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43; Sal 117.1; e Is 11.10). Charles Perrot afirma
El esfuerzo del amor (v. 3b)
Este amor es “esforzado”: la palabra “esfuerzo” pone de relieve una de las características del ágape, no sólo en las cartas de Pablo, sino en todo el Nuevo Testamento. “No se trata nunca de un amor que pueda ser vivido solamente como un deseo o un sentimiento, se trata siempre de un amor manifestado en actos concretos, que llegan incluso hasta la muerte. El amor es una manifestación, una marca, una prueba de amor”.60 Pues bien, la palabra griega “esfuerzo” (kópou) ilustra muy bien esta característica concreta del ágape: es el aspecto penoso de la acción humana, el costo de los esfuerzos. Pablo la utiliza a menudo para designar a la tarea apostólica (cf. 2.9, 3.5).
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El tesón de la esperanza (v. 3c)
Como en el caso de la fe y del amor, no encontramos ninguna definición, pero según el contexto de los diversos usos en san Pablo, puede decirse que para él la esperanza cristiana es una espera paciente y confiada en el porvenir, basada en el misterio de Cristo. Este porvenir estará conformado por realidades nunca experimentadas, aunque entregadas ya bajo la forma de “prenda” (cf. I Co 2. 9; 15.19, Ro 5.4-5; 8.24-25). Así, pues, “la esperanza añade a la espera la certeza de recibir lo esperado y da un colorido muy fuerte a la oración de los cristianos, en efecto, pone continuamente ante sus ojos unas perspectivas no realizadas todavía y cuya realización sólo puede ser insistentemente pedida al Dios de la promesa”.61 En esta carta, se dirige especialmente hacia la segunda venida del Señor Jesús, con todo lo que se espera de ella: “Estar con el Señor”, “gloria y reino de Dios”, alegría”. Tal esperanza está aquí calificada por el “tesón” (perseverancia), que con frecuencia es sinónimo de esperanza. Estas dos palabras son tan cercanas una de otra que, más tarde, en las cartas a Timoteo y a Tito, la tríada se convertirá en “fe, amor y perseverancia (tesón)”. A todo ese reconocimiento de la fe y acción de los/as creyentes tesalonicenses se agrega el hecho de que fueron elegidos por Dios para ser parte de su pueblo (4) y que, al recibir las buenas noticias, los apóstoles no las anunciaron solamente con palabras (5a), sino con el genuino poder de Dios que el Espíritu otorgó a los apóstoles (5b). Lo que ellos/as hicieron fue seguir el ejemplo de los enviados y, aun cuando habían sufrido mucho, el mensaje les proporcionó una enorme alegría (6). De ahí que se convirtieron en un auténtico ejemplo “para todos los seguidores de Jesucristo de las regiones de Macedonia y Acaya” (7). A su vez, anunciaron el mensaje de Jesucristo en esas regiones y fuera de ellas (8a), cuya población se enteró de la confianza que tenían en Dios (8b). Su testimonio fue óptimo, pues dieron fe de que habían abandonado a los otros dioses y se consagraron a “adorar y servir al Dios vivo y verdadero” (9b). El final de esta sección recuerda que esas mismas personas se enteraron de que los cristianos/as de la ciudad esperaban el retorno de Jesucristo del cielo (10a). El Señor Dios había hecho que él resucitara para salvarlos del castigo reservado a pecadores en el día del juicio (10b). La esperanza que sostiene a la iglesia, hoy y siempre, es la certeza de que el Señor y Salvador vendrá a su encuentro en el futuro. Ella deberá servir siempre a los creyentes como yelmo o casco, junto con la armadura de la fe y el amor (I Tes 5.8, basado en Is 59.17, versión griega), ante los embates de las tentaciones y las pruebas.
60 Ibid., pp. 15-16. 61 Ibid., p. 16.
Julio UNA ESPERANZA PROBADA EN MOMENTOS DIFÍCILES
13. DIOS BENDICE Y PRODUCE ESPERANZA (Deuteronomio 28.1-14)
25 de julio
A la memoria de Blanca Luz Valencia Salinas, amiga y hermana querida
Dios los bendecirá dondequiera que vivan, sea en el campo o en la ciudad. Dios bendecirá a sus hijos, y a sus cosechas y ganados. Dios los bendecirá en sus hogares, en sus viajes, y en todo lo que hagan. DEUTERONOMIO 28.3-5, Traducción en Lenguaje Actual
deuteronomio 28 es un compendio de bendiciones anunciadas como promesas para la generación del pueblo de Dios que recibió la repetición de la Ley divina en el contexto de una nueva época dentro de la historia de salvación. La palabra autorizada de Moisés anuncia la disposición divina de bendecir a su pueblo si éste confiaba plenamente en Yahvé y si obedecía los mandamientos (vv. 1-2). Esa condición ponía de relieve las dificultades efectivas que debían enfrentarse al momento de que la comunidad de fe fue desafiada por las ordenanzas divinas. Los compromisos a los que era llamado el pueblo en ese momento contenían la posibilidad de ser bendecidos en plenitud, tal como lo anuncian los vv. 3-5. La gran división del capítulo entre bendiciones y maldiciones coloca delante de los lectores posteriores la disyuntiva que el pueblo recibió para decidir por cuál rumbo mover su caminar. “En este prólogo histórico aprendemos que las ceremonias de renovación berítica son espacios pedagógicos. Dios renueva la alianza con su pueblo no sólo con el fin de presionarlos a un nuevo compromiso de fidelidad, sino como un ejercicio pedagógico. En esta lección, Yavé aparece como el sustentador, el protector y el guía. Es decir, la renovación de la alianza es en realidad una lección de amor para desarrollar un proyecto de vida”.62 Pero, como bien explica Edesio Sánchez C., se introducen dos elementos relacionados profundamente: “En primer lugar, la bendición divina no consiste tanto en la dádiva de la tierra, sino en mantener y prosperar la vida en esa tierra. La bendición divina no se define como un actuar de Yavé, con el propósito de salvar o proteger a su pueblo en un momento de emergencia o peligro, sino como una presencia permanente de Dios en la tierra que ya se posee”.63 La tierra es vista como el don, el regalo fundamental de la alianza de Dios con el pueblo, el espacio por excelencia para experimentar la cercanía divina. Incluso es calificado como “el tema central de la fe bíblica” (Walter Brueggemann, lo que da idea de las dimensiones tan grandes de este episodio para la tradición deuteronomista. El otro aspecto crucial es justamente la obediencia y ésta debía realizarse en un contexto de “lucha de dioses” por el poder para fructificar la tierra. “Sin embargo, en segundo lugar, esto hace que la bendición vaya atada al condicional: la bendición presupone la obediencia. Esto era de esperarse si entendemos que la tierra que Yavé otorga al pueblo y las bendiciones de fertilidad y abundancia de fruto ponen a Yavé en plena competencia con Baal, el dios cananeo de la vida, la fertilidad y la agricultura”.64 El conflicto teológico es expuesto como la razón de ser para que la obediencia se desdoble en fidelidad, pues si no superaba la idolatría no podrían disfrutarse las bondades de la tierra en el marco del pacto:
62 E. Sánchez Cetina, Deuteronomio. Buenos Aires, Ediciones Kairós, 2002 (Comentario bíblico iberoamericano), p. 399. 63 Ibid., p. 387. 64 Ibid., pp. 387-388.
