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VIVENCIAS

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CARTAS

CARTAS

El 22 de marzo de 2016 murieron 32 personas y otras 300 resultaron heridas durante ataques terroristas coordinados en el aeropuerto internacional de Bruselas y en el sistema de metro de la ciudad. El grupo yihadista Estado Islámico, que reivindicó el atentado, provocó lo que sería el peor ataque en Bélgica desde la Segunda Guerra Mundial. JOEL FOSTER (*)

“DIOS DA UN CAMINO A SEGUIR”

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El atentado en el aeropuerto de Bruselas dejó numerosos heridos y cada uno tiene alguna historia que contar. Entre ellos se encontraba Janet Winston-Young, que ha relatado su experiencia de aquel día. Después de un proceso de sanación externa e interna, ha publicado un libro en francés titulado París-Bruselas, en el corazón de los ataques.

Pregunta: Janet, ese día de marzo de 2016, estabas en el aeropuerto de Bruselas-Zaventem con tu marido cuando explotó la primera bomba. ¿Qué recuerdos tienes?

Respuesta: Estaba despidiéndome de mi esposo, Fred. Iba a Estados Unidos para un viaje con jóvenes deportistas. Estábamos a unos 4 metros del hombre que llevaba una bomba cuando la hizo explotar. Yo estaba mirando en dirección al terrorista, vi una bola de fuego venir hacia mí. Escuché un ‘¡clap!’. Al instante supe que era una bomba. Pero quedamos inconscientes durante varios minutos, según se ha estimado.

En algún momento, después de escuchar la segunda explosión, recuerdo haber pensado: ‘Me estoy muriendo ahora... está bien’. Mientras pensaba esto, me sentí completamente llena de paz.

Más tarde, mi esposo me buscó entre los muertos, los heridos y los escombros, y me ayudó a levantarme. Recuerdo haber mirado a mi alrededor y ver esa desolación, y pensé: A eso se refiere la Biblia con que “el corazón de los hombres se inclina hacia el mal” (Génesis 6: 5). Para mí, fue como la primera pieza de un rompecabezas que encaja en su lugar.

P: Cuando se conocieron las noticias sobre los atentados suicidas en el aeropuerto, en los medios de comunicación y las redes sociales hubo pánico e incertidumbre. En aquel entonces, había habido varios ataques terroristas yihadistas en otros lugares de Europa. ¿Cuáles fueron tus sentimientos en esas primeras horas?

R: Tanto mi esposo como yo sufrimos diferentes heridas, pero nuestra audición fue la que recibió el mayor impacto. A Fred le han hecho ya cinco cirugías y ahora ambos usamos audífonos. Pero ese día pudimos caminar. Pensamos que todos los que nos rodeaban estaban muertos. Sali-

Estaba despidiéndome de mi esposo, Fred. Iba a Estados Unidos para un viaje con jóvenes deportistas. Estábamos a unos 4 metros del hombre que llevaba una bomba cuando la hizo explotar. Yo estaba mirando en dirección al terrorista, vi una bola de fuego venir hacia mí.

mos a la calle. Posteriormente, unas personas terriblemente heridas quedaron junto a nosotros en la acera.

Durante la primera hora y quince minutos estuvimos allí. Esperamos ayuda médica. Una mujer a la que sostuve durante tiempo pasaría después tres años en el hospital. Otra, que era madre de cuatro hijos, murió allí mismo.

Soy una blanda. Antes, llegaba a desmayarme en un hospital mientras visitaba a una anciana cuando tenían que hacerle un análisis de sangre. Pero allí, pude mantener la calma. Recuerdo haberle dicho a la mujer que sostenía: ‘Señora, Satanás es malvado y los hombres hacen cosas terribles, ¡pero Dios es bueno, y tú puedes acudir a Él!’. Dije eso y luego pensé: ‘¡Qué estás haciendo, hablando de teología con esta mujer!’ Pero eran las palabras adecuadas. Y

decirlas me hizo mucho bien. ‘Pero Dios es bueno, ¡puedes acudir a él!’ Esas son buenas noticias.

Recibí instrucciones claras a seguir mientras caminaba para ayudar a aquella joven: ‘Sujétala, háblale, ora con ella y no la muevas’. Ahora me doy cuenta de que era el Espíritu Santo quien me hablaba. Estas instrucciones me ayudaron a concentrarme en esta terrible situación mientras esperábamos que llegara la ayuda. Había unas ocho o nueve personas allí. Ese tiempo que pasé en la acera fue lo que más me marcó en mi recuperación. Parecía un tiempo sin fin.

P: Además de los problemas de audición, también está el trauma psicológico. ¿Cómo te has ido recuperando en estos últimos cinco años?

R: Probablemente, una de las principales razones por las que decidí escribir mi testimonio es para compartir las dificultades que pueden traer los traumas, pero especialmente para explicar cómo la Biblia me ha ayudado a superarlo.

