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5.1.3. Violencia de género

por la desconfianza existente en la población adulta en relación con la niñez. Por otro lado, se presentan relatos de abuso sexual en la niñez no reconocido por las sobrevivientes de trata. Ellas identifican estas acciones como voluntarias y no reconocen que eran adolescentes abusadas sexualmente por hombres que les doblaban la edad. Una de ellas quedó embarazada y el señor no quiso reconocer a su hijo.

5.1.3. Violencia de género

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El papá de mis hijos se puso violento cuando teníamos 19 años juntos. Me casé toda una adolescente con él. Él se puso violento. Él era chofer de autobús. Yo lo dejé, pero no me dejaba tranquila. Un día intentó matarme. Me tiró el carro encima. Tuve una depresión por eso. Duré un mes interna en Navarrete. La presión no me bajaba y lloraba todos los días. Mis hijos no me dejaron que lo cogiera preso. Mi hija me dijo que yo no estaba trabajando y que ella estaba estudiando, que no lo metiera preso (dominicana sobreviviente de trata 5 C. R.).

En este relato se muestra el caso de una sobreviviente de trata que entró en las redes de trata escapando de un posible feminicidio. El papá de sus hijos intentó matarla tirándole el carro en la calle. Ella lo denunció y tenía la orden de captura, pero no la ejecutó por la presión de su hija y de su hijo. Se necesitaba mantener la relación cargada de violencia para sobrevivir.

Gran parte de las sobrevivientes de trata han sido víctimas de violencia de género. La violencia está presente en sus vidas en varias relaciones de pareja y se convierte (en varios casos) en una de las causas de su emigración y su captación en redes de trata.

En muy pocos casos de violencia de género las mujeres denunciaron, aun cuando llegara a haber intentos de homicidio e intentos de suicidio como consecuencia de la violencia. La principal barrera para la denuncia es la misma familia. Hijos, hijas y familiares que les piden que no denuncien debido a las necesidades económicas y el miedo al agresor.

En términos generales, son frecuentes los casos de mujeres migrantes que han vivido situaciones de violencia intrafamiliar en sus países de origen, violencia que en ocasiones también se da contra sus hijos. Ellas ven la salida migratoria como una solución a sus problemas y a los de sus familias (hijos,

madres, etc.). Ahí es donde actúan los enlaces que tienen las redes en las comunidades: identifican rápidamente la situación y las penurias que viven algunas mujeres, y estas, en esas condiciones, pensando en ese futuro mejor, pueden volverse fácilmente víctimas de las redes de trata.

Allí un 80 % de las mujeres dominicanas somos madres y padres, ¿tú sabes? Lamentablemente —hay excepciones—, pero la gran mayoría de los hombres dominicanos son malos padres, malos esposos. Desde que una mujer tiene varios años con ellos y tiene un hijo, cambia todo. Ese es el principal problema en el que yo creo que radica todo, ¿sabes?: la falta de responsabilidad de los padres, el maltrato muchas veces físico y mental a las mujeres, el abandono de las autoridades políticas, vemos que estamos desamparadas. Pero el problema radica principalmente en la mentalidad del machismo de los hombres dominicanos[...], en la falta de consciencia de los hombres [...]. Yo he estado en otros países y me han preguntado: «Pero ¿qué hacen los hombres en tu país que todas las mujeres tienen que salir por los mismos motivos?». Pero algunas tenemos las agallas para quedarnos solas con nuestros hijos y salir adelante. Yo fui víctima de maltrato y eso me cambió la vida, ¿sabes? Mi hija se me enfermó en un momento en el que creía que me moría, que yo salí adelante por ella. Muchas veces me decía por mi cabeza: «¿Qué haces viva?, ¿qué haces con tu vida?». Pero, por mi hija, tuve la fuerza de dejarlo todo y me fui a casa de mi madre, en una comunidad fronteriza con Haití. Me puse en contacto con un amigo de la familia, de su hermano menor, que estaba haciendo un trapicheo con unos contratos con unos eslovenos que ofrecían casa, alimentación, un salario de €700.00 [...]. Y pensé: «Trabajo dos años y por lo menos les compro una casa a mis hijos [...]» (dominicana sobreviviente de trata 11 Esp.).

Esta cita de una sobreviviente de trata en España muestra cómo la violencia y la desigualdad de género marcan la migración y la exposición a la trata de las mujeres dominicanas, lo que es común en aquellas que fueron víctimas de trata en Costa Rica, Suiza y España.

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