INDIE
SEPTIEMBRE 2012 | Nยบ 14
FERENCIA magazine
MUSE
T H E
2 N D
L A W
REVIEWS MUMFORD & SONS * THE VACCINES * GRIZZLY BEAR ANIMAL COLLECTIVE * TWO DOOR CINEMA CLUB * MONO GALLOWS * TOUNDRA * NATHAN FAKE * TOY * DINOSAUR JR INDIEQUETAS THE GARAGE PLAYERS * STONE PILLOW * FFORDD ICO TOP SEPTIEMBRE. LOS MEJORES DISCOS DEL MES Y MUCHOS Mร S
INDICE
INDIEFERENCIA MAGAZINE
Review del mes Muse: The 2nd Law 3
Reviews Gallows: Gallows 9 Nathan Fake: Steam Days 11 Mono: For My Parents 13 Mumford And Sons: Babel 15 Animal Collective: Centipede Hz 17 Toundra: III 19 Two Door Cinema Club: Beacon 21 The Vaccines: Come Of Age 25 Indiequetas: Septiembre 27 Ico Top: Septiembre 29
Indiespensables: Septiembre 39
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TH E
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L AW
Este caos desafía a la imaginación. Nos lo recuerda Matt Be-
llamy desde ese complejo universo que debe ser su mente y al que sólo él tiene acceso. Gracias a Dios. Llegados a este punto, mentar a Dios en las primeras líneas de una review de
Muse no es mala idea: no en vano, son señalados como la
mejor banda de rock del siglo XXI. Un título que se cuelga más
por inercia que por convicción. Seamos justos: de rock cada
vez menos en el trabajo de estudio de los de Teignmouth. Pero empecemos por el principio: “The 2nd Law”.
Por Alejandra Otero
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Fieles a su cita, desde el “Origin Of Symmetry” un disco cada tres años, el sexto trabajo de los británicos lleva arrastrando hype desde que la gira de “The Resistance” llegó a su fin. Las conspiraciones políticas han dado paso a la física como fuente de inspiración en el bautismo de su nueva obra: la segunda ley de la termodinámica que, en lengua profana, expone que la energía y la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Una metáfora excelente que define a la perfección dónde se encuentra el trío tras dar vida al sexto de sus hijos. Como la oruga en la crisálida, Muse se transformó y echó a volar hace tiempo, lo que no tengo claro es si el resultado es la más bella de las mariposas o el más insípido de los huracanes. Cuestión de gustos. “The 2nd Law” es un disco, en primer término, heterogéneo. Tanto, que cuando terminas la primera escucha, después de trece pistas y 53,36 minutos, te sientes abru-
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mado. Es imposible de abarcar. Te quedas en un extraño ‘stand by’ y con un sabor en la boca de no haber entendido nada. Y es que, hace un año, cuando todo el mundo pensaba que Bellamy nos ‘trolleaba’ con su definición del nuevo álbum, resulta que el muy hijo de la Gran Bretaña no bromeaba ni un poquito: ‘Una odisea gangsta rap jazz cristiana, algo de ambient y rebelde dubspet y metal flamenco-cowboy psicodelia’. Sabíamos que ibas a hacer lo que te diera la gana Matt, ¿pero tanto? Muse se diluye en este disco en una ensalada de luz y de color que, para colmo, también se plasma metafóricamente en el art work del disco con esa coliflor de neón sacada de un proyecto de neurología de la UCLA. Viendo la portada, pensamos en Daft Punk y no vamos desencaminados. Al menos, que no se me malinterprete, en las aspiraciones. Muse tontea más que nunca con la electrónica en este disco y en diversas varian-
tes: dubstep y ambient como nos había avisado Bellamy, y un intento llamado “Follow Me” que aún no se cómo calificar. No acaba aquí la cosa, también tenemos rock puro con Jimmy Page iluminando el camino, a Bono, George Michael y Prince colándose descaradamente en la fiesta, confeti incluido, y, atención, el funk-rock como la principal de las novedades. ¿Más? Sí, Chris Wonstelholme extiende sus competencias más allá de las cuatro cuerdas y los coros por primera vez en la historia componiendo dos temas para “The 2nd Law”.
Con semejante panorama, los que llevan siguiendo a los del condado de Devon desde los inicios de su show sideral y el origen de la simetría entran en pánico, se esconden en el armario y ahí se quedan, canturreando “New Born” cual mantra en bucle. No les culpo. Pero pasado el pánico inicial alimentado por los aperitivos, un nuevo refrito quee-
nesco llamado “Survival” y un single que parece versionar a un Prince muy arrepentido tras una bronca con su novia, uno escucha “The 2nd Law” y respira: hay algo de luz al final del túnel. Curiosamente, “The 2nd Law” abre con un tema concebido para callar la boca a todos los que llevábamos dudando de Muse desde hace tiempo. También parece que el señor Bellamy lo ha hecho casi por ‘vendetta’: ¿queréis guitarras? Pues tomad tres tazas. Así que nada mejor que rendir homenaje a “Kashmir” de Led Zeppelin con unas pinceladas del gran Ennio Moricone y un poco de grandilocuencia marca de la casa. Este tema, discípulo de “Knights Of Cydonia”, te hace recuperar la fe, mirar al cielo y alzar el puño. Saldremos victoriosos. Aunque, en esta ocasión, el trasfondo de la letra es menos épico y más terrenal: estamos alienados por este mundo, pero ha llegado el momento de destruir su supremacía. De nuevo, la idea del levantamiento, ya anticipada por aquel “Uprising” que no entendieron bien en Londres hace unos meses. Lo malo es que el ‘musero’ de a pie baja de la nube rápidamente: “Madness”. Golpe de realidad. Mirándolo por el lado bueno, estábamos avisados: primer single de “The 2nd Law” y alabado por, nada menos, que por Mr.Coldplay Chris Martin. Maravilla de producción dicen los expertos en la materia. Me ahorraré calificativos. Eso no es Muse. No, por desgracia sí es Muse, pero con el intento se han pasado de la raya mucho más que con
“Undisclosed Desires”. La crisis de identidad continúa con “Panic Station”. Funk. Mientras estás pensando en Red Hot Chilli Peppers, aparece Franz Ferdinand y te da por mirar la carátula y preguntarte si te han timado en la tienda. “Panic Station” es un tema pegadizo que promete ser un ‘dancefloor’ de los buenos y apunta muy buenas maneras en directo. Pero volvemos a lo mismo, ¿era necesario alejarse tanto de la senda de un sonido propio? Las tres primeras canciones de este disco no tienen nada que ver entre sí en cuanto a estilos y quizá tal popurrí de sabores estropee la receta. ¿No te lo planteaste querido Bellamy? Así, llegan “Prelude” y “Survival”, que tiendo a interpretar como un solo tema con una intro, y hasta das gracias de que suene algo conocido. Puede que cuando se presentó en verano yo la tachase de ‘más de lo mismo’, pero una sonrisa aflora en tu boca con esos guitarrazos esquizofrénicos del final: sí, es Muse. Poco dura la esperanza: “Follow Me”. Una letra para olvidar -con “Madness” y “Survival” una de las peores que ha compuesto Matt Bellamy- y un intento de hacer rock electrónico que suena a ‘trucha’ de pub de pachanga. Cuando has escuchado antes el directo que la versión de estudio lo único que te preguntas es por qué. La respuesta es el complejo de ‘Juan Palomo’ de Bellamy y su exceso de egolatría: auto producirse no funciona para todo, sobre todo con géneros que no manejas del todo.
La verdad es que estás a punto de tirar la toalla cuando aparece “Animals”. Y se te caen las lágrimas. Porque, después de ver como uno de los mejores grupos de la historia se ha desviado sin descanso de esa senda que te enamoró hace años, descubres que vuelve a ella. A los orígenes. A la simetría. Al piano y la guitarra colgada a la espalda. A la sencillez. No hace falta más. ‘Animales, somos animales, compra cuando la sangre baña las calles, mata a la competencia, cómprate una isla, cómprate un océano’. Más crítica económica, esta vez dedicada
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a los tiburones del capitalismo en su máxima expresión: los brokers. Sólo puedo decir, gracias. “Explorers”, el ‘baladón’ no apto para diabéticos del disco, al menos sigue sonando a Muse y no a otro experimento fallido. Con la mejor letra de todo el disco, la más atípica de las nanas se inspira en la recién estrenada paternidad del compositor. ‘Una vez esperé buscar lo nuevo y lo desconocido, este planeta está invadido, no queda nada para ti ni para mí’. Siguiendo la estela de “Exogenesis”, Bellamy le recuerda a su hijo que ha llegado a un planeta ya devastado, pero no piensa abandonarle, en todo caso, huirán juntos. Una idea que late dentro de muchos de nuestra generación, ¿para qué traer un hijo a ESTE mundo?
