INDIE FERENCIA
OCTUBRE 2012 | Nº 15
magazine
TAME IMPALA REVIEWS THE JIM JONES REVUE * PAUL BANKS * CROCODILES GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR * ARIZONA BABY * MASERATI HOW TO DRESS WELL * THE SOFT PACK * BAT FOR LASHES CRÓNICA MUSE * BON IVER * LA HABITACIÓN ROJA ICO TOP OCTUBRE. LOS MEJORES DISCOS DEL MES Y MUCHOS MÁS
INDIEFERENCIA MAGAZINE
Review del mes
Tame Impala: Lonerism 3 Reviews
Arizona Baby The truth, the whole truth and nothing but the truth 7 The Jim Jone Revue: The Savage Heart 9 Paul Banks: Banks 11 Crocodiles: Endless Flowers 13 Cr贸nicas
Muse, Madrid 15 La Habitaci贸n Roja, Valladolid 17 Bon Iver, Madrid 19 Opini贸n: La M煤sica y el Cine 21 Ico Top: Octubre 23
Indiespensables: Octubre 29
Por David G. Altarejos
LONERISM Los australianos Tame Impala vuelven a la escena musical con su segundo álbum, “Lonerism”, que sirve de confirmación de lo que se podía intuir en su anterior LP. Que son una banda muy a tener en cuenta.
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TAME IMPALA L O N E R I S M
Tame Impala irrumpió a mediados de 2010 con un destacado álbum de debut, “Innerspeaker”, el cual recibió muy buenas críticas. Y no fue para menos. Melodías que recordaban a otra época, a finales de los 60 y principio de los 70; un rock psicodélico muy marcado con claras influencias de The Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd y The Flaming Lips. Palabras mayores. Aquel álbum fue una de las sorpresas de 2010, con canciones como “Alter Ego”, “Solitude is Bliss” o “Lucidity”
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como estandarte. Todo el disco dejaba entrever un gran trabajo y una gran dedicación, sobre todo del frontman, Kevin Parker. Y no sólo las canciones del álbum; otras canciones que no pasaron el corte como “Half Full Glass of Wine”, y que no fue incluida en el tracklist, la firmarían muchos otros grupos. Tras dos años, nos llega este nuevo LP. Entre medias, conciertos por todo el mundo. Un servidor pudo disfrutar de su directo el verano pasado en el FIB, ya en el escenario princi-
pal. Eso sí, a las 8 de la tarde, y bajo un calor sofocante. Dieron buena muestra de lo que son capaces con un directo más que satisfactorio, aunque breve (apenas llegó a la hora de duración).
Como decía, ahora nos llega “Lonerism”, del cual ya pudimos escuchar varias canciones hace un par de meses: “Apocalypse Dreams” y “Elephant”. La segunda sería el primer single, y la primera fue un adelanto que mostró lo que iba a ser este
TAME IMPALA LONERISM REVIEW
nuevo álbum: una continuación de lo que venían haciendo los últimos años, una extensión de aquella primera toma de contacto; eso sí, ahora más psicodélicos si cabe. La canción fluye con naturalidad hasta alcanzar la mitad de la misma, y es ahí cuando rompe y desata la locura con unas guitarras y una distorsión imponentes.
“Be Above It” y “Endors Toi” son las encargadas de abrir la caja de Pandora. Sintetizadores, distorsión y psicodelia para parar un tren. A todo esto se le ha de sumar la voz impecable de Kevin Parker, que hace un gran trabajo en las voces, con una entonación tranquila y pausada, a medida que nos lleva al mundo de colores de “Lonerism”. Después de la mencionada “Apocalyprse Dreams”, le toca el turno para “Mind Michief”,
que recuerda a las canciones del disco de debut, hasta que en su parte final sale a relucir el rock psicodélico marca de la casa. Las siguientes tres canciones son, para mí, las tres mejores. “Music To Walk Home By”, “Why Won’t They Talk To Me?” y “Feels Like We Only Go Backwards” forman un trío espectacular. La primera contiene una gran cantidad de texturas, de sonidos y de mezclas que la hacen sencillamente soberbia. La segunda es de las más más accesibles. El disco en general es complejo, difícil de digerir. Uno de los temas que “entran” más fácil es este, con una batería sencilla y un estribillo pegadizo. El último vértice de este triángulo, “Feels Like We Only Go Backwards” es más pausada, relajante incluso. La canción se desarrolla con un sonido de fondo que le da un aire dreamy, como un resplandor a lo largo de la pista. Además, esta es la canción designada como segundo single. Después, tenemos una canción que a mí particularmente no me transmite nada; se trata de “Keep On Lying”. Quizás sea por estar ubicada entre las 3 joyas de la corona y el primer single, “Elephant”, la canción más rockera de las 12 que forman el tracklist, con un bajo que recuerda a Black Sab-
bath. A partir de aquí, llega la última parte, donde la cosa decae un poco. “She Just Won’t Believe Me”, con sus 57 segundos de duración, es un interludio con sabor a canción cortada. Después, como penúltima canción tenemos a “Nothing That Has Happened So Far Has Been Anything That We Could Control”, que consigue remontar un poco y que hubiera sido un punto final excelso, pero los aussies estimaron oportuno cerrar con “Sun’s Coming Up”, canción con dos partes diferenciadas. La primera, sólo formada por piano y voz; y la segunda, un sólo de guitarra muy psicodélico. En mi humilde opinión hubiera funcionado mejor como introducción al disco, en vez de cierre, y así terminar como he comentado más arriba. De este modo, la parte final queda un poco coja, y aún así, encontramos una gran canción a modo de oasis.
En resumen, estamos ante un gran disco. Continuación sublime del debut de 2010, y una música que nos hará viajar a mundos de colores y paz, transportándonos a épocas pasadas. Un disco de texturas y sonidos nuevos que se descubren a cada escucha. Una exaltación de los sentidos.
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ARIZONA BABY Por Jesús Daniel Marín
Después del exitoso matrimonio entre Arizona Baby y Los Coronas, ha llegado el momento en el que los primeros deben seguir su camino. Y antes de embarcarse en la grabación de su segundo disco, tercero si contamos aquel primero que autoeditaron, han decidido que era el momento de dar salida a seis canciones a las que además acompañan una versión de Kraftwerk y un experimento psicodélico.
A estas alturas de la película, no hace falta contar de que rollo van los Arizona Baby. El desierto corre por sus venas y sus barbas han crecido bajo el castigo del sol, alimentadas sin una sola gota de agua. Si a eso le sumamos su estilismo y su actitud, estamos ante los representantes mas puros del country-folk americano en nuestro país. Y además de todo esto, con este puñado de canciones se colocan como abanderados de un sonido artesanal, lejano de la sobreproducción a la que últimamente estamos acostumbrando a nuestros oídos.
Con “Where the Sun Never Sets” abren fuego y disparan de forma certera guitarras y ritmos perfectos para una banda sonora de carretera y polvo en la cara, acompañados por la carismática voz de Javier Vielba, con ese tono a medio camino entre Arkansas y Pucela. “Rock and Roll Messiah” es un blues que huele a bourbon con hielo
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y se debe de saborear del mismo modo, deleitándonos en cada punteo de Rubén Marrón mientras dejamos que el hielo se derrita y venga la voz a quejarse amargamente bajo la atenta mirada de un barman con cara de pocos amigos. “If I Could” podría pertenecer a “Babel”, último disco de Mumford & Sons y no desentonaría en absoluto.
