La Muerte de AlterArte

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Normalmente la cultura, y sobre todo la nuestra, ve a la muerte como una guadaña o una gran fiesta que se ríe de la vida; pero la forma en la cual la plantean muchas civilizaciones es de gran interés, iniciando por “si una mujer nos trajo al mundo es relativamente lógico que otra mujer (o deidad femenina) nos quite la vida o nos lleve a otra”; partiendo de ésto es que se le llama también “hermana muerte”, “muerte blanca” o “santa muerte”, esto es más que nada en la Metafísica y las llamadas Ciencias Ocultas en las cuales a la muerte se le ve como un personaje o suceso (dependiendo del caso) muy natural y no como tradicionalmente estamos acostumbrados a verla, algo trágico, hasta cierto punto malo o desastroso; y si, es verdad que cuando una persona querida muere nos sentimos mal, pero al fin y al cabo es parte de la vida misma, del ciclo que todos tenemos que cumplir, que unos se adelantan más que otros y que las circunstancias son distintas son otro tema, que aunque ligado, no nos ocuparemos de él por el momento. Como se mencionó anteriormente, de cierta manera todos tenemos miedo a la muerte, o más bien a un cambio. Pero partamos del principio en sí ¿Qué es la muerte?, la ciencia tradicional nos dice “Muerte: cese de los procesos vitales de un organismo”. Esto puede ser por distintas causas, desde muerte natural, por enfermedad o edad, hasta muerte intencional, si así se puede llamar a la causada por accidentes, incluyendo el suicidio. En la mayoría de las religiones y/o filosofías el sentido y significado de muerte es la transformadora de la VIDA ÚNICA, y se refieren a su multiplicidad de formas, sendas o rutas hacia ella. La Muerte sólo extingue algo aparentemente en el plano físico, pero en la realidad la Muerte transforma los valores, y sus atributos están siempre presentes: nacimiento o creación, decadencia o transformación, muerte o regeneración, vida nueva en formas nuevas. LA MUERTE MAYA. Las costumbres funerarias de la cultura maya se basan en la creencia que el lugar del destino en el más allá dependía de la forma de muerte y no de la conducta moral en la existencia corpórea. Los enterramientos y los ajuares funerarios corroboran la creencia en una sobrevivencia del espíritu después de la muerte del cuerpo. La mayoría de los espíritus iba al Xibalbá, "Lugar de los que desvanecen", situado en el estrato más bajo del inframundo. El camino descendente estaba poblado de peligros, por lo que el espíritu debía alimentarse y cuidarse en el tránsito; ése es el sentido del ajuar funerario colocado en las sepulturas. A nadie faltaba comida, agua y amuletos protectores en su tumba, pero las más suntuosas son las de los gobernantes, en las que se colocaban sus joyas y sus objetos ceremoniales. El cadáver, que era rociado con polvo rojo de cinabrio o de hematita, símbolo de renacimiento, se adornaba con orejeras, collares, pulseras y anillos de jade, hueso o concha, así como con su cinturón ceremonial.





¡Despierta! No veo pero escucho – Vanimelir- aquí viene el frío otra vez. En el camión todo es distinto, ya no puede hablarme, sombras bañadas de luz lo cubren. Nos quedamos en silencio. No lo miro, él me ignora. Nubes empolvadas de acrílico oxidado bajan por el sendero; miro a mi alrededor, sólo encuentro seres azules y conciencias vacías unidos a mí como una eterna cadena suburbana que viaja envuelta en esperanzas sencillas. Un hombre a mi lado lee el periódico... caos se apodera de la capital iraquí... profesor que clonó a “Dolly”, posa junto al cuerpo preservado de la oveja... cierro los ojos intentando recordar, otra vez lo escucho –number nine- una fuerte sacudida me despierta, un tope. Todo cambia ahora, miro por la ventanilla: edificios derruidos han cobrado la apariencia que tenían hace 50 años, antes que un destello temporal convirtiera la ciudad en un espacio de arena líquida que se vierte a través de vestigios informes. Aire corrosivo entra a mis pulmones.

