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—INTERDISCIPLINA— EL CODISEÑO Y LA NECESIDAD DE AFIANZAR SU NATURALEZA COOPERATIVA

Los intelectuales del diseño tienen la convicción de que los fundamentos tradicionales están siendo cuestionados. Para ellos, lo más complejo será el paso de los objetos concretos al universo intangible en el que hoy (casi) todo puede ser diseñado. Raquel Pelta —una de las críticas más agudas del diseño contemporáneo— presenta los recorridos de la nueva epistemología. De todos los vaticinios, el más potente parece estar asociado a la ciudadanía, a las posibilidades de fortalecer la democracia a través de prácticas de cocreación, en las que disciplinas diversas se vuelven complementarias. Raquel Pelta Doctora por la Universidad de Barcelona e historiadora del Diseño. Con una amplia actividad docente, actualmente es profesora de la Universidad de Barcelona. Desde 2004, es directora del Congreso Internacional de Tipografía que se celebra en Valencia (España) y directora de la revista digital Monográfica (monografica. org). Por su aporte disciplinar, en 2015 recibió el Laus de Honor de la ADGFAD. Es autora de un clásico, Diseñar Hoy, editado por Paidós.

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IF–Nº10

Vivimos en una sociedad informacional en la que el diseño se está redefiniendo al calor de la importancia alcanzada por la transmisión de la información y el conocimiento y la concentración de las empresas en la propiedad intelectual, en detrimento de los activos físicos. Desde hace ya algún tiempo, describimos esta disciplina profesional más como un campo centrado en la creatividad y la innovación que en los productos en sí mismos. Hay, también, quienes consideran —como Hummels, Djajadiningraty y Overbeeke — que lo que deberían crear los diseñadores es más un “contexto de experiencia” que un producto. Por otra parte, el radio de acción del diseño se ha expandido, como lo demuestra el hecho de que a los tradicionales campos de industrial, gráfico, interiores y moda se hayan añadido el diseño de videojuegos, el de interacción, el de información, el de servicios, el estratégico, el sostenible, el inclusivo y el social mientras emergen ámbitos como el biodiseño y conceptos como el del internetde-las-cosas. Hablamos también de makers y de la aparición de una artesanía digital que está abriendo nuevas vías de intervención y producción a los diseñadores. El diseño además se está empleando en la educación, la sanidad y los negocios como una herramienta para fomentar la creatividad, el pensamiento lateral, la seguridad y la confianza en uno mismo. Este panorama refleja lo que ya Jorge Frascara apuntaba en 2002: “La disciplina del diseño se ha desarrollado en los últimos años desde una concentración exclusiva en el diseño de objetos, ambientes y comunicaciones hacia una expansión del campo que incluye el diseño de procesos, servicios, estructuras y sistemas, y la creación y promoción de ideas y principios; en suma, una serie de actividades que podrían definirse como el diseño de los contextos dentro de los que el diseño tradicional opera. Estos contextos implican la consideración crítica de asuntos sociales, culturales, económicos, técnicos y medioambientales y el delimitar el nuevo terreno para el diseño y la producción”. Asimismo, estamos siendo testigos y protagonistas del paso entre diseñar “para” a diseñar “con”, y es muy posible, como algunos defienden (Tim Brown, entre ellos) que en estos momentos nos encontremos en plena transición hacia diseñar “por” los usuarios. Para Brown: “La democratización


10 de muchas de las etapas de la ‘cadena de suministro’ del diseño está abriendo el acceso a este de unas maneras que obligan a los profesionales a reconsiderar su papel”. Pero los profesionales del diseño no solo están reconsiderando su papel en esa “cadena de suministro”, sino también su lugar en las democracias liberales, cuyo sistema de decisiones viene cuestionándose especialmente a partir de los años 2007 y 2008, momento en que estalló la crisis económica global que ha sumido en la pobreza a un gran número de personas de todo el mundo y ha condenado a otras a no salir de ella. Quizá porque en muchos lugares del planeta la ciudadanía ha empezado a demandar una democracia más participativa (y directa), las prácticas de cocreación y codiseño empiezan a ser más habituales que hace tan solo unos años y han dejado de percibirse como experimentos metodológicos de aplicación puntual. La importancia que está adquiriendo la participación del usuario responde a la inquietud de un número creciente de diseñadores, profesores y estudiosos que están explorando el potencial del diseño más socialmente comprometido, conscientes de que en una sociedad realmente democrática: “La gente no solo necesita conseguir cosas, necesita sobre todo la libertad de hacer cosas entre las que pueda vivir, darles forma de acuerdo a sus propios gustos y usarlas en su cuidado y en el de los demás”, como decía Ivan Illich. En esos procesos participativos, el diseñador es un facilitador que se plantea cómo entender, desde la perspectiva del diseño, los problemas sociales, económicos, políticos y medioambientales, y se interroga sobre cómo afrontar los conflictos de intereses que surgen en los procesos de diseño colaborativo. Si a esto añadimos que uno de los grandes temas actuales es el de la sostenibilidad, nos encontramos con que los profesionales del diseño han de enfrentarse a problemas más complejos que los que hasta ahora habían manejado, lo que les obliga a ampliar su campo de conocimiento y a colaborar con profesionales de otras disciplinas si realmente quieren entender esos problemas y proporcionar soluciones reales y creativas. Como apuntan las investigaciones de Lauren Tan, los futuros roles que desempeñarán los diseñadores serán los de cocreadores, comunicadores, estrategas, constructores de capa-

cidad, empresarios, investigadores y facilitadores. Para Rajesh Kumar, además, será un motivador, colaborador en el proceso de aprendizaje, divulgador y narrador. Para cubrir esos perfiles será imprescindible que el diseño sea cada vez más interdisciplinar. De hecho, ya ha comenzado a serlo con una particularidad: su interdisciplinariedad surge “no solo de la unión entre diferentes disciplinas académicas, sino de la combinación de distintas perspectivas sobre un problema o tema”, como sugieren María Gabriela Sanches y Lois Frenkel. Referencias

Caroline Hummels, Tom Djajadiningraty Kees Overbeeke, “Knowing, Doing and Feeling: Communication with your Digital Products”, 2001. En <http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?rep= rep1&type=pdf&doi=10.1.1.124.7718> Cox Review of Creativity in Business: building on the UK’s strengths, 2005. En < http://webarchive.nationalarchives. gov.uk/+/http:/www.hm-treasury.gov.uk/coxreview_index. htm > (Recuperado el 14/07/2015). Ivan Illich, Tools for Conviviality, Nueva York, Marion Boyars, 1973. Jorge Frascara (ed.), Design and the Social Sciences: Making Connections, Londres, Taylor & Francis, 2002. Lauren Tan, “Abstract Submission for Icsid Design Education Conference: Design Education 2050”, 2009. En <http://www.icsid.org/education/education/ articles1062.htm> María Gabriela Sanches y Lois Frenkel, “Co-design in Public Spaces: an Interdisciplinary Approach to Street Furniture Development”, 2010. En <http://www.drs2010.umontreal.ca/data/PDF/105.pdf> Rajesh Kumar, “Teach. Enable. Empower: A 21st Century Perspective on the Role of a Designer in Skill Development Programs in the Craft Sector”, vol. 6, marzo de 2015. En <http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/+/ http:/www.hm-treasury.gov.uk/coxreview_index.htm> Tim Brown, Foreword, en Joyce Yee, Emma Jefferies y Lauren Tan, Design Transitions, Ámsterdam, BIS Publishers, 2013. 35


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