligada apunta a la política educativa. ¿Qué tipo de educación cívica queremos fomentar en las escuelas? ¿qué ciudadanía promueve la escuela pública?
L A R E CO N S T RU C C I Ó N I N TE G R AL D E L P UE B L O D E D I O S LA DEUDA EN LA REFORMA SOCIAL DE NEHEMÍAS (IV) José Sever ino Croatto EL V. 11 SEÑALA ADEMÁS UNA IRONÍA digna de atención. Los acreedores han prestado a los pobres no sólo dinero, sino, también “trigo, vino y aceite”, aquellos productos que justamente los campesinos debían producir para-ellos. Pero los producen para los acreedores (que tienen los campos en hipoteca o expropiados), quienes se los “prestan”. ¿Cómo podrían devolverlos? De ahí que si el v. 11 no habla de “condonar las deudas” sino de devolver, es por una razón muy honda. Es la única manera de rehabilitar a los pobres: que tengan sus propios medios de producción. Si éstos ya no están hipotecados, significa que no hay deudas. También el v. 11b indica más que una condonación de deudas: si así fuera, los deudores no deberían devolver dinero y alimentos. En cambio, ¡son los acreedores quienes tienen que “devolver” estas cosas que ellos mismos dieron en préstamo! ¿Cómo se devuelve lo que se presta? Estos bienes fueron dados en préstamo a cambio de garantías, hipotecas o expropiaciones, de tal forma que fueron producidos por los mismos que ahora los reciben. Son de ellos, y Nehemías les exige que se los “devuelvan”, y con creces (el ciento por uno, probablemente), por el daño provocado y para dar tiempo a que los campesinos recomiencen su propio ciclo productivo. Nada extraño, entonces, que este v. 11 esté en el centro de la estructura manifiesta del capítulo y del proyecto reformador de Nehemías. Los cuatro lados del texto No es el caso poner de relieve todos los vocablos o frases que se refieren a las