02b Polinya CAST 2003

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La fiesta de Navidad y

los Pesebres Ignasi Carbonell

Navidad 20031


Abside románico de la Parroquia de San Salvador de Polinyà. Consagrada por San Olegario, obispo de Barcelona, en el año 1122

Portada: Pintura mural del ábside de San Salvador de Polinyà © Ignasi Carbonell i Gomis, diciembre de 2003 Fotografias y dibujos: Ignasi Carbonell Es colaborador de la Escuela de Monitores i Voluntarios Culturales de la Catedral y Museo Diocesano de Barcelona

Depósito Legal: B-50.660-2002

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Hoy describiremos las pinturas murales del siglo XII que hubo en el ábside de la iglesia parroquial de San Salvador de Polinyá (Barcelona) y que se conservan en el Museo Diocesano de Barcelona - Pia Almoina.

El ábside de San Salvador de Polinyá Esta iglesia parroquial está situada entre Sabadell y Granollers, no muy lejos de la ciudad de Barcelona. En su ábside central tenía una pintura mural románica en muy mal estado, con temas de la Natividad de Jesús obra de los años 1122. Estas pinturas fueron extraídas y trasladadas para su conservación al Museo Diocesano de Barcelona. Fuera del ábside hay otras pinturas murales románicas, unas son del Apocalipsis y otras son escenas de la Pasión. Recientemente se descubrieron nuevas pinturas. Para describir mejor la situación de cada escena dividiremos el ábside en tres zonas: zona alta, central e inferior. La zona alta llamada bóveda celeste o media cúpula. La zona central puede tener más de un nivel, el primer nivel: la zona de los profetas, reyes, santos o apóstoles. El segundo nivel: zona de símbolos o santos. La zona inferior es para la imitación de una cortina, en alguna ocasión también aparece entre las cortinas la figura del donante. No es el caso de San Salvador de Polinyà. La exhibición de estos frescos en el Museo Diocesano de Barcelona, nos permite la admiración pública del trabajo realizado por el artista, hace ya casi nueve siglos. Haciendo una primera lectura de la pintura mural, en la media cúpula o la bóveda celestial se puede apreciar la figura de la Virgen con su hijo sentado en sus rodillas. No se observa la típica mandorla, que la suele envolver, con los colores del arcoiris como sucede en Santa María de Taüll (Lleida) o en el frontal del altar de la iglesia parroquial de Espinelves (Barcelona) u otras iglesias. 3


A los pies de la Virgen y encima de la ventana central está el Cordero de Dios “Agnus Dei”, dentro de una aureola cruciforme, pues el cordero simboliza a Jesús. En la zona central hay solo un nivel de escenas y se aprecian cuatro representaciones del misterio de la Natividad de Jesús. Cada escena está separada de la siguiente por una ventana. El primer cuadro corresponde a la Anunciación a María. El segundo es la Visitación de María a su prima Elisabet. El tercero representa la Natividad de Jesús. Y el cuarto y último es la Anunciación a los Pastores de Belén. Si hacemos una relectura pausada de las pinturas murales, podemos observar nuevas definiciones. En la zona alta, media cúpula o bóveda celestial del abside se aprecia que la Virgen esta sentada en un trono entronizando a su hijo al pueblo entre las dos palmeras que le hacen de mandorla, ademas a su izquierda se aprecian dos pies de hombre. Se desconoce la verdadera identidad del personaje. ¿Será San José? Si así fuera, sería la escena de un descanso durante el largo viaje desde Palestina a Egipto (la Huida a Egipto) y las palmeras le ofrecen sus frutos y hacen de mandorla durante el descanso. Si leemos los escritos apócrifos referentes a la huida a Egipto, ellos nos comentan; que durante la huida las palmeras se inclinaban al paso de la Sagrada 4


Familia, ofreciendo sus frutos. Los dulces dátiles y nutritivos, y los cocos con su conocido jugo refrescante. Ahora ya podemos comprender mejor esta bóveda celestial. En la zona central, la primera escena apreciamos a la Virgen con el Arcángel. El cuerpo y los pies del arcángel desaparecieron por las humedades en su iglesia. El arcángel aparece de pie pero sin ninguna duda él no toca los pies en el suelo (esta suspendido), en caso contrario seria mas alto que la Virgen. María está en pie y sorprendida, sigue pisando tierra firme.

El segundo cuadro es la salutación y el abrazo del reencuentro entre María y su prima Elisabet. Los esposos están presentes, están en la situación de segundo termino, casi escondidos, son José y Zacarias. La tercera escena es la más completa, se trata de la Natividad de Jesús y representa dos escenas en un solo cuadro. En la parte superior vemos el fondo de la cueva de Belén, hay un pesebre con el Niño Jesús. Parece que el Niño Jesús está reclinando la cabeza en una almohada, se confunde con un buey que fue dibujado o conservado defectuosamente. María está recostada en una cama de largas patas, la cabeza reclinada en un original cabezal. A los pies de Jesús está la cabeza de un asno y delante del asno, medio escondido, San José que regresó con las dos colaboradoras para ayudar a María. José cuando vio que María iba de parto fue a la ciudad de Belén en busca de una comadrona y regresó con Salomé y Zelomi. Cuando llegaron los tres al establo vieron que María estaba admirando a su hijo recién nacido. Salomé y Zelomi se pusieron a bañar a Jesús en un barreño de madera con agua hasta su cintura y con tanto cariño que José y María admiran el baño de Jesús que realizaban las 5


buenas mujeres. Es una de las escenas más entrañables descritas en los escritos de los apócrifos. Ademas se trata de una escena especial con doble representación de Jesús dentro de un solo cuadro. Jesús descansa en el pesebre y también le están bañando. Las dos escenas quedan encuadradas y bien definidas dentro del espacio del establo. La cuarta y última escena se inicia encima de la ventana que separa la Natividad y la Anunciación a los Pastores de Belén. Vemos al ángel pregonero volando por encima de la ventana anunciando el nacimiento de Jesús. Llega volando, dando su bendición como símbolo de paz y fraternidad. Solo se aprecia un ángel, un árbol con la cabra entre las ramas y dos ovejas a los pies del árbol. Los pastores desaparecieron con las humedades. La singularidad de esta pintura mural hace que sea una verdadera joya pesebrística en el Museo Diocesano de Barcelona y del Principado de Cataluña. Amigos, recordad visitar el Museo Diocesano de Barcelona cuando vayáis a ver la Feria de Santa Lucía, así podréis admirar, recordar y observar la joya pesebrística en la pintura mural románica de San Salvador de Polinyà, obra del siglo XII.

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