En realidad, este es mi testimonio: la Palabra de Dios ha sido como una hoja de ruta para mí. Ha respondido preguntas muy claras o inquietudes y situaciones que se habían quedado en mi mente. Por ejemplo, semanas después del atentado, me regocijaba por el hecho de que, a pesar de haberme enfrentado a la violencia y la muerte, me había sentido en paz. ¡Fue increíble! Pero luego esto dio otro giro y se convirtió en algo negativo: ‘¿Por qué no morí? Habría estado con el Señor y todo habría salido bien’, pensaba. Pero fue mi hija la que gritó: ‘¿Y yo, mamá, qué hay de nosotros?’ Eso me hizo darme cuenta de que no era una buena idea. Tenía todas esas emociones extrañas y contradictorias y no sabía qué hacer con ellas.

P: ¿Por qué recomendarías a la gente que lea tu libro y la Biblia?

R: Tenía muchas ganas de contar mi historia para que cualquiera pueda leerla, sin importar si creen en Dios o no, o si tienen otra religión. He escrito el libro como una historia. Cuento mi historia en el contexto histórico de los ataques terroristas que estaban ocurriendo en toda Europa en ese momento. En el caso de Bruselas, se trata del mismo grupo había diseñado los ataques de París de noviembre de 2015. De ahí el título del libro.

Entonces, se puede leer como una narración, excepto que no es ficción. Y desde la primera hasta la última página, entretejo el punto de vista de la Biblia en las cosas que me han ayudado en el camino hacia la recuperación.

Creo que una persona que no es cristiana realmente se sorprendería al descubrir cuán coherente es la cosmovisión de la Biblia. El punto de vista de Dios sobre nosotros, los seres humanos, y nuestro mundo roto aporta mucha comprensión y respuestas a las preguntas básicas de los seres humanos.

He contado mi historia de una manera accesible para todos. Lo cuento en el contexto histórico de los eventos y también cuento la historia bíblica que alimenta el alma y responde a grandes preguntas: ¿Por qué hay maldad en el mundo? ¿Por qué Dios no está haciendo algo al respecto?

Este ataque terrorista nos obstaculizó. Nos ha costado meses y años, ha sido muy frustrante. Pero luego, al poder ganar algo de perspectiva, me he dado cuenta ... ¡Qué viaje! La Biblia es un libro asombroso, ¡qué interesante, cuánto vale la pena descubrirlo!

P: En Bélgica y el resto de Europa, el secularismo está creciendo mientras también aumenta su influencia el Islam y las espiritualidades orientales. Pero no muchas de estas cosmovisiones tienen el concepto de la gracia. ¿Puedes explicar un poco tu propio viaje de perdón?

R: No sé si puedo decir que he perdonado. El atacante murió, así que no sé cómo reaccionaría si me encontrara con él. Durante mucho tiempo, tal vez durante dos o tres

años, casi nunca pensé en él. Nunca pude recordar su nombre. Para mí no tenía nombre, como si no fuera una persona. Conocí a un inspector de policía que presenció la masacre ese día y me dijo que tampoco podría recordar el nombre del atacante fácilmente. Creo que es porque lo que hizo parece impensable.

Pero ocurrió algo que me puso en camino hacia el perdón. Un día, estaba comiendo con una amiga y ella me preguntó: “Si él estuviera justo frente a ti, ¿qué le dirías?” ¡Me quedé en blanco! Durante mucho tiempo, no pude poner un pensamiento en mi mente. Y luego, de repente, dije: “Dios te ama”. ¡Enseguida quería tragarme de nuevo esas palabras! Y comencé a sudar.

Esas palabras no vinieron de mí. La Palabra de Dios me trazó un camino en este tema y en muchos otros. ¿Qué haces cuando te asaltan todo tipo de emociones? ¿Ira, miedo, tristeza, frustración? No puedes negar estas emociones porque, si lo haces, volverán a salir con más intensidad. Entonces, las reconocí. Las escribía en mi diario como una oración: “Dios, hoy siento esto o aquello”. Luego leía la Biblia, a menudo algunos Salmos. Me ayudaron a poner palabras sobre mis emociones. Pero luego, en algún momento tienes que hacer algo con esas emociones, de lo contrario te amargas y te estancas.

Un día me vinieron a la mente estas famosas palabras de Jesús: “Ama a tus enemigos y ora por los que te hacen sufrir”. Me emociono solo con expresar ese versículo ahora... No sé si puedo decir que amo a mis enemigos, pero eso me hizo comenzar a orar por los terroristas que aún están vivos. Creo que así es como el Señor trabaja con nosotros. Él sabe cómo funcionamos. Creo que en algún momento, solo tenemos que obedecer lo que dice.

(*) Tomado de www.protestantedigital.net

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