Ética y estética

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Conexión local/Diseño social por Luján Cambariere Es Licenciada en Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Educación y Comunicación Social de la Universidad del Salvador. En su labor gráfica se desempeña en el suplemento M2 del diario Página/12 y en la revista Elle.

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Experiencias de diseño que dan cuenta de otros diálogos, valores, investigaciones y rescates.


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¿Y por qué no? Quién dijo que los profesionales del diseño no pueden ser éticos, reflexivos, responsables, democráticos en lo cultural y comprometidos con su realidad. En nuestro país ha habido ejemplos concretos, pero sobre todo, después del colapso de diciembre de 2001, esto se impuso en muchas conciencias donde indudablemente ya había un germen social. Así, hoy, se suman distintas experiencias que replican diálogos y valores que dan cuenta de nuestro contexto. Interacciones con el entorno y, sobre todo, con otros actores sociales como distintas poblaciones vulnerables, comunidades indígenas, grupos de artesanos y organizaciones de la sociedad civil. Experiencias que hablan de investigación y rescate de técnicas, materiales y otra espiritualidad y esencia. Innovación genuina que produce calidad de vida y nos coloca frente a un profesional diferente para el que el desarrollo de las personas importa tanto como el de los objetos. Experiencias, muchas veces informales, pero genuinas. Perfectibles pero valiosísimas porque abren un camino. Encienden la mecha, levantan bandera, dando cuenta de la dimensión más amplia del diseño. Escenarios futuros muchas veces con poca prensa, que por otra parte, deben abrirse paso en varios frentes. En primer lugar, distinguiéndose de los oportunistas que usan estos argumentos como acciones de marketing vaciando de contenido términos y conceptos. Pero, sobre todo, frente al mayor enemigo que tienen estos proyectos: el paradigma hegemónico del diseño que desorientado frente a experiencias que no encajan inmediatamente en el binomio «forma y función», con la estética imperante o patrones de calidad, los señalan o rechazan. Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu la configuración de todo campo profesional está signada por luchas y negociaciones. De este modo existen posiciones dominantes y dominados en relación al prestigio y sobre todo frente al poder. Creo que es hora, por lo menos en los países de la periferia, que lejos de rechazarlas o idealizarlas, empecemos por conocerlas y darles el espacio que merecen en la disciplina. Y así como decía Gui Bonsiepe en el prefacio de El diseño de la Periferia si «el diseño es una invitación al hacer pensando y al pensar haciendo» ahondar en ellas, que son nada más ni nada menos, que un posibilidad concreta y contundente de mejorar la calidad de vida de la gente.

Desde los claustros Desde hace ya varios años (pero al amparo del perfil bajo) un grupo de profesionales de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, dirigidos por de la diseñadora industrial Beatriz Galán, responde a la demanda de diseño de distintas organizaciones sociales creando nuevos modelos de gestión. Cuentan que fue alrededor de los 90 cuando empezaron a llegar a la dirección de la carrera distintos y variados pedidos de ONGs, PyMEs y microemprendedores que empezaron a vehiculizar a través de ella. Como además de docente (adjunta del taller de Diseño Industrial y titular de Metodología y Práctica del Diseño y en Diseño Gráfico, de Teoría y Práctica del Diseño) Galán es investigadora, las experiencias acumuladas se fueron transformando en un proyecto de investigación. Así nació su «RED» (Registro de experiencias de diseño como dispositivo de animación, exploración y prospectiva del sistema de innovación tecnológica) en la que trabaja junto con otros diseñadores y pasantes brindando ayuda puntual a estas comunidades, pero sobre todo creando el marco teórico que posibilite el encuadre de estos escenarios futuros. «Al poner en contacto a las organizaciones con demandas con los pasantes, se arma lo que nosotros denominamos un dispositivo. Se ponen en relación cosas, se puede observar qué pasa y de ahí emergen un montón de cuestiones que no son habituales que se discutan pero que sí son muy importantes», resume. Innovación estratégica, transferencia de diseño en tanto promoción de prácticas de autogestión asistida y sobre todo el rol del diseñador más cercano a un operador o animador cultural. Diálogos donde todos se enriquecen y aporten sus saberes en un intercambio igualitario que los potencie. Además, explica Galán, esta es una de las características que los diferencia de otras experiencias que se hicieron sobre todo en el período 2001. «Creemos que muchas personas estuvieron movidas por un espíritu solidario y, también, que otros se movieron por una moda. Entonces, van al sector a tratar una problemática con creencias, paradigmas y un bagaje propio del ámbito profesional y así la cosa no funciona. Nosotros lo hacemos estratégicamente. Pensamos que es interesante dedicarle tiempo a las organizaciones sociales porque en esa situación de crisis es donde precisamente se dan condiciones propicias que hacen emerger nuevos comportamientos, hacer crisis-creencias, modificar paradigmas», resume Galán. Observando qué aprendizajes se hacían de esta interacción y qué aportes se podían realmente hacer a estos operadores culturales diversos que venían demandando al diseño, se gestó esta base de datos de las que van saliendo ricas experiencias.


