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el proceso de trata

5.2. Distintas manifestaciones de violencia vividas en el proceso de trata

Las sobrevivientes de trata fueron doblemente víctimas en el proceso de trata: tanto en el momento de su captación en las redes como en los mecanismos de control y coerción que padecieron durante el tiempo en que estuvieron sometidas a la explotación sexual y explotación laboral por la trata.

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a) Violencia ejercida por familiares en la modalidad de trata para explotación laboral y servidumbre doméstica

Me quería ir a mi país. Era un infierno lo que estaba viviendo. [Me] sentí viviendo cosas que no tenía que vivirlas, algunos gritos, maltratos […]. Aguantar eso si en mi país no lo he pasado (dominicana sobreviviente de trata 1 C. R.).

La cita se extrae del relato de una joven sobreviviente de trata en explotación laboral y servidumbre doméstica perpetrada por una tía. Además de la condición de trata, ella era maltratada física y psicológicamente.

b) Violencia física y sexual en condiciones de trata con fines de servidumbre doméstica

A mí me llevaron a trabajar en una casa de familia desde Dominicana; traía un contrato a España para eso. En la casa de familia fue un infierno. Me maltrataban, no me pagaban, el esposo de mi patrona me acosaba. No podía denunciar ni salirme de allí porque tenían mis papeles y me amenazaban con llevarme a Migración para que me deportaran (dominicana sobreviviente de trata 9 Esp.).

Se presentan algunos casos de mujeres que entraron a España con contratos para trabajo doméstico y terminaron siendo víctimas de trata en estos hogares. La explotación para servidumbre doméstica estaba combinada con violencia física y sexual.

c) Violaciones sexuales vividas en la situación de trata para explotación sexual

El dueño del negocio se iba a las habitaciones y te violaba, y uno no podía decir nada. Él tenía mis documentos y yo estaba ilegal; uno tiene que aguantar todo siendo ilegal (dominicana sobreviviente de trata 11 C. R.).

La retención de las mujeres en situación de trata es aprovechada por dueños de negocios para violarlas y convertirlas así en sus esclavas sexuales.

d) Violencia física y psicológica de dueños de negocios y clientes

A veces uno tenía un cliente que era grosero; me maltrataba y tenía que callarme porque estaba ilegal. Ya no lo aguanto porque tengo mis documentos (dominicana sobreviviente de trata 10 C. R.).

Esta cita es de una sobreviviente de trata en Costa Rica que relata la violencia física y psicológica que vivían las víctimas de trata en los negocios. Aguantaron en silencio, sin denunciar, por su condición de irregularidad migratoria.

En Suiza, igualmente muchas mujeres soportaban violencia y malos tratos en los negocios por miedo a quedarse solas, a dormir en la calle y a quedarse sin dinero para pagar sus deuda y enviarles a sus familias. Los tratantes se aprovechaban de esta situación para explotarlas y para abusar de ellas. Solo las mujeres que sabían sus derechos eran capaces de enfrentar y frenar las situaciones de abuso, pero esas eran las menos. Una sobreviviente de trata entrevistada relata lo siguiente:

El explotó muchísimas mujeres. La mayoría de las mujeres eran mujeres mayores que yo, tenían más miedo, eran más humildes, venían con préstamos, tenían los hijos allá. Y, lógico, si él le decía al empresario «esta tipa es una desobediente, no hace nada», otro dueño de un cabaré no le hacía los contratos. Y las chicas tenían pavor, pavor. A mí, una noche, me mandó a estar con un tío; tenía 150 francos para champagne y 50 para mí. Me dice que «vaya a hacer pared con él». Le digo yo: «¿Que me vaya a hacer pared con quién por 50 francos?». Me dice: «Sí porque lo digo yo». Le dije: «No, mi amor, este es mío

y le pongo el precio yo. Y puedes hacer lo que quieras. Y si me echas ahora, me tienes que pagar mi contrato completo y pagarme un hotel; no soy igual que todas estas idiotas que tienes aquí». Yo todo el tiempo sabía lo que me corresponde, pero no todas eran así (dominicana sobreviviente de trata 11 Sz.).

e) Violaciones sexuales en la República Dominicana, en el proceso de captación, perpetradas por hombres que forman parte de la red tratante

Llegó el día que me recogió un señor en mi casa, mandado por la señora. Quise borrar ese nombre. El señor llega a mi casa, me recoge, mi mamá lo ve; él era supuestamente pastor. Ella estaba muy confiada. Íbamos todo el camino […]. Cuando llegamos a Santo Domingo, como yo no conocía Santo Domingo, él se fue por un lugar a un apartamento. Él me dijo, cuando llegamos al apartamento: «Tiene que subir conmigo». Él me dijo que todas las mujeres que él llevaba tenían que hacer lo que él diga [sic]. Lo único que hice fue que me puse a orar, me encomendé a Dios. Le dije: «¿Qué usted quiere?». «Usted sabe, mamita», empezó a pasarme la mano. Yo digo que no fue una violación. ¿Qué iba a hacer yo? Era la primera vez que lo veía, yo simplemente cedí. Me dio asco; era un gordo, mal oliente, sudado, cochino. Yo empecé a llorar. No volví a hablar más desde que ya terminó. Por dicha se puso condón. Yo no llevaba eso porque yo no iba para eso. Nos fuimos al aeropuerto (migrante dominicana 14 C. R.).

En la cita se describe una violación sexual cometida por el encargado de recoger a las jóvenes en sus comunidades para llevarlas al Aeropuerto Internacional de las Américas. En ese trayecto las violaba. En la descripción, la sobreviviente de trata no identifica lo sucedido como violación porque ella no se resistió, cedió al hecho porque no le quedaba otra opción. Esta confusión sobre lo que significa ser víctima de una violación sexual aparece en otras sobrevivientes que niegan que fueron violadas, pero en sus relatos se muestra claramente que vivieron abusos sexuales de distinta índole.

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