Sensación de emetismo viene a mí todas las mañanas cuando llego a la escuela, supongo que así debe ser siempre; en el camino puedo ver como el aire lleva consigo las últimas partículas de ocre polvareda que horas antes cubrían con singular pesimismo cada pequeño y oscuro rincón. A lo lejos percibo débilmente el canto del hombre muerto, siento como si la misma canción se hubiese escuchado en los últimos 100 años por los pasillos de la escuela, después que un suicida antisemita acabara su inútil vida con un cuchillo en este mismo sitio. Todo se detiene por unos minutos hasta que la última nota deja de escucharse. Está cerca, pero ahora estoy conciente, perseguida por una simulación absurda de la realidad –Vanimelir- el golpe que me di contra un pupitre al entrar debió despertarme; ya no me siento mareada. Me sigue llamando –number nine- mis pensamientos son más claros, como tú –Vanimelir- no es mi nombre pero es como si lo fuera, estoy unida a él y a esta inverosímil fantasía. –Vanimelir- escucho tu voz cada vez más frecuente en mi cabeza, dulce, casi lúdica. No puedo responderte, la constante presencia del hombre muerto me provoca un estado de automatismo. Mi cuerpo se divide en estados de conciencia diferentes.




He esperado todas las noches, El regreso de tu presencia, Muchos amaneceres, Muchos atardeceres, Regresa pronto. Las noches se vuelven turbias sin ti. Un poco de luz no me vendría mal. Bebiendo whisky, fumando y viendo la TV, Que triste se ha vuelto mi vida, Esperando tu Regreso. No puedo buscarte de día, Y de noche te encuentras dormida. Extraño tus risas, Extraño tus sueños. Cuánto deseo que estés conmigo, En este instante, En esta vida. Sin embargo... Uno de los dos debe vivir. Mientras, te observo por la ventana, la miras y caminas de largo.

Me acompaña la muerte, Siempre la muerte, Todas las noches, Siempre me busca a mí, Sabe que aún no es para ti. Permanecerás con vida, Vivirás tu vida, Envejecerás y mucho después morirás. Siempre estaré esperándote, Hasta el último instante, Hasta tu último destello de vida. He muerto y aún sigo viviendo No puedes verme, No quieres verme.

Todos los días dibujo tu rostro, trato de no olvidarte, mi angustia se vuelve menos pensando en ti, Pensando en tus ojos, Pensando en tus labios, Lo bien que la pasamos.

Unas lágrimas, Un lamento, Un suspiro.

¿Por qué me tuvo que pasar esto? Todo lo que toco se desmorona, se vuelven lamentos, se vuelven tristezas.

Pero, aún pienso y siento, ¿Para qué me sirve? Si no te tengo a ti.

Mi cuerpo esta marchito y frío Mi corazón ha dejado de latir.

Me consuela saber que, Uno de los dos vivirá.



Entérese de los eventos donde haya siempre inauguraciones de artes plásticas. El teatro, la danza, la música y cualquier otra que no implique a "los plásticos" sólo ofrece a lo más, tres copas de vino y hay que echárselas parado. Entre dos o más opciones elija siempre en este orden: a).- Olimpo. Siempre te codearás con gente "in", bien vestida; la mal vestida puede pasar por intelectual o con look "prêt à porter"; la iluminación es adecuada para verse llamativamente INN-TERESAN-TE. Además, los balcones son un buen lugar para mamarse con toque chick asomándote a ver al pueblo ignorante que no le gusta o sencillamente no le interesa la cultura (¡fooo!)... Si uno se aburre, puede bajar a ver una película, acechar al teatro o simplemente ver la cartelera, inclusive puede alternar la velada con las opciones "b" y "c" (descritas adelante). Los bocadillos son muy variados y sabrosos, el vino las más de las veces son de los que valen más de $25.00 desde ahí se puede ver que el Ayuntamiento apuesta a lo grande en lo que a cultura se refiere. b).- MACAY. Este opción implica estar al aire libre y pasar la velada en una sección (like guetto) separada por un frontera altísima de sillas apilables (metáfora dramática), exceptuando a los "in", expositores y LA-REAL-CREMA-Y-NATA-DE-LA-LECHE-DECABRA-CULTA-Y-BIEN-CRIADA, todos los demás somos braseros al otro lado del río esperando al pollero. Esto, claro está, si a uno le interesa permanecer más de media hora en la tertulia. En este lugar se recomienda ver -en casos de inauguraciones masivas- la primera sala, ipso facto se bajará a la plazoleta para instalarse en una de las bancas de manera natural y con catálogos en mano.