Cuando Deuteronomio habla de las bendiciones en la tierra, plantea una cuestión teológica muy seria: las bondades de la ciudad y los frutos del campo, las crías de los ganados y los hijos del matrimonio, ¿son regalos de Baal o se reconocen como provenientes de la mano de Yavé? La respuesta involucra una verdadera declaración teológica: si Israel goza genuinamente de los bienes de la tierra y reconoce a Yavé como el dador, la bendición se torna bidireccional: el pueblo asegura así su vida y Yavé recibe la honra que merece. El mero hecho de que Israel reconozca en Yavé la fuente de la bendición de la tierra es ya una afirmación iconoclasta, es decir, destructora de ídolos.65
El siguiente contexto es el de los conflictos armados, en los que Yahvé garantiza su apoyo (vv. 78), siempre y cuando se practique la obediencia-fidelidad (9a), lo que asegurará también que el pueblo sería visto por Yahvé como una comunidad especial, diferente a las demás (9b). Eso produciría temor entre los pueblos vecinos (10). Los vv. 1, 13 y 14 presentan tres conceptos teológicos claves: el condicional “si”, el pronombre enfático “yo”, que resalta la autoridad de Moisés como vocero autorizado, y la palabra “hoy”, que comunica al oyente: “Esta ley es para ti”. “No importa qué tan lejos históricamente esté el lector u oyente respecto de Moisés: esta Palabra divina le llega con todo el peso de su contemporaneidad”.66 El resto de las bondades anunciadas (muchos hijos, abundantes ganados y cosechas, v. 11b) forma parte de la gran bendición (barak) que abarcaría a la totalidad del pueblo y significaba que podrían recibir la potencia salvadora y la fuerza salvífica de Dios, alcanzar esa fuerza, eso es la bendición divina que debía producir esperanza. Yahvé abriría los cielos (12a) para expandir la fertilidad de los campos. Nadie en el pueblo pediría prestado y, al contrario, podrían prestar a otros pueblos (12b). La causa de todo este bienestar sería el estricto apego a los mandamientos y a abandonar la idolatría definitivamente (13). La extensa lista de maldiciones anunciadas (vv. 15-68) sería la otra cara de la moneda de no cumplir las condiciones señaladas: “Son una llamada decisiva a la fidelidad radical: Yavé, no Baal, es la fuente de la vida”.67
Que la obediencia lleva a la bendición y la desobediencia a la maldición, se subraya asimismo en los tratados internacionales de vasallaje. Allí, bendición-maldición son presentadas como premios o sanciones, que siguen mecánicamente a la mera observancia de las cláusulas del tratado. En la perspectiva veterotestamentaria, la obediencia al Señor tiene otro alcance. Yahvé, fuente de vida y de bendición, desea que Israel disfrute en plenitud de la vida. Ahora bien, el amor al Señor y la fidelidad a sus leyes posibilitan vivir en la órbita de sus gracias.68
Hoy podemos servirnos de esa experiencia de fe para escuchar la voz de Dios que está por encima del tiempo, de los nacionalismos y de los vaivenes de la historia. Como parte del pueblo de Dios, podemos apegarnos a esas promesas y confiar en que ese mismo Dios, lleno de amor y de bondad, está a nuestro lado y desea producir y mantener la esperanza en su nombre. Quiera Él que esta vivencia pionera en la historia de salvación produzca en nosotros una actualización de la fe requerida para obtener los beneficios anunciados por el Señor.
65 Ibid., p. 388. Énfasis agregado. 66 Ibid, p. 387. 67 Ibid., p. 388. 68 Félix García López, El Deuteronomio: una ley predicada. Estella, Verbo Divino, 1989 (Cuadernos bíblicos, 63), p. 50.