“The Ballad of Golden Valley” es canción de spaghetti western. Unos títulos de crédito con esta canción de fondo serían la fantasía erótica favorita de directores como Sergio Leone. “Misty Morning Sun” es el single elegido para presentar este EP y tal vez sea justo decir que coquetean con el pop muy a su manera, sin dejar de lado esos ritmos característicos de la banda, pero introduciendo unas armonías muy interesantes en los estribillos y con “The End Of The Line” ya no hay discusión. La única ley que sirve a la hora de pelear por la valía de Arizona Baby es la de un par de pistolas y unos dedos rápidos capaces de disparar a mayor velocidad que aquel que se encuentra a diez pasos, calzando unas botas con unas espuelas nuevas y relucientes.
Y aquí empieza lo divertido. Dos temas donde la banda ha disfrutado de lo lindo. La primera de las canciones es “The Model”, sorprendente versión del grupo alemán
Kraftwerk que jamás nos habríamos planteado que Arizona Baby podía hacer, por lo diferentes que son entre sí las dos bandas. No es necesario decir que los vallisoletanos han llevado la canción a su terreno y se han adueñado de ella como si fuera un tema propio. “Chapeau” que dirían los más entendidos. “The Truth Is On The Radio” es una remezcla de su tema original “The Truth”, a cargo de bandas amigas y de ellos mismos, cambiando el género de la canción, llevándola desde el surf hasta el pop más comercial, pasando incluso por la electrónica y todo ello simulando una radio que va cambiando de emisora, como si estuviéramos sintonizando la versión que más nos apetece en ese momento y terminando con los últimos segundos de la canción en su formato original.
Son sólo un buen puñado de canciones, pero todo agradecimiento es poco cuando está hecho de tan buena manera. Ahora sólo falta que se decidan a entrar en el estudio y que no alarguen demasiado la espera hasta su siguiente disco. ¿Elegirán alguno de los nuevos sonidos que han experimentado en este EP para su nuevo disco o seguirán en la misma línea que tan bien les está funcionando? Tendremos que esperar, pero seguro que cuando vuelvan, estaremos al acecho para sacar nuestros revólveres.
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THE JIM JON REVIEW
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NES REVUE T H E S AVA G E H E A R T Por Jesús Daniel Marín
Cuando eres famoso por ser una excepcional banda de directo, ¿cómo afrontas un álbum de estudio? Probablemente sea una desagradable distracción de estar sobre el escenario, o un lugar donde no puedes sentirte tan libre y debes mostrar otra faceta de ti mismo. Esa pregunta es a la que se enfrentan constantemente The Jim Jones Revue, puesto que han desarrollado una reputación como una de las más feroces bandas de rock and roll de la actualidad sin haber dejado marca en las colecciones de discos de mucha gente. En “The Savage Heart”, el tercer disco de la banda, Jones y sus colegas han ampliado su ámbito musical ligeramente, añadiéndole a su frenético blues por el que son conocidos, unas incursiones en el campo de las baladas “doo-
wop” estilo años 50 y las frases pregunta-respuesta en los estribillos. Esto no quiere decir que no quede sitio para guitarras aceleradas y pianos que echan fuego, pero nos hace pensar que The Jim Jones Revue son algo más que una banda de revival del viejo rock and roll. Al igual que su predecesor, “The Savage Heart” ha sido producido por Jim Sclavunos, batería de Grinderman y de The Bad Seeds, y es justo decir que hay algo del famoso aullido de Nick Cave en la voz de Jim Jones. Puede que no sea tan exagerado como Cave, pero tiene ese punto de locura asegurada que pertenece por completo a Jones. Sólo hay que escucharle como desgarra su garganta en “Where Da Money Go?” y os daréis cuenta que sigue siendo él mismo. Esta canción en particular es pura esencia de The Jim Jones Revue, cargada de un piano incansable y duras guitarras que atraviesan los tímpanos sin parar de bailar. En el momento en el que dejan de lado su característico estilo es cuando se ponen las cosas realmente interesantes. “Chain Gang” nos lleva hacia una atmosfera cargada, como sucia, justo un momento antes del inicio de una pelea en un bar de carre-
tera. Sin embargo, “Eagle Eye Ball” si que presenta una influencia clarísima del productor, tomando forma alrededor de un riff de guitarra que se asemeja a una alarma de un submarino hundiéndose, elevando la voz de alarma. El momento más difícil del álbum viene con el cierre del disco, “Midnight Oceans & The Savage Heart”, que permite a Jones sacar su lado más romántico. Aquí, la tonalidad de voz nos recuerda a Mark Lanegan, cantando sobre un piano que suena intermitentemente y guitarras que vienen de la distancia y nos vemos trasladados de nuevo a un escenario imaginario, como navegando en dirección a la puesta de sol, algo que volvería loco al mismísimo Tarantino.
Es una buena forma de terminar un disco que empieza de una forma tan agresiva y además ayuda a mostrar que The Jim Jones Revue pueden llegar un poquito más lejos de lo que se podía esperar desde un principio. Si bien han sabido suavizar su sonido en el estudio, sabemos que en directo van a seguir tan eléctricos y atronadores como siempre. Gracias por volver a sonar a puro rock and roll.
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Se dice que los artistas encuentran más fuente de inspiración en el desamor que en la felicidad. Que es en el dolor y la pérdida donde la creación se encuentra más cómoda. El tópico se cumple con Paul Banks si entendemos por desamor el divorcio con Carlos Dengler. Desde que aquella relación comenzara a tambalearse, Banks, ese pintor inagotable, ha dado vida a dos discos en solitario. Y el segundo gusta de placeres sencillos: se presenta con un simple “Banks” como título y una ciudad gris como portada.
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Por Alejandra Otero
Cuando en 2009 Paul Banks deci- menclatura: en este disco adivinadió verter sus necesidades creativas mos mucho más de Interpol que en más allá del seno de Interpol, lo hizo el ecléctico “Skyscraper”. El inglés tras una máscara: la de Julian se desnuda por completo en los Plenti. La llegada de aquel diez temas que conforman este “Skyscraper” asustó al personal, “Banks” y lo hace dejando atrás el ¿se separaba Interpol? ¿No habría juego superficial al que nos tiene más maniobras de Heinrich y men- acostumbrados con Interpol. Ese en tiras bajo sábanas de satén? No, a el que interpreta todas las facetas Banks simplemente le apetecía posibles del amante: enamorado, hacer algo fuera de la banda. Algo confidente o despechado. ‘Me dipropio. Líder, compositor, voz prin- vierte imaginarme esas situaciones cipal y guitarra de Interpol, el britá- que nada tienen que ver con mi renico trotamundos necesitaba dar alidad en pareja’, comentaba en una rienda suelta a toda su inspira“Paul Banks se quita la máscióny su ego sin tener que rendir cuentas a nadie. No obstante, y cara en su segundo trabajo en a pesar de las promesas tranquisolitario” lizadoras, un año después, Interpol estrenaba su cuarto trabajo y lo entrevista con una traviesa sonrisa. presentaba ya huérfano de bajo: Un juego que parece haber cansado aquel disco de nombre homónimo a Paul Banks que, en este álbum en fue una carta de despedida, lo que solitario, no teme a desnudar su convertía a “Julian Plenti is… alma. Quizá sea porque no tiene Skyscraper” en la crónica de una tres compañeros como espectadomuerte anunciada. Y mientras el res. Quizá porque está cansado del proyecto Interpol sigue en un ‘stand teatro y el vodevil. by’ extraño y sin previsiones de futuro, ese culo inquieto que es Banks Repite en la producción Peter se niega a dejar la droga que le Katis, al igual que lo hiciera en mantiene vivo: componer. “Turn On The Bright Lights”, “Antics” y “Julian Plenti is… Skyscraper”. El Este segundo disco en solitario es, sello del norteamericano se respira a priori, más sincero que “Julian en cada recodo del disco demosPlenti is… Skyscraper”. Banks se trando una vez más que, mano a despoja del disfraz y entierra el seu- mano con Paul Banks, se convierdónimo del misterioso Plenti. Aun- ten en un tándem perfecto en aqueque no por ello le priva de funeral a llo de la creación de atmósferas. su alterego, así, el EP de presenta- Increíblemente pictórico es este seción lanzado este verano quedaba gundo trabajo en solitario, lleno de bautizado como “Julian Plenti texturas y colores pastel en el que Lives…”. No obstante, Banks ya avi- se adivinan las pinceladas de Josaba firmando con su nombre aquel seph Turner. Y, al igual que en la adelanto de cuatro temas, entre obra del pintor romántico, hay espaellos, el maravilloso single “Sum- cio para la calma y la tempestad: no mertime Is Coming”. La sinceridad sólo entre las diferentes canciones no es únicamente cuestión de no- que lo conforman, sino en sí mis-
mas. El alma de Paul Banks, como un prisma imperfecto, muestra múltiples caras en este álbum, la diferencia es que en esta ocasión sí parecen ser suyas. ¿O ha vuelto a engañarnos?
