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Visión para crecer / Lo que 2021 nos dejó

Visión para crecer

LO QUE 2021 NOS DEJÓ

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Por: Emilio Pineda Sotelo

a se ha vuelto costumbre para un servidor que en el momento en que se acerca el fin de año hagamos una reflexión acerca de lo que el ciclo que está muriendo nos dejó. Jamás me imaginé, cuando inicié esta hermosa aventura de colaborar con Imagen Óptica, que algún día estaría relatando detalles de una pandemia que cambió el curso del mundo entero. Los tiempos son otros, la realidad se ha transformado, y lo que alguna vez fue ya no volverá.

Por eso en esta ocasión, y siendo fiel a mi costumbre, nuevamente haremos una revisión acerca de las cosas que nos dejó el año 2021, el segundo año de la pandemia: Podemos empezar rápidamente con aquellas cosas que no volverán a ser como eran: Las relaciones humanas definitivamente se transformaron en algo menos cálido de lo que hubiéramos deseado. La forma de conversar los unos con los otros ahora está regulada por la famosa “sana distancia” y por las barreras tecnológicas que llegaron para quedarse.

La forma de hacer negocios cambió y definitivamente éstos cambiaron en sí mismos. Hay negocios que lograron montar una transformación muy interesante, mientras que por otro lado hubo establecimientos que ya no volvieron a ver la luz. Las personas que somos dueñas de algún tipo de negocio hemos tenido que re-aprender muchas cosas, porque como ya lo he dicho, y lo seguiré diciendo, las cosas ya no serán como antes.

Nosotros como consumidores también nos transformamos, ya que nos hemos vuelto más desconfiados y exigentes. Por un lado deseábamos regresar de manera presencial a aquellos negocios que implican una cierta convivencia o un cierto gozo por estar ahí; pero por otro lado también aprendimos a comprar a distancia y a recibir mercancías en nuestro domicilio, evitando así una búsqueda física engorrosa, e insegura, para encontrar el producto que nos interesa.

Cambió el empleo, porque ahora estamos hablando de términos como “trabajo a distancia” y “home office”, desde luego con las ventajas y desventajas que cada uno de ellos trae consigo. En un principio creímos que el trabajo a distancia iba a ser una situación cómoda y que sería casi como el paraíso. Ahora aprendimos que no es así, que trabajar en casa implica autodisciplina, implica poner límites y también establecer objetivos claros y metodologías precisas. Las cosas no eran tan fáciles como las imaginábamos.

La educación, podría afirmarlo con seguridad, no ha cambiado pero ha demostrado que necesita cambiar. No solamente se trata de ver si necesitamos aprender nuevos programas de cómputo para asistir a las clases a distancia, hacer las tareas y realizar las evaluaciones. Esto queda en un segundo o tercer plano. De hecho, debido a que las autoridades han

decretado que los alumnos pueden volver poco a poco a las aulas, quizá pronto se nos olviden los programas como Zoom, Teams, o demás herramientas para tomar clases en línea.

Cuando menciono que la educación tiene que cambiar, no me refiero a que el cambio está en los soportes tecnológicos sino en la revisión de los contenidos. El reto más grande será entender que hay conocimientos que aprendíamos cotidianamente en la escuela y que quizá en estos tiempos modernos ya no hacen tanta falta; por otro lado, entender que hay conocimientos, capacidades y competencias nuevas que deberemos aprender rápidamente para solucionar y enfrentar los retos que la nueva realidad nos está planteando.

Un detalle que puede parecer una nimiedad pero que es la muestra palpable de que las cosas son diferentes es la transformación del paisaje. Ahora se ha vuelto cotidiano mirar a las personas con un cubrebocas todo el tiempo, y estoy seguro que a muchos nos ha ocurrido que al lado de nosotros camina alguien conocido y no somos capaces de distinguir de quién se trata, debido justamente a que este accesorio oculta una gran parte de su rostro. El cubrebocas es símbolo de estos tiempos y en algunos casos se ha convertido hasta en un elemento de moda.

