INTRODUCCIÓN
El avance de la inteligencia artificial ha generado un cambio disruptivo en múltiples áreas del conocimiento, incluida la contaduría pública. Las herramientas basadas en IAhan demostrado su capacidad para automatizar tareas, mejorar la precisión de los informes financieros y agilizar procesos contables que antes requerían una significativa inversión de tiempo y esfuerzo. No obstante, su creciente integración en el ámbito profesional plantea una serie de interrogantes éticos y desafíos que requieren una reflexión profunda.
Históricamente, la contaduría ha evolucionado de la mano de la tecnología, desde los primeros sistemas de cálculo hasta los actuales software de gestión financiera. Sin embargo, la inteligencia artificial presenta una particularidad única: su capacidad de aprendizaje y toma de decisiones basada en algoritmos avanzados. Esto abre un debate sobre su impacto en la autonomía y responsabilidad de los profesionales contables. ¿Hasta qué punto es ético depender de la IApara la elaboración de informes y auditorías? ¿Cómo se puede garantizar la transparencia y la calidad de la información cuando la tecnología influye en la toma de decisiones financieras?
Este artículo tiene como objetivo analizar el papel de la inteligencia artificial en la ética profesional de la contaduría pública, explorando tanto sus beneficios como sus riesgos y en última instancia, se busca responder a la pregunta fundamental: ¿puede la IA ser una aliada en el fortalecimiento de la ética profesional o representa una amenaza para la integridad del ejercicio contable?
UNA REFLEXIÓNANTES DE COMENZAR
Como profesional en contaduría pública, con más de una década de experiencia en el ejercicio de la profesión y apenas iniciando mi tercera década de vida, he sido testigo de los avances tecnológicos que han transformado el mundo. Desde mi infancia y adolescencia, disfruté de la evolución digital y he sabido adaptarme a ella. Sin embargo, a pesar de haber crecido en la era digital y de sentirme cómodo con la tecnología, hay un fenómeno que hoy me genera inquietud y cierto recelo: la inteligencia artificial (IA).
Todos hemos presenciado el notable progreso de esta tecnología en los últimos años, al punto de integrarse en nuestra vida cotidiana, facilitando tareas que antes requerían un esfuerzo manual considerable. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿cómo afecta esto a nuestra profesión?
Antes de escribir este artículo, exploré diversas fuentes en busca de ideas que me permitieran abordar esta temática de manera efectiva. En un momento de frustración por no encontrar una perspectiva adecuada, alguien cercano me sugirió: "Pídele a la IAque lo escriba por ti". Esta recomendación me llevó a recordar cómo muchos de mis estudiantes alardean de la facilidad con la que generan documentos académicos mediante IA, y lo complejo que puede ser identificar si un texto ha sido redactado por una máquina.
Impulsado por la curiosidad, probé diversas herramientas de inteligencia artificial con el propósito de evaluar su capacidad para generar artículos. Los resultados fueron diversos, desde textos altamente estructurados y profesionales hasta otros sin coherencia alguna. Esto me llevó a plantearme una cuestión fundamental: si la IA es capaz de generar documentos con un nivel profesional comparable al de textos académicos, científicos o legales, ¿estaríamos enfrentando un dilema ético en nuestra profesión?
Impulsado por esa realidad, DuToit (2024) llevóacabo una investigación en laque solicitó a ChatGPT redactar un metaanálisis sobre la relación entre los informes de sostenibilidad y la relevancia del valor. El documento, sometido a la revisión de dos especialistas en contabilidad y finanzas, fueconsiderado decalidad aceptable. Esto evidencia que, en un futuro cercano, lostextos generados por IApodrían ser prácticamente indetectables.
LAIA: ¿ALIADAO ENEMIGADE LAÉTICA PROFESIONAL?
Es innegable que las herramientas tecnológicas han optimizado el ejercicio de nuestra profesión. Muchos colegas que ejercieron la contaduría pública a finales del siglo XX agradecen los avances en software contables, la digitalización de obligaciones tributarias y el uso extendido de Excel, elementos que han facilitado significativamente nuestras labores diarias. Hasta el momento, hemos sabido aprovechar estas innovaciones para incrementar nuestra productividad y optimizar nuestros procesos, lo que nos ha permitido trascender el rol tradicional de "tenedor de libros" y convertirnos en profesionales con un enfoque estratégico y analítico.