Muchas maravillas encontramos en este decálogo, perfecto acompañante para conducir una tarde lluviosa o para distraerse y concentrarse en cualquier tarea en la calidez del hogar. Con “Banks” te sientes agusto, al igual que lo haces con esa vieja manta que te niegas a cambiar por una nueva. Algo asombroso en un disco que sólo lleva contigo uno pocos días. “The Base”, “Paid For That” o “Summertime Is Coming” destacan quizá para los que llevamos años con Interpol como banda sonora. Pero no se puede dejar de lado “Another Chance”, la más cercana a “Skyscraper” pero llevada a otro nivel y con ciertas reminiscencias a los inicios de Gotham Project, o, por supuesto “Lisbon”, la ciudad que tiene el honor de formar parte de “Banks”, al igual que lo hiciera Madrid en el primer disco en solitario del cantante de Interpol.
Habrá quien mire con recelo este nuevo álbum. Habrá quien dude de que esta repentina sinceridad no sea más que otra nueva careta. Habrá quien se niegue a aceptar que Paul Banks lleva años funcionando mejor sólo que acompañado. Y habrá a quienes poco les importe nada de todo esto y se dediquen a saborear “Banks” sin más pretensiones que disfrutar de un buen disco. Me sumo a estos últimos. Octubre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 13
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CROCODILES Por Jesús Daniel Marín
“Endless Flowers” escupe a Crocodiles de las telarañas psicodélicas que los tenían atrapados en sus dos primeros discos y nos entregan un nuevo lote de himnos basados en guitarras y mezcla de géneros. Si “Endless Flowers” fuera una atracción de un parque temático, sería una montaña rusa. Es fuerte, vertiginoso y enrevesado, con unas melodías pop extremadamente aceleradas que, como en la mayoría de parques temáticos, es algo que todos pueden disfrutar, pero se aprecia mejor en dosis pequeñas.
La nostalgia que impera en “Endless Flowers” suena a My Bloody Valentine vestidos con una camiseta estampada y colocados de MDMA, a mugrientas guitarras que suenan más limpias conforme avanzamos en escuchas. Sin embargo, cuando el disco arranca, las canciones de “Endless Flowers” realmente explotan en nuestros oídos. El rollo chulesco de “No Black Cloud for Dee Dee” (Dee Dee es la mujer de Brandon Welchez y miembro de Dum Dum
Girls) es un ejemplo excelente de cómo Crocodiles han crecido como creadores de canciones, encontrando las palabras adecuadas para emparejar con los sonidos que han parido con anterioridad.
“Sunday (Psychic Conversation #9)” toma unas armonías sacadas del power pop y las desgarra en pedacitos bajo un chaparrón de distorsión y teclados que se abren paso a golpes hasta el caos, sonando como si fuera una versión mutante del “Friday, I’m in Love” de The Cure. Otro de los grandes temazos, “My Surfing Lucifer”, presenta un carrusel de guitarras shoegaze y un estribillo con cantantes góspel femeninas que harían morir de envidia al mismísimo Jason Pierce de Spacemen 3. Uno de los momentos más importantes en lo que a psicodelia se refiere en este disco llega con “Hung Up On A Flower”, que empieza con una especie de recuerdo a unos Oasis algo perezosos y que acompañados de una voz que cuando termina de cantar, deja
paso a una especie de eco femenino de ultratumba que le responde.
Crocodiles sobresalen en la creación de pequeños momentos usando un amplio rango de géneros basados en guitarras, cosa que puede resultar muy atractiva. Pero del mismo modo, esto puede suponer su ruina, ya que la dificultad de encontrar una etiqueta para su música puede suponer problemas para el trio a la hora de encontrar un público concreto. Es demasiado denso como para empaparse de golpe, así que lo mejor es escuchar “Endless Flowers” poco a poco, interpretando las canciones una a una en lugar de hacerlo como si fuera un disco entero. Crocodiles han querido ir tan lejos que una escucha continuada puede provocar cierto cansancio, pero aun tienen ese toque que hace que no sean una simple banda de noise pop de San Diego y evitando que esa identidad que se han creado a base de tesón y trabajo termine marchitándose. Octubre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 15
MUSE
CRÓNICA
20 / 10 / 2012, MADRID Por Alejandra Otero
Que Matt Bellamy pasó de músico a mesías lo sabíamos todos ya desde hace tiempo. Como en la peregrinación a la Meca, miles de feligreses de un lejano planeta llamado Cydonia pasaban el día bajo un inesperado sol, que acompañó desde el medio día y que desafío a las predicciones de lluvia para el sábado 20 de octubre. Auguraba día perfecto para los 16.000 afortunados que volverían a asistir a la misa oficiada por Bellamy y los suyos. Las expectativas se cumplieron una vez más recordando porque Muse lleva el título de mejor banda de rock del siglo XXI. Cuando la grandilocuencia forma parte del guión se corre el riesgo de no superarse y caer en la repetición. Después de las tres torres orwelianas y de la pirámide marciana, era complicado impresionar a las masas. Pero Muse lo ha hecho. Una vez más. Evidentemente, lo de no reparar en gastos ayuda,
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pero más lo hace la inagotable creatividad del trío de Teignmouth en lo que a puesta en escena se refiere. “The 2nd Law” aspiraba a mejorar a “The Resistance” en directo y lo hizo. El disco al completo estuvo presente, repartido en un total de veintiún temas, con la excepción de dos , a mi juicio, muy bien excluidos: “Big Freeze” y “Save Me”. Comenzaba la liturgia “Unsustanaible”, inundando el Palacio de los Deportes en un rojo con olor a revolución. El recién incorporado dubstep frenético, con el trío de espaldas al público, dejaba sin aliento a la pista que montó el primer pogo con la esquizofrenia como común denominador. El principio fue devastador: “Unsustanaible”, “Supremacy”, “Hysteria” y “Supermassive Black Hole”. Sin anestesia. Cuatro temas, quedaba más de hora y media de concierto, y los allí presentes ya
no podíamos más. Seguía “Resistance”, que el Palacio de los Deportes recordaba con cariño por protagonizar en la gira pasada el videoclip, y “Panic Station”. Ya auguré en su momento que este tema de “The 2nd Law” iba a ser un dancefloor. La profecía se cumplió: el pabellón madrileño se convirtió en una pista de baile; tanto, que hasta el tropezón de Bellamy accediendo a la pasarela pasó casi desapercibido. Tocado por la gracia, este mesías del rock es capaz de caerse y seguir tocando sin despeinarse. Y llegó el momento que servidora temía por que le embargaría la emoción y correría el peligro de que las lágrimas traicionaran. Lo hicieron, como no podía ser de otra manera. El Palacio de los Deportes se había convertido en un Wall Street maldito al son de “Animals” y todos, con Muse a la cabeza, recordábamos al mundo que no estamos
dispuestos a ser peones en su tablero de ajedrez. Porque hay algo que nunca podrán quitarnos: el poder disfrutar de esos pequeños grandes momentos.
