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Visión para crecer / ¿Viajaríamos al espacio?
Visión para crecer
¿VIAJARÍAMOS AL ESPACIO?
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Por: Emilio Pineda Sotelo
ás o menos a mediados de julio de 2021 los medios noticiosos dieron cuenta de un viaje espectacular que realizó el multimillonario Jeff Bezos, mejor conocido como el dueño de la empresa Amazon. Se trataba ni más ni menos que de un viaje al espacio realizado con tecnología desarrollada con sus propios recursos. La nave espacial se llamó New Shepard y la empresa constructora, propiedad de Bezos, lleva el nombre de Blue Origin.
La estancia en el espacio duró solamente 11 minutos, pero el multimillonario no viajaba solo. Lo acompañaban también su hermano Mark Bezos, la pionera de la carrera espacial Wally Funk, quien actualmente cuenta con 82 años, y Oliver Daemen, estudiante de 18 años. Estos dos últimos pasajeros establecieron el récord de la persona con la mayor y la menor edad que han visitado el espacio respectivamente.
Jeff Bezos, quien cuenta con 57 años, describió su viaje como “el mejor día de mi vida”. “¡Dios mío! Mis expectativas eran altas y fueron superadas drásticamente”, así exclamó cuando regresó a la Tierra.
Desde luego este viaje es sorprendente en todos los sentidos, ya que no se habla solamente de un monto de inversión millonaria, sino de un desarrollo tecnológico importante. A diferencia de los anteriores viajes espaciales que realizaba la NASA, en los que todos los cohetes propulsores se desperdiciaban y acababan hundidos en el océano, esta nueva empresa espacial recupera todos los componentes para ser utilizados de nueva cuenta. Lo mismo ocurre con la empresa Space X, del empresario Elon Musk, creador de los automóviles Tesla.
Un dato impresionante es que las emisiones de contaminantes de esta clase de cohetes es muy reducida. Contamina más un avión comercial de pasajeros que el lanzamiento de un cohete espacial de este tipo. ¿Por qué? Bueno, esto se debe a que el combustible usado es una mezcla de hidrógeno y líquido, cuya combustión genera emisiones de vapor de agua y muy pocas partículas de dióxido de carbono.
En realidad este artículo no se trata de la tecnología espacial ni de las noticias de último minuto, sino de hacer una reflexión profunda de las reacciones que se dieron alrededor de este evento.
Resultó sumamente sorprendente que después del viaje de este empresario al espacio surgieron en las redes sociales reacciones de enojo e indignación. Había gente realmente molesta por este acontecimiento. El clamor más generalizado
fue: “es indignante que este hombre gaste tanto dinero en un viaje al espacio mientras hay tantos niños y personas pobres en el mundo que no tienen ni qué comer“.
Parece que aún a estas alturas vivimos en la fantasía de que cancelar lo que uno hace es un acto de justicia en favor de los que menos tienen, o también que regalar lo que uno tiene a los más necesitados les va a resolver su problema. Tristemente no hay cosa más falsa que eso. Aquí hay un tema de debate que seguramente causará mucha polémica, pero veamos:
Esto sería equivalente a lo que llegamos a vivir frecuentemente con nuestro negocio en el sector óptico. Supongamos que queremos mejorar las instalaciones de nuestro local para que se vea mejor y a los clientes les resulte una experiencia más placentera acudir con nosotros. Bajo esta óptica, alguna persona podría decirnos que cómo es posible que habiendo tanta necesidad en el mundo nosotros desperdiciemos el dinero en cosas tan superfluas como el embellecimiento de nuestro local.
En el caso del viaje al espacio de Jeff Bezos podemos darnos cuenta que el dinero de este multimillonario sirvió para el desarrollo de nuevas tecnologías y ese desarrollo pagó los salarios de todas las personas involucradas en el proceso, desde aquellos que llevaron los materiales como aluminio, acero y demás combinaciones interesantes, hasta los constructores, ingenieros, gente de logística, diseñadores, y demás especialistas involucrados, como ya lo dijimos, en la realización de este sueño del empresario.