Agosto LA PALABRA DIVINA PROMUEVE LA ESPERANZA
14. REVELACIÓN, PALABRA Y ESPERANZA EN EL MUNDO (Salmo 19)
1 de agosto
A la memoria de Rodolfo Gutiérrez Ortiz
Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. SALMO 19.8, RVR 1909
Celebrar la presencia de la revelación escrita de Dios en el mundo debiera servir a la iglesia para reconocer su condescendencia hacia la humanidad, dado que gracias a ella es posible percibir y conocer su voluntad en la medida de lo posible. Las diversas expresiones al respecto que aparecen en el propio texto sagrado evidencian la forma en que el pueblo de Dios de todas las épocas ha valorado y apreciado dicha presencia. En el caso del Salmo 19 estamos delante de una de las más altas manifestaciones poéticas de exaltación de la Palabra divina, lado a lado con la alabanza puntual de la gloria del Señor Dios. Ambos temas se entretejen y complementan profundamente, aun cuando en el texto se distinguen bien las dos secciones (siendo probablemente dos salmos independientes). Otra forma de referirse a ellas es relacionarlas como la revelación general (vv. 1-6) y la revelación especial (vv. 7-11). Lo cierto es que, ante la impresionante belleza literaria y teológica del canto, es posible reaccionar como C.S. Lewis, quien afirmó: “Considero que éste es el poema más grande del Salterio y una de las mejores letras del mundo”.69
Proclamación de la gloria de Dios
La primera sección es un himno de alabanza a Yahvé por su manifestación en la naturaleza; la segunda es una glorificación de la Torá, la Ley divina. Sus diferencias son claras y sorprendentes, en la forma y el fondo, aunque sería improcedente estudiarlas por separado, debido a que la tradición reunió las dos partes.70 El versículo inicial anuncia el tema del Salmo, la revelación de Dios, vista primero en la creación y luego en la instrucción divina. Así lo explica Walter Brueggeman, uno de los mayores exegetas de nuestro tiempo: “Bien puede ser que el autor haya tomado elementos poéticos fácilmente disponibles en alabanza al dios sol para mostrar que el Dios del antiguo Israel es el creador del sol. El dios del sol babilónico es Shamash; el hebreo para sol es šemeš. Las palabras usan las mismas raíces consonantes”.71
En ese nivel, el poema se involucra en la polémica y articula una alabanza al Dios viviente como creador. Las dos partes del salmo comparten vocabulario y comúnmente se sugiere que el sol, tan prominente en la primera parte del salmo, está en el antiguo Cercano Oriente asociado con el orden y la justicia, temas que concuerdan bien con la segunda parte del salmo. El poema comienza con la revelación divina en la creación y se reduce a una mayor especificidad con el sol. La revelación se vuelve aún más específica con la Torá de YHWH. El salmo luego alcanza un clímax con una oración final, especialmente en su último versículo familiar. La descripción sugiere que el salmo es una estructura de intensificación y, por lo tanto, una unidad notable.72
69 C.S. Lewis, Reflexiones sobre los Salmos. México, Planeta, 2014, p. . 70 H.-J. Kraus, Los Salmos. I. Salmos 1-59. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1993 (Biblioteca de estudios bíblicos, 53), p. 415. 71 W. Brueggemann y W.H. Bellinger, Jr., Psalms. Nueva York, Universidad de Cambridge, 2014, p. 101. Versión: LC-O. 72 Ídem.
El movimiento va desde los cielos de la creación (“firmamento”, “expansión”, v. 1) a la instrucción divina y finalmente a quien adora. El espacio celeste y el “firmamento” son expuestos como poderes vivos que “narran” y “proclaman; rakia, como concepto cosmológico, designa la plancha (en latín, firmamentum) que contenía y represaba el mar azul del océano celeste.73 “Cuando celebramos la creación reconocemos que es un mundo bien ordenado. Ese orden depende sólo del poder, fidelidad y gratuidad divinas. Por esa razón, frente a la creación, Israel lo único que puede hacer es rendirse en alabanza. Pero hay más. El buen orden de la creación se experimenta concretamente en Israel como la Toráh. La Toráh se entiende no solamente como los valores morales israelitas, sino como la voluntad y objetivo de Dios ordenados en la estructura misma de la vida”.74 Cada día se manifiesta como un testigo (2a) y la noche también “declara sabiduría” (2b, (“brotar a borbotones”, significa hablar en éxtasis, a borbotones, con viva emoción75). Esta forma de revelación es silenciosa: “No hay dicho, ni palabras, / Ni es oída su voz” (3). Por toda la extensión de la tierra “salió su hilo [voz] / Y al cabo [extremo] del mundo sus palabras” (4a). “Este ‘sonido inaudito’ persiste durante toda la creación y está abierto para todos. El lenguaje poético de los vv. 1-4 podría describirse como excitado. Los versículos alimentan la viva imaginación al confesar que el cielo revela a Dios a todos”.76 A continuación, la figura del sol es fundamental: “En ellos puso tabernáculo para el sol” (4b), que es personificado “como un novio que sale de su tálamo” (5a), alegre “cual gigante para correr el camino” (5b) y cuyo trayecto es desde un extremo de los cielos hasta el otro (6a) y “no hay quien se esconda de su calor” (6b): “La imagen es del sol saliendo de una tienda. El sol sale como un novio de la carpa nupcial y corriendo el transcurso del día como un héroe. El sol cubre toda la creación y con alegría; nada puede esconderse de su calor. Incluso si uno no puede ver la revelación de Dios en el cielo, puede sentir el calor del sol. El sol es parte de la creación de Dios; de hecho, el sol como parte de la creación proclama la gloria de Dios”.77
Celebración de la Ley divina
La alabanza de la torá presupone que la torá es una entidad compleja, codificada por escrito, y de gran autoridad en la vida de la comunidad del Antiguo Testamento. Pero los dos salmos se entonaban probablemente como cánticos de culto en los oficios divinos de Israel: el Sal 19A al glorificar a Yahvé como el Creador (cf. Sal 8; 104; 148), y el Sal 19B se cantaba quizás al procederse a la lectura en público de la torá, que debió ser —según Neh 8— una costumbre en la celebración del culto divino. Los dos himnos de culto pertenecen muy probablemente al ciclo de las fiestas de otoño.78
La torá es, especialmente desde Esdras, la Sagrada Escritura con carácter autoritativo y oficial, es decir, como un conjunto de textos reconocible y aceptado ampliamente. Definir el concepto de torá va más allá de la mera traducción como ley (instrucción divina, guía o dirección para vivir): “La torá es la expresión clemente que Yahvé hace de su voluntad, la cual llega como ‘instrucción’ a los seres humanos y les señala el camino del que ellos no deberán apartarse, ni para desviarse a la derecha ni a la izquierda”.79 Las grandezas de la torá son enumeradas y resaltadas: es perfecta, vuelve el alma, es fiel, hace sabio
73 H.-J. Kraus, op. cit., p. 407. 74 W. Brueggemann, El mensaje de los Salmos. México, Universidad Iberoamericana-Colegio Máximo de Cristo Rey, 1998 (Palabra viva, 2), p. 52. 75 H.-J. Kraus, op. cit., p. 408. 76 W. Brueggemann y W.H. Bellinger, Jr., op.cit., p. 102. 77 Ídem. 78 H.-J. Kraus, op. cit., pp. 406-407. 79 Ibid., p. 413.