La sorpresa de la noche estaba por llegar: “Falling Down” y nada menos que una b-side, “Host”. El tema de “Showbiz” desaparecido desde hacía eones retornaba como también lo hacía esta cara B para deleite de los museros doctorados. Así, los británicos consiguieron que la manida “Time Is Running Out”, para la que hizo de intro, fuera recibida de forma apoteósica. Y aún había más trucos en la manga, porque Chris Wonstelholme le echaba dos cojones y cambiaba la más sencilla “Save Me” por su “Liquid State” dejando el listón muy alto. Muchos corearon su nombre al acabar, sabedores del mal trago que supone para el recién estrenado compositor convertirse en frontman tras años en las sombras. No era para menos: fue de lo mejor del concierto.
Con “Liquid State” se cerraba el círculo y comenzaba el show del
popeo llevado al extremo: “Madness”, “Follow Me” y “Undisclosed Desires”. Un buen descanso tras tres cuartos de hora de locura. Personalmente, lo agradecí y me dediqué a deleitarme con los visuals para coger un poco de aire, aunque, mirándolo fríamente, rezo a Mateo de Todos los Santos para que esto no empiece a comer terreno a lo que es verdaderamente Muse. Casi se te parte el corazón ver a Matt Bellamy sin la guitarra colgada a la espalda y solo con micrófono en mano convertido en un Chris Martin cualquiera con complejo de George Michael bailoteando por el escenario. Y más lo hace verle en el foso cogiendo las manos de los fans. En tres canciones el arrollador espectáculo casi se había convertido en parodia. Menos mal que duró sólo eso.
La fe la recuperamos rápido con la distorsión infinita de la Manson de Bellamy como preludio de ese tema que nunca morirá en un directo de Muse: “Plug in Baby”. Y mientras volvía la sonrisa a las inmaculadas realidades, volvía Muse al Palacio de los Deportes. Era momento para el origen de la simetría, porque “New Born” fue la siguiente y, aunque, Matt Bellamy sigue empeñado en castigarnos con no tocar la intro a piano, convirtió 16.000 almas en una sola voz y una sola mente renaciendo una vez más. Lo que siguió a continuación fue una de las mejores experiencias que he tenido en toda mi vida en un concierto. Toda una sorpresa que la mikeoldfieldiana “Isolated System”, que me enamoró a primera escucha, formara parte del show. Y más que lo hiciera así. La pirámide invertida caía del techo con los últimos acordes de “New Born” para ingerir a Matt, Dom y Chris, y dar paso al tema que cierra el disco, mientras mostraba, en primicia para los profanos, el vídeo a
lo 28 Días Después que se asocia al tema. Un paréntesis en esta ocasión perfecto para “Uprising” y “Knights Of Cydonia”.
Si tengo que escoger una puesta en escena, y es complicado, me quedo con “Uprising” con Dom, cual Beatrix Kiddo, a baquetazos contra ejecutivos mientras Bellamy incitaba a las masas, es decir, nosotros, a dar un puñetazo encima de la mesa. Algo que precisamente llevamos haciendo desde hace tiempo aquí en este nuestro país. La épica de la perfecta “Knights Of Cydonia” no cerraba el show en esta ocasión: el encore vino compuesto por la perenne “Starlight” y el nuevo himno “Survival”. Un bis que se antoja algo flojo tras el arrollador espectáculo de los tres temas que finalizaron el directo antes de la falsa bajada del telón.
Cuando uno sale de un concierto de Muse se siente tan abrumado que da la sensación que ha viajado a una nueva dimensión. El rock como forma de vida y la experiencia visual como afrodisíaco. Los ojos brillan, la euforia invade el cuerpo. No hay Gran Hermano que valga. No hay Papa enviado por el Santísimo. Simplemente una religión en la que el individuo es por primera vez miembro activo y no pasivo: Muse. Volveremos encantados a misa el año que viene.
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CRÓNICA
LA HABITACIÓN ROJA 26 / 10 / 2012, VALLADOLID /
La elección de “El Resplandor” como canción de apertura del último disco de los valencianos no es arbitraria. A golpe de batería y guitarra comienza tanto su último disco, “Fue eléctrico” como sus conciertos desde la publicación de este. La Habitación Roja es un grupo veterano y eso se nota sobre las tablas.
Al resguardo de la fría noche pucelana, el teatro Cervantes acogía su paso por la ciudad de meseta y un público entregado les arropó con su calor. Aunque las butacas del espacio podían haber resultado un molesto obstáculo, los asistentes permanecieron en los asientos que tomaron desde el principio, sin formar barullo en el poco espacio que existe entre el escenario y la primera fila. Así pues, quien quiso sentado y quien no, bailando de pie, todos los asistentes disfrutaron de casi dos horas del directo de la banda. Sin telonero alguno que caldease el ambiente, se encontraron con una asistencia que, si bien no llenaba hasta los topes la estancia físicamente, sí lo hizo en ánimo.
Cuando un grupo lleva años sobre el escenario se deja notar en su puesta en escena. Sin necesidad de acudir a los detalles, las expresiones del cantante mostraban que el sentimiento salía de dentro. Exactamente igual que en los momentos en que era el público quien ponía el acompañamiento a los instrumentos. El movimiento constante de Jorge Martí, no solo entre sus compañeros, sino en su propio rostro, eran el puro reflejo de lo que la música es capaz de conseguir: resucitar sentimientos propios, crearlos en otras almas que no los han vivido, asimilándolos y absorbiéndolos como si fueran propios. La acústica de la sala ayudó a que su ya impresionante directo llegase a las terminaciones nerviosas de cada uno de los allí presentes, mientras repasaban su nuevo trabajo, pero también recorrían algunas de las míticas canciones de su extensa trayectoria. “Siberia” y “Annapurna” (ambas pertenecientes a “Fue eléctrico”)
Por Maje M.S.
terminaron el prólogo in crescendo para dar paso a “Febrero” (de su anterior trabajo, “Universal”). En un momento de éxtasis, Jorge se equivocó en una parte de la letra de “Cajas Tristes”, error que subsanó al terminar de tocarla, volviendo a cantar la parte en la que había confundido las palabras. Tardaron en aparecer los himnos de la banda. “Van A Por Nosotros” y “Nunca Ganaremos El Mundial” vinieron de la mano desde los “Nuevos Tiempos” (2005).
