Boletin el buen pastor 2018 05

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Mes de mayo de 2018

Aprende a esperar en Él En un mundo atormentado, ansioso, preocupado, Jesús nos dice a nosotros, como lo hizo a sus discípulos “La paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da. No se angustien, ni tengan miedo“. La paz y el sosiego debería ser una característica de nosotros lo cristianos, ¡pero como nos cuesta! Debemos estar confiados en Él, aprender a disfrutar sabiamente de las pequeñas alegrías diarias y no vivir angustiados por los problemas, ¿difícil no? Hay una historia de un autor anónimo que deseo compartir: “Dicen que una vez había un hombre perseguido por malhechores que querían matarlo. El hombre se escondió en una cueva y los malhechores lo estaban buscando por todas las cuevas. Con desesperación elevo una plegaría a Dios, Dios todopoderoso, haz que ángeles bajen y tapen la entrada. Cuando se acercaban, vio a una araña que empezó a tejer una telaraña. Ésta vez muy angustiando siguió orando, Señor te pedí ángeles y no una araña, Señor con tu mano poderosa, coloca un muro fuerte en la entrada. Abrió los ojos, esperando ver el muro, pero vio a la araña que seguía tejiendo la telaraña. Los malhechores estaban en la puerta y él se preparó para morir, cuando escuchó la conversación de los hombres, el primero dijo, vamos a entrar en la cueva, y el otro contestó: no ¿no ves que hay una telaraña?, nadie entró, sigamos buscando. La fe es creer que se tiene lo que no se ve, preservar en lo imposible. Dicen que cuando pedimos un árbol, Dios nos dará en forma de semilla. Desde nuestra perspectiva humana pedimos cosas, pero Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas, Él puede hacer mucho más. Dios siempre nos contesta, confiemos en Él.

Inés Petersen de Sarli


Martes 15 y Jueves 17 de mayo de 11 a 18 hs. – Zapiola 721

Culto ecuménico de Pentecostés Miércoles 16 a las 18 hs

REANUDAMOS NUESTROS ESTUDIOS BÍBLICOS

Tema: Hecho de los apóstoles 2dos y 4tos sábados del mes a las 17 hs. ¡Damos gracias a Dios!


ESPÍRITU DE DIOS Visita los valles y rincones de tu corazón y te toparás con manantiales de vida, de justicia y solidaridad, de verdad, paz y alegría. Es mi Espíritu que desde siempre puse en ti. Repara en la vida de tu familia -cercana o lejana, rota o unida, en éste y aquél: descubrirás huellas de corazones entregados y hermanos que quieren ser hermanos. Es mi Espíritu que desde siempre puse en vosotros . Observa el caminar de tu pueblo, a veces triste y lento, otras alegre y ligero, con proyectos, planes y sueños, abriendo caminos o sólo senderos. Es mi Espíritu que alienta vuestro aliento. Mira a la Iglesia, mírala sin recelo. Sé sus males, sus yerros y traiciones; también tus dudas, críticas y dificultades. Pero bajo su aspecto pesado, seco y polvoriento brota la vida, es oasis y centinela, tiene entrañas y profetas. Es mi Espíritu vivo en sus arterias viejas. Extiende tu mirada por el ancho mundo, más allá de tu casa, pueblo y patria. Fíjate en los esforzados del querer solidario, en los que luchan para que otros alcancen lo suyo. Es mi Espíritu valiente en corazones liberados. Llégate a los lugares más olvidados de la primavera y los sueños humanos. ¡Todavía no conoces los mejores secretos!. Limpia tus ojos para ver lo que allí crece. Es mi Espíritu que florece a la sombra de los pobres. Observa, ve y aprende; contempla, agradece y canta; ábrete, goza y déjate llevar por mi Espíritu -soplo, brisa, huracán, aire- que has recibido gratis. Poema de Florentino Ulibarri, del libro “Al viento del Espíritu”