al pequeño (7), los mandamientos son rectos, alegran el corazón, el precepto es puro, alumbra los ojos (8). El temor de Jehová es limpio, permanece para siempre, sus juicios, justos completamente (9). “La Torá renueva o restaura la vida. Los decretos divinos también son dignos de confianza y enseñan sabiduría y madurez. Los rectos preceptos de Dios traen gozo y el mandamiento de Dios alumbra. El v. 9 habla del perdurable ‘temor del Señor’. El término sugiere asombro y reverencia por YHWH; a quien se venera, se obedece. Así encaja el término en esta celebración poética de la instrucción divina”.80 Por todo ello, la torá es más deseable que el oro, el mejor, y más dulces que la miel (10) y el seguidor de Yahvé hace bien en obedecer los mandamientos y amonestaciones (11b). La última parte (vv. 12-14) tiene un tono de meditación sobre la instrucción divina. “La atención a la instrucción divina tiene consecuencias para la vida de fe. […] El v. final ora para que las palabras y meditaciones del salmista sean ‘aceptables’, el término que se usa con frecuencia para los sacrificios (Lv 22.17-20). Estas palabras y meditaciones se convierten en un sacrificio para YHWH, ‘mi roca y mi redentor’”.81
80 W. Brueggemann y W.H. Bellinger, Jr., op.cit., p. 102. 81 Ibid., p. 103.
15. LA ESCRITURA, INSPIRADA POR DIOS, MANTIENE LA ESPERANZA (II Timoteo 3.10-17)
8 de agosto
Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia… Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. II TIMOTEO 3.16, RVR1909 / TLA
ITimoteo contiene una de las dos afirmaciones más categóricas del Nuevo Testamento sobre la inspiración de la Biblia. La otra se encuentra en II Pedro 1.21. Esta carta, una de las llamadas “cartas pastorales” paulinas (junto con I Tim y Tito), en el cap. 3, advierte en una larga lista sobre algunas actitudes peligrosas e inmorales de muchas personas en los “últimos días” (vv. 1-9). “La proliferación de los seductores aparece como un signo del final de los tiempos. Los calificativos más duros no bastan para definir a la generación desencaminada que no tiene más que apariencias de piedad”.82 El texto es una firme exhortación para que Timoteo, como siervo de Dios, se distinga de quienes actúan así. De ahí que el adversativo con que abre el v. 10 marque la pauta para el discurso que viene a continuación, en el que además del tono personal y directo hay lugar para la afirmación solemne sobre la inspiración y el propósito de las Escrituras. En ese mismo versículo y el siguiente se enumera cómo Timoteo ha seguido una conducta irreprochable mediante una enorme lista de virtudes que ha desarrollado (12b). Los otros, “malos hombres” y “engañadores” terminarán muy mal (13).
Una Palabra inspirada directamente por Dios
Otro adversativo abre la siguiente sección en la que Timoteo recibe otro reconocimiento por su experiencia continua de aprendizaje y conocimiento familiar de las Escrituras (vv. 14-15). En II Tim 2.15b, se exhorta a Timoteo a “usar bien la palabra de verdad”, es decir, a interpretarla, proclamarla y aplicarla correctamente. Esta triple labor formaba parte de la labor pastoral del joven discípulo de Pablo, que debía realizarla en la comunidad de Éfeso. “Para Timoteo y para Tito, exponer correctamente la Palabra de verdad significó seguir la comprensión apostólica del evangelio de Jesucristo, en contraste con la distorsión del evangelio por parte de maestros malsanos”.83 “Persistir en lo aprendido” (14a) en las Escrituras es el único camino saludable para este pastor en su trabajo eclesial. Tratar con los textos sagrados es la tarea primordial de la comunidad cristiana y, para ello, hay algunos principios interpretativos básicos: “Primero está el mundo detrás del texto, el contexto histórico y cultural en el que se originó el texto. En segundo lugar, está el mundo del texto, una lectura atenta del texto en sí, destacando sus matices literarios y teológicos. Y en tercer lugar está el mundo frente al texto: el mundo de los lectores, donde vemos cómo los textos les hablan a los lectores/as de hoy en diferentes contextos y los llaman a una nueva vida, pensamiento y acción”.84 Con todo ello en mente, es posible afrontar la gran afirmación inicial del v. 16a: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”: “La palabra graphé, Escritura, no puede significar más que los libros santos que se leían en la sinagoga. Aun cuando alguna que otra palabra del Señor (por ejemplo, en I Tim 5.18) se invoca en paralelo con el texto del Deuteronomio, vale como ‘palabra’ transmitida por la tradición oral y no como cita de un evangelio ya
82 Edouard Cothenet, Las cartas pastorales. Estella, Verbo Divino, 1991 (Cuadernos bíblicos, 72), pp. 15-16. 83 Paul M. Zehr, 1 & 2 Timothy. Titus. Scottdale, Herald Press, 2010 (Believers Church Bible Commentary) p. 197. Versión propia. 84 Ibid., p. 199.
reconocido como canónico”.85 Aunque nuestra mente piensa inmediatamente en la Biblia completa, esas Escrituras antiguas que conoció Timoteo eran únicamente el Antiguo Testamento, las cuales tenían un fuerte “poder instruccional” (P.M. Zehr). Habiendo establecido la importancia de las Escrituras para conducir a la salvación en Cristo Jesús, el texto asegura que el mensaje del Evangelio basado en ellas tiene la autoridad adecuada y la utilidad en el ministerio cristiano para enfrentar las necesidades de los efesios.