Nunca observe con desesperación a los meseros o a los bocadillos, podría ser descubierto y ser mal visto por los demás comensales. Hablando de los manjares aquí servidos, puede decirse en una escala del cero al diez, que cumplen con un nueve pero por alguna razón (desconocida por ahora) nunca alcanzan para todos. Como sea, en esta opción se sugiere comer un tentempié con antelación, para que el vino de Honor con la Divina y Suprema Presencia del H. Gobernador, no caiga pesadito. Cabe mencionar que siempre ha de preferir las convivencias en que esté anunciado tan milagroso personaje, quien en viva voz de un Creyente (vigilante del propio Museo) tiene el Poder de convertir con su sola presencia los espacios públicos en propiedad privada. Ni por error visite la sala colectiva, sería tachado de inculto, por algo la ponen en un sitio incómodo y escondido. Comparando las salas del edificio con la religión Católica, podemos decir que los que están arriba son los buenos y los de abajo los malos; la parte de la explanada sería el limbo donde se destinan las almas perdidas que no pudiéndolas catalogar de malas se condenan a un espacio ni tan pa’llá ni tan pa’cá. El limbo puede ser visitado sin problema alguno. NOTA: Si usted es artista plástico aproveche este foro para pedir las convocatorias que se “pierden en el camino a casa” para que no vuelva (USTED) a cometer la Soberana Estupidez de no enterarse de lo que se le oculta y en consecuencia pierda INVALUABLES OPORTUNIDADES. Un artista plástico debe ver más allá de donde los demás alcanzan, sobre todo si se está jodido. c).- Teatro "Peón Contreras". A éste no he ido mucho, la ocasión a la que asistí fue un desmadre pues era una inauguración de jóvenes del INJUVY, ni cocas dieron, bueno, llegué tarde. Sé por buena fuente que han dado panuchos, salbutes y cervezas...... ¡Innovadores ¡¡¡ehh!!!


d).- Galería "Manolo Rivero". Buen ambiente mediterráneo, lugar bonito, laberíntico pero acogedor (mientras no sorprenda Minotauro), buen vino, bocadillos suculentos, pocas sillas....., muy pocas. Aún no descubro por qué no me siento a gusto del todo. e).- Casa de la Cultura. Imagino el espacio y los ojos se llenan de lágrimas como las palomas al arroz de la plaza. Sin lugar a dudas, la mejor velada de mi vida. Se recomienda instalarse junto a la barra de los meseros, ellos harán el resto. El edificio también se presta para sentarse donde sea y ponerse hasta el "quéque" entre los claustros. f).- Estudio 57 De reciente apertura, este espacio sectario sirve de reunión a los revolucionarios de la plástica yucaterca, quienes inconformes hasta donde el presupuesto de la beca lo permite arremeten contra todo lo que suene a “INS-TI-TU-CIO-NA-LI-ZA-CIÒN”, claro que dicha rebeldía, espíritu revolucionario y aguerrido no estorba a la hora de “PA-TROCI-NIO O-FI-CIAL”. Acuda a las veladas aquí celebradas con algo de material polémico, de no contar con esta vital herramienta acompáñese de vestimenta “Indigenista”, “gay de mundo” o “excéntricamente grotesco” y no exclame voz alguna, pasará como intelectual reservado. Una vez ahí, TomeDosCopasComaCincoBocadillos y salga por piernas en el acto, no corra, pueden confundirlo con espía y sería tomado rehén. Lleve un bolso o morral (preferentemente de diseño indígena) el cual además del porte nacionalista- indigenista (antes mencionado), le servirá para robarse dos copas y guardar algunos bocadillos de reserva que, entre inauguraciones, siempre le serán útiles para salir avante. 4.- Nunca hable mientras mira una obra. Frunza levemente el entrecejo, aléjese lentamente hacía atrás dos pasos. Todo lo anterior se realiza sin apartar ni un ápice la mirada del objeto. Al principio le será difícil, pero la práctica ayuda a corregir errores. Si es una pintura, iniciando del centro vea todas las esquinas de la obra terminando en el lugar de origen, acto seguido localice al mesero y muévase a la obra siguiente. Si es alguna escultura, instalación o arte-objeto, véalo de arriba abajo en zig-zag, girando alrededor sin prisas, procurando no perder de vista al garçón.


