MARÍA ZAMBRANO Y EL GEMIDO DE JOB Jorge Luis Borges
L
a escritora y filósofa española María Zambrano
algo insignificante, apenas una
[1904-1991] publicó El hombre y lo divino en 1955,
sombra fugaz o una flor que se
pero en 1973 extendió y profundizó sus reflexiones,
marchita, pero a pesar de
añadiendo nuevos capítulos. Decidió cerrar la obra con
nuestra
insignificancia
“El libro de Job y el pájaro”, un ensayo que había
detiene
su
aparecido en 1969 en la revista Papeles de Son
nosotros. La esperanza de Job
Armadans. En el prólogo de la segunda edición,
es grande, casi temeraria, pues
Zambrano explica que escribe sin ningún propósito
Dios aún no ha mostrado su rostro en Cristo, que
sistemático. Simplemente, se deja llevar, sin planificar
sanará nuestra naturaleza herida y abrirá las puertas a
nada. No confía en la improvisación ni en la intuición,
la esperanza. Job se pregunta si revive el alma, tras la
sino en la inspiración que proviene de la gracia. Por
muerte: “¿Dónde estará mi esperanza? / y mi dicha,
eso, su escritura tiene “algo de rito, de conjuro y, más
¿quién la verá?” (Job 16, 15). Job no se rebela, pero se
aún de ofrenda”. Se trata de palabras que salen al
justifica: “No me gocé en la desgracia de mi enemigo /
encuentro
ni celebré que el mal le alcanzara (Job 31.29).
del
tiempo,
rastreando
signos. María
mirada
Dios sobre
Zambrano se fija en Job porque su desgracia
Siempre acogió al que iba de paso, sin importarle
representa la desposesión completa de Dios, un
que no perteneciera a su pueblo: “Nunca el extranjero
desamparo de carácter filial, no metafísico ni abstracto:
pasó la noche al raso; / yo tenía mi puerta abierta al
“Job
caminante (Job 31.32).
es
figura
de
una
tradición
donde
Dios
propiamente no existe. Lo que existe es mi Dios –o
Ni siquiera presumió de virtud: “No oculté mis
nuestro. Y aún más precisamente: mi Señor”. Dios es el
pecados a los hombres” (Job 31, 33). María Zambrano
Hacedor, el Omnipotente, pero Job no le percibe como
destaca “su entrega a la muerte, su ir en desesperanza
algo lejano e inaccesible. Por el contrario, mantiene
y desesperación unidas hacia su Dios, para adentrarse
con su Señor “un trato directo, íntimo, personal”. La
en él”.
distancia entre lo empírico y lo sobrenatural se sortea
Aunque Dios le devuelve sus bienes y le bendice
gracias a que su Dios es puente y vía, apertura y
con catorce hijos, Zambrano asegura que “no ansiaba
revelación.
que se le restituyera esa vida: nacimiento impuro, días
Job soporta con entereza la pérdida de su hacienda
contados, felicidad perdediza”. En el dolor, Job ha
y sus hijos. No se queja porque su carne se ulcere y se
ahondado su conocimiento de Dios. Antes de sufrir un
pudra: “Si aceptamos la dicha que Dios nos envía, ¿por
alud de calamidades, pensaba que se hallaba muy
qué no aceptar la desgracia?” (Job 2.10). El trato íntimo
cerca de Dios, pero vivía equivocado. El sufrimiento le
con Dios no implica un conocimiento directo: “Si pasa
ha enseñado que el hombre “sólo es una entraña que
junto a mí, no lo percibo; / si me roza, no lo advierto”
gime”. Ese quejido sólo se aplacará cuando pueda ser
(Job 9.11).
como un pájaro cobijado en “un árbol invulnerable de
Dios se acerca a nosotros, pero nuestro corazón
un reino más allá del paraíso y sin posible salida, sin
está cerrado y no apreciamos su proximidad. Somos
finitud”. Ese reino es el Reino de Dios, cuyo gozo no se