La razón profunda de este valor de la Escritura radica en que ha sido inspirada por Dios (theopneustos). La fórmula “toda Escritura” tiene normalmente un sentido distributivo; el indefinido “todo” significa cada uno de los pasajes. El adjetivo verbal theopneustos se deriva del término theos, dios, y del verbo pneo, soplar. Los compuestos de este género tienen normalmente un sentido pasivo: inspirado por Dios, y no un sentido activo: que respira a Dios, o sea, que da a conocer a Dios. […]
En una palabra, el depósito de la fe consta de un cuerpo de escrituras sagradas y de una enseñanza oral en sus orígenes, cuya permanente actualización en la Iglesia está asegurada por el Espíritu Santo (cf. II Tim 1.14).86
La utilidad práctica del mensaje divino
“Más importante que la inspiración es la utilidad de la Escritura”.87 La segunda parte del v. 16 y el siguiente desglosan firmemente la utilidad y los propósitos de la Escritura: “y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (16b-17). “La utilidad de la Escritura se manifiesta en múltiples terrenos: sirve para la enseñanza, […] una enseñanza que no es puramente teórica, sino que está ordenada a educar al oyente en la justicia y a sostenerlo con sus exhortaciones fervientes (cf. I Tim 4.13). La Escritura no es menos indispensable para la refutación de los adversarios, como expresan los dos verbos ‘argüir’ y ‘corregir’. Así se dice que la ley es útil, no ya para el justo, sino para reprimir toda clase de vicios (I Tim 1.8-11)”.88 Cada uno de los cuatro verbos (que forman un quiasmo) representa aspectos fundamentales de la utilidad de las Escrituras:
a) Enseñar (didascalia). “Varias veces se dice a Timoteo que participe en una enseñanza sana o sana (1 Timoteo 4.6, 13, 16; 6.3). La enseñanza basada en las Escrituras lleva a las personas a la salvación y la fe en Cristo (II Tim 3.15)”. b) Redargüir, reprender (elegmon). “Es útil para la reprensión porque trae convicción de pecado y hace que el pecador se dé cuenta del mal que ha cometido (Núm 5.18-22)”. b’) Corregir (epanorthosin). “Es útil para la corrección, ya que habla de un comportamiento inadecuado y pide cambios y mejoras, o arreglar las cosas”. a’) Instruir en justicia (paideían ten en dikaiosune). “Es útil para la instrucción o la educación.
Disciplina o entrena a una persona en la dirección de la rectitud. El énfasis aquí está en la justicia, una relación correcta con Dios y con los demás”.89
Gracias a esta utilidad de la Palabra divina, concluye el texto, es posible equipar a “la persona de Dios para toda buena obra” (NT Interlineal Palabra por Palabra). “Al sumergirse en las Escrituras, Timoteo
85 E. Cothenet, op. cit., p. 27. 86 Ibid., p. 28. 87 P.M. Zehr, op. cit., p. 207. 88 E. Cothenet, op. cit., p. 28. 89 P.M. Zehr, op. cit., p. 208.
estará completamente equipado para toda buena obra. Podrá satisfacer las demandas del ministerio cristiano en Éfeso. Las Escrituras son un instrumento útil para edificar la vida espiritual de Timoteo, para mantener sus pensamientos y enseñanzas centrados en la verdad en Cristo y para satisfacer las demandas del ministerio, que implican responder a los maestros malsanos de Éfeso”.90 Eso mismo puede suceder con cualquiera de nosotros y es el ideal al que debemos aspirar siempre con la ayuda de Dios. La Palabra divina, que permanece para siempre, es la que mantiene a flote la esperanza humana.
16. “CADA PALABRA DE DIOS TIENE PODER Y VIDA” (Hebreos 4.10-16)
15 de agosto
Cada Palabra que Dios pronuncia tiene poder y vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos.
HEBREOS 4.12, TLA
Desde su inicio mismo, la Carta a los Hebreos se refiere a la palabra divina mediante argumentos muy consistentes que van desde la forma en que Dios ha hablado desde la antigüedad y como lo ha hecho ahora a través de su Hijo, razón de ser de toda la creación (1.1-5). Es un pasaje introductorio monumental, pues plantea las bases mismas de la revelación de Dios entendida como un habla suya continua que se perfeccionó en la persona de su Hijo. “Dios nos ha hablado” es la gran afirmación de fondo (1.2) que abre la carta: a lo largo de toda la historia humana se ha preocupado por entrar en relaciones personales con la humanidad. Y lo ha hecho muchas veces y de diversas formas (1b), incluso a través de los profetas (1c). Esta iniciativa y perseverancia son suficientes para producirnos admiración y hasta confusión, pero sobre todo gratitud. Ello debía despertar también un fuerte sentido de responsabilidad. Pero el texto subraya que Dios no sólo ha hablado sino que también ha actuado activamente en la historia porque su palabra va ligada íntimamente a su acción.91 El comienzo de la carta refleja sólidamente esta realidad: “En adelante, la palabra de Dios llega a nosotros en toda su plenitud, ya que ha encontrado su forma perfecta gracias a la encarnación del Hijo de Dios, que es ‘resplandor de su gloria e impronta de su esencia’ (1.3). […] Es en Cristo donde Dios nos habla y es en Cristo donde Dios nos salva”. 92
Una Palabra incisiva y penetrante
En el cap. 4.12-13, luego de hacer un recuento sobre las desobediencias del pueblo antiguo que a muchos de sus integrantes no les permitió “entrar en su reposo” (4.5), el texto se ocupa de quienes lo consiguen se cuiden de no caer en desobediencia (4.11) porque la palabra divina es “viva uy eficaz” (4.12a), dos atributos que la definen como algo supremo. Y su poder le permite cortar “como un cuchillo de dos filos” (12b, tal como decía la Biblia del Oso, en 1569). La tercera parte del v. 12 afirma que penetra hasta lo más hondo y logra “partir el alma y el espíritu” (12c, los componentes humanos esenciales), las “coyunturas y los tuétanos” (12d), y es capaz de “discernir” (de abrir, exhibir o examinar) “los pensamientos y las intenciones del corazón” (12e). En eso consiste la afirmación de que “la Palabra nos lee” a los seres humanos y a nuestras circunstancias. Semejante panorama muestra la capacidad de juicio (y eventual premiación o condenación) que tiene la palabra divina. Ella juzga rectamente, “ya que nada le es desconocido; a su luz serán juzgados los hombres de esta generación para ver si son dignos o no de entrar en el descanso de Dios”.93 Es viva, porque produce la vida (Dt 32.47) y es eficaz también porque produce lo que Dios quiere, “no vuelve a Él vacía” (Is 55.10-11). La imagen de la espada de dos filos viene de Isaías (49.2, cántico del Siervo) y Proverbios (5.4), es decir, su poder de cortar hacia todos los extremos, como castigo o gratificación, dada su inmensa
91 Albert Vanhoye, El mensaje de la carta a los Hebreos. 2ª ed. Estella, Verbo Divino, 1980 (Cuadernos bíblicos, 19), p. 37. 92 Ídem. Énfasis agregado. 93 Myles M. Bourke, “Hebreos”, en Raymond Brown et al., dirs., Comentario bíblico san Jerónimo. IV. N.T. II. Madrid, Ediciones Cristiandad, 1972, p. 338.
