Letra núm. 712, 11 de abril de 2021

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LA PAN DEMIA COMO EXILIO Xavier Casanovas

J

usto hace un año publiqué una reflexión sobre la Covid como oportunidad para vivir la Cuaresma.

Tenía la impresión de que una parada obligada nos permitiría abrir los ojos a una realidad que pedía de nosotros calma, silencio y repensar muchas cosas. Lo que nadie esperaba era que esta Cuaresma pandémica durara un año y generara tal sufrimiento y nos alejara tanto de nuestra

vida anterior que creo que

sean los mismos, uno vive ya con la marca de una

formalmente podemos hablar de estar viviendo un

herida que no sabemos cómo cerrará. Una cicatriz que

auténtico exilio.

cada mañana, frente al espejo, no nos permite olvidar

En el exilio somos llevados donde no querríamos ir,

el trayecto vivido.

escapando de alguna amenaza, siempre con la

El exilio es de una trascendencia clave en el Antiguo

esperanza de poder volver a retomar los proyectos

Testamento y marca el inicio de una historia de

que llevábamos a cabo, o retomar el camino que un

sentido y salvación para el pueblo de Israel. El exilio es

día decidimos recorrer. Pero un acontecimiento

el tiempo y el espacio donde se forja la alianza. Es el

inesperado nos obliga a buscarnos la vida de otra

momento de revisión de las promesas, de una vida en

manera, lejos de lo que nos gustaría y quisiéramos

suspensión proyectada hacia un nuevo horizonte.

hacer, lejos de las personas queridas. Este tiempo está

Estamos viviendo todas las características de un exilio

siendo precisamente eso, una expulsión del mundo

estático donde todo se mueve al mismo tiempo que

que representaban nuestras opciones y rutinas,

no salimos de casa. Vivimos soñando la tierra

lanzados a la dureza de un camino del que no vemos

prometida de la vida que la pandemia nos ha robado.

el final y que nos obliga a unas distancias de los que

Creo, sinceramente, que esta Cuaresma eterna se ha

hasta ahora teníamos más cerca que quisiéramos que

convertido en un exilio forzado. Somos, pues, el pueblo

terminaran rápido.

que vaga en el desierto y que demanda una nueva

Todo exilio alimenta continuamente el deseo del

alianza que le permita volver a empezar. No olvidemos,

pasado y la nostalgia de lo perdido, y mira el futuro

pues, cuando acabe este exilio, a todos aquellos que

con esperanza en tanto en cuanto es promesa de

han quedado en el camino, ni lo que en la soledad e

retorno. Es normal pues que queramos volver al

intemperie

escenario de antes, que anhelemos continuamente la

examinemos esta herida que el exilio nos ha dejado: de

pantalla pasada. Es totalmente lógico. El exiliado

todo lo que hemos perdido, ¿qué cosa querríamos que

quiere recuperar la casa, su vida anterior y recorre

realmente volviese a formar parte de nuestra rutina? De

mentalmente las huellas del camino deseando un día

lo que ha marchado en este tiempo de exilio, ¿qué no

poder volver a empezar.

querríamos que volviera nunca? Son dos preguntas

más

absoluta

hemos

descubierto.

Y

Pero las historias de exilio nos recuerdan que,

sencillas que pensadores como Bruno Latour nos

incluso para aquellos que consiguen volver, el camino

plantean con lucidez y que podrían poner las bases de

no ha sido gratuito, nos ha transformado totalmente y,

esta nueva alianza forjada en el exilio pandémico.

por tanto, aunque la casa, el trabajo y el escenario

Cristianismo y Justicia, 12 de marzo de 2021


COMO VIEN DO AL IN VISIBLE Isabel Pavón

Por fe, Moisés dejó la tierra de Egipto, sin miedo al enojo del rey; y se mantuvo firme en su propósito, como si viera al Dios invisible. (HEBREOS 11.27)

E

n ocasiones nos surgen problemas que podemos comparar con este versículo, ¿escapar o perseverar en una situación? El miedo surge en cualquier momento. Los problemas aparecen, las dudas crecen. La permanencia se vuelve relativa, ser fiel a la esclavitud, un atraso. Vemos ante nosotros una opción diferente, un nuevo recorrido por el que podemos proseguir. Sabemos que tenemos que abandonar la vida que hasta ahora llevamos. El camino cuesta, se hace largo. Lo pasamos mal porque sabemos que con tal determinación nos vendrán problemas de todo tipo, pero no podemos soportar más. Con frecuencia nos sentimos observados en la lucha, señalados. Nadie nos apoya ni no alienta. Es más, parece que disfrutan al ver nuestro pertrechado estado. Nos hallamos solos. No nos entienden. Pensamos que no valemos para salir airosos de este proyecto que se nos presenta como liberador y dudamos si emprenderlo. En primera instancia nos convencemos de que no tendremos fuerzas suficientes. Nos cansamos antes de comenzar. Decae el ánimo. Todos estos sentimientos y vacilaciones son legítimos, forman parte de nuestro ser. Sin embargo, lo importante es saber, convencerse de que Dios nos da la fuerza si nos mantenemos con la mirada puesta, no en nuestro alrededor sino en él, sólo en él.

El Señor guió a Moisés para salvar al pueblo de la esclavitud. La situación se había hecho insostenible. Era necesario marchar. De igual modo, a todos los que se encuentran viviendo atados a una circunstancia que no soportan, los guiará hasta salir del vano entorno, o entorno tóxico en el que viven, para comenzar el principio de un nuevo ciclo. A veces en silencio activo, a veces con manifestaciones visibles. Sea llano o pedregoso, el buen Dios no abandona a sus criaturas. Está atento a las injusticias y le duelen. Igual que Moisés, es necesario estar atentos, como viendo al invisible, esperando en él, confiados en su ayuda y compasión. No hay amor más grande que el suyo. Y cuando la resolución esté tomada en firme, el causante del mal que en el versículo es mencionado como rey de Egipto, pero en nosotros tiene el nombre que cada cual conoce, quedará atrás desarmado, viendo cómo prosperan aquellos que han escapado de la mano que lo ataba. Protestante Digital, 9 de abril de 2021 ___________________________________________

ORACIONES José Pulido (Venezuela, 1945) racias Señor G por este nuevo día que le das a todos los seres humanos,

a todos los seres creados por ti en este planeta y en todos los planetas de todos los universos. Y gracias por el amor que nos has enseñado. Gracias Señor, suspiro del cosmos, por la transida noche aunque traiga desmanes y artilugios. Gracias por borrar el cerro hasta el amanecer para que tengamos añoranzas y por llenarnos de sabores que cantan la breve estancia del cuerpo en su niñez. Gracias Señor por dejarnos la intensidad del recuerdo al arrancarnos cada paraíso. Gracias por enseñarle amor a seres desesperados tan distintos que te dibujan con sus sombras de feroz melancolía buscando la reconciliación como si no sintieran este miedo.


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