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sobrevivientes de trata en Costa Rica, Suiza y España
from Trata mujeres dominicanas Costa Rica, Suiza y España marco estudios de género, migración y desarroll
En el mapa anterior se muestra la procedencia de las sobrevivientes de trata entrevistadas en Costa Rica, Suiza y España. El flujo de la trata hacia estos países está concentrado mayormente en la región del Cibao, en menor grado en el suroeste y Santo Domingo. En la región este solo se encontraron casos de sobrevivientes de trata en Costa Rica procedentes de la provincia de El Seibo.
Las provincias desde donde los flujos de trata se desarrollan, histórica y actualmente, con mayor fuerza en los tres países (según los datos de la procedencia de las entrevistadas) son: Santiago, Santo Domingo, San Cristóbal y San Juan. Las provincias que tienen flujos de trata hacia dos países son: La Vega, Monseñor Nouel, Puerto Plata, Espaillat, Azua y Barahona.
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Esta procedencia se confirma con los casos de víctimas de trata acreditadas en las instituciones gubernamentales y no gubernamentales de los tres países.
3.6. Conclusiones sobre el perfil sociodemográfico de las sobrevivientes de trata en Costa Rica, Suiza y España
Las sobrevivientes de trata entrevistadas en Costa Rica, Suiza y España llegaron a estos países muy jóvenes; algunas incluso eran menores de edad a quienes les arreglaron sus documentos para que aparecieran como mayores de edad (Suiza). El rango de edades donde se concentraba la mayor parte de las mujeres cuando llegaron a estos países se encuentra entre los 18 y 25 años; en el caso de España, este rango se extiende a los 30 años. En el momento de las entrevistas, muchas de ellas estaban por encima de los 35 años y en algunos casos llegaban a los 60 años.
Estas condiciones de edad muestran el perfil que se maneja en la captación de mujeres en las distintas comunidades: jóvenes (que pueden ser adolescentes) que asumen o viven estereotipos de género acorde a la cosificación sexual de la mujer y que tienen necesidades económicas provocadas por ser madres adolescentes con hijos e hijas que tienen un padre ausente que no asume su responsabilidad. En las conversaciones con tratantes, estos señalan la búsqueda de este perfil para la captación de las mujeres que van a ser introducidas en las redes de trata: «En tu país se cuenta con muchas mujeres jóvenes que son de escasos recursos y que se ven bien, sobre todo en los campos y en lugares pobres. Muchas de ellas ya tienen hijos, tienen más necesidad»
(tratante 2 C. R.). A esto se le agrega la presencia en las familias de mujeres que ya han emigrado y promueven la trata.
Otro aspecto en el perfil de las sobrevivientes que favoreció su reclutamiento es la baja escolaridad. Esta baja escolaridad tiene causas estructurales en nuestro sistema educativo, el cual arrastra históricamente deficiencias en la calidad (EDUCA, 2019) que se ven acompañadas por la alta deserción escolar que afecta notablemente a la población adolescente y joven de zonas vulnerables. En la actualidad, el 41.6 % de jóvenes entre 19 y 24 años no ha completado la secundaria, y el 24 % de los que completaron la secundaria no se había matriculado en los estudios superiores para el 2019 (Educa, 2019).
Las sobrevivientes de trata han sido víctimas de esta realidad socioeducativa en la que la deserción escolar ha afectado notablemente sus oportunidades de unas mejores condiciones educativas. Esta deserción está bañada de factores causales como la violencia de género en uniones tempranas, la pobreza extrema, la reproducción de roles tradicionales de género y el haber sido víctimas de trata para servidumbre doméstica en su niñez, situación normalizada como «entrega a una familia de crianza para que ayude». Como ya se ha dicho, esta última práctica es similar al «restavec» (modalidad de trata en Haití). Y aquí, en el país, ha sido vivida por ciertas mujeres en su niñez, lo que se visibiliza en el estudio sobre la trata interna de niños, niñas y adolescentes en la República Dominicana de Vargas y Maldonado (2018).
Se muestra así como algunas sobrevivientes de trata han sido víctimas, a lo largo de sus vidas, de distintas modalidades de trata que se encuentran normalizadas en la sociedad dominicana y que han iniciado desde su niñez en virtud del contexto social.
La baja escolaridad favorece la captación de las redes de trata no solo por la vulnerabilidad socioeconómica que genera, sino también por la escasa información y orientación de las víctimas para identificar la trama de engaño y explotación que oculta la trata. Es así como una joven que es captada en la República Dominicana, y a la que le dicen que la van a llevar a Costa Rica, pero la trasladan por Colombia, El Salvador o Nicaragua, podría identificar (si contara con conocimientos geográficos generales) el absurdo de esta ruta. Igual una joven que fue víctima de trata en España, que salió de Punta Cana y la llevaron a Rusia, Turquía y Grecia antes de llegar a España.
Esas bajas condiciones educativas todavía afectan a las sobrevivientes de trata en los tres países porque no tienen acceso a fuentes de empleo formal ni
de ingresos que les posibiliten un desarrollo integral, debido a los requerimientos de los puestos de trabajo, que demandan ciertas calificaciones educativas y certificaciones que ellas no poseen. Incluso cuando, en un trabajo en un restaurante, les piden que tengan un noveno concluido (Costa Rica), no pueden mostrarlo porque eso supone que deben solicitar la certificación de estudios en la República Dominicana y sus familias no cuentan con herramientas para ello.
En el caso de las hijas de las sobrevivientes de trata en los tres países, las condiciones educativas y oportunidades laborales son diferentes. No se sigue reproduciendo el círculo de la trata ni de los roles tradicionales de género asociados a la inserción laboral. Las hijas llegan en edades tempranas a Costa Rica, Suiza y España y logran insertarse en el sistema educativo de estos países, culminan sus estudios secundarios y, en varios casos, entran a la educación superior. Esto ocurre igualmente con las hijas de sobrevivientes de trata que se quedaron en la República Dominicana, que, en varios casos, están realizando estudios superiores.
Las sobrevivientes de trata en los tres países establecen como prioridad reagrupar a la familia y enviar remesas para lograr que sus hijos e hijas rompan con los círculos de victimización de la trata para explotación sexual, matrimonio servil y explotación laboral que ellas han vivido y obtengan un mayor nivel educativo que les brinde las oportunidades de desarrollo integral que ellas no tuvieron.