En los espacios sobresalen los aerosoles, el gel desinfectante, el espantoso verbo inexistente “sanitizante”, el medidor de temperatura, el distanciamiento físico y los saludos a medias. Pese a que muchas personas ya se encuentran con más libertad de expresarse físicamente con los demás, aún queda esa sensación de que debemos tener ciertas precauciones porque no sabemos qué nos depara el futuro.

Elementos como la paranoia y la hipocondría también forman parte del sentimiento de los nuevos tiempos. Muchas personas han expresado que se han vuelto sumamente desconfiadas y por ello toman una gran cantidad de precauciones, mientras que otras dicen que a la menor molestia de garganta o estornudo se asustan bastante y procuran descartar cualquier situación grave.

De ahí la apremiante necesidad de enfocarnos también en lo positivo que tienen estos retos. Porque este artículo no es una expresión de pesimismo, sino todo lo contrario, hablemos entonces de lo que viene por delante y eso puede resumirse en una sola palabra: Innovación.

La innovación tecnológica

Esto es un fenómeno innegable, inevitable y que ya nadie puede parar. Las tecnologías de la información se han desarrollado de tal manera que no solamente se ocupan de divulgar datos, sino que ahora realizan procesos complejos que ayudan a muchas industrias.

Al respecto, nuestros negocios deberían mirar una nueva tendencia que va creciendo rápidamente: Las “fintech”. A éstas podemos definirlas como “tecnologías financieras”, y al igual que las tecnologías de la información transformaron los entornos de los negocios y de la sociedad, las fintech vienen con todo para transformar la economía y nuestros procesos financieros.

En realidad no son tan nuevas, ya que de alguna manera hemos venido utilizando la primera generación de las mismas cuando revisamos nuestro estado de cuenta bancario en la respectiva aplicación, cuando realizamos un depósito o una transferencia electrónica, o cuando utilizamos nuestra tarjeta de crédito para adquirir algún producto en un portal o tienda digital. Sin embargo, actualmente las fintech se están desarrollando más para realizar procesos financieros mucho más complejos que permitan a los negocios atender de una manera mucho más ágil y cómoda a sus consumidores. Tal vez ya algunos hemos sido testigos de sistemas de pago mediante códigos Q.R. o directamente desde el celular. Bien, pues este apenas es el comienzo.

Si algo urge en el mundo en este momento es la activación y recuperación de las economías. Es por ello que todos nosotros debemos estar al día y actualizándonos constantemente acerca de estas nuevas herramientas digitales que permitirán que nuestras ventas vayan recuperando su ritmo, y que nuestros clientes tengan una experiencia mucho más ágil y cómoda a la hora de comprarnos. Hay mucho todavía por descubrir en este campo.

La innovación en los negocios se vuelve prioritaria entonces, ya que de esta manera podemos descubrir y diseñar mejores procesos para atender a nuestros clientes, satisfacer sus necesidades y resolver los principales problemas que tienen. Gracias a la tecnología podemos observar lo que ocurre en otras partes del mundo y aprender de esas experiencias. También nosotros podemos realizar innovaciones y mostrarlas al planeta para contribuir en esta recuperación global.

Yo siempre he afirmado que la creatividad es pensar algo nuevo, mientras que la innovación es hacer algo nuevo. Este es el momento de ponernos creativos, pero también de ejecutar esa creatividad para convertirla en una realidad. Así que la necesidad principal gira en torno a nuestro constante aprendizaje y nuestra incesante actualización. Aprendamos y pongámonos en acción. Capacitemos a nuestra gente y llenémosla de motivación. Sólo así podremos decir con satisfacción que no sólo somos los sobrevivientes de los tiempos difíciles, sino que somos los que marcamos el nuevo paso de la nueva realidad. Todos sus comentarios son bienvenidos en comunicreando@gmail.com

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