En este punto, el ritmo se había ralentizado, a pesar de que el mensaje de las canciones es bastante similar entre sí. “Días De Vino y Rosas” cuenta la realidad de las personas: “las personas no cambian; esa es la verdad”. Después del momento romántico-pasteloso con “La segunda oportunidad”, siguió subiendo la intensidad del espectáculo, que cambiaría de tercio con la llegada del próximo single, que verá la luz en pocos días: “Indestructibles”. “El Eje Del Mal” se dejó ver entonces, viajando de nuevo al disco “Nuevos Tiempos” y acelerando luego un poco hasta “Universal” y alcanzando “Fue Eléctrico“, a través de “Voy A Hacerte Recordar” y “Ayer”, respectivamente. Cada canción era más coreada que la anterior, aunque el sonido de la sala solo permitía visualizar las bocas de la gente moviéndose. El principio del estribillo de “Indestructibles”, momento en el que Jorge deja de cantar para escuchar, fue la mejor muestra de que, aunque no se oyese, el público cantaba con ellos. Para el bis se guardaron los ases de “Norge”, “Cielo Protector”, “Posidonia” y “Scandinavia”, con Jorge bajando a cantar entre el público, subido a una butaca.
Innegable el buen sabor de boca, reflejado en las sonrisas con las que algunos salían, incentivadas por la posibilidad de hacerse una foto con ellos mientras firmaban los discos y vinilos que estaban a la venta a la salida del teatro. Y es que el momento fan es inevitable, se tenga la edad que se tenga.
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CRÓNICA
BON IVER
26 / 10 / 2012, MADRID
Por Jaime Mateo Herrero
La mañana del 28 de Octubre nos levantamos en la capital con una bajada de temperaturas más bien propias del invierno. Casualidad o no, Justin Vernon y su banda de músicos tenían una cita en el Palacio Vistalegre para presentar su último álbum titulado como el propio grupo Bon Iver. Parecía como si se hubiesen traído el frío de Wisconsin para hacernos sentir como en la cabaña donde empezó su proyecto allá en 2007 con su debut “For Emma, Forever Ago”.
Teníamos muchas ganas de recibirles después de que visitaran nuestro país tanto Bilbao como Barcelona este verano. Y no decepcionaron, ni mucho menos. Pero
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empecemos por el principio. Los aledaños del Palacio Vistalegre estaban tomados por los jerseis y gorros de lana. Había mucho público extranjero. No hubo problemas para acceder al recinto y nos pudimos situar en pista, cerca de un escenario del que colgaban ¿telas de saco antiguas? Muy bucólico todo. El foso no era para nada extenso así que se agradecía la cercanía del escenario. Al principio sólo había tres micrófonos esperando a que un trio de hermanas procedentes de Watford (Inglaterra) se subieran al escenario a telonear a Bon Iver. Se llamaban The Staves y tocaban folk utilizando sus cálidas voces y apenas una guitarra acústica o un ukelele
en alguna canción. Era la primera vez que visitaban nuestro país y nos agradecieron tímidamente que estuviésemos escuchándolas atentamente. Y es que el público se mostró muy respetuoso durante los tres cuartos de hora que duró su actuación. Al final se despidieron anunciando que el 12 de Noviembre saldría su nuevo disco y que estarían encantadas de volver a Madrid. Una vez The Staves abandonaron el escenario comenzaron a traer los instrumentos y escenografía de Bon Iver. Farolillos verdes rodeaban a las baterías (dos), teclados, sintetizadores, trompetas, guitarras eléctricas, violines, xilófono... Parecía que allí no podría entrar nadie más.
BON IVER EN MADRID / 28/10/2012 CRÓNICA Y vaya si entraron. A las 9 en punto comenzaron a subir al escenario los integrantes de la banda junto a Justin Vernon. En total 9 músicos situados estratégicamente con sus instrumentos para dar comienzo el recital. Sí, abrieron con “Perth”, pero no la “Perth” que da comienzo a su álbum homónimo. Pareció como si la canción hubiese mutado para dejarnos a todos en shock, con una fuerza al final que me recordó a los momentos más explosivos de Sigur Rós o Arcade Fire. Una muestra de lo que sería el resto del concierto. Quien se esperase una sucesión de temas tranquilos y fríos estaba muy equivocado.
Cogimos aire, lo cogió Justin y se dispuso a cantar la segunda canción de la noche. Muy mal por parte de los técnicos de sonido que dejaron al cantante sin micrófono durante los primeros segundos de canción. En cualquier caso Justin ni se inmutó y siguió interpretando el tema con sus músicos. Cuando volvió la voz de Justin, “Minnesota”, “WI” y sus “Never gonna break” retumbaron por todo el estadio. La dulce “Michicant” hizo que todos nuestros músculos se relajaran para dejar paso a una de las canciones más conocidas de su segundo álbum, “Towers”. Los instrumentos de viento destacaron en este tema junto con los violines y los coros del público. Además el juego de luces de los farolillos y proyecciones en las telas colgantes hicieron del escenario una cueva con una acústica impensable. Aunque muchos dudábamos de la capacidad de Vistalegre para este evento en concreto, nadie se acordaba ya de que estábamos en una antigua plaza de toros.
El estribillo de “Creature Fear”, primera canción que tocaron de su primer álbum, fue demoledor. El final simplemente encumbró a Justin como estrella del folk-rock. Siguieron las melodías embaucadoras con las canciones “Hinnon”, “TX” y “Wash”, ambas de su segundo álbum y más calmadas que las anteriores. Las caras de felicidad en el público eran notables. Había armonía y conexión con la banda. Y llegó uno de los momentos más impresionantes de la noche. Los músicos abandonaron a Justin, que se quedó sólo en el escenario probando varios tonos de voz con ayuda de unos pedales. Oscuridad y en medio la figura del bueno de Vernon, apenas iluminado por dos luces blancas que acabaron siendo seis a medida que avanzaba el tema “Woods” con sus voces superpuestas.
Volvió la banda y con ella la mágica “Holocene”. Sin exagerar, pelos como escarpias entre el público y alguna lágrima que otra. Le siguieron “Blood Blank”, de su EP del año 2009 y a continuación la que puede ser la canción más famosa de Bon Iver, “Skinny Love”.
Justin se armó con su guitarra acústica y el público con su voz para hacer vibrar el Palacio Vistalegre con los “My, my, my...”. “Calgary” y “Beth/Rest” precedieron al bis y completaron la lista de temas que tocaron de su segundo álbum. Justin recordó que era su primera actuación en Madrid y agradeció al público la asistencia.
A la vuelta del bis se nos pidió que coreáramos el “What might i have been lost” del tema “The Wolves (Act I and II)” y en ese momento, más si cabe, todo el estadio entró en comunión con la banda. Una imagen que se nos grabó a fuego y uno de los momentos más especiales que he vivido en un concierto. Al terminar, cuando ya no nos esperábamos más, la banda terminó la noche con el tema “For Emma”, de su primer álbum, quizás para recordar los inicios del grupo.
Quizás se echaron de menos temas como “Flume” o “Re: Stacks”, pero en definitiva fueron noventa minutos de concierto en los que quedó demostrado que un grupo de folk puede llenar estadios y transmitir las profundas sensaciones plasmadas en sus discos. Los músicos se colocaron al frente para hacer las reverencias. En el centro, Justin levantó su Guiness con la mano como deseándonos a todos un buen invierno.
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OPINIÓN
LA MÚSICA Y EL CINE
Por Maje M.S.
Las bandas sonoras son una de las partes imprescindibles de una buena película. Tienen el poder de cambiar por completo el sentido de una historia. Y, sin embargo, al mismo tiempo su papel es pasar totalmente desapercibida. El espectador ha de empatizar con lo que ocurre en la pantalla a través de los diálogos, las actuaciones y la música.
