sino por la justicia que no se puede reprimir. Criaturas que se resisten y se oponen, armonizan y unen fuerzas, no domesticadas por los poderosos sino guiadas por una criatura pequeño. Es difícil no asimilar la visión profética de Isaías cuando vemos los múltiples estragos de la opresión, del sufrimiento y de la destrucción y, a la vez, desde lugares muy inesperados, percibimos que las fuerzas opositoras están siendo dirigidas por niños y niñas. Jesús, pero en nuestro propio tiempo y contexto, desde sitios con poca esperanza aparecen brotes de nueva vida. En el frente ambiental global, no hay duda acerca del lugar desde el cuál asoma el verdadero liderazgo para el cambio. Imagínese, hace apenas un año que Greta Thunberg comenzó una huelga escolar en absoluta soledad. Ahora los niños y niñas de las escuelas están literalmente liderando el movimiento ambiental global. Y este Adviento de movimiento de liderazgo no es solo inspirador, edificante. Son las voces urgentes de los niños y de las niñas que dicen: “No queremos que se sientan esperanzados, esperanzadas. Queremos que entren en pánico”. La visión profética nos ayuda a ver que, en ocasiones —como en la resistencia a la violencia armada o al enfrentar una catástrofe ecológica— los niños y las niñas son las únicas personas adultas en la sala.
Desde Hong Kong hasta Beirut, pasando por Chile y más de nueve protestas populares lideradas por jóvenes, rechazan la clase política actual, poniéndose a favor de la política de la vida y de la justicia. Isaías nos señala dónde se encuentra el espíritu, el espíritu de Dios, el espíritu de Jesús en momentos desesperantes. Entre las personas maltratadas e ignoradas. Los niños y las niñas se encuentran entre aquellas personas llenas del espíritu de sabiduría y de comprensión. El espíritu del temor y del conocimiento del Dios de la vida. En el Evangelio de Mateo, luego de la entrada de Jesús a Jerusalén, el patio del templo está lleno de niños y de niñas de la calle que gritan: “¡Hosanna!”. Sálvanos. Rescátanos, hijo de David, ahora. Y los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley se indignaron y dijeron: “¿Escuchan lo que dicen estos niños?”. La respuesta es: sí. En este Adviento de las voces esperadas de los niños y de las niñas, escuchamos la convocatoria a unirnos al movimiento de Jesús. Para salvar, para rescatar la vida donde ella se encuentre en riesgo. El Adviento nos ayuda a recordar hacia dónde mirar para percibir el obrar de Dios. Porque una criatura los guiará.
wcrc.ch/es
TÚ AÚN ME ESPERAS Lytta Basset SEÑOR, SI TÚ QUIERES ESPERARME TODAVÍA, seré el cuarto mago, partido de ninguna parte, partido sin estrella en los cielos para un viaje al cabo del tiempo, para un viaje al cabo de mí mismo… Cuando las tinieblas nublan todas las pistas, cuando mi brújula interior late a toda velocidad, cuando mi camino se embala sobre sí mismo, Tú me muestras en alguna parte en la noche la estrella desconocida que Tú levantas para mí. Tú me dices que no he perdido mi vida, este tiempo que yo había soñado muy diferente. Tú me dices que Tú me esperas todavía, pues la fiesta no comenzará sin mí. Y yo te ofreceré mi infancia agazapada bajo los escombros de mi pasado… Adoraré al Niño de la Navidad como se arrodilla uno maravillado ante el milagro frágil de una Palabra que por fin se ha hecho verdadera. Ahora yo te veo en el Niño de la Navidad arrodillado ante mí para que, al fin, yo llegue a ser Tu hijo.