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1. Postales, material desarrollado junto con los pasantes Constanza Didiego y Hernán Balducci dirigidos por Pedro Senar y Beatriz Galán para la Cooperativa Manos del Delta. 2. Sistema Cubo de estanterías en mimbre y barra de acero inoxidable por los alumnos L. Pace, G. Pedraza y J. Lizevsky de la Cátedra Galán de Metodología aplicada al diseño para la Cooperativa Manos del Delta.

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Manos del Delta Es uno de los tantos ejemplos de trabajo de la Red. Se trata de una cooperativa de artesanos del Delta que llega a ellos con un requerimiento puntual respecto a su marca. Así, como primer paso, les ofrecieron un servicio en el cual les generaron una estrategia de comunicación general y un isologo, tarea que desarrollaron por completo desde la cátedra. «Ellos tenían su cooperativa pequeña con materiales de la zona –mimbre y junco– y 19 artesanos, pero nos interesó particularmente su misión. El arraigo territorial que intentan generar con respecto a los nuevos habitantes del Delta, el tratar de valorar el trabajo de la mujer y encontrarle un espacio laboral, el rescate de los pobladores más aislados de la segunda y tercer sección para que tuvieran una fuente de trabajo. Además, tenían una propuesta muy respetuosa del ambiente. Ellos a su vez habían nacido de cursos, no eran artesanos tradicionales, sino que se juntaron para desarrollar un proyecto de supervivencia en un ámbito adverso. Todas cuestiones que se emparentan con nuestros principios y trabajo», comenta Galán quien en este proyecto trabajó codo a codo junto con el becario, también diseñador industrial y docente, Pedro Senar. El diseño de la página web y postales para comercializar sus productos con las imágenes de la cooperativa para básicamente fortalecerlos como referentes productivos de la zona, además de un par de desarrollos de productos como una familia de lámparas y mobiliario, son algunos de los proyectos que acompañaron al inicial. En cada paso ambos –universidad y cooperativa– aprendieron, se enriquecieron y fortalecieron juntos. En lo puntual, unos (los alumnos) tomaron contacto por primera vez con ciertos materiales como el mimbre o distintas fibras vegetales. Y desde la cooperativa aprendieron algunas leyes del mercado. «La idea básica de este tipo de trabajo, que además se ha verificado en el tiempo, es que en el ámbito del diseño nacional e internacional, hoy hay que explorar nuevos escenarios y nuevas formas de actuación donde el diseñador tiene que asumir nuevos roles. El diseño generalmente se muestra sólo en sus resultados, y de esa manera se consolida el mito de la creación, de la inspiración. Si en cambio, se revelan los procedimientos, se crea cultura: cultura de proyecto. Además –continúa Galán– hay algo que tenemos claro: si hasta ahora el diseño se definió por lo estético, de ahora en más se va a definir más por lo ético», remata.


