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presencia en Costa Rica, Suiza y España

todo en el área de la salud, la aventura y el trabajo en el cuerpo diplomático/ consular, o bien en empresas y firmas españolas o multinacionales localizadas en República Dominicana (Gallardo Rivas, 1995, y Sørensen, 1996, citadas por Alcalde, 2011; VOMADE, 2007). Sin embargo, no es sino hasta la década de los ochenta cuando la emigración laboral dominicana empezará a tomar forma y a consolidarse como tal.

1.1. Feminización de la migración dominicana y su presencia en Costa Rica, Suiza y España

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La migración de las mujeres hacia Europa y países de América Latina se analiza como un pilar importante a partir de la década de los noventa, como señalan diversos estudios (ONU Mujeres, 2012; CEPAL, 2010).

A partir de la década de los 90, varios países de América Latina y el Caribe se destacaron por ser a la vez fuente y países receptores de una nueva y dinámica modalidad de migración protagonizada por mujeres que migran fundamentalmente hacia países de la misma región o hacia Europa; que lo hacen de manera autónoma, bien con un proyecto propio no ligado a un proyecto familiar, bien como pioneras de un proyecto migratorio del hogar; y que se insertan en destino en el empleo de hogar o, de manera más genérica, en el sector de cuidados (ONU Mujeres, 2012: 11).

Dentro de los flujos migratorios de mujeres en la región se presentan las mujeres dominicanas. El hito de la migración femenina dominicana se ubica en la década de los 90 (igual que el resto de Latinoamérica) con predominio de migración irregular. Junto a esta emigración irregular se encuentran tejidas las redes de trata en las que fueron víctimas muchas mujeres dominicanas que se vieron sometidas al comercio sexual.

República Dominicana se dio a conocer como un país de origen de trata de mujeres para la industria del sexo en la década de 1990. Desde entonces, se ha convertido en un país de origen, tránsito y destino para hombres, mujeres y niños sometidos a la trata sexual y al trabajo forzoso. Las

mujeres, niñas y niños dominicanos son objetos de trata sexual dentro del país, así como hacia destinos en el Caribe, Europa, América Latina, Medio Oriente, Asia y Estados Unidos (Sørensen, 2019: 15).

La feminización de la emigración dominicana está vinculada a la desigualdad de género en nuestra sociedad. La medición de esta desigualdad se realiza desde el índice de desigualdad de género que «mide la desventaja de las mujeres en función de su empoderamiento, mercado laboral y salud reproductiva, y sigue siendo uno de los más elevados a nivel regional, alcanzando el 0.47 % en 2015» (PNUD, 2015:29).

Uno de los aspectos claves en el análisis de la feminización de la emigración de la población dominicana es la mirada al rol reproductivo de las mujeres, de fuerte peso sociocultural, sostenido en una sociedad patriarcal con un imaginario cultural donde la segregación de los roles de género está muy presente y que convierte a las mujeres en únicas responsables de las familias.

De República Dominicana, contemplan cómo un porcentaje no pequeño de sus mujeres parten en busca de mejores condiciones de vida para sí y para los suyos. Esta última variable, «para los suyos», es una de las características inherentes a la inmigración latinoamericana, decisiva en el caso de la dominicana (VOMADE, 2007).

Este carácter familiar y colectivo de la migración femenina aparece en estudios de la emigración dominicana hacia Estados Unidos, donde se destacan las diferencias de género en los motivos de la emigración en hombres y mujeres. Mientras los argumentos de los hombres son individualistas, las motivaciones de las mujeres son más orientadas a la familia y sobresale en ellas el sentido de sacrificio para el bienestar familiar (Grasmuck y Pessar, 1991; Vargas /INSTRAW, 2008).

Migración de mujeres dominicanas a Costa Rica

La década de los 90 aparece como un hito importante en la migración dominicana a Costa Rica. Las personas entrevistadas con más tiempo en el país señalan que llegaron a inicios de esta década y finales de los 80. Sin embargo,

reconocen que existe un grupo importante de personas que llegaron mucho antes, en la década de los sesenta. Dentro de esta población que emigró, se encontraban algunos profesionales de distintas áreas que llegaron a realizar estudios de posgrado y maestría y que se instalaron allí. Junto a este flujo migratorio se indica el de personas de origen dominicano que llegaban a través de Panamá, utilizando a Costa Rica como país de tránsito hacia Estados Unidos.

