gabriela escobar
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A afinidades— inventoras de juegos En esta edición especial dedicada al número diez, invitamos a las mellizas Azul y Cenit porque tienen diez años, la misma edad que IF. Con ellas, la celebración es doble. Azul y Cenit son las hijas de la diseñadora gráfica y de indumentaria Turquesa Topper. Ellas nos hablan de sus objetos favoritos, para seguir con la tradición de la sección. Afinidades es la manera de conocer los universos materiales de nuestros invitados ajenos al diseño… aunque no tanto. Mientras la respuesta de Azul fue más por el fairy tale inglés, la de Cenit fue por las manualidades. El puercoespín es el peluche preferido de Azul. A ella siempre le gustaron los puercoespines: “¡Tengo una colección enorme!”, dice. Este animalito llegó de Inglaterra vestido como en el siglo XIX. IF insistía en llamarlo “objeto favorito”, pero Azul nos corregía: “No. No es un objeto. Para mí es una compañía”. Convive con él desde sus tres años y se llama Plancha. “¿Plancha?”, preguntamos. “Sí —dice Azul—, en la mano tenía una planchita”. Cenit corrió a buscar sus come-come, uno de los juegos infantiles más antiguos hechos en papel. Trajo una estrella mágica y nos explicó por qué la había elegido: “Lo que me gusta es que siempre nos trae un nuevo mensaje”. Uno elige un color, después un número, se mueven los dedos y sale un mensaje: “Cucurucho gigante con 96
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menta. Eso quiere decir que ¡te ganaste un helado!”. Cenit escribe los mensajes ocultos con una técnica que le enseñó un amigo del cole. Le lleva cinco minutos armar uno. Con los objetos en la mesa, les preguntamos cómo habían hecho para elegirlos. Cenit comentó que tuvo dudas y que, en realidad, quería otro: la piedra-corazón que su tía Perla le trajo de la montaña. ¿Por qué quiso incluirla en el grupo de objetos? Porque su mamá siempre le dice que las piedras atraen la buena energía. Las chicas manejan el iPad como nativas digitales. A los cinco empezaron con el teléfono del papá, y después tuvieron el suyo. Primero jugaban, luego sacaban fotos; finalmente, armaron videos. Hoy participan de la red social Instagram. Para terminar, les preguntamos por el futuro, y dijeron al unísono que se imaginaban una ciudad con autos voladores (¡la vigencia de Metrópolis después de ochenta años!). En seguida, las mellizas comentaron su película favorita: dejando atrás el WALL-E de Pixar con un “no nos gustó tanto, ¡era muda!”, llegamos a El inventor de juegos, la película basada en la novela de Pablo De Santis que se estrenó el año pasado. La historia de un niño inventor fue lo que más las entusiasmaba. Como hablábamos de invención y de construir el mundo, se nos ocurrió preguntarles por el diseño; si sabían qué era. “Una forma de expresarse”, dijeron. Y en ese punto apareció la pregunta obligada: ¿qué quieren ser cuando sean grandes? ¿Algo en la línea materna del diseño? No. Hubo un giro, por ahora: la medicina para Cenit y la actuación para Azul.
Come-come de papel blanco dibujado a mano y la piedra-corazón de la tía Perla. Además del peluche Plancha, había una colección de puercoespines de plástico.
Azul y Cenit Amigas y hermanas, Azul y Cenit nacieron en octubre de 2004. Les gusta comer sushi y arándanos. Este es un guiño a su papá, que se dedica al cultivo de estos pequeños arbustos. Son estudiantes de quinto grado en la Scuola Italiana Cristoforo Colombo. Y piensan en el futuro, en lo lindo que será viajar juntas a Italia cuando se gradúen.