Tras un respiro de sólo dos canciones, la magia se disipa cuando escuchamos a U2 en vez de a Muse. “Big Freeze”. Otra vez… El preludio perfecto para alimentar el terror a la espera de los dos temas compuestos por Wonstelholme, que se han dejado para el final, aunque no para la conclusión de la obra. Regado por su recién superado alcoholismo, el debut como compositor del bajista de Muse sorprende. Mucho. Una preciosa balada con olor a Pink Floyd llamada “Save Me” y, atención, vuelve el rock al
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disco con “Liquid State”: Queens The Stone Age, Sober, Them Crooked Vultures, Biffy Clyro… ‘Golpéame cuando estoy abajo, envenéname, lléname hasta que me ahogue’. Reverencia absoluta. Esta historia llega a su fin y lo hace de la mejor manera posible. Dos temas de nombre homónimo al disco, pero con diferente apellido, y, de nuevo, la electrónica llevando la batuta. Pero a diferencia de “Follow Me”, tanto el dubstep de “Unsustanaible” como el ambient a lo “Tubular Bells” de “Isolated”, están muy bien llevados. La plasticidad casi cinematográfica de ambos temas tiene en “Isolated” su mayor exponente: Bellamy te mece sobre las teclas del piano mientras te susurra ‘¿ves?, no ha sido tan terrible’. Este cálido aliento te sirve de bálsamo y casi se te olvidan “Madness”, “Follow Me” y la maldita “Gran Helada” made in Bono. Pero no: están ahí, siguen formando parte del disco. Ojalá algún día olvidéis ese afán de impresionar al personal y los estadios como único lugar para predicar la palabra y os dediquéis a lo vuestro. A lo que sabéis. Ya nos ganasteis hace mucho tiempo. Aunque reneguéis de ello, en este disco hay mucho de todo eso y demuestra que sigue formando parte de vosotros. ’No dejes que la magia nos abandone, seguiremos colapsados en nubes estelares de gas’.
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GALLOWS Por F.Javier Moreno
Y de un oscuro y frío vientre de tiburón nacieron… Gallows nunca se han andado con rodeos a la hora de expresar lo que sienten y piensan, lo que escriben y componen. Son como un mordisco de un tiburón: fuerte, veloz y efectivo. Sin necesidad de repetir un segundo intento. Lo dejaron muy claro cuando empezaron a hacerse notar con su álbum debut “Orchestra Of Wolves”, que publicaron en 2006.
Frank Carter (ex-vocalista, ahora lider de Pure Love) llamaba la atención por su aspecto lánguido, pelo pelirrojo y su cuerpo envuelto en tatuajes. El vídeo oficial de “Abandon Ship” impresionaba en su primer visionado, y es cuando ese sonido, cual mordisco de tiburón, se quedaba inyectado en el cerebro. Tras un grandisimo segundo álbum, “Grey Britain” (2009), el cual en gran parte se había concebido como una obra conceptual, vino la separación de caminos entre la banda y su lider Frank. Ideas diferentes es lo que terminó por separarles, y tras eso llegó la incorporación de Wade MacNeil, actual vocalista, el cual se ha ganado rápidamente a los seguidores de la banda. “Death Is Birth” (2011) fué una buena presentación del renacimiento de la banda, un trabajo con el que prometían volver a los origenes de su sonido, de ese primer álbum que era más directo y punk/hardcore, con composiciones más cortas, y dejando de lado esos tintes de puro rock y pequeñas composiciones de piano que tenían en
algunos temas de su segundo trabajo como “London Is The Reason”, “The Vulture”, “Misery” o “Queensberry Rules “. El homónimo “Gallows” es el primer álbum con la nueva formación, tercero de la banda, un trabajo sobresaliente desde el primero hasta el último tema. Probar a MacNeil en un larga duración era una dura prueba, tanto para la banda como para los fans de la misma, ya que Frank era muy querido y además, su tono de voz es diferente al de Wade, que lo tiene más grave. Pero la prueba la supera desde el primer tema. “Victim Culture” no podía tener un sonido más “Gallows”, con esa oscura ambientación que solo ellos pueden crear y hacerse destacar por encima del resto. Riffs que te envuelven, coros que suenan a himnos, y ese bajo con el que solo podemos gritar “¡Coño, estos que suenan son los Gallows!”. Cuando queremos darnos cuenta de donde estamos, “Everybody Loves You (When You´re Dead)” nos mete de lleno en una orgía de oscuridad, saltando y gritando verdades como puños “Todo el mundo te quiere, cuando estás jodidamente muerto”. “Last June” continua manteniendo el nivel de euforia, mientras “Outsider Art” rebaja un poco el clima, sonando algo más rock que lo que hemos podido escuchar hasta el momento. “Vapid Adolescent Blues” es un pildorazo punk en toda regla (bombo, caja, bombo, caja desde el principio, sin preliminares ni nada), el cual tiene un riff
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en el último minuto que recuerda a Iron Maiden. “Austere” y “Depravers” son las que más recuerdan al “Orchestra Of Wolves”, atmósfera psicodélica, potencia y unas guitarras machaconas in crescendo hasta su inevitable y explosivo final. En este punto del disco MacNeil y su banda nos tienen enamorados, mientras “Odessa” y “Nations /Never Enought” continuán engrandenciendo este disco segundo a segundo.
Llegamos a la despedida del disco con dos temas que se diferencian del resto, “Cult Of Mary” es la primera. Una mezcla del sonido más “Gallows” con otro más parecido al que nos ofrecen bandas como “Comeback Kid” o la anterior banda de MacNeil en la que hacía de segunda voz y guitarrista, Alexisonfire (curiosamente las dos canadienses). Se nota que ha metido mano por algún lado para dejar su sello.Mientras que la última canción y cierre del álbum suena más metalera, “Cross Of Lorreine”, es como si te pegaran cientos de puñetazos a la vez, malo si creías que terminarían con algo suavecito. Guitarras que crean una pared de sonido completamente destructora y unos coros demoledores que dejan un mensaje claro: “Always waiting for the death”. Una muerte que aún se atisba lejana para una banda que está dejando un legado con una calidad indiscutible. Una cosa la tengo clara, esperare a la muerte con ellos.
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NATHAN FAKE REVIEW
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NATHAN FAKE STEAM DAYS REVIEW
Por David G. Altarejos Septiembre ha sido el mejor mes (musicalmente hablando) de lo que llevamos de año. Han salido grandes álbumes durante estos 30 días, pero también hemos tenido algún que otro álbum digno de mención. Como el que nos ocupa, “Steam Days”. El productor inglés lanza su tercer álbum tras “Hard Islands” (2009) y “Drowning in a Sea Level” (2006). Entre medias, numerosos singles, EPs y remixes.
El estilo inequívoco de Nathan sigue presente en todas las canciones de este nuevo LP. Su techno minimalista de beeps constantes nos deja con melodías tristes, melancólicas, nostálgicas. En general el álbum tiene un halo lúgubre y oscuro a su al-
rededor. La canción “Iceni Strings” (una de las mejores del disco) rompe un poco con esa estética, pero se puede observar esta tendencia en cualquiera del resto de temas, ya sea en “Rue”, en “Paean”, que abre el disco de manera brillante, o en “Old Light”. “Neketona” es el mejor corte del disco junto a la ya mencionada “Iceni Strings”. Ambas fueron presentadas antes del lanzamiento del álbum, con lo cual las expectativas crecieron sustancialmente. Finalmente, el resto del álbum decae un poco en comparación, pero aún así, el resultado no es malo. Obviamente, la sombra de su ópera magna “The Sky Was Pink” es muy alargada, aunque hayan pasado ya ocho años desde que
Nathan Fake parió esa maravilla, y las comparaciones siempre van a estar ahí. También hay que destacar uno de los temas finales, “Glow Hole”, el más largo con diferencia de todo el disco. Aunque su duración roza casi los ocho minutos, no se hace pesado en ningún momento y los compases finales son el claro ejemplo de la estética que Nathan imprime a todo el disco.
En resumen, estamos ante un álbum oscuro, depresivo (que no deprimente) y de carácter melancólico. Nathan Fake sigue por la senda del techno minimalista y nos presenta un buen álbum perfecto para el otoño. Es un disco de atardeceres tempranos, de lluvias, de hojas por el suelo.
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Por Jesús Daniel Marín
En la buhardilla, entre todos los trastos viejos, descubres un cuaderno con las tapas medio rotas. Soplas para quitarle la capa de polvo que descansa sobre él y al abrir la primera página, encuentras una foto de tus padres, paseando bajo el sol de invierno en un bosque de blanquecinos colores. Ahora empiezan a aflorar tus recuerdos, te imaginas paseando de su mano, compartiendo las primeras confidencias de lo que años después, iba a convertirse en tu familia.