Con la irrupción de la inteligencia artificial, las posibilidades para los profesionales de diversas áreas se han ampliado de manera considerable, y la contaduría pública no es la excepción. Hoy en día, no resulta descabellado pensar que una IA pueda llevar a cabo contabilizaciones aplicando técnicas contables, conciliar bancos o incluso generar estados financieros.Asimismo, es plausible que herramientas basadas en IApuedan realizar auditorías o emitir conceptos contables, financieros y fiscales con un alto grado de precisión.
Este panorama nos plantea una disyuntiva: ¿Estamos ante una revolución tecnológica que ampliará los horizontes de la contaduría pública, o corremos el riesgo de formar profesionales dependientes de estas herramientas, incapaces de desarrollar sus propias competencias?
Desde una perspectiva personal, resulta inquietante imaginar a un médico que recurra a ChatGPT para diagnosticar a un paciente. Un profesional debe poseer la experiencia y el conocimiento necesario para desempeñar su labor con rigor y ética. Si un contador se apoya excesivamente en la IA para la elaboración de sus informes o auditorías, ¿estaría incurriendo en una falta ética? ¿Se podría considerar un engaño hacia sus clientes?
COEXISTENCIAO SUSTITUCIÓN
Es evidente que la IAofrece una asistencia valiosa y puede agilizar numerosas tareas, pero la línea entre el uso ético y la dependencia excesiva es difusa. En el ámbito del derecho, por ejemplo, ya se han reportado casos de jueces y abogados que han recurrido a herramientas de IA para fundamentar sus decisiones y redactar dictámenes, lo que ha generado debates sobre la ética y la legitimidad de sus actuaciones (Silva, 2023)
A pesar de la controversia, es innegable que el avance tecnológico nos obliga a replantearnos nuestra profesión. Como plantea Silva (2023), podríamos estar presenciando una
paradoja autodestructiva, en la que los mismos profesionales fomentamos la automatización de nuestras funciones hasta el punto de ser reemplazados por algoritmos.
Para evitar un escenario adverso, la adopción de la IA debe ir acompañada de un firme compromiso con la formación continua. El contador público debe mantenerse actualizado no solo en aspectos técnicos, sino también en el impacto ético de la tecnología sobre su profesión. La educación permanente garantizará que los profesionales estén preparados para afrontar dilemas éticos y aprovechar de manera responsable los beneficios de la IA.
Además, la IA puede ser una aliada en el fortalecimiento de la ética profesional. Al automatizar tareas rutinarias, permite que los contadores enfoquen sus esfuerzos en análisis más profundos y estratégicos. Asimismo, el uso adecuado de la IA puede contribuir a la detección de irregularidades y fraudes mediante el análisis de patrones y anomalías en los datos financieros, promoviendo la transparencia y confianza en el ejercicio contable.
MANEJO DE LAINFORMACIÓN Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL
El uso de la IA en la contaduría no solo plantea desafíos en cuanto a su implementación, sino también respecto a la información que se le suministra. La confidencialidad y protección de datos son pilares fundamentales de la ética contable y podrían verse comprometidos si se introducen datos sensibles en sistemas de IAcuyo funcionamiento interno es poco claro.
Asimismo, la integridad y objetividad pueden verse afectadas si los algoritmos presentan sesgos que influyan en la toma de decisiones. Esto impone al profesional contable la responsabilidad de evaluar críticamente los resultados generados por la IA para detectar posibles errores, especialmente en cuestiones de carácter legal y financiero.
Lin & Deshpande (2020) ejemplificaron este riesgo al analizar la crisis financiera de 2008, en la que la excesiva dependencia de modelos algorítmicos subestimó los riesgos del mercado inmobiliario. Su estudio concluye que, si bien la IA es capaz de realizar tareas complejas, nunca podrá sustituir el criterio humano en la toma de decisiones.
UNAVISIÓN HACIAEL FUTURO
La inteligencia artificial es una realidad innegable y, como profesionales contables, debemos adaptarnos a los nuevos retos que impone. Como concluyen Niño Agudelo & Muevar
Reyes (2024), la IAtiene el potencial de mejorar la eficiencia y precisión en la contaduría, pero su uso debe estar acompañado de una sólida conciencia ética.
Es nuestra responsabilidad mantenernos fieles a los principios éticos que rigen nuestra profesión. Si bien la IA puede ser una herramienta valiosa, nunca podrá reemplazar el criterio humano en la toma de decisiones. Nuestra labor, como contadores públicos, es garantizar la transparencia y responsabilidad en el ejercicio profesional, asegurando que la tecnología sea una aliada y no un sustituto de nuestra capacidad crítica y ética.