No exprese palabras durante estas actividades salvo las siguientes oraciones elegidas al efecto: Oraciones contemplativas: "¡Bueno, muy bueno! (o su contrario: ¡Malo, muy malo), "...mmmmmh, profundo!", "¡Excelente!". No utilice "Regular" ya que denota falta de carácter o juicio crítico, la obra es buena o no lo es (Sic). Oraciones degustativas: "Me invita a una copa caballero", "Otro vino por favor", "¿Es tan amable de traerme unos bocadillos?", "¿Tiene servilletas?", "Otro vino y otro vino y otro vino y otro más!". Alterne oraciones contemplativas y degustativas; es bien visto el uso reiterado de oraciones contemplativas, pero en el caso de las degustativas no aplica la misma regla. Tome cinco bocadillos a la vez, más, sería exponerse de vividor cultural. Cuando le queden dos botanas en la mano, reinicie la búsqueda del mesero con las viandas y abórdelo mirando las obras para recrear un encuentro fortuito. No se recomienda el ataque directo. Nunca hable de la exposición durante la velada a menos que tenga amistad con el artista. Los temas adecuados son: I.- La noche (claro, si es de noche). II.- Artistas venidos a menos. III.- Cine. En caso de no ser cinéfilo recurra siempre a “Casablanca”. Nunca falla. IV.- Viajes. En México: Exceptuando a Oaxaca, de Guanajuato hacia arriba. V.- Lo último de Jorge Sobrino. Retirada. Váyase del sitio cuando los meseros recojan copas. Pida la última y ahora sí, saque los bocadillos del bolso o morral y disfrute el final de la velada camino a casa. EPÍLOGO LUGARES NO RECOMENDABLES. 1.- Galería “Víctor Argáez” (léase: “Parque de la Madre”). Siempre llena de tamborileros y artesanos, no vino, no bocadillos. Suficientes bancas para nada. 2.- Galería del Pasaje “Picheta”. No hay nada. (Sic) 3.- La Hora Cristal. Uno tiene que pagar lo que toma. Muchos borrachos incidentales, gente del pueblo, no hay copas ni bocadillos para el bolso, todo tiene caldo. Vulgar cantina mal disfrazada de galería. 4.- Conkal. Demasiado lejos para regresar jala’o. 5.- ARO. ¿Qué era esto? 6.- Galería de la UADY. Espacio reducido. Arte Yucaterco por excelencia (costumbrismo): Animales, mestizas, flamboyanes, henequén, trovadores, casas de huano y albarradas, aquí el tiempo (y todo lo demás) no existe.


Hoy no es un día como cualquier otro El aire es denso... Diferente, Es igual pero no es el mismo No, el aire hoy no es el de siempre Hoy la lluvia no es como cualquier otra No me moja, no refresca, Pasa de largo y no me toca Y sin embargo esta lluvia es la de siempre. Hoy el fango no es como cualquier otro Es pesado y tormentoso, No se hunde bajo mis pies cortados Lo encuentro al mirar nubes grises Hoy el silencio no es como cualquier otro Es estrecho y aprieta, aprieta, Y es sólo mío como el último suspiro Emitido en un día como cualquier otro, Hoy la gente no es como cualquier otra Es gente silente, gente oscura Oscura como este cuarto extraño De paredes cercanas y negras, Hoy tu mirada no es la de otras veces Tus ojos están lejanos y ausentes, Mojados por esta lluvia íntima Que seca tu cuerpo frágil Hoy el amor no es el de otras veces Es doloroso y resignado, Condenado a esta suerte de eternidad De recuerdos "in memoriam". Hoy la muerte no es como cualquier otra Ésta es mía y no de todos Llegó puntual a la cita pactada. ...Descanso en paz.


