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DEVOCIONAL

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“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… Y perseverando unánimes cada día en el templo... Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Hechos 2:42-47

Rev. José Soto

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PRINCIPIOS QUE PERDURAN Y TRASCIENDEN

Hoy más que nunca vivimos en una época de cambios, por ejemplo, se dice que esta es la era posmoderna, la era tecnológica. La generación de los niños de hoy, son una generación de tecnología desde que son bebés, los mismos juguetes que les damos en sus cunas ya tienen tecnología, y después de ahí son niños expertos en manejar todos esos aparatos que son unas verdaderas computadoras avanzadas, y ellos las dominan mejor que muchos adultos.

No hace mucho leí en un periódico, precisamente un proyecto de Bill Gates y Mark Zuckerberg (uno de los creadores del Facebook), que todo el mundo pueda tener acceso a la internet y con un pequeño y sencillo dispositivo, no importa donde esté esa persona pueda acudir a la autopista de información.

Así que hay información extensa sobre todos los asuntos que puede uno imaginar potencialmente al alcance de miles de millones de personas, todo esto puede ser beneficioso. Pero si lo vemos desde la óptica espiritual, nos dice que Cristo viene pronto, porque hay aspectos que podríamos decir que serán determinantes en el programa del Anticristo para poder desarrollar en poco tiempo el programa que él tiene determinado después de que Cristo levante a Su iglesia.

Todo esto nos presenta grandes cambios, somos testigos de cambios de era, de cambios de época, de cambios de edades, pero la iglesia no cambia, los principios bíblicos no cambian, la Palabra de Dios permanece para siempre, es un principio inconmovible. Nuestra vida no está basada en los inventos humanos, ni en la tecnología humana, ni en las cosas materiales en esta vida, que hoy son importantes y mañana no lo son. Hay un fundamento eterno que ha desafiado el tiempo, la historia del mundo, el enemigo que se levantó ayer y hoy, la ciencia del hombre, y ha superado todo eso con creces y la tenemos aquí, clara y limpia, que es: la Palabra bendita y eterna de nuestro Dios, firme ancla de nuestra alma.

La iglesia tiene una misión, ¿cuál es la misión de la iglesia? Surge de los objetivos que están escritos en nuestra doctrina, por cierto, los objetivos principales de nuestra obra son predicar el Evangelio a todo el mundo, son doctrinar al pueblo para

enseñar la voluntad de Dios y adorar a Dios en espíritu y en verdad.

Puede decirse, entonces, que nuestra misión es predicar a Jesús, a este mundo pecador a fin de transformarlos en seguidores de Jesucristo, esa es nuestra misión principal. Jesús dijo en Mateo 28:19-20 y en Marcos 16:15-16, “id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Nosotros debemos alcanzar al pecador, ese es nuestro trabajo.

La iglesia para cumplir esa MISIÓN ha adquirido de Dios una VISIÓN profunda, porque una cosa es la misión y otra cosa es la visión. La misión es lo que tengo que hacer, la visión es como me veo yo haciendo aquello, en otras palabras, la visión es la que crea nuestro futuro. Moisés nunca entró a la tierra prometida, el programa de Dios para él era que entrara, fue la misión que Dios le dio a los patriarcas antiguos, introducir al pueblo en la tierra prometida, pero Moisés no pudo hacerlo, pero tuvo la visión de esa tierra.

Que nada ni nadie nos arrebate esta visión, sino que podamos sostenernos en este mundo cambiante como viendo al invisible, como viendo nuestra ciudad, la verdadera ciudad de la que somos ciudadanos cuyo arquitecto y fundador es Dios, no está en esta Tierra, pero la podemos ver por fe (Heb. 11). Pero esa visión también nos hace ver nuestro trabajo cumplido, el trabajo que es la misión por fe, la visión nuestra nos coloca en victoria, nos hace ver con el espíritu, ver con la fe. ¿Se puede ver lo invisible? Si se puede ver lo invisible, parece algo contradictorio, pero se puede ver la gracia de Dios, que es intangible, la veo en mi hermano, la veo en la iglesia. Pero lo más importante son los principios que mantenemos en ese propósito, eso es lo que vale, porque hay quienes olvidan ese aspecto y creen que no importa como lo hagamos, como lo estamos haciendo es suficiente, pero no es así. Pablo dijo: algunos predican a Cristo por vanagloria, otros lo predican por ganancias deshonestas, pero también hay quienes predicamos a Cristo por amor (Fil. 1:14-17). ¿Qué te impulsa a servir a Dios?, ¿qué es lo que impulsa a la iglesia a cumplir la gran comisión?, eso es lo que determina si somos fieles o infieles, eso es lo que determina si somos aceptados por Dios o no lo somos, porque a Dios no se le puede engañar. El Señor dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mt. 7:22). Pero el Señor les dirá: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:23).

Moisés golpeó la peña dos veces, y salió agua, pero Dios lo desaprobó y le dijo que no entraría a la tierra prometida (Nm. 20). Saúl fue desechado, en su segundo año de su reinado (1 S. 15), pero reinó 38 años más. De manera que lo importante aquí es por qué hacemos las cosas, las motivaciones, los principios y los valores que nos mueven hoy a servir al Señor. (Continuará próxima edición)

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