Me vais a permitir que concrete algo más mis divagaciones. Durante la 57 edición de la Seminci tuvo lugar una clase abierta a cargo de Alberto Iglesias, compositor de cine, en cuyas espaldas se cuentan títulos como “Todo sobre mi madre”, “Los amantes del círculo polar” o “También la lluvia”. Hablaba Iglesias con términos como “orquesta” o “sinfónica” a veces. Solo hay que abrir su página web para comprobar que sus melodías son puramente clásicas, si entendemos clásico como el uso de una orquesta para darle el ambiente a una escena. Quizás no toda de golpe. Quizás un poco de piano primero, mientras los violines se baten en duelo en un segundo plano, a ritmo vertiginoso, avanzando, tal vez, un momento de intriga. Anticipando una tensión. Allanando el camino a nuestros sentidos, a veces con un final contrario al que anunciaban los acordes. Y entonces, a lo mejor, respiras de alivio. Sin embargo, no todo el fondo ambiental tiene porqué estar basado en una armonía perfecta a base de cuerda y viento.
En el mismo festival de cine se encontraba la antítesis de esta metodología (ambas igual de válidas siempre que se usen con adecuación). Que Paco León ha roto moldes con su ópera prima no se le escapa a nadie que conozca cómo ha funcionado la distribución de “Carmina o revienta”, inspirada en su madre, Carmina Barrios. La banda sonora no iba a ser menos. Escasa pero puntual, corre a cuenta de los sevillanos Pony Bravo. Algo ruidosa (tal vez por el hecho de que la gran mayor parte de la cinta transcurre sin sonido extradiegético) con aire country y muy acertada, una banda indie demuestra que no siempre es necesario una parafernalia instrumental al más puro estilo barroco para conseguir el efecto deseado. El director respondía, durante el coloquio posterior al pase, que conocía a Pony Bravo antes de hacer la película y que quiénes mejor
que unos treintañeros sevillanos para ponerle la música a su film. La labor de estas piezas consiste en no ser detectadas. Parece fácil, pero es exactamente lo opuesto. Fotogramas y acordes componen una secuencia delicada hasta lograr su fin (cuando lo hacen) y los segundos suelen pasar sin pena ni gloria en las salas. Por suerte, existen galardones cinematográficos con sus correspondientes apartados para bandas sonoras. Octubre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 23
Ico Top: Octubre
INTERNACIONAL
Por Quique Gómez
GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR
Allelujah! Don’t Bend! Ascend!
Aún recuerdo cuando leí en Rockdelux la etiqueta con la que definieron el segundo disco de los canadienses Godspeed You! Black Emperor y con el que los conocí. A aquel celebrado doble disco, “Lift Your Skinny Fists Like Antennas To Heaven” (2000), lo calificaron como post-rock- epic-ambient y se quedaron tan anchos. Si dentro del subgénero post del rock, nos metemos a matizar, ambiente épico es quedarse muy corto, pero sí consiguieron llamar la atención de ingenuos como yo, que aún inocentes en ese creciente campo modal llevábamos el “Young Team” (1997) de Mogwai por bandera. El post-rock podía dar mucho más de sí, y GY!BE lo iban a demostrar.
El problema es que tras la quema por agotamiento de aquél y del también impresionante debut, “F#A#” (1998), nos obsequiaron en 2002 con el más que decepcionante “Yanqui U.X.O.”, un disco que no hacía justicia a tan especial carrera discográfica. De ahí en adelante, el silencio.
Muchos (entre los que me incluyo) daban por muerto el género, donde o las ideas se caracterizaban por su ausencia (Explosions In The Sky y Mono sobreviviendo) o las espantadas a tiempo los recolocaban en otra ola (la reinvención de Mogwai). Y una polla, lo que pasaba es que Godspeed llevaban 10 años sin aparecer. Ya se sospechaba algo cuando hace casi dos años dieron una gira que incluso los trajo por España y en la que sonaron tramos de lo que ahora analizamos. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando tras anunciar
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hace meses nueva gira para este mismo octubre, a principios de mes confirman que tienen nuevo disco a punto de editar.
“Allelujah! Don’t Bend! Ascend!” es diferente. Tanto que les gusta simbolizar y geometrizar sus “canciones”, ahora ni triángulo, ni cuadrado, sino dos líneas paralelas. Paralelas pero de sentido opuesto. Si a lo que hacen se les puede llamar canciones, aquí únicamente hay dos (y sus respectivas outros). Dos salvajadas de veinte minutos que aun conformando el más homogéneo de sus discos, se nos va a hacer cortísimo. Y volviendo a jugar con la geometría, si hay gente a la que se le llena la boca calificándolos como caosmuerte-destrucción, “Mladic”, la primera, es directamente el apocalipsis. Lo más oscuro y bestia que te puedes echar a la cara, con una potencia incluso nueva viniendo de ellos donde distorsión y melodías orientales se dan la mano a ritmo de reggaeton, tócate los huevos. Cacerolada incluida simbolizando vete tú a saber qué. Lo otro, “We Drift Like Worried Fire”, la antónima, es pura luz al final del túnel, post-rock más al uso, algo que nos va a resultar más conocido, pero de una belleza conseguida con anterioridad en contadas ocasiones y con un final que te deja comatoso. Ésta sí que es epic-ambient. De las otras dos, poco que decir salvo que sirven de colchón a tanta tormenta eléctrica: una amortigua (“Their Helicopter’s Sing”) y la otra (“Strung Like Lights At Thee Printemps Erable”), menos necesaria, nos despide de un disco que, insisto, te deja con ganas de más. Os echábamos tantísimo de menos…
TAME IMPALA Lonerism
¡Qué jodidamente bueno es el segundo disco de Tame Impala! Olvidémonos ya del sensacional debut, “Innerspeaker” (2010), que los puso en boca de todos por la frescura que desprendían esas canciones de corte retro a la vez que psicodélico. Ahora en “Lonerism” hay más de lo mismo pero mejor, mucho mejor. Parece que han dado en el clavo y consiguen equilibrar con la sutileza del mejor pop canciones que en principio pueden resultar difíciles. Ya nadie duda en meter a The Beatles en el saco cada vez que se habla de ellos, pero intentemos hilar más fino, que los de Liverpool, en menos de diez años le dieron la vuelta a toda la música popular entera. Tanto y tan bien se habla de “Revolver” (1966) y “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (1967) que nos olvidamos del sucesor e igual de importante “Magical Mystery Tour” (1967). Es ahí donde hay que emparentar el nuevo trabajo de los australianos: entre el pop más dulzón, inocente e inspirado y la psicodelia más colorida y ácida.
El productor Dave Fridmann, todo un experto en esto de los sonidos etéreos y que ya trabajó con The Flaming Lips (la otra banda más actual con la que se les asocia), ha debido pasárselo pipa arreglando las canciones de unos músicos que ofrecen tantísimo viaje psicótico.
El ritmo trotón con el que abren el disco en “Be Above It” empieza justo donde lo dejaron los Beatles en “Tomorrow Never Knows”, toda una declaración de inten-
ciones. Y lo que le sigue, “Endors Toi” es una golosina: un auténtico bofetón multicolor que enseña, además, qué nivel de calidad tiene ese batería sacado del conservatorio. Un puto fenómeno que se pasa por el forro el tempo de unas canciones que, gracias a él, ganan hasta el infinito. Canción tremenda sin estribillo y que te noquea para dar paso a otra perlita muy en la onda de The Flaming Lips. Y se suceden canciones chulísimas, como esa “Music To Walk Home By”, pero son las tres siguientes con las que tocan techo (“Why Won’t They Talk To Me”, “Feels Like We Only Go Backwards” y “Keep On Lying”), las que forman un tridente que ríete tú de Messi, Villa y Pedrito. La primera, una de las canciones del año, es todo un homenaje al pop de estribillo repetitivo pero nunca cansino; la siguiente, otra burrada beatleniana de melodía casi olvidada; y la tercera, una auténtica jam session incisiva al más puro estilo The Doors. Y todo esto antes del atípico single, “Elephant”, otro derroche de huevazos y de ritmo imposible que se hace tremendamente atractiva. Chocaba mucho al principio, pero a cada escucha mejora.