En los datos que registra la Embajada dominicana en Costa Rica, se señala que el total de personas de origen dominicano en Costa Rica se aproxima a unos 7,000, de los cuales 56 % son mujeres y el 44 % hombres. En esa información se incluye a personas en condiciones regulares e irregulares.

La migración regular a Costa Rica es más reducida que la irregular por las restricciones existentes en el país. Se requiere un visado de Costa Rica o de Estados Unidos, y el visado cuenta con muchos filtros donde pesa el nivel de ingresos y las condiciones socioeconómicas de las personas. Estas restricciones han generado que una gran parte de la población dominicana ingrese históricamente a Costa Rica de forma irregular desde Nicaragua o Panamá, por vía terrestre.

La población dominicana en Costa Rica se dedica a distintas actividades económicas según los relatos, teniendo mayor peso cuantitativo los salones de belleza, barberías, trabajo sexual, trabajo doméstico, tiendas de celulares, talleres de mecánica, restaurantes-sodas (cocina y servicio de camarera/o), hotelería (animación y camareras) y ventas ambulantes particulares. La distribución de esta población en Costa Rica abarca casi todo el territorio, incluyendo tanto el centro de San José como las zonas fronterizas con Panamá y Nicaragua, y las zonas turísticas de la costa del Caribe y del Pacífico.

Migración de mujeres dominicanas a Suiza

Si bien (como se planteó anteriormente) las migraciones de población dominicana hacia el exterior inician de forma significativa después de la muerte de Trujillo, en el caso de Suiza este flujo migratorio se identifica en la década de los 80, como muestran las historias de vida recabadas, pero hay relatos de mujeres que emigraron a Suiza a mediados de los setenta. Igualmente, en el estudio de la migración dominicana a Suiza se establece esta década como la época en que se asienta la emigración de la población dominicana (en su mayoría mujeres), y se establece un análisis de las condiciones socioeconómicas y

políticas del país, que pasaba por una gran crisis vinculada a los cambios en las fuerzas macroeconómicas de la región, las cuales contribuyeron al derrumbe de las exportaciones de la industria agrícola nacional y redefinieron las bases económicas del país. Junto a ello se produjo en la República Dominicana el crecimiento del turismo internacional, y las consiguientes relaciones transnacionales que se establecieron entre dominicanos y ciudadanos suizos produjeron la primera ola de dominicanas a Suiza (Petree y Vargas, 2005).

La migración de las mujeres dominicanas a Suiza tiene como punto de partida el crecimiento de la industria del cabaré en Suiza —que se remonta en este país a la década de 1920— con la captación de bailarinas de África, Asia y Latinoamérica: «[…] la industria del cabaret empleó las emergentes relaciones transnacionales entre Suiza y República Dominicana con una nueva estrategia de negocios y aquellos países con un historial de turismo sexual, como República Dominicana» (Petree y Vargas, 2005: 86).

En este contexto histórico-social del desarrollo de la industria del cabaré en Suiza y de la creciente inmigración, generada por la apertura a la inmigración de mujeres de diferentes países (entre ellos República Dominicana), se produce el establecimiento del permiso L en 1981, el cual se establece como permiso laboral temporal para:

[…] proteger mejor los derechos de las mujeres trabajadoras en barras de cabaret y para regular su empleo; Suiza estableció un permiso laboral temporal dirigido específicamente a las bailarinas de cabaret […]. Este permiso fue negociado en primera instancia por los representantes del gobierno y los dueños de cabarets y se estableció un contrato de trabajo estándar que estipulaba la naturaleza del trabajo requerido y el salario mínimo a ser percibido, determinando un límite en los impuestos que podían serles deducidos de sus salarios a las bailarinas y asegurándoles algunos derechos fundamentales, como el del seguro social, mínimo de edad requerido y bases legales para prevención y denuncia de posibles abusos (Petree y Vargas, 2005: 87).