Aquí empieza esa leyenda, acompasada con el arpegio de unas guitarras que transcurren hasta la explosión de vida que supone el nacimiento de un hijo. Algo inolvidable, retratado con cariño en una
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instantánea repetida varias veces, por miedo a perder ese mágico momento. Creces, como crece la canción, en intensidad, en belleza, con el acompañamiento imprescindible de una orquesta que hace que escuchar la melodía se convierta en un acto cargado de esperanza, una banda sonora para el nuevo día, saludando al milagro de la vida. La calma, los primeros pasos, el abrazo de tu madre cuando te caes, atolondrado, al suelo. Vuelven las pulsaciones de guitarra, evocando las primeras carreras y a partir de ahí, un crescendo, una tormenta de agradable tronar que crece y crece conforme tu estatura va alcanzando un tamaño mayor con el paso de los años y finalmente, cierras el libro, observándote en el espejo y te descubres, maduro, con una lágrima rodando por tu mejilla. No esperabas ver tantas cosas que ahora echas de menos y te invade la nostalgia. Aún puedes recordar el roce de sus manos cuando te abrazaba después de haberte hecho alguna herida jugando con los niños y te sentías en tu paraíso particular. Ella no era tu madre, pero te quería como si lo fuera. No dudarías en cambiar un segundo de tu vida por volver a sentirte protegido entre sus brazos y que te dijera que nada pasa, que tu abuela estaba allí y todo iba bien. La canción sube, las guitarras lloran y el corazón se te parte en mil pedazos, que como bien supones, ella recogería uno a uno. La melodía se torna casi en una canción de cuna, para serenar la respiración y los sollozos, con unas ligeras pulsaciones a las cuerdas de la guitarra, ejerciendo de bálsamo de forma efectiva. Intentas que las lágrimas no vuelvan a aflorar cuando ves esa foto en la que, son-
MONO FOR MY PARENTS REVIEW
riente, jugabas con el bastón de tu abuelo mientras él miraba con gesto amable. Es entonces cuando te das cuenta, ellos también han sido tus padres y no piensas en reprimir las lágrimas, sólo lloras de alegría por haber entendido que echar de menos no significa no tener algo, sino saber apreciar que lo tuviste y en cierto modo, vas a llevarlo siempre contigo. Sigues curioseando a tu alrededor cuando descubres tus juguetes, en un estado entre abandonados y demacrados. Con cuidado los sacas de la caja, recordando cuando soñabas con ser un bombero, un piloto de carreras, futbolista, paleontólogo e incluso astronauta. Los manejas con sumo cuidado, casi ceremonialmente. De forma pausada, las imágenes se vuelven a agolpar en tu mente, pasando como cuadros de una infancia que ya no va a volver. Los golpes de batería caen marcialmente como las hojas de los calendarios pasados, revelando los sueños que nunca se han podido materializar y desentramando la realidad, hasta hacerte lo que hoy eres. Tras esa bofetada de realidad, necesitas un poco de evasión. El espigón sobre la bahía parece ser un buen sitio donde pasear y reflexionar, con la mirada perdida en el horizonte hasta que la combinación del furioso rasgar de las guitarras y el rugido de las olas golpeando el malecón te despierta y te devuelven a tu lugar. Porque el épico acompañamiento a estas palabras no hace sino reafirmar que si ahora eres así es porque te han querido desde antes de ver la luz del sol por primera vez y en un resquicio de locura, entre tanta madurez, saltas al agua y te vuelves a sentir libre, único y a la vez parte de un todo. Tu corazón regresa a su bombeo calmado y
llenas tus pulmones bajo la luz de la luna, pensando que el momento de concluir esta historia ha llegado y tienes que poner fin a algo que, tristemente, debes aceptar. No hay lugar más tranquilo que el cementerio, piensas cuando ya se te eriza el vello al entrar en la calle a la cual están destinados tus pasos. Te colocas los auriculares y pulsas el botón de reproducir en la canción seleccionada. Los primeros golpes sobre un glockenspiel, dulces, te sacan una sonrisa al tiempo que respiras profundamente y el tañido de las campanas de fondo son el acompañamiento perfecto al momento de despedida. Las guitarras dejan paso a los violines que son los encargados de aseverar que ya no hay vuelta atrás y que en ese lugar, juntos, pero separados por un muro de cemento, siempre habrá esperanza cuando los recuerdos empiecen a borrarse, cuando la angustia te haga pensar que los días sólo son nublados y que el final está cerca. No es cierto, la esperanza vuelve a sonar de mano de esos mismos violines, rematados con unos platos y la sensibilidad de cuatro maestros japoneses que tocan con más fuerza cada vez y es imposible no saber que podemos elegir a Mono para que sean la banda sonora de un nuevo amanecer.
Quiero dedicar estas palabras a mis padres, porque sin ellos, no sabría apreciar la música. Y a mis abuelos, por haber hecho de mí parte de la persona que soy hoy día.
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BABEL
Por Alejandra Otero Cuenta la leyenda que unos hombres desafiaron a Dios construyendo una torre que llegara al mismo cielo. El Todo Poderoso castigó su osadía condenándoles a no entenderse. Hoy, mientras yo escribo estas líneas, el ser humano vuelve a unirse contra una fuerza mayor, aunque en esta ocasión se trate de un Gobierno que empeñado en robarnos la esperanza. Paradójicamente, es la esperanza lo que
mueve a las miles de personas que hoy se han reunido en esta moderna Babilonia para intentar cambiar el mundo. Unidos de nuevo para construir la más gigantesca de las ambiciones: la Torre de Babel.
Podría comenzar la review del segundo disco de Mumford & Sons comentando su triunfo en los Grammy de 2011 con un solo álbum en su haber. Podría comenzar di-
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ciendo que Mr Tambourine Man se deshace en elogios ante estos cuatro británicos que comenzaron a tocar en el oeste de Londres. O podría decir que, a día de hoy, no sólo son una de las bandas de folk-rock de referencia, sino que, además, han conseguido lo que muchos británicos ansían y pocos realmente consiguen: conquistar la tierra del Tío Sam. Pero, en realidad, todo esto carece de importancia cuando
“Babel” comienza a sonar y la voz desgarradora de Marcus Mumford te parte el corazón. No se si será el adiós definitivo del verano o la mandolina de “esos fantasmas que ya conocemos”, pero tras finalizar “Babel”, me han sorprendido unas lágrimas acariciando mis mejillas y un extraño vacío lleno de esperanza inundándome de pies a cabeza. Como un globo a punto de explotar. Y me he encontrado a mí misma desesperada, y sin éxito, buscando el regalo de una fecha de su gira en este país que se desmorona como lo hizo la Torre de Babel. Dicen que Mumford & Sons son animales de directo. Ellos disfrutan sobre el escenario y no en la fría cárcel del estudio: allí pueden dar rienda suelta a toda su creatividad amparados por el aliento del público. Mientras, yo me pregunto que pueden hacer en directo con esta “trotamundos sin esperanza” si, estando encerrada entre estas cuatro paredes, han conseguido arrancarme de lo más hondo eso que ni sabía que existía. Puede que consiga encontrar los planos de mi libertad y me construya un camino de baldosas amarillas. O puede que me arrastre sobre mi barriga bajo el sol del crepúsculo y me niegue a llevar vuestra “corona rota”. Sí, puede que mande todo a la mierda y, por fin, en el ocaso, mis elecciones sellen definitivamente mi destino. Sueños de grandeza. Como los que motivaron a Marcus Mumford, Ben Lovett, Wiston Marshall y Ted Dwane para dibujar esta historia llena de melancolía y rayos de esperanza. Dicen que fue el ambiente creativo de Nashville, en Tenessee, el culpable del nacimiento de “Babel”. Queda entre mis pendientes visitar ese pozo de las maravillas. Quizá se me pegue algo.
La mente de uno puede viajar lejos, sólo necesita encontrar una llave. Pero hay pocas y son complicadas de buscar, aún más de hallar. Lo
MUMFORD AND SONS BABEL REVIEW
normal es encontrarse andando en círculos o empotrarse contra un muro que se ríe de tu osadía, como se burló Dios de los rebeldes babilónicos. Shakespeare la encontró, aunque un británico obsesionado con la dualidad de mundos asegura que hizo un pacto con el dios del Sueño para ser bendecido por la gracia. A cambio, dos obras deberían ser para él: una narraría la calidez de “un sueño en una noche de verano”, otra sería una “tempestad” que se la llevaría. Quizá Morfeo también visitó en sueños, o puede que en un taberna de Carnaby Street, a Marcus Mumford y le entrego tan preciada llave. El trato en esta ocasión sería diferente: su música conseguiría hacer soñar despiertos a aquellos que han es-
tado viajando durante demasiado tiempo y no entienden de cinismos. A aquellos que intentan vivir en la verdad y se niegan a aceptar que todo va bien. Porque, para eso, mejor soñar. Pero yo sólo soy una pobre chica y no tengo yo tan claro que mi historia merezca ser contada y aún menos escuchada. Por mucho que lo diga Paul Simon y lo repitan Mumford & Sons. Simplemente os diré que busquéis “Babel”, lo metáis en esa pletina redonda y deis al play ya sea en compañía de extraños, en la soledad de vuestro cuarto, abrazados a las chica que os robó un beso o dando la espalda a la puesta sol. Quizá Morfeo os entregue la llave y vosotros también podáis volar.
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¡Animal Collective ha vuelto! Y nosotros que nos alegramos. El colectivo, natural de Baltimore, vuelve a sacar álbum tres años después del aclamadísimo “Merriweather Post Pavilion”. Y encima en éste cuentan con la vuelta de Deakin. ¿Qué más se puede pedir?