Cierran el disco “Nothing That Has Happened So Far Has Been Anything We Could Control”, otro viaje por las autopistas de la hiriente psicodelia y “Sun’s Coming Up”, un nuevo intento de parecerse un poquito más a los añorados Fab Four con esa voz clavadita a la de Lennon. Ay John, qué lástima que no puedas disfrutar de una banda como Tame Impala…
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How To Dress Well / Total Loss
Difícil definir el estilo que practica Tom Krell pero que tanto gusta últimamente. Lo llaman de mil maneras, como avant-garde, chill-wave o haunted r&b, pero lo fácil es describirlo mezclando bandas: metiendo en la batidora a The xx, Bon Iver y James Blake nos saldría algo parecido a How To Dress Well. En cuanto suena “Cold Nites” ya estás sumido en esa manta de piel erizada que produce tanto susurro y falsete y de la que no te vas a querer deshacer hasta los últimos acordes de “Ocean Floor For Everything”. “Running Back” tiene algo de The Weeknd y la siguiente “& It Was U” mucho de Frank Ocean. Parece mentira que un sonido, en principio, tan acotado dé tanta variedad, porque incluso hay un baladón instrumental como “World I Need You, Won’t Be Without You (Proem)” y otra perla más con violines como “Talking To You”. En su debut, “Love Remains” (2010), nos quitó las bragas; ahora nos la ha enchufado hasta el fondo.
Maserati / Maserati VII
Más que post-rock, lo de Maserati es algo así como lo-que-les-dé-la-gana-rock. Son lo más alternativo dentro del subgénero, y aunque en la forma sí que actúan como unos post- rockeros más, en el contenido están más cerca de sonidos como los de Tortoise, Trans Am o, por qué no, Delorean. Rock experimental al fin y al cabo, pero plagado de momentos épicos a la vez que sugerentes, y con una carga rítmica mucho más acentuada que la de sus competidores. En definitiva, unos nerviosos que en diez años de carrera llevan siete álbumes de estudio y algún que otro regalito más para los oídos. En “Maserati VII” hay momentos chulos y momentos brutales, y aunque donde se desenvuelven mejor es en los cortes de largo desarrollo, aquí también vamos a encontrar pildorazos urgentes como esa burrada de 4 minutos llamada “The Eliminator” o la siguiente “Flashback”, que haciendo honor a su nombre, nos lleva directamente a los circuitos de Tron. Una puta delicia de disco.
…And You Wiil Know Us By The Trail Of Dead / Lost Songs
Espectacular ejercicio de rock, donde todos los subgéneros del mismo se dan cita en un solo disco: desde el punk al math rock, pasando por el hardcore y el grunge. Un intensísimo viaje con el que, por fin, colocan su propio estatus donde no debieron abandonarlo tras el majestuoso “Source Tags & Codes” (2002). Esta sucesión de mejores discos en los últimos años (obviemos lo que ocurrió entre ese disco y 2009, cuando lanzaron “The Century Of Self” y que precedió al aún mejor “The Tao Of The Dead” del año pasado) dan como resultado un pepino que, si seguimos la línea ascendente de calidad que han recuperado, igual son capaces de ofrecernos algo mejor en el futuro. Difícil poder pensar así tras escuchar “Lost Songs”, donde canciones como las potentes “Catatonic”, “Open Doors”, “Opera Obscura” o “A Place To Rest” se dan la mano junto a otras de corte más melódico como “Heart Of Wires”, la que da nombre al disco o la espectacular “Awestruck”.
Balmorhea / Stranger
Balmorhea son un seguro de vida. Su fiabilidad sólo es superada por su regularidad, que consiste en lanzar un álbum cada año casi religiosamente. Año nuevo, disco nuevo de los tejanos. Y como el año pasado no editaron disco de estudio, pues nos obsequiaron con un directo para el recuerdo, “Live At Sint-Elisabethkerk”. “Stranger” es, otra vez, una finísima colección de canciones exquisitas que injustamente se las mete en el saco del post-rock por ser música instrumental y tocada, casi en su totalidad por instrumentos eléctricos. Aquí también hay muchos arreglos de cuerda, xilófonos y campanitas (además de guitarras, sí), y todos ellos se suman para conformar deliciosas canciones llenas de texturas que te trasladan directamente al más bucólico de los paisajes. Con el hándicap de poder caer en lo repetitivo, este disco se sitúa a la par de los también geniales “Balmorhea” (2007), “Rivers Arms” (2008) y “Constellations” (2010) pero sin llegar a las cotas de “All Is Wild, All Is Silent” (2009).
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The Mountain Goats / Trascendental Youth
No sé qué es lo que hace que The Mountain Goats no sean famosos como, por ejemplo y dentro de un registro similar, Spoon. Será que son feos, o que la voz (que a mí me encanta) del polifacético John Darnielle no gusta, pero llevan haciendo discos buenos o discos geniales desde que empezaron allá por mitad de los ’90. En más de 15 años no ha habido parones como otras bandas similares, y se nota en la regularidad de una dilatada discografía que tocó techo en 2009 con “The Life Of The World To Come”. Entre medios tiempos como la genial “Lakeside View Apartments Suite” o “Until I Am Whole” y los potenciales singles como “Harlem Roulette” o “Cry For Judas” se sucede un disco que se sitúa un pasito por encima del más que correcto “All Eternal Deck” (2011). Nunca es tarde, pero es que ya va siendo hora de darles la fama que, por pesados, se merecen.
The Soft Pack / Strapped
Como si le cerrasen la puerta al pasado, el cambio de registro de The Soft Pack (antes conocidos como The Muslims) sorprende y mucho. Y tiene mucho sentido, pues el salto es una evolución en sonido brutal. Como si quisiesen alejarse de esa otra rama punk más “fácil”, la de bandas más de “usar y tirar” como Male Bonding o Vivian Girls (no confundirse, grandes bandas, ojo), ahora se acercan descaradamente a un sonido como el de The Drums, Beach Fossils o los nuevos DIIV. Y tiene narices, pero también se les ha dado bien el cambio de escenario, del garaje nocturno a la playita por la tarde. “Bobby Brown”, por ejemplo, sería impensable hace unos años, y aquí se les ve tan cómodos que confirman, a base de buenas canciones, lo buenos que son. Quién sabe, igual en el próximo álbum nos sorprenden con otra rotura de cintura similar. Van a seguir molando lo mismo.
Bat For Lashes / The Haunted Man
A Natasha Khan (nombre real) a veces se le va la fuerza por la boca. Y querer parecerse tanto a su ídolo (Kate Bush en este caso) no es buena idea. Que se lo digan a Najwa Nimri con Björk. La diferencia entre Bat For Lashes y la pamplonica es que una de ellas se basta ella solita para sacar buenos discos sin ayuda de productores de renombre. Pero cuidado, en serio, con tender hacia una sola y evidente dirección porque no va a salir nunca de la comparativa en la que, seguramente, acabe perdiendo. Tampoco hay motivo para preocuparse tanto, porque mientras siga sacando discos así, la autora de “Fur And Gold” (2006) y “Two Suns” (2009) nos ha vuelto a entregar otro buen puñado de buenas canciones. Ahí están las emotivas “Laura”, “Marilyn”, “All Your Gold” o “A Wall”, una joya que, dentro de su estilo, se diferencia algo del resto gracias a esos sintetizadores. Otro paso más en firme.
