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I.2. Marco general: la metrópolis madrileña
FIGURA I-2: ESQUEMA DEL PLAN DIRECTOR
Marco general: la metrópolis madrileña
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La ciudad de Madrid es el mayor núcleo urbano de la aglomeración con más población del país. No es sólo la capital del Estado español, sino también la sede de las principales
empresas y centro de operaciones financieras, lo que condiciona la estructura
económica y territorial y los flujos de energía, materiales y residuos en los municipios de la región. La evolución de la ciudad se ha caracterizado también por un desequilibrio social notable en su territorio. Esta dinámica comenzó en los cincuenta y sesenta, fue claramente identificada en los 80 y ha persistido hasta el presente, consolidando un patrón espacial que concentra la vulnerabilidad social en algunos municipios y distritos, haciendo de Madrid una de las capitales europeas más segregadas.1 En la región metropolitana, esa desigualdad, expresada mediante la medición del índice de Gini, ha crecido durante la crisis económica, mientras que para la media europea ese valor ha permanecido estable.2 La distribución de la población por categorías de ocupación muestra que los espacios de mezcla de los diferentes grupos sociales están en declive.
1 Musterd, S. et al. Socioeconomic segregation in European capital cities. Increasing separation between poor and rich. Urban Geography 38:7, 2017 2 Leal, J.; Sorando, D. Economic Crisis, Social Change and Segregation Processes in Madrid, en Tammaru, T. et al. (eds.), Socio- Economic Segregation in European Capital Cities. Routledge, Londres, 2016
FIGURA I-3: INCREMENTO DE LA DESIGUALDAD Y SEGREGACIÓN3
En el ámbito del municipio de Madrid, esa segregación se expresa en una doble división: Noroeste rico-Sureste pobre, y en centro (almendra central)-periferia (distritos exteriores a la M-30), en la que la almendra central ha ido atrayendo una gran cantidad de actividades de centralidad, que sólo se han dispersado parcialmente hacia el Norte y el Oeste. Sin embargo, esta división supone una simplificación excesiva. En los distritos exteriores, donde deben intensificarse las estrategias de regeneración urbana, han de adaptarse las propuestas a la gran variedad y mezcla de tejidos urbanos: centros históricos de los municipios anexionados a Madrid; parcelaciones periféricas con una importante presencia de viviendas autoconstruidas; polígonos de bloque abierto, tanto de bloques lineales de promoción pública de la inmediata postguerra como de bloques en H en la etapa del desarrollismo, con graves déficits de urbanización en algunos casos; colmatación de tejidos intersticiales en manzana cerrada; zonas mixtas residenciales e industriales; desarrollos recientes posteriores a la llegada de los Ayuntamientos democráticos, etc. Todo ello hace que la composición social y urbana de estas zonas sea un gran mosaico de teselas de pequeño tamaño, en las que las bolsas de mayor vulnerabilidad (con altas tasas de población desocupada, población envejecida e inmigrante, con problemas de obsolescencia de la edificación, etc.) en muchos casos quedan incluidas en el continuo urbano. Si bien el Índice de Desarrollo Humano de la ciudad de Madrid es alto, el modelo de desarrollo urbano seguido durante la última burbuja inmobiliaria, que tras la crisis parece encontrar un nuevo nicho en la subida de los precios de los alquileres, no pone remedio a la mencionada desigualdad, y está directamente relacionado con la insostenibilidad económica y ambiental. La ciudad, cada vez más especializada en el sector servicios y en el turismo, con una industria reducida y un sector inmobiliario que no ha abordado la
3 Ibid.