capacidad de discernimiento, de poder abrir los espacios más cerrados y reacios a su actuación. La Palabra divina hace todo eso para mostrar los intersticios de todas las realidades en las que el pecado debe ser superado por la obra redentora de Jesucristo.
La Palabra revela y descubre toda verdad
Heb 4.13 profundiza en la capacidad de la palabra, primeramente, para “tener manifiestas todas las cosas creadas”, esto es, para apreciarlas en su justa realidad y en todas sus dimensiones. Todo ante ella es diáfano y claro (13b) y nada escapa de su visión. Por eso, nada puede ocultarse a sus alcances, percepción y juicio (13c). De ahí que en el inexcusable juicio divino todas las cosas saldrán a la luz (23d), lo cual vuelve a conectar con la idea previa acerca de “obedecer para participar del reposo divino”. La palabra divina evidencia, exhibe, dictamina y pondera todo aquello que acepta o entra en contradicción con la voluntad del Señor, por lo que quienes deseen participar de ese descanso deben vivir en conformidad con la verdad y la justicia todo el tiempo, pues la transparencia total con que se mueve y aplica la Palabra no deja margen para dudas o vacilaciones. El juicio radical de Dios todo lo ve y lo pondrá en evidencia, y la Palabra juega un papel fundamental en eso. Así como en el caso del verbo “redargüir” (reprender) de II Tim 3.16, el tono de Heb 4.13 se encamina a exhortar y llamar la atención de los creyentes para sumarse al reposo divino. El impacto de la palabra del Señor puede ser valorado e interpretado a partir de postulados muy serios. La respuesta que recibe también puede ser revisada de muchas maneras. Una y otra vez puede apreciarse históricamente, como lo hace en tantas ocasiones el propio texto bíblico, de qué manera ha sido recibido su mensaje. Un ejemplo fehaciente de ello es lo que acontece con Jueces 19-21 (la trágica historia de la concubina del levita que fue mancillada y descuartizada, y la posterior espiral de violencia en Israel) a partir del extraordinario análisis de la biblista estadounidense Phyllis Trible (1932), quien obtiene conclusiones sistemáticas y contundentes al momento de referirse a las respuestas de que fue objeto ese relato, partiendo de las indicaciones del propio texto: “Considerad esto [volved al corazón] sobre ella, tomad consejo, hablad” (19.30; 20.7).
1. Respuesta de las tribus de Israel: más violencia machista contra las mujeres. 2. Del redactor del libro: “…usa los horrores que acaba de contar para promover una monarquía que pusiese orden y ley en Israel”. 3. De los organizadores del canon: las historias que siguen (Ana, Rut), de la misma época, reivindican a las mujeres. 4. De los profetas: “Dos alusiones [en Oseas 9.9; 10.9] son una escasa remembranza de los crímenes de Gabaa”. 5. Del resto de la Escritura: “un impresionante y opresivo silencio”. 6. De los lectores/as: “…más allá de la mera confesión, debemos tomar una decisión y declarar: ‘¡Nunca más!’”.94
La Palabra de poder y vida nos convoca e interpela para recibir sus efectos bienhechores en nuestra vida en todos los aspectos.
94 P. Trible, “Una mujer anónima: el colmo de la violencia en Jueces cap. 19”, en Texts of terror. Literary-Feminist Readings of Biblical Narratives. Filadelfia, Fortress Press, 1984, pp. 90-91. Versión propia.