Algo que nunca nos explicarán en las escuelas es que cuando las personas gastan su dinero se activa la economía en varias redes de producción importantes. Comprar un lápiz enriquece todos aquellos procesos productivos que intervinieron para que dicho lápiz llegue a la papelería, y a cambio de unos pesos, acabe en nuestras manos. Cuando los millonarios gastan su dinero también activan procesos importantes en todos los sectores. Podemos imaginar cualquier cosa: sector turístico, sector automotriz, industria del vestido, industria del calzado, telecomunicaciones y todo lo demás que se nos pueda ocurrir.
Cuando se activa la economía de un país se generan empleos, se desarrollan diferentes industrias, hay investigación en diferentes ámbitos, se invierte en productos locales y globales. Cuando la gente compra a la economía le va bien. Sé que estamos hablando de Economía Política pero es importante abordar este tema, ya que muchas veces los prejuicios de una sociedad también son capaces de frenar el desarrollo de todos. En todas las economías sanas la gente es consciente de que es gracias al consumo que las empresas se desarrollan, los empleados ganan sus sueldos, los proveedores reciben pedidos y ellos a su vez pueden cubrir los salarios de su gente y sus cuentas por pagar. Todo esto, desde luego, en el marco de tres condiciones importantes: Que no se gaste más de lo que se gana. Que las deudas que se adquieran sean para el propio desarrollo y no para el desfalco. Que las condiciones laborales sean justas y dignas. Si tenemos estas tres sencillas condiciones entonces el gasto es una actividad saludable para la economía.
Ahora, cuando los millonarios gastan su dinero también están contribuyendo al desarrollo de muchos sectores productivos. Si alguno de nuestros negocios maneja productos dentro de la gama del lujo sabemos que lo anteriormente mencionado es cierto. ¿Y qué tiene que ver esto con nuestra vida personal?
Bueno, que esta mentalidad de no gastar porque otros no tienen puede frenar nuestros proyectos e incluso nuestros sueños.
Aquí es muy importante pensar que estamos trabajando con intensidad todos los días no solamente para sacar adelante los gastos corrientes, los pendientes y las obligaciones, sino que también trabajamos para cumplirnos esos pequeños caprichos, antojos o lujos que anhelamos en algún momento de nuestra vida. Porque forma parte de nuestra motivación.
En la Programación Neurolingüística (PNL) se habla mucho acerca de la recompensa. Incluso se dice que cada vez que terminamos algún proyecto, cumplimos alguna meta o tenemos algún logro debemos recompensarnos de una manera o de otra. Puede ser de una forma modesta, con algún objeto o algún alimento, o de una forma más importante dándonos un pequeño lujo. Pero siempre es importante premiarnos, recompensarnos.
El hecho de que nos premiemos logra un efecto interesante en el cerebro: se estimula toda la química positiva y del placer del cerebro al haber concluido una meta y haber recibido una recompensa. Lo que va a ocurrir enseguida es que el cerebro va a querer más. ¡Se sintió muy bien! Por lo tanto, el cerebro va a entender que para obtener una nueva recompensa, y volver a sentir placer, hay que cumplir otro objetivo y llegar a otra meta; por lo que haremos todo lo posible por cerrar un nuevo ciclo positivo. Lógicamente esto se va a traducir en productividad, pero no solamente en eso, sino en una productividad motivada.
Cuando compramos algo, cuando consumimos algún servicio, cuando logramos esa meta, cuando nos damos ese lujo, no solamente estimulamos nuestra productividad y nuestra motivación, sino que logramos impulsar todo un proceso económico que beneficia a muchas personas. Así que no hay pecado alguno, ni conducta inapropiada, cuando buscamos darnos ese gusto que tanto hemos perseguido.
Seamos personas más constructivas, más productivas y más motivadas. Que nuestra fortuna acaba finalmente salpicando, de alguna manera e inevitablemente, a los demás. Así que la pregunta es: ¿Si tuviéramos la oportunidad viajaríamos al espacio? Todos sus comentarios serán bienvenidos en: comunicreando@gmail.com