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Por David G. Altarejos No es fácil seguir innovando y hacer música experimental y psicodélica 12 años y 9 discos después, pero Animal Collective rizan el rizo y lo vuelven a hacer. Como era de esperar, el anterior LP puso el listón demasiado alto y las expectativas eran enormes, pero “Centipede Hz” aguanta el tipo, y si bien no llega a cotas de “Merriweather Post Pavilion”, deja un gran sabor de boca. Además, estamos hablando de Animal Collective; sus discos no son de los que entran a la primera. Son densos y resulta difícil “conectar” con su música. Con este disco sucede lo mismo, pero todo tiene su parte positiva. A cada escucha que se le dedica, se van encontrando matices diferentes, cosas que de primeras pasan desapercibidas. En definitiva, va ganando poco a poco.
El último disco era más fácil de digerir (no por ello más simple), por lo que había dudas sobre si seguirían con la misma fórmula o volverían a ser más caóticos y densos. Finalmente parece que han vuelto a un sonido más similar al de “Strawberry Jam” (2007). Aunque también hay que destacar que este nuevo álbum tiene una homogeneidad muy marcada. Los temas se enlazan los unos con los otros a través de interferencias radiofónicas; de ahí el título del álbum, Centipede (ciempiés) por las canciones entrelazadas y Hz por las frecuencias radiofónicas que ocupan el vacío entre tema y tema. Así pues, el colectivo sigue por la senda del rock psicodélico y de la experimentación, y también siguen presentes las referencias de siempre como la colorida portada, el nombre de canciones como “Amanita” (es un tipo de hongo) o los videoclips. Como muestra de esto último tenemos el videoclip del single, “Today’s Supernatural”, que es una fumada importante. Fue la primera pista que pudimos escuchar y la que más sobresale en términos
ANIMAL COLLECTIVE CENTIPEDE HZ REVIEW
de inmediatez. Es la canción que entra más fácil; lógico por tanto que sea el single. Además, forma un dúo interesante con la canción que abre el disco, “Moonjack”. “Applesauce”, single y otra canción destacada del álbum. Las partes melódicas se ven rodeadas de percusión, incansables sintetizadores y ritmos frenéticos. Además de las mencionadas, también destacan otros temas como “New Turn Burnout”, canción de Noah Lennox que originariamente iba a ser parte de su LP “Tomboy” (2011), como Panda Bear.
“12 años y 9 discos después, Animal Collective lo ha vuelto a hacer”
Y la verdad es que no es de extrañar, pues tiene un sonido muy similar a lo que nos ofreció el pasado año. “Monkey Riches” también es digna de mención. Cuenta con una parte melódica excelente, pero sobre todo destaca por su letra. Partes en las que canta “But why am I still looking for a golden age?” o “Makes me wonder how I even wrote this song” deja entrever esa sensación de que después de 12 años en la escena musical aún siguen buscando, experimentando. No se contentan con lo que tienen. En “Wide Eyed” Deakin interviene
como cantante, aunque quizás le falte un punto para sobresalir por encima del resto de temas. Al tratarse de un disco tan homogéneo que realmente no existe un respiro entre las pistas, cuesta encontrar canciones que despunten. Hay pinceladas aquí y allá pero estamos ante una amalgama de ritmos frenéticos, sintetizadores y experimentación. Para cerrar el disco de manera brillante tenemos a “Amanita”, con un giro final que termina en un frenesí excelso. Se trata de una canción similar a las que le preceden, quizás un poco más relajada y más melódica. Pero a falta de minuto y medio rompe en una explosión de sonidos que le imprimen un ritmo más acelerado donde la sensación de pesadez y desidia que desprende la primera parte del tema desaparece por completo. En su lugar, alegría, jolgorio y finalmente, la calma.
En resumidas cuentas, estamos ante un buen álbum. Un peldaño por debajo de “Merriweather Post Pavilion” (era de esperar) y similar a “Strawberry Jam”. Quizás un poco por debajo de este también, pero eso ya es cuestión de gustos. Sin embargo, no decepciona y deja un buen sabor de boca. Ideal para cuando te tomas unas setas alucinógenas o LSD. Lo normal viniendo del colectivo.
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TOUNDRA III Por Jesús Daniel Marín
Con lo difícil que está el panorama musical español, sorprende que un grupo instrumental facture lo que podría ser el disco del año en este país de infravalorada cultura musical. Y sorprende más todavía que lancen el disco un domingo a medianoche y haya una legión de fans esperándolo como agua de mayo. Y la verdad, teníamos motivos. "III" es, como su propio nombre indica, el tercer disco de los madrileños Toundra y si bien ya tenían una fiel prole de seguidores, las nuevas canciones harán que crezcamos en número y fuerza. El disco ha sido grabado en Sadman Studios por Carlos Santos, pre-producido por Juan Blas (Westline Studios), y mezclado y masterizado por Santi García en los Estudios Ultramarinos y hoy por hoy, es la piedra angular del sonido que Esteban, Víctor, Alberto y Álex deben defender a partir de ahora. El disco abre con “Ara Caeli”, cuyo tímido comienzo va subiendo, acompañado de un riff principal que perdurará durante toda la canción pero bien arropado por la cuerda de
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unos violines que dotan de clasicismo a un tema que se antoja casi hermano de las grandes canciones del rock progresivo. El empaque de la sección rítmica, que sube y baja a placer de la banda, dota a la canción de una respiración que la hace casi humana, explotando con ira y demostrando la violencia y la crudeza que Toundra ofrece en sus directos. Y crudeza la de la tormenta que nos da la bienvenida en “Cielo Negro” que augura un tema más pesado de lo que nos tenían acostumbrados en sus anteriores discos. Guitarras oscuras, una línea de bajo que no deja de sonar en ningún momento, como si se tratara del eco de un trueno resonando bajo ese cielo negro del que nos hablan y que en el ultimo minuto y medio de canción y tras hacer uso de nuevo de los instrumentos de cuerda, recrudece aun más su sonido, afilando las guitarras y disparando riffs, uno tras otro, sin poder guarecernos ante semejante chaparrón de sonido. “Réquiem” es mi ojito derecho del disco. Mucho más calmada y melancólica, nos invita a reflexionar mientras nos perdemos en sus sonidos de guitarra más floydianos, tal vez buscados o quien sabe si encontrados por casualidad. Esto es la magia de la música, cada uno siente lo que escucha de una forma, pero desde luego, éste corte es un pequeño remanso de paz que se
agradece entre tanta virulencia sonora y que además, destila un aire épico con cada nota que escuchamos. Totalmente opuesto es “Marte”, acelerado desde el principio con una batería a la que se le van sumando el resto de componentes del grupo. Probablemente sea la canción más rápida del grupo en sus tres discos y que además incorpora un diálogo entre guitarra y trompeta que resulta diferente a lo que habían hecho antes. De ritmo complejo, es un tema para un lucimiento indudable de la batería, que alcanza su punto álgido en la orgía de timbales con la que concluye la canción, perdiéndose en una guitarra que se alarga sin un final determinado. Sin silencios, “Lilim” es una experiencia sonora sin parangón. Probablemente sea la canción más compleja del disco, ya que se distinguen perfectamente tres capas de música, en las que mientras una de las guitarras repite un riff una y otra vez, coqueteando con la densa sonoridad del bajo y la batería que hacen que la atmósfera vuelva a ganar en pesadez, la segunda guitarra disfruta creando otro riff mucho más ligero, con notas más agudas y que otorga un contrapunto al perfecto entramado de sonido del que disfrutamos a lo largo de todo el disco. El obligado punto final del disco lo pone “Espírita” que sin abandonar la fuerza que tiene "III" sí que la ab-
sorbe y la transforma en épica y en mesura, en el final que nadie quiere aceptar. Una pequeña parte al piano, con un toque egipcio que al contrario que en su predecesor "II", aquí está mucho menos presente, es el detonante para que la canción muera lentamente, en una agonía de guitarras que sienten que han cumplido con su deber y que tras el esfuerzo, pueden retirarse a descansar, reposando al lado de los amplificadores. Ah, se me olvidaba… la sorpresa en esta canción es que tras la impresionante pelea bajo/batería, se puede escuchar a los miembros del grupo emitir un grito al unísono para enlazar con unas voces femeninas que sí cierran finalmente el disco.
Como veis, es un disco que tiene capacidad para convertirse en disco nacional del año. Desde su preciosa portada y pasando por la cuidada edición o el cariño que le pone la gente de Aloud Music y los propios Toundra hasta la potencia y la enorme calidad de las canciones, el que escribe lo tiene muy claro y es que a partir de ahora, estos cuatro enormes músicos van a sentir más calor en sus directos, pues con discos como "III" se consiguen fans y además, entrar en el Olimpo de los discos de obligada escucha para los que nos gusta la música.
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Cuando las primeras notas de “Next Year” comienzan a sonar, sabes que lo que te espera es muy diferente a “Tourist History”. Las luces de la discoteca se han cambiado por una cálida carretera o quizá por una playa y unos zumos de mango con el último sol de septiembre. ‘Llévame donde estés, en lo que te has convertido’. Y ese es el enigma a desvelar hoy, ¿en qué se ha convertido Two Door Cinema Club? ¿Hacia dónde van Alex Trimble, Kevin Baird y Sam Halliday? La respuesta la encontraremos donde apunta este faro con el que han bautizado a su segundo disco, “Beacon”.
