Febrero de 2014
Esperanza En el silencio de la oración, puedes estirar las manos para abrazar la naturaleza, a Dios y a tus semejantes, los seres humanos. Esta aceptación implica que no solo estás dispuesto a aceptar tus propias limitaciones, sino también que esperas la llegada de algo nuevo. Por esta razón, toda oración es una expresión de esperanza. Si no esperas nada del futuro, no puedes orar. Entonces afirmarás, junto con Bertolt Brecht: “Tal como está, quedará. Lo que queremos, nunca llegará”. Si piensas de esa forma, la vida se mantiene inmóvil. Espiritualmente, estás muerto. Solo puede haber vida y movimiento cuando dejas de aceptar las cosas tal como están ahora y miras hacia delante, apuntando a aquello que todavía no se dio. Cuando vivimos con esperanza, no nos confunden las preocupaciones acerca de cómo serán satisfechos nuestros deseos. Entonces, también, nuestras oraciones no están dirigidas hacia el regalo, sino hacia aquel que lo entrega. Nuestras oraciones pueden seguir conteniendo la misma cantidad de deseos pero, en última instancia, no es una cuestión de que se haga realidad un deseo, sino de expresar una fe ilimitada en quien entrega todas las cosas buenas. Deseas que…pero tienes fe en… Cuando oras con esperanza, igual puedes pedir muchas cosas concretas, como que haya buen tiempo o recibas un mejor salario. Este carácter concreto hasta puede ser un signo de autenticidad. Porque si solo pides fe, esperanza, amor, libertad, felicidad, modestia, humildad, etc., sin concretarlas en la parte esencial de la vida cotidiana, probablemente no hayas incluído a Dios en tu vida real. Si oras con esperanza, todos estos pedidos concretos son maneras de expresar tu fe ilimitada en Dios, que cumple todas las promesas, que no te ofrece sino cosas buenas, y que quiere compartir contigo la bondad y el amor. Henri Nouwen
La Comunidad de “El Buen Pastor” te invita a reflexionar y poner en práctica
Dios, en su gracia, nos da la vida para alegrarnos en todos sus bienes; nos concede la promesa de salvación para entrar en la esperanza de su Reino; y nos colma de dones espirituales y materiales a fin de ponerlos a su servicio.
Dios nos llama a compartir lo recibido por su gracia, ya que es más bueno dar que recibir.
La misión de la Iglesia se puede resumir en cuatro puntos: 1) Dar testimonio del Evangelio; 2) Construir la comunidad de fe; 3) Servir al mundo; y 4) Celebrar el culto a Dios.
Para llevar a cabo la misión que se nos ha encomendado debemos ser responsables contribuyendo económicamente para cubrir los gastos que genera. De ahí que debamos tomar decisiones en relación con la mayordomía de nuestro dinero.
Con nuestras ofrendas apoyamos el ministerio y la misión que se realiza dentro de la comunidad local, los proyectos de testimonio y servicio que tenemos en nuestro barrio y los aportes a nivel general con los que contribuímos a la obra total de nuestras iglesias.
La mayordomía es la administración responsable de los bienes que Dios pone a nuestra disposición a través de su creación. Debemos preservar la tierra, la naturaleza y poner al servicio de la misión los dones, las cualidades personales y los bienes materiales que hemos recibido de su gracia.
SOMOS LLAMADOS A SER MAYORDOMOS EN BENEFICIO DE LA OBRA DE DIOS.
FERIA AMERICANA Jueves 13 y viernes 14 de Febrero de 11.00 hs. a 18.00 hs. Entrada por Zapiola 721
¡Precios accesibles, no te la pierdas!
LA IGLESIA EN MISIÓN Todas las actividades semanales que tuvimos durante todo el año entraron en receso de verano.
Seguimos todos los domingos a las 10.30 hs. con nuestro Culto de adoración y Santa Cena.
Cumpleaños mes de febrero 1º - Julieta Salgueiro 3 - Celia Scicolome 7 - Roberto Liftenegger 9 - Hugo García 21 - Roberto Manfredi 24 - Piti Maceratesi 26 - Ester Becker Aniversario: 17 - Natalia y Gustavo Góngora
Cumpleaños de diciembre: Cumpleaños de Rosita y aniversario de Elsa y Roberto
Humor cristiano: “Singular trabajo” Un joven se encuentra con un amigo y le pregunta: “¿De qué trabajas?”. El amigo le responde: “Pelo papas”. Ante la respuesta, el que inicia la conversación vuelve a preguntar: “¿En un restaurante?”. Y el amigo aclara: “No, soy peluquero en el Vaticano”.
Edición y recopilación: M. Cristina P. de Maceratesi: mcristinaparodi@yahoo.com.ar Pastor Hugo Santos: hnsantos@ciudad.com.ar – móvil: 11 (15) 5935 0556 Blog: http:/ibuenpastor.wordpress.com/