GABRIELA ESCOBAR
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A AFINIDADES— MIS COSAS FAVORITAS ¿Por qué la trompeta de Gillespi es diferente a las demás? Porque su Paul Mauriat no es tan brillante ni chillona y tiene un sonido “sincero”, como diría Chet Baker. Un tubo metálico de un metro ochenta, doblado en forma de espiral varias veces, con tres pistones encastrados en el centro para producir un resultado único: estoy hablando de la trompeta, claro. Solamente un desquiciado —que no tenemos idea de quién fue porque en esa época no había Wikipedia— pudo haber diseñado algo tan complejo. Al doblar un caño de metal, consiguió una maravilla total que recorre todos los géneros musicales, que van desde lo clásico hasta lo popular. Transportable, bella, de gran volumen. No es para cualquiera: tocar la trompeta es algo difícil. Dicen que en el antiguo Egipto aparecieron las primeras trompetas, que estaban hechas de troncos ahuecados o de cuernos de animales. El imperio romano diseñó trompetas rectilíneas metálicas que los soldados usaban para anunciar las batallas. Estos instrumentos antiguos solo ejecutaban ciertas notas. Algo similar al famoso “clarín” de las milicias, con el que solo se puede tocar unas pocas notas. Fue Haydn, en el siglo XVIII, quien compuso las primeras obras para trompeta cromática, es decir, un tipo de instrumento con el que se pueden tocar todas las notas. 100
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Para esto, se fabricaron trompetas con válvulas y pistones, una especie de laberinto de cañerías según se pulsaran las tres válvulas. A partir de ese momento, las trompetas fueron incorporadas a la orquesta sinfónica y los compositores empezaron a escribir para este novedoso instrumento. Mi primera trompeta se la compré a un pastor evangelista después de asistir a un templo del barrio durante seis meses para que me la venda. Lo logré, fui exitoso. Tuve mi trompeta y luego empecé a tocar en la banda Sumo con esa misma pieza. La usé durante diez años ininterrumpidamente. Bandas de rock, de jazz, de funk, música de películas, de teatro, de danza y cuanto proyecto under surgiera en Buenos Aires. Podríamos decir que fue una trompeta que conoció el cielo y el infierno. Ahora existen trompetas de plástico, otras de oro con incrustaciones de piedras preciosas, de diseños futuristas, como las de David Monette o las Harrelson. Hay trompetas de todo tipo. Para mí, el objeto más bello del mundo, sin dudas. Cuando sea millonario, toda mi casa estará decorada con trompetas. Por el momento, me conformo con tener un par de ellas.
A pesar de haber sido cantante y tecladista, lo primero fueron los vientos. Su trompeta de tres pistones tiene un único defecto: no está inclinada a 45º ni apunta al cielo como la de Dizzy. Marcelo Rodríguez, Gillespi Se define como un experto a la hora de elegir trompetas. Con solo verlas, sabe cuál es buena y cuál no. Además de haber pasado por “casi” todas las bandas del rock —Sumo, Soda Stereo, Los Piojos y Charly García—, también escribe, es humorista, programador de TV y conductor radial. Acaba de publicar Salsipuedes (Historias de rock argentino) en Editorial Planeta.