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Por Alejandra Otero
Sólo dos años y medio han pasado cográficos sin respuesta. Cuando la desde que Two Door Cinema Club gente les señalaba como el nuevo hypeara a medio mundo con “Tou- fenómeno británico, amparados por rist History”. Aquel álbum debut, lan- Kitsuné, ellos ya se habían recorrido zado en lo más crudo del invierno, tres veces el Reino Unido de punta llegaba con ritmos rabiosos y bai- a punta. Una vez en la calle “Tourist longos aderezado por urgentes gui- History”, Trimble, Halliday y Baird tarras y un regusto a post-punk. En no han conocido el descanso. Sólo condiciones muy diferentes ha lle- tres meses de vacaciones desde gado “Beacon”, acunado por las cá- 2010 y uno lo han invertido en gralidas temperaturas del fin de verano bar el nuevo disco. Buenos currany por las mieles de un éxito mere- tes estos chicos, cuyo nombre se cido. ‘Dancefloors’ como “What inspira en la mala pronunciación de You Know” o “I Can Talk”, no se un cine llamado Tudor en su ciudad adivinan en este segundo trabajo, natal, Bangor (Irlanda del Norte). eso es cierto, pero eso no quiere decir que no estemos ante un dis- Mucho morro torcido y caras largas cazo con mayúsculas. Porque “Be- me encontré antes de escuchar “Beacon” lo es, desde ese comienzo acon”. Me esperaba lo peor y me con “Next Year” hasta los últimos encontré esta joya de once canciocompases de la canción de nombre nes. Entonces, ¿cuál es el problema homónimo al disco. Una de las cla- de este segundo disco? Quizá no ves de este segundo álbum es la guste del todo ese tonteo con ritmos producción, que ha venido de la mano de Jacknife Lee. Este irlan- “El faro que ilumina el nuevo dés asentado en California, que ha rumbo de Two Door trabajado con Snow Patrol, Bloc Cinema Club” Party o The Hives, ha aportado gran parte de la personalidad de latinos, quizá la melancolía ha co“Beacon”. Quizá no en la parte de la brado demasiada importancia, quizá composición pura, música y letras, el primer single, “Sleep Alone”, no sino en la creación de atmósferas. haya sido la decisión más acertada. Según las propias palabras de Aún así, no comparto ese sentiTrimble, Lee les ofreció la pieza miento de decepción: la segunda que faltaba en cada una de las can- parada de los británicos iguala, e inciones. Fue importante también el cluso supera, a la primera. Two lugar donde grabaron, en Los Ánge- Door Cinema Club se ha labrado su les, apartados de todo, en casa de sonido en “Beacon” que, como exLee, con vistas a un pequeño cañón pone Alex Trimble -voz principal y y, sobre todo, sin límite de tiempo composición-, les identifica complepara desarrollar su trabajo. Calma, tamente, desde un punto de vista bucólicas puestas de sol y el cálido personal. Se adivina en las letras, clima californiano son los ingredien- donde hay plasmada mucha viventes pues de “Beacon”. Es justo cia como es el caso de “Pyramid”, calma lo que necesitaban estos ir- que narra ese día libre que tuvieron landeses después de no parar en en la gira en México en el que fuemucho tiempo. Hay un antes de la ron a visitar las míticas pirámides de llegada del hype: muchos concier- Teotihuacán. También encontramos tos y llamar a la puerta de sellos dis- aquel viaje por California a Las
Vegas de Trimble en “Someday” o esa sensación de nostalgia y axfisia de “Settle”, cuando se vieron obligados a mudarse a Londres desde Bangor. Mucho más maduro, “Beacon” abre con la gran “Next Year”, para seguir con “Handshake”, la disco “Wake Up”, la redonda “Sun” o la espectacular “Someday”, quizá mi favorita del disco. Estas cinco canciones ya te dibujan una sonrisa en la boca y se te hace complicada la tarea de escoger una. Y todavía no hemos llegado al single, “Sleep Alone” con cuya elección como tema de presentación no comulgo. Suele ocurrirme, pero es, sin duda, la más cercana a su primer trabajo y ya sabemos que a las discográficas no les gusta arriesgar. Siguen a esta primera mitad sorpresas como los violines de “The World Is Watching” o “Settle”, para llegar a ese campo de flores bautizado como “Spring”. El cierre viene de la mano de “Pyramid”, otra de mis predilectas, y “Beacon” que no sólo da nombre al álbum, sino que se convierte en la perfecta última página de este libro con un faro como protagonista.¿A dónde se dirigen pues Two Door Cinema Club? Incierta es la respuesta, lo más evidente sería decir que a asentarse como uno de los máximos exponentes de la música británica. Hacia un sonido propio, hacia la creación y la realización del artista como máxima de las ambiciones. ‘El faro me está llamando, la luz que nunca muere, reflexiones sobre el mar que arrojan una sombra en el cielo’. Queda mucho camino pero, por el momento, nada que mejor que sentarse en el coche, dejar que otros conduzcan, cerrar los ojos y dejar que “Beacon” nos guíe.
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COME OF AGE
Por Jesús Daniel Marín
The Vaccines lo han conseguido. Han dejado de ser el grupo del hype para convertirse en una realidad de calidad contrastada. Y no han dejado pasar demasiado el tiempo desde “What Did You Expect From The Vaccines” porque tan sólo un año y medio después regresan para reafirmarse en el panorama musical actual con un disco que lleva camino de colocarse entre los imprescindibles de este 2012.“Come of Age” se nos presentaba allá por julio con el adelanto de “No Hope”, canción que abre el disco y que sigue en la misma línea del sonido que define a los Vaccines. Guitarras, unos reverbs algo más comedidos que los que nos disparaban en su primer disco y esa característica voz de Justin Young que llena los altavoces o auriculares, depende de donde estés escuchándolos. “I Always Knew” es un regreso en el tiempo, a esos años 60 cuyos ritmos dominan tan bien los londinenses. Primera lección de calidad y saber hacer que nos dan en el disco, mezclando esa machacona batería con un riff que recuerda a “Be My Baby” de The Ronettes dando un resultado que resulta sorprendente, con unos coros muy interesantes durante el estribillo. Huele a añejo y destila sabor
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a buena música. El tercer corte es para “Teenage Icon”, guitarrera a más no poder, un tema que a partir de ya se va a convertir en necesario en sus directos. Con un estribillo que dan ganas de gritar a los cuatro vientos, es la elección perfecta para lanzar este disco definitivamente. Con “All in Vain” calman un poco la fuerza del disco, dedicando más tiempo a sacar la guitarra acústica a pasear, creando una canción casi folk donde de nuevo se aprecian las capacidades vocales de Justin Young y lo buen batería que es Pete Robertson. Para los más melómanos, hay ciertos efectos de slide en las guitarras que nos pueden recordar a George Harrison y su “My Sweet Lord”. El desierto y su sol de justicia es lo primero que nos viene a la cabeza cuando escuchamos “Ghost Town”. Magnífica línea de bajo, ambientando y haciendo que la canción suene más pesada, difiriendo un poco de lo que nos tienen acostumbrados The Vaccines. Una evolución que podría terminar en buen puerto, a lo Arctic Monkeys. Distorsiones al principio de “Aftershave Ocean” y la sorpresa de que te suene a algo que has escuchado antes. Es algo raro, pero si intentáis cantar cierto tema de Shakira encima de las primeras estrofas, veréis que encaja perfectamente. No debemos demonizarles por ello, porque las cosas como son, nos ayudan a echarnos unas risas con el que, casualmente, es uno de los mejores temas. El estribillo es prácticamente perfecto, con ciertos toques al sonido de Strokes cuando no van acelerados.
