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Visión para crecer / Mastermind para crear e innovar

Visión para crecer

MASTERMIND PARA CREAR E INNOVAR

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onocemos de toda la vida el refrán que dice: “Dos cabezas piensan mejor que una” y es verdad. Cuando tenemos la misión de sacar a nuestro negocio adelante o a nuestra familia, cuando necesitamos resolver un problema, sin darnos cuenta, nos volvemos creativos.

Cada vez que imparto un curso de creatividad es muy frecuente que alguno de mis alumnos afirme: “Emilio, lo que pasa es que yo no soy creativo”. Mi misión en esos cursos no sólo es demostrarle que está equivocado, que en realidad sí es una persona creativa, sino que además hay caminos y metodologías para convertir a la creatividad en un proceso y herramienta valiosa para llegar a la solución de nuestros problemas o para alcanzar alguna de nuestras metas.

Ya sea que queramos iniciar un negocio, salir de una deuda, buscar un trabajo nuevo o conquistar al amor de nuestra vida, en el momento que se nos presenta el problema o el reto automáticamente nos convertimos en seres creativos, aunque Por: Emilio Pineda Sotelo no nos demos cuenta. La creatividad de hecho es un instrumento que la naturaleza nos ha dado para la supervivencia. Incluso los animales siempre tienen un grado mayor o menor de creatividad.

Algunos de nosotros escuchamos a nuestros abuelitos decir “tú siempre quieres las cosas fáciles” cuando notaban que teníamos flojera de hacer algo o buscábamos el camino más corto de solución. Si bien la cultura colectiva calificó de negativa a esta actitud, la verdad es lo más natural del mundo y la humanidad, efectivamente, quiere las cosas más fáciles. Por eso inventamos, por ejemplo, el martillo. Creo que es más práctico colocar un clavo en la pared o en un mueble de madera con un martillo que con una piedra. Como queremos las cosas más fáciles ya hay martillos neumáticos, desarmadores eléctricos o camiones de carga. Es verdad, los humanos primitivos cargaban sobre sus hombros las piedras, pero ahora contamos con carretillas.

De la misma manera somos creativos cuando tenemos que salir adelante con nuestra familia. Si desafortunadamente perdimos nuestro trabajo, la mente empieza a trabajar para buscar alternativas: ¿A quién llamo? ¿A quién conozco que me pueda ayudar o recomendar? ¿Qué puedo empezar a vender mientras tanto? Si nos quedamos sin gasolina en medio de la noche en una carretera seguramente el miedo nos hará ser los más creativos del mundo para pedir ayuda y no correr riesgos.

Todo lo anterior es obra de la creatividad, la cual no sólo nos permite resolver el problema u obstáculo que se nos ha presentado, sino que también nos permite dar más pasos hacia adelante.

Los grandes inventos tecnológicos, industriales, culturales, etcétera, son producto de una mente creativa o de un colectivo creativo que encontró una nueva forma de hacer las cosas o un camino para facilitarnos la vida.

Desde luego la creatividad se origina en las preguntas. Las respuestas aclaran la incertidumbre pero no estimulan la creatividad. Sólo las preguntas lo hacen.

La clave para ser un creativo consciente es plantearnos las preguntas adecuadas: ¿Se puede hacer de otro modo? ¿Hay una forma más sencilla? ¿Hay un camino más corto? ¿Y si...?

Steve Jobs, fundador y presidente de Apple Computers tuvo un amargo periodo en que fue corrido de su propia empresa. Su carácter difícil y sus decisiones, a veces polémicas, inquietaban a los inversionistas. Durante ese periodo de ausencia, Apple creó una de las primeras tablets (si la podemos llamar así) o asistente personal electrónico: el Newton. Cuando Jobs regresó y retomó su liderazgo en Apple una de las primeras cosas que hizo fue deshacerse de muchos proyectos, entre ellos el Newton. Realmente lo odiaba. No le gustaba la pantalla y sobre todo detestaba un lápiz que venía incluido y que permitía señalar elementos de la pantalla así como escribir en ella. Decía: “Si la naturaleza nos dio 5 punteros (se refería a los dedos de las manos) ¿por qué tengo que usar este horrible lápiz?” Así se dio a la tarea de diseñar, junto con sus ingenieros, un dispositivo que pudiera responder al toque de los dedos y reaccionar amigablemente con aplicaciones y programas. Varios años después fuimos testigos de la invención del iPhone y del iPad.

