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Hotel María Cristina a Luxury Collection

HOTEL MARÍA CRISTINA, A LUXURY COLLECTION HOTEL

UN SIGLO DE BELLE ÉPOQUE EN SAN SEBASTIÁN

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Por: Conchi Castañeira Vila Fotografía : Imanol

Desde que se inauguró en 1912, el Hotel María Cristina, a Luxury Collection Hotel, ha estado vinculado a la historia y a la vida cultural europea. Más de un siglo de elegancia, avalado por su imponente fachada labrada y por un interior que a día de hoy y después de una reciente remodelación, aún conserva ese aire Belle Époque que lo convierte en uno de los hoteles

más bellos de todo el país.

De su diseño y desarrollo se encargó el ar-

quitecto francés Charles Frédéric Mewès,

de cuyo estudio salieron también los Ritz de Paris, Madrid y Londres, además de residencias privadas o incluso diseños de barcos. Su ubicación privilegiada, a ori-

llas del río Urumea y con vistas al mar

Cantábrico, hizo que, desde sus comienzos, el hotel María Cristina se convirtiese en el alojamiento favorito de la alta sociedad internacional.

Tanto fue así que la primera persona en poner un pie en él fue la reina regente María Cristina que tras la muerte de su hijo, Alfonso XII, quiso pasar el verano en la ciudad donostiarra tan de moda entre la aristocracia. De ahí su nombre. Fue el 9 de julio de ese año 1912 cuando se registraron sus primeros huéspedes.

Pero ante todo el hotel María Cristina es un hotel con alma. Si te paras a observar te das cuenta de las historias que alberga, no solo en sus habitaciones sino en todo su interior. Porque ya mucho antes de que en el año 1953 se vinculase con el mundo del celuloide y se convirtiese en el hotel donde se alojan las estrellas del cine -a raíz de la primera edición del Festival de Cine de San Sebastián-, por sus habitaciones y salones desfilaban personajes tan famosos e icónicos como la actriz Sara

Bernhardt, León Trotsky, Mata Hari, Isaac Albéniz o Tolouse-Lautrec.

Una impresionante recepción nos da la bienvenida, para dar paso a una serie de espacios comunes cuidados al extremo. Un lujoso interior con ese aire de Belle Époque que al menos a nosotros nos encanta. Elevadas columnas, retratos impre-

sionistas del siglo XIX, brocados de seda y sofisticados candelabros y lámparas. Todo un aire aristocrático que se mantiene y se mezcla a la perfección con las exigencias más actuales que requiere cualquier hotel.

Si hablamos de su gastronomía no podemos, ni debemos olvidarnos que estamos en una de las ciudades famosas internacionalmente por su estupenda oferta gastronómica. En este punto también el hotel da la talla y con nota.

Sus desayunos, servidos en un majestuoso salón, están reconocidos como los mejores de la ciudad. Y no es para menos.

Una inmejorable selección que incluye frutas frescas, quesos vascos, membrillo, salmón ahumado, una amplia variedad de platos calientes como tortitas, gofres, huevos preparados de formas distintas… pan, pastas y deliciosa repostería horneada cada mañana en sus cocinas.

Otro de los espacios que nos fascina, es el Dry Bar San Sebastián. Elegante y emblemático a partes iguales.

Es ahí donde puedes disfrutar del té de la tarde o bien tomar un cóctel emulando a las estrellas de cine que por él han pasado y lo siguen haciendo. Además es donde se preparan los mejores cócteles de todo San Sebas-

tián.

Como complemento, el Café Saigón

que ofrece una magnífica y refinada

carta asiática con especialidades de Indochina, Japón y Vietnam. Un rincón para el exotismo ubicado en un salón clásico y con una vista espectacular al histórico teatro Victoria Eugenia.

La cercanía de este teatro ha permitido desde siempre el tránsito de acdro Almodóvar.

Una curiosidad: ‘Rifkin’s Festival’, el último film de Woody Allen, fue rodado en diferentes puntos de San Sebastián, entre ellos el propio hotel. Precisamente su terraza exterior está reproducida por un dibujo de Jordi Labanda, conviriténdose en el cartel de la película.

El hotel cuenta con 136 elegantes habitaciones y espléndidas suites,

todas bellamente decoradas y reformadas en el año 2012 con motivo de su centenario.

De varias categorías diferentes, tie-

nen como denominador común su confort y buen gusto, además de contar con las más nuevas infraestructuras e instalaciones. Las hay con vistas al jardín o al río.

DESDE SUS COMIENZOS EL HOTEL MARÍA CRISTINA SE CONVIRTIÓ EN EL ALOJAMIENTO FAVORITO DE LA ALTA SOCIEDAD INTERNACIONAL

tores, actrices y directores de un edificio a otro a través de una alfombra roja que se ha convertido en uno de los elementos distintivos del festival cinematográfico a nivel internacional.

Con motivo de este famoso festival

en el Hotel María Cristina se han alojado las grandes estrellas del

séptimo arte. Woody Allen, Lauren Bacall, Sophia Loren, Al Pacino, Michael Douglas, Elizabeth Taylor, Kirk Douglas, Robert Mitchum, Robert de Niro, Peter O’Toole, Harrison Ford, Mel Gibson… La lista es interminable e incluye, asimismo, a figuras españolas relevantes como Antonio Banderas, Javier Bardem, Penélope Cruz o PeMención especial los baños que se distinguen por el mármol característico de los Pirineos, su gran tamaño y sus artículos de tocador exclusivos de Luxury Collection.

Espectaculares las suites del último piso con terraza y vistas al Cantábrico. La prestigiosa y codiciada Suite Real con dos grandes terrazas, y la más conocida y emblemática Suite Bette Davis, totalmente tematizada.

Hablar del Hotel María Cristina también es hablar de esta gran actriz. En el mes de septiembre de 1989 la gran dama del celuloide, Bette Davis, asomada desde la ventana de la suite 416 y que actualmente lleva su nombre, miraba al “SEGUIRÉ MI mar Cantábrico con los VIAJE. TENIENDO ojos de quien sabe que esa será su última vez. LAS ESTRELLAS Acudió a la capital doNO NECESITAS nostiarra para recibir un homenaje del Festival PEDIR LA LUNA” de Cine por su dilatada Bette Davis carrera. Se alojó durante cinco días en el Hotel María Cristina durante los cuales preparó, dentro de esa magnífica suite de 78 metros cuadrados, el que sería su último discurso. Fofografías suyas decoran las paredes, no solo de la suite, sino también de diferentes rincones, como es el Dry Bar, donde se la rinde homenaje y se la recuerda tomando un cóctel y fumando un cigarro tras recoger el merecido premio. Por eso debes tomarte el famoso “Bette Davis”, echar una mirada a la carta y dejarte imbuir por su presencia, porque esta musa del cine dejó sus huellas para siempre en este magnífico hotel.

El Hotel María Cristina no solo es sinónimo de lujo y sofisticación sino que también es historia, cine y cultura. Y sobra decir que, a pesar de sus 109 años, sigue siendo uno de los mejores y más emblemáticos hoteles de Europa.

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