THE VACCINES COME OF AGE REVIEW
“Weirdo” es un regalo para cualquier cantante. Los instrumentos carecen de importancia en esta canción, ejerciendo de simple acompañamiento. Otra de las perlas del disco es “Bad Mood”. Con su nombre debería ser suficiente, canción guitarrera, sucia, de las que gustan a los que aún creemos que el rock and roll no ha tocado sus últimos acordes aún. Especial atención merece el trabajo de Freddie Cowan, hermano de Tom Cowan de The Horrors, a la guitarra. Consigue que sus punteos se te claven en el tímpano y necesites escuchar esta canción varias veces seguidas, con ese impresionante acelerón en el puente que precede al estribillo. “Change of Heart pt.2″ es lo más parecido a un tema de “What Did You Expect From The Vaccines” que nos vamos a encontrar en este nuevo lanzamiento. Ritmo a piñón fijo entre batería y guitarra, Justin Young repitiendo palabras mientras canta facilitando los coros del oyente y una parte dedicada a los solos de guitarra antes de retomar
las frases que mas que cantadas parecen disparadas hasta el final en catarsis de la batería. Con “I Wish I Was a Girl” se vuelven seductores, ligeramente inspirados por The Doors y sus melodías de claro sonido californiano. De nuevo el tema desemboca en un solo acompañado por la repetición del título del mismo que nos hace elogiar una vez mas la labor de las guitarras dentro del grupo londinense. Como punto final la tranquila y casi triste “Lonely World”. De claro corte sesentero, incluso algo anterior, es un medio tiempo que nos puede recordar a unos primeros Glasvegas y ese revival de aquellos sonidos que tanto triunfaron hace unas décadas. Destaca la duración del tema, sobrepasando los cinco minutos, en lo que es la canción más larga del repertorio de The Vaccines. Así, y tras varias escuchas, el segundo disco de The Vaccines sólo confirma lo que creíamos que iba a pasar después de aquel pelotazo que fue su debut. Tras la difícil decisión de grabar el disco en di-
recto, sin las trampas de la postproducción, hay que agradecer que el resultado suene con semejante fuerza, con un sonido tan compacto y que su escucha sea algo que se puede hacer de una forma agradable. No eran flor de un día, siguen sonando frescos pero con un punto más de evolución, encontrándose un paso mas cerca de conseguir la madurez que puede tener un grupo a su edad. Lejos del cambio con el segundo disco que pudimos comprobar con grupos como Glasvegas, los de Londres han sabido mantener la esencia que les hizo ganar legiones de seguidores y actualizarlo con un poco más de guitarra y algo menos de reverb. Y sí, sin duda, este disco estará entre las listas de los mejores de este 2012. The Vaccines siguen peleando por su lugar entre los grandes nombres de la música actual y con un disco así, han presentado alegaciones suficientes para conseguirlo.
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I N D I E Q U E T A S SEPTIEMBRE THE GARAGE PLAYERS T H E G A R A G E P L AY E R S E P Por Jesús Daniel Marín
Borrón y cuenta nueva. Después de un parón, The Garage Players han grabado un EP con influencias de diversa índole. Y no os hacéis una idea de la que han armado con sólo tres temas. A medio camino entre Madrid y Toledo, nace un grupo con devoción por las guitarras y que, alejados de los grupos de modernos que se deciden a hacer música después de que “papá” les regalara los instrumentos, han sabido labrar su camino hacia esta grabación con tesón y paciencia, dejando atrás otros dos EP’s. El grupo está formado por Luis Flores, voz, bajo, coros; Javier Sánchez, guitarra, coros; Fernando Lorenzo, guitarra, coros; y Nacho Cano, batería y son todos insultantemente jóvenes. Por ello sorprende que su sonido nos recuerde a los ’60 y ’70 y lo haga de una forma tan correcta. Insisto en que han sido capaces de todo ésto con sólo tres canciones, para mayor mérito. “Chicas de la Latina” es la elegida para abrir fuego y desde sus primeros compases ya demuestra que The Garage Players han decidido despojarse de cualquier etiqueta que pudieran arrastrar antes de su descanso y se han lanzado a disfrutar por completo de lo que es hacer música. A ritmo pausado hasta que hacen acto de presencia guitarras y batería, electrificando el inicio acústico del tema,
te sorprendes gritando el título de la canción a partir del segundo estribillo y acompañando al grupo con unos “lalalas”. “Me estoy colocando” es un himno al hedonismo y al buen vivir. Efectos a la guitarra, batería omnipresente y aunque no sé si es correcto decirlo, un regustillo a la música y estilo de los mejores Tequila (y espero que a nadie le moleste esta comparación). El homenaje al grupo valenciano Wau y los Arrrghs viene de la mano de la garagera “En casa de Wau”. Gritos, guitarras que van bien cargadas de fuzz, un bajo que lleva el liderazgo durante toda la canción y ese efecto de teclados que tan propio queda en este estilo de temas. Un temazo destinado al directo, donde puede convertirse en un guateque con los que acudan a ver a estos chavales en directo.
Sigo reafirmándome en las palabras que dije cuando terminé de escuchar por primera vez el EP de The Garage Players. Cuando tus pies no pueden parar de moverse, sabes que la música que estas escuchando es buena. Creo que su presente es más que prometedor y que en cuanto alguien se fije en ellos, estaremos hablando de uno de los grupos con más futuro dentro de la música española.
Podéis escuchar su música y descargar su EP desde / Thegarageplayers.bandcamp.com
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Por Jesús Daniel Marín
SEPTIEMBRE INDIEQUETAS Stone Pillow / Escena Primaria Stone Pillow, mezcla perfecta de guitarras sucias y melodías pop, con letras directas que atrapan y no dejan indiferente. Estas palabras son su carta de presentación y después de escuchar las seis canciones que componen “Escena Primaria” no se me ocurre forma alguna de contradecirles. Desde Málaga y con su primera grabación bajo el brazo, entregada en mano por su bajista en el Low Cost, Stone Pillow no suenan a una banda más. Detrás de una trabajada producción encontramos canciones de guitarras afiladas pero con un gusto especial por el buen trato hacia las letras de las mismas. Este maridaje provoca que el producto final sea un pop rock de alta gama que no sonará desagradable a ningún oído. El disco empieza con “Nunca suficientemente largo” y su sonido con reminiscencias al rock americano, con The Strokes como principal nombre a resaltar. Como contrapunto,
“Caída Libre” suena a brit-pop en cada una de sus notas. “Nada Más” comparte su lugar con el momento del indie nacional. Guitarras con punteos rápidos, la batería sin parar ni un segundo y estribillos fáciles de corear y que utilizan el recurso de la repetición de palabras para engancharte. Un tema que podría haber firmado Supersubmarina o estar escrito a medias con Vetusta Morla, pero con ese puntillo rockero que les falta a los madrileños. En “Big Bang” se lanzan con una especie de medio tiempo que evoluciona a medida que la canción avanza y una estructura parecida sigue “Qué puedo hacer” que nuevamente nos trae a la mente un estilo muy concreto dentro del indie nacional y que saben adaptar perfectamente Stone Pillow. Cierra el disco “Rock and Roll Lies”, la única cantada en inglés y que demuestra que también pueden hacerlo bien en la lengua de Shakespeare.
* Dónde escucharlos / Stonepillow.bandcamp.com
FFORDD / Nyctohylophobia Este cuarteto de Madrid, formado a finales de 2009, nos presenta un EP homónimo de 4 canciones con un sonido entre el postrock y el shoegaze de tintes oscuros. FFORDD, que significa calle en gaélico, nos traen canciones melódicas con una base de guitarras que dan paso a letras que bien parecen susurros. Su estilo también podría describirse como dreampop espectral, y aunque sólo hemos podido escuchar este adelanto a su primer disco, se pueden observar ciertas similitudes con grupos de
Por David G. Altarejos la talla de Wild Nothing o Lower Dens. El single, “Nyctohylophobia”, que significa miedo a estar de noche en un bosque, es una muestra de esa oscuridad que rodea al sonido de estos madrileños. Es su mejor canción, aunque “Not a Jigsaw” también suena de maravilla. En esta cancion recuerdan un poco a I Break Horses, pero sin los sintetizadores característicos de estos últimos. Sea como fuere, está claro que queda mucho camino por delante, pero habrá que estar atentos.
* Dónde escucharlos /Ffordd.bandcamp.com/
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Ico Top: Septiembre
INTERNACIONAL
Por Quique Gómez
GRIZZLY BEAR Shields
Quien ríe último, ríe mejor. El azar (o no) ha hecho que el cuarto álbum de Grizzly Bear coincida en el tiempo con el nuevo “experimento” de Animal Collective. Y es que sólo el colectivo fue capaz de arrebatarle el oro a esa otra joya titulada “Veckatimest” en 2009. “Merriweather Post Pavilion” era demasiado incluso para este otro cuarteto neoyorquino. Ya dijimos en su día que igual el gran disco de Grizzly Bear estaba aún por llegar. Pues ese día ha llegado. Con todos vosotros, “Shields”, el único disco (de momento) capaz de arrebatarle la corona a “Bloom” de Beach House en este 2012.