En muchas ocasiones ni siquiera tenemos que ser nosotros el ser humano más creativo del mundo. De hecho podemos desarrollar soluciones en grupo, con nuestra familia, amigos, colaboradores o equipo de trabajo. En esta ocasión vamos a conocer una técnica de creatividad colectiva:

El Mastermind

Como su traducción lo dice, una “mente maestra” es el resultado de varias mentes trabajando juntas en la solución de un problema o en la creación de un proyecto. Esta técnica es muy usada en las organizaciones y en equipos de alto desempeño. Sus principios son los siguientes: • Cada persona tiene una experiencia acumulada en campos diferentes del conocimiento. • En cualquier disciplina, industria o especialidad, surgen nuevos conocimientos que salen a la luz todos los días. • Cada persona es capaz de tener acceso a su propia intuición y sabiduría interna. No importa si la persona no tiene un grado de estudios elevado o alguna alta especialidad. Todas las personas tienen un punto de vista y poseen elementos valiosos que aportan al trabajo creativo. Si nosotros queremos realizar una dinámica de Mastermind en nuestro trabajo, negocio o familia, el proceso es el siguiente: 1. Busquemos diversidad en el grupo.

Puede haber personas del exterior, que no pertenezcan al negocio o al grupo humano. Esto va a dar diversidad en las perspectivas y propuestas. 2. Formemos un equipo de 5 a 6 personas. 3. Una de esas personas, o alguien adicional, deberá cumplir las funciones de moderador. 4. Se plantea el problema y el resultado deseado. Aquí es muy importante enfatizar que si bien plantear el problema es fundamental para el trabajo creativo, no debemos quedarnos sólo en eso. También es necesario definir con claridad qué resultado queremos alcanzar y en qué tiempo específico.

Ambigüedades como “queremos mejorar el ambiente laboral”, no son una meta concreta. Tenemos que ser más específicos: “Necesitamos que el departamento A colabore con el departamento B de manera armónica, sin problemas ni conflictos, para alcanzar las metas semanales”. Esta etapa es fundamental, ya que plantear el problema y el resultado esperado nos va a permitir un trabajo creativo realmente productivo. 5. El grupo debe tener un objetivo común.

Es importante dejar claro que todos los participantes de un Mastermind deben tener una actitud aportante y propositiva. Quien participe a la fuerza o reticente sólo pondrá obstáculos al trabajo. 6. Todos los miembros participan. Una vez que el moderador plantea el problema y el resultado esperado, cada miembro del grupo participa 10 o 15 minutos expresando su opinión, su visión del problema y la propuesta personal de solución. Puede hacer preguntas para formarse un mejor criterio. El moderador debe anotar todos los puntos importantes de dichas participaciones. 7. Todas las ideas aportan. En un Mastermind está prohibido descartar o descalificar ideas. Todas las propuestas son valiosas aunque parezcan desconectadas de lo que se busca. Decir

“eso es una tontería” rompe con el trabajo creativo. Así que ninguna idea se demerita. 8. Puede haber una segunda o tercera ronda de participaciones dependiendo el tiempo asignado. 9. Finalmente, el moderador hace un resumen de las participaciones y junto con los demás buscará llegar a soluciones concretas. 10. Se sugiere hacer este tipo de reuniones periódicamente. Una vez a la semana o a la quincena. Tal vez la solución al problema o la propuesta concreta no surgirá en una sola sesión de Mastermind. Pero lo cierto es que la realización cotidiana de este tipo de dinámicas dotará al grupo humano de la capacidad creativa de proponer soluciones o plantear proyectos. ¿Ya estamos convencidos de nuestra creatividad? ¡Bien, pues a trabajar nuestra Mente Maestra! Todos sus comentarios son bienvenidos en comunicreando@gmail.com

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