Piano Magic / Life Has Not Finished With Me Yet
Los londinenses Piano Magic no sólo son raros sino que además, se lo hacen. Se deben encontrar la mar de a gusto en ese papel que los ha caracterizado siempre entre el pop de vanguardia, el indie y la electrónica más minimalista. Música adulta y para adultos lo llaman algunos. Esnobismo lo llaman otros. A mí siempre me han parecido como unos Low de segundo nivel, pero se me siguen cayendo los huevos al suelo cuando escucho “The Troubled Sleep Of Piano Magic” (2003), “Disaffected” (2005) y, sobre todo, “Artists’ Rifles” (2000), uno de esos discos que cautivan desde la primera escucha sin saber bien por qué. En “Life Has Not Finished With Me Yet” hay mucha de esa emoción contenida pero muy dosificada, oculta, como si fuese necesario un cursillo previo de aprendizaje. Por eso el disco es sólo recomendable para los que hayan empezado años atrás con ellos. El viaje en el tiempo, en realidad, merece la pena. Octubre 2012 INDIEFERENCIA MAGAZINE 27
I N D I E Q U E TA S ¿Tienes una banda?
Entonces estás en la sección adecuada. En este espacio tratamos de ayudar a esos grupos musicales que están comenzando y quieren darse a conocer, quieren que la música que han creado con tanta pasión sea escuchada por la mayor cantidad de personas posible.
¿Cuáles serán promocionadas?¿Qué sacan de beneficio las bandas?
Una vez que escuchemos la maqueta en la redacción los discos autoproducidos/maquetas/EPs que recibamos en nuestro correo, elegiremos las que más nos gusten y serán promocionadas mediante una pequeña review que será publicada en la web, como también en nuestra cuenta de twitter y Facebook de la revista. En esta review hablaremos sobre la banda y la maqueta. Además las 5 mejores maquetas de cada mes saldrán en la revista del PDF mensual en su sección correspondiente.
El estilo musical nos es indiferente, aunque debería encajar dentro de los que solemos hablar en la revista: indie, rock, rock alternativo, post-rock, shoegaze, indietronica, dreampop, psicodélica,..etc.
¿Qué es necesario?
Tener un disco autoproducido/EP/Maqueta. Mínimo 2 canciones. Tener vuestro trabajo colgado en Soundcloud o Bandcamp. No tener sello discográfico.
¡Envíanos vuestro trabajo!
Las demos/maquetas/EPs nos las tenéis que enviar a esta dirección de correo: indiequetas@indiefermag.com
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INDIESPENSABLES: Octubre 2012
Quique Gómez
DISCOS
CANCIONES
Ander Simón
DISCOS
CANCIONES
F. Javier M. Bel
DISCOS
1. Converge - All We Love We Leave Behind 2. Paul Banks - Banks 3. Goose - Control Control Control 4. Vitalic - Rave Age 5. Tame Impala - Lonerism
CANCIONES
1. Converge - All We Love We Leave Behind 2. Vitalic - Rave Kids Go 3. My Chemical Romance - Boy Division 4. Paul Banks - Paid For That 5. Goose - United
Jesús D. Marín
DISCOS
CANCIONES
David G. Altarejos DISCOS
CANCIONES
Joaquín Ollero
CANCIONES
1. Godspeed You! Black Emperor Allelujah! Don’t Bend! Ascend! 2. Tame Impala - Lonerism 3. How To Dress Well - Total Loss 4. Maserati - Maserati VII 5. …And You Wiil Know Us By The Trail Of Dead Lost Songs
1. Tame Impala - Lonerism 2. How To Dress Well – Total Loss 3. Hola A Todo El Mundo - Ultraviolet Catastrophe 4. Errors - New Relics 5. Paul Banks - Banks
1. Tame Impala - Lonerism 2. The Jim Jones Revue - Savage Heart 3. Goose - Control Control Control 4. Arizona Baby - The truth, the whole truth and... 5. Errors - New Relics
1. Tame Impala - Lonerism 2. Vitalic - Rave Age 3. Icona Pop - Econic EP 4. Boys Noize - Out of the Black 5. Paul Banks - Banks
DISCOS
1. Bat For Lashes - The Haunted Man 2. S-Type - Billboard EP 3. Chad Valley - Young Hunger 4. Kendrick Lamar - good kid, m.A.A.d city 5. Titus Andronicus - Local Business
30 INDIEFERENCIA MAGAZINE Octubre 2012
1. Tame Impala – Why Won't They Talk To Me 2. Godspeed You! Black Emperor – Mladic 3. How To Dress Well – Cold Nites 4. Maserati - The Eliminator 5. The Soft Pack - Bobby Brown
1.Tame Impala - Why Won't They Talk To Me? 2. The Black Keys feat. RZA - The Baddest Man.. 3. How To Dress Well – Cold Nites 4. The Soft Pack – “Bobby Brown” 5. Paul Banks - Paid For That
1. The Rolling Stones - Doom and Gloom 2. My Chemical Romance - Boy Division 3. The Black Keys feat. RZA - The Baddest Man Alive 4. Vitalic - Stamina 5. Arizona Baby - Rock and Roll Messiah
1. Icona Pop - Ready For The Weekend (Club mix) 2. Tame Impala - Why Won't They Talk To Me? 3. Vitalic - Stamina 4. Boys Noize - XTC 5. Icona Pop - I Love It (Feat. Charli XCX)
1. Bat For Lashes - Laura 2. S-Type - Billboard 3. Kanye West - White Dress 4. Sky Ferreira - Everything is Embarrasing 5. Neil Young and Crazy Horse - Ramada Inn
INDIESPENSABLES: Octubre 2012
Alejandra Otero
DISCOS
CANCIONES
Maje M.S.
DISCOS
CANCIONES
1. Tame Impala - Lonerism 2. Paul Banks - Banks 3. Vitalic - Rave Age 4. The Jim Jones Revue – The Savage Heart 5. Arizona Baby – The truth, the whole truth and nothing but the truth
1. Bat For Lashes - The Haunted Man 2. Laetitia Sadier - Silencio 3. Hola A Todo El Mundo - Ultraviolet Catastrophe 4. Tame Impala – Lonerism 5. Icona Pop - Econic EP
LISTAS SPOTIFY
URL - http://open.spotify.com/user/1113679117
1. The Black Keys feat. RZA - The Baddest Man Aliv 2. Tame Impala - Apocalyse Dreams 3. Paul Banks - Another Chance 4. Vitalic - Stamina 5. The Jim Jones Revue - Where Da Money Go
1. Fanfarlo - Replicate 2. Extraperlo - Fieras 3. My Blooody Valentine - Lose My Breath (reedición) 4. Hola A Todo El Mundo - Come To My Head. 5. O Sisters - Dinah
INDIEFERMAG
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REDACCIÓN
Ander Simón, Quique Gómez, Joaquín Ollero, F. Javier Moreno, Jesús Daniel Marín, David García Altarejos, Alejandra Otero, J.N. Carretero, Sergio Herguedas, Maje M.S., Jaime Mateo Herrero. DISEÑO & MAQUETACIÓN
F. Javier Moreno
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