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a muerte aparente, o la pequeña muerte según la poesía francesa. La primera vez que escuché de ella fue de una maestra de ballet, Madame Laurrence. Ella me decía que debía comparar la danza con la sexualidad, así, en los momentos cumbres de una coreografía un bailarín debía morir, según ella, como en el sexo…“¡Muere y suspéndete, no sólo en el espacio, sino en la pérdida del cuerpo en le tiempo, como cuando haces el amor decía-. Dejas la vida, no la pierdes, Es una renuncia feliz, te pierdes para recuperarte. A las mujeres nos pasa siempre, en francés le decimos LA PETITE MORT”.

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or supuesto que busqué las aplicaciones dancísticas del concepto, pero también rebusqué las connotaciones sexuales del asunto y bueno, eso de “a las mujeres nos pasa siempre” no es tan cierto, pero es más cierto en relación de lo poco que les sucede a los hombres, a algunos, ocasionalmente, por no decir accidentalmente.

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a experiencia de LA PETITE MORT no es desagradable, no obstante, puede aterrorizar a nuestros capitulantes sexuales. Porque aun cuando se experimenta por primera vez, no sorprende. Da sosiego y la experiencia vital, al menos por todo el día, o más, se transforma en una extensión vívida del orgasmo, como debe ser.

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a primera vez que la experimenté, mi cuerpo exigió una laxitud de todos mis miembros en una increíble e inevitable pesadez que gradualmente se transformó en una vacuidad, a decir de los budistas. Pero lo asombroso es la sensación de seguridad y de que todo está bien; todas las cosas tienen un lugar y por ende un lugar para cada cosa y tú ocupas el

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uyo en el universo. Nada importa y oscilas en la frontera de la experiencia física, emocional, y en mi caso, espiritual. Cuando terminó gradualmente la experiencia habían transcurrido cuarenta minutos. Es cursi, lo sé, pero sentía el cuerpo glorioso y traté en todo el resto del día de deshacerme de mi estúpida sonrisa que pareció, para algunas personas, simplemente grosera e indecente.

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ecomiendo cuidado, por si se le busca y mucho más por si se le halla; es fruto, no objetivo. A un amante mío lo aterré y al “regresar”, él se encontraba vestido y llorando con el rostro entre las manos: “creí que te moriste… que yo te maté y me confundió que no respondías, casi ni respirabas… y tenías esa expresión de alegría… como de… te vas a reír…de santo”.

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as mujeres, histéricas como sólo ellas pueden ser, se disuelven en alaridos y risas histéricas, incluso he visto a algunas realizar acrobacias, no, ellas no lloran; la que llora, miente.

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os hombres son violentos, furiosos, lenguaje soez o simplemente cierran los ojos y sorprendentemente lloran y se contorsionan con más frecuencia. Sólo recuerden: el orden de los factores no altera el producto.

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n privilegio perdido para los hombres y más para nosotros, es el que las mujeres tienen de poder fingir LA PETITE MORT sin que en realidad la experimenten. Los hombres no nos desvanecemos en la pequeña muerte con la frecuencia que uno quisiera. De hecho, no conozco a otro hombre, heterosexual o viceversa, después de mí, que alcance la pequeña muerte


por sí mismo o que por lo menos sea multiorgásmico.

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l primer inconveniente con LA PETITE MORT es que es incurable, progresiva y… ¿mortal?, es como el alcoholismo. Parece ser y según mi experiencia, que sólo se puede adquirir unipersonalmente, la muerte es personal ¿no? Aunque la expresión sea colectiva, es egoísta; humanos que somos. No obstante de haber llevado hasta la muerte aparente a algunos hombres, ellos me aseguran no poder repetir la experiencia. No así con las mujeres.