RECORDANDO Y CONOCIENDO EL COMIENZO DEL DÍA DEL TRABAJADOR

“No oprimirás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus conciudadanos o uno de los extranjeros que habita en tu tierra y en tus ciudades. En su día le darás su jornal antes de la puesta del sol, porque es pobre y ha puesto su corazón en él; para que él no clame contra ti al Señor, y llegue a ser pecado en ti.” Libro del Deuteronomio, 24.14-15 Celebramos el Día del Trabajador Internacional el primero de mayo, en recuerdo de lo ocurrido en la ciudad de Chicago en mayo de 1886: días de grandes manifestaciones obreras en reclamo de leyes dignas para el trabajador, entre la cuales se levantaba la demanda de 8 horas de trabajo. En aquel entonces la jornada laboral era de 12 o 16 horas y se podía extender legalmente hasta 18 horas. El lema obrero era “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”. El 1° de mayo comenzó la huelga en apoyo a una jornada laboral de 8 horas, y que fue duramente reprimida durante varios días. En este escenario de lucha hemos de recordar a Samuel Fielden, quien conociera el rigor del trabajo desde pequeño trabajando en los telares, quien estudiara teología y fuera ordenado pastor metodista y se desempeñara como Superintendente de las Escuelas Bíblicas Dominicales en Inglaterra hasta que emigrara a Estados Unidos en el año 1871. Fielden, de 39 años, se declara socialista y miembro de la asociación internacional de los trabajadores. Junto a algunos inmigrantes alemanes y otros norteamericanos es condenado a muerte por las demandas sociales que todos ellos encarnaron. Solamente algunos y entre ellos Samuel fueron indultados y condenados a cadena perpetua. Con los mártires de Chicago recordamos estas luchas y estas reivindicaciones cuyo pago fue la muerte y cárcel, aunque la prensa va a decir de ellos: “¡A la horca los brutos asesinos,

rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa…” El accionar comprometido de este pastor deja traslucir parte importante de la herencia wesleyana que llamamos la Santidad Social. “El evangelio de Cristo no conoce otra religión

que la social ni otra santidad que la social. Este mandamiento tenemos de Cristo, que el que ama a Dios, ame también a su hermano.”


Es a partir de esta práctica de fe, que el cristiano metodista se va a comprometer con acciones que apuntan a transformar la sociedad. Nuestra santidad social se brinda en el amor al prójimo, atendiendo a que en el evangelio de Jesucristo no hay espacio para una religión solitaria o santidad individualista. La experiencia del “corazón ardiente” –que recordamos el 24 de mayo– impulsó a Wesley y nos impulsa a nosotros a vivir la fe ardientemente y con esta santidad social. En las mismas palabras de Samuel Fielden –en su alegato contra la pena de muerte que le habían impuesto– descubrimos la profundidad de esta mirada y práctica de lo que es la Santidad Social:

“Yo amo a mis hermanos los trabajadores como a mí mismo. Yo odio la tiranía, la maldad y la injusticia. El siglo XIX comete el crimen de ahorcar a sus mejores amigos. Hoy el sol brilla para la humanidad; pero, puesto que para nosotros no puede iluminar más dichosos días, me considero feliz al morir, sobre todo si mi muerte puede adelantar un solo minuto la llegada del venturoso día en que aquel alumbre mejor para los trabajadores. Yo creo en que llegará un tiempo en que, sobre las ruinas de la corrupción, se levantará la venturosa mañana del mundo emancipado libre de todas las maldades, de todos los monstruosos anacronismos de nuestra época y de nuestras caducas instituciones…” Estamos llamados a ser una iglesia encarnada, preocupada por las necesidades de nuestro tiempo. La encarnación supera el plano de lo discursivo: implica un posicionamiento valiente y honesto frente a los nuevos problemas que padecemos en nuestra sociedad. Por ello es

que “Afirmamos… que

debemos

ejercer

una

crítica

activa,

oponiéndonos

constructivamente a todo sistema que esté basado en el egoísmo, la hipocresía, la represión, la injusticia y la violencia institucionalizada.” (De los principios sociales de la IEMA). Pastor Américo Jara Reyes Obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina


LOS OJOS DE DIOS

Felices los que tienen un corazón puro porque ellos verán a Dios.