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En el interior También existen ejemplos de experiencias con perfil social que nacen de manera informal pero replican valores y crecen de a poco pero a paso firme y sostenido en el tiempo. Y, aún más importante, dan cuenta de nuevos posibles escenarios para el diseño al sur del mundo, en sintonía con nuestras realidades. En Jujuy, dos arquitectos –Carlos Gronda y Arturo de Tezanos Pintos– ya son un ejemplo de rescate y encuentros donde lo que importa es la persona que hay detrás del objeto. Desde que estudiaban juntos en la Universidad Nacional de Córdoba tenían por desvelo la recuperación del patrimonio de su provincia. Una vez egresados, para ellos fue natural optar por el empleo de materiales autóctonos con tecnologías ancestrales. Lo hicieron a través de su etiqueta de muebles Usos Muebles Contemporáneos. Natural sí, aunque nada fácil. Por lo menos al principio. De hecho, cuenta la historia, que en los comienzos cuando trabajaban en una finca en las afueras de San Salvador de Jujuy, más precisamente en Carahunco, muchas veces visitaban a caballo a los artesanos para, en un diálogo continuo aunque no siempre fluido, llegar a la pieza esperada. Así empezaron. Recuperando los saberes de distintos artesanos, saliendo a su encuentro por los cerros, pero sobre todo poniendo en valor estas destrezas y haciéndoles ver la virtud de sus manos. Hoy, que ostentan una fábrica con gerente de planta y quince empleados y todos los procesos productivos integrados –carpintería, lustre, talabartería y herrería–, conservan la misma mecánica: de nuevo el diálogo entre pares. Los artesanos-operarios portan todo tipo de protectores –auditivos, visuales, botas, barbijos– al igual que el bollo de coca a un costado de la boca que delata su origen y magia. Ahora entienden de controles y estándares de calidad pero sin resignar los tiempos del cuero, los tintes y la madera. «Cuando con Carlos decidimos dar el paso a la fábrica, –relata Arturo de Tezanos Pintos– optamos por el profesionalismo pero sin perder nuestra esencia». «Porque para que salga un buen mueble –suma Carlos Gronda– las personas tienen que querer lo que están haciendo. Se tienen que sentir a gusto en el lugar, estar contentos con el sueldo, con la madera y asumir un compromiso que perdure en el tiempo». Ya que lo interesante, creen, sobre todo teniendo en cuenta su contexto, es esta labor que están haciendo de crear nuevos mecanismos de artesanato. «Nosotros tratamos de ser lo más contemporáneos que podemos en cuestiones de diseño en un diálogo permanente que logre el rescate, no la imposición de un sistema sobre el otro», agrega Tezanos Pintos. «En la fábrica todos somos el eslabón de una cadena. Nos peleamos con esa idea frecuente en el norte donde el patrón no tiene relación con sus empleados. Acá el trabajo es en conjunto. Nosotros somos conscientes que aprendemos mucho de ellos, sobre todo de los más grandes, y los escuchamos y respetamos», suma Gronda.

4 3. Fábrica de muebles en Jujuy de la empresa Usos de Arturo Tezanos Pintos y Carlos Gronda. 4. Imagen del Camino de los Colorados, Quebrada de Humahuaca, entorno en el cual se inspira Usos para el diseño de sus muebles. Fotografías de Luján Cambariere