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l segundo y más doloroso inconveniente se relaciona más con las mujeres, quienes dicen sí por poder alcanzarla de nuevo, pero… una vez experimentada no hallas debajo de las piedras o en los submundos a otro individuo que también la experimente o por lo menos que te entienda, aunque esto no significa que no sean capaces de mandarte al otro mundo a través de su habilidad amatoria.



Una mujer llega trotando. Viste ropa y mochila deportiva. Se acerca a un espejo de cuerpo entero. A un lado hay una mesa pequeña donde asienta la mochila. La abre y saca de ahí una botella de litro de agua purificada y un sobre de polvo para preparar refresco. Abre el empaque y vacía el contenido en la botella de agua. Agita vigorosamente. Bebe el líquido mientras observa su cuerpo a detalle en el espejo, comprobando su aspecto físico. Saca también una barra de trigo para comer y sigue observándose. Del otro lado del espejo llega caminando una mujer obesa. Se para enfrente de ella y la ve. Suelta una carcajada chillona y sarcástica. La primera mujer se observa en el espejo. Tira su comida. Llora.

Todo el tiempo deambulas como de cacería, vas recorriendo los espacios cromáticos, buscas aquí en lo vano , en lo desgarrador del vacío del corazón, hueco ,seco, muerto de maldiciones, de tanto ser capturado, como presa , para saciar tu hambre ,tu sed, tus múltiples deseos de aniquilarme con tus manos, con tu cuerpo que es la carnada en la que me enredo para extirpar tu fuerza, tu valentía, sin embargo es tan difícil ganarle a la muerte, es tan pulverizante, ser más que la agonía en tus muslos flacos y desquebrajados por las tumbas, por los recorridos, del limbo...


Lula balula baúl, abuela de noche lula balula baúl el abuelo, la noche y tú. Abuela te cargo entre brazos y piso los harapos de tu cuarto, te desvisto ante su foto lula balula baúl. La visto de negro y pasión lula balula baúl relleno almohadas de su miseria para pagar las deudas de tu pobreza. Lula balula baúl en mis hombros has de viajar y a ese tren te subirás. Como amiga de mi alma tú contenta viajarás café, galletas y son pa´ revivir el corazón. Lula balula baúl, arropada de vitrinas y miradas nadie te dejará. Baúl de pino y triplay en ti ella descansará, lula balula baúl con tus colores morirá. Lula balula baúl, abuela, tiende la cobija a tu locura, lula balula y procura no turbarla más lula balula baúl para que de ti retoñe lula balula baúl y de ese hoyo no saldrás lula balula baúl y en ese ataúd te pudrirás.

No se le puede rezar a los ahogados para que regresen, son almas que sufren la fuga en el mar. Las miradas son idiosincrasias sin objetivos de realidad, sumérgete, se suprime el deseo, húndete, resumiéndose todo a instinto, sobrevive, se muere la cama del demonio, no hay aire, es la consumación la que divaga entre sombras, los ahogados. En realidad el mar reclama porque aventaron cadáveres sobres sus aguas ¿cómo se renuncia a sepultarlos en tierra? El mar es la limpieza que aspiran los putrefactos cuerpos humanos, suplica que no lo utilicen para enterrar recuerdos. Lo que sobre todo exhorta el mar, es que no halla ahogados por decisión propia, él no puede limpiar las culpas de los suicidas, ni tragarse su dolor, no vale la pena hacer tal sacrificio. Sin embargo cuando él reclama ahogados, son impuestos que se le deben pagar al mar por cada secreto que se le viola. Pero podemos sobreponernos y ser dueños de decisiones inciertas, pensar que los ahogados existen por el ego sembrado en la niñez, y no es más que el deseo de soñar. ¿Acaso no ahogaste a los pájaros antes de que cantaran? ¿ahogaste a los gatos que mancillan los cerebros? ¿ahogaste la letra que se queda en el error? ¿ahogaste la casa que se retuerce en melaza? ¿ahogaste el último minuto? No has hecho nada, por lo menos espero que recuerdes cómo deben podarse las orquídeas y por qué debo creer en la noche. No sé qué quiera el mar de mí, pero hay tantas cosas que realmente no me importan, que aún así, espero que los ahogados estén en paz.