Como si de una obra literaria se tratase, pero con la particularidad de que aquí cada pieza es un puñetero mundo, el disco cumple a rajatabla con la estructura de introducción-cuerpo-desarrollo, donde “Sleeping Ute” y “Speaking Rounds” te preparan para lo que se nos viene encima. La primera, una literal tormenta de pop de cámara se desarrolla en dos partes bien diferenciadas, dejando la segunda mitad para la delicadeza más exquisita y que hace de nexo al segundo tema todavía más intenso (aunque en principio no lo parezca). Tras un inicio así de abrumador sólo nos queda relajarnos con “Adelma” y esperar. Y gracias, porque si hay una canción que se pasa de perfecta, esa es “Yet Again”, un desfase de sonidos y texturas que quitan el aliento. Si me preguntan por lo mejor que tiene esta banda, diría que es la capacidad de sonar “a directo” que tienen. Una característica que, desconociendo su método de grabación, espero que no pierdan nunca y que les da más credibilidad, ratificado con algún directo encontrado con motivo de promoción. Como ya estamos metidos en el meollo del álbum, ahora simplemente se suceden temas buenos con otros mejores antes del final. “The
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Hunt” también nos da algo de respiro con ese tono tranquilo y de época barroca. Una canción delicada que si bien se pasa de somnífera, nunca aburrirá por culpa, una vez más, de esa característica que tienen de enriquecerlas a base de capas. “A Simple Answer” resulta ser la canción más sencilla, la más normal. Parece mentira que vayamos a comparar esta canción con Arcade Fire siendo la pieza menos transgresora del conjunto, con lo que han sido los canadienses. Igual alguien se lo toma como insulto, pero no van por ahí los tiros. Para enlazar con “What’s Wrong” han vuelto a suavizar el ritmo, porque dan siempre la impresión de medir milimétricamente incluso el orden de un disco. Son gente detallista hasta el extremo. Lo demuestra, una vez más, la sutileza de “Gun-Shy”, tan etérea como pocas y tan llena de “cosas” como todas, y que cede el paso a lo que va a suponer el final del disco. Ese final de disco…
“Half Gate” y “Sun In Your Eyes”, tal y como decíamos al principio, suponen esa conclusión de algo muy grande. No sólo está a la altura del disco en su totalidad, sino que aún se marcan un pequeño margen de mejora en el mejor final de disco que yo recuerdo. La primera de ellas es algo tremendamente intenso, donde un ritmo contundente pero libre se mezcla con voz principal, voces de fondo, guitarras sin freno e incluso violoncelos en otra tormenta sonora sin precedentes. Algo superior que encuentra hermana gemela en esa otra barbaridad musical que pone punto final a tan extraordinario álbum. Engaña y mucho esta “Sun In Your Eyes” en la cual piano, batería y voz se turnan en un comienzo de canción que se convierte en algo muy por encima de lo épico. Pasan los minutos y ya no queda un solo pelo de tu piel en su sitio. Cuando acaba algo así, al grito de “so bright / so long / i’m never coming back” ya no nos queda otra opción que volver a darle al play y volver a empezar con esta nueva droga llamada “Shields”.
ANIMAL COLLECTIVE Centipede Hz
Y no salimos del bucle, porque los antes mencionados Animal Collective lanzan el que supone su noveno álbum de estudio. Claro, es tan enorme la resaca del perfectísimo “Merriweather Post Pavilion” (2009) que no nos queda otra que mencionarlo a las primeras de cambio. “Centipede Hz” es tan diferente a él que parece que los únicos insatisfechos con el resultado parecían ellos mismos. Tenían dos opciones: intentar mejorar lo insuperable en otro disco de características similares (y fallar en el intento) o tratar de dar otra vuelta de tuerca a su peculiar POP (en mayúsculas). Eligieron bien.
El hecho de evitar vivir condenados a un disco que los puso en la cima del mundo daba como resultado seguir en la dinámica que seguían justo antes del mismo. Esto es, de “Strawberry Jam” (2007) hacia atrás. Y como si no hubiese existido 2009, el colectivo ha continuado su particular búsqueda por los sonidos imposibles y las roturas de cintura. Recuperando incluso la formación original, Deakin no sólo ha vuelto para quedarse sino que incluso se atreve con un tema (la acuosa “Wide Eyed”). A modo de concepto, como si de una “Radio Bemba” (Manu Chao, 2002) particular se tratase, el disco transcurre bajo un lema común: el de soldar las canciones a una especie de emisora de radio virtual. Así, cada miembro del (de nuevo) cuarteto ocupa su original función dentro de una banda, en principio, con formación
rock y dejando atrás el formato mucho más electrónico que supuso “Meriweather”. Panda Bear vuelve a sentarse a la batería; Deakin sigue con los pedales de su guitarra como un niño chico; a Geologist jamás lo sacaremos de sus teclados; y Avey Tare, como reivindicando su propio estilo, resulta más gritón aquí que nunca. Estridentes, esquizofrénicos, excesivos, difíciles… Animal Collective vuelven a ser Animal Collective, sin tener tantísima suerte como la de dar con once canciones perfectas como en su anterior trabajo. Aún así, y dentro de las más arriesgadas once nuevas canciones, aquí encontraremos perlas del calibre de la imposible (y 100% Panda Bear) “New Town Burnout”; o las tremendísimas “Mercury Man”, “Applesauce”, “Pulleys”, “Father Time” o “Monkey Riches” que nos recuerdan que la magia que tienen no sólo es única, sino que no la perderán jamás; o ese single; o esa “Amanita” al final que, sin ser “Brother Sport”, sí que pone un broche de oro a tan inquieta búsqueda del pop inalcanzable por el resto. Los demás es que ni se lo plantean. Ellos arriesgan y casi siempre encuentran.
No superan “Merriweather Post Pavilion” pero sí demuestran que lo pueden volver a conseguir. No se me ocurre nada mejor que un nuevo disco de Animal Collective para ir descubriendo, de su mano, cuánto puede dar de sí el pop desde que entraron ellos en él con la llegada del nuevo milenio. Son la mejor banda actual del planeta. Palabras mayores.
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Dinosaur Jr. / I Bet On Sky
Ya no es necesario hablar de los orígenes de este trío de Amherst ni de esos “You’re Living All Over Me” (1987) y “Bug” (1988) que fueron capaces de firmar en lo que supuso, junto a bandas como Sonic Youth, Pixies o Yo La Tengo, el origen del denominado rock alternativo. Sí que procede hablar de esa reunión en 2005 en los escenarios tras diez años y que dio como resultado esa esperanzadora joya titulada “Beyond” (2007) y que se confirmó en 2009 con el extraordinario “Farm”. Dinosaur Jr. volvieron a lo grande y no parece que quieran bajarse de ese reinado que les corresponde. Como si los años no pasasen para ellos, son capaces de firmar, con este “I Bet On Sky” otra delicia dedicada a los amantes del rock en general y de la guitarra eléctrica en particular. Mascis, Barlow y Murph en estado puro, algo encasillados en su fórmula, pero ojalá todas ellas fueran tan satisfactorias como ésta. Fiables siempre.
The xx / Coexist
Duro papel el de este joven trío británico para revalidar aquel irreprochable debut en 2009. Cuando todo el mundo hablaba de la imposibilidad de superarlo, traen “Coexist” bajo el brazo para callar las más incrédulas e insensatas bocas. Llama mucho la atención la madurez con la que han resuelto el tema: más minimalista, escapista, detallista y lleno de silencios que el primero, son capaces de hacer no-singles simplemente susurrando. La temática es la misma: desamores y miedos comunes a chavales de su edad pero llevados al punto de la sutil maestría que supieron demostrar en ese, ahora ratificado, genial debut y que son capaces de extender aquí. Sirvan como muestra las tremendas “Tides”, “Reunion”, “Chained”, “Missing”, o ese único medio desgarro (¡en todo el álbum!) de Oliver Sim hacia mitad de canción en “Fiction”. Como quiera que se defina el estilo de The xx, lo que sí es cierto es que son únicos. Olé ellos.
Jens Lekman / I Know What Love Isn’t
Menudo heartbreaker está hecho Jens Lekman. Con sólo tres discos ya ha sido capaz de desmontar anímicamente al más rudo del lugar. Es imposible no caer en las redes de extrema sensibilidad del cantautor sueco. Si bien las dos versiones de “Every Little Hair Knows Your Name” no son lo mejor del álbum (una introduce instrumentalmente; la otra cierra de forma algo empalagosa), las otras ocho no tienen absolutamente nada de desperdicio. Ahora en “I Know What Love Isn’t” no sólo entra a matar (de amor) con sutilezas y juegos de palabras, sino que se ha envuelto en una capa de pureza que lo lleva incluso a probar sin miedo con guitarras españolas, saxofones o flautas. Rienda suelta a todo el pop clásico que lleva dentro y que lo hacen defenderse de forma genial más allá de su envidiable y preciosa voz. Tres de tres en discos perfectos. Probad con “Become Someone Else’s” o “Some Dandruff On Your Shoulder”. Puro amor.
Menomena / Moms
Al “Intuit” (2009) de Ramona Falls (proyecto en solitario de Brent Knopf, líder de Menomena) lo que le faltaba era, precisamente, una banda. Era algo soso. Aquí junto a Justin Harris y Danny Seim, los autores del brutísimo “Friend And Foe” (2007) firmaron el decepcionante “Mines” (2010) tras los deseos de gloria en solitario de un líder (con voz de Damon Albarn) que, parece, ha leído las críticas. Como si de un rodaje se tratase, este “Moms” recupera gran parte de la fuerza perdida por el camino en un espléndido álbum por el que apostábamos poco. Como mínimo, daba pereza. Doble mérito entonces el de un disco en el que cuando llegas a la sensacional “Pique” ya te ha atrapado en sus garras, pues es intenso de pelotas, lo que se debía esperar de ellos y que nunca debieron abandonar. Igual si se dejan de gilipolleces son capaces, dentro de unos años, de entregar algo mejor que el citado “Friend And Foe”.