17. LA PALABRA DIVINA PROMUEVE LA ESPERANZA EN LOS CORAZONES (II Pedro 2.16-21)
22 de agosto
Por eso estoy completamente seguro de que el mensaje de Dios que anunciaron los profetas es verdad. Por favor, préstenle atención a ese mensaje, pues les dirá cómo vivir hasta el día en que Cristo vuelva y cambie sus vidas. II PEDRO 1.19, TLA
El testimonio de Pedro y la palabra profética
la Segunda Carta de Pedro continúa en la línea de reforzar la esperanza en la segunda venida del señor. “Tenemos también la palabra profética más segura [permanente, 1909], a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro…”, así comienza, en la revisión ReinaValera 1960 el v. 19 de II Pedro 1, otra de las menciones más enfáticas sobre la inspiración de las Escrituras antiguas que aparecen en las cartas apostólicas. En este caso, el marco es la refutación del apóstol sobre las burlas acerca de los anuncios (no son “fábulas artificiosas”, 1.16) de la segunda venida del Señor. “Como respuesta Pedro ofrece la mejor prueba forense, su propia experiencia de la comunicación de la profecía acerca de la parusía, la transfiguración de Jesús. […] En los evangelios, la transfiguración se vincula con una venida futura del reino de Dios (Mc 9.l)”.95 Pedro fue testigo ocular de ese suceso, por lo que sus palabras debían tener alguna autoridad, pero no apela a ella sino a ese acontecimiento superior:
Según esto, la transfiguración no sólo hace las veces de ocasión en la cual Pedro recibió instrucción acerca de la parusía de Jesús y el juicio futuro, sino también de predicción de dicho acontecimiento futuro. Es a este sentido de la transfiguración como profecía de la parusía al que el autor recurre en el argumento de 1.17- 18. Profecía más segura todavía: Esta frase se entiende mejor como “tenemos una palabra profética muy confirmada”. Aunque bebaioteros es un adjetivo comparativo, se puede traducir como superlativo, con lo cual resulta que el material de 1.17-18 sobre la transfiguración no se compara con otras profecías (3.3-4), sino que representa la mejor profecía de la parusía.96
“La profecía que la transfiguración hace de la parusía queda confirmada porque la pronuncia Dios, de manera que puede hacer las veces de luz en la oscuridad para quienes aguardan que la luz definitiva, ‘el lucero del alba’ (Ap 2.28), salga con la parusía de Cristo (I Tes 5.4)”. A diferencia de los falsos maestros, Pedro afirma contar con la inspiración divina tanto en su recepción de la profecía de la parusía, como en su exposición de ella, afirmación que resulta comparable con la tradición de la recepción por parte de Pedro de una revelación acerca de Jesús como ‘Cristo, Hijo de Dios’ (Mt 16.17). Su profecía no está sujeta a nuevas interpretaciones carismáticas, proceso advertido en la reinterpretación de algunos de los dichos y hechos de Jesús (Jn 14.26; 16.12- 14), sino que es la misma profecía para cuya recepción e interpretación recibió él siempre inspiración (véase Hch 3.18-26). Además, es apto para la tarea porque es un testigo ocular inspirado para entender lo que percibió. Esto sirve para contrarrestar insinuaciones de la tradición según las cuales Pedro no entendió lo que vio u oyó (Lc 9.32-33)”.97
Inspiración e interpretación de la palabra profética
Junto con II Tim 3.16 este pasaje es el más importante del Nuevo Testamento para fijar la doctrina de la inspiración de las Escrituras. No se trataba de una innovación, ya que para entonces “los judíos y los cristianos estaban plenamente convencidos de que los profetas habían hablado bajo la acción del ‘espíritu
95 Jerome H. Neyrey, “Segunda Carta de Pedro”, en R. Brown et al., dirs., Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. Estella, Verbo Divino, 2004, p. 637. 96 Ídem. 97 Ibid., pp. 637-638.
de profecía’; se trata de una simple indicación para señalar en qué sentido conviene interpretar la Escritura”.98 Tampoco le interesó al autor la psicología de los profetas, como sucede en I Pe 1.11, ni avala una teoría de la inspiración-dictada, como la expuso Filón de Alejandría. Se limitó a decir que los profetas han hablado de parte de Dios, bajo la acción del Espíritu Santo y no entra en los detalles finos de las modalidades de la revelación. De aquí avanza a decir que “la interpretación de sus textos no puede dejarse al sentimiento personal, a las especulaciones ‘míticas’ que se denunciaban en el v. 16. Hay que apelar a la inspiración del texto leyéndolo en el sentido en que fue compuesto; esto quiere decir en concreto que hay que percibirlo en el seno de una tradición que sea portadora de sentido, que enseña a descubrir en la Escritura al Hijo predilecto de Dios”.99 Las tendencias interpretativas fantasiosas (también referidas a la comprensión de los textos paulinos: 3.14-16) lo obligaron a deslindar con claridad las características de la acción reveladora de Dios. Ese mensaje es extremadamente atendible precisamente porque enseña cómo se debe vivir hasta la venida del Señor, pero requiere una sólida base para su interpretación y aplicación. Hans-Ruedi Weber (Suiza, 1923-2020), al exponer la idea básica sobre el estudio comunitario de la Biblia (tarea a la que dedicó largos años) en el manual El libro que me lee (Consejo Mundial de Iglesias, 1995), explica puntualmente:
…cuando escuchamos, leemos, estudiamos e intentamos ver, puede tener lugar una inversión de papeles. Comenzamos siendo los sujetos, y los mensajes bíblicos, en cualquier forma que lleguen hasta nosotros, son los objetos de nuestro estudio. Pero súbitamente podemos empezar a ser conscientes de que detrás y dentro de los relatos, textos y mensajes visualizados hay alguien que nos mira, nos habla y nos guía. Nuestro objeto de estudio se convierte en el sujeto que se dirige a nosotros y nos comprende mejor que nosotros mismos. Nos vemos confrontados con el Dios vivo que actúa en la creación y en la historia, en nuestra vida personal y en el mundo de las naciones. En el estudio de la Biblia podemos experimentar por anticipado algo sobre lo cual el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Corinto: “Ahora vemos como enigmas en un espejo, entonces veremos cara a cara. Ahora conozco a medias, entonces conoceré tan bien como soy conocido” [I Cor 13.12].100
Esta situación existencial y espiritual hace posible que el encuentro entre la Biblia y los lectores/as se experimente como un auténtico proceso dialéctico, de ida y vuelta, guiado y mediado por el Espíritu Santo (“comunicador e intérprete”), en el que la persona es atraída hacia los textos sagrados y sea capaz de leer la realidad con la mirada divina, y viceversa, que ella misma sea leída para posibilitar su transformación. La tarea interpretativa de las comunidades de fe, agrega, debe ser un verdadero esfuerzo aleccionador para que podamos superar nuestros prejuicios y creencias arraigadas: “Porque no se puede permitir que [el estudio bíblico colectivo] degenere en compartir la ignorancia o en repetir los lugares comunes teológicos de los participantes o del animador. Cuando un estudio de la Biblia sólo nos dice lo que ya sabíamos o se limita a confirmar nuestras habitualmente sesgadas creencias, ello puede ser indicio de que nos estamos acercando a la Biblia escuchando únicamente lo que, de hecho, queremos oír, en lugar de dejar que Dios nos hable”.101 Cuando Dios habla a través de su Palabra, es posible esperar que se señalen los pecados humanos y sociales, que se anuncie el juicio sobre ellos, pero también debe esperarse que se promueva y refuerce la esperanza, tal como lo propone esta carta apostólica. Pues, tal como se afirma en I Pe 3.15,
98 Edouard Cothenet, Las cartas de Pedro. Estella, Verbo Divino, 1984 (Cuadernos bíblicos, 47) p. 57. 99 Ídem. Énfasis agregado. 100 H.-R. Weber, El libro que me lee. Manual para formadores en el estudio de la Biblia. Santander, Sal Terrae, 1996 (Sal Terrae Pastoral), pp. 15-16. Énfasis agregados. 101 Ibid., pp. 21-22.