Para efectuar esta sencilla operación requerirá, antes que nada, de un utensilio capaz de cortar piel y hueso. Ya que lo obtenga, colóquelo en la mano que estime más fuerte, sosténgalo a un costado de su cráneo y, sin parpadear, perfórese el temporal de un certero golpe. Siga el camino más breve al otro temporal, evitando cualquier contacto con el cerebro. Complete el contorno regresando a donde partió. Posiblemente sienta indescriptible dolor, escozor y mareo. Muérdase la lengua, eso contendrá los impulsos en sus manos y le mantendrá consciente. Séquese los líquidos que le hayan manchado el rostro; levántese la tapa de los sesos, colóquela en un sitio cercano, donde no la olvide. No es bueno perder la cabeza. Encuentre el lado más cómodo de la cama. Recuéstese en él. Libre de obstrucciones, su mente atenderá el llanto intermitente de una niña agazapada bajo la cama, con el rostro entre las piernas y las manos embarradas de lágrimas y mocos. No se deje conmover. Antes, cierre los ojos. Intente aplacar las funciones voluntarias del cuerpo. Si teme no despertar, fije la vista en un punto que le cause indiferencia, preferentemente el techo o las paredes. Sin que usted lo note, la niña reptará hacia suelo descubierto. Dudará entre tocarle los pies o retirarse a llorar a otra parte. Tras meditar unos segundos, elegirá lo primero. Contenga los escalofríos. Quien está helado es usted, no ella. Ella es tibia como el aliento. A continuación, sus dedos diminutos le rozarán ligeramente la piernas. El temblor en ellas será insoportable, acompañado, en ocasiones, de una confusa sensación de vacío en los genitales. Reincorpórese sobre la orilla de la cama a manera de asiento. Inhale... exhale.. conserve el dominio de la situación. En centésimas del tiempo más ínfimo sus ijares habrán cedido ante el peso de las costillas, enclaustrando toda víscera situada entre el estómago y la cadera.

Como consecuencia, el esófago resentirá empujes violentos de una flema nauseabunda retenida en su interior por acción de la epiglotis. Tal sustancia no se excreta a través de la boca, sino de los ojos. La excreción sucederá cuando la niña le oprima la garganta imposibilitando la liberación del aire y del vómito, hasta que la Náusea se desborde en llanto controlable. Opte por dejarlo fluir. La emotividad humedece las mejillas y remueve las mucosas. Derrame sus lágrimas con soltura, sin poses, intercalando entre una y otra, los gritos, lamentos y arrebatos suficientes para obtener un desahogo reparador. Cuando la autoflagelación haya alcanzado extremos embarazosos, arránquese los ojos insertando el índice bajo el globo ocular, palpe el nervio óptico y desprenda de un jalón. Las glándulas lacrimales son más fáciles de retirar: un pequeño tirón bastará para deshacerse de ellas. Ahora, auxiliándose del tacto, ubique el utensilio solicitado. Suplíquele a la niña que lo coja del mango, le cercene ambos brazos y los asiente, uno a cada lado de la cama, cual si su dueño hubiese olvidado colocárselos antes de partir. Aún cuando el dolor se haya magnificado, prevéngase de descargar sus emociones profiriendo imprecaciones o insultos delante de ella. Cualquier ofensa podría atemorizarla y, una vez de vuelta en su escondite, el procedimiento aplicado desde un inicio habrá sido en vano. Recárguese contra la pared. Déjese caer hasta el suelo. La niña extenderá sus manos hasta sostenerle los costados. Deslícese con precaución. Por último, cerciórese de que ella se ha marchado. Abandono. Experimente la más profunda, lacerante y angustiante impotencia. Al fin y al cabo, la impotencia es tan humana como absurda es la omnipotencia. [La correcta ejecución de las indicaciones no garantiza el alivio del paciente. El tratamiento podría, incluso, resultar contraproducente . La niña ,sin embargo, habrá satisfecho sus necesidades existenciales primarias, lo que a usted le permitirá, a la larga, dormir plácidamente. Consulte a su psicólogo de cabecera] Recomendación: Ate lo que haya desatado. Todo habrá sido una mentira.






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