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Mount Eerie / Ocean Roar
ICO TOP SEPTIEMBRE 2012
Qué calladito se tenía Phil Elverum que “Clear Moon” (2012) era la primera parte de una dupla ahora cerrada con este “Ocean Roar”. Y si en el anterior pero aún reciente álbum hablábamos de música abstracta y oscura, lo de esta segunda mitad es negro azabache que ayuda a comprender algo mejor lo intenso de su propuesta; lo siniestro oculto en capas más o menos pop y a su manera. Si antes destacábamos “House Shape” de todo el primer CD (trataremos ambos álbumes como uno solo y doble) por belleza digamos, complicada, ahora es “Pale Lights”, la que abre el siguiente lote, la que nos deja el culo torcido. Un magma sonoro espectacular de exactamente diez minutos de una intensidad tan abrumadora que da hasta vértigo. Espectacular es quedarse muy corto. El resto, nunca a ese nivel, sí que mantiene el tipo de mejor manera que la primera entrega algo más irregular. Un tipo extrañamente adorable por tanta delicadeza camuflada en drone.
Toy / Toy
Qué cerca ha estado el debut de Toy (Division) en convertirse en el estreno del año. Tiene una pequeña pega que lo aleja algo de ese trono por la banda novel de 2012: su duración. Podrá ser algo subjetivo, pero lo veo como falta de vista en la producción. Alguien les tuvo que decir que para su género no hacía falta una hora entera de disco. Por culpa de ese mismo error, el “First Impression On Earth” (2006) de The Strokes aburrió al mayor de los fans. Pero dejemos lo malo aparte, porque el disco sigue sonando tremendo, sobre todo en esa espectacular primera mitad donde se suceden singles que te hacen pensar en palabras mayores. Más variado y mejor que ese sonido pretendido (The Horrors), se pelean por destacar sobre el resto temazos como “Lose My Way”, la instrumental “Drifting Deeper”, la más “deerhunteriana” “Motoring”, esa delicia llamada “The Reasons Why” o esa joya de la colección llamada “Dead & Gone”.
Mono / For My Parents
Haced el favor de subir el volumen cuando pongáis el sexto álbum de los nipones Mono. Se convertirá en tendencia natural debido a tantísimo subidón, pero yo aviso, por si acaso. “For My Parents” viene para demostrar que en esto del post-rock de toda la vida (otros ya han abandonado el barco, como Mogwai) no tienen rival. Nuevo ejercicio de épica con la formación clásica de la banda pero con la ayuda de The Worldless Music Orchestra que los acompañó en ese directo para la posteridad titulado “Holy Ground: NYC Live” (2010). Los responsables de esa joya (aún por superar) llamada “Under The Pipal Tree” (2001) nos ofrecen otra nueva delicia sonora a la altura de los magníficos “You Are There” (2006) y el más reciente “Hymn To The Inmortal Wind” (2009) con una espontaneidad menor pero con una búsqueda por el sonido perfecto aún más intensificada. Como ejemplo, el videoclip de “Legend” (importante el vídeo, no sólo el audio).
Cat Power / Sun
¿Son suficientes cuatro canciones para salvar un disco? La respuesta, en el caso de Chan Marshall, es sí. Pero sólo porque es ella y porque “Cherokee”, “Ruin”, “3,6,9” y “Manhattan” son de lo mejor del año y están a la altura de lo que se espera de ella. El resto: decepción pura y dura. Con todo el dolor de mi corazón, una de mis artistas preferidas de siempre firma su peor álbum, aun manteniendo algo el tipo gracias a una mitad de disco decente. Ni autotune, ni moderneces varias, ni rapeos, ni cortes de pelo, ni la excusa de un nuevo desamor… no vale. No entiendo entonces cómo, viniendo de su propio talento, han pasado el filtro canciones como “Sun” (que da nombre al disco, imagino la importancia en él), “Real Life”, “Always On My Own”, “Peace And Love” o “Silent Machine”. Cat Power no tarda cinco años para sacar un disco así: nos la han cambiado. Que vuelva pronto. Septiembre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 33
I N D I E Q U E TA S ¿Tienes una banda?
Entonces estás en la sección adecuada. En este espacio tratamos de ayudar a esos grupos musicales que están comenzando y quieren darse a conocer, quieren que la música que han creado con tanta pasión sea escuchada por la mayor cantidad de personas posible.
¿Cuáles serán promocionadas?¿Qué sacan de beneficio las bandas?
Una vez que escuchemos en la redacción los discos autoproducidos/maquetas/EPs que recibamos en nuestro correo, elegiremos las que más nos gusten y serán promocionadas mediante una pequeña review que será publicada en la web, como también en nuestra cuenta de twitter y Facebook de la revista. En esta review hablaremos sobre la banda y la maqueta. Además las 5 mejores maquetas de cada mes saldrán en la revista del PDF mensual en su sección correspondiente.
El estilo musical nos es indiferente, aunque debería encajar dentro de los estilos que solemos hablar en la revista: indie, rock, rock alternativo, post-rock, shoegaze, indietronica, dreampop, psicodélica,..etc
¿Qué es necesario?
Tener un disco autoproducido/EP/Maqueta. Mínimo 2 canciones. Tener vuestro trabajo colgado en Soundcloud o Bandcamp No tener sello discográfico
¡Envíanos vuestro trabajo!
Las demos/maquetas/EPs nos las tenéis que enviar a esta dirección de correo: indiequetas@indiefermag.com
Julio & Agosto 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 35
INDIESPENSABLES: Septiembre 2012
Quique Gómez
DISCOS
CANCIONES
Ander Simón
DISCOS
CANCIONES
F. Javier M. Bel
DISCOS
1. Muse - The 2nd Law 2. Gallows - Gallows 3. Billy Talent - Dead Silence 4. Toy - Toy 5. Disco Ensemble - Warriors
CANCIONES
1. Muse - Supremacy 2. Gallows - Depravers 3. Billy Talent - Man Alive! 4. Animal Collective - Today's Supernatural 5. Toy - Drifting Deeper
Jesús D. Marín
DISCOS
CANCIONES
David G. Altarejos DISCOS
CANCIONES
Joaquín Ollero
CANCIONES
1. Grizzly Bear - Shields 2. Animal Collective - Centipede Hz 3. Dinosaur Jr. - I Bet On Sky 4. The xx - Coexist 5. Jens Lekman - I Know What Love Isn't
1. Grizzly Bear - Shields 2. The xx - Coexist 3. The New Raemon - Tinieblas, por fin 4. Two Door Cinema Club - Beacon 5. Toy - Toy
1. Toundra - III 2. Mono - For My Parents 3. The Vaccines - Come of Age 4. Mumford and Sons - Babel 5. Caspian - Waking Season
1. Grizzly Bear - Shields 2. Animal Collective - Centipede Hz 3. The xx - Coexist 4. Menomena - Moms 5. Two Door Cinema Club - Beacon
DISCOS
1. Imagine Dragons - Night Vision 2. The xx - Coexist 3. The Killers - Battle Born 4. Cat Power - Sun 5. Mono - For My Parents
36 INDIEFERENCIA MAGAZINE Septiembre 2012
1. Mount Eerie - Pale Lights 2. Cat Power - Manhattan 3. Jens Lekman - Become Someone Else's 4. Toy - Dead & Gone 5. Grizzly Bear - Sun In Your Eyes
1. Muse - Supremacy 2. Grizzly Bear - Yet Again 3. Animal Collective - Monkey Riches 4. The Killers - Flesh and Bones 5. Mumford and Sons - Lover of the Light
1. Mono - Nostalgia 2. Mumford and Sons - Whispers in the dark 3. The Vaccines - Bad Mood 4. Toundra - Requiem 5. Band of Horses - A little biblical
1. Animal Collective - Amanita 2. Grizzly Bear - Yet Again 3. Two Door Cinema Club - Someday 4. The Vaccines - No Hope 5. Muse - Supremacy
1. The xx - Angels 2. Carice Van Houten - Particle of Light 3. The Killers - The Way It Was 4. Imagine Dragons - Amsterdam 5. Sea Wolf - Old Friend
INDIESPENSABLES: Septiembre 2012
Alejandra Otero
DISCOS
CANCIONES
1. Mumford & Sons - Babel 2. Muse - The 2nd Law 3. Two Door Cinema Club - Beacon 4. Toy - Toy 5. The xx - Coexist
1. Muse - Animals 2. Mumford & Sons - Broken Crown 3. Two Door Cinema Club - Handshake 4. Toy - Dead & Gone 5. The XX - Fiction
LISTAS SPOTIFY URL - http://open.spotify.com/user/1113679117
INDIEFERMAG Septiembre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 37
REDACCIÓN
Ander Simón, Quique Gómez, Joaquín Ollero, F. Javier Moreno, Jesús Daniel Marín, David García Altarejos, Alejandra Otero, Ale Betancort, J.N. Carretero, Sergio Herguedas, Maje M.S. DISEÑO & MAQUETACIÓN
F. Javier Moreno
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AGRADECIMIENTOS
A todos los participantes de INDIEquetas The Human Connectome Project / Humanconnectomeproject.org Fotos de portada, índice, créditos y contraportada. MAIL
contact@indiefermag.com En INDIEFERENCIA Magazine tenemos el fin de divulgar información sobre la música que nos gusta. Desde los grupos más destacados de la escena hasta las nuevas bandas que aún son desconocidas por la mayoría del público.