El arroyito de agua clara limpia y refresca todo aquello sobre lo que pasa. Además deja que la luz del sol llegue hasta el fondo de su cauce, y hasta es capaz de regalar a las piedras del fondo unos colores y un brillo que a lo mejor no tendrían fuera del agua. El río de agua turbia, en cambio, es opaco. No deja pasar la luz, y sólo muestra la mugre que boya en la superficie. Embarra y ensucia sobre todo aquello donde pasa su correntada; y si un día se desborda e invade la vida de los hombres, al retirarse deja un hediondo recuerdo de su presencia. He visto crecientes de ríos turbios, allá en mi litoral. Crecientes que al retirarse dejaron emponzoñadas las napas de agua donde se abrevaban los hombres. Del barro que dejaron brotó la epidemia que mató muchos niños chiquitos. Es que al pasar sobre los resumideros y las cloacas, sacó a flote todo lo malo que encontró en su camino. Hasta profanó la tumba de algunos difuntos (¡que en paz descansen los huesos!). Cuando Magdalena entró en la sala del rico Simón, los ojos turbios de los que compartían la mesa con el Señor, sólo vieron al superficie del misterio de aquella vida. Y el agua turbia de sus miradas embarró el misterio de esa cabellera suelta y de su profusión de perfume, y de allí sólo sacó a flote la imagen de la prostituta. Y hasta la misma figura de Señor fue salpicada por ese barro del río sucio: Si este hombre fuera un profeta... La mirada clara y limpia del Señor pasó también sobre la mujer y dejó que la luz penetrara hasta el fondo del cauce de su misterio y allí descubrió el brillo de las piedras, el brillo de un corazón que amaba mucho. El resbalar de su mirada limpia, limpió ese corazón y le regaló su auténtico brillo. Y esa mujer se fue liberada. Liberada y comprometida en su nueva vida, donde su brillo iluminaría a otras vidas. Lo fundamental de su vida sería un anuncio: ¡El Señor ha resucitado! Como anuncian las piedras del cauce, el paso del río. Entre los hombres las aguas claras nacen en la fría soledad de las cumbres. Allí han vivido en fidelidad de largo diálogo invernal con la Roca, sabedora de vendavales. De rostro al sol, un día la primavera las puso en movimiento. Y allá van: Cantando su canto / lavando las piedras, regando los surcos / camino del mar. Su cauce es humilde, / su canto es pequeño, su fuerza se llama / cotidianeidad. Las mantiene el cerro / cargado de nieves, que alimenta el cielo / donde Dios está. CUENTO DE MAMERTO MENAPACE DEL LIBRO “LA SAL DE LA TIERRA”


CUMPLEAÑOS DE MAYO 21 - Bladimir Coro 27 - Angélica Arnejo / Haydeé C. de Sardella / Horacio Suarez

LECTURAS BÍBLICAS: Domingos de mayo Domingo 5 Hechos 10: 44-48 Salmo 98 1° Juan 5: 1-6 Juan 15: 9-17

Domingo 13 Hechos 1: 15-17, 21-26 Salmo 1 1° Juan 5: 9-13 Juan 17: 6-19

Domingo 20 Día de Pentecostés Ezequiel 37: 1-14 Salmo 104: 24-34, 35 Hechos 2: 1-21 Juan 16: 4-15

Domingo 27 Isaías 6: 1-8 Salmo 29 Romanos 8: 12-17 Juan 3: 1-17

HUMOR CRISTIANO


Actividades Regulares de mayo Templo abierto: Miércoles de 18.00 hs a 20.00 hs. Jueves 10.00 hs. a 12.00 hs. 2dos. y 4tos. Sábados del mes – 17.00 hs. Estudio Bíblico: Un espacio para compartir, reflexionar y orar. Si querés unirte a un grupo que desea descubrir como la Palabra de Dios habla a nuestra realidad cotidiana, estás invitado Todos los sábados de 15.00 a 17.00 hs. Juegoteca: Juegos y talleres para niños de 6 a 10 años- Entrada por Zapiola 721. Domingos 10.30 hs. Culto de adoración – Santa Cena

Equipo pastoral: Romina Roger (romina.roger@gmail.com) Inés Sarli (inessarli@yahoo.com.ar) Amalia Sanahuja (asanahuja@ho tmail.com) Teléfono: 4551-4204 www.iglesiaencolegiales.com.ar

Edición y recopilación: M. Cristina P. de Maceratesi: mcristinaparodi@yahoo.com.ar Romina Roger, Ines Sarli, Amalia Sanahuja y Ester Becker www.iglesiaencolegiales.com.ar-iglesiaencolegiales@gmail.com


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