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bienestar
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EL HUMANO VIRTUOSO UNA REALIDAD OLVIDADA ennuestrotiempo
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VIVIR CONFORME A LA VIRTUD SIGNIFICA QUE LA RAZÓN, ES LA QUE DIRIGE Y REGULA TODOS NUESTROS ACTOS. DE AHÍ QUE PUEDO DECIR QUE LA VIRTUD ES UNA CAPACIDAD RACIONAL DE SABER ESCOGER, AQUELLO QUE NOS PRODUCE BIENESTAR POR SOBRE LO QUE NOS PRODUCE SOLO SATISFACCIÓN
Para ello es importante educar al niño, el asunto es que la mayoría de los que actualmente realizan el papel de padres de familia no tienen en sus anhelos educar a sus hijos en la virtud, quizá porque ni ellos lo están. Por eso los proyectos que sueñan para sus hijos están en que sean personas que ganen mucho dinero, tengan una vida llena de comodidades y si se puede, ausente de esfuerzo y sufrimiento.
Cuanta falta hace en nuestra sociedad la vivencia de la virtud, regular nuestros deseos en total coherencia con el bienestar personal y común. La voluntad del hombre sano, entero y honrado está naturalmente orientada hacia su bien y solo cabe deliberar y decidir sobre los medios para alcanzarlo. No tiene sentido deliberar, ni tomar decisiones sobre asuntos que escapan a nuestro alcance, sobre cosas que no están en nuestras manos hacer u omitir.
A las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir nada, porque tanto el exceso como el defecto destruye la perfección, mientras que el justo medio la conserva, tal como en su momento lo proponía Aristóteles.
La determinación del justo medio debe tomar en cuenta condiciones también concretas; no resulta de la aplicación de una pura y simple fórmula, se exige discernimiento, pensamiento deliberado y reflexionado que se ejerce en contacto con la experiencia. La virtud se forma por la repetición de actos. Repitiendo, vamos adquiriendo el correspondiente habito de decidir bien, y es así como la virtud se incorpora a nosotros como una segunda naturaleza, que nos permite decidir bien en lo sucesivo con naturalidad y sin esfuerzo, casi sin darnos cuenta.
Hay que reconocer, que a diferencia de lo que la mayoría piensa, podemos ser potencialmente perjudiciales o no, poseemos en potencia la virtud y el vicio. Pero podemos elegir libremente. Somos responsables de nuestros hábitos y de la potencialidad actualicemos.
No hacemos el bien porque seamos buenos, sino al revés, somos buenos porque hacemos el bien, pues es haciendo el bien como nos hacemos buenos. Hay defectos congénitos del carácter y del cuerpo. De ellos no somos responsables y, por tanto, no puede ser objeto de elogio y censura. Pero los hábitos adquiridos, las virtudes o vicios, sí pueden ser elogiados o censurados, pues somos responsables de ellos.
La virtud es el mejor hábito, por consiguiente, es lo mejor del alma. Aquí se relaciona la virtud con la felicidad porque es el bien supremo. Resultará entonces, que la felicidad es el acto de un alma virtuosa, entonces la felicidad es el acto de una vida perfecta conforme a la virtud perfecta, por lo tanto, creo que los anhelos de felicidad no los estamos buscando en donde debemos, por eso siempre experimentamos el vacío. l
kPOR DR. JOSÉ EMILIANO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ
LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA DIPLOMADO
EN NEUROPSICOLOGÍA | www.dremilianorodriguez.com | @dr_emilianordgz