En los relatos de las mujeres entrevistadas en Suiza aparecen las «pioneras»,2 que fueron las primeras en emigrar hacia Suiza en los años setenta y al

2 Esta es la forma en que la investigadora que realizó el trabajo de campo en Suiza denomina a las primeras mujeres dominicanas que emigraron a Suiza.

inicio de los ochenta. No necesitaban un visado para entrar en Suiza, solo una determinada cantidad de dinero y una dirección donde quedarse. La apertura existente para la inmigración femenina para la industria de cabaré marcó la inmigración de mujeres dominicanas a Suiza, las que fueron llevadas como «artistas» a los clubes nocturnos.

Muchas de estas mujeres luego se casaron y facilitaron la entrada de sus familiares a Suiza. Una de las mujeres contactadas relató lo siguiente:

Yo vine aquí en el año 77, me trajo un señor viejo, un suizo. El me conoció en la discoteca del Jaragua […]. Yo trabajaba como modelo para una persona de Santo Domingo que hacía ropa; yo le modelaba la ropa, pues era flaquita, tetona y era bien bonitica. El suizo se enamoró de mí. Me vio en un desfile y después me dijo que fuera a la discoteca del Jaragua. La señora para la que desfilaba me escribió los teléfonos en la ropa (por si me pasaba algo) y me dijo que llamara a la embajada […]. Así fue que yo vine a este país (Dominicana sobreviviente de trata Sz. 1).

En este relato se muestra claramente el manejo de la trata desde el supuesto contrato como bailarina para un club nocturno tras el velo del matrimonio. Ella fue enamorada por el hombre supuestamente para llegar a Suiza como casada y terminó trabajando en un club nocturno con un contrato de bailarina y explotada sexualmente.

En los relatos recogidos, las informantes hablan del visado tipo L con el que las mujeres llegaban a Suiza como bailarinas. Algunas de las entrevistadas indican que las llevaban a los clubes para que alternaran con clientes y tenían que sentarse a consumir champán con esos clientes. Indicaron que no era obligatorio que ejercieran de trabajadoras sexuales mientras consumían bebidas, solo les exigían que bebieran con los clientes; mientras más clientes esa noche, más ingresos obtenían. Pero, en otros relatos, las informantes indicaron que lo que realmente les dejaba ingresos era mantener relaciones sexuales con los clientes con los que bebían champán. En este sentido, para algunas entrevistadas ha sido difícil reconocer que eran víctimas de explotación sexual en los cabarés cuando tenían un contrato sostenido en el visado tipo “L” en el que solo se hacía referencia a la obligación de beber champán.

A principios del nuevo siglo se elimina el visado tipo L vinculado a contratos de bailarina (sigue en vigencia este visado, pero no para este tipo de

contratos), y la única forma de emigrar a Suiza desde República Dominicana es con una invitación de un familiar (en la que la persona que invita debe pagar una póliza de seguro médico de un elevado coste) o con una promesa de matrimonio. Según algunos relatos, una de las fórmulas con la que en la actualidad las dominicanas entran a Suiza es haciendo la ruta desde España, ya que las dominicanas tienen la doble nacionalidad y acceden a Suiza como ciudadanas de la Unión Europea, pudiendo entonces permanecer y trabajar por tres meses en Suiza.

En varios de los relatos se señala la vía del matrimonio con un ciudadano suizo como la vía de entrada. Esta vía se ha ido complejizando por las restricciones que le han agregado las normativas migratorias de Suiza, que imponen una serie de requisitos para constatar la existencia real del matrimonio. La persona invitada no puede estar en Suiza y debe demostrar la existencia de comunicación constante de forma extensa en el tiempo (con muestras de afecto) y viajes continuos del anfitrión a la República Dominicana. El proceso tarda unos meses hasta que se realiza el matrimonio.

No se obtuvo acceso a las estadísticas sobre la población dominicana en Suiza. El enlace que han facilitado instituciones entrevistadas solo cuenta con datos sobre población de personas que son ciudadanas europeas en Suiza y aspectos generales del gobierno de Suiza, ningún dato sobre la población de inmigrantes de países fuera de la Unión Europea.