debe darse “razón”, explicación firme y sostenida, de la esperanza cristiana: “De forma típica, Pedro invita a dar razón, no ya de la fe, como sería de esperar, sino de la esperanza que hay en nosotros. Por tanto, es esta esperanza, hecha de dignidad y de coraje, la que atrae la atención y provoca un cuestionamiento. Cada uno de los cristianos tiene que estar dispuesto a responder al desafío, con su conducta de cada día más aún que con sus palabras (3.1s)”.102
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Reflexión final “POR LA PALABRA DE DIOS Y EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO” (Apocalipsis 1.9b)
29 de agosto
Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Dios, lo mismo que ustedes; tengo los mismos problemas y dificultades, pero también tengo la fuerza que Dios nos da para soportar esos sufrimientos. Por anunciar el mensaje de Dios y hablar de Jesucristo fui enviado a la isla de Patmos. APOCALIPSIS 1.9, TLA
Cuando se mira el mapa de las innumerables islas griegas y se ubica a Patmos, que los romanos usaron como cárcel para los presos políticos, aquella desde la cual se escribió el Apocalipsis, se pueden comprender un poco las dimensiones de lo que algunos estudiosos del libro han denominado “la pastoral del exilio” que tuvo que practicar el apóstol Juan. La escritura profética y apocalíptica que, como parte de la resistencia espiritual que encabezó, ha llegado hasta nosotros y casi siempre ha producido una mezcla de temor, asombro e incertidumbre, aun cuando surgió para promover y mantener la esperanza del pueblo perseguido de Dios por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, tal como afirma el primer capítulo (1.9). Una escritura que surge así, originada por la persecución, debía producir frutos en un corto plazo y, al mismo tiempo, proyectar su mirada en el tiempo divino, en el kairós que se vivía con tanta dificultad por el rechazo del que era objeto la fe cristiana. Cuando el autor del Apocalipsis expuso los detalles de la visión que recibió en medio de tanta soledad, el ambiente de inseguridad para los seguidores de Jesús de Nazaret estaba aún por llegar a momentos sumamente críticos, de modo que el lenguaje que debía asumirse para expresar la resistencia moral, política y religiosa al imperio tuvo que ser simbólico y no tan comprensible para quienes se acercaran a él desde fuera de las comunidades de fe. Ésa sería su principal característica y la que hasta hoy complica su comprensión y aplicación. No obstante, al referirse a la palabra divina y al testimonio de Jesucristo al inicio del documento, la afirmación es muy clara: ambas realidades fueron la razón directa para el exilio de que fue objeto el autor del libro, quien fue visto como un peligro para el Imperio Romano. Es decir, que su fidelidad a ambas cosas lo llevaron a una retención forzada e injusta por la libertad con que intentó anunciar la venida del Reino de Dios en Jesucristo. Siempre que sucede algo similar, lo que está en juego sigue siendo esa misma fidelidad a la que somos llamados/as todos aquellos que debemos proclamar la palabra divina y el mensaje transformador de Jesucristo. A contracorriente de quienes no dudan en amoldarse a las corrientes dominantes en cada época y así subordinar la predicación de la palabra redentora del Evangelio, nunca faltará quienes se opongan con un firme convencimiento a las imposiciones violentas de los poderes de turno. Tal como lo explicó en su momento el biblista Jorge Pixley:
Pero siempre hubo al lado de estos cristianos que quisieron ser ciudadanos leales y que lo eran hasta que se les pedía un juramento que violaba su conciencia, otros que veían en el imperio el principal obstáculo para que se realizara el ansiado Reino de Dios. Juan de Éfeso, los entusiastas frigios, Ireneo, Taciano y Tertuliano representan a este cristianismo radical, y esta lista es evidencia suficiente de la seriedad de esta corriente cristiana. Éstos se sienten peregrinos en una tierra extraña, y aguardan con ansiedad su liberación. Guardar la fe exigía no contaminarse con el mundo, mundo encarnado en las estructuras del imperio.103
103 J. Pixley, “Las persecuciones: el conflicto de algunos cristianos con el Imperio”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, 2ª ed., núm. 7, 2000, p. 85, www.centrobiblicoquito.org/images/ribla/7.pdf.
Quiera Dios que esa misma constancia y fidelidad hacia la Palabra del Señor y de su testimonio que ejemplarmente vemos en el libro final de las Sagradas Escrituras nos sigan uniendo y acompañando en nuestro caminar, y que sigan siendo nuestra consigna de fe adonde quiera que nos encontremos para desarrollar el ministerio que nos encomiende quien es el Jefe y Cabeza de la Iglesia, bajo la conducción soberana de su Espíritu. Amén.