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Piezas que hablan Así sus productos dan cuenta de múltiples rescates. De la impronta de sus paisajes. De los rituales. De los hombres con sus técnicas y materiales. En esto último, el trabajo del cuero y el lustre merecen capítulo aparte. Es que los talabarteros tienen un lugar especial en la fábrica. El sitio donde se cuece parte de la poética ya que en la etiqueta trabajan el cuero en forma natural a la manera de los viejos artesanos. Los que saben eligen la pieza, la remojan, la dejan al sol para que se oree, intuyen la humedad o los vientos que caprichosos o no hacen su trabajo, lo cortan a cuchillo para sacar el tiento. Lo igualan a ojo, a mano, con fuerza. Para algunas piezas lo van amasando, estirando con sumo cuidado y delicadeza: majar el cuero, que le dicen. Como domándolo para que dócil pero resistente tenga participación estelar en una mesa o banco. Cerca de ellos trabaja Santiago, el artesano más experimentado de la planta. El responsable del lustre y todo un experto en tintes naturales. Verdes, rojos, turquesas, violetas, ocres no se le resisten y salen de la alquimia de sus manos. Desde un rincón del galpón, el banco apodado Ojo mira. ¿Sus tonalidades remiten a…? y de nuevo la mente vuela. Entramos en Tumbaya, sus calles entrechas, las casas de adobe y su bellísima iglesia que data del 1700. Empieza a asomarse la Quebrada declarada Patrimonio de la Humanidad. Purmamarca con el Cerro de los Siete Colores, los aguayos, las muñecas de las coyas, la Pachamama. Tilcara con su Pucará, sus casas de piedra, la inmensidad, el azul del cielo, los cactus. Humahuaca, la luna se pone en la iglesia también centenaria mientras los changos cantan. Otro día se imponen las Salinas. Su inmensa blancura que comparan con la Luna. El sol cae en la sal y se intuye la Puna. Para sus piezas, ¿toman los colores de los cerros? ¿De los mantos de las collas? ¿De los aguayos? ¿De las flores de los cementerios o de los lapachos? Nada es tan literal, sostienen, aunque sí bien auténtico. Además, es imposible que toda esta naturaleza y humanidad que se impone no se impregne en su trabajo. Cada línea, cada familia de productos tiene lo suyo: formas, características, tonalidades, pero el mismo lenguaje. Maderas genuinas de la zona como el cedro, kiri, algarrobo, nogal, lanza, cardo, cebil, quina y lapacho y el cuero, tiento, tintes naturales, algodones, lanas de oveja y llama dan vida a las distintas colecciones. La Atada con la silla Andina en madera de cedro con respaldo de tientos trenzados, la Longeada en madera de cedro con asiento en lonjas de tientos graneados, la Poltrona en madera de palo blanco teñida con anilinas naturales con tientos de cuero crudo trenzados y la mesa Cardonada con madera de cedro y cardón, entre otras. La Zafra con la banqueta Tupac de estructura de madera de nogal cubierta con cuero crudo y estructura cromada desmontable y las mesas Abombadas de estructura circular cromada cubierta con cuero crudo atado con tientos o las Panzonas de cromo cubierto con cuero de chivo, como emblemas. Sobresaliendo por su colorido y

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5. Línea Carnavala, bancos Ojo. 6. Línea Carnavala, banco Brancusi. 7. Línea Atada, sillón Mies atado cromado. 8. Línea Atada, banco Cien pies. 9. Línea Meta! 10. Línea Zafra, mesa Abombada.

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mística, la Carnavala con el precioso banco Ojo en madera de cedro y pacará teñidos con anilinas naturales como vedette, la banqueta Rolliza en cedro también teñido con tintes naturales y almohadones de colores, la mesa en cedro, algarrobo y cardón teñidos, los bancos Brancusi en palta, los percheros Diábolo y los espejos Toruno y pompones de colores que aseguran traen buena suerte. Y por último, la más reciente, la Meta!, término con el que los jujeños resumen todo tipo de afirmaciones (sí, dale, vamos). esta vez en blanco en honor al impactante paisaje lunar de las Salinas. Es que cada una de sus líneas atesora su historia, revive la memoria y deja su huella, por supuesto, para quien quiera apropiársela. Desde las grandes urbes, algunos descubrirán los ritos y otros valorarán la estética de sus formas sin saber que algunas de sus piezas atesoran nuestra historia. «Usos es el resultado de una búsqueda permanente. Un esfuerzo por entender la cultura norteña donde sería inabordable pretender una designación única para un objeto, un rito, una comida, un paisaje. La idea consiste en rescatar a través del diseño un matiz de esta variada provincia llena de costumbres mágicas, manos creativas y mentes soñadoras. La identidad de un pueblo que trasciende en cada gesto, cada color, cada movimiento», rematan.

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RED (Registro de Experiencias de Diseño): www.investigacionaccion.com.ar y www.catedragalan.com.ar Usos Muebles Contemporáneos: www.usos.com.ar

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