Migración de mujeres dominicanas a España

En la segunda mitad de los años cincuenta, como bien plantea Romero Valiente (2002), se produce un ligero incremento de los permisos de residencia de ciudadanos y ciudadanas dominicanas, coincidiendo con el retorno a España de parte de los españoles (agricultores, técnicos, etc.) que se habían desplazado a mediados de esa década al país caribeño en respuesta a las demandas migratorias (colonización agrícola, Feria de la Paz) del Gobierno dominicano en la tiranía de Trujillo.

A pesar del señalamiento de Romero Valiente (2002) de este breve flujo migratorio, otros estudios indican el inicio tímido de la migración dominicana hacia España en la década de los sesenta por motivos vinculados fundamentalmente con la educación, la aventura y el trabajo en el cuerpo diplomático/

consular, en empresas y firmas españolas o en multinacionales localizadas en la República Dominicana (Gallardo Rivas, 1995, y Sørensen, 1996, citadas por Alcalde, 2011). Sin embargo, no es sino hasta los años 80 cuando la emigración laboral dominicana empezará a tomar forma y a consolidarse como tal.

La población dominicana ha tenido una fuerte integración y presencia en casi todo el territorio español. Esa integración ha hecho que la población dominicana en general y las mujeres, en particular, desarrollen su vida laboral en ámbitos muy variados, tanto profesionales (medicina, educación) como de servicios: salones de belleza, colmados, locutorios, trabajo doméstico, hostelería (cocina, camareras), etc.

La migración dominicana a España es desde sus inicios una migración femenina. La feminización de la migración dominicana hacia España y los países europeos, a diferencia de la migración dominicana a Estados Unidos, es señalada por diversas autoras (Gallardo, 1995; Sørensen, 1995; Alcalde, 2011; Sørensen, 2005).

A diferencia de la migración hacia Estados Unidos, que a través de los años se ha compuesto de un número aproximado de mujeres y hombres, la migración en Europa tiene un elevado componente femenino. Alrededor del 85 % del total de los migrantes dominicanos en España son mujeres. La mayoría son oriundas de regiones rurales marginadas que no tienen redes transnacionales con Estados Unidos. La gran parte de las migrantes trabaja en el servicio doméstico limpiando, cocinando o cuidando niños, enfermos y ancianos (Sørensen, 2005: 14).

La migración dominicana a España se ha ido manteniendo a lo largo de los años. En el gráfico que aparece a continuación (gráfico 1), se observan los datos de la evolución histórica que presenta la migración dominicana hacia España desagregada por sexo.

100,000 90,000 80,000 70,000 60,000 50,000 40,000 30,000 20,000 10,000 0 Gráfico 1. Evolución de la migración dominicana a España (censada) en el periodo 1998-2021

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Totales Mujeres Hombres

2016 2017 2018 2019 2020 2021

Fuente: Elaboración propia a partir de las estadísticas del Padrón Continuo (años 1998 al 2021). Población extranjera por nacionalidad, provincias, sexo y año. Instituto Nacional de Estadística (INE, 2021).

En el gráfico anterior (1) se observa cómo al inicio del flujo migratorio había una brecha importante entre la cantidad de mujeres que migraban hacia España (76 %) y la de los hombres (24 %), según los datos consultados de la estadística del Padrón Continuo. A lo largo de los años esta brecha se va reduciendo, alcanzando un 54 % en el caso de las mujeres, frente a un 46 % en el caso de los hombres.

En términos generales, se presenta una marcada tendencia al alza en la migración dominicana a España desde el año 1998, con un incremento en el año 2004 y en el 2007. Hay que destacar que en el 2007 inició una fuerte crisis que afectó a muchos países, entre ellos España (aunque, aun así, todavía fue foco de atracción de la migración dominicana, tanto femenina como masculina). Después de un periodo de meseta, se observa una fuerte caída de la población dominicana registrada en el Padrón Continuo en el año 2013, que se intensifica a principios del 2020, coincidiendo con la situación de pandemia global derivada del COVID-19, y que se ha